– Alguien me preguntó que qué significa resignarse al propio destino. Parece que he adoptado posturas contradictorias: por un lado, he afirmado que uno puede resignarse a una cuestión como la de la vida y la muerte, pero por otro lado, refiriéndome a una prestigiosa publicación de Chômin, expliqué que sabía lo que significa la resignación, pero que no sabía si existe algo más elevado. Ahora, entonces, la pregunta es qué es lo que yo entiendo por ello. Para explicarlo con la ayuda de un ejemplo, imaginemos un niño. Sus padres le dicen que le aplicarán moxas porque es bueno para su crecimiento. En tal situación, el niño quedará asustado, llorará o huirá, y no se resignará a su destino. Pero llegado un momento, cualquiera que sea su deseo, si el niño siente que no puede escapar de ninguna manera, entonces sabiamente aceptará que las moxas le sean aplicadas tal y como lo han ordenado sus padres. Ahí, ya se resignó a su destino. Pero si este niño, incapaz de soportar el dolor de las moxas, siente un tormento espiritual continuo durante todo el tiempo de su aplicación, significará que solo ha renunciado parcialmente a su destino y que está ahí porque no puede alejarse. Si a este niño ahora, se le aplican las moxas sabiamente, tal y como lo han ordenado sus padres, y durante la sesión, realiza alguna actividad, como leer un libro o garabatear sus propias fantasías sin sufrir lo más mínimo, significará que está más allá de la resignación. Al escribir Un año y medio de vida (Ichinen yûhan), el respetado Shômin se resignó a su destino con respecto a la vida y la muerte, pero creo que no alcanzó del todo ese estado, pues habiéndolo hecho, se es capaz de aceptar plenamente el destino.
Cayendo enfermo, con frecuencia escuchaba las recitaciones de Gidayu y las criticaba, demostrando que había comenzado a entender, pero todavía no lo suficiente. Si hubiera estado dos o tres años en la situación de un enfermo, tal vez me habría adentrado un poco más en el territorio del placer de poder disfrutarlas. Cuando uno está condenado a la enfermedad, no hay interés en vivir si no es con su aprobación.
Notas del traductor y las fuentes
– Ya se habló de Nakae Chômin en la entrega 23. Chômin murió en diciembre de 1901. Shiki habla de él usando una designación respetuosa, a menudo utilizada en nombres budistas póstumos (añadiendo a su nombre el término Koji). Shiki ya había tocado la cuestión de la “renuncia” (akirame) – “renuncia”, “aceptación”, “consentimiento al mundo” – en la novena entrega de 18 de mayo, y especialmente en la entrega 42 de 23 de junio. Esta no es la primera vez que reacciona al libro de Nakae Chômin, Un año y medio (Ichinen yûhan), publicado en Septiembre de 1901, que fue un gran éxito de la época. Con un cáncer de garganta, Chômin había recibido en abril de 1901 un pronóstico de un «año y medio» de vida. Luego se había embarcado frenéticamente en la escritura de este trabajo que lo había ocupado todo el verano.
Murió en diciembre. Shiki reaccionó fuerte y negativamente a este texto. Habló de ello en su diario privado y en Notas dispersas de un hombre tumbado, escribiendo un extenso relato, en tres entregas, publicado el 20, 23 y 30 de noviembre de 1901 en el diario Nihon bajo el título “Un excedente de vida” (Inochi no amari).
– En “Un año y medio” (Zoku ichinen yûhan, de 1901, traducido del japonés al francés por Romain Jourdan, Les Belles Lettres, 2011), Nakae Chômin también dibuja una imagen muy crítica de las élites japonesas (puede leerse on line en francés –o traducirlo- desde aquí, o puede descargarse clicando aquí).
– Con las moxas se realiza la moxibustión. La RAE define moxa como:
Del ingl. moxa, y este del jap. mókusa; literalmente “hierba para quemar”.
1. f. Med. Mecha de algodón, estopa u otra sustancia inflamable que, con objeto medicinal, se quema sobre la piel.
2. f. Med. Cauterización de la piel por medio de una moxa.
– Como ya se ha comentado en alguna ocasión, el Gidayû Bushi es un tipo de narración cantada dentro del estilo Jôruri empleado en Kabuki y en el teatro de títeres Bunraku.