Kigo

Palabra de estación

    El kigo o palabra de estación, es una palabra (o conjunto de palabras) dentro del haiku que alude a un momento concreto de alguna de las cuatro estaciones del año o al periodo de Año Nuevo, al que los japoneses consideran con características tan particulares y propias como las que podemos ver en la primavera, el verano, el otoño o el invierno. El kigo es una manera de transportar una gran cantidad de significado en una o en algunas pocas palabras.

 

Un solo lazo de papel votivo

en una rama seca

movida por el viento

                                  Mitsuhiro Tsuji

 

De pie en un cruce.

Y en todas direcciones,

tarde de otoño.

                   Seishi

 

Cruzada de brazos

la peluquera

mira la lluvia

                        Nieves Pulido

 

“En Japón, la palabra estacional -aclara el profesor Haruo Shirane en “Más allá del momento haiku”- dispara una serie de asociaciones culturales que han sido desarrolladas, refinadas y transmitidas cuidadosamente por cientos de años y que han preservado, transformado y pasado de generación en generación a través de libros estacionales, los cuales permanecen en uso hasta el día de hoy.”

En Japón hay numerosísimos de estos libros estacionales o diccionarios de kigo. Según Seiko Ota y Elena Gallego en su libro “Kigo”: “Dichos diccionarios, muy variados en cuando a tamaño y extensión, están divididos en cinco estaciones pudiendo llegar a un tomo por cada una: primavera, verano, otoño, invierno y año nuevo, y a contener hasta unos 4.500 kigo, 500 por cada estación.”

 

Dejando un cielo

azul azul, se marcha

la mariposa.

                   Rinka

 

Y eso se debe a la importancia del kigo que desde el haiku clásico era considerado una condición indispensable: “Cuando la experiencia poética es completa -comenta Rodríguez Izquierdo- cierto sentido de estación forma necesariamente parte de ella como una cualidad del mismo acontecimiento.”

 

En la lisura de la nieve:

un camino de huellas

que no regresan.

                           IP51

 

Tanta importancia se le ha dado a la palabra de estación en Japón que no solo hay escritos libros, los “Saijiki”, donde se detallan los kigos, sino que también se valora el descubrimiento de alguno nuevo.

Son palabras tan cargadas de connotaciones que crean una conciencia colectiva. Si un haiku habla de la luna llena, todos sienten lo mismo, hacen las mismas asociaciones porque el kigo ha sido alimentado durante siglos para ello.

 

La luna llena

No importa a donde vaya,

el cielo me es ajeno

                 Chiyo-jo

 

El kigo actúa como una especie de contrapeso a esa breve estructura del poema haiku porque abre un boquete por el que entran tantas asociaciones como tiempo de desarrollo en la cultura tenga el kigo que el haijin ha puesto. Y, aunque, la primera función de estas palabras de estación siempre sea la descriptiva, terminan expandiendo el haiku, dándole profundidad y anchura.

sol abrasador

los pasos mesurados de la garza

a la sombra del búfalo

                                                   Adjei Agyei-Baah                                                                             (Premio Nido de Garza 2016)

 

Esta dimensión de connotación que tienen las palabras de estación hace que sea “imposible traducirlas -dice F. Rodríguez–Izquierdo en su libro El haiku japonés– con toda la carga connotativa que tienen en el texto original, ya que esa riqueza semántica les viene dada por el uso que dichas palabras han tenido a lo largo de toda la historia del haiku…”

 

Los occidentales no tenemos un sistema de kigos que se hayan ido alimentando a lo largo de los años, pero la simple incorporación de una palabra que aluda a la naturaleza hace que el poema respire, lleva al lector a algún lugar y momento de la naturaleza, al exterior, al aire libre.

 

Sin embargo, y sin invalidar lo dicho hasta el momento, también existen haikus sin referencia a ninguna estación (mu-kigo), o sea haikus sin kigo, que el profesor Vicente Haya en su libro “El corazón del haiku: La expresión de lo sagrado” menciona diciendo que “aunque consideremos de capital importancia que el poema de estrofa 5-7-5 contenga kigo, necesita de otros requisitos para que lo consideremos “haiku”; y, por otra parte, si aún faltándole el kigo, al leerlo se nos queda un regusto a haiku, lo podríamos aceptar como “Haiku sin estación”.

 

© Isabel Pose, 2019