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Shiki: ¿Su primer haiku? ¿Su primer maestro? ¿La primera Hototogisu?

Ilustración de Rebekah Machemer, cuyo trabajo se puede ver aquí .

¡Serendipia! Buscando otras cosas de Shiki me encuentro con esta imagen de comic que llama mi atención. Dice reproducir el primer haiku que escribió Shiki, pero yo tenía otro en la mente. Así que me puse a leer y desvelar el misterio.

Tradicionalmente se afirma que el primer haiku de Shiki es otro, tras un comentario de Keene, pero ese otro realmente fue el primer haiku de Shiki que se imprimió y publicó, y no realmente el primer haiku que escribió. Todo está documentado. A continuación, exponemos el texto de Keene que explica el primer haiku publicado de Shiki, y el texto de JK Vincent que explica cómo el primer haiku documentado escrito por Shiki aparece en una carta que envió a un amigo.

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Texto de Keene: En lo que respecta a los antecedentes, Shiki, siempre interesado en la escritura y la pintura, visitó con su amigo, discípulo y co-fundador de Hototoghisu, Yanagihara Kyokudo (1867-1957), a Ohara Kiju, un poeta muy activo y reconocido de Matsuyama que formó la sociedad de haikai “Meieisha”. Cuando Shiki le enseñó su obra, Kiju quedó asombrado de su calidad. Igualmente llamó su atención que un poeta hiciera estudios de poesía en tres formas distintas (kanshi, tanka y haiku), y que usara la palabra “shika” para incluir todas las variedades de poesía.

Se dice (NT: erróneamente) que el primer haiku que Shiki escribió y uno de los que enseñó a Ohara Kiju fue:

虫の根をふみわけゆくやのこみち

mushi no ne wo / fumiwake yuku ya / no no komichi

el sonido
al pisotear insectos
y abrir camino por los campos

Kiju lo elogió y, a modo de respuesta, compuso dos haiku para Shiki. Aunque este iba a ser su único encuentro, Shiki escribió sobre Kiju: «Fue, literalmente, mi primer maestro de haikai, y nunca he tenido otro maestro desde entonces«. Sin duda, reconocía el ánimo que recibió de aquella su primera referencia personal de un gran escritor. Curiosamente, a su vez, Ohara Kiju había sido discípulo de Sakurai Baishitsu, a quien tanto y tan duramente criticó Shiki por escribir haikus sin aware, en el trascurso de unas reuniones mensuales.

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Texto de JK Vincent:

 

El primer haiku de Shiki

11 de diciembre de 2018 | haiku

http://jkeithvincent.com/2018/12/11/982/

 

雪ふりや棟の白猫声ばかり[1]

Yuki furi ya / mune no shiro-neko / koe bakari

La nieve está cayendo
y un gato blanco en el techo
se escucha pero no se ve

Este es el primer haiku que escribió Masaoka Shiki (ver imagen comic de inicio). Tenía diecisiete años y había estado viviendo en Tokio durante dos años. Lo incluyó al final de una carta fechada el 8 de enero de 1885, enviada desde Tokio a un amigo en su ciudad natal, la ciudad de Matsuyama, 414 millas al suroeste. El destinatario de la carta, Takemura Kōtō (1865-1901), se mudaría a Tokio en abril de ese mismo año, al igual que muchos de sus compañeros de clase de Matsuyama, uniéndose a las oleadas de jóvenes ambiciosos que acudían en masa a la capital en busca de formación y educación, una oportunidad de éxito en el gobierno o en la economía industrial en rápida expansión de Japón.

En aquellos años, el conocimiento de la poesía clásica china y de los clásicos confucianos se consideraba indispensable para la élite masculina japonesa. Shiki había estudiado chino desde los siete años con su tío materno Ōhara Kanzan, un destacado erudito confuciano. Él y varios amigos, incluido Takemura, formaron un grupo dedicado a estudiar chino, llamándose a sí mismos “Los cinco amigos”, un nombre derivado de una fuente literaria china. [2] Desde que se mudó a Tokio, Shiki continuó manteniendo correspondencia con los miembros de este grupo, y como uno de los «Cinco amigos», Takemura esperaba recibir algunos poemas en chino de Shiki, no un humilde haiku. [3]

Como le explica Shiki a Takemura en la carta, tenía toda la intención de aprovechar sus vacaciones de invierno para componer nuevos poemas en chino. Pero la vida en Tokio lo ha mantenido demasiado ocupado para escribir los poemas y pagar lo que llama en broma la «deuda poética» (shisai) que le debía a su amigo en Matsuyama. Siendo el final del año el momento tradicionalmente en el que todas las deudas debían pagarse, Shiki inventa una excusa elaborada, describiéndose a sí mismo en la última noche del año mientras yacía debajo de su futón con la respiración contenida, aterrorizado de que el «cobrador de deudas poético» vendría a llamar en cualquier momento y exigiría que le entregara los poemas adeudados. Pero cuando el cielo se volvió carmesí sin la visita del coleccionista, dejó escapar un suspiro de alivio y se dijo a sí mismo que la gente de Matsuyama todavía debía seguir el antiguo calendario lunar. La brecha entre los dos calendarios le había dejado unas semanas de indulto. [4]

La carta continúa con Shiki diciéndole a Takemura cómo regresó a casa al día siguiente, agotado por hacer las visitas obligatorias de Año Nuevo a amigos en Tokio, solo para desarrollar una infección en el ojo. Al principio no piensa en nada. Pero luego sale un chorro de pus amarillo que sigue limpiando, “como si se bombeara un tanque de aguas residuales”. Sus ojos hinchados le impiden leer el diccionario de rimas que necesita para componer un poema en chino. [5]Mientras tanto, se ve obligado a confiar en sus oídos en lugar de sus ojos para apreciar lo que sucede en el vecindario que lo rodea: las voces de los niños que se ríen; los sonidos de cometas aleteando en el aire arriba; alguien jugando volante fuera de su ventana. Cuando el raro visitante pasa, Shiki trata de ver quién es, pero sus ojos están tan hinchados que bien podría ser un «hombre ciego espiando a través de una cerca».

Al día siguiente, los ojos de Shiki han mejorado lo suficiente como para salir a cortarse el pelo en Año Nuevo. Ha nevado casi dos pies desde la mañana, y camina a casa a través de un “mundo plateado” que no se parece a nada que haya visto en su casa en Matsuyama, donde el clima era mucho más cálido. Los ladrillos rojos del Tokio moderno contra el blanco brillante de la nieve son dignos de un poema en chino. Pero Shiki decide «guardar la artillería pesada» a cambio de la «espada corta» del haiku. La carta se cierra con el poema anterior, el primero de más de 24.000 haiku que Shiki escribiría a lo largo de su corta vida.

Una vez que Takemura se encontró con estas diecisiete sílabas al final de la carta, se habría imaginado la cómica visión de su amigo caminando sobre la nieve siendo sobresaltado por el aullido de un gato en algún lugar sobre un techo por encima de él, entrecerrando los ojos patéticamente a través de sus ojos hinchados y llenos de pus, en busca de esta criatura blanca sobre un fondo blanco.

Leído en el contexto de la carta en la que aparece, este primer haiku resume muchos de los temas que preocuparán a Shiki a lo largo de su vida. Aquí ya vemos su trato característicamente franco de su propio cuerpo y fluidos corporales. La escena de Shiki esforzándose por escuchar los sonidos de la calle es un anticipo de lo que experimentará en los últimos siete años de su vida, cuando una enfermedad mucho más grave lo mantendrá confinado en su cuarto de enfermo, haciendo poesía de todo lo que entra en su limitado campo de visión. Finalmente, la carta muestra cuán trivial le parecía a Shiki el género del haiku en ese momento en comparación con la “artillería pesada” de la poesía china. Así era para la mayoría de los jóvenes de su época. Y, sin embargo, al llamar metafóricamente al haiku una «espada corta», Shiki ofrece un cumplido astuto al género: una «espada corta» (suntetsu en japonés) también puede significar una frase concisa que debe su efecto a su brevedad.

En la última línea de la carta que sigue a este primer haiku, Shiki escribe: “Poemas chinos a seguir en unos días”.

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[1] SZS 18:71-73.

[2] La fuente fue un ensayo del estadista y filósofo confuciano del período Ming Xue Xuan (1389-1464) que ensalzaba el carácter de cinco plantas nobles que se pensaba que resaltaban las virtudes de cada una: estos «cinco amigos» eran el bambú, ciruela. orquídea, crisantemo y loto.

[3] Margaret Mehl, “Aprendizaje chino (Kangaku) ​​en el Japón Meiji (1868–1912”, History 85, n.º 277 (2000): 48–66, https://doi.org/10.1111/1468-229X.00137 .

[4] Japón adoptó oficialmente el calendario gregoriano en 1873, pero la implementación fue irregular en áreas fuera de Tokio. Stefan Tanaka escribe: “De hecho, el calendario lunar se usaba comúnmente en las zonas rurales de Japón hasta la Segunda Guerra Mundial. Según una encuesta de 1946 en la que se preguntó a los encuestados qué año nuevo conmemoraban, en las regiones rurales el 36,7 % siguió el año lunar y el 48,8 % siguió alguna combinación de los dos, mientras que el 93 % en las zonas urbanas utilizó el año nuevo solar. Stefan Tanaka, Nuevos tiempos en el Japón moderno (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2004). Tanaka toma sus datos de Yoshiro Okada, Meiji Kaireki: «toki» No Bunmei Kaika(Tokio: Daishukan shoten, 1994). El cambio al calendario gregoriano tuvo un efecto profundo en todos los aspectos de la vida en Japón, sobre todo en la composición de la poesía, que estaba íntimamente ligada a las estaciones.

[5] Dado que la pronunciación de los caracteres es diferente en los dos idiomas, los poetas japoneses se basaron en dichos diccionarios para asegurarse de que sus poemas rimaran en chino.

El primer número de Hototogisu, publicado por primera vez en 1897


Yanagihara Kyokudo joven y anciano, amigo y gran seguidor de Shiki.

Flores y aves

Estaba seguro de que las aves conocidas como «ojos blancos» (mejiro 目白) eran un motivo estacional de primavera debido a la experiencia propia y a la gran cantidad de imágenes suyas en Instagram, donde aparecen entre los ciruelos y cerezos en flor. Sin embargo, de acuerdo con los almanaques estacionales (saikiji 歳時記) y los diccionarios, el nombre de estas aves debería evocar el verano o, incluso, el otoño. Con todo, los poemas aquí reunidos son todos de primavera, indicada en general por las imágenes florales. Esto nos enseña que las palabras estacionales (kigo 季語) son elementos aún en transformación y que, en el haiku, la experiencia poética prima también sobre las convenciones. En todo caso, dado que «ojo blanco» (mejiro 目白) debería situarnos teóricamente en otra estación, son los nombres de los ciruelos (ume 梅), cerezos (sakura 桜) y camelias (tsubaki 椿) las que nos ubican en diferentes periodos vernales, lo mismo que la palabra «flor» (hana 花) sin modificadores.

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

La especie Zosterops japonicus tiene un plumaje verdoso en la mayor parte del cuerpo y amarillo en el pecho, pero se caracteriza por el blanco que circunda sus ojos oscuros. Su presencia constante entre los árboles en flor se debe a que beben el néctar y cazan los insectos que los merodean, hábitos que deberían fortalecer su asociación primaveral.

 

1.

Kawai Emiko 河合笑子 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

うぐいすか枝先のゆれ目白かな

Uguisu ka eda saki no yure mejiro kana

 

¿Un ruiseñor?

El vibrar de la rama:

¡un ojo blanco!

 

El uguisu うぐいす es el ave asociada a la primavera desde la época clásica, ya que su singular canto puede oírse desde el inicio de esa estación, en la que se aparea. Es una especie exclusiva del este de Asia y sin parentesco cercano con otras aves de la esfera hispanohablante, por lo que no hay una traducción exacta para su nombre. Debido a la belleza de sus vocalizaciones y a su forma, se lo ha asociado con el ruiseñor y, ocasionalmente, con la alondra, pero sus patrones de sonido no se parecen en nada. Al pensar primero en esta ave, la autora evoca toda la tradición que le está asociada y que nos sitúa en la primavera, pero resulta que es un ojo blanco. Hay que recordar, además, que es difícil ver a los uguisu, que suelen trinar ocultos entre la vegetación, mientras que los ojos blancos son menos tímidos.

 

2.

Koishi Hideko 小石秀子 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

花鳥の目白きびきび枝から枝へ

Hanadori no mejiro kibikibi shi kara shi e

 

Aves y flores:

el ojo blanco vivaz

de rama en rama.

 

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

3.

Mori Norikazu 森理和 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

ひらひらと目白と夫と花の中

Hirahira to mejiro to tsuma to hana no naka

 

Revoloteo:

un ojo blanco y su amor

entre las flores.

 

4.

Kobayashi Mirai 小林巳禮 en la revista Hōzuki 酸漿 de mayo de 2002

 

紅梅の隣家に咲きて目白来る

Kōbai no rinka ni sakite mejiro kuru

 

Florece en la casa

de los ciruelos rojos.

Llegan ojos blancos.

 

El florecimiento de los ciruelos marca el inicio de la primavera lunar, pues comienzan a florecer desde el final de enero, pero llegan al apogeo entre febrero e inicios de marzo.

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

5.

Matsuda Kingo 松田欽吾 en la revista Ugetsu 雨月 de mayo de 2002

 

梅莟みはや訪ね来る目白かな

Ume tsubomi haya tazune kuru mejiro kana

 

Botón de ciruelo

¡Ah, ya viene de visita

un ojo blanco!

 

6.

Naitō Junko 内藤順子 en la revista Hōzuki 酸漿 de mayo de 2003

 

目白きて梅咲き満ちし勅願寺

Mejiro kite ume saki michi shi chokuganji

 

Vienen ojos blancos,

flores llenan los ciruelos:

un templo imperial.

 

La palabra chokuganji 勅願寺 nombra los templos construidos por orden de algún emperador, como lo fueron varios de los más famosos del área de Kansai. Por esta razón, la palabra puede evocar no sólo un templo antiguo, anterior a la separación forzada del budismo y del culto a los dioses, sino además uno imponente, como convendría a uno financiado por el estado.

 

7.

Nakajima Chieko 中島知恵子 en la revista Ugetsu 雨月 de junio de 2004.

 

梅の香の中飛び交へる目白かな

Ume no ka no naka tobikaeru mejiro kana

 

¡Ay, el ojo blanco

que puede planear en el aroma

de los ciruelos!

 

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

8.

Tanaka Kiyoko 田中きよ子 en la revista Hōzuki 酸漿 de junio de 2004

 

目白らの好む白梅ありにけり

Mejiro-ra no konomu hakubai arinikeri

 

Los ciruelos albos

parecen los preferidos

por los ojos blancos.

 

9.

Aoki Tamiko 青木民子 en la revista Hōzuki 酸漿 de junio de 2004

 

初桜目白十羽を飛ばしけり

Hatsu sakura mejiro jūwa o tobashikeri

 

Primeros cerezos.

Hicimos que volaran

diez ojos blancos

 

10.

Aizawa Yuriko 相沢有理子 en la revista Fudo 風土 de junio de 2007

 

花椿季節外れの目白群れ

Hanatsubaki kisetsuhazure no mejiro mure

 

Camelia en flor

Bandada de ojos blancos

fuera de estación.

 

Las camelias, a diferencia de otros árboles admirados por sus flores, tienen un periodo de florecimiento prolongado que va de enero a abril. De esta manera, cubren toda la primavera lunar y su nombre japonés, tsubaki 椿, puede evocar cualquier momento de esa estación. Al señalarnos que la bandada de ojos blancos está fuera de estación, la autora nos hace ver la falta de correspondencia entre su experiencia y los almanaques estacionales.

 

 

11.

Ozawa Akiyuki 小澤昭之 en la revista Sasa 笹 de mayo de 2010

 

目白ゐて白き椿の枝揺るる

Mejiro ite shiroki tsubaki no eda yururu

 

Un ojo blanco.

De la camelia blanca,

vibra la rama.

 

12.

Hayasaki Yasue 早崎泰江 en la revista Ao あを de abril de 2011

 

だしぬけに目白くるなり春動く

Tashinuke ni mejiro kuru nari haru ugoku

 

Y, de repente,

un ojo blanco vino.

Primavera en curso.

 [Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

En este haiku, el autor asocia claramente la llegada del ojo blanco con el avance de la primavera, con lo que rechaza sus asociaciones primarias con el verano o el otoño. El nombre de la estación es la palabra necesaria para situar temporalmente el poema.

 

13.

Sakai Akiko 堺昌子 en la revista Sugurono 末黒野 de junio de 2013

 

梅林や目白の影の池に揺れ

Bairin ya mejiro no kage no ike ni yure

 

Un ciruelar.

Ondas en el estanque

en que se refleja un ojo blanco.

Abril 2023

CONSTRUIR

¡Ay, cómo juega

entre las hojas de los lirios

la primavera!

DECONSTRUIR

Hace unos días, me impresionó los juegos de luces, con tantos matices de verdes, y los juegos de brillos y sombras del arriate de lirios, aun sin florecer como se aprecia en la foto adjuntada, que enmarca el espacio desde donde practico el arco. Hubiera deseado escribir:

¡Ay, cómo juega

entre hojas de lirios

la primavera!

De ese modo, hubiera contado siete sílabas el segundo verso (con hiato entre  la “e” y la”o”) y, tal vez, le hubiera dado mejor ritmo a todo el haiku. La verdad es que, sin embargo, deseaba personalizar a las hojas de estos lirios en concreto, usando sendos artículos determinados.

   El haiku japonés carece de determinación en los sustantivos, por la sencilla razón de que no existen artículos en la lengua japonesa. Es una de las indefiniciones, con ribetes de ambigüedad en no pocos casos, que da carácter a esta lengua. En español, por el contrario, como en la mayoría de las lenguas de nuestro entorno, personalizamos el discurso. Es como si tuviéramos necesidad de marcar nuestro conocimiento o desconocimiento, nuestra relación o no relación con las cosas, nuestra implicación emocional o no implicación con ellas. Dar un carácter o bien particular, concreto, o bien genérico a las cosas que nos rodean forma parte, por consiguiente, de nuestra percepción de la realidad.

    Por el contrario, en la mente de los maestros japoneses cuando componían haikus no existía tal dualidad. Y, en mi opinión, el haiku japonés tiene como cualidad central la descripción integral y holística de una realidad, que no es el resultado más que de una visión unitaria del mundo fenoménico.

   Pongamos como ejemplo comparativo el famoso haiku, de la rana que salta al viejo estanque del maestro Bashō. Lo recordamos:

 

 Furu ike ya                               El viejo estanque.                 

Kawazu tobikomu                Se zambulle una rana.

Mizu no oto                              Ruido del agua.

 

Y ¿por qué no “estanque” no puede indeterminarse con “un” y “rana” determinarse con “la”? Y traducir, entonces:

 

Un viejo estanque.

Se zambulle la rana.

Ruido del agua.

 

Sería, pues, un estanque desconocido por el poeta y una rana determinada por ser conocida previamente por este. ¡Claro que es posible! Seguro que el bueno de Bashō sonreiría con indulgente desaprobación –como a menudo desaprueban los japoneses– ante la frívola improcedencia de tal debate…  O se encogería de hombros porque en su lengua tal debate es imposible y la visión de las cosas es unitaria y no fragmentada en este aspecto gramatical.

La conclusión de estas reflexiones es  el reconocimiento de hasta qué punto nuestra visión del mundo se halla encadenada por el lenguaje con que nos expresamos y que modela nuestra mente. En mi haiku, los lirios los conozco bien: lo veo casi a diario cuando paso a su lado. Por eso, me salió natural escribir “los lirios” y no “unos lirios”, ni simplemente “lirios”, sin ningún artículo.   Y si son “los lirios”, por fuerza han  de tener “las hojas” y no “unas hojas”. Además, si hubiera escrito “unas hojas”, estaría reconociendo que había otras hojas de los lirios que no ofrecían tan sorprendente danza de brillos y sombras.

Hay otro poema de lirios que recuerdo. Es del haijin Hekigodō (1873-1937), discípulo de Shiki.

 

Los lirios del monte                        Yamayuri ni

empapados de la lluvia                Sosugu taiu ya

mientras canta el cuco.                Hototogisu.

 

山百合に

そすぐ大雨や

ほととぎす

Última fotografía de Shiki (y la historia de una jaula y un pintor)

El mes pasado veíamos como en la fotografía del Busonki que se celebraba en casa de Shiki (Shikian) del año 1897, el maestro ocupaba la posición central de la fotografía conmemorativa del grupo: en el centro de la fila del cento. Si observamos la fotografía del Busonki de 1899, Shiki ya ocupa la posición central de la fila de abajo: necesitaba estar apoyado en un reposabrazos. Aquí vemos ahora la fotografía del Busonki de 1900 (Imagen 1).

Imagen 1.- Busonki de 1900 en Shikian ¿dónde  está el maestro?

Shiki no aparece. Su progresivo deterioro le ha llevado a esto, a no poder estar con sus discípulos y amigos para inmortalizar el momento. Pero, eso no quiere decir que Shiki no estuviera en esa reunión, simplemente se trata de que no tenía ya fuerzas para salir al jardín. No obstante, a Shiki se le haría de forma individual una fotografía en aquel acontecimiento, sin duda su fotografía más extendida y conocida, la que a la postre sería la última fotografía de Shiki (Imagen 2).Imagen 2.- Conocidísimo retrato. Es la última fotografía de Shiki, el 24 de diciembre de 1900 con motivo del Busonki, pero de forma individual.

Fue el 24 diciembre 1900. Y a fin de que el maestro aparezca en la fotografía con el grupo de aquel Busonki, la imagen “oficial” de grupo tiene la mítica fotografía de Shiki, realizada en ese mismo evento, insertada en el ángulo superior derecho (Imagen 3).Imagen 3.- Imagen oficial del Busonki de 1900, con la última foto de Shiki insertada en la del grupo al no poder salir al jardín con el resto.

Y ahora, hagamos zoom en la parte izquierda y primer plano de esa fotografía (Imagen 1 y 3): observaremos una gran jaula. ¿De dónde salió y qué hace ahí? Bien, es el momento de narrar su historia.

En enero de 1900, como veremos en la próxima entrega, se celebró una fiesta de despedida en Shikian para el pintor Chu Asai* (Imagen 4), que se iba a París para cursar estudios en el extranjero y de paso visitar la Exposición Mundial de París.

Imagen 4.- Asai Chu, pintor, gran amigo y colaborador de Shiki.

Chu Asai regaló una pintura de acuarela de flores de otoño a Shiki, y sobre todo, dejó en Shikian una gran jaula que pidió prestada antes de emprender viaje. En su diario Una gota de tinta, el 7 de marzo Shiki escribió:

“Cuando enfermé, alguien pidió prestada una jaula de alambre muy grande, para que mi mente no quedara siempre pendiente de la cama. La tuve colocada frente a la ventana, con diez pájaros dentro. Disfruto verlos desde mi lecho de enfermo, porque tienen una forma divertida de bajar corriendo para bañarse cuando se cambia el agua de su cuenco. Antes de que uno pueda siquiera apartar la mano del depósito de agua y sacarla de la jaula, los pinzones vuelan hacia abajo, por delante de cualquiera de los otros. También son los mejores bañistas, salpicando tan enérgicamente, que la mitad del agua se ha vaciado en un instante

Luego, las otras aves tienen que turnarse para bañarse en la poca agua que queda. Dudo que los dos capuchinos de cabeza negra decidieran conscientemente cambiar las cosas, pero últimamente vuelan justo cuando los pinzones están a punto de saltar, luego los alejan y se bañan uno al lado del otro. Después de ellos vienen los gorriones de Yakarta y luego los pinzones cebra y los canarios. Finalmente, el borde del cuenco está atestado de aves ordenadas por orden de llegada. Cada uno vuela hasta la barra de arriba cuando termina de bañarse, y agita sus alas furiosamente. ¡Se ven tan felices! Ahora que lo pienso, deben haber pasado unos cinco años desde que pude darme mi último baño.”

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* Asai Chū (浅井 忠, 22 de julio de 1856 – 16 de diciembre de 1907) fue un pintor japonés, conocido por ser pionero en el desarrollo del movimiento artístico yōga (estilo occidental) a finales del siglo XIX y principios del XX de la pintura japonesa del siglo XX. Este estilo supuso la modernización de la pintura japonesa (Nihonga) y la entrada al país nipón de las técnicas pictóricas europeas. Un pintor de estilo occidental en el Período Meiji de Japón. Participó en la fundación de la Sociedad de Bellas Artes de Meiji (Meiji Bijutsu-kai). Él mismo pintó muchas escenas pastoriles llenas de sentimiento o emoción con el realismo. Se esforzó toda su vida en difundir el trabajo de Shiki.

Imagen 5.- «Mi Cosecha», 1890. De Asai Chu; Óleo sobre lienzo, 96,5 x 68,5cm.

 

Imagen 6.- “Ranas negras, nenúfares naranjas”, 1905. De Asai Chu; para portada de revista.

Montañas y ríos

Una conocida expresión de la tradición zen dice: “Antes de conocer el zen, las montañas eran las montañas y los ríos eran los ríos. Cuando comencé a estudiar el zen, las montañas ya no eran las montañas ni los ríos eran los ríos. Cuando al fin comprendí la esencia del zen, las montañas son las montañas y los ríos son los ríos.”

Parece que lo esencial de la vida responde a la misma apreciación. Los seres humanos solemos perdernos, dar vueltas y desvíos hasta llegar a estar totalmente confundidos.

El haiku, como el zen, es un retorno a lo esencial. Nada nos hace falta, nada nos sobra. Buscamos inútilmente un tesoro donde nunca podremos encontrarlo. La joya preciosa no está en un lugar lejano o desconocido. Nunca cesa de brillar en nuestro propio corazón.

Recuperar la capacidad de percibir directamente, sin obstrucciones ni distorsiones, sin engaños ni manipulaciones, desnudos, desprevenidos, con sencillez y humildad, como el niño que nunca dejamos de ser, ese es el camino del haiku:

¡Las montañas son las montañas, los ríos son los ríos!

algazara

dos guacamayas

en el techo de la casa

·

sin ruido…

una tras otra cae

gota de rocío

Foto: Cañón del Río Cauca (Antioquia, Colombia), Luis Bernardo Cano

 

Shiki: Las reuniones con los amigotes… y la colectividad en el haiku.

Imagen 1.- La primera reunión de haiku de «Busonki», o reunión por aniversario de la muerte de Yosa Buson. Fotografía conmemorativa tomada en el porche de una habitación de invitados de Shikian (1897, Fuente Museo Shiki). 

Imagen 2.-  Conocida fotografía de Shiki, también en 1897, con 31 años, delante su casa frente jardín el 24 diciembre, con motivo de la primera celebración sobre el Poeta Buson.

Imagen 3.- Busonki de diciembre de 1899 (Fuente: Shikian). Esta foto fue tomada frente a la cerca de pizarra en el lado oeste. Shiki se apoyó en un reposabrazos en el centro de la primera fila.

Seguramente porque Shiki no podía salir de casa en sus últimos años, con cierta frecuencia y con motivos muy dispares (homenajear a un clásico, despedir a un amigo que parte, celebrar la entrada de año, etc.) organizaba grandes reuniones de haijines. Murió el día 19 de septiembre de 1902: pues bien, la última de estas grandes reuniones fue ¡el 10 de septiembre!, cuando apenas tenía fuerzas ya para respirar.

Posiblemente, las más famosas y fructíferas de todas las reuniones fueron los “Busonki”, o reuniones en homenaje a Buson, que se celebraban casi siempre el día 24 de diciembre, fecha de la muerte del gran maestro del haiku y la pintura (fecha de calendario lunar, 17 de enero en el nuevo calendario solar). De la primera, en 1987, tenemos esa fotografía en la Imagen 1, con 20 asistentes y la imagen 2 individual del maestro. En la tercera, en la Imagen 3, ya apreciamos más de 45 asistentes. Aún tenemos una fotografía más de estos encuentros, pero tiene su propia historia y la veremos y comentaremos en la próxima entrega.

Shiki sentía gran admiración por Buson, llegándole a dedicar el libro “Haijin Buson” en 1899, que se venía publicando de forma seriada en el diario Nihon desde 1897. Continúa, a partir de 1898, mediante estas sesiones de lectura colectiva organizadas en el propio domicilio del poeta y hasta pocos días antes de su muerte. Estas sesiones culminaron con la publicación de escritos de un Curso sobre las colecciones de Buson (Buson kushū kōgi). En mayo de 1900, fueron los Versos de invierno, en septiembre de 1900 los Versos de primavera, en enero de 1902 los Versos de verano y, Meisetsu, publicará un último volumen en junio de 1903: Versos de otoño.

Si bien Donal Keene y Janine Beichman dejan buena constancia de la impresión de Buson en Shiki, a quien desee profundizar, recomiendo muy encarecidamente los artículos “Buson and Shiki: Part One & Part Two”, de Mark Morris (University of Adelaide) en Harvard Journal of Asiatic Studies, Vol. 44, No. 2 (Dec., 1984), pp. 381-425 y Vol. 45, No. 1 (Jun., 1985), pp. 255-321.

Me permito recordar aquí también que el haiku tiene un componente imprescindible de colectivo, se originó de la poesía colectiva y de desarrolló como poesía en colectivo: de ahí la importancia de los foros, escuelas, asociaciones, etc.

Ya publicado con anterioridad, también recuerdo aquí cuatro términos que se usan en la colectividad del haiku:

Unza: (za: reunión, uno: destino): Empezaron siendo reuniones de numerosos haijines para la práctica del haiku, meros ejercicios. Finalmente, se convirtieron en sesiones de selección donde se decide colectivamente el destino de los diferentes haikus compuestos por los miembros: ¿serán seleccionados? ¿serán rechazados? Usado para publicaciones en libros, revistas, foros, etc.

Tensaku: Sesiones de numerosos haijines con fines, no de selección, sino de mejora de los haikus. Puesta en común, comentarios y correcciones colectivas.

Kukai: Tiene características de competitividad, de concurso. En esa reunión los haiku se escriben en hojas de papel anónimas, por lo que no se sabe de quién es cada haiku inicialmente y cada cual selecciona tres o cinco de sus favoritos. Cada miembro lee en voz alta su selección de haiku y hace un pequeño comentario al respecto. Gana el que mayor número de selecciones tenga.

Ginkō: Un grupo de haijines pasea con atención por un área determinada de naturaleza, escriben haikus que puedan surgir al respecto y luego los intercambian frecuentemente en formato de kukai.

FUENTES:

Imágenes:

Museo de Shiki

Shikian

Enero 2023

CONSTRUIR

Abandonada,
una silla de plástico.
Uno de enero.

DECONSTRUIR

Los comentarios del “Deconstruir” de este mes bien podrían llevar, conjuntamente, el título de “El haiku y la belleza”, un buen tema para una sabrosa charla.

Estamos habituados, en el canon literario occidental, a asociar poesía y belleza, no obstante reconocidas voces heterodoxas de ciertos poetas (Arthur Rimbaud, Gottfried Benn y otros). En el haiku japonés no se asocian ambas realidades. En este sentido, como en varios otros, el haiku es, ni más ni menos, “antipoesía” o, en términos más concretos, es la poesía de la vulgaridad, de la fealdad, de la frivolidad, de la obscenidad, hasta de la suciedad (y que los kami me perdonen). O, mejor dicho, el haiku puede representar todo eso, y, sin embargo, seguir siendo haiku.  Al haiku del humor, por otro lado, lo encasillamos en el subgénero del senryū.

Pongamos el ejemplo de “Construir” de este mes de enero. El día 1, el día más auspicioso del año si los hay, al pasar al lado del patio de una casa abandonada, reparé en una silla de plástico tirada en el suelo. Todo en el patio sugería descuido, fealdad, suciedad. Y el plástico, material cada vez más denostado por cuantos tenemos responsabilidad ecológica, hasta había perdido su color blanco por haber estado largo tiempo a la intemperie. Saqué una foto de la escena porque “reparé” en esta fea silla.

Y me hice vidente, y compuse estos versos. ¡«Nada menos adecuado para empezar el año, un uno de enero, que un haiku semejante», puede pensarse! Y, con razón, tal vez, pero el haijin no conoce adecuaciones a la artificiosidad de tiempos, calendarios y festividades. El haijin es espontáneo e inocente.

Un ejemplo opuesto. He esperado varios días para disponer de él en versión gráfica. Es la escena de una hermosa puesta de sol en una playa de la costa gaditana donde estoy pasando estas fechas de Reyes. 

¡Qué bonita puesta de sol! ¿verdad? ¿A qué merece un haiku? No estoy de acuerdo. ¿Por qué va a merecerlo? ¿Porque evoca belleza? ¡¡¡ No es razón digna para un haiku, señor mío!!!  Es mi opinión, claro está.

El haiku de esta bonita escena de la playa y las nubes podría ser algo como este:

Al infinito
el sol que declina.
Tarde de enero.

 Lo siento por si a algún amable lector de El Rincón hallara agrado en este haiku, pero yo prefiero mil veces el haiku de la silla, el  haiku que evoca fealdad.  La fealdad transfigurada, claro está, con la varita mágica de la inspiración, iluminada por el destello de un no sé qué. Y, expresado con inocencia. Esto es el haiku.

Si no, ahí están los maestros. ¿Es que Bashō vio algo bello en una vulgar rana que saltaba en un viejo estanque o en las encías frías de un pez muerto? Sin embargo, ¡qué sublimes haikus compuso sobre uno y otro motivo.

Adjunto fotos de una y otra escena: de la bonita (la puesta de sol sublime) y de la fea (la sucia silla de plástico tirada en el suelo). Feliz año a los lectores de El Rincón del Haiku.

¿QUIÉN INDUJO A SHIKI AL SUICIDIO?

Puedes leer solo el resumen (la versión breve) o todo (versión extensa) si deseas conocer más del tema y la vida y familia de Shiki.

Versión breve: Shiki (imagen 1) reconoció el 13 de octubre de 1901 en su diario íntimo, que ante el dolor insoportable que tenía (por una tuberculosis que afectó a su columna y médula espinal) un día quiso suicidarse, y cuando estaba camino de hacerlo, la abrupta llegada de su madre lo impidió.

Imagen 1

Aunque nunca fue de creer en espíritus, cuenta (según se dice, por culpa del dolor y los medicamentos) que quien le animó a hacerlo fue el fantasma de un familiar: su primo Kohaku Fujino  (imagen 2), cuatro años menor que él y con quien convivió una temporada.

Imagen 2

El primo, en forma de aparición, salió de su tumba (Imagen 3: Kohaku saliendo de su tumba y regresando del inframundo) para animarle a acabar con su vida.

Imagen 3

El primo siempre manifestó un carácter infeliz, algo envidioso y fue ingresado en un hospital de salud mental. Murió por suicidio.

Imagen 4

La Imagen 4 fue tomada en Shimbashi, en noviembre de 1883. Desde la izquierda en la primera fila, sentados, Kiyoshi Fujino -Kohaku-, Tomoyuki Yasunaga y Shiki Masaoka. Desde la izquierda en la última fila, de pie, Ryo Minami -Hajime- y Masami Ota.
*Ryo Minami es sobrino de Kanzan Ohara, el abuelo de Shiki, y era dos años mayor que Shiki.

Versión extensa:

Kohaku Fujino era primo de Shiki, cuatro años menor, y su verdadero nombre es Kiyoshi Fujino. Nació con síntomas de neurosis. La tía de Shiki, la hermana menor de Yae, Toe, murió cuando Kohaku tenía siete años. La familia de Kohaku, siendo un samurái de alto rango, pensó: “Sería muy bueno tener un jardín grande y hermoso para que juegue el niño, y convertirse en rey en ese jardín y poder hacer travesuras sin restricciones”. Claro, aquello era envidiable para Shiki, que escribió en “Fujino Kiyoshi no Den (Kohaku Imanu)” que tenía sana envidia de las posibilidades de su primo. Sin embargo, Kohaku creció lleno de egoísmo. El hecho de que su padre “reemplazara” a su fallecida madre, Toe, distorsionó aún más su personalidad nerviosa.

Cuando Shiki fue a Tokio en 1883, la familia Fujino ya se había mudado a Tokio y los primos vivirían juntos al menos un año. Sin embargo, Kohaku manifestaba una gran agresividad y Shiki, que hacía el papel de su supervisor, lo pasaba mal porque se peleaba constantemente con otros estudiantes.

En septiembre de 1887, Kohaku mostró signos de enfermedad mental y fue ingresado en el Hospital Sugamo. Más tarde regresó a su ciudad natal para cuidar su enfermedad, se mudó a Tokio en abril de 1891, comenzó a estudiar literatura e ingresó en la Tokio Senmon Gakko (ahora Universidad de Waseda) al año siguiente. Su maestro fue Shoyo Tsubouchi, y sus compañeros de clase fueron Hogetsu Shimamura y Chugai Goto. Sin embargo, su talento para el haiku era tremendo, se decía que incluso superior al de Shiki. En el otoño de 1924 escribió: “Si la miro esta mañana, me siento solo, pero me pregunto si tan solo es una simple hoja durante la noche”. Escribió poemas excelentes como “No hay flores de rocío”, y Shiki dijo: “Estos poemas son sin duda dignos ejemplos de la iluminación del mundo del haiku de la era Meiji”.

Sin embargo, Kohaku se alejó gradualmente del haiku y comenzó a dedicarse a las novelas y obras de teatro. La obra “Jinbashira Tsukishima” que escribió cuando se graduó de la Tokyo Senmon Gakko se basó en la construcción de Taira no Kiyomori, de la isla Tsukishima, en el puerto de Hyogo. Kohaku se volcó de lleno en ese trabajo, lo revisó muchas veces, y soñaba con pertenecer al “mundo literario” gracias a él. Sin embargo, aunque este trabajo fue publicado en Waseda Bungaku en 1895, fue ignorado por el público. Kohaku estaba decepcionado y dejó una gran cicatriz en su corazón.

El 2 de marzo de 1893, Kohaku ayuda a Shiki a empacar sus pertenencias para ir a la Guerra Sino-Japonesa. Al día siguiente, Shiki y Kohaku se separaron en la estación de Shimbashi. Un mes después, Kyoshi tomaba sake con un plato de shiruko cuando se produjo un gran terremoto y Kohaku salió corriendo de la taberna descalzo y luego escribió: “es extraño que un terremoto dé miedo cuando estás pensando en morir”.

En abril, Shiki se quedó en el puerto de Ujina en Hiroshima para cubrir la guerra chino-japonesa. El 9 de abril, un día antes de zarpar, recibió la noticia de que Kohaku se había suicidado con una pistola. En la nota de suicidio Kohaku, escribió: “Mirando hacia atrás, soy incapaz de dedicarme perpetuamente a todas y cada una de las cosas debido a mi estado mental inestable. En cambio, soy arrogante y no tengo lugar para estar satisfecho con el logro de lo que quiero. Lo tuve, pero he perdido mi interés por sobrevivir en este mundo.” Estaba escrito. Shiki, que está a punto de irse al día siguiente no puede hacer nada por Kohaku. El padre de Kohaku, Fujino Susumu, dijo: “Si pasa algo, lo siento. Ni siquiera puedo llorar por esto. Finalmente apenas he podido escribir un texto manifestando mi dolor”.

El día 24 de su llegada a Kinshu, Shiki recibió una carta de Kawahigashi Hekigotô que contenía detalles sobre la muerte de Kohaku. Shiki escribió: “Hay un hombre que habla de primavera y viejos tiempos”.

Kyoshi Takahama escribió sobre el tiempo antes y después de la muerte de Kohaku en “Shiki Koji y yo”: << Alrededor del Festival de las Muñecas en el calendario lunar, Koji partió hacia el Cuartel General Imperial en Hiroshima. Por alguna razón, no recuerdo la escena cuando dejé Shinbashi. Sin embargo, Koji sí recuerda una habitación en Negishi-an el día de su partida.

Koji llevaba ropa nueva. Kohaku-kun estaba en la escuela vocacional de Waseda junto con Hogetsu y Sougai-kun, y a menudo hablaba de cosas como “destino” y “vida”. Incluso Koshiro-kun no podía evitar reírse… esta escena permanece como una vieja imagen ya. Ese fue el momento, además, de la separación para siempre entre Koji y Kohaku-kun, quienes odiaban separarse de algo”. Por lo tanto, era extremadamente raro que Koji enviara una carta informándonos de su partida, pero mientras Koji estaba fuera, a Hekigotô-kun y a mí se nos confió la sección de haiku del “Nippon Shimbun”. A veces se comentaban cosas sobre él. Por esa época, yo vivía con Hekigotô en una pensión en Tatsuoka-cho, Kamihongo. Estaba bastante entusiasmado con la composición de haiku. Un día en que los cerezos estaban en flor, estaba caminando por la universidad con Morimori Aoki, cuando Meisetsu se paró en la entrada del departamento de cirugía de la escuela de medicina y nos detuvo. Me acerqué a él con recelo, ya que siempre tenía mal genio, y me dijo: “Kohaku se suicidó. Lo acaban de traer al hospital”. Así que inmediatamente fuimos a la habitación del hospital y lo cuidamos. El cañón de la pistola había hundido su frente, pero aún no había fallecido. Simplemente estaba asombrado de Kohaku-kun, que estaba moviendo la mitad de su cuerpo mientras perdía el sentido. Una nota de suicidio muy fría y filosófica escrita en letra pequeña solemne fue descubierta en la biblioteca, a su derecha. En pocos días, este misterioso poeta finalmente se convirtió en un cadáver frío. Recuerdo que en el funeral la carta de condolencias de Tsubouchi fue leída por Hogetsu y Sougai. Shiki Koji estaba en Hiroshima y escuchó esta trágica noticia. Sin embargo, fue solo después de que regresó a Tokio en el otoño y leyó cuidadosamente su nota de suicidio que pensó profundamente en la muerte de Kohaku>>. (Kyoshi Takahama, en Koji Shiki y yo)

En el primer aniversario de la muerte de Kohaku, Shiki escribió en La alta hiedra en los pinos (Shôra gyokueki): “Este es el primer aniversario de la muerte de Kohaku. Con un rifle de caza al hombro, lleva una rama con flores de ciruelo y un pájaro marrón en su mano izquierda, y caza por los caminos de las montañas de los muertos. En la encrucijada de Rokudo, evitando ser visto, intenta debatir con el buda Jizo Bosatsu. Abre los cielo y ve pasar las nubes allá arriba, trabajando diligentemente día y noche, escribiendo borradores a lo largo de los años, ni poemas haiku ni waka, solo novelas y dramas y algunos los hace pedazos. Todos los cortes y piezas rotas fueron arrastradas al río Sanzu, con gente aplaudiendo y riendo estupefacta. Si no asisto al memorial, estaré cerca en la ofrenda de un plato de fideos (23 de abril de 1894).”

Shiki sintió una profunda vergüenza al pensar que debería haber sido más empático con la muerte de Kohaku, y el pensamiento de que Kohaku le guardaba rencor siempre se había quedado grabado en su corazón. En “Gyoga Manroku” fechado el 13 de octubre de 1901, se registra que apareció Kohaku para invitar a Shiki al inframundo: “Kohaku me llama: ven”. Al quedarse solo, Shiki consideró suicidarse con un cuchillo y el punzón de la caja de la piedra de tinta (Imágenes 5 y 6: Hoja del Manroku, diario de Shiki donde lo reproduce todo). Mientras, pensaba: “La muerte no da miedo, es el sufrimiento lo que da miedo”, y en esas su madre Yae volvió. ¿Qué le contó Kohaku a Shiki sobre la dulzura de la muerte?

 

 

 

 

 

Imágenes 5 y 6

Shiki Masaoka era un debilucho cuando era joven. Quizás debido a esto, no era bueno con las historias de miedo, y en “Yōkaidan”, escrito cuando tenía 18 años, afirmaba que a los niños no se les deben contar historias de miedo. Además, en “Hakkenden”, que escribió cuando tenía 21 años, plantea interrogantes sobre historias absurdas, y escribe a los 22 años que hay un límite en la imaginación humana más allá de lo que se ve y se escucha.

Como realista, es posible que Shiki no creyera mucho en los fantasmas y los Yōkai. Sin embargo, hay algunos haiku en los que los cita.

Shiki afirmó también: Quienes cuidan a un niño deben evitar hablarle al niño de manera absurda, como las apariciones demoníacas. Después de escuchar estas historias, el niño crece y, aunque sepa la verdad de la no existencia de los yōkai, queda aterrorizado cuando está solo en la noche oscura. Los humanos no deberían ser capaces de imaginar cosas que no sean las que han visto y oído. Incluso si los seres humanos pudieran imaginar a esos seres, no crearían nuevos materiales para esas cosas, sino que simplemente recopilarían los materiales que vemos y escuchamos y crearían una especie de nueva combinación. Por ejemplo, al intentar imaginar una especie de demonio, tomarían partes de un oso, un conejo, un pájaro, un pez, un ser humano, … es imposible organizarlo sin materiales reales.

Sin embargo, Shiki siente el espíritu de los muertos en su lecho de enfermo.

“Gyoga Manroku” es uno de los tres ensayos principales de Shiki. Estrictamente hablando, este es el único diario íntimo de Shiki, y no fue escrito asumiendo que se haría público. Escrito del 2 de septiembre al 19 de octubre de 1901, interrumpido, del 10 al 12 de marzo de 1902 (1902), del 20 de junio al 29 de julio. Incluye un diario de toma de anestésicos al día.

En este, el 13 de octubre, se escribe una sentencia espantosa. Shiki, que estaba solo, consideró suicidarse con un pequeño cuchillo y un punzón de la caja de la piedra de tinta (ver imagen 5). Sabía que había una navaja ideal para el suicidio por la casa, pero no podía buscar y llegar tan lejos. Cuando estaba pensando, «La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí», Yae volvió. ¿Fue Kohaku, que vino del inframundo, lo que llevó a Shiki a tales pensamientos?

<<…Mi mente cambió de repente. Bueno, no puedo soportarlo ¿Qué debo hacer? Puedo ver a mano un cuchillo desafilado de unas dos pulgadas de largo y un punzón de unas dos pulgadas de largo. Aparece una fiebre suicida de forma irregular …Pero no puedes morir con esta espada desafilada o un punzón. Sé que hay una navaja en la habitación de al lado. Si tuviera esa navaja, sería capaz de cortar mi garganta, pero lamentablemente, ahora ni siquiera puedo gatear. No hay forma de que pueda cortar la nuez de la garganta con este cuchillo. Pero si me atravieso el corazón con un punzón, estoy seguro de que moriré. Pero no puedo. La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí. Es aterrador pensar que incluso el dolor de la enfermedad es insoportable y que la muerte está por encima de eso. Eso no es todo. Después de todo, cuando miro un cuchillo, siento una sensación de pavor brotando del fondo de mi corazón. Cuando volví a ver este cuchillo hoy, me sentí mareado y asustado. Traté de levantarlo con mis manos, pero me contuve, pensando que ese era el lugar. En mi corazón, dos cosas están peleando: si quiero tomarlo o no. Mientras pensaba en ello, sollocé… comencé a llorar. Para entonces mi madre había regresado. Debía de ser tan temprano que había salido al porche.

“Cuando la sangre se me sube a la cabeza, no puedo abrir los ojos. Como no puedo abrir los ojos, no puedo leer los periódicos. Como no puedo leer periódicos, sigo pensando. Como sigo pensando, sé que la muerte se acerca. Como sé que la muerte se acerca, quiero divertirme antes de eso. Como quiero divertirme, me apetece probar algún festín excepcional. Como tengo ganas de probar un festín excepcional, necesito algo en lo que ocuparme. Como necesito algo en qué ocuparme, llego a pensar en vender mis libros. No, no, no quiero vender mis libros. Pues bien, estoy en problemas. Como estoy en problemas, la sangre se me sube a la cabeza aún más.>>

 IMÁGENES

Imagen 1: Foto de época de Masaoka Shiki en 1892

Imagen 2: Foto de época de Kiyoshi Fujino -Kohaku-, primo de Shiki, cuatro años menor que él y con quien convivió una temporada

Imagen 3: Kohaku saliendo de su tumba y regresando del inframundo para animar a Shiki a acabar con su vida

Imagen 4: En Shimbashi, noviembre de 1883. Desde la izquierda en la primera fila, sentados, Kiyoshi Fujino -Kohaku-, Tomoyuki Yasunaga y Shiki Masaoka. Desde la izquierda en la última fila, de pie, Ryo Minami* -Hajime- y Masami Ota. *Ryo Minami es sobrino de Kanzan Ohara, el abuelo de Shiki, y era dos años mayor que Shiki

Imagen 5: Hoja del «Gyoga Manroku” con  cuchillo y el punzón de la caja de la piedra de tinta

FUENTES:

Imágenes:

Museo de Shiki

Memorial Museum Kyoshi

Textos:

– Notas y diario de Akira Doinaka

– Kyoshi Takahama: “Shiki Koji y yo”

– Masaoka Shiki: Gyoga Manroku (diario íntimo)

– Masaoka Shiki: Fujino Kiyoshi no Den (Kohaku Imanu)

– Masaoka Shiki: La alta hiedra en los pinos (Shôra gyokueki)

– Masaoka Shiki: Yōkaidan y Hakkenden

Introducción

SHIKI: A PROPÓSITO DE SUS IMÁGENES

Desarrollaremos aquí a lo largo de 2023 una serie en la que cada mes tendremos algunas imágenes, en general muy poco conocidas en nuestro entorno, de o sobre Shiki, acompañadas de algún comentario o texto al respecto. Conoceremos así de forma ligera más cosas sobre la vida y obra de este genio del haiku.

En breve, primera entrada

Haiku-Dō Medellín, breve historia

La semilla de Haiku-Dō Medellín se sembró a mediados del año 2009, cuando los practicantes de Montaña de Silencio, un grupo de meditación zen en Medellín organizó el primer Hana Matsuri, un festival de cultura japonesa que contó con la presencia del escritor y haijin japonés Ban’ya Natsuishi. Con él se tomó la decisión de realizar en el 2013 la VII Conferencia Internacional de Haiku de la Organización Mundial de Haiku en la ciudad de Medellín. Este evento contó con la participación de varios haijines internacionales y un nutrido grupo de escritores y aficionados colombianos al haiku.

En el 2015 tuvimos la fortuna de recibir por primera vez a Vicente Haya en nuestra ciudad. Después de este encuentro extraordinario, un grupo de entusiastas de Medellín comenzó a reunirse de manera regular en las instalaciones del Parque Explora, que abrió sus puertas y los acogió desde entonces. Poco a poco, y gracias a la conectividad virtual, ahora nos acompañan en nuestras reuniones quincenales personas que habitan en otras ciudades de Colombia y en otros países.

Durante la 3° visita de Vicente Haya a Medellín, en el año 2019, se realizó el lanzamiento del libro Los cuatro elementos, una selección de haikus escritos por más de 70 haijines de 13 países hispanoamericanos. Un trabajo colaborativo que puso en contacto a escritores y grupos de España, Argentina, Cuba, entre otros.

Después de los dos años de distanciamiento y quietud que nos impuso la pandemia del Covid19, paso a paso, hemos recuperado la dinámica de nuestros encuentros periódicos y el entusiasmo con el proceso de reducación de nuestra percepción a la que nos invita nuestro maestro Vicente Haya.

El haiku no es solo una forma de escritura literaria, no es exactamente un estilo de poesía… Lo es, pero al mismo tiempo, lo natural es leer y escribir haiku como gotea la lluvia en esta tarde de octubre sobre el trajín de Medellín.

 

 

lluvias de octubre…

el canto de la soledad*

en mi ventana

 *Momutus momota aequatorialis

 

 

 

 

 

mediodía…

pinta de oro la avenida

un guayacán

(Diente de León)

 

 

 

Foto, Flores de guayacán,  Juan F. Jaramillo