No siempre la brevedad es haiku

No siempre escribir tres versos pautados por su brevedad, nos asegurará que estemos escribiendo un haiku: “La esencia del haiku es el haimi, dice Vicente Haya en su libro Aware, no puede ser el 5,7,5 pues hay otras formas poéticas con esa regla que no son haiku como el senryû y el zappai”.

Distinguir cuando lo que se ha escrito no es un poema haiku es uno de los aprendizajes que debemos encarar y no es tarea fácil; aún después de tiempo en el camino del haiku, algunos haijines, tenemos ese riesgo, esa tentación de hacer algo elaborado o de querer expresar ideas, por ello la importancia de un maestro que esté ahí a la hora de desviarnos, antes de que un desliz se multiplique y nos lleve a alejarnos del camino.

 

Poesía y poesía haiku

Para distinguir un poema de un haiku, podemos y debemos estudiar lo que es un haiku, pero también hay ejercicios como el siguiente que pueden ayudar a los que se inician a ver lo que es un poema no haiku, aunque cumpla con las 17 silabas y con la clásica distribución de los tres versos.

Hemos seleccionado tres versos de un poema de Daniel Favero (poeta argentino víctima del terrorismo de estado, desaparecido durante la dictadura militar) que reducimos a 17 sílabas distribuidas igualmente en tres versos ¿podríamos tener un haiku?

 

Tu risa va descalza por un campo minado,

va burlando tragedias; se parece a la vida

que tiene diez mil años de sitio y sigue y sigue

(…)

Daniel O. Favero

 

Tu risa

va burlando tragedias:

se parece a la vida

 

Aunque el poema es hermoso no sería un haiku porque es una idea, algo que el poeta piensa y lo que pensamos por sí solo no compone un haiku.

    Pueden pasar años antes de aprender a diferenciar un poema haiku de uno que no lo es, y esto no siempre ocurre por desconocer la teoría sino por la ceguera particular que produce el conocimiento intelectual cuando es simplemente una adquisición de información que no integramos en nosotros mismos. El resultado es algo así: “conocemos mucho de haiku” mientras que la realidad es que tenemos mucha información sobre el haiku en una parcela estanca de nuestro intelecto incapaz de interactuar con nuestras creaciones. Para que nuestros poemas tengan haimi, sabor de haiku, necesitamos algo más que conocer las reglas y ejercitarnos en su escritura. Dice Vicente Haya, en su libro Aware: “El haiku es un proceso que debe darse en ti. No es un aprendizaje intelectual; es un entrenamiento en la percepción.”

 

Personalmente me llevó años reconocer que muchos de mis intentos no lo eran. Algunos sobrevivieron y forman parte del primer libro que publiqué: “En los bolsillos huesos de melocotón”. Identificar poemas que no eran haiku me ayudó -aunque suene paradójico- a captar un poco mejor lo que era un haiku.

Algunos ejemplos de esos poemas de mi autoría que son solo una idea, una creencia, un pensamiento, o puro estado emocional, y que llamé anti-haikus son:

 

El olor del espliego

borra el peso

de este mundo.

 

Sin rumbo fijo;

y es de noche

y es invierno.

 

El perfume

de las flores que piso

queda en el aire.

 

No vive quien

no ve florecer las rosas

sin desear nada.

 

Cuando reconocemos que el poema que hemos escrito no es un haiku, no llamarlo así es lo primero, y lo segundo reconocer que puede ser (como poema) muy bueno, pero -si lo que prima es que intentamos escribir haikus- debemos volver sobre las reglas, a la lectura de los clásicos, sobre las lecciones de los maestros y sobre todo a escribir y tirar, escribir y tirar, y de vez en cuando salvar alguno para que nuestro maestro corrija, nos diga que somos unos cursis o que tenemos un “yo” como una catedral. Y para que, a pesar de ello, o especialmente por ello, sigamos en el camino, ganando poco a poco algo de humildad y de intimidad con el mundo.

 

Senryu y Zappai

 

Al inicio del artículo hemos mencionado otras formas poéticas de Japón con la misma alternancia del haiku, de ellas solo decir :

Senryu

 Tiene intención, hay suceso. El senryu es heredero del haiku arcaico . Puede hacer reír, cabrear, ser una broma o un reclamo social.

 

Otra primavera,

tras ese hombre que se pierde

entre hojas jóvenes

                                       IP51

  

Zappai

 Un zappai es una idea, no hay suceso.

 

No hay mantas

para el invierno que se avecina

a esta tierra

                         IP51

El haiku es la poesía de la sensación y de la brevedad, pero también de “algo más”. Vislumbrar ese “algo más” es lo que atrapa al que se inicia en el camino del haiku. Por esto último renunciamos a los juegos de palabras, a vivir solo la aventura del lenguaje que es todo tipo de poesía y que tanto atrapa. Porque, en esa otra búsqueda que es el haiku, el “poeta” va tomándole el gusto a ir desarmando esa complejidad que él es, queda atrapado en esa otra aventura que es aprender a ser más sencillo, más transparente, menos intelectual, a estar más atento a la vida, actuando con la mayor impecabilidad que pueda lograr, porque tal vez eso que va mermando en él (esas capas que con anterioridad ha ido sumando sobre sí mismo) y esa nueva forma de estar en el mundo que le pide el haiku, lo lleven a sentirse más cerca o en camino hacia eso que es nombrado como “esencia”, “ser”, “energía”, “lo inefable”.

 

Isabel Pose