Haibun 31
Hoy ha dejado una gata negra dos gatitos ciegos en el patio.
Me acerco a ellos, que se mueven a tientas y maúllan llamando a su madre. Tienen los ojos hinchados y con costras en los párpados. Tal vez nunca hayan visto a luz.
Vuelvo pronto con unas gasas y suero fisiológico. Cojo al más pequeño y con paciencia le voy lavando los ojos hasta que distingo sus pupilas. Entonces me ocupo del otro, también blanco y negro, suave, como si fuera aquel borrico llamado Platero, que me trae tan buenos recuerdos de hace mucho tiempo y también le lavo los ojos hasta que puede abrir los párpados.
Vigilo desde un lugar escondido y entonces se acerca la gata y les da de mamar como si yo nunca hubiera estado allí.
Cuando vuelvo ninguno de los tres está en el patio. La gata sabía lo que necesitaba y tal vez vuelvan algún día.
Gatitos maullando.
Desde las tomateras
mira la gata.
Juan Lorenzo Collado Gómez
Albacete (España)