Haibun 52
Tarde de Reyes
Anoche llovió. Desde el amanecer el cielo cubierto de nubes acentúa la sensación de frío. Esta tarde, junto al mar, un débil círculo de luz se desplaza hacia el oeste.
En el espigón dos siluetas erguidas. La más cercana al agua, alguien que pesca… la otra, un hombre acompañado de su perro. En el azul profundo del atardecer a las dos figuras les falta poco para rozar con su cabeza la línea del horizonte.
Casi es la hora de que lleguen los Reyes Magos. En esta parte de la bahía nadie parece esperarlos. Gente que pasea tranquilamente a sus perros por la playa. Una paloma que vuela de la arena hasta la rama sin hojas del árbol paraíso. En uno de los bancos de madera dos mujeres mayores sentadas muy juntas charlan animadamente.
-Abrazar el amor…, dice una de ellas.
-Abrazar el amor y saber que no somos tan diferentes… -oigo al pasar.
Sin pizca de viento, hasta el mar parece estar en silencio.
Al otro lado, en el puerto, van juntándose cada vez más niños con los fanalets de reis* encendidos para recibirlos. Ilusionados, expectantes, algunos asustados por el bullicio de la fiesta y el movimiento. En este pueblo los Reyes llegan en barca.
Comienzan a aparecer tonos rojizos en el cielo, en el mar… en este mar sereno del atardecer.
Una y otra vez mis pensamientos van hacia la noticia que he recibido hoy. Se ha ido un amigo de la juventud. Hace muchos años que no le veía. La última vez que coincidimos fue en el 2012. Nuestros caminos hacía tiempo que se habían separado.
Siguen los hombres erguidos en el espigón. En el horizonte una franja blanca de luz contrasta con el azul noche que nos envuelve.
Junto a una mujer cruzan tres niños. Llevan farolillos en la mano y los ojos muy grandes.
Para que la espera sea más dulce los invitan a chocolate caliente y melindros**.
Mar en calma.
La pareja de abuelos
arrastra el paso
M.Ángeles Millán “Hikari”
Palamós (Girona)
* fanalets de Reis: farolillos de Reyes
** melindro: bizcocho de soletilla