Enero 2021


Ascender hasta la cumbre por la ladera norte; sin senda, sin camino, monte a través; entre margas horadadas, rocas desprendidas que van descendiendo con lentitud geológica; por el pinar poblado de matas y arbustos… Llegar a la cima y otear el horizonte difuminado bajo la luz anaranjada de la tarde. Aspirar la humedad del relente cuando el sol declina. Observar la variedad de líquenes impresos en el gris de las piedras esculpidas por el viento y las lluvias. Caminar despacio por la cresta que se abisma en el verdor del bosque hasta las tierras yermas que circundan el embalse. Y bajar, al fin, por el mismo lugar del ascenso, sumido en las sombras del crepúsculo, respirando el aire empapado de la última luz.

Pino seco.
Las estrías del agua
en las rocas.