Archivo de la categoría: Una cama de enfermo de seis pies de largo (Elías)

Entrega nº 21. 2 de junio

– Hasta ahora había malinterpretado eso a lo que llaman «comprensión» en las escuelas budistas zen. Creí que alcanzar la comprensión significaba que uno podía morir apaciblemente, fueran cuales fueran las circunstancias. Estaba equivocado: alcanzar la comprensión significa en realidad que uno puede vivir apaciblemente, sean cuales sean las circunstancias.

– Y entonces pregunto, así, a bote pronto: «¿El perro conoce la budeidad (Buddhahood)? Respuesta: «El dolor».

– Entonces, pregunto de nuevo: «¿Qué significa la venida de Bodhidharma por el oeste?

¿respuesta?: «El dolor»… nuevamente, respuesta: «El dolor».

 

Notas de las fuentes y comentarios propios

 

*A lo largo de toda la serie, frecuentemente los enlaces se hacen directamente a la fuente original, en idioma que no es el castellano, a fin de respetar dicha fuente y su posible lectura para quien, en caso de conocer el idioma, así lo prefiera. Cabe recordar que, en cualquier caso, todas las fuentes referidas en los enlaces permiten ser traducidas directamente on-line y leídas pues en castellano también.

– Con «la comprensión», Shiki se refiere al satori del zen, que a menudo se traduce como «iluminación» o «despertar«, pero cuyo significado literal es “comprensión” y hace referencia a eso y al «conocimiento», a la «conciencia» o al «significado verdadero u oculto».

– La Buddhahood, es entendida como budeidad, y se trata de la condición o rango de un «despertado» de Buda. La pregunta de si un perro conoce la budeidad, hace referencia a un kôan zen clásico llamado kushi busshô en japonés (Un monje le preguntó a Zhao Zhou, “¿Tiene el perro naturaleza Buddha? Zhao Zhou dijo, “Mu”). Shiki había leído la Colección del Acantilado Azul (Biyan Lu), una colección de 100 kōan en 10 fascículos del apogeo del budismo chân (zen en chino) de la dinastía Song.

– Cuando Shiki cita repetidamente el dolor, hace alusión transparente a la primera de las cuatro nobles verdades del budismo: todo es duckha, un término de difícil traducción   que puede incluir: dolor, tristeza, descontento, desilusión, insatisfacción, sufrimiento, incomodidad, sed, intranquilidad, imperfección, malestar, fricción, pesar, frustración, irritación, presión, ir contra corriente, agonía, vacío, tensión, angustia existencial, o «la carga o peso existencial inherente a la condición samsárica (humana)».

– Cuando Shiki habla de la venida del Bodhidharma por el oeste, hace referencia a otro kôan clásico del zen llamado «La venida del patriarca occidental» (en japonés Soshi seirai), refiriéndose al viaje de Bodhidharma desde la India a China.

– Tal vez en el contexto de esta entrega de Shiki, merezca la pena recordar sus versos:

akikaze ya / ware ni kami nashi / hotoke nashi

Algunas traducciones al castellano son:

de F Rodríguez-Izquierdo:

viento de otoño;

no hay para mí dioses,

no hay budas.

 

de José María Bermejo:

viento de otoño:

no hay dioses para mí,

no hay budas

 

de Justino Rodríguez:

ni budas ni dioses

para mí

vientos de otoño.

 

Solicito opinión para la comprensión profunda del texto, y me comentan que la conformación misma de la lengua japonesa permite lecturas, no excluyentes entre sí, de este haiku: ¿De qué habla Shiki? ¿Del viento en el que no percibe nada de los kamis ni de los budas? ¿Está simplemente haciendo declaración de su ateísmo? ¿Quiere decirnos que no hay para él ese «consuelo» de sentir que hay algo que sostiene la existencia? ¿O se nos muestra como alguien debilitado que no encuentra, en sí mismo, nada de la naturaleza de un kami o de un buda?

Poco más que añadir.

Entrega nº 20. 1 de junio

Cuando nos fijamos en la obra de Hiroshige titulada “Álbum de Ejercicios en Cursiva (Sôhitsu Gafu)”, entendemos que este pintor no posee la capacidad de invención que muestra en sus dibujos, a modo de esbozos, Keisai, que, aun dibujando unos bosquejos, están muy bien ejecutados. No obstante, pude obtener el segundo fascículo de ese libro y mirándolo desde el principio, he hallado en él mucho que apreciar, por lo que daré aquí dos o tres impresiones, sin hacer una crítica en regla.

Año tras año, para el 1 de enero, recibo un presente de Fumoto, que me ofrece una cesta de bambú con siete plantas y, por lo tanto, entiendo que estos deben ser los nuevos gustos de los floristas y jardineros de la era Meiji.

Ahora, descubro en el Álbum de ejercicios en cursiva, editada en el año 3 de la era Kaei -1851-, una obra que representa este tipo de decoraciones. Es una canasta de bambú con tres patas, en la que se han plantado pequeños brotes, en medio de los cuales se adivinan cuatro o cinco etiquetas. Lleva colocada en un lado, una pala. Siempre llevan exactamente siete plantas. Es un regalo muy refinado que parece que se hace en Edo desde hace mucho tiempo.

Puede verse también en la colección, una ilustración del Santuario de Kameido: se observa pórtico y capilla, pero también hay un río y un pequeño bosque. No hay nada a su alrededor, ni una sola casa. Parece que los lugares presentaban entonces un aspecto muy diferente de lo que se han convertido hoy.

En el mismo trabajo, hay cañas pintadas dentro de cuadrados pequeños separados por dos pulgadas. De las que están delante, solo está pintada la parte superior, es decir, la flor. En cuanto a las que están en la parte posterior de la imagen, por el contrario, solo pinta la parte baja, es decir, el tallo y las hojas. Me parece realmente algo muy raro, y quizás es un invento de Hiroshige, a menos que Korin ya lo haya hecho, o que provenga de una pintura occidental.

También en esta colección, hay un dibujo titulado Ôtsuki Plain. En primer plano, las montañas escarpadas bloquean el horizonte, y sobre ellas se destaca un monte Fuji alto en toda su blancura. Las imágenes del Fuji tienden a estar muy vistas, o parecer artificiales; son pocas las que, como esta, traducen toda la enormidad de Fuji sin recurrir a una combinación excepcional.

Se incluye asimismo en la obra, una imagen de pesca con cormorán. Un pescador, subido en su barca, sostiene unas cuerdas de seguridad en su mano izquierda, y una antorcha en su mano derecha. No sé cómo se practica la pesca con cormoranes, pero tengo la impresión de que es imposible en las condiciones que la imagen refleja, sacar los peces más grandes. ¿O realmente sí que es posible que los sacaran de esa manera?

 

Notas de las fuentes y comentarios propios

 

– El Álbum de Ejercicios en Cursiva (Sôhitsu Gafu) fue publicado en cuatro volúmenes entre 1848 y 1851.

Kuwagata Keisai (1764-1824), fue un pintor e ilustrador, famoso por su arte de “dibujo abreviado” (boceto, bosquejo) que tanto proclamó Shiki con sus teorías del sashei. Hace unos años, se ha publicado en Europa unas recopilaciones de su obra: “Bosquejos de Keisai. Aves, animales, personajes”, editado por C. Marquet, París, Institut national d’histoire de l’art/Arles, Picquier, 2011.

– Oka Fumoto (1877-1951), fue un poeta de waka. Janine Beichman, la biógrafa de Shiki, en su obra “Masaoka Shiki: His Life and Works” refiere que Fumoto era gran amigo de Shiki, que lo visitaba con frecuencia, y en cualquier caso no fallaba en las reuniones literarias que se hacían en casa de Shiki sobre tanka. En ellas, se comentaba y se motivaba a los más jóvenes a escribir tankas. Kyoshi llegó a comentar con cierta petulancia en Shiki Koji a Yo (Shiki y yo, 1915) que una pieza criticada negativamente por Shiki en una de estas reuniones, tenía pocas posibilidades de ser publicada en Hototogisu; pero admitió que las reuniones fueron un buen estímulo para escribir y así perpetuar la revista. Los miembros de esas reuniones, además de Kyoshi y Shiki, incluyeron a muchos de los discípulos y admiradores de Shiki en el haiku y la tanka: Kawahigashi Hekigoto, Sakamoto Shihoda –Shota- (1873-1917), Matsuse Seisei (1869-1938), Samukawa Sokotsu (1875-1954), Ito Sachio (1864-1913), Sato Koroku (1874- 1949), el propio Oka Fumoto, y Natsume Soseki (1867 – 1916).

– El Santuario de Kameido, en Tokio, es conocido por sus glicinas y por celebrarse en él el Festival de las Glicinas.

– Cuando habla de Kôrin, se refiere a Ogata Kôrin, pintor y lacador, sobre todo de biombos. Se hablará de él más extensamente en la entrega 27.

Ôtsuki Plain es un lugar de Ôtsuki, en el departamento de Yamanashi.

– La pesca con cormorán es una forma de pescar en agua dulce, usando cormoranes atados, muy usada en Japón desde 1300. Puede verse un vídeo clicando aquí.

Entrega nº 19. 31 de mayo.

(Nota del traductor: Excepcionalmente, cuando Shiki comenta tres grabados, en el propio texto se han incluido enlaces para poder observar los mismos conforme se lee. Tras la entrega de Shiki, en las anotaciones, se añaden comentarios sobre los mismos).

 

Ryftsai Hiroshige es uno de los más grandes maestros del grabado. En sus paisajes, siempre captura elementos que a otros artistas se les escapan. Cuando pinta sitios famosos, lo hace de manera muy especial, y consigue un gran sentido de la realidad, haciendo siempre que el paisaje resulte interesante y el resultado final sea muy artístico. Hiroshige prestó mucha atención a estos dos puntos (interés del paisaje y reproducción final) y siempre lograba sus objetivos. Esto, por sí solo, sería suficiente para demostrar que no era un pintor ordinario, pero, además, demostró un gran dominio de las reglas de la perspectiva. En otras palabras, coloca cosas cercanas que se ven grandes, y las lejanas pequeñas. Todo el mundo sabe eso, pero al parecer, nadie como Hiroshige era capaz de traducir de manera tan clara, la realidad a una imagen.

Por ejemplo, en primer plano pinta la gran lámpara bajo la puerta de Kannon, en Asakusa, y el pequeño edificio principal del templo, se ubica en la parte posterior. Pinta agrandadas las horquillas alineadas casi bajo sus ojos, y muy pequeño el santuario Ôtori, que queda detrás, a lo lejos. Se ve muy grande el paso de una barca que asoma, detrás la barca Yoroi, y los almacenes se van empequeñeciendo conforme están más lejos.

Hay pocos ejemplos en la pintura japonesa de tal uso explícito de la perspectiva. ¿Quizás Hiroshige lo descubrió mirando las pinturas occidentales? De todos modos, es una lástima que, a pesar de su magnífico genio pictórico, no abandonó nunca el Ukiyo-e (las Pinturas del Mundo Flotante). Quiero decir, que su pincel tenía pues, algo de vulgar.

 

…Notas propias y de las fuentes

 

– Las imágenes que Shiki comenta, pertenecen a la colección Cien famosas vistas de Edo (realmente, y a pesar de su nombre, la serie completa es de 119 imágenes). Los japoneses han estudiado y asimilado la perspectiva lineal occidental desde mediados del siglo XV, a través de libros occidentales que entraron en Japón primeramente por Nagasaki, pero, eso sí, reinterpretados y utilizados con su criterio y forma de entender el espacio. Se centraban en la disminución del segundo plano, prefiriendo el hecho de marcar los contrastes entre la proximidad y la lejanía aunando elementos heterogéneos, a la consecución de crear una homogeneidad global y espacial. El traductor al francés, recomienda a este respecto consultar el texto de Inaga Shigemi «La reinterpretación de la perspectiva lineal en Japón (1740-1830) y su regreso a Francia (1860-1910)», Actas de la Investigación en Ciencias Sociales, 49-1, 1983, p. 29-45, que hemos podido leer y descargar desde aquí (clicar).

  • Shiki habla del Ukiyo-e, concepto conocido en occidente como “Pinturas del mundo flotante” o “Estampa japonesa”, que es un género de grabados realizados mediante xilografía o técnica de grabado en madera. El Ukiyo (Mundo Flotante) es el nombre con el que se describe un estilo de vida urbano, principalmente de tipo hedonista, que se desarrolló durante el período Edo de la historia de Japón. El nombre supone una alusión irónica al término «Mundo Sufriente» o plano terrenal de muerte y renacimiento, en el que se basa el budismo. Este tipo de impresiones xilografiadas son hoy las más reconocidas y famosas, pero en aquel momento eran solo un género menor de pintura japonesa. Posteriormente, desde finales de la década de 1850, despertaron el interés en Occidente, convirtiéndose en una verdadera locura en la década de 1870 y 1880. En Japón, fueron reevaluadas y consideradas en la década de 1920.
  • Por abundar más en las imágenes que Shiki cita, nos basaremos en una edición especial de las Cien famosas vistas de Edo (Meisho Heido hyakkei), reproducida en 2007 por el Ota Memorial Museum of Art –Tokio- (en reedición Lamers-Schütze P. -dir.-, textos de Melanie Trede & Lorenz Bichler, 2010, ed. Taschen, Colonia). Comentaremos, en primer lugar, la que habla de unas horquillas y el santuario de Ôri. La obra se titula Asakusa tanbo Torinomachi môde (11/1857) o “Campos de arroz en Asakusa y la fiesta Torinomachi”. Es la imagen número 101 de la colección, y en la citada obra se dice literalmente:

“La estilizada silueta del Monte Fuji aparece, pequeña, a la roja luz del sol que acaba de ponerse. Su forma de cono regular se inscribe simétricamente en el retículo formado por las varillas de madera de una ventana que ocupa prácticamente toda la altura de la estampa.

La retícula, visible al haberse corrido las puertas shôji, insinúa que nos encontramos en una casa de té en Yoshiwara, donde las prostitutas apenas podían abandonar el barrio, y muchas veces ni siquiera las casas de té donde vivían. El gato blanco que mira hacia el espacio libre detrás de los barrotes ha sido realizado con la técnica de impresión kimedashi, lo que le da un carácter tridimensional que le hace resaltar de la superficie; es un símbolo de la cortesana que acaba de terminar su trabajo.

Un cliente ha abandonado recientemente el establecimiento: el cuenco de agua que se acaba de utilizar y la toalla tirada negligentemente son testigos de ello, al igual que los onkotogami o «servilletas de papel para el acto honorable», que sobresalen a la izquierda, semiocultos en la parte trasera de un biombo.

Delante se aprecia el regalo que ha traído el cliente: las «horquillas de zarpa de oso» (kumate kanzashi), un motivo que une la escena del interior con la fiesta de Torinomachi, que da título a la escena y que se celebra en el exterior.

Es la última hora de la tarde del Día del Gallo en el mes undécimo; en el fondo se aprecia esquemáticamente el cortejo festivo camino del templo de Chôkokuji. Los peregrinos llevan rastrillos alzados, en forma de zarpas de oso. Desde el siglo XII se empleaban como armas en la guerra para atacar al enemigo; aquí se han convertido en un símbolo para traer felicidad: con su ayuda, las ocupadas en la profesión atraerán clientes.

Esta estampa fascinó también a los europeos del siglo XIX, pues se reprodujo ya en un dibujo en blanco y negro en un artículo de William Anderson sobre Hiroshige, publicado en 1889 en la revista Le Japon Artistique”.

  • Para echar un vistazo a la interesante revista citada, Le Japon Artistique, se puede acceder a su índice y de ahí a su contenido clicando aquí. En cualquier caso y más concretamente, sí que recomiendo revisar el artículo citado de W Anderson sobre Hiroshige, al que se puede acceder para ver en línea o descargar, clicando aquí.
  • El referido kimedashi del gato de la estampa, es lo que en occidente se conoce como gofrado. El relieve, en las xilografías del ukiyo-e, se conseguía prensando el papel por detrás contra las marcas talladas en la plancha de madera. Como esto se hacía con el codo, la técnica se llamaba nikuzuri, o “estampación a la carne”.
  • El comentario que en la citada obra de la editorial Taschen se hace de otra de las imágenes que comenta Shiki, en este caso, de la que realza la gran lámpara bajo la puerta de Kannon y que originalmente se titula Asakusa Kinryuzan (7/1856) o El templo de Kinryûzan en Asakusa; la número 99 de la serie, es literalmente:

“El popular templo de Kinryûzan , dedicado al bod-hisattva Kannon y situado en el barrio de Asa­ kusa, forma parte asimismo de las atracciones de Edo que Hiroshige plasmó repetidamente desde diversas perspectivas y en diferentes estaciones del año. Las más frecuentes son las escenas nevadas, en las que se reúne una gran muchedumbre, con ocasión de las ceremonias budistas de fin de año, en los templos o delante de estos, en los mercados anuales. Por el contrario, en esta estampa -que se convertiría en todo un emblema de la atrevida obra tardía de Hiroshige- el tema en sí no es la atracción turística ni el tráfago de personas, sino la composición y el ambiente que crea.

La hoja de la «puerta del trueno» (kaminarimon), teñida de rojo y verde azulado, que se introduce sugestivamente a la izquierda, y la gigantesca linterna de papel, que entra en la escena desde arriba, crean un escenario impresionante y solemne a la vez, que deja la puerta Niômon y la pagoda libres a la mirada. En la linterna, y en un gran carácter negro sobre fondo rojo brillante, se aprecia el último signo de los donantes: «Shinbashi». La nieve y la sombra azul clara de la puerta de entrada dominan el plano medio y proporcionan un ambiente de silencio. Visitantes aislados, que se reproducen de espaldas, con paraguas cubiertos de nieve y sombreros, bordean el camino y se dirigen a la «puerta de los dos reyes vigilantes» (Niômon), que aparece -en rojo brillante- detrás de árboles nevados. De acuerdo con las leyes de la perspectiva central, su tamaño disminuye conforme crece la distancia.

La estampa fue aprobada por los censores en el séptimo mes de 1856, dos meses después de que la pagoda fuera restaurada e inaugurada solemnemente de nuevo, tras el devastador terremoto de 1855. Como en tantas otras ocasiones, Hiroshige traslada el edificio central al plano medio, donde aparece semioculto. Hiroshige reprodujo el lugar exactamente en este momento, en recuerdo de este importante acontecimiento”.

  • Por último, la otra obra comentada por Shiki es la de la barca Yoroi, que es la número 46 y se titula Yoroi no watashi Koami-chô (10/1857) o La barca Yoroi y Koami-chô. El comentario que adjunta la estampa es:

“Una nube amarilla, de tonos entre suaves y fuertes, brilla en un cielo casi blanco de corte inusual. La larga lista de almacenes para alimentos, de los que solo se presentan contornos, proporciona una idea de la riqueza y variedad material reinantes en Edo. La ausencia de color y la reducción debida a la perspectiva en la lejanía contrastan con mucho efecto con el primer plano de una dama noble, que lleva un vestido elegante y de dibujos en vivos colores.

Delante de los almacenes entra en la escena, desde la izquierda, la proa de un barco de transporte. La proa y la sombrilla de la dama se enfrentan una a otra, a alturas ligeramente desplazadas, lo que crea una unión formal entre las dos orillas. Entre ellas, un hombre remando de pie, en una postura que recuerda a los gondoleros venecianos. Al igual que Venecia, la serenissima italiana, también Edo estuvo fuertemente marcada por la omnipresencia del agua, por los numerosos canales y el transporte fluvial.

En la orilla izquierda del río Nihonbashigawa puede verse la barca Yoroi. Durante mucho tiempo, las barcas-trasbordador fueron el medio preferido para cruzar el río, sobre todo en las vías acuáticas que formaban parte del sistema de fosos de agua alrededor del palacio del Shogun, por lo que eran importantes para la defensa.

El amplio aislamiento del país, que comenzó el gobierno en 1639, y la estabilidad política que comenzó a con la dinastía Tokugawa reforzó la sensación de seguridad y llevó a construir cada vez más puentes, pues ahora se consideraban menos como una amenaza. Facilitaban el cruzar el agua y permitían una creciente movilidad, que benefició considerablemente el desarrollo del comercio”.

Entrega nº 18. 30 de mayo

– “Neisai es el más desafortunado de los eruditos, y yo estoy en segundo  lugar”. Esto es lo que pensaba hace dos o tres años, pero ahora, ya no sé quién es el primero.

– Shuchiku me envió una carta desde Nagasaki. La abro y observo que contiene un poema tipo chino-japonés. La carta dice:

Estando en Nagasaki, leo el Diario Haikai de Kyoshi (Haikai nikki) en el periódico Noticias de la Nación (Kokumin Shinpô), donde describe tu estado reciente, Maestro Shiki. Permanecí en silencio y abatido durante un buen rato. Luego, he compuesto una estrofa de cuatro versos, todos heptasílabos, que te envío, amigo y Maestro Shiki. Envío también una copia a Kyoshi.

En la temporada del bonito, me emborracho con un licor bien destilado.

Las innumerables hojas, como el humo, me provocan picor de ojos.

Pasa la media noche y no duermo… pienso en ti.

En lo alto del cielo, ¿Dónde estará la casita del cucú?”

 

  • Notas de las fuentes y comentarios propios

 

Neisai Noguchi (1867-1905), fue un escritor de poesía de estilo chino-japonesa de mediados de la era Meiji. Jugó un papel importante en la reactivación y el éxito de este tipo de poesía a finales de  los 1880 y principios de  los 1890. Nació en Hizen (antiguas Saga y Nagasaki), y estudió kanbun (un método de anotación de chino clásico para que pueda leerse en japonés) con los poetas (padre e hijo) Mori Shuntô (1819-89) y Mori Kainan (1863-1911); siendo compañero en estos estudios de su coetáneo Okubo Shônan (1865-1908). Publicó “Cien flores a través de las columnas literarias” y luego continuó su actividad de escritor, en particular la composición del haiku. Entonces, y por eso lo cita Shiki, enfermó de lepra y de tuberculosis. Murió con 38 años, finalmente asesinado por el hermano menor de su esposa, según narra el estudioso Wisted JT (Universidad de Michigan, con varios artículos traducidos al español) en un trabajo sobre la rima del kanshi en Mori Ôgai. Noguchi, que se carteaba e intercambiaba versos con el escritor Mori Ôgai, apareció finalmente en su obra Vita sexualis (el aprendizaje de Shizu), bajo el pseudónimo de Haraguchi Ansai. Ambos fueron considerados brillantes escritores de kanshi (poesía china en general, pero también la poesía japonesa escrita en chino por poetas japoneses). De hecho, ambos aparecen como los más destacados, en la prestigiosa antología de Kanda Kiichirô (1897–1983) sobre kanshis de la era Meiji (Meiji kanshibun shû). Del mismo modo, en Japón, el propio Ôgai, viene siendo considerado uno de los principales autores de su época, junto a figuras como la del discípulo de Shiki, Natsume Sôseki.

Honda Shuchiku (1862-1907) fue otro importante escritor de poesía chino-japonesa de la era Meiji (citado en el formidable trabajo sobre literatura japonesa “The Poetry of Dialogue: Kanshi, Haiku and Media in Meiji Japan, 1870-1900” de Robert Tuck en la Universidad de Columbia)

– El comentario que Shuchiku hace del Diario Haikai de Kyoshi (Haikai nikki), hace referencia al concepto Uta-Nikki que Kyoshi habría tomado de su maestro Shiki. Este, había venido escribiendo, cada vez más una prosa poética, a veces incluyendo haikus en ella (el concepto de haibun que ya introdujera Bashô), a veces tanka, a veces no poemas estrictos, pero siempre en un tono poético. Finalmente, Shiki acabó por desarrollar esa especie de haibun, pero no enfocado a un diario de viaje, sino a un diario personal, un diario de vida, “de mesita”. Así mismo, se podría decir que esta “cama de enfermo de 6 pies de largo” es un Uta-Nikki, una forma literaria pues, originaria de Japón y que en occidente se le ha llamado “diario poético”. Sus antecedentes, se encuentran en compendios japoneses del año 935, realizados por Ki no Tsurayuki. Recibía el nombre original de Nikki Bungaku. Los más conocidos del periodo Heian (794-1192 ddC) fueron los de Tosa, Kagerô y Murasaki, es decir, los Tossa Nikki, Kagerô Nikki y Murasaki Nikki.

– En el poema, Shuchiku, parece hacer referencia al tiempo, y con él a “la casita del cucú”, típica de un reloj de cuco (según diccionario de la Real Academia Española). Popularmente conocido como «reloj cucú», nació en Centroeuropa, pero alcanzó mucho éxito en el país oriental, seguramente ayudado por la gran afición que allí sienten por el cuclillo. Pero creo que, tal vez, el verso podría tratarse de un guiño hacia su amigo: cabe recordar aquí que el propio Shiki fundó la famosa revista de haiku llamada Hototogitsu, que significa cuco, e incluso él mismo toma el propio nombre de Shiki, que también significa cuco. ¿Un cariñoso juego de palabras? Como digo, creo que sí.

Entrega nº 17. 29 de mayo

A dos o tres leguas de Yoshida, se encuentra Koshû (o Kai), un pequeño pueblo. Ichigobô, es de allí y lo conoce muy bien. Me dijo que los moradores y sus costumbres, son extremadamente extrañas. Y pasó a contarme algunas cosas típicas y muy curiosas.

En este pueblo, en general, las mujeres trabajan y los hombres disfrutan, sin hacer prácticamente nada. Estas mujeres tejen y tejen para hacer piezas de seda de Kai. Está bien: es un trabajo que, contra viento y marea, se paga muy bien, es frecuente que se llegue a cobrar dos o tres yenes por rollo de tela. A pesar de todo, lleva tres días tejer una pieza. Es cierto que en estos momentos el negocio está en horas bajas y los beneficios son algo menores. Como la economía doméstica se basa en esta actividad del tejido, las mujeres tienen prerrogativas importantes, y dan su opinión sobre todos los aspectos de la vida cotidiana. Se dice que el único papel de los hombres es ir y recoger la madera en las montañas. El gusano de seda, que proporciona la materia prima, se cría en el pueblo, pero como las cantidades a veces son insuficientes, entonces también se compra hilo en Shinshû. Una vez tejida, esta seda se lleva a Yoshida o se vende en el mercado tres veces al mes.

Incluso los paraguas también están hechos de seda de Kai, aunque obviamente hacen un tejido algo especial para confeccionarlos.

Por lo general, las chicas trabajan en telares, y las que ya están casadas se limitan al trabajo de la casa. Debido a esto, los padres que tienen hijas, no permiten fácilmente su matrimonio. Las mantienen el mayor tiempo posible en casa (ya mayores, a veces hasta 22 o 23 años) para que tejan. Es por ello que se dice que encontrar chicas algo desvergonzadas, no es infrecuente.

Una vieja costumbre es que cuando un chico desea tomar esposa, primero habla directamente con la elegida de su corazón. Si acepta, utilizan a un tipo que ejerce de casamentero para que medie y obtenga el acuerdo de los padres de ambas familias. Si los padres de la chica se niegan, entonces el chico habla con muchos amigos, para que alguno secuestre a la chica y la esconda en algún lugar. Últimamente parece que esto se practica menos.

En este pueblo, hay algunos campos de moreras y de colza, pero no campos de arroz; hay también algunos lugares sin árboles o hierbas donde abundan las piedras volcánicas.

Según las costumbres del lugar, uno no culpa ni se enfada con los vecinos que entran en su terreno de bosque para cortar árboles. Si hay palosantos (caquileros), de ellos caerán libremente los caquis. Y si hay caquis caídos, podemos recogerlos y comerlos. No hay riesgo de que alguien se queje de haber comido sus caquis.

Esta región carece, por supuesto, de recursos alimenticios, de modo que cuando llega un invitado, y se quiere tener el detalle de darle un pequeño festín, se le invita a saque. A palo seco. Bueno, a veces el acompañamiento consiste, como máximo, en algunos vegetales encurtidos. Parece que las mujeres también beben mucho.

Como hace frío en esta región, se usan mesas con braseros de unos noventa centímetros. Esto es en la sala, pero no en los dormitorios. Para dormir, lo hacen en habitaciones especialmente preparadas. Estas habitaciones son estrechas y oscuras, cada una prevista para una sola persona. Debajo del colchón normal se coloca una colchoneta de paja y la habitación no se calienta especialmente. Por lo tanto, los colchones siempre están desenrollados (es un punto en común con Occidente, donde las habitaciones para dormir están separadas).

Hay poca limpieza, tanto en las habitaciones como en el resto de la casa.

Cuando llega un invitado, parece que no se ofrece encendedor ni cenicero. Si quiere fumar un cigarrillo, lo enciende en el brasero, junto a la mesa, o viene ya con sus propios fósforos. Luego, puede tirar la ceniza en el borde de las esteras de tatami, no importa.

Como se ha dicho antes, aunque tejer está bien pagado, no hay lujo excesivo aquí, pero al tiempo, para ser un pueblo tan remoto, no es demasiado pobre.

En esta aldea, hay una gran cantidad de leprosos. Debe ser por eso, no sé, pero hasta hoy nadie del pueblo se ha casado con una persona forastera.

 

  • Notas de las fuentes y comentarios propios

 

– Koshû es también llamada Kai no kuni. Está en el Departamento (Prefectura) actual de Yamanashi en la región de Chûbu.

– Shinmen lchigobô (1879-1941) fue un estudiante que recibía clases de haiku y waka de Shiki.

Shinshû es una región montañosa que corresponde al Departamento actual de Nagano y que también producía hilo de seda.

– Los leprosos fueron objeto, durante mucho tiempo en Japón, de grandes discriminaciones. Luego, se promulgaría una ley, en 1953, que mantendría dichas discriminaciones, y hoy, el Gobierno, debe estar pagando fuertes indemnizaciones a los afectados. Se dice que las medidas contra la lepra en Japón llevan unos 30 años de retraso con respecto a las del resto de países avanzados. La directora y cineasta Naomi Kawase, deja entrever algo de todo esto, en su más que recomendable película Una pastelería en Tokio (2015), sobre una novela de Durian Sukegawa.

– Y para cerrar, puesto que en el mencionado pueblo había campos de colza, vayan aquí unos haikus de dos grandes maestros sobre las flores de colza:

 Bashô (1644-1694)

los gorriones

en los campos de colza

viendo las flores

                                                                         …otra traducción

campos de colza:

y un ruiseñor con gesto

de contemplar sus flores

-.-

Buson (1716-1784)

flores de colza:

la luna, al este

el sol, al oeste

-.-

la flor de la colza…

y, en un punto del día,

resuena el mar

 

 

Entrega nº 16. 28 de mayo

A medida que mi enfermedad progresa y sube en intensidad, siento un dolor incalculable. Nadie puede entenderlo si no lo ha vivido, o si no se encuentra al borde de la muerte. Además, parece que estos dolores, cuando son de esta intensidad, son idénticos para todo el mundo. Así, se cuenta por ejemplo que, en su agonía, un gran héroe como fue Kuroda Josui, trataba mal a sus vasallos y se mofaba de ellos. Josui intentó explicarse sobre este tema, pero obviamente no podemos confiar en sus razones. Al final, es lógico considerarlo como una forma alterada de manifestarse, por culpa del dolor. Se dice que Mutsu Fukudô, también, próxima su muerte, reprendía constantemente a su esposa, y, se sabe que, Takahashi Kenzo “Jiji” hizo lo mismo. Parece pues, que no soy yo solo el que hace pagar con su cólera a los miembros de su familia, en los momentos de dolor extremo.

Nunca conocí personalmente a Bujian de Echigo, pero como sufría de la misma enfermedad que yo, no dejaba de preguntarme por novedades en sus cartas. Terminó dejándonos en la primavera de este año. Su hermano menor Chujin y su heredero Mokkô, recientemente vinieron a visitarme y les pedí que me hablaran de Bujian: Me sorprendió mucho ver lo similares que éramos. He aquí algunos ejemplos: no soportar que la persona que cuida al paciente se aleje de la cama por un momento; entrar en cólera si la persona no comienza a llevar a cabo una instrucción antes de que termine de dársela; respirar dejando notar un dolor violento cuando se ponen frente a la cama alguna persona alta ; manifestar sentimientos extremos, tanto de simpatía como de antipatía, hacia la gente que uno conoce; sentir o no placer con intensidad por el mismo hecho, dependiendo del momento; descubrir que un colchón duro duele y, a la inversa, sentirse enterrado en un colchón blando; comer en exceso cuando tienes apetito; enojarse mucho cuando alguien te mira y te dice que no estás tan delgado, y luego sacas tus piernas como palillos y tenazas para las brasas y enseñándoselas le dices: ¿Y esto? En todos estos puntos no había diferencia alguna entre Bujian y yo, y el hecho de que fuera por la enfermedad, me pareció curioso. Ese día, escuchar tales historias, de repente me hizo feliz, a mí que estaba sumido en terribles sufrimientos, y por ello… tuve un buen almuerzo: sí, ha sido una de mis mayores alegrías en los últimos días.

Me enseñaron los últimos escritos de Bujian, y quedé profundamente conmovido por ellos. A su vez, escribo unos versos que le enseño a su heredero Mokkô:

 

cuando el pajarillo ha volado,

desafortunadamente

sus padres no estaban

tori no ko no / tobu toki oya wa / nakarikeri

 

  • Notas de las fuentes y comentarios propios

 

Kuroda Yoshitaka -también Kuroda Kanbei y cuando se hizo cristiano, Simeon Josui- (1546-1604), fue un estratega y jefe de guerreros en el periodo Azuchi Momoyama, luchó junto a Toyotomi Hideyoshi (considerado el segundo gran unificador de Japón) y luego junto a Tokugawa Ieyasu.

– Mutsu Fukudô o Mutsu Munemitsu (1844-1897) fue un prominente político de la era Meiji, que conoció la prisión y que murió también de tuberculosis.

Takahashi Kenzo (1855-1898) fue abogado y muy destacado periodista de la era Meiji. Trabajó en el Diario Oficial (Kanpo), la revista de arte La Flor de la Nación (Kokka) y el diario Nihon. Shiki lo apodó con el sobrenombre de “jiji” que significa “maestro de sí mismo».

– La biógrafa de Shiki, la Dra. Janine Beichman, no se aventura en toda su obra a identificar o proponer quién es la figura de Bujian de Echigo con quien Shiki se escribe, recibe a su familia y se identifica. Por su parte, Lozerand E., el traductor de Shiki al francés, sugiere que cuando Shiki nombra a Bujian de Echigo, quizá se esté refiriendo a Ikebukuro Kiyokaze (1847-1900). Ikebukuro Kiyokaze (1847-1900), ejerció docencia de estudios tradicionales japoneses en la división femenina de Doshisha (una escuela cristiana patrocinada por la misión en Kioto), fue una de las primeras personas colaboradoras de Jogaku Zasshi (famosa revista femenina japonesa, que buscaba “la mujer perfecta”), y también poeta waka. Echigo era una provincia del centro-norte de Japón.

– El curioso hecho de respirar con fuerza cuando alguien alto se pone delante de la cama, es algo que volveremos a ver en las entregas 40 y 50.

 

Entrega nº 15. 27 de mayo

Pedí prestado un libro llamado “Compendio de travesuras (Kyôgenki)”, leí dos o tres piezas, y me interesaron muchas cosas por varios motivos. No sé en qué condiciones se desarrollaron ese tipo de comedias, pero, aun así, cuando las ves en el escenario al mismo tiempo que el Nô, este último tiene cierto refinamiento (y sigue siendo poco conocido para gente sin cultura), del que el otro carece. Parece que sus bromas se diseñaron para tener un encanto cómico y vulgar al tiempo (todo lo contrario de la seriedad y la elegancia del Nô), y que de esa manera pudiera ser apreciado por la gente común, a la que también el estilo de Sarugaku o Dengaku de la antigüedad, les resultaba más cercano a la comedia que el teatro Nô.

En cualquier caso, estos espectáculos antiguos se dividieron en dos ramas: por un lado, la parte seria, se convirtió en el Nô; y por otra, una parte cómica, que ha quedado exclusivamente para escenificar bromas. Puede que ya se escribieran en tiempos remotos, pero en general se cree que empezaron a ser escritos a mediados del período de Ashikaga, al comienzo de la era Tokugawa. Así, las comedias (o farsas) son aún más interesantes cuando comprendemos que dan testimonio de las costumbres y el lenguaje de esta época. Dejo de lado por el momento la cuestión atrayente de la broma para concentrarme en las observaciones, conocimientos y curiosidades históricas que aportan. Tomemos, por ejemplo, la pieza titulada “Vinagre y jengibre”, que representa a un comerciante de vinagre y un comerciante de jengibre: la trama de la obra es, por supuesto, que ambos se jactan de tener más beneficios que el otro. Entonces entendemos que esas pequeñas empresas existían en ese momento y que eran tiendas itinerantes. Además, el vendedor de vinagre se llama Izumi no kuni, y el de jengibre Yamashiro no kuni, lo que permite conocer la región de origen de sus productos. También aprendemos que el vinagre se almacenó en tubos de bambú, llamados «tubos de vinagre» y el jengibre en envases de paja. Al observar el vocabulario, también entendemos que la palabra utilizada para vender vinagre es sukon y para vender jengibre hajikamikon, lo que no carece de interés. Realmente no sabemos si este sufijo -kon tiene algún significado, pero podemos pensar que es quizás una contracción de la palabra kaó que significa «comprar». Entonces, notamos las palabras shóbai o akinai para designar negocios, comercio, lo que demuestra que desde ese momento ambos términos fueron utilizados. El vendedor de vinagre aborda al vendedor de jengibre diciendo o-Nushi, y el otro responde usando Sochi, por lo que se entiende que dichas palabras se utilizaron luego para apelar a otras personas. En mi provincia de origen (Iyo), estos dos términos todavía se usaban comúnmente con el mismo sentido que en la época de mi niñez. Además, en una etiqueta del vendedor de jengibre, encontramos la siguiente oración:

«En este paquete de paja, solo hay productos de linaje». Eso es porque, en el pasado, los mercaderes de jengibre eran invitados al Palacio Imperial, donde incluso los recibían con un poema (no me pregunten más). En otras palabras, el término «linaje» (keizu) parece ser una palabra comúnmente utilizada para decir que algo tiene un origen del cual uno puede estar orgulloso.

Por otro lado, al ver los términos Sukihari Shôji («paneles correderos de papel fino tensado») o Karakami Shôji («paneles correderos de papel chino tensado») uno finalmente entiende que lo que otros llaman Sukihari Shôji, es lo que habitualmente nosotros llamamos Kamihari no Shôji, y lo que llaman Karakami Shôji, es lo que nosotros llamamos Karakami, a secas. Muy curioso lo de que según cuándo y dónde, las mismas cosas tengan nombres intercambiados.

Todavía quedan muchos hechos curiosos sobre costumbres y lenguaje por conocer; y muchas cosas nos seguirán siendo incomprensibles si no se realiza una investigación profunda. Cuando con el tiempo lo vayamos averiguando, todo este trabajo será aún más interesante.

 

  • Notas de las fuentes y comentarios propios

 

 

– El Compendio de travesuras es una serie de cuatro colecciones de comedias o «farsas» (kyogen), publicadas durante el período Edo, entre 1660 y 1730, y contiene un total de unas cuatrocientas piezas. Ilustrado y fácil de leer, fue ampliamente distribuido entre la población.

– El teatro Nô, es un drama lírico japonés que tuvo su apogeo en el siglo XVII. Se le considera refinado, siendo más popular el llamado Kabuki.

– El estilo Sarugaku, significa literalmente «payasadas» y era un antiguo formato para mero entretenimiento, de origen chino.

– El estilo Dengaku, significa literalmente «danzas agrarias», y eran frecuentemente dedicadas a las deidades locales.

– Los mediados del período de Ashikaga, al comienzo de la era Tokugawa, se corresponden aproximadamente con nuestros siglos XV y XVI.

– En algunos textos de la época, el término jengibre era también el usado para referirse a pimienta.

– Se habla de dos regiones de Japón vinculadas a la producción de vinagre y jengibre respectivamente: el país de Izumi, alrededor de la ciudad de Sakai, cerca de Osaka, y el país de Yamashiro, que corresponde a la parte sur de lo que hoy es Kioto.

– Sobre los diferentes sentidos de las palabras, cabe recordar que el idioma nacional unificado (el japonés de hoy) defendido por Ueda Kazutoshi (Kokugo no tame / La causa del idioma nacional, 1897-1903) aún no estaba establecido en ese momento. El lenguaje estándar no triunfaría hasta 1905.

– Recordamos nuevamente que Shôji es en la arquitectura tradicional japonesa , una puerta, una ventana o un separador de ambientes que consiste en papel translúcido sobre un marco de madera que sostiene un enrejado de madera o bambú. Karakami es el papel chino.

Entrega nº 14. 26 de mayo

Han pasado seis o siete años desde que estoy postrado en la cama, enfermo, y desde hace dos años he renunciado por completo a las salidas, incluso a las que pude hacer en carro chino, que tal vez podrían haber sido dos o tres al año, no sé. No puedo así conocer, ni siquiera un poco, el nuevo aspecto de Tokio, que, por lo que dice la prensa y mis visitantes, cambia a gran velocidad. Lo sé por ellos, porque ver algo por mí mismo, está fuera de mi alcance. Estas son algunas de las cosas que no he visto, y he quedado con ganas de hacerlo:

* imágenes en movimiento

* carreras de bicicletas y otras acrobacias

* los leones y avestruces de la Reserva Zoológica de Ueno

* el acuario de Asakusa

* lo primates y nutrias que pusieron en el Jardín Botánico de Asakusa

* lo que queda después de retirar los escombros de las ruinas de un puesto de Guardia quemado

* la estatua del Señor Kusunoki, en Marunouchi

* el teléfono automático y los buzones postales color bermellón

* las cervecerías

* las danzas de mujeres con sables y el teatro occidental

* undôkais (demostraciones deportivas) femeninas en pantalones marrones

Y no tengo el tiempo libre para continuar mi enumeración

 

                   … notas de las fuentes y comentarios propios

 

– Los carros chinos en español, pousse-pousse en francés, Rickshaws en inglés, y Jinrikisha en japonés, fueron inventados, al parecer, en 1868, por un samurái de Kioto que quedó parapléjico y quería viajar sin tantos movimientos como ocasionaba el tradicional uso de los palanquines. Su uso disminuyó desde los años 20. Shiki, aunque estaba enfermo, todavía podía haber hecho algunas salidas en estos carros entre 1896 y 1900.

– Las primeras sesiones de cine tuvieron lugar en Japón en 1896 en Kobe, y luego en Tokio en marzo de 1897. La primera sala usada como sala de cine, fue el Tokyo Kabuki-za, inaugurado en junio de 1899.

– Las primeras carreras de bicicletas japonesas tuvieron lugar en Yokohama en julio de 1895.

– El zoológico de Ueno se inauguró en 1882 y es el más antiguo de Japón.

– El acuario de Asakusa, fue inaugurado en octubre de 1899, por iniciativa privada.

– El Jardín Botánico de Asakusa, conocido como el Asakusa Hanayashiki, fue inaugurado en 1853. Fue el primer jardín botánico de Japón y se convirtió en un parque de atracciones en 1947.

– El castillo de Shogun en Edo se quemó en 1873. Luego, con el tiempo, también, una serie de treinta y seis de sus puestos de guardia (llamados mitsuke). Sin duda, Shiki alude a la destrucción de uno de ellos, el de Ushigome, que tuvo lugar en 1902.

– Se decidió erigir una estatua de bronce de Kusunoki Masashige (1294-1336), famoso general del Periodo de las Dos Cortes, en 1890, pero no se completó hasta 1896, y se erigió finalmente en Marunouchi, en 1900.

– En Japón, a principios de la década de 1870, y por iniciativa de Maejima Hisoka (1835-1919), se introdujo un sistema de correo postal nacional eficaz, creado según el modelo inglés, con unos característicos buzones bermellón.

– El comienzo de las llamadas “salas de cerveza” o cervecerías, en Japón, se puede fechar en julio de 1897 en Osaka, y en 1899 en Tokio.

– Las danzas con espadas que comenzaron a principios de la era Meiji se hicieron cada vez más populares, hasta el punto en que incluso en aquella época, las mujeres comenzaron a practicarlas (a veces incluso reemplazando la espada con un abanico).

– El desarrollo de los lazos occidentales-japoneses en teatro parece que llamó la atención de Shiki. Kawakami Otojiro y la compañía de Sada Yacco tuvieron gran éxito en Europa entre 1899 y 1902. Por otro lado, en 1901 se publicaron las obras de Ibsen en japonés.

– El undōkai, es un típico festival deportivo japonés que se celebra en las escuelas. La primera «reunión deportiva» (undo-kai) celebrada en Japón fue el 21 de marzo de 1873, organizada por un profesor de inglés de la Escuela de la Armada. Este tipo de demostración se generalizó en las escuelas masculinas desde la década de 1880, y luego en las escuelas femeninas casi a fines de siglo, con el desarrollo de la educación superior.

ENTREGA Nº 13. 25 DE MAYO

Al final de su carta, Koshû me escribe: “Siento mucho haber permanecido tanto tiempo en silencio, pero, a decir verdad, imagina el inmenso dolor que es para mí recordar el momento de nuestro viaje a Shinagawa, cuando apenas teníamos aquel pequeño farol, y ahora, estás ahí, postrado en tu cama de enfermo”.

Este episodio del pequeño farol, permanece continuamente en mí y me resulta absolutamente imposible de olvidar; pero cuando compruebo que Koshû, que tiene mucha experiencia en ese tipo de situaciones, todavía se acuerda de él, me confirma que, sin duda, el acontecimiento posee un encanto singular.

El hecho de que alguien se recueste y vuelva a contar aquellas buenas historias del pasado, aunque sea un enfermo carente de cualquier atractivo o seducción, que habitualmente cuenta solo sus infamias, no le quita nada de chispa a la historia.

Aquel episodio tuvo lugar en primavera, a finales de marzo del año 27 de la era Meiji, creo recordar. Por supuesto, no podía imaginar ni por un segundo que, cuatro meses más tarde, estallarían los resplandores y truenos de grandes fuegos de guerra sobre Corea.

Convencido por Koshû, un quejica caprichoso que no paraba de protestar, y firmemente convencido de que la paz reinaba en nuestro mundo, pensé en pasar un domingo en el parque Ômiya, y tras salir hacia allá, como los cerezos aún no estaban en flor, nos dimos la vuelta y nos detuvimos en Meguro, en un establecimiento que se llamaba, creo, “El Ryokan de las Peonías”. Mientras esperamos, estirando un poco las piernas, una joven de 16 o 17 años, vino a servirnos los brotes de bambú de arroz que habíamos pedido, sin levantar la vista del suelo.

En su cara, rebosante de gracia femenina, flotaba también algo de ingenuidad, y su gentileza…, no parecía apenas perturbarse por estar en un establecimiento como ese, y ejercía sobre la gente un encanto extremo, por lo que, sin decirle nada a Koshû, me percaté de que mi corazón se aceleraba. Creo que él también sentía lo mismo, y cuando ella nos trajo un farol, él le dijo: «¿No nos acogerías una noche en tu posada? Pero ella respondió con frialdad: «Es absolutamente imposible», y Koshû, que ya lo sospechaba, no intentó entablar negociaciones, sino que guardó silencio.

Luego nos sumergimos en una agradable conversación y, de forma inesperada, él sugirió volver a caminar: “¿Regresamos a Shinagawa? Como no está demasiado lejos, ¿caminamos?”. Inmediatamente acepté la atractiva propuesta y ambos estuvimos de acuerdo en irnos. Como la noche era muy oscura, la joven encendió una pequeña lámpara portátil, un farol, y nos acompañó afuera. «¿Cómo vamos a Shinagawa?», le preguntamos, y ella dijo: «¿A Shinagawa? Encaminaos hacia la izquierda, y más adelante, girad a la derecha … esperad, ¡os pondré sobre el camino!», y ella tomó la iniciativa con un paso rápido, llevando la pequeña lámpara. La seguimos más de cien metros y llegamos a una especie de esquina con un desvío entre los matorrales, en medio de la nada: «Si atravesáis los arrozales, no podéis equivocaros, solo hay un camino», dijo ella, dándonos su pequeño farol. Se lo agradecimos y nos dispusimos a marchar. Al poco oímos: «¡Un momento!» Y se volvió, corriendo unos diez metros, mientras estábamos allí, titubeando, sin entender muy qué pretendía. Llegó hasta nosotros y, mirando dentro del farol, introdujo una pequeña piedra. Luego dijo ¡adiós, buen camino! Y con estas palabras desapareció en la misma oscuridad por la que había venido.

El encanto de ese momento…, ese pequeño camino, bien al final del campo, bien en medio de la espesura…, yo, con mi pequeño farol en el corazón de la oscuridad, y esa hermosa chica… su pequeña piedra… todo, todo eso, sigue vivo en mí hoy todavía, y así, aunque a veces me atormente sobre mi cama de enfermo, nunca podré olvidar la magia de aquel momento.

Luego, Koshû y yo, frente a un viento helado de primavera, en plena noche, caminamos y caminamos a través de los campos de arroz a Shinagawa. La ciudad había sido medio destruida por un incendio, pero las llamadas casas de placer, continuaron su actividad en lo que llamaban barracones temporales, ofreciendo un espectáculo inusual. Como el propio nombre de «barracones temporales» le gustó mucho a Koshû, se puso a observar discretamente a través de las ventanas de bambú a las chicas de ese submundo, que se hacinaban unas contra otras, rodillas contra rodillas, dentro de una pequeña cabaña rodeada de esteras de paja. Mientras, yo estaba quieto detrás de él, algo distraído, y de repente una llama alcanzó mi mano y me sorprendí. Bajé la cabeza y descubrí que la vela del farol que llevaba en mi mano, se había quemado por completo y su fuego había alcanzado el marco mismo, de manera que algunos fragmentos de ese pequeño farol comenzaron a arder y a soltar chispas.

unas cabezaditas…

es breve la noche de primavera

en el Hostal de las Peonías.

(Utatane ni / Haru no yo asashi / Botan-tei)

 

Noche de primavera,

al salir del hostal

un pequeño farol.

(Haru no yo ya / Ryôri-ya o deru / Kochôchin)

 

Noche de primavera.

Sin blasón alguno titila

un pequeño farol.

(Haru no yo ya / Mumon ayashiki / Kochôchin)

 

                   … notas de las fuentes y comentarios propios

 

– Kazuo Kojima (1865-1952), más conocido como Koshû, fue un periodista que colaboró ​​con el mismo periódico que Shiki, el Nihon. Estuvo en la parte continental para cubrir la guerra sino-japonesa de 1894-1895, al mismo tiempo que Masaoka Shiki. Posteriormente, comenzó una carrera política.

– El reconocido escritor Ryûnosuke Akutagawa afirmaba en la revista Byôchû Zakki, (1927): «No me canso de leer y releer la historia del pequeño farol, en una cama de enfermo seis pies de largo”. Era un artículo titulado “Notas dispersas de un enfermo” y fue apenas escasos meses antes de su muerte.  Akutagawa, frecuentaba la casa de Natsume Sōseki, discípulo y cuidador de Shiki, quien ejercería en él una notable influencia.

– El año 27 de la era Meiji, es 1894.

– Japón envió tropas a Corea en junio de 1894, y en julio tuvo lugar la primera batalla naval con la China de la dinastía Qing. El tratado de paz, consagrando la victoria de Japón, sería firmado en abril de 1895. Desplazado en el continente como corresponsal de guerra, justo antes del final de las hostilidades, Shiki cayó gravemente enfermo durante su viaje de regreso, en mayo. A partir de ese momento, su salud irá disminuyendo. Aquí relata uno de sus últimos viajes felices.

– El parque Òmiya está en las afueras nororientales de Tokio (Saitama). En la actualidad tiene un museo de Bonsáis con 6 de los viveros más importantes de todo Japón. También tiene en su interior un santuario sintoísta, el Santuario Hikawa.

– Meguro es un viejo barrio al este de la capital. Reconstruido en 1947, es uno de los 23 barrios especiales que conforman la ciudad de Tokio. Poco podía pensar Shiki que, unas décadas después, el lugar sería también visitado pero por su moderno parque, con sabor al Japón tradicional, llamado Meguro Sky Garden. Está preparado para disponer de flores aromáticas las 4 estaciones del año y desde él, se alcanza a ver el monte Fuji.

Un Ryokan es un tipo de alojamiento tradicional japonés que originalmente se creó como albergue u hostal, para hospedar visitantes a corto plazo. Hoy se utilizan como hospedajes de lujo para visitantes, sobre todo occidentales. El gran haijin Eizô Yamamoto (1758 -1831), tomó el nombre de estas modestas hospederías: Ryokan. Él escribió:

al irse el ladrón,

se llevó todo menos

la luna desde la ventana.

Shinagawa fue una ciudad y hoy es un barrio que se encuentra al sur de Tokio, otro de los llamados 23 barrios especiales de Tokio. En él nacieron la Emperatriz Michiko, y del director de cine Akira Kurosawa.

– El hecho de introducir piedras en los faroles portátiles, era para estabilizarlos cuando no estaban bien compensados.

Entrega nº 12. 24 de mayo

(Continúa de las entregas 10 y 11) En el centro de la undécima imagen de Bunpô se representa una pendiente rectilínea. Que sea tan rectilínea ya tiene algo de audaz. Delante de este terraplén, hay un pequeño molino de agua girando. En la parte superior de la pendiente se dibuja a un viajero, pequeño, con un sombrero de caña. Paisajes así existen, pero muy rara vez se representan en una pintura.

En la duodécima imagen de la derecha, un viajero con un sombrero da limosna a un peregrino, también con sombrero. El peregrino extiende un cacillo, y el viajero no se detiene, deja caer su limosna, girándose hacia atrás, y es lo más expresivo de cuanto está sucediendo en ese momento. Debe notarse que la acción sucede al borde del mar, junto a algunos juncos que crecen allí, y en la distancia hay uno o dos barcos: se trata de un tema de lo más común, pero se aborda de una manera bastante interesante.

La decimotercera imagen a la derecha es un dibujo de paisaje, y revela todos los conocimientos de Bunpô. La escena tiene lugar en un camino de montaña: en el centro y parte superior, podemos ver un pequeño personaje listo para pasar a la otra parte de la ladera; a la derecha del camino se encuentra un gran árbol, frondoso y alto, de varios toises de altura. El dibujo se ejecuta con un pincel rápido. Debido a ese gran árbol, este paisaje puede dar al principio algo de miedo, aunque está claro que luego emerge a salvo desde un profundo barranco y finalmente es una imagen que da sensación de bienestar.

En la decimocuarta imagen a la derecha, un entrenador de monos muestra a su animal dando vueltas a la entrada de una granja; levantando las cintas que cuelgan a modo de cortina ornamental sobre la puerta. Dos niños lo miran. Uno de ellos debe tener cinco o seis años, y el otro dos o tres. Se puede pensar que son hermanos. A ambos lados de la entrada hay tramos de esteras, donde se seca el trigo o algo así. En el lado de la casa, un pequeño seto de crisantemos. Estos crisantemos enanos dan muchas flores. Este dibujo no muestra un simple paisaje campestre exitoso, también es un lugar muy agradable.

En la imagen decimoquinta de la derecha, dos mendigos están tumbados en un lugar donde la hierba crece en abundancia.

En la decimosexta imagen a la derecha, se dibujan en gran escala la basa de un pilar de pórtico y la parte baja de una gran cryptomeria. Entonces entendemos que estamos frente a un santuario. En el lado, un ilusionista arrodillado presenta sus trucos. Se ha levantado y anudado las mangas, colocó un abanico desplegado en el suelo, tiene la mano derecha abierta ante sus ojos y esparce pequeños objetos que parecen trozos de papel. Esta es una de esas ocasiones en las que podemos decir: «Primavera del tercer mes, encanto de las flores caídas». Como el ilusionista está pintado en primer plano, no se representa a ningún espectador. Todos estos detalles, muestran una originalidad sin igual.

La decimoséptima imagen a la derecha es de dos o tres viajeros en una carretera bordeada de árboles, pero no tiene nada de especial; lo único sorprendente es que tal vez los personajes están del otro lado de los pinos.

En la imagen decimoctava a la derecha, podemos ver el Monte Fuji en el otro lado de un brazo del mar. Tampoco hay nada en particular, pero como es la última imagen de la colección, este paisaje tiene una elegancia discreta.

Para finalizar, y, en otras palabras, las imágenes de Bunpô presentan una originalidad de diseño que se reconoce fácilmente. El pincel es rápido, pero el contenido es denso. A primera vista, uno podría pensar que estas pinturas son descuidadas, pero en realidad son extremadamente elaboradas. Pintores como Bunpô son raros. Es realmente lamentable que su valor sea tan poco reconocido por el público.

 

… comentarios propios

 

  • En el dibujo de Bunpô, aparece un personaje con sombrero oriental cónico, de caña. Estos sombreros suelen ser de bambú o frecuentemente de caña de cárex (laîche).
  • El toise es una medida de longitud, equivalente a dos metros de altura. El traductor al francés optó por referir esta medida de la Francia prerrevolucionaria. En la red pueden encontrase convertidores directos del toise a medidas japonesas más comunes como el chô y el ri.
  • Hay una referencia a la cryptomeria japónica, de la que ya se explicó en una entrega anterior que en Occidente se ha incrementado el uso del término «sugi» para referirse a este árbol, denominación más adecuada que el usado antiguamente en inglés, «cedro japonés», porque el sugi no es un auténtico cedro (Cedrus).
  • La basa es la parte inferior de una columna.
  • El Monte Fuji es el más alto del país. Todo un símbolo. Considerado sagrado desde la antigüedad, su ascenso les estuvo prohibido a las mujeres hasta la era Meji.
  • Puesto que Shiki hace referencia a unos setos de crisantemos, aprovechamos la ocasión para referir una recopilación de haikus que citan dicha flor:

CRISANTEMO

El crisantemo es un signo de longevidad en la cultura japonesa, simbolizan una larga vida. La leyenda asegura que el crisantemo guarda el secreto de la vida eterna. Los japoneses adoptaron esta flor como emblema nacional e insignia de la familia imperial La planta se utiliza en momentos de celebración o de otros eventos importantes. Las flores son de diferentes colores Hay un «Festival de la Felicidad» en Japón que homenajea esta flor. Florece en noviembre.

 

BASHÔ (1644-1694)

no hay ni una mota

de suciedad, en la blancura

del crisantemo

 

muy suavemente,

se yergue el crisantemo

tras el chubasco

 

budas antiguos

en Nara… y un perfume

de crisantemos

 

sorbiendo té,

los monjes en silencio

¡los crisantemos!

 

tardas sólo un poco,

y los crisantemos en la boca

¡se han convertido en vinagre!

 

Bashô toma con alguien un sake y les han servido una tapa (sakana) de crisantemos. Con la charla dejan de “picar”, y el sabor del crisantemo se va avinagrando.

 

el crisantemo

es delgado y débil,

pero tiene su destinado capullo

 

después de los crisantemos,

a excepción del largo nabo,

no hay nada

 

KAKIMOTO TAE (1928- )

 

rodeada de crisantemos,

paso la mano por mis mejillas

que son ásperas

 

SEIFU-NI (ENOMOTO SEIFUJO) (1732-1814)

 

la mariposa es vieja,

pero mi alma

juguetea en los crisantemos

 

OTSUCHI (1808-1872)

 

un blanco crisantemo…

igual que él,

nos marchitamos.
BUSON (1716-1784)

 

tú que cultivas crisantemos…

eres esclavo

de los crisantemos

 

el blanco del crisantemo:

¡de tan precioso color

no hay otro!

 

en silencio

antes de la llegada de los anfitriones.    Ver Siguiente

las peonías

 

OSHIMA RYOTA (1718-1787)

 

sin palabras la anfitriona

el invitado

… y el crisantemo blanco

 

KOSUGI ISSHÔ ó ICHIMATSU (1652-1688)

 

vuelven mis ojos

fatigados, al blanco

crisantemo…

 

NATSUME SOSEKI (1865-1915)

 

¿quién vive aquí?

es toda una locura

de blancos crisantemos

 

Crisantemos salvajes…

Entre las hojas de mi agenda

metí una flor

 

como suena:

mi nombre es

criador de crisantemos

 

Da potrillos la yegua,

y la vaca novillos.

Crisantemos silvestres

 

Reencarnado,

¡tan feliz!

Un crisantemo en otoño

 

YASEN ( -1748)

 

algo más alto

el blanco crisantemo

en el crepúsculo

 

MIURA CHORA (1729-1780)

 

alrededor,

del blanco crisantemo,

todo es belleza

 

KOBAYASHI ISSA (1763-1828)

 

flota en el aire…

olor a orina, olor

a crisantemo

 

TAKAHAMA KYOSHI (,1874 – 1959)

 

duerme el perro

con su cabeza entre las patas…

los crisantemos.

 

TANEDA SANTÔKA (1882-1940)

 

a media noche,

me han robado un crisantemo:

el hoyo en la tierra

 

WATANABE SUHIA (1882-1946)

 

tras el cercado,

crisantemos silvestres:

luna lluviosa

 

SUGITA HISAJO (1890-1946)

 

resplandeciente,

se curva el crisantemo

bajo la luna

 

MIZUHURA SHUOSHI (1892-1981)

 

toda mi vida

se serena mirando

al crisantemo

 

TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826)  Autora del famoso pergamino. Kikusha = Choza de crisantemos

 

engullendo nubes y brumas,

dispuesta a atravesar el camino

de la montaña de los crisantemos

       con otra traducción:

hacia las nubes

crisantemos en el camino –

respirar su aroma

 

Escrito junto al templo Urin (bosque de nubes)

 

RYÛNOSUKE AKUTAGAWA (1892-1927)

 

se marcha el otoño;

y empina el crisantemo

su flor entre las dunas

 

MASAOKA SHIKI (1867-1902)

 

crisantemos marchitos,

calcetines secándose en la cerca…

un día de sol

                                              con otra traducción:

se aja el crisantemo;

sobre la valla, hay tabis oreándose.

Precioso día

 

Soñando cada año

en los crisantemos

… sueño por ellos

 

OCHI ETSUJIN (1655 – 1739)

 

al lado de los crisantemos,

las florecillas rastreras del jardín

forman el cerco

 

TAKARAI (ENOMOTO) KIKAKU (1661-1707)

 

esta copa de sake,

quisiera admirarla cerca

de la flor del crisantemo

 

RYÛNOSUKE AKUTAGAWA (1892-1927)

 

pleno crepúsculo,

y aún blanquea el crisantemo

lejos del pueblo