Enero 2020

 

Enero, inicia con fuertes vientos típicos en primavera-verano.

Las temperaturas son muy elevadas, no habituales en esta parte de la Patagonia…

Hoy amanece en el pueblito azul, con un aire marino que lo recorre, con su frescura.  A las 5 am claridad total y la embriagante melodía de los pájaros del amanecer: zorzal, golondrinas, jilgueritos  y como  no puede faltar el bullicio de las aves marinas que llegan y se expanden: gaviotas, gaviotines, petreles…

y raya el alba

cuando el bostezo

ilumina su mirada

quietud inmensa

se mete por los resquicios

lentamente el fulgor

de su canto la atrapa

sus ojos recorren

el espacio

como cada mañana

él acude a la cita

esa que no acordó

pero ahí está

y de a poco

por sus venas

se suma el placer!

Así transcurre el día

y cuando cae la tarde

Llega y se despide

Con el frío en su plumaje

el último canto

hasta mañana

zorzal patagónico

 

Transcurre la  mañana, el nublado, el sol, el olor del mar, el olor de tierra seca.

Ha cambiado…

 Con una brisa suave  sigo el sendero sinuoso de la estepa marcado por el paso de caminantes.

El aroma característico de la vegetación del lugar se une con el de algas provenientes del mar que rodea el paisaje.

Un chingolo con su canto me acompaña saltando entre algarrobillos, duraznillo, malaspinas, molles, zampas y otras plantas que  crecen junto a la senda.

Llegando al pie de este cerro otros olores, otros colores, mutisias que resplandecen amarillos; y… otros ruidos

Desde el matorral…

la voz de un pájaro

también, de crías

Mutisia

Voy por un nuevo ascenso entre matas achaparradas y pedregal.

Un tomillo rosa me regala la belleza de sus flores dispuestas entre espinas y tallos agrisados.

Llego a la meseta y  descubro unas plantas a ras del suelo que ocupan la mayor parte de esa extensión, con pequeñas flores blancas y otras cuyas hojas, diminutas,  se tornan rojizas

Por la meseta,

la brisa del ocaso

entre tomillos

Siento  entusiasmo  por el hallazgo que me deleita  con ese olor que se expande por todo el espacio.

De repente  un bullicio muy fuerte, al levantar la vista,  el ave que amenaza con vuelo en picado.  Levanto los brazos y tapo mi cara. Parece venirse encima…

Siento alivio al ver que desvía su vuelo hacia otra loma.

Olor a tomillo –

Desciende chillando

un halcón

¿Quizás tiene su nido?

Desde la cima un tanto lejos  se ve el mar, es momento de comenzar a descender pero en esta ocasión lo hago por otra parte del cerro. No hay marcas de sendas.

Un nuevo día. Al escuchar las noticias: fuertes nevadas se registran al sur y hacia la cordillera en esta provincia, Santa Cruz. Es verano!!!

Las crónicas de los monos de nieve. Primera parte

Deseo que tengan un feliz inicio de año y que termine siendo mejor que el anterior. Para comenzar con una buena lectura, he preparado un conjunto de traducciones de poemas sobre macacos japoneses (Macaca fuscata). Estos animales son una presencia constante a lo largo del año en algunos lugares de Japón, sin un periodo de celo bien definido y con vocalizaciones constantes, además de un rango de actividades que varía con las estaciones. Son la especie de primate, si no se incluye a la nuestra, que habita más al norte, lo que los expone a climas fríos y nieve durante parte del año. Se hicieron conocidos fuera de Japón por imágenes del Valle del Infierno (Jigokudani 地獄谷), en la prefectura de Nagano, donde se sumergen en aguas termales durante el invierno, pero también han sido estudiadas las costumbres de algunos grupos de lavar la comida antes de consumirla. Entre la gran cantidad de haikus sobre estos animales, seleccioné casi exclusivamente invernales para estar en armonía con esta temporada en el hemisferio norte. Sin embargo, en cuanto a tanka 短歌 y kanshi 漢詩, no logré encontrar ninguno que se situara en ese periodo del año, por lo que elegí los que consideré más relevantes, siendo la mayoría de otoño o sin asociación estacional.

El nombre más común en japonés para estos animales es saru さる, pero también existen mashi まし y mashira ましら, todos escribibles con el sinograma 猿, además de masaru 真猿, que podría interpretarse como monos genuinos, y yaen 野猿, monos silvestres. Ninguno de estos apelativos se vincula con alguna estación específica y existen haikus sobre monos de cualquier momento del año. Un nombre que sí es considerado como palabra estacional de invierno es kan’en 寒猿, que significa monos del frío, pese a que aparece en un kanshi otoñal del príncipe Motohira 具平 (964-1009). Sin duda, la conexión con el invierno se estableció debido a que es la estación caracterizada por el frío (samu, kan 寒).

Una de las asociaciones más comunes que tienen en la poesía clásica es con la melancolía. Esto se debe, por una parte, como con el resto de los animales, a que el verbo que expresa la emisión de sonido, naku 鳴く o 啼く, es homófono con llorar, naku 泣く. En este caso, ese efecto se intensifica por la similitud de sus vocalizaciones con las de nuestra especie. No obstante, con los monos, también influyó el poema chino incluido al final del tercer apartado, que conecta sus gritos (ch: jiào; sakebi 叫) con un pathos de la madrugada. Por otra parte, los macacos han tenido una gran importancia religiosa en Japón, observable en el culto a deidades como el Indestructible de Rostro Azul (Shômen Kongô 青面金剛), cuyas ceremonias se realizaban en días marcados por el signo del mono (kôshin 庚申), o el Avatar Rey de la Montaña (Sannô Gongen 山王権現), cuyos mensajeros eran estos animales, etc. El grupo de los tres (sanzaru 三猿), cuyo sentido se explica en la cuarta entrada y que se conectó estrechamente con los dioses arriba mencionados, es el ejemplo más representativo por su presencia en muchos lugares.

1.

Ôtomo no Tabito 大伴旅人 (665-731), político y militar. Es el poema número 344 de la Antología de la miríada de hojas (Man’yôshū 万葉集; c. 759).

痛醜賢良乎為跡酒不飲人乎熟見者猿二鴨似

あな醜賢しらをすと酒飲まぬ人をよく見ば猿にかも似む

Ana miniku / sakashira o su to / sake nomanu / hito o yoku miba / saru ni kamo nimu

¡Pero qué feo!

Cuando se está de fiesta,

el que no bebe

puede parecer mono

si se lo mira bien.

2.

El Emperador de Saga 嵯峨 (786-842), poeta sinófilo, promotor del budismo tántrico, uno de los grandes calígrafos de su época y quien comisionó las primeras tres antologías imperiales. Éste es el poema número 11 de la Antología que sobrepasa las nubes (Ryôunshū 凌雲集; 814) y tiene el título «Paso las noches en la parada de Kayô y extraño la ciudad capital» (Héyáng yì jīng sù yǒu huái jīng yì 河陽驛經宿有懷京邑).

河陽亭子經數宿     月夜松風惱旅人

Héyáng Tíngzi jīng shù sù / Yuèyè sōngfēng nǎo lǚrén

雖聽山猿助客叫     誰能不憶帝京春

suī tīng shānyuán zhù kè jiào / shuí néng bù yì dìjīng chūn

En el Pabellón de Kayô, hemos pasado varias vísperas;

en noches de luna, el viento entre los pinos aflige a estos viajeros.

Aunque oigo a los monos de los montes que me acompañan con sus gritos,

¿quién puede no extrañar la capital imperial en primavera?

3.

Ôshikôshi no Mitsune 凡河内躬恒 (859-925), gobernador de provincias, poeta y uno de los compiladores de la Antología de la poesía japonesa antigua y moderna (Kokinwakashū 古今和歌集; 905). Éste es el poema número 1067 de esa colección, compuesto durante una visita del emperador monje de Uda 宇多 al río que corre entre Arashiyama y Nagaoka.

わびしらにましらな鳴きそあしひきの山のかひある今日にやあらなむ

Wabishira ni / mashira na naki so / ashibiki no / yama no kai aru / kyô ni ya aranamu

No chillen, monos,

desoladoramente.

Parece que hoy

no habrá ningún barranco

en el monte de arduo acceso.

 

En este poema, kai かひ funciona como palabra pivote (kakekotoba 掛詞) al remitir a dos términos homófonos: kai 峡, que significa barranco o quebrada, y kai 甲斐, que quiere decir efecto, función, valor o uso. El primer sentido se refuerza por las otras palabras del mismo campo semántico (engo 縁語): el monte (yama 山), «arduo acceso» (ashibiki あしひき) y el mono (mashira ましら), todas las cuales remiten al paisaje de la zona. El segundo cobra relevancia ante la petición de evitar entristecer el día y la explicación en prosa que nos sitúa en el contexto de una salida festiva. Por esta razón, los últimos tres versos podrían traducirse como: «Hoy no parece / que vaya a haber motivo / en el monte de arduo acceso». Ambas interpretaciones complementarias remiten a un poema de Xiè Guān 謝観 que ya sólo se conserva en la Antología de poemas japoneses y chinos para cantar (Wakan rôeishū 和漢朗詠集; c. 1013), con el número 454, que dice:

瑤臺霜滿 一聲之玄鶴唳天

Yáo tái shuāng mǎn / yī shēng zhī xuán hè lì tiān

巴峽秋深      五夜之哀猿叫月

Bāxiá qiū shēn / wǔ yè zhī āi yuán jiào yuè

El pabellón enjoyado, lleno de escarcha;

las grullas negras lloran al unísono hacia el cielo.

En el Barranco de Bā, el otoño se profundiza;

en la tristeza de la madrugada, los monos aúllan a la luna».

4.

Ryôgen 良源 (912-985), nombrado el Gran Maestro de la Compasión (Jie Daishi 慈恵大師), décimo octavo patriarca de la Escuela de la Terraza Celestial (Tendaishū 天台宗), abad y restaurador del Templo de Enryaku (Enryakuji 延暦寺). Éstos son los «Poemas de los siete monos» (Shichienka 七猿歌), ofrendados al Avatar Rey de la Montaña o Sannô Gongen 山王権現, deidad guardiana de su monasterio.

つらつらとうき世の中を思うにはまじらざるこそまさるなりけれ

Tsuratsura to / ukiyo no naka o / omou ni wa / majirazaru koso / masaru narikere

Si consideras

este mundo flotante

con gran cuidado,

no te harás parte de él

y serás todo un mono.

見聞かでもいわでもかなわざるものをうき世の中にもまじるならいは

Mikikademo / iwademo kanawa / zaru mono o / ukiyo no naka ni mo / majiru naranai wa

Aunque no digas,

aunque no veas ni oigas,

no se hará real

si no evitas mezclarte

con el mundo flotante.

つれもなくいとわざるこそうかりけれ定めなき世を夢と見ながら

Tsuremonaku / itowazaru koso / ukarikere / sadamenaki yo o / yume to minagara

Sin tener vínculo,

no habrá resentimiento

y pasarás

este mundo flotante

como si fuera un sueño

何事も見ればこそげにむつかしや見ざるにまさることはあらじな

Nanigoto mo / mireba koso geni / mutsukashi ya / mizaru ni masaru / koto wa araji na

Es muy difícil

si se ve alguna cosa.

Sólo al no ver

se vuelve muy seguro

que serás todo un mono.

きけばこそ望みもおこれはらもたて聞かざるぞけにまさるなりけり

Kikeba koso / nozomi mo okore / hara mo tate / kikazaru keni / masaru narikeri

Al escuchar,

nacen las esperanzas

y la intención.

Al no oír, por milagro,

todo un mono serás.

こころにはなにわのことを思うとも人のあしきにはいわざるぞよき

Kokoro ni wa / Naniwa no koto o / omou to mo / hito no ashiki ni wa / iwazaru zo yoki

Aunque pensaras

en cosas de Naniwa

en tu corazón,

sería mejor que no hables

de la maldad humana.

見ず聞かずいわざる三つのさるよりも思わざるこそまさるなりけり

Mizu kikazu / iwazaru mitsu no / saru yori mo / omowazaru koso / masaru narikeri

Más que los tres monos

que no ven, que no escuchan

y que no dicen,

por no pensar en ello

todo un mono serás.

La expresión «mundo flotante» (ukiyo うき世) se refiere al ciclo de nacimientos y muertes en este mundo ilusorio de sufrimiento. Es decir, se trata de una traducción del sánscrito saṃsāra (vagancia). Se puede escribir con dos mezclas distintas de sinogramas: 憂世, que enfatiza el malestar, y 浮世, que resalta la transitoriedad. En este sentido, las recomendaciones del poema van dirigidas a evitar el apego a esta realidad y la aflicción que conlleva. Como se puede extraer del poema que menciona a la ciudad portuaria de Naniwa, lo principal es no inmiscuirse en los males que nos rodean, pues eso nos ataría a ellos.

Las tres abstenciones mencionadas son: no mirar (mizaru 見ざる), no escuchar (kikazaru 聞かざる) y no decir (iwazaru いわざる), lo que implica no actuar deliberadamente ni en la atención a esos fenómenos fugaces ni en el discurso sobre ellos. De ese modo, uno viviría espontáneamente recibiendo las cosas como llegan, sin encadenarse a nada, de forma incondicionada (ch: wúwéi zìrán; j: mui shizen 無為自然). El juego está en que cada amonestación incluye el verbo auxiliar de negación zaru ざる, el cual suena como mono, saru さる o zaru ざる (cuando es antecedido por algún modificador). Por eso, en el último poema se habla de los tres monos (mitsu no saru 三つのさる), que son las tres omisiones. Además, masaru まさる es una palabra pivote (kakekotoba 掛詞) que remite por un lado a un macaco japonés (masaru 真猿) y, por otro, a ser excelente o superarse (masaru 勝る), por eso, fue traducido por “ser todo un mono”. Dominar la vía, desde la perspectiva de Ryôgen, es vivir como uno de los monos que sirven a la deidad Rey de la Montaña, sin intenciones, sin bien ni mal, sin apegos ni resentimientos, entre los cambios del medio en los que no mantienen la atención. Debido a esas homofonías, los monos están presentes en todos los poemas, aunque no lo parezca en la traducción y, en el último, donde se habla de los tres, aparecen tres veces.

5.

Sakanoue no Korenori 坂上是則 (d. 930), funcionario y poeta. Éste es el poema número 425 de la Nueva antología seleccionada para cantar (Shinsenrôeishū 新撰朗詠; c. 1135)

秋山のかひにみかへり鳴く声を夜深く聞きて袖ぞぬれぬる

Aki yama no / kai ni mikaeri / naku koe o / yobukaku kikite / sode zo nurenuru

Si oigo a altas horas

al voltear al barranco

voces que chillan

entre montes otoñales,

he de mojar mis mangas.

Aunque este poema no nombra a los monos, hace claras referencias al poema de Xiè Guān, por lo que se entiende que las voces de las que habla son de esos animales.

6.

Minamoto no Tadafusa 源忠房 (siglo XII). Éste es el poema número 698 de Las secuencias de cien poemas del cuarto año de la era Eikyū (Eikyū yonen hyakushu 永久四年百首; 1117).

みたひてふこゑたにきけはよそひとにものおもひまさるねをそなくなる

Mitai chô / koe tani kikeba / yoso hito ni / monoomoi masaru / ne o so naku naru

De otra persona

la voz que oigo en el valle

parece ser.

Es el ruido que emite

un mono que cavila.

La expresión «naku naru» なくなる con que termina el poema se entiende en el contexto como emitir sonido o chillar (naku 鳴く), sobre todo por la partícula o を que nos indica la transitividad del verbo. Sin embargo, suena a desaparecer (nakunaru 無くなる) o morir (nakunaru 亡くなる), lo que refuerza la tristeza de la escena.

7.

La dama de Higo 肥後 (siglo XII), también llamada de Hitachi 常陸, poetisa y servidora de la corte del Emperador Retirado del Claustro del Río Blanco (Shirakawa-in 白河院). Éste es el poema número 700 de Las secuencias de cien poemas del cuarto año de la era Eikyū (Eikyū yonen hyakushu 永久四年百首).

あしひきのやまへにあそふこのはさるおもふこころそありてなくなる

Ashibiki no / yama e ni asobu / kono hasaru / omou kokoro so / arite naku naru

Aquellos monos

que juegan en el monte

de ardua subida

se lamentan al tener

un corazón que siente.

La palabra que traduje como corazón, kokoro こころ, además de referirse al centro de los afectos, significa mente, es decir, donde se realizan los procesos cognitivos. Por lo tanto, no implica ningún órgano específico. De la misma forma, el verbo omou おもふ conlleva el sentimiento, pero también el pensamiento. Ella afirma que los macacos comparten esos rasgos con los humanos, lo que nos hace muy parecidos. Por otra parte, el último verso, en el que aparece otra vez la expresión «naku naru» なくなる, puede entenderse no como una consecuencia (sienten o piensan, entonces chillan), sino como una ineluctable sucesión (sienten o piensan, después mueren). Este cogito invertido exacerba la apreciación de la fugacidad (mujôkan 無常感) al hacernos ver que, como ellos, vamos a desaparecer con todo nuestro intelecto y sensibilidad. Como resultado, los juegos efímeros de los monos en un mundo que provoca chillidos/llanto remiten a la «Parábola de la casa en llamas» (Katakuyu 火宅喩) del Sutra del Loto.

8.

Daishin 大進, dama de compañía de la residencia de la Sexta Avenida en tiempos del emperador del Claustro de Toba 鳥羽. Éste es el poema 701 de Las secuencias de cien poemas del cuarto año de la era Eikyū (Eikyū yonen hyakushu 永久四年百首; 1117).

さらぬたにおいてはもののかなしきにゆふへのましらこゑなきかせそ

Saranu tani / oite wa mono no / kanashiki ni / yūbe no mashira / koe na kikase so

Deja ese valle

sin visitar, no me hagas

oír la voz

del mono en el crepúsculo

con su melancolía.

Este poema, más que los dos anteriores aquí presentados de la misma secuencia, muestra el arraigo de las imágenes de Xiè Guān y de Ôshikôshi no Mitsune. En el poema de Daishin, la quebrada ha sido sustituida por un valle, pero el aullido de los monos ya está ligado a la melancolía nocturna. Esta poetisa enfatiza la sensibilidad de esos animales, ya que son capaces de percibir la tristeza de las cosas (mono no kanashiki もののかなしき), algo ligado a su impermanencia.

9.

Dōgen 道元 (1200-1253), monje fundador de la escuela budista Sōtō 曹洞 (ch: Cáodòng) en Japón, filósofo y poeta. Éste es el segundo de los “Cinco poemas sobre el Sutra del Loto” (Dai Hokkekyō goshu iwaku 題法華経五首云く).

渓の響き峰に鳴猿妙妙に只此経を説くとこそ聞け

Tani no hibiki / mine ni naku saru / taedae ni / tada kono kyō wo / toku to koso kike

Eco en el valle,

en la cumbre, aúllan monos

muy débilmente:

escúchalos predicar

justo así este sutra.

En contraste con los poemas de Ryôgen, el de Dôgen invita a contemplar el mundo de los fenómenos a nuestro alrededor, la única realidad que existe. Ahí se encuentra la misma sabiduría que en el texto más importante del budismo japonés, por lo que los sonidos de los monos que reverberan tenuemente en el valle son como una predica a la que hay que poner atención. Los ecos, usualmente signos de lo derivativo, condicionado y carente de sustancia, aquí transmiten esa verdad. En consecuencia, ¿no es la doctrina budista de la misma naturaleza que esos sonidos replicados? Desde su perspectiva, estar despierto (satoru 悟る) es vivir en el presente tal cual se nos presenta, algo que todos podemos lograr, pese a recaer por momentos en otros estados mentales, transitorios como todo lo que existe. Así, la revelación suprema de Śākyamuni de que todos podíamos ser budas, incluso si pasábamos por los infiernos, se cumple cotidianamente al estar en concordancia con el mundo.

10.

Yamaguchi Sodô 山口素堂 (1642-1716), empleado del gobierno militar, poeta de haikai y de tanka discípulo de Kitamura Kigin 北村季吟, calígrafo y practicante de la ceremonia del té.

炭がまや猿も朽葉も松の雪

Sumigama ya / saru mo kuchiba mo / matsu no yuki

Ah, la carbonera:

con monos y hojarasca,

nieve en los pinos.

Hay tres palabras estacionales de invierno en este poema: sumigama 炭がま, traducido por carbonera, que nombra un horno temporal de madera y adobe utilizado para producir carbón; kuchiba 朽葉, que traduje como hojarasca, pero que implica su proceso de desintegración después de acumularse al final del otoño; y yuki 雪, nieve.

11.

Takarai Kikaku 宝井其角 (1661-1707), uno de los diez discípulos principales de Bashô en torno al que se formó el gremio de haikai de Edo.

炭竃の蓋をひらけば猿の声

Sumigama no / futa o hirageba / saru no koe

Al remover

tapa de la carbonera,

voces de monos.

12.

Shiba Sonome 斯波園女 (1664-1726), poetisa de haikai discípula de Bashô, crítica y oftalmóloga.

この猿はやしろ久しき時雨かな

Kono saru wa / yashiro hisashiki / shigure kana

¿Está ese mono

por la llovizna continua

en el santuario?

Shigure 時雨, que nombra a las lloviznas intermitentes que caen en el archipiélago a finales de noviembre, es una palabra estacional del inicio del invierno, que comenzaba por el 8 de ese mes en el calendario lunar vigente hasta la era Meiji.

13.

Yosa Buson 与謝蕪村 (1716-1784), poeta de haikai y pintor.

猿どのゝ夜寒訪ゆく兎かな

Saru-dono no / yozamu toiyuku / usagi kana

¿Visita al conejo

en esta fría noche

el señor mono?

このむらの人は猿也冬木だち

Kono mura no / hito wa saru nari / fuyugidachi

Macacos son

la gente de esta aldea:

árboles que hibernan.

Fuyugi o fuyuki 冬木, que significa literalmente árboles de invierno, hace referencia a los caducifolios durante ese periodo en el que han quedado sin hojas. Las ramas desnudas son la imagen característica de esas plantas que hibernan, aquí habitadas por monos.

14.

Bakusui 麦水 (1718-1783), poeta de haikai, ajedrecista, practicante de la ceremonia del té y anticuario.

霜多き山路になりぬ猿の声

Shimo ôki / yamaji ni narinu / saru no koe

Las sendas del monte

se cubrieron de escarcha.

Voces de monos.

La escarcha, aunque puede presentarse desde el otoño, como en el poema chino de Xiè Guān, es una palabra estacional de invierno.

15.

Masaoka Shiki 正岡子規 (1867-1902), reformador de la poesía japonesa, haikuísta y editor.

世の人はさかしらをすと酒飲みぬあれは柿くひて猿にかも似る

Yo no hito wa / sakashira o su to / sake nominu / are wa kaki kuite / saru ni kamo niru

Para la gente

cuando estamos de fiesta,

yo que no bebo

puedo parecer mono

al comerme algún caqui.

Este tanka de Shiki retoma y se apropia del poema de Ôtomo no Tabito, producido más de un milenio antes, pero que había sido olvidado frente al prestigio de la poesía china. El caqui (kaki 柿) da frutos a mediados del otoño, por lo que es una palabra de esa estación.

Enero 2022

CONSTRUIR

Puras y trémulas,
Las hierbas ignorantes
De esta Noche Vieja.

DECONSTRUIR

Anteayer, 31 de diciembre, el paseo me hizo pensar en la pureza de los árboles, robles y castaños, cuando los veo desnudos de hojas en esta época del año; pensar en su feliz ignorancia de la circunstancia del cambio de año.  Felices en su esencia, viviendo el presente eterno, un presente donde no hay ayer ni mañana, ni Noche Vieja ni Año Nuevo. Ni 2021 ni 2022.

   Al llegar  casa, compuse estos versos:

 Puros, desnudos,
Ignorantes los árboles
De que es Noche Vieja.

Pero, en una vuelta de tuerca, me pareció que seres más humildes todavía podían expresar mejor este desdén por el pasado y el futuro, este enamoramiento perpetuo con el momento en que viven. Las hierbas. Las hierbas que han sobrevivido el verano tórrido y las embestidas de los primeros fríos del invierno. Y siguen ahí, sin color, o tal vez grises o marrones o amarillentas o de un verde vencido, medio escondidas a las miradas, entre arbustos y zarzas, puras en su anonimato. Esta pureza yo he querido destacar también en mis versos: son “puras”. Y también su resistencia a los fenómenos, como, por ejemplo, al viento frío de esta última noche del año; de ahí, el adjetivo de “trémulas” del primer verso.

     Sin querer, me viene a la memoria un ilustre haijin moderno, gran enamorado también de las hierbas. Era Santōka (1882-1940).  En español conozco tres libros con sus  poemas: Tres monjes budistas, El monje desnudo: 100 haikus, y Saborear el agua: cien haikus de un monje zen. En el volumen 2ª de su Historia del haiku, R.H Blyth, cita estas palabras de Santōka, monje itinerante, tomadas de una entrada en su diario con fecha del 19 de agosto de 1940, y escritas poco antes de morir:

«Los que no conocen el significado de las hierbas no conocen el alma (el corazón, la mente, el kokoro) de la Naturaleza. Las hierbas apresan su esencia y expresan su verdad».

Santōka escribió muchos poemas sobres hierbas. Por ejemplo en estos versos que ilustran, además, el escaso respeto que le merecía la estructura canónica del 5-7-5 del haiku tradicional:

Aki no natta, zassō ni suwaru

秋 と なった、雑草 に 座る

Una traducción:

Fundidas con el otoño, las hierbas;
Y en ellas me siento.
 ¡El poeta sentado en el otoño!

 La siguiente cita corresponde a otra entrada de su diario:

 «No creo en el mundo venidero. Niego el pasado. Yo creo enteramente en el presente. Hay que emplear toda nuestra energía, cuerpo y alma, en este momento eterno. Creo en el espíritu universal, pero niego el espíritu de un ser humano concreto. Todas las criaturas venimos del Todo y vamos al Todo. Desde este punto de vista, pudiéramos decir que la vida  nos hace acercarnos y la muerte nos hace regresar».

Las hierbas sin nombre, adivinadas a la hora del crepúsculo en el sotobosque a un lado y otro del camino de un 31 de diciembre, nada saben de bullangeras celebraciones, ni de amables intercambios de buenos deseos. Con su insignificancia nos recuerdan, hermanas humildes, que estamos juntos en un barco solitario. Sin mañana y sin ayer. Sin origen y sin rumbo. Sin nada.

Haiku 35

梅遠近南すべく北すべく

Ume ochi kochi minami subeku kita subeku

Ciruelos aquí y allí-
debo ir al sur,
debo ir al norte…

 

Desglose:

 梅 ume: ciruelo,

遠近 ochi-kochi: aquí y allí, por todas partes,

南 minami: sur,

べく beku: deber,

北 kita: norte.

 

Comentario y notas culturales:

Haiku con estrofa 6-6-5 (ume ochi kochi/ minami subeku/ kita subeku).

Es un haiku muy sonoro: ochi-kochi y subeku-subeku.

La obligación, la necesidad de desplazarse tanto al sur como al norte para contemplar el nacimiento de la primavera con la floración de los ciruelos, sus flores blancas por todas partes.

Enero 2022

Haibun 28

De Paso

        El mirlo del barrio acude a su cita puntual esta mañana y canta, a pesar del gris, que no acierta a adentrarse en el cuarto.

      Tras cumplir con las inevitables tareas domésticas, y en busca de aire renovado y algo de tranquilidad, nos dirigimos pronto a los campos de arroz; unos días antes, cubiertos de agua, ahora, ya removidos tras el fangueo* y el revuelo de las aves que siguen a los tractores. Atrás queda todo un mundo de espejismos, ilusiones invernales que el agua ofrece al que invita a acercarse.

         Esta mañana, barro seco, pocas aves, y ese gris que enturbia el aire. El marjal habla de nuevo, y si alguien se detiene en silencio en cualquiera de los caminos que vertebran los campos, al alzar la vista podrá ver cruzando el cielo, en cualquier momento, algún ave solitaria, quizás dos o una bandada, quedando anclado a la tierra con un alma que, por un instante, se fuga con ella.

        La niebla, a lo lejos, marca la distancia y no consigue ocultar las pequeñas alquerías que, aquí y allá, salpican un lugar que tiene su propio aire.

Nubes, distancia, barro seco, aire y silencio. ¿Qué sabemos?

      Por muy a menudo que vayamos a su encuentro, el marjal siempre nos depara alguna sorpresa. Y cuando el terreno deja paso a algunos lodos, encharcado tras las lluvias, sonrío. Unos flamencos avanzan lentamente cabeza abajo, otros, inmóviles, enrollados dormitando. Reposo necesario del viajero que se esfuerza por llegar a alguna parte. De paso, siempre de paso.

       Nada hay, más que esos cuellos grises o sonrosados, cabizbajos y hermosos seres en busca de alimento. Cuesta desprenderse de esa imagen. Aquí, una pierde la noción del tiempo, pero siempre…

      …vuelve a casa.

de nuevo el viento,

en las grietas del barro

flores silvestres

 * Fangueo:

El fangueo del arrozal es una labor agrícola que consiste en batir con un tractor de ruedas de hierro la superficie de las parcelas para airearlas e incorporar al suelo la paja y rastrojos que quedan como restos de la cosecha después de la siega con las cosechadoras.

 Marga Alcalá
Valencia (España)

Enero 2022

Cuando los amigos de “El rincón del haiku” me invitaron hace poco más de un año a participar con una columna, me sentí profundamente honrada debido a la importancia de este sitio y de los increíbles colaboradores que han dejado sus palabras plasmadas en él. Y fue una aventura exquisita, entretenida y desafiante. Por lo tanto, volver este año y poder continuar presentándoles mes a mes este hilo invisible que une la literatura japonesa a través de siglos, obras y autores, es una oportunidad maravillosa. Espero transmitirles mi amor por Japón y su poesía durante este 2022.

Si bien el tema general de la columna seguirá siendo el mismo — encontrar en el trabajo de Matsuo Bashou todas sus referencias y citas a obras clásicas, y, por lo tanto, parte de un continuo —, les traigo un pequeño cambio: presentaré los haikus siguiendo el progreso del año, para que además puedan disfrutarlos junto al paso de las estaciones. Espero que esto les brinde un placer aún mayor.

Comenzamos con el poema 454 del rollo X del Kokin wakashuu de Ki no Zenshi, también conocida como Ki no Menoto, quien fue la ama de leche del Emperador Yozei. Este poema expresa los sentimientos de una madre o figura materna que espera la prometida visita de un lejano hijo, y que sin embargo, todavía no se produce.

 

いささめに待まつまにぞ日は経ぬる心ばせをば人に見えつつ

isasame ni toki matsu ma ni zo hi wa henuru kokoro baseoba hito ni mietsutsu

El tiempo pasaba mientras esperaba el momento, aun cuando él conocía mis sentimientos.

 

Bashou toma el cuarto verso para inspirarse y componer en 1686 este poema que habla de la celebración del Nuevo Año.

 

幾霜に心ばせをの松かざり

iku shimo ni kokoro bashou no matsu kazari

incluso tras muchas heladas mi hogar es un adorno de pino

 

Acá “kokoro bashou” – escrito “kokoro basewo”, y que significa el propio corazón o los propios sentimientos – es utilizado como kake kotoba, palabra homófona de distinto significado, para referirse a su ermita, Bashou an. Por otra parte, “matsu kazari” hace referencia al “kado matsu”, un tipo de decoración de Año Nuevo que se coloca en la entrada de los hogares. En el antiguo calendario lunar, el Año Nuevo calzaba con el inicio de la primavera, por lo tanto, Bashou no sólo está celebrando el inicio de un nuevo ciclo anual, sino también el de una nueva estación, y a pesar de los años que se puedan tener o de los eventos que hayamos enfrentado, siempre traen esperanza. Es un poema ciento por ciento orientado a los nuevos comienzos.

Y también yo deseo que este sea el comienzo de un maravilloso año para todos ustedes.

Poetas en el camino: Buson

En el cuarteto de maestros de haiku -integrado por Bashô, Buson, Issa y Shiki-, Yosa Buson (1715-1783) se distingue por su refinamiento y su originalidad. Artista completo, brilló como pintor, poeta y calígrafo, dejando una obra extensa y variada que revela su gusto por el color, la forma, el movimiento. Nacido en una aldea cercana a Osaka, perdió a sus padres cuando apenas tenía trece años. En 1723 se trasladó a Edo, y allí estudió haikai con Hajin Sôa  y se inició en la pintura, de manera autodidacta, a través de manuales y de pinturas chinas y japonesas. Al morir su maestro de haikai, en 1742, Buson inició un largo viaje de diez años por diversas zonas de Japón, comenzando por el itinerario del “Camino estrecho hacia el norte profundo” (Oku no hosomichi) de Bashô. En 1751 se dirigió a Kioto y durante tres años pudo estudiar de cerca las grandes obras pictóricas conservadas en templos y santuarios, conocimiento que ampliaría en Tango, tres años más, antes de establecerse definitivamente en Kioto, en 1757.

                Buson se consolida como pintor y como poeta en sus años de madurez. La pintura le da fama. En 1771 se consagra realizando el álbum “Diez placeres”, que acompaña al álbum “Diez comodidades”, de Ike no Taiga, proyecto conjunto que ilustra veinte poemas del chino Li Yu. La pintura es su medio de vida, pero impulsa también su creatividad poética, en magnífica simbiosis con la caligrafía, a través del haiga (haiku -a menudo caligrafiado-, con dibujo a la tinta o sumi-e, que acompaña al poema y lo completa). La simbiosis entre escritura y sumi-e es muy antigua, procede de China y está muy vinculada al zen. Ryûho, Saikaku y Bashô ilustraban ya sus poemas -como lo hará Issa-, pero Buson eleva el haiga a un nivel superior, con una pincelada rápida y suelta, flexible y fluida, logrando obras maestras como la titulada “Jóvenes bambúes”, donde se pregunta, entre la realidad y el sueño, si los bambúes y las cortesanas de Hashimoto está ahí o no…

                Poco sabemos de su vida personal. Al poco tiempo de afincarse en Kioto, se casó y tuvo una hija, sin perder su afición a la buena vida, a las reuniones de amigos, a las geishas.  Asentado como pintor profesional, nunca olvidó el haiku. Lo aprendió, lo practicó, lo enseñó; pero alcanzó su plenitud como poeta a partir de los 55 años, liderando el movimiento “Regreso a Bashô” y publicando tardíamente algunos libros como “Luz de la nieve” (1772) y “Un cuervo al amanecer” (1773). En 1776 participó, con su grupo, en la reconstrucción de la cabaña de hierba de Bashô, al este de Kioto: un homenaje más al gran maestro, cuya elegante sencillez y sensibilidad añoraba. “La esencia del haiku -decía Buson- consiste en usar palabras ordinarias y, sin embargo, separarse de lo ordinario”. A fuerza de observarlo con intensidad, todo se vuelve interesante. Buson canta a su flor favorita -la del espino albar-, a la peonía que ha perdido sus flores, y a la roja flor de ciruelo que arde sobre el estiércol. Nos acerca, con la habilidad de un mago, la gracia y la melancolía de un mundo flotante que parecía ido y aflora en la memoria, una y otra vez, como las olas del mar en primavera…

Poesía con cierto aire proustiano, impregnada de sutileza (el brillo del aire por el vuelo de un insecto desconocido); de refinamiento (el asombro ante unas violetas al bajar de la barca); de percepción compasiva de la belleza efímera –aware– (el paso del tiempo en el canto del ruiseñor o en el paisaje que se va ensombreciendo); de romanticismo (esa extraña pareja bajo un macizo de glicinas…). Imágenes y sonidos inolvidables: la mariposa dormida sobre la campana del templo; el murmullo sagrado de las diez noches de otoño cantando el Gloria al Buda Amida, el nembutsu. Y ya, en la hora del adiós, el misterioso jisei celebrando el año nuevo primaveral: “blanco ciruelo: / en sus flores, la noche / da paso al alba”.

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