(Continúa de las entregas 10 y 11) En el centro de la undécima imagen de Bunpô se representa una pendiente rectilínea. Que sea tan rectilínea ya tiene algo de audaz. Delante de este terraplén, hay un pequeño molino de agua girando. En la parte superior de la pendiente se dibuja a un viajero, pequeño, con un sombrero de caña. Paisajes así existen, pero muy rara vez se representan en una pintura.
En la duodécima imagen de la derecha, un viajero con un sombrero da limosna a un peregrino, también con sombrero. El peregrino extiende un cacillo, y el viajero no se detiene, deja caer su limosna, girándose hacia atrás, y es lo más expresivo de cuanto está sucediendo en ese momento. Debe notarse que la acción sucede al borde del mar, junto a algunos juncos que crecen allí, y en la distancia hay uno o dos barcos: se trata de un tema de lo más común, pero se aborda de una manera bastante interesante.
La decimotercera imagen a la derecha es un dibujo de paisaje, y revela todos los conocimientos de Bunpô. La escena tiene lugar en un camino de montaña: en el centro y parte superior, podemos ver un pequeño personaje listo para pasar a la otra parte de la ladera; a la derecha del camino se encuentra un gran árbol, frondoso y alto, de varios toises de altura. El dibujo se ejecuta con un pincel rápido. Debido a ese gran árbol, este paisaje puede dar al principio algo de miedo, aunque está claro que luego emerge a salvo desde un profundo barranco y finalmente es una imagen que da sensación de bienestar.
En la decimocuarta imagen a la derecha, un entrenador de monos muestra a su animal dando vueltas a la entrada de una granja; levantando las cintas que cuelgan a modo de cortina ornamental sobre la puerta. Dos niños lo miran. Uno de ellos debe tener cinco o seis años, y el otro dos o tres. Se puede pensar que son hermanos. A ambos lados de la entrada hay tramos de esteras, donde se seca el trigo o algo así. En el lado de la casa, un pequeño seto de crisantemos. Estos crisantemos enanos dan muchas flores. Este dibujo no muestra un simple paisaje campestre exitoso, también es un lugar muy agradable.
En la imagen decimoquinta de la derecha, dos mendigos están tumbados en un lugar donde la hierba crece en abundancia.
En la decimosexta imagen a la derecha, se dibujan en gran escala la basa de un pilar de pórtico y la parte baja de una gran cryptomeria. Entonces entendemos que estamos frente a un santuario. En el lado, un ilusionista arrodillado presenta sus trucos. Se ha levantado y anudado las mangas, colocó un abanico desplegado en el suelo, tiene la mano derecha abierta ante sus ojos y esparce pequeños objetos que parecen trozos de papel. Esta es una de esas ocasiones en las que podemos decir: «Primavera del tercer mes, encanto de las flores caídas». Como el ilusionista está pintado en primer plano, no se representa a ningún espectador. Todos estos detalles, muestran una originalidad sin igual.
La decimoséptima imagen a la derecha es de dos o tres viajeros en una carretera bordeada de árboles, pero no tiene nada de especial; lo único sorprendente es que tal vez los personajes están del otro lado de los pinos.
En la imagen decimoctava a la derecha, podemos ver el Monte Fuji en el otro lado de un brazo del mar. Tampoco hay nada en particular, pero como es la última imagen de la colección, este paisaje tiene una elegancia discreta.
Para finalizar, y, en otras palabras, las imágenes de Bunpô presentan una originalidad de diseño que se reconoce fácilmente. El pincel es rápido, pero el contenido es denso. A primera vista, uno podría pensar que estas pinturas son descuidadas, pero en realidad son extremadamente elaboradas. Pintores como Bunpô son raros. Es realmente lamentable que su valor sea tan poco reconocido por el público.
… comentarios propios
- En el dibujo de Bunpô, aparece un personaje con sombrero oriental cónico, de caña. Estos sombreros suelen ser de bambú o frecuentemente de caña de cárex (laîche).
- El toise es una medida de longitud, equivalente a dos metros de altura. El traductor al francés optó por referir esta medida de la Francia prerrevolucionaria. En la red pueden encontrase convertidores directos del toise a medidas japonesas más comunes como el chô y el ri.
- Hay una referencia a la cryptomeria japónica, de la que ya se explicó en una entrega anterior que en Occidente se ha incrementado el uso del término «sugi» para referirse a este árbol, denominación más adecuada que el usado antiguamente en inglés, «cedro japonés», porque el sugi no es un auténtico cedro (Cedrus).
- La basa es la parte inferior de una columna.
- El Monte Fuji es el más alto del país. Todo un símbolo. Considerado sagrado desde la antigüedad, su ascenso les estuvo prohibido a las mujeres hasta la era Meji.
- Puesto que Shiki hace referencia a unos setos de crisantemos, aprovechamos la ocasión para referir una recopilación de haikus que citan dicha flor:
CRISANTEMO
El crisantemo es un signo de longevidad en la cultura japonesa, simbolizan una larga vida. La leyenda asegura que el crisantemo guarda el secreto de la vida eterna. Los japoneses adoptaron esta flor como emblema nacional e insignia de la familia imperial La planta se utiliza en momentos de celebración o de otros eventos importantes. Las flores son de diferentes colores Hay un «Festival de la Felicidad» en Japón que homenajea esta flor. Florece en noviembre.
BASHÔ (1644-1694)
no hay ni una mota
de suciedad, en la blancura
del crisantemo
muy suavemente,
se yergue el crisantemo
tras el chubasco
budas antiguos
en Nara… y un perfume
de crisantemos
sorbiendo té,
los monjes en silencio
¡los crisantemos!
tardas sólo un poco,
y los crisantemos en la boca
¡se han convertido en vinagre!
Bashô toma con alguien un sake y les han servido una tapa (sakana) de crisantemos. Con la charla dejan de “picar”, y el sabor del crisantemo se va avinagrando.
el crisantemo
es delgado y débil,
pero tiene su destinado capullo
después de los crisantemos,
a excepción del largo nabo,
no hay nada
KAKIMOTO TAE (1928- )
rodeada de crisantemos,
paso la mano por mis mejillas
que son ásperas
SEIFU-NI (ENOMOTO SEIFUJO) (1732-1814)
la mariposa es vieja,
pero mi alma
juguetea en los crisantemos
OTSUCHI (1808-1872)
un blanco crisantemo…
igual que él,
nos marchitamos.
BUSON (1716-1784)
tú que cultivas crisantemos…
eres esclavo
de los crisantemos
el blanco del crisantemo:
¡de tan precioso color
no hay otro!
en silencio
antes de la llegada de los anfitriones. Ver Siguiente
las peonías
OSHIMA RYOTA (1718-1787)
sin palabras la anfitriona
el invitado
… y el crisantemo blanco
KOSUGI ISSHÔ ó ICHIMATSU (1652-1688)
vuelven mis ojos
fatigados, al blanco
crisantemo…
NATSUME SOSEKI (1865-1915)
¿quién vive aquí?
es toda una locura
de blancos crisantemos
Crisantemos salvajes…
Entre las hojas de mi agenda
metí una flor
como suena:
mi nombre es
criador de crisantemos
Da potrillos la yegua,
y la vaca novillos.
Crisantemos silvestres
Reencarnado,
¡tan feliz!
Un crisantemo en otoño
YASEN ( -1748)
algo más alto
el blanco crisantemo
en el crepúsculo
MIURA CHORA (1729-1780)
alrededor,
del blanco crisantemo,
todo es belleza
KOBAYASHI ISSA (1763-1828)
flota en el aire…
olor a orina, olor
a crisantemo
TAKAHAMA KYOSHI (,1874 – 1959)
duerme el perro
con su cabeza entre las patas…
los crisantemos.
TANEDA SANTÔKA (1882-1940)
a media noche,
me han robado un crisantemo:
el hoyo en la tierra
WATANABE SUHIA (1882-1946)
tras el cercado,
crisantemos silvestres:
luna lluviosa
SUGITA HISAJO (1890-1946)
resplandeciente,
se curva el crisantemo
bajo la luna
MIZUHURA SHUOSHI (1892-1981)
toda mi vida
se serena mirando
al crisantemo
TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826) Autora del famoso pergamino. Kikusha = Choza de crisantemos
engullendo nubes y brumas,
dispuesta a atravesar el camino
de la montaña de los crisantemos
con otra traducción:
hacia las nubes
crisantemos en el camino –
respirar su aroma
Escrito junto al templo Urin (bosque de nubes)
RYÛNOSUKE AKUTAGAWA (1892-1927)
se marcha el otoño;
y empina el crisantemo
su flor entre las dunas
MASAOKA SHIKI (1867-1902)
crisantemos marchitos,
calcetines secándose en la cerca…
un día de sol
con otra traducción:
se aja el crisantemo;
sobre la valla, hay tabis oreándose.
Precioso día
Soñando cada año
en los crisantemos
… sueño por ellos
OCHI ETSUJIN (1655 – 1739)
al lado de los crisantemos,
las florecillas rastreras del jardín
forman el cerco
TAKARAI (ENOMOTO) KIKAKU (1661-1707)
esta copa de sake,
quisiera admirarla cerca
de la flor del crisantemo
RYÛNOSUKE AKUTAGAWA (1892-1927)
pleno crepúsculo,
y aún blanquea el crisantemo
lejos del pueblo