Entrega nº 55. 6 de julio

– Odio las armas, pero me gusta cazar. También he disfrutado de la pesca desde que era niño, y hoy me encantaría poder ir allí, si eso fuera posible. Sin embargo, los monjes budistas en general dicen que es cruel, incluso feroz, quitar la vida, pero ¿realmente tienen razón? Por supuesto, es perfectamente meritorio que un monje respete la prohibición de quitar la vida a los animales, y eso no tiene nada de malo, pero ¿no es un poco exagerado prohibir al resto de la gente pescar? Porque, incluso si hay algo de crueldad en la pesca, también debemos tener en cuenta el hecho de que quien se dedica a esta actividad no alimenta ningún mal pensamiento: hay una inocencia admirable. Además, estamos acostumbrados a no sentir la pesca como algo cruel ¡Y luego hay actividades mucho más crueles y mucho más maliciosas en este mundo! Porque, si dejo de lado las aves, los animales y los peces por el momento, no son raros los que se comportan cruelmente con sus hermanos, los humanos. Y entre los monjes que respetuosamente prohíben el quitar la vida a los animales, ¿habrá algunos que actúan de forma malvada o cruel con sus compañeros? E, incluso cuando no se trata de cosas tan terribles, en las relaciones humanas, ¿no sentimos un gran desagrado por los pequeños errores del comportamiento de otros? Sin duda es un crimen mucho más grande que matar un pez. Estoy convencido de que, para un hombre común, es un placer que no causa grandes daños el tomarse la vida así.

 

Notas del traductor y las fuentes