Archivo de la categoría: Casa de ciguas y de perros (Rafael García Bidó)

Haibuns mensuales

TARDE DE FEBRERO

En la tarde anduve con los perros por el área verde en las cercanías del río Isabela.

Me interné por sendas que sólo ahora, en la época de sequía, se hacen transitables. Los matojos conservan sus flores secas y el verdor de la yerba comienza a marchitarse.

Aún así hay espacios de yerba tupida, donde Bu, el galguito joven, parecía flotar en los brincos de su veloz carrera.

Y entre la maleza, qué bueno encontrar una corriente de agua, clara y silenciosa, que deja ver las piedrecitas tranquilas de su fondo.

Ya cayendo el sol retornamos. Acompañados por la brisa.

 

Canto de ciguas.

Los perros, detenidos,

olfatean.

 

El agua clara.

Donde se ve la tierra

y se ve el cielo.

AÑO NUEVO

La mañana del día de Año Nuevo es de puro ocio, de un no hacer, ni siquiera pensar.

Me levanté con el sol ya alto, pero aún ascendiendo por los cielos del este, y ahora cantan y revolotean las ciguas, distante se oyó el pájaro bobo, sopla una brisa fresca, ha llegado un colibrí. Todo sobre un gran silencio de los humanos que descansan de sus fiestas, sus afanes y sus máquinas.

El tiempo tiene el encanto de una primavera, de un primer día del mundo, de un transcurrir ilusionado. Nada ha sucedido en el año. Todo es expectativa. La rueda de la fortuna comienza un nuevo giro. A mis pies, como una extensión de mis extremidades, se ha acomodado el perro. Silencio y ciguas acaparan la atención.

Cielo del primer día.

¿A quién le gusta

el té de tilo?

 

Silencio y ciguas.

De repente el ruido

de un motorista.