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Julio 2025

CONSTRUIR

En ramas secas
Ninguna ave posada.
Al caer la tarde.

 

DECONSTRUIR

Haiku compuesto al bajar por el camino en mi paseo habitual de El Real y fijarme en un árbol completamente seco al borde de la carretera. Me quedé un rato observándolo. Oía los cantos de las aves a mi alrededor, pero ninguna venía a posarse en la ramas de este viejo árbol. ¿Por qué sería? El árbol no contemplaba el seto de rosas que había a sus pies (ver la foto, con la Cabeza del Oso al fondo, a la izquierda, a cuyos pies está mi casa), sino la belleza de otro color rosa: el sutil de unas nubes teñidas con los arreboles del final de la tarde. A lo mejor las aves no querían perturbar con su presencia esta contemplación gozosa que hacía el árbol.

Por eso, se me ocurrieron estos versos:

Mira asombrado
Unas nubes lejanas
El árbol seco.

Acompaño foto para que el lector pueda apreciar la suave belleza de los tonos de las distantes nubes.

Es un haiku, me parece, provisto de esa cualidad del “reflejo” que preconizaba el maestro Bashō. Reflejo, es decir, cierta cualidad cromática en los versos, por vaga o discreta que sea. Esta cualidad no se expresa directamente, sino que se insinúa a través del asombro del árbol  personificado. El árbol, pese a estar muerto, ha cobrado vida con la mirada del haijin y aprecia el color de las nubes que hay en lontananza.  Es, tal vez por eso un haiku rico en sugerencia. Rico pero no es austero. Y a mí, en primer lugar, me gustan los haikus austeros, casi ascéticos. El arte del haiku ­–Blyth lo definía, a pesar de su rechazo a toda definición– como un arte ascético. En segundo lugar, tengo predilección por los haikus que expresan negaciones, ausencias, vacíos. Por estas dos razones, deseché este haiku del asombro y del “reflejo” con sugerencias cromáticas, y ofrezco a la atención de los lectores el otro, el que encabeza este escrito de julio. Uno que habla de aves que no se posan en ramas secas…

A alguien que lo lea quizás le recuerda el famoso de Bashō:

Kareeda ni
Karasu no tomarikeri.
Aki no kure

En ramas secas
Se han posado unos cuervos.
Tarde de otoño.

 

Un magistral haiku por su intensa cualidad monocromática, en blanco y negro, más evocadora que cualquier policromía, aparte de por la aliteración del fonema /k/ que sugiere el graznido del cuervo. Y por más razones. Pero no es una haiku de negaciones.

En cierto sentido, el arte del haiku, contemplado desde la perspectiva occidental, es la poesía de la triple negación: no a la expresión de los sentimientos, no a la expresión directa de la belleza, no a la formulación de verdades o enseñanzas. La predilección del haiku por la nada puede deberse a su deuda formativa con la enseñanza zen para la cual la nada o el vacío –reflejo de la sunyata budista– es sustancial.  La nada budista, nos recuerda el filósofo moderno Shin’ichi Hisamatsu, no es una negación del ser, ni la formulación intelectual de una visión nihilista, ni siquiera es una nada imaginada. Esta nada, que es la nada del haijin, es una mente activa, que va más allá del ser y del no ser, una nada en que se funde sujeto y objeto. En este poema, “ave” y “rama” son la misma cosa. Están fundidas.

He aquí un par de poemas del maestro Buson con negaciones:

 

Tagaysu wa
Tori sae nakanu
Yama kage ni

A la sombra del monte
Ni un pájaro se oye
Labrando en el campo.  

 

O este otro, maravilloso (con “resonancia”):

Mi tabi naite
Kikoezu narinu
Ame no shika

Bramó tres veces
Y ya no se lo oyó más.
Ciervo en la lluvia.

Vivimos en un mundo de ausencias y vacíos. Hagámoslo presente en diecisiete sílabas.

Dejarse fascinar por lo incompleto + Una especie de deseo

Córdoba, Argentina
Otoño-invierno
Junio 2025

 

Dejarse fascinar por lo incompleto

La verdadera belleza solamente llega a descubrirla aquel que mentalmente completa lo incompleto. La virilidad de la vida y del arte descansa en estas posibilidades de levantamiento.
El libro del té, Okakura Kakuzō

He mencionado que el haiku exige imaginar. Parece tener la función de conjurar un relato para sí mismo y robarse una escena de la memoria personal para tornarse el epígrafe de una escena experimentada o no. Pero esta vez me gustaría dejarme seducir por una idea en apariencia contraria a la voluntad de completar (o alimentar) los sentidos inmanentes a la escritura no-alfabética. Pareciera que lo dicho en torno al haiku va por dos vías: una la de la poesía del instante, que busca silenciar al lector, descolocarlo, para simplemente conmoverlo, para reivindicar esa atención plena que obliga a repetirlo; y una segunda vía piensa -como he mencionado antes- que el haiku aparece como esa frase incompleta que reclama el ejercicio de ser completado, por un relato que se trame entre sus signos o por la memoria involuntaria que la breve escena busca despertar. Esta segunda línea parece contener algo de la primera: como si ese sentido irreproducible o de pura potencia del instante pase al orden interpretativo con un gesto, el de la imaginación, la sugestión o la intuición sobre el breve poema.

Pero ¿si nos atreviéramos a tomar partido por las ausencias del haiku? por los puntos suspensivos que prosiguen a la pregunta “¿y qué?”

Habría que dejarse seducir por lo incompleto a fin de sostener que el haiku es una especie de categoría temporal, una modalidad del tiempo que no es anticipatoria y ni premonitoria. Una forma de presente incompleto que no exige ser pensando ni narrado. No se completa con un relato pasado que habría que recuperar, ni tampoco proyecta o programa. Es un tipo de interrupción poética del presente que no llega a inscribirse ni en la cadena del discurso ni en la de la historia. Extra temporal: su especie de hiper-determinación temporal que mucha veces se juega en la inclusión del kigo convive con la indeterminación de un presente que se esfuma sin avisos. Sus escenas nunca ocurren en el proscenio de la escritura sino que son circunstanciales que solo buscan reivindicar su función, una especie de escritura que solo funciona de manera oblicua. El haiku tiene de suyo nacer para extinguirse.

            Pensado así, el haiku parece ser un recordatorio de su propia forma. Hace valer las funciones del lenguaje por lo que son, desplegando un arsenal de artificios preciosos. Baja el volumen del significado para hacer brillar un tipo de tiempo que media y espacia lo que hay entre las palabras y las cosas, como un fulgor.

-.-

Córdoba, Argentina
Invierno
Julio 2025

Una especie de deseo

Esa especie de presente incompleto del haiku hace vibrar los sentidos en su inmanencia. En su brevedad solo se pueden establecer apenas una alianza inconsistente con esa escena que borra las precisiones del tiempos y los contornos de las cosas. Si quisiéramos seguir con esa hipótesis habría que leer de otro modo a Barthes, dejando de lado cierta imagen del estructuralista seducido por la gestualidad japonesa y leer sus textos de manera lateral, elevando las ideas que resuenan con aquellas consideraciones que podemos hacer del haiku japonés despejándolo de su inscripción literaria especifica.

            Esa lectura lateral implicaría seguir la intuición que moviliza la fascinación barthesiana. El haiku unidad mínima de un montaje (por no decir sistema) de la novela. Una pequeña observación o incidente que se conserva en el deseo de extenderse en relato. De allí, su deseo de haiku: “Deseo que ‘prenda’ en un discurso extendido” (Barthes 2005: 22). Pero, el haiku, nacido para extinguirse, no hace mas que conservar ese deseo, de guardarlo en su potencia. La interpretación en cuanto que proyección futura en un relato no haría más que estropear el haiku. O bien, la búsqueda de su inscripción biografía e histórica en un pasado perdería al lector en la tarea de repetir lo que el haiku pretende negar. Por el contrario el haiku en tanto que conserva el tiempo del deseo no pasa al tiempo del acto, o según Barthes, en el orden del lenguaje el haiku no hace mas que obstruir las vías de la interpretación; busca “suspender el lenguaje, no provocarlo” (Barthes, 1990: 96).

            Ese tiempo que el haiku deviene no es de ninguna manera místico; uno que rehúye lo absoluto, lo inefable, lo indecible. Si que el tiempo del haiku opera en la raíz del sentido, impide que divague en el infinito de metáforas y símbolos. El haiku no sigue el cauce donde el discurso discurre, sino que hunde en el sonido del viejo estanque como un “acontecimiento breve que encuentra de golpe su forma justa (1990: 102). Debemos perseguir la estela del signo vacío que adelgaza la barra entre significante y significado para que la escritura entre en fruición con lo sensible. Se trata de advenir la cosa misma en la palabra y, si asumimos esto, el haiku enciende en nosotros su deseo. Con sólo visar o echarle un ojo, el haiku nos despierta en una noche de verano que invita a dejar la escritura para entregarnos al brindis, como en el siguiente haiku que escogimos de Natsume Soseki:

名月や無筆なれども酒は呑む

meigetsu ya muhitsu naredomo sake wa nomu

Radiante luna.
Doy reposo al pincel,
pero no al sake.

(Sôseki 2013: 68-69)

Por su brevedad, el haiku se distancia del relato; lo rehúye. Ni novela (pues podríamos decir que apenas insinúa una trama), ni tampoco al del aforismo (no condensa un pensamiento, ni lo cifra). Aun así en cuanto que garabato de una escena, experiencia o gesto, en él, el signo y el sujeto se desorbita: no tienen un centro significante, un nombre del Padre que no deja de ausentarse para organizarlos signos torno así. En cambio, hay una especie energía de deseo que no hace más que dar rienda a unos signos que se despliegan en sus diferencias y sutilezas. Sin un centro de sentido pleno, el haiku expresa precisamente ese dinamismo: “los significantes exceden la palabra […] que el intercambio de signos sigue siendo de una riqueza […] fascinantes, a despecho de la opacidad de la lengua, incluso gracias a esa opacidad” (1990: 17). Lo que en él se comunica no es una voz que pretende transparencia o presencia, sino el cuerpo entero, de tal forma que: “lo que se conoce, degusta, recibe, es todo el cuerpo del otro, y es él quien ha desplegado (sin un verdadero fin) su propio relato, su propio texto” (1990: 19).

 

Bibliografía

Barthes, R. (1990). El imperio de los signos. Barcelona, Mondadori.

GOLONDRINAS/AVIONES/VENCEJOS

GOLONDRINAS/AVIONES/VENCEJOS

Ellas me traen la noche
de sus alas, cortan
la tarta de la luz en perfectas fracciones
cada vez más pequeñas,
cada vez
más deprisa, hasta el punto
culminante
en que su vuelo no se ve
porque es mucho más veloz que la mirada.

 Eduardo Fraile (Balada de las golondrinas)

 

Frente al mar, cuántas veces he visto el vuelo de golondrinas que vienen de las dunas, coquetean con las olas y regresan de nuevo a la caza de insectos cuando el calor aprieta y el olor de la sal se hace uno con el viento. Se las ve llegar del Sur, de su invernada en África siguiendo la línea de costa, de una en una, en hilera interminable al inicio de la Primavera.

 

Reflejos en el agua.

Una detrás de otra

las golondrinas.

 Jorge Alberto Giallorenzi

 

Aviones, golondrinas, vencejos, pequeñas aves migratorias de grandes similitudes que sin embargo pertenecen a familias diferentes (Golondrinas y aviones: hirundínidos, vencejos: apódidos). Con la llegada del verano no hay cielo sobre pueblos o ciudades que no se vea cubierto por sus bandadas. Sus cantos, en el caso de aviones y golondrinas, o gritos agudos en el caso de los vencejos, durante los ágiles vuelos circulares, perduran hasta que la oscuridad deja todo en silencio.

 

Nubes plomizas,

chillidos de vencejos

en torno al huerto.

 Elías Dávila

 

De madrugada

cruza la casa un canto

de golondrinas 

Susana Benet

 

Apenas luz,

y aún los chirridos

de los vencejos

Rafael Castillo Morales

Las tres son aves migratorias, viajeros increíbles que pueden recorrer miles de kilómetros sin posarse para descansar. En el caso de los vencejos, todo su ciclo vital se desarrolla en pleno vuelo, bajando solo a tierra para criar. Cuando un volandero abandona el nido es posible que pase en el aire los dos años siguientes, alimentándose y durmiendo sin necesidad de posarse.

 

luz matinal…

el vuelo trepidante

de los vencejos

 Xaro Ortolá

 

Garganta del diablo*

tras el arco iris

vencejos en picada

 Alicia Céspedes

*Salto principal de las Cataratas de Iguazú.

 

Desde las tradiciones europeas hasta las orientales, un nido de golondrina en casa se ha considerado un feliz augurio. Según una antigua leyenda española, las golondrinas son aves sagradas pues se dice quitaron con sus picos las espinas de la corona de Jesucristo, de ahí que tengan el pecho rojo. Exploradores y marinos las vieron siempre como aviso de la proximidad de lugares propicios para la vida, pues sus nidos requieren la presencia de barro, por ello de agua dulce.

 

  

Media mañana,

vuelan a ras del agua

las golondrinas.

 Verónica Aranda

 

Crían en entornos humanizados, y pese a la enorme ingesta de insectos, salvaguardando de plagas huertos, pueblos y ciudades, los nidos suelen ser destruidos, aunque exista protección por parte de las distintas legislaciones.

 

Nubes de lluvia.

Un bando de vencejos

sobre las viñas

 M. Ángeles Millán (Hikari)

 

Patio encalado

la sombra del vuelo

de los vencejos

 Encarna Ortiz (Encarna)

 

Un cielo azul…

 las golondrinas rehúyen

de la cometa

 Manuel Díez Orzas

 

En 2004 se calculó que había cerca de 30 millones de golondrinas en España. Desde entonces se pierden al año un millón de ejemplares. El uso de pesticidas, el abandono rural y los nuevos modos de construcción en los que se deja poco espacio para sus nidos, pueden ser las causas de su declive, también del de aviones y vencejos, estos últimos, ya especie catalogada de vulnerable.

 

Cruza un vencejo

El viento entre las plumas

del cañaveral.

M. Ángeles Millán (Hikari)

 

al mirar atrás

con otro brillo

el vuelo de los vencejos

 Félix Arce (momiji)

 

Ojalá podamos seguir recitando con la certeza que G.A. Bécquer lo hacía:

Volverán las oscuras golondrinas…

 

O, tal vez, como Eduardo Fraile en su libro Balada de las golondrinas:

 

Sé que me veis y me reconocéis 

cada nuevo verano, y sé que me esperáis 

y que guardáis memoria 

de quienes fuimos, aunque ya seáis otras 

y nosotros tampoco seamos los mismos … 

 

 

 

Plaza antigua

mientras suena el violín

las golondrinas

M. Ángeles Millán (Hikari)

 

Ascienden…descienden

los vencejos.

El olor de los tilos.

M. Ángeles Millán (Hikari)

 

 

machi-zora no tsubakurame nomi ataroshi ya

 

En la aldehuela

solo las golondrinas

parecen nuevas

Kusatao

 

 

Rumor del mar.

El bando de vencejos

emigra hacia el sur.

 Pilar Carmona (Piluca)

 

 

 

 

 

Julio 2025

Mientras aquí, en Santiago, hemos tenido un fin de otoño e inicio de invierno muy frío y con algo de lluvia, en el hemisferio norte ya están sufriendo los embates estivales. El otro día veía online el amanecer del solsticio de verano en Stonehenge y recordaba un amanecer que fue muy importante para mí y que, de hecho, es un kigo: el 初日の出 hatsu hi no de, o la primera salida del sol, kigo de Año Nuevo. El 01 de enero del 2013 tuve el placer de presenciarlo en la isla de Enoshima. Como pueden ver, continúo viviendo las estaciones de forma simultánea.

En el artículo de este mes nos corresponde cubrir el último período de la estación estival: 晩夏 banka o fines del verano. Corresponde a julio o el sexto mes del calendario lunar, Minadzuki. A pesar de estar finalizando la temporada, el calor sigue muy alto, sin embargo, la pronta venida del otoño se puede notar en el viento que sopla temprano en la mañana y al atardecer. Una de las celebraciones más esperadas y disfrutadas en Japón, y que se ha extendido en el mundo gracias a quienes estudian el idioma o consumen manga y anime, es el Tanabata o Festival de las Estrellas, el cual se celebra en gran parte de las prefecturas japonesas el 7 de julio, pero algunas lo hacen el 8 de agosto. Esta festividad celebra la conjunción de dos estrellas, Vega y Altair, explicada en la antigüedad con la leyenda de Orihime, la tejedora (Vega) y Hikoboshi, el pastor (Altair), quienes estaban separados por el río de la Vía Láctea y que sólo en la noche del 7 de julio podían reunirse. Tal era su felicidad que cumplían los deseos de los seres humanos que estos escribían en tanzaku, tarjetas colgadas en ramas de arbusto de bambú o sasa.

La selección de haikus de este mes es bien variada, espero la disfruten.

Kigo: 海の日 umi no hi; Día del Mar. Uno de los festivos nacionales en Japón. Originalmente se celebraba el 20 de julio, pero en 2003 se cambió al tercer lunes de este mes. Es un día para expresar gratitud por las bendiciones del mar y orar por la prosperidad de Japón, que es una nación marítima.

Período: 晩夏 banka; fin del verano

Categoría: 行事 gyouji; eventos

Haijin: Itou Touko (1871-1941)

海の日の正午を告げる船の笛

umi no hi no shougo wo tsugeru fune no fue

el silbato del barco anuncia el medio día en el Día del Mar

Kigo: ナイター naita-; juego nocturno de béisbol. El partido se juega de noche con las luces encendidas. Dado que jugar bajo el sol abrasador del verano es físicamente agotador, tanto para los jugadores como para los espectadores, el partido comienza al anochecer, cuando está relativamente fresco, y continúa hasta la medianoche.

Período: 晩夏 banka; fin del verano

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Murata Kyuutei (¿?)

ナイターの片隅で打つ小ばくち

naita- no katasumi de utsu shou bakuchi

en un rincón del juego nocturno una pequeña apuesta

Kigo: トマト tomato; tomate. De la familia de las solanáceas. Es originario de Sudamérica. El fruto se agrieta con la lluvia, por lo que suele cultivarse principalmente en invernaderos. Se dice que se introdujo en Japón durante el período Edo (1603-1868), pero su consumo ha aumentado en los últimos años y se han desarrollado diversas variedades. Sus brillantes esferas rojas evocan el sol de verano. Desprenden un olor agrio cuando aún están verdes y, al madurar completamente, están llenos de jugo y dulzor. Se disfrutan mejor fríos y crudos. Son utilizados en jugos, puré de tomate y diversas preparaciones culinarias.

Período: 晩夏 banka; fin del verano

Categoría: 植物 shokubutsu; vegetación

Haijin: Katou Akinori (1946)

濡れてゐる朝日の中のトマト買ふ

nurete iru asahi no naka no tomato kau

comprando tomates en el húmedo sol matutino

Kigo: 鶯音を入る uguisu ne wo iru; finaliza el canto del ruiseñor. El canto del ruiseñor, que cantaba con fuerza, se detiene a finales del verano. El “入る iru” en este caso significa “納める osameru o finalizar”. Es importante tener en cuenta que la palabra “鶯 uguisu o ruiseñor” utilizada sola es un kigo de primavera.

Período: 晩夏 banka; fin del verano

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Sakuragi Toshiaki (1894-1990)

石庭寺深く鶯音を入るる

sekitei ji fukaku uguisu ne wo iruru

en lo profundo del jardín de piedras del templo termina el canto del ruiseñor

Espero que quienes estén en el hemisferio norte puedan disfrutar del brillo y luminosidad del sol veraniego sin tener que sufrir demasiado por el calor y la humedad sofocantes. Y quienes estamos en el hemisferio sur, nos inspiraremos con estos haikus y soñaremos con paseos por los jardines o en la playa.

¡Hasta el próximo artículo!

NIDOS Y POLLUELOS

NIDOS Y POLLUELOS

“La vida lo que mejor sabe hacer es empezar.”
Joaquín Araujo

 

Nidos de Otoño, nidos de Primavera los más, algunos, todo el año. Llega Junio y fácil ver todavía volantones y polluelos creciendo en los nidos.

kuchi akete oya matsutori ya aki no ame

 

Abriendo los picos

Los pajaritos esperan a su madre:

la lluvia del otoño

Kobayashi Issa

 

Primeras golondrinas

El gorrión se resiste

A dejar el nido

 Manuel Díez Orzas

 

Olor a lluvia

De un pichón a otro

Una fila de hormigas

 María Ángeles Millán (Hikari)

 

En lo alto de los árboles, en las oquedades de un muro, en arbustos, torres, en la tierra, también en la arena…

 

las campanas…

reclaman a sus padres

unos polluelos

 Rubén Marín (Benrû)

 

agua serena…

entre los brotes de juncos

una camada de patos

 Xaro Ortolá

Las aves construyen sus nidos allá donde pueden estar protegidas de los depredadores, así como del viento, la lluvia o el sol, y puedan encontrar fácilmente alimento.

 

en la oquedad

del castaño caído

¡pía un polluelo!

 Gregorio Muelas Bermúdez

 

Esos pequeños seres alados, emplumados apenas e indefensos, inspiran ternura y nos conectan con el niño que llevamos dentro y la necesidad de proteger la vida de los más vulnerables. Véase el protagonismo que tienen en la literatura infantil de todos los países.

 

A la perdiz

le siguen sus polluelos

buscando sombra

 Antonia Martínez García

 

mucho frío

El pollito se hizo caca

en mi mano

 Niño 7 años:  Yasniel Izquierdo Casanova

 

Entre las manos

la cría del jilguero

Ventarrón

 Mary Vidal

 

Sutsubame no shita ni hi o taku amayo kane

Haciendo un fuego

bajo un nido de vencejos

¡la lluvia nocturna!

 Shirao

 

Un nido roto o vacío tras la tormenta, la llegada de un depredador, o simplemente el final del ciclo reproductivo dejan un halo de tristeza en aquel que lo contempla.

 

Miércoles de ceniza

Los nidos rotos

de los vencejos.

 Mavi

 

Cae la lluvia

sobre los nidos vacíos.

Níspero en flor.

 Fernando Mora

 

Castaño viejo.

La anciana amontona

nidos vacíos.

Elías Dávila

 

Fin de Año.

Las hormigas vienen y van

 en el pichón muerto.

 Jorge Giallorenzi

 

Difícil eclosionar, salir adelante, sobrevivir y llegar a adultos reproductores para, de nuevo, comenzar el ciclo. Como bien dice el amigo haijin y poeta, Enrique Linares, en su libro Unas alas en mi balcón:

“Me he dado cuenta que volar no es solo mantenerse en el aire. Previamente debes aprender a mirar más allá del nido, aceptar el estado de tus alas y descubrir que lo imposible está más cerca de conseguirse de lo que creemos”.

cielo sin nubes,

uno de los pollos

abre y cierra las alas

 Enrique Linares

Junio 2025

CONSTRUIR

Cáncer y nidos
En la pared cagada.
Un día especial.

DECONSTRUIR

Todas las semanas debo ir al hospital (aunque, por suerte, no por estar enfermo) donde entro por una puerta situada en una pared con una cornisa donde anidan los vencejos (¿o son los aviones o tal vez las golondrinas?). Una pared sucia por los excrementos de estas aves…  es el segundo verso de este haiku. Incluyo foto.

Los amantes del haiku espero que no le harán ascos a este extraño verso. Ellos saben que el feísmo y lo escatológico son simpáticas caras del poliédrico haiku, la poesía que a nada hace ascos y nada halla repugnante porque todo, todo en la naturaleza, lo santifica y ennoblece con su mirada.

Dos  ejemplos:

Entre los rastrillos
Y el estiércol de caballo,
Humea cálido el aire
(Kakei)

Y este famoso de Bashō:

Piojos y pulgas.
Un caballo que orina
Junto a mi almohada. 

El enfermo de cáncer marca como día especial aquel en que debe pasar por esta puerta, debajo de esta pared, para recibir su ración semanal o quincenal de quimioterapia. Si alza la vista y ve los nidos de la cornisa, seguro que duda de que tengan algo en común el nido –la seguridad, el calor– de una golondrina y el tumor cancerígeno –la incertidumbre, la salud amenazada– que corroe su cuerpo. ¿Lo tienen?

¡¡Sí!!  Sí en la mirada del haijin para quien cada día es especial. Cáncer y nido comparten una pared. Comparten una mirada.

Junio 2025

Si bien, de acuerdo con el calendario, aún estamos en otoño, acá en Santiago de Chile ya se siente el invierno. Por eso me alegra mucho escribir sobre el calor, aunque mis recuerdos del verano en Japón no son precisamente placenteros, sino más bien pegajosos y sofocantes. Pero dejemos eso de lado y comencemos con el tema de junio.

Este mes revisaremos los kigos correspondientes a 仲夏 chuuka o mitad del verano. Este período abarca junio en el calendario actual, y Satsuki, el quinto mes del calendario lunar. Coincide con la temporada de lluvias o tsuyu 梅雨, en la que la lluvia constante, junto a las altas temperaturas, vuelven los días sofocantes, pero también provocan que la vegetación tenga un verdor intenso.

En esta ocasión la selección incluye varias categorías que permitirán apreciar el período o subestación, en sus distintas facetas.

Kigo: 植田 ueta; campo de arroz. Campo de arroz poco después de la siembra. Los arrozales se llenan de agua para evitar que las plántulas se muevan, reflejando el cielo y el paisaje circundante.

Período: 仲夏 chuuka; mitad del verano

Categoría: 地理 chiri; geografía

Haijin: Matsunaga Ruka (¿?)

 

母訪へば山の映れる植田かな

haha toeba yama no utsureru ueta kana

al visitar a mamá, en el campo de arroz se reflejan las montañas

 

Kigo: 手花火 tehanabi; chispitas. Fuegos artificiales que podrás disfrutar sosteniendo en tu mano. Se adhiere una pequeña cantidad de pólvora a un trozo de papel retorcido o a un palo fino, luego se enciende y se disfruta por su brillo colorido. La imagen de familias encendiendo y disfrutando de fuegos artificiales portátiles en sus patios, con baldes con agua para apagarlos, es una vista típicamente veraniega.

Período: 仲夏 chuuka; mitad del verano

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Ishida Hakyou (1913-1969)

 

手花火を命継ぐごと燃やすなり

tehanabi wo inochi tsugu goto moyasu nari

quemo las chispitas como si me dieran vida

 

Aunque en Chile la compra de fuegos artificiales está prohibida en la actualidad, recuerdo que en mi infancia era muy común su uso, y a unos parecidos a los 手花火 tehanabi les llamaban ‘chispitas’ o ‘estrellitas’. Otros nombres por los que son conocidos en Latinoamérica: en Costa Rica y México ‘luces de bengala’; en Perú ‘chispitas mariposa’; en Argentina ‘estrellitas’. Dado que en mi memoria son ‘chispitas’, así las he traducido aquí.

 

Kigo: 雨休み ame yasumi; descanso lluvioso. Día libre del trabajo en el campo cuando llueve. Un día libre extra para los agricultores.

Período: 仲夏 chuuka; mitad del verano

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Motohashi Yuuji (¿?)

 

ひさびさに本をひらくも雨休み

hisabisa ni hon wo hiraku mo ame yasumi

después de mucho tiempo incluso abro un libro, descanso lluvioso

Kigo: 螢 hotaru; luciérnaga. En las noches de verano, los insectos vuelan en enjambres cerca del agua, emitiendo una luz fría y parpadeante. En Japón se han identificado más de 40 especies de luciérnagas; las grandes se conocen como 源氏蛍 Genji botaru y las pequeñas como 平家蛍 Heike botaru.

Se documenta su uso como kigo en el Hanabanagusa del año 1636.

Período: 仲夏 chuuka; mitad del verano

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Terada Torahiko (1878-1935)

 

波に飛ぶ螢を見たり五大堂

nami no tobu hotaru wo mitari godaidou

viendo a las luciérnagas volar en las olas, Templo Godai

 

El Templo Godai o 五大堂 se encuentra en Matsushima, en la prefectura de Miyagi al norte de Japón. Esta bahía es famosa en el mundo de la poesía desde tiempos inmemoriales. Es el lugar que dejó a Matsuo Bashou sin poder componer ni un haiku, asombrado por su belleza. El Godaidou, símbolo de Matsushima, fue construido por Sakanoue no Tamuramaro en su expedición al este durante la era Daido (807-809). Más tarde, Jikaku Daishi Ennin consagró allí las estatuas de los Cinco Grandes Reyes de la Sabiduría, y por eso el salón pasó a llamarse Godaidou o Salón de los Cinco Grandes. El edificio actual fue reconstruido por Date Masamune en 1604 y es el ejemplo más antiguo que se conserva de la arquitectura Momoyama en la región de Tohoku.

Espero estén disfrutando tanto como yo de este camino hacia lo profundo de “El mundo del kigo”, acompañados, como no podía ser de otra forma, por hermosos haiku.

 ¡Hasta el próximo artículo!

5. Santōka: Peregrinaje por un mundo en transformación

En el tránsito del siglo XIX al XX, el haiku experimentó un proceso de transformación de la mano de representantes que buscaron modernizarlo. De ellos el más reconocido es Masaoka Shiki. Pero no fue el único. Uno de ellos, Ogiwara Seisenshui, contó entre sus discípulos a Taneda Santōka (1882-1940), quien más tarde se haría monje zen a sus 42 años de edad. Por esa vía, la modernización del haiku entraría al ámbito budista. Esto incluye, entre otras cosas, una exploración más explícita de la propia subjetividad y una ruptura con el molde tradicional 5-7-5, aunque continúan siendo importantes elementos como la concisión, los cortes, el vocabulario estacional (kigo), entre otros.

Santōka había pasado una vida bastante dura. Le marcó el suicidio de su madre cuando él apenas tenía 11 años. Su alcoholismo le valió varios problemas y un aparente intento de suicidio, luego del cual fue respaldado por un templo zen, vía por la cual se ordenó monje. Después de ello, pasó buena parte de su vida peregrinando por Japón, mendigando comida y abrigo, incluso queriendo seguir los pasos del gran Bashō. No fue nada fácil: más de una vez no conseguía abrigo y debía dormir a la intemperie, otras veces la polícia lo examinaba con sospecha (la mendicación monástica era legal en Japón, pero Santōka tenía problemas por no estar residiendo formalmente en un templo).

La obra de Santōka nos muestra una vida llena de dificultades y congojas, incluso de lucha con su alcoholismo. Dedica numerosas piezas al recuerdo de su madre, a quien no deja de extrañar. Sin embargo, a la vez, en medio de esa vida tan sufrida y solitaria, Santōka parece encontrar alivio en su intimidad con las cosas. En uno de sus poemas, escribe:

 

かえりは一人の月がある一本道

Kaeri wa hitori no tsuki ga aru ippon michi

Al volver, un camino con una luna para un hombre

(Traducción propia)

No hay aquí egocentrismo ni solipsismo, sino una potente expresión de una idea budista muy marcada en el zen: la no interferencia entre principio universal y fenómenos particulares. Así como la luna llena se refleja en cada gota de un estanque, la ley cósmica no obstruye ninguna cosa individual: al contrario, se expresa enteramente en cada de una de ellas y, de ese modo, les deja ser lo que son, enteramente. Santōka hace de su soledad una vívida expresión de este principio, de un modo que nos inspira una profunda sensación de íntima conexión con todas las cosas.

 

林のなかおちついて雪と私

Hayashi no naka ochitsuite yuki to watashi

Bosque adentro nos sosegamos la nieve y yo

(Traducción propia)

 

こほろぎになかれてばかり

Kōrogi ni nakarete bakari Nada más que los grillos cantándome

(Traducción propia)

¿Qué es toda esta soledad expresada por Santōka, qué más sino expresión de la íntima y omniabarcante conexión de todas las cosas, de la cual él se siente partícipe? Estando solo, no está solo.

Nota: Se puede encontrar un buen compendio de obras de Santōka en Tres monjes budistas [110 haikus]: Ozaki Hōsai, Taneda Santōka, Yamaguchi Seishi. Traducción y notas de Vicente Haya Segovia. Medellín: Universidad de Antioquia, 2018.

Mayo 2021

CONSTRUIR

En Gata está
La puerta vieja y muda.
Juegan los niños.

DECONSTRUIR

La provincia de Cáceres, bastante  cerca de donde vivo, está llena de lugares con encanto. Uno de ellos es la comarca de la Sierra de Gata, en el límite con la  provincia de Salamanca. El paisaje, el clima, la gente y hasta el habla –ahí está el dialecto mañegu o “fala”, reducto del viejo asturleonés– recuerdan a Asturias. Gata es uno de sus pueblos más representativos. Lo visité hace unos días. Subí hasta la ermita de San Blas en medio de chubascos y de los colores púrpuras y amarillos de brezos y escobones en flor. Pero antes, en una de las empinadas calles del pueblo, me detuve ante una puerta. Me cautivó su sencillez: un canto silencioso a la humildad.  Ya no era “una puerta”, sino “la puerta”. La que yo conocía y había visto en sueños.  La de siempre. Siempre cerrada y callada. Pero ahora quise darle voz.

    Desde la plaza llegaban voces infantiles. Me di prisa: saqué la foto y seguí calle arriba hasta San Blas. En la cabeza llevaba una pequeña cascada de sílabas que ahora quiero verter sobre la paciencia bondadosa de los lectores de El Rincón.

Mayo 2025

Hoy descubrí que el maravilloso The Country Diary of an Edwardian Lady de Edith Holden está adaptado a una serie de televisión. Tal vez por su condición de archipiélago, la cual comparte con Japón, Gran Bretaña tiene una gran tradición literaria que despliega la naturaleza en sus páginas. Aunque los japoneses fueron un paso más allá en su apreciación del mundo que nos acoge y desafía, creando una relación lingüística y temática entre la naturaleza y su poesía y prosa. Pero dejemos de lado estas reflexiones literarias y vamos con el tema de este mes, que corresponde al inicio de una nueva estación.

Según el calendario lunar, que es el que rige la utilización del kigo, la estación estival abarca desde 立夏 rikka o inicio del verano (alrededor del 06 de mayo) hasta el día anterior a 立秋 risshuu o inicio del otoño, es decir, el 07 de agosto. Es la estación más calurosa y con mayor cantidad de luz solar. Se divide, para efectos del kigo y su uso subsecuente en la composición de haiku, en cuatro grupos: 三夏 sanka o tres veranos, corresponden a palabras que representan la estación en su totalidad y se pueden utilizar durante toda su duración. Describen el fresco calor de inicio de verano, la humedad de la temporada de lluvias o 梅雨 tsuyu a mitad de la estación y el calor abrasador al final del período. Luego tenemos 初夏 shoka o inicio del verano; de acuerdo con el calendario solar sería mayo, y con el lunar, Udzuki. El cielo es claro y despejado, y el calor todavía no tan intenso, por lo que la gente aprovecha los largos feriados, por ejemplo, la Golden Week, que va del 29 de abril al 05 de mayo, para vacacionar en las montañas o el mar. La siguiente división es仲夏 chuuka, mitad del verano; junio en el calendario actual y Satsuki, el quinto mes del calendario lunar. Coincide con la temporada de lluvias, en la que el verdor de la vegetación parece brillar de lo intenso, y la humedad y calor sofocan. Por último, 晩夏 banka, fines del verano; corresponde a julio o el sexto mes del calendario lunar, Minadzuki. A pesar de estar finalizando la temporada el calor sigue muy alto, sin embargo, la pronta venida del otoño se puede notar en el viento que sopla temprano en la mañana y al atardecer.

Para esta ocasión seleccioné haikus que corresponden a 三夏 sanka y 初夏 shoka.

Kigo: 万緑 banryo; miríada de hojas verdes. Se refiere al abundante verde de la vegetación que cubre las montañas y los campos en verano. El 万 significa diez mil, pero en este caso se utiliza para indicar algo incontable, y 緑 significa vegetación y, por extensión, toda la gama de colores del verde al azul. 万緑 banryo se comenzó a utilizar como kigo precisamente con este haiku.

Período: 三夏 sanka; tres veranos

Categoría: 植物 shokubutsu; vegetación

Haijin: Nakamura Kusatao (1901 – 1983)

万緑の中や吾子の歯生え初むる

banryoku no naka ya ako no ha haesomuru

dentro del verde follaje, los dientes de mi pequeño comienzan a salir

Kigo: レース reesu; encaje. Una tela hecha tejiendo hilos para crear un patrón de encaje. Además de utilizarse para decorar la ropa de mujer, también se emplea como material para pañuelos, manteles, cortinas, etc. Es muy ventilado y tiene un aspecto fresco.

Período: 三夏 sanka; tres veranos

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Tsuji Momoko (1945)

レース傘レースの影をこぼしけり

reesu kasa reesu no kage wo koboshi keri

el parasol de encaje derramaba un encaje de sombras

Kigo: 薄暑 hakusho; calor suave. Se refiere al calor de principios de verano que te hace sudar un poco. Es un kigo sensorial para el comienzo del verano. Su uso se estableció durante la era Taisho (1912-1926).

Período: 初夏 shoka; inicio del verano

Categoría: 時候 jiko; estacional

Haijin: Fune Madohi (¿? – ¿?)

ほっそりと銀座の猫や夕薄暑

hossori to ginza no neko ya yuu hakusho

los delicados gatos de Ginza, suave calor al atardecer

Kigo: 幟 nobori; banderín. Un objeto largo y delgado similar a una bandera que se coloca el 5 de mayo durante el Tango no sekku o Festival de los Niños, para orar por el crecimiento saludable de los niños. Están decoradas con escudos familiares e imágenes de guerreros. Algunas miden hasta diez metros de altura.

Período: 初夏 shoka; inicio del verano

Categoría: 行事 gyouji; eventos

Haijin: Matsuo Bashou (1644 – 1694)

笈も太刀も 五月にかざれ 紙幟

oi mo tachi mo satsuki ni kazare kaminobori

el baúl y también la espada; banderines de papel adornan el quinto mes

Cierro la selección de haikus de este mes con uno de los más famosos de Bashou; de hecho, figura en el Oku no hosomichi. En un momento de este famoso viaje, el maestro llega a las ruinas de la residencia de Satou, sitio histórico ya en ese tiempo. Los hermanos Tsugunobu y Tadanobu habían muerto luchando a favor de Minamoto no Yoshitsune, tal como se relata en el Heike Monogatari. Al entrar en un templo de la zona se encuentra con que la espada de Yoshitsune y el baúl de Benkei, su fiel vasallo, se conservan como tesoros. Conmovido Bashou compone este haiku.

Espero hayan disfrutado de la selección de este mes y que estos haikus les acompañen en su día a día, aunque gracias al desface entre el calendario lunar que rige el mundo del haiku y el solar que gobierna nuestras vidas, tal vez no calce necesariamente con la estación que estamos viviendo.

¡Hasta el próximo artículo!