Entrega nº 76. 27 de julio

– Recientemente pude ver una pintura de formato grande de Chô Gesshô.

Era un perro mapache caminando en la nieve, iluminado por una luna creciente a través de las nubes. El animal ocupaba el centro de la imagen y estaba rodeado de nieve acumulada entre juncos secos. Por lo tanto, el tema representado es muy simple, pero lo más extraordinario es la parte superior de la boca del perro mapache, así como su espalda, que solo fueron pintadas con tinta china clara, mientras que el resto fue negra oscura. La unión de estas tintas chinas claras y oscuras estaba como muy poco trabajada, y cuando se miraba de cerca, parecía absurdo. Pero cuando alejé un poco la pintura, la parte luminosa de la espalda adquirió una apariencia borrosa muy interesante. Parecía que la nieve se le había ido acumulando y que la luna se iluminaba. Es en este tipo de ideas cuando se nos muestra el genio de Gesshô, absolutamente inimitable. Por otro lado, esta forma de pintar como si estuviera un poco alejado del tema, no se puede comparar con el lado muy meticuloso de los pintores japoneses que dibujan hasta uno por uno cada pelo del cabello, son técnicas muy  diferentes.

Alguien me escribió, para contradecirme, acerca de la escasa fama de Gesshô, un tema del que tuve ocasión de hablar en entregas anteriores. No creo que Gesshô sea completamente desconocido, sin duda, pero ¿la escasa fama que tiene se corresponde con su gran talento? Lo dudo. La fama de Buson como haijin sin duda existía, pero no era proporcional a su talento. Es por eso que, llegado a la era Meiji, finalmente adquirió la celebridad que merecía. La persona que me escribió sobre Gesshô me cuenta que un día Rosetsu y él se dispusieron a pintar cada uno cien imágenes que se les habían encargado, pero, a medida que se acercaba la noche, Rosetsu tenía solo ochenta, mientras que Gesshô ya había llegado a noventa y una. Alabó su habilidad con el pincel. Pero es una historia sin importancia y las imágenes pintadas por pedido son entretenimiento de artistas. No es porque uno haya pintado cien o doscientas imágenes que se hace famoso. Sin duda, Gesshô hizo eso porque era un trabajo remunerado. Su gran talento sigue sin ser aún entendido por el público en general.

 

Notas del traductor y las fuentes

– De Cho Gesshô (1765-1832) ya se habló también en las entregas 5, 35 y 53 de 10 de mayo 16 de junio y 4 de julio respectivamente. Estudió Nanga (literalmente «pintura del sur”) con Matsumura Goshun (1752-1811), quien le dio el nombre de Gesshô. Goshun a su vez era un estudiante de Yosa Buson (1716-1784), además de maestro haijin (de hecho Gesshô tiene también libros de haiga), un maestro Nanga, que a su vez estudió con Maruyama Ôkyo (1733-1795), y juntos fundaron la escuela de pintura Maruyama.

El mapache japonés, perro mapache o tanuki (Nyctereutes procyonoides), a veces confundido con el tejón, es una especie de mamífero carnívoro de la familia Canidae de aspecto semejante al mapache común y originario de China oriental y Corea.

– Con el fin de obtener ciertos ingresos, a veces los pintores en Japón realizaban “sekiga”. Se trata de cuadros pintados o dibujados sin mayor preparación en un banquete o una reunión a petición.

– Sobre Rosetsu, ya se habló en la sexta entrega de 12 de mayo: Nagasawa Rosetsu (1754-1799), fue pintor de Edo, discípulo de Maruyama Ôkyo, ha dejado pinturas famosas en algunos shôjis (puertas y tabiques de papel enmarcados en una madera corrediza). Su demonio de montaña (yamanba) del muy reconocible Santuario Itsuku-shima (Miya-jima) es particularmente famoso. Tuvo dos periodos (o dos tipos de pintura) bien diferenciados, uno con pinturas de cierta elaboración, y otro con pinturas de trazos muy rápidos y sencillos.