INTRODUCCIÓN: LA LLEGADA DE JAPONESES A PERÚ.
La historia de la inmigración japonesa a Perú, una de las comunidades más importantes del país y que cuenta con más de 100.000 descendientes, empezó hace 120 años con la llegada del barco Sakura Maru con los primeros 790 japoneses en busca de trabajo en las haciendas azucareras de la costa peruana. Japón eligió a Perú como el destino para sus ciudadanos en plena era Meiji ya que era el primer país en Latinoamérica con el que establecieron relaciones diplomáticas y el imperio buscaba «occidentalizar» a sus jóvenes agricultores en una lejana tierra en Sudamérica que vivía un auge de sus cultivos. Los primeros inmigrantes, todos hombres, llegaron a Perú un 3 de abril de 1899 y desde esa fecha hasta la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, en 1941, alrededor de 30.000 japoneses cruzaron el océano Pacífico hacia Perú, inicialmente con un contrato laboral y con la expectativa de volver a su país. La Segunda Guerra Mundial supuso un revés muy importante para la comunidad japonesa en Perú. Muchos de ellos volvieron a Japón, pero otros muchos fueron deportados a EEUU y sus condiciones de vida cambiaron mucho durante esos años. Una vez terminada la guerra, los japoneses de Perú y sus descendientes (nikkei) optaron por salir adelante en el país, dejando atrás el sufrimiento y luchando por el futuro que el país andino les ofrecía.
Desde entonces, los lazos de amistad entre los dos países se han afianzado a lo largo de los años, y ambas culturas han compartido e intercambiado sus particulares formas de ver la vida. El haiku japonés se ha hecho un hueco en la cultura andina de forma progresiva como podemos ver a continuación.
LOS INICIOS DEL HAIKU EN EL PAÍS
El primer acercamiento al haiku en Perú data de principios del siglo XX, lo llevó a cabo el poeta ALBERTO GUILLÉN (1897–1935) quien, atraído por este tipo de poema japonés, compuso varios ejemplos:
Digo mi nombre al universo,
de bruces en mí mismo,
con la burbuja de un verso.
Amarramos el crepúsculo
con el hilo
de un verso absurdo.
De su poemario “Cancionero”, Arequipa, 1930:
Un burro
está aserruchando el paisaje
con su rebuzno.
Cuando camino
todo el paisaje se pone en movimiento
conmigo.
Lo que dice la arena:
-Siempre duele
la huella.
Como anoche ha llovido
se le ha refrescado la voz
al río.
El alma vuela,
el hombre se va,
el mármol queda.
Mentira. No matan
el tiempo:
el tiempo es el que los mata.
Como vemos, aunque formalmente se acerca al haiku, está muy lejos de éste en su esencia, por lo que no se puede afirmar categóricamente que sea Guillén el introductor del haiku en Perú, pero sí el que comenzó una senda seguida por muchos otros escritores.
Otros autores peruanos de la época que también se interesaron por la estética oriental fueron por ejemplo José María Eguren (1874–1942), el diplomático Francisco A. Loayza (1872–1953) quien publicó una antología de poemas japoneses traducidos al español, “Perlas de Oriente” en 1919 o Estuardo Núñez (1908–2013) autor de “El Japón y el lejano Oriente en la literatura peruana” (1964)
También han probado, con mayor o menor acierto, a incluir haikus entre sus poemas escritores como:
ARTURO CORCUERA (Lima, 1935 – 2017) publicó una veintena más de poemarios, desde “Primavera triunfante” (1964) hasta “Vida cantada. Memorias de un olvidadizo” (2017), con muy diversos temas y opciones formales. Pero fue su poemario “Noé delirante” (1963) el que le otorgó el Premio Nacional de Poesía 1963, aumentándole secciones hasta configurar un libro mucho más amplio: “A bordo del arca” (2006), que obtuvo el Premio Casa de Las Américas.
«DE LOS DUENDES Y LA VILLA DE SANTA INES», Editorial Ames, Lima, 1977
ALBUM DE FAMILIA
¡Oh, antiguo espejo,
adónde habrás guardado
la cara del abuelo!
PREGUNTA AL ESPEJO CIEGO:
¿Es verdad,
que a tientas,
retratas la soledad?
EL ESPEJO SE CONFIESA
Por no quebrar mi calma,
nunca quise a los hombres
retratarles el alma.
EL HALLAZGO
Habita un cisne de bruma
en el fondo del espejo:
ayer le arranqué una pluma.
BLANCA VARELA (Lima, Perú, 10 de agosto de 1926 – 12 de marzo de 2009), fue una poeta peruana, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina que también incursionó en el haiku.
REJAS
cuál es la luz
cuál la sombra
NOCHE
viejo artífice
velo que has hecho de la mentira
otro día
JUEGO
entre mis dedos
ardió el ángel
DESPUÉS
tras la rosa
sombra
RICARDO SILVA-SANTISTEBAN (Lima, 1941) Doctor en literatura, además de su extensa obra es un reconocido traductor y también ha publicado algunos haikus como en «Terra Incógnita» (Mosca Azul Editores, Lima, 1989)
Así despierto
Vuestro aroma yo aspiro
Doradas flores.
Noche de otoño
Eres mi pensamiento:
Luna que avanza.
Tan solo
La caída de una hoja
En el arroyo.
Nubes lejanas
Con árboles y montes
Turban mis ojos.
Fresca fontana
Quietud del alto otoño
Aves en vuelo.
Resplandor vivo
Sombra nubes y río
Pasa la vida.
INES COOK (1956) Reconocida poeta peruana, ha publicado varios libros de poemas e incursionado en el mundo de la música.
Estas gaviotas
Son la clara señal:
Impermanencia.
Cae la lluvia
Sobre el pequeño muro:
La flor marchita.
Del hondo norte
me es aún misterioso
el amanecer
Aún sin estrellas
se sientan a escribir
constelaciones
Viento de tarde
Sobre mi débil techo
un ave duda
Bajo las patas
de los blancos caballos:
el girasol
JOSÉ BELTRÁN PEÑA: Nacido en Lima en 1961, es un reconocido poeta, investigador literario, antólogo, y promotor cultural perteneciente a la llamada Generación del Noventa. Entre su extensa obra destacamos su libro ”El haiku peruano” (2010) una antología de los principales escritores de haiku del país.
Hacer un poema
es como beber vino
en tu cuerpo
Flor del lenguaje
Pepita de oro
Haiku
En el mundo
ningún hombre
es extranjero
Estrellas del jardín
Juguetes de ángeles
Las mariposas
CARLOS ZÚÑIGA SEGURA: Nació el 19 de junio de 1942, en la provincia de Tayacaja (Huancavelica), fundador y director de la revista de poesía La Manzana Mordida y de las Ediciones Capulí, ambas fundadas el 23 de septiembre de 1975. Ha participado en conferencias y recitales en los principales centros culturales del Perú y en las repúblicas de Ecuador, Colombia, Alemania y Cuba. Parte de su obra poética ha sido traducida a diversos idiomas. Actualmente realiza actividades culturales en el distrito limeño de Magdalena del Mar, lugar donde reside.
Hebras de cielo
anudan mi calzado:
trigos de Dios.
Todo de blanco
en el cielo aparecen
los que se fueron.
Toda la noche
al borde del camino
conmigo mismo.
Irme no puedo
quedarme tampoco:
¿será el amor?
La estrella
es una gata pícara
en los tejados.
Todo mi cuerpo
guarda sus filamentos
sobre la cama.
Alguien escribe
en la espuma la voz
del silencio
Otros célebres escritores peruanos que han dado muestras de su admiración por la cultura nipona son Jorge Eduardo Eielson (1924–2006), Rafael Yamasato (1945–1975), César Toro Montalvo (1947), Nicolás Matayoshi (1949), Renato Sandoval (1957) , Doris Moromisato (1962) o Santiago Risso (1967)
Ejemplo de la fascinación por el haiku en artistas de otras áreas fue Daniel Peña Bresciani (1950-2017). Daniel fue un artista de la acuarela nacido en Lima, galardonado en diferentes eventos culturales y artísticos por su obra y que se aventuró a escribir haiku al conocer este género por su relación con la técnica de sumi-e.
Casa vacía
es todo lo que queda
de un caracol
Nube de aves
contra la luz del cielo
¡el halcón!
Vuelvo del monte
y el águila también vuela
muy dentro de mí
Verde montaña
la niebla no ha querido
mostrar su cima
Abrazándote
has llenado mi alma
roca desnuda
Hay un recuerdo
que siempre me obsesiona,
es el olvido
Flotan sin pausa
como pétalos blancos
las mariposas
Por la quebrada
el viento se desliza
lamiendo piedras
Rozar la tierra
¿es siempre el destino
de nuestros pies?
LAS FIGURAS DEL HAIKU EN PERÚ
Entre los autores de la llamada Generación de los 50 destacaron especialmente tres nombres propios que abordaron el haiku y lo dieron a conocer en el país: José Wanatabe, Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox.
JOSÉ WATANABE VARAS. Nace en Laredo, 17 de marzo de 1945 y fallece en Lima, 25 de abril de 2007. Su padre, Harumi Watanabe Kawano, llega al Perú como muchos otros japoneses a trabajar en las haciendas azucareras de la costa peruana en 1916, y se casa con una joven peruana. José aprendió de éste el arte del haiku.
En el prólogo a su libro “El huso de la palabra” José Watanabe habla de esa herencia:
Mi padre empezó a traducirme los primeros haiku cuando yo tenía alrededor de doce años (…) Bashô describía el salto de la rana en el estanque antiguo y yo no sabía que estaba hablando de nuestra condición: un efímero ruido de agua interrumpiendo un gran silencio. Lo que sí entendía era que en el haiku hablaba un hombre parco de actitud, y conciso y coloquial de lenguaje. Yo entendía esas características primarias del haiku porque, de algún modo afín y diverso, estaban en mi casa y más allá: en la gente de mi pueblo, austeros descendientes de los trabajadores enganchados del azúcar
Su condición de nisei (descendiente directo de inmigrante japonés) deslumbró a varias generaciones de poetas con su manera sencilla de decir las cosas, desde la contemplación plácida y trascedente de los elementos comunes de la vida, legando a su poesía no solo la sensibilidad oriental, sino la templanza de la filosofía zen.
Bashō (1644-1694), escribió su haiku en el siglo XVII, Watanabe cuatro siglos después escribe su poema “Bashô” repitiendo y modificando a la vez el original:
El estanque antiguo,
ninguna rana.
El poeta escribe con su bastón en la superficie.
Hace cuatro siglos que tiembla el agua.
La influencia del haiku en los poemas de Watanabe debe buscarse en el tono de sus poemas y en la actitud del poeta frente a la naturaleza y frente al lenguaje, y no en la conocida estructura formal tradicional del haiku. Watanabe no practicó la escritura del haiku ciñéndose a sus tres versos y diecisiete sílabas, más bien lo utilizó como un elemento constructivo dentro de algunos de sus poemas, siendo fiel, consciente o inconscientemente, al origen del mismo.
Al traducir el haiku a otra lengua, como el español, estamos pensando demasiado metafóricamente, no podemos evitar la metáfora. Hay hermosos poemas, pero no son haikus. Borges, por ejemplo, escribió haikus pero no los confundió con metáforas.
La poesía lo cautivó, aunque destacó también como narrador, dramaturgo, guionista de cine y productor televisivo. Su actividad poética empezó en 1971 con “Álbum de familia (“Poeta Joven del Perú”) y logró desarrollar una sólida obra en ese campo, con poemarios clásicos como “El huso de la palabra” (1989), «Historia natural» (1994), «Cosas del cuerpo» (1999) y «El guardián del hielo» (2000), entre otros libros. Falleció en el 2007, a los 61 años.
Al final de “Imitación de Matsuo Bashô”, tras cuatro párrafos de prosa poética José Watanabe escribe:
A veces pienso en cabalgar nuevamente hasta esa posada para colgar en su puerta estos versos:
En la cima del risco
retozan el cabrío y su cabra.
Abajo, el abismo.
JAVIER SOLOGUREN ROMÁN (Lima, 19 de enero de 1921 – Lima, 21 de mayo de 2004), fue un poeta, profesor universitario, ensayista, traductor, antologador y editor peruano perteneciente a la Generación del 50.
Doctor en Filosofía por la Universidad de San Marcos, con especializaciones en México y en Bélgica, en 1962 asumió la dirección de publicaciones de la Universidad de San Marcos. Fue editor-impresor de las Ediciones de la Rama Florida, en donde se han publicado numerosos títulos de poesía peruana y extranjera. Desempeñó una intensa labor cultural como miembro del Consejo General de Cultura del INC, publicando varias antologías de poesía peruana y dirigiendo revistas culturales y literarias. Fue además miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua.
Entre su obra poética podemos encontrar “El morador” 1944, “Detenimientos” 1947, “Dédalo dormido” 1949, “Bajo los ojos del amor” 1950, “Otoño endechas” 1959, «Estancias» 1960, “La gruta de la sirena” 1961, “Vida continua” 1967, “Vida continua, obra poética 1939 a 1989”, “Recinto” 1968, “Surcando el aire oscuro” 1970, y “Un trino en la ventana vacía” 1992.
Sologuren ha sido uno de los máximos precursores del haiku peruano, aunque él negó en varias ocasiones que hubiera escrito haikus. Afirmaba que sus poemas sólo eran aproximaciones al género o poemas escritos a la manera de haiku.
La poesía japonesa ha contribuido a enriquecer mi poesía indudablemente, porque yo he escrito versos ‘a la manera de jaikus’. Digo ‘a la manera de jaikus’, pese a que tiene sus diecisiete sílabas y se distribuyen en tres versos de cinco, siete y cinco, como es formalmente el jaiku japonés. Pero no siendo yo japonés, no estando inmerso en la cultura japonesa, no conociendo el idioma mismo, mal podría decir que escribo jaikus, o escribo tankas. Son propuestas de mi lado a esa poesía que me interesa no solamente por la brevedad, que sería poco decir, sino por la gran capacidad de sugestión, por la sutileza expresiva que en ella alienta
De entre toda su obra literaria, destacamos sus tres libros dedicados al haiku: “Corola parva” (1977), “Jaikus escritos un amanecer de otoño” (1986) y
“Haikus” (1999)
La tinta en el papel.
El pensamiento
deja su noche.
¿Qué canta el agua?
El agua canta el agua
canta el agua canta.
Cascada de agua seca,
papel de cielo
iluminado
(Buganvilla)
Bailan, ascienden,
ascienden, bailan.
Viejo jardín de fiesta.
(Fucsia)
¡Cómo se obstina
la vida en la canción
de la cigarra!
Con las penas
mido
la extensión de mi cuarto.
Nada dejé en la página
salvo la sombra
de mi inclinada cabeza.
No veo el florecer
del naranjo, oigo
subir su canto.
En el silencio
del estanque arde
la lámpara votiva.
(Nenúfar)
Blanca,
sencillamente blanca,
abierta al blanco espacio.
(Jazmín)
Cerrado cielo.
En una callejuela
se rasca un perro.
Un día más
y una jornada menos
llevándonos al cero.
Cuando uno habla de una hoja que cae en el otoño, se trasmite algo que va más allá de la hoja que cae en el otoño, que es la caducidad de la propia vida. Y de esta manera la naturaleza nos está proveyendo –soy en particular muy sensible a eso- de sugestiones infinitas, y no tengo una actitud crítica, una distancia ante la naturaleza, sino al contrario, una actitud de comunión.
Al pie del guinkgo,
el viento está esparciendo
áureos abanicos
El gobierno japonés lo reconoció en 1989 con el más alto mérito que puede brindar, la Orden Imperial del Sagrado Tesoro, reconociendo su rol de difusor de las artes y la cultura japonesas.
ALFONSO CISNEROS COX (Lima, 1953- 2011)
Poeta, catedrático universitario, musicólogo y editor peruano, fue uno de los mayores exponentes contemporáneos del haiku en Hispanoamérica. Director, fundador y propulsor de “Lienzo” (revista de arte y cultura de la Universidad de Lima) Cisneros Cox fue publicado en diversas revistas y antologías de Perú y de otros países, así como en publicaciones mayormente ligadas a la difusión del haiku en los idiomas inglés y japonés. También viajó a países como Japón y Bolivia representando a Perú en encuentros de haijines y festivales de poesía dedicados al haiku. Su constante inquietud lo llevó a indagar e impulsar la brevedad y la sugerencia de este género escribiendo artículos y elaborando breves compilaciones en “Lienzo” y colaborando en varias revistas especializadas.
En su libro “La Ensenada” también cultivó el haibun:
A lo largo de la playa
La noche encendía estrellas a lo largo de la playa.
Contaba resplandecientes luceros
que imaginaba como el tesoro de un mago construyendo
imágenes desde el recreo de su excitada mente.
La arena era blanca y más blanca bajo el reflejo
de los ojos,
escuchando en transparentes horas el sonido de las olas.
Una, tres, cinco, siete, quince, iba sumando
hasta que la mirada dejaba de brillar
y volvían a esconderse los astros luminosos.
Así, sumergido en noches oscuras y tenebrosas,
inventé el universo,
entre cánticos de agua y lejanos pensamientos,
como quien va lavando sus heridas.
Noche estrellada.
Al amanecer
conchas blancas
Mucha de su obra poética reflejaba sus constantes viajes a diversas zonas de Perú, como los poemas extensos “El Pez Muerto” (inspirado en el balneario Caleta Sal, cerca de Punta Sal) y “Casa Deshabitada” (inspirado en el balneario La Quipa, Pucusana, lugar que también le inspiró los textos contenidos en La Ensenada, mientras que los haikus de “Lomas” están inspirados en el puerto de Lomas, en la costa norte de Arequipa.
En el año 2001, logró el primer premio en el concurso de poesía convocado por El Rincón del Haiku, de España, con el haiku titulado «Instante», posiblemente su poema más reconocido:
INSTANTE
Un charco:
la calle inundada
de cielo
El haiku debe ser sugerente, capaz de conmovernos; apelando a esa parte no visible que el Cosmos encierra y que nos une a la más pura esencia de nuestro entorno. Esta forma poética parte de un principio fundamental: la alusión a la naturaleza. Busca captar el instante de este mundo, frente al inefable misterio del Universo, de la verdad que se puede percibir solamente por la intuición, la sensibilidad y la sugerencia.
En la brevedad de estos textos hay una suerte de percepción filosófica que nos ilumina, que nos otorga chispazos estéticos y, finalmente, nos conmueve.
Su última colección de haikus publicada fue Instantes (2010), con fotografías de su hermano Miky Cisneros Cox.
Si la piedra cae
el silencio
es del agua
Cangrejos rotos
la luz los deshace:
Arena fina…
La lámpara de brea
el jarrón de vino
la puerta abierta
Desnudo techo:
extraños quehaceres
de la araña
Amarillo y azul
en la jaula cautivos
cielo y sol
Han cambiado
de agua
tus ojos
El pez ha muerto:
en sus ojos huecos
agua cristalina
Viejo candil:
la oscuridad parpadea
en la sombra
La arena roja:
el silencio de los cuerpos
descalzos
Entre la niebla
viaja una ola
que nadie ve
Antiguo templo:
¿cruje acaso tu corazón
de madera?
De salto en salto
el petirrojo enciende
la enramada
Cuando callas
todo permanece
pensativo
EL PANORAMA DEL HAIKU ACTUAL EN PERÚ
A lo largo del siglo XX y XXI el haiku ha ido ganando seguidores en el país. Son muchos los autores interesados en esta forma poética y, ya sea en sus obras o a través de talleres, ponencias, encuentros, etc.están realizando una gran labor en favor del género.
Entidades como el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO – PUCP), la Asociación Peruano Japonesa, el Círculo de estudios japoneses Tenjin – 天神学団 o Satori Talleres llevan a cabo multitud de actividades de investigación y difusión de la cultura japonesa y nikkei.
A continuación, una muestra de los haikus que se escriben hoy en el país y de los artistas interesados en éste.
MAURICIO PISCOYA (Lima, 1966)
Sobre la tumba
del asesino también
crecen los lirios.
No cesa el concierto:
Mudo el ruiseñor,
canta el silencio.
Solitario,
el espejo repasa
sus memorias.
La rama vacía…
¿Ha de morir acaso
algo más que el día?
JOSE LUIS MEJÍA (Lima, 1969) Sus poesías han aparecido en diferentes diarios y revistas especializadas en distintos países del mundo tales como Perú, Chile, USA, Argentina, España, México, Uruguay, Colombia, Brasil, Puerto Rico y Francia; además de haber sido incluido en varias antologías hispanoamericanas. Tiene publicados diez libros entre poemarios, novelas para adolescentes y cuentos para niños.
Actualmente reside en Indonesia y es profesor de español en el Colegio Internacional de Yakarta.
Son las estrellas
las mentiras más bellas
de los dioses.
Calla y observa
la calavera ríe
junto a la cuerva.
Tiemblan los dioses
cuando escuchan los cantos
de nuestras voces.
En el desierto
hallarás el oasis
para los muertos.
Vuela gaviota
anda y dile a los dioses
de su derrota.
De tanta nada
camino sin camino
sombra gastada.
ALONSO BELAÚNDE DEGREGORI (Lima, 1991) es licenciado en Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su tesis de licenciatura sobre el haiku en la poesía de Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox es de gran interés y analiza de forma muy detallada cómo los dos autores integraron la forma poética japonesa en su obra y en su forma de entender la poesía.
Ha publicado además los poemarios “Río Javier Prado” (Plectro, 2016) y “Temporada de lúcumas” (Hanan Harawi, 2016). Es docente de la PUCP y miembro del Círculo de estudios japoneses Tenjin.
leve mañana:
una hoja cae girando
sobre mi mano
luz de faroles.
en las hojas del enramado,
líneas doradas
viento de otoño-
el lúcumo y la higuera
estrechan sus ramas
parras de calabaza:
la libélula se balancea
sobre una hoja
paloma al mediodía;
en un charco de nubes
tiembla al verme
lúcumo frondoso.
de tanto cansancio
ha botado sus frutos
noche amarilla.
una pluma sostiene
gotas de luz
cielo de otoño
-si miro intensamente-
nubes de otoño
garúa temprana.
las plantas quietas
bebiendo
tordillos:
se hinchan y brota
otoño dorado
luna nueva:
en la vereda advierto
puntos de garúa
RUBÉN SILVA (Lima, 1975) es un escritor, traductor y lingüista peruano que desde muy joven se interesó por la poesía.
Tuve la suerte de conocer al profesor Ricardo Silva Santisteban que, aunque no leía japonés, era un gran conocedor de la literatura y poesía japonesa. De esta poesía me llamaron la atención la sugerencia, en lo que no dice está su mayor significado; la sencillez, una trabajada sencillez, la aversión al lujo fácil o evidente, que es también propia de la comida japonesa; y, por último, el amor por lo efímero, el paso de las estaciones, la belleza de las flores de cerezo.
Aunque se ha dedicado más a la edición y la escritura de libros para niños, Rubén ha escrito el poemario “El mar es un olvido” (Paracaídas, 2014), y ha traducido muchos poemas sueltos, además de una antología de la poeta Akiko Yosano, autora de tankas.
AMANDA DEL CARPIO (Lima, 1966) es una fotógrafa cuyos intereses artísticos la acercaron al haiku.
Conocí el haiku en 2010, cuando comencé a estudiar japonés, entonces dentro del proceso al crear proyectos no solo me inspiro o hago uso de una sola línea de arte sino de varias de ellas, cuenta Amanda, quien se sintió atraída por la frescura de Issa Kobayashi y Yosa Buson.
El que mayor impacto ha tenido en mí es Matsuo Bashô, sus poemas me inspiraron a crear “Shinikawaru”, una exposición de haikus visuales, pues sus haikus no solo te crean una imagen sino una historia en tu mente al leerlos.
DIEGO ALONSO SÁNCHEZ (Lima, 1981)
A los 17 años Diego ya escribía poesía pero el haiku le parecía enigmático, hasta que leyó a José Watanabe y luego “Sendas de oku” de Matsuo Bashô, en una traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya.
Poeta e investigador de literatura japonesa y cultura nikkei. Bachiller en Literatura Peruana e Hispanoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es cofundador del Grupo de Creación y Publicación Literaria Sociedad Elefante. Ha publicado “Mitsuya Nicolás y otros poemas” (2002) y los poemarios “Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho” (Lustra, 2009), “Se inicia un camino sin saberlo” (APJ, 2014; poemario ganador del Concurso Nacional de Poesía Asociación Peruano Japonesa, Premio José Watanabe Varas, 2013) y “Pasos silenciosos entre flores de fuji” (Paracaídas, 2016). Actualmente, se desempeña como docente en el colegio Los Reyes Rojos de Barranco y continúa con su labor investigadora.
“Creo que no hay todavía en nuestra lengua una verdadera tradición del haiku… Escribir un haiku es observar y atrapar un instante que nos ilumina”,
GONZALO D. MARQUINA ARCOS (Lima, 1992) es maestro de escuela, gestor cultural, músico, escritor, traductor, investigador y estudiante de la especialidad de Lenguaje y Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ha llevado a cabo diversos eventos culturales en Lima y provincias sobre Educación y Literatura, especialmente sobre poesía japonesa y nikkei, tal como los talleres “Del tanka al haiku” y “La poesía del instante: el haiku (un enfoque literario-pedagógico)”, así como las ponencias “Haiku-Dō: el camino del Haiku”, “Entre el mito y la poesía: el espíritu del Japón” y “Entre la forma y el fondo: un acercamiento a la apreciación del haiku». Recientemente, ha presentado su investigación, titulada: “Yosa Buson: el poeta pintor y la importancia de la técnica en la escritura del haiku”, expuesta en el marco del I Congreso Nacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África: visiones y estudios desde el Perú (ALADAA PERÚ), organizado por el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO-PUCP) y el Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (CEAS-UNMSM). Varias de estas actividades han aparecido en medios tales como ペルー新報 – Peru Shimpo (diario bilingüe de la comunidad peruano-japonesa), Poesis Abditus (revista internacional de cultura), entre otros. Ha publicado de manera independiente las compilaciones “Poesía: Lago de flores e impalas” (2016), “Cuentos: Catalejos de buena esperanza (2016), la novela “Obnubilación” (2016), el cuento “La Piel Brillante” (2017) y el conjunto de relatos “Media Luna” (2018), así como diferentes ensayos y artículos académicos. Además, algunos de sus haiku han sido incluidos en las antologías “Del Silencio a la Palabra” (compilada y editada en el 2018 por el poeta Diego Alonso Sánchez Barrueto, con el auspicio de la Biblioteca “Elena Kohatsu” del Centro Cultural Peruano-Japonés) y «Arquitectura de la Palabra (Vol. V): Poesía XXI» (2019), esta última perteneciente a la revista española Liberoamérica. También han sido publicados en la plaquette “Ambrosía” (2019) y en el portal web “lenguajeperu.pe” (2019). Actualmente, participa del proyecto narrativo “Travesías en el mar de Hypnos: los sueños de la hidra” y es miembro principal del colectivo poético “Ambrosía” y del grupo de gestión “Lámpara de papel: proyectos culturales asiáticos”.
引潮哉岩に蟹の泡静かにふく
hikishio kana
iwa ni kani no awa
shizuka ni fuku
Baja marea:
sobre la roca un cangrejo
esparce su espuma.
蜘の巣の中に露とリマの山
kumo no su no
naka ni tsuyu to
rima no yama
En la tela de araña,
el rocío y…
los cerros de Lima.
祖父母の囲碁の上にあるよ花吹雪
sofubo no igo
no ue ni aru yo
hanafubuki
Caen
sobre el juego de los ancianos:
pétalos del cerezo.
白色の小鶏の羽毛に秋が吹く
hakushoku no
ko-niwatori no umou ni
aki ga fuku
Sopla el otoño
en las plumas blancas
de la gallinita.
父の日ぞ我植えし桑雲雀の家
chichi no hi zo
ware ueshi kuwa
hibari no ie
Día del padre.
La morera que planté, se ha vuelto
hogar de alondras.
高潮哉岩にさけゆく海の聲
takashio kana
iwa ni sakeyuku
umi no koe
Alta marea…
desgarrada por las piedras
la voz del mar.
文月の虚空に涼しカモメ哉
fumizuki no
kokuu ni suzushi
kamome kana
En el frescor
del cielo vacío del séptimo mes…
llora una gaviota.
一茶かな煙の後ろの蟻の列
issa kana
kemuri no ushiro no
ari no retsu
Una taza de té:
tras su humareda,
algunas hormigas.
の畑ところどころに水の音
fuyu no hata
tokoro-dokoro ni
mizu no oto
Pradera en invierno-
Por todas partes:
sonidos del agua.
落ち葉かな古池の上に月が揺れる
ochiba kana
furu ike no ue ni
tsuki ga yureru
Viejo estanque:
la hojarasca que cae
mece la luna.
Como vemos, el haiku en Perú tiene un futuro muy prometedor.
Leticia Sicilia, 2019©