Los japoneses no pudieron sino aceptar
los avatares de un paisaje y un clima férreo
y ante una realidad como esta, encontraron
una vía de escape a través de lo inmaterial.
A. Julia González
Si nos sumergimos en el modo de vida “tradicional” que tuvo Japón hasta el siglo XIX entenderíamos el choque cultural que supuso la llegada del mundo occidental al país a mediados del siglo XIX.
Las facetas artísticas más representativas de Japón se desarrollaron en la era Genroku (1688-1703). Siendo entre otras: la literatura en prosa, el haiku, el teatro kabuki y bunraku (teatro de marionetas), etc.
El tratado de Kanagawa firmado en 1854 y otros que se firmaron después, supusieron el inicio de Japón como estado moderno, quedando patente con el inicio de la redacción de la constitución japonesa en 1886, inspirada en las constituciones europeas y promulgada en 1889.
Aunque es evidente que Japón cuenta con una identidad cultural propia, ya habíamos comentado en artículos anteriores que con la revolución Meiji (que finalizó con la muerte del Emperador Mutsuhito en 1912), se llevó a efecto una apertura entre Japón y los países occidentales, cuyas ciencia y técnica fueron importadas para el desarrollo cultural y económico, adaptándolas y modificándolas a la tradición cultural propia y a sus condiciones locales.
La restauración Meiji (1868-1912), propició la renovación de las producciones poéticas de la tradición vigente hasta el periodo Tokugawa y, dicho cambio se extendió aproximadamente hasta la Guerra del Pacifico (1937). Las transformaciones de las prácticas estéticas japonesas constituyeron una de las manifestaciones más icónicas del lema de la restauración: “Civilización e Ilustración” (Bunmei kaika).
En este momento, se impulsó la formación de estudiantes japoneses en el extranjero, así́ como la entrada de profesores occidentales a las escuelas y universidades. Se impulsó también el estudio de lenguas extranjeras, sobre todo el inglés, y se tradujeron libros europeos al japonés. Esta tensión producida por el requilibrio entre la tradición y las reformas propiciadas por los modelos de cultura occidental se refleja en la novela de Tanizaki Junichiro Some Prefer Nettles, así como las consecuencias del encuentro entre Japón y Occidente.
Por lo tanto, como cualquier otra cultura, la oriental no puede ser considerada “pura” porque se reacomoda, asimilando elementos culturales de origen occidental a los suyos propios; siempre desde la ambivalencia surgida al asimilar estas nuevas formas de vida, sin abandonar las suyas propias.
Dos fenómenos son clave en esta época:
- La profunda influencia de las artes y teorías europeas.
- La divulgación de la literatura y la critica por nuevos circuitos que serían principalmente las revistas culturales y de vanguardia.
Dichas transformaciones de vida en Japón, crearon necesidades nuevas entre los escritores; por ejemplo, el cambio de valores, el cambio político, el salto de la importancia de la vida en comunidad a la primacía de la individualidad. El fin de la represión y la censura con la apertura del país a nuevas corrientes de pensamiento diferentes influyen, por lo tanto, en las producciones literarias del momento.
Y así es como el haiku también se relaciona directamente con las nuevas formas estéticas que surgieron con la llegada de Occidente al archipiélago. Uno de los primeros en dar un salto en el cambio del haiku fue Masaoka Shiki (1867-1902) que impulsó la restauración del lenguaje para la lograr la reformulación de un haiku que se adecue a nuevos paradigmas.
Skiki tras estudiar a los clásicos como Bashō y Buson, recibe la influencia de la novela y la pintura realista occidental, y comienza a considerar el haiku con valor de género literario. De este modo, se desvincula al mismo de la poética tradicional y de la descripción impersonal de lo que sucede aquí y ahora para pasar a ligar al haiku con una experiencia personal del mundo y de este modo, conectarlo con el modo en que el haijin lo vivencia (Cuartas Restrepo, 2005: 117)
Shiki en el primer número de la revista Hototogisu (Cocú, 1897), declaró tres principios fundamentales para la restauración del haiku:
- El haiku es literatura.
- Los maestros del viejo estilo del haiku deben ser reemplazados si se quiere que el haiku sobreviva.
- El haiku debe ingresar en la realidad. (Cuartas Restrepo, 2005: 173).
En estos haikus de Shiki queda patente la subjetividad individualista tan propia de occidente, así como la ausencia de kigo en alguno de ellos, sin desdeñar la intertextualidad de los mismo y la actualización del lenguaje.
El caracol se arrastra
dos o tres pasos
y se acaba el día.
Traducción de Tsutomu Takagi y Alberto Manzano.
* * *
En el terremoto del 15 de junio de 1896, escribió Shiki:
Lluvia de mayo.
Cada gota es
la lágrima de alguien.
* * *
La mariposa,
ni siquiera cuando la persiguen
parece tener prisa.
Traducción de Tsutomu Takagi y Alberto Manzano.
Concluiríamos que Shiki aúna esfuerzo para garantizar así́ la supervivencia del haiku en convivencia con los nuevos modelos literarios occidentales, logrando articular tradición e intercambio cultural.
BIBLIOGRAFÍA
– Asiain, A. (2013). “Posibilidad de haiku”. Actas del congreso internacional sobre el español y la cultura hispánica, 1, 88-93. 2018, abril 19, De Instituto Cervantes de Tokio Base de datos.
– Blyth, R. (1949) Haiku: Eastern Culture I. The Hokuseido Press: Tokio.
– Blyth, R. (1964) “Santōka”. En: History of Haiku: from Issa to the present II. The Hokuseido Press: Tokio.
– Cabezas, A. (1996). La literatura japonesa. Barcelona. Hiperión.
– Cuartas Restrepo, J. M. (2005). Los 7 poetas del haiku. Cali: Programa Editorial de la Universidad del Valle.
– Harvey, P. (1998). El budismo. España: Cambridge University Press
– Haya, V. (2007) Haiku-dō: el haiku como camino espiritual. Kairós, Barcelona.
– Haya, V. (2013) Aware: iniciación en el haiku japonés. Kairós, Barcelona.
– Jorge, J. (2018). ¿Qué cosa es el haiku? Un vestigio poético en Taneda Santōka. Coda. Revista de la escuela de letras Universidad de Cordoba
– Keene, D. (1956). La literatura japonesa. México: Fondo de Cultura Económica.
– Maillard, Ch. (2006). “Orinar en la nieve”. En El monje desnudo. Miraguano: Madrid.
– Okakura, Kakuko. (2018). Los ideales de Oriente, Oviedo. Satori Ediciones
– Oshima, H. (1987). El pensamiento japonés. Buenos Aires: Eudeba. Prieto, J. M. (2007). Haiku a la hora en punto. Vitruvio, Madrid. Rodríguez Izquierdo, F. (2013, junio). “Un haiku japonés modélico”. Cuaderno, 46, pp. 3-4.
– Santōka, T. (2004) Saborear el agua. Hiperión: Madrid.
– Santōka, T. (2008). 私を語る. Abril 19, 2018, de Aozora Bunko. Sitio web: https://www.aozora.gr.jp/cards/000146/files/48267_31582.html. Santōka, T. (2009) El monje desnudo. Miraguano: Madrid.
– Tirado Robles, Carmen (coord. a). (2014): Japón y Occidente: Estudios comparados. Prensa de la Universidad de Zaragoza. Colección Federico Torralba de estudios de Asia Oriental.