Entrega nº 77. 28 de julio

– Aunque los haikus publicados en el diario Nihon no son objeto de un llamamiento público, las personas que lo deseen pueden presentar sus composiciones. Solo se debe tratar un tema por hoja. Cada uno debe estar firmado y con el nombre del haijin. Cualquier tema de temporada puede ser adecuado. Aunque tengamos la idea de no hacer llamamiento a los autores, en absoluto significa eso que rechacemos las contribuciones externas. Simplemente, si apelamos al público, se reciben muchísimos más, muchos se envían por enviar, y entonces la responsabilidad de evaluar todo lo recibido se vuelve pesada y excede las capacidades de un enfermo. A veces eso nos lleva a que dejamos escapar un buen haiku, o que solo leemos los primeros cuatro o cinco haikus para juzgar la calidad del autor y rechazamos los otros poemas sin poder echarles un vistazo. Así que aquellos que tengan sentido de la responsabilidad y sean conscientes de lo que envían, que no duden en hacernos llegar sus haikus.

– En un folleto publicado recientemente, en el encabezado pone “Aviso con motivo de la suscripción para erigir un monumento en el décimo aniversario de la fundación del santuario de Bashô cerca de los restos del Viejo Estanque, y con ocasión de la publicación del Anuario de Poesía Haiku del Gran Japón”, se publica una lista de participantes y otra de apoyos, y mi nombre aparece como “apoyo”, pero yo no estoy al corriente de eso. Conocí y me encontré con el viejo Mikio una o dos veces hará ya diez años. Y en el año 26 de la era Meiji (1893), cuando viajé por las tierras de Oshu, el viejo tuvo la amabilidad de enviarme una carta de recomendación 406. Pero debe quedar claro que no tengo ninguna relación con La Iglesia del Viejo Estanque ni con el Anuario de Poetas Haiku.

– Todas las semanas, recibo en mi ermita los miércoles y domingos. Cualquiera puede venir desde el momento en que tenga algo que decirme. Sin embargo, en mi estado actual, cuando me despierto, tengo grandes sufrimientos, así que no debo ser visitado demasiado temprano en la mañana. Por supuesto, como estoy enfermo, no puedo manifestar ni comportarme a veces con todo el respeto a mis visitantes, me debo permitir a veces ciertas groserías, e incluso puede suceder de vez en cuando, que cuando estoy con grandes dolores, deba interrumpir la visita. Además, no se excluye que diga todo lo que pasa por mi cabeza o que haga peticiones caprichosas. Pido que la gente sea consciente de esto. Podemos hablar de todo, ya sea refinado o vulgar. Lo que prefiero son las conversaciones especializadas, en cualquier campo, incluso si son temas científicos o prácticos. Señalo que rechazo categóricamente cualquier solicitud de escribir o pintar algo en una hoja de papel, un cuaderno de bosquejos o lo que sea. Incluso también recibo fuera de mis días previstos para las visitas.

Notas del traductor y las fuentes

– En 1893, Shiki fundó la columna «Haiku» del diario Nihon. Su discípulo y amigo Kawahigashi Hekigotô lo sucedió en julio de 1901 cuando ya no pudo seleccionar los versos enviados.

– Bashô había sido «deificado» en el período Edo, ya que la corte imperial le otorgó el título de «Hion myôjin» en 1808, literalmente «Gran deidad luminosa del ruido en vuelo» o más simple y próximamente “Dios del sonido del salto”, en referencia al famoso haiku de «la rana y el viejo estanque». En la era Meiji, esta deificación tomó otra forma. En sus inicios, el gobierno resultante de la Restauración Imperial intentó difundir una ideología nacional, la «Gran Enseñanza». Para hacer esto, contrató a misioneros de diversos orígenes, incluidos poetas haikai como Mimori Mikio (1829-1910), también conocido como Shunshû-an, de quien habla Shiki. La empresa de la «Gran Enseñanza» fracasó. En 1884, sin embargo, Mikio fundó una “Rama Bashô de Shintô”. Muy activo, incluso en la prensa (en el periódico Miyako shinbun y la revista Taiyo), logró en 1893 crear un santuario Bashô en Fukagawa (puede conocerse clicando en este enlace de La Ermita Shintô de Bashô, Fukagawa Bashô Iori Hermitage) en el lugar de una vieja casa del poeta, y en 1901 el gobierno reconoció la Iglesia del Viejo Estanque (Furuike kyôkai) como entidad religiosa de obediencia sintoísta. En 1902, Mikio se comprometió a recaudar fondos para conmemorar la fundación del Santuario Bashô de 1893. Por lo tanto, tanto por su actividad pública como también por muy diferentes aspectos, incluida por supuesto también su estética, Mikio (un representante puro de la “vieja escuela mensual”) resulta ser un destacado oponente de Shiki y su gente.

Ôshû es una ciudad japonesa localizada en la prefectura de Iwate. En julio-agosto de 1893, Shiki había hecho un viaje al Tôhoku (región en la isla principal de Japón, Honshû), siguiendo los pasos de Bashô (Sendas de Oku <<Camino estrecho del interior>> / Oku no hosomichi), y se había encontrado con muchos maestros de haikai. Pero en ese momento aún no estaba comprometido tan radicalmente en su lucha de renovación.

– Shiki habla de que recibe en “la ermita”. Recordemos que, como ya ha referido él mismo en alguna entrega, Shiki llama a su casa en clave de humor la “casa del ermitaño de las fragancias” o “ermita de las frangancias”.