Entrega nº 96. 16 de agosto

– En la infancia, se enseña a considerar a los fantasmas como seres terroríficos y, desde esa edad, el sentimiento de miedo hacia ellos no cesa. En la infancia, se enseña a considerar a las orugas como seres terroríficos y, desde esa edad, el sentimiento de miedo hacia ellas no cesa. Recuerdo que en mi infancia, a mi abuelita le gustaban mucho los sapos. Todas las noches, después de cenar, se sentaba en la galería del salón, se acercaba un cenicero, y tomaba el aire fresco mientras fumaba una pipa. Entonces, un sapo salía pesadamente de entre la espesura de los helechos, goteando bajo una pileta de piedra. Se acercaba poco a poco, venía a comer las sobras de tabaco y se iba a esconderse de nuevo por la parte de las azaleas. Mi abuela era enormemente feliz por eso, y así estuvo observando este ritual durante mucho tiempo. Todavía siento un tremendo cariño por los sapos, y por ello me resulta extraño que haya tanta gente que los odie. Cosas como leer libros, trabajar duro, echarse la siesta o incluso beber alcohol, son acciones que se hacen en la familia; vistas, escuchadas… vividas en mi infancia, y naturalmente se han convertido en hábitos. Por eso la educación familiar es fundamental.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Shiki evoca la figura de su abuela de forma muy entrañable llamándole “abuelita”.

– Por lo que Shiki refiere en otros pasajes, cuando habla de los helechos, seguramente se refiere a los “pirrosia lingua”.

– El padre de Shiki era alcohólico y falleció cuando él apenas tenía cinco años. Shiki tomaba alcohol en alguna ocasión, pero nunca fue un gran bebedor.