Haibun 41
Sin esperar recompensas
Gracias a la lluvia,
es un poco menos sucio al despertar el barrio.
Encima de un poste del tendido eléctrico,
un ave carroñera espía.
Nada o bien poco puedo hacer
para cambiar el curso de las densas nieblas,
sino escribir a tientas y sembrar otras semillas.
He ofrecido en silencio una gardenia al cielo,
al alma de mi madre y a la Santa Virgen.
Tierra mojada
los pepinos florecen
entre las lindes
Maikel Iglesias Rodríguez
(Cuba-Bilbao)