Archivo de la categoría: Haikus de motocicleta (Joaquín de la Calzada Mazeres «Tatewari»)

Haigas mensuales

febrero

 

Árbol sin hojas- / ya no se oye el canto / de los pájaros

 

Entre la niebla  / las cañas de invierno;  / ruido de agua

 

Viento del norte, / en mitad del camino / un viejo nido

 

WABI-SABI

En el invierno los árboles pierden la hoja, los pájaros casi parecen desaparecer y el frío silencio lo inunda todo. Ante las ramas desnudas del árbol que fue frondoso en primavera nos encontramos ahora con la inquietante imperfección, la desnuda crudeza y el espíritu austero de esta época del año que nos recuerda el silencio y al vacío de nuestra propia alma.

Todo parece volver a su más pura esencia y muestra sin adornos la arquitectura esencial, despojada y desnuda de la belleza de la misma manera que lo hace el haiku.

Guiados por nuestra incansable búsqueda de la belleza esta época de vacíos y silencios nos lleva de forma casi imperceptible al encuentro con la raíz que sostiene el acontecimiento estético del aware y que en su imperfecta manifestación sugiere, sin embargo, una nueva comprensión que nos puede acercar al espíritu esquivo e inasible del propio haiku.

Es el espíritu del Wabi-Sabi que emanando del silencio y la ausencia se manifiesta a través del haiku para contar de manera humilde y concisa lo que acontece dotando a este del espíritu imperecedero del zen.

Este espíritu del Wabi-Sabi cultiva todo lo que es verdadero, esencial y puro reconociendo que todo es impermanente, todo es incompleto y todo se manifiesta a través de una perfecta imperfección.

Wabi nos indica el camino de lo simple, de lo natural de lo que es sin artificio y posee la frescura o quietud de lo sencillo. Es también el espíritu ascético de soledad y silencio del que vive en la naturaleza lejos de la sociedad.

Sabi es aquello que es frío, flaco o marchito, la belleza o serenidad que aparece incolora y sencilla resultado del sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, torsión, despojamiento e imperfecciones.

Ambos conceptos, wabi y sabi, sugieren sentimientos de soledad que nos recuerda el espíritu esencial del haiku que, en su simplicidad, busca expresar la belleza en su mínima expresión, en su más pura y descarnada esencia.

Así entramos en ese mundo de lo natural, lo esencial, lo austero e incluso lo imperfecto para expresar esa parte de nuestra alma que se despoja de lo superfluo para encontrar su esencia.

Así en los haikus de motocicleta de este mes he utilizado de manera premeditada los mínimos recursos técnicos y estilísticos para expresar el sentimiento de soledad y contemplación que ha inundado nuestra alma en su encuentro con el Wabi-Sabi.

La imagen en su mínima expresión acompañando al haiku que también es la mínima expresión para trazar un camino que trasmite el mensaje silencioso de lo que ya no está…

 

 

haikus de motocicleta

 

Me gusta salir de paseo en mi moto sin un destino claro…. solo salir y tomar la primera carretera dejando que el aire y el viento me den en la cara… seguir mi instinto y dejar que sean las decisiones de cada momento las que determinen el camino a tomar permitiendo que me guíen la intuición y el corazón.

Es un auténtico placer disfrutar del cielo abierto y las nubes cuando se reflejan en el faro de la moto o el sol parece seguirnos a través de los pinos… Acompañado por el sonido lento y ronco del motor de mi Kawasaki el paseo se torna a veces un auténtico estado de belleza y gozo mientras viajo por el paisaje dejando que las curvas vayan dando paso a un nuevo descubrimiento. A veces acontece que algo del paisaje se hace único e irrepetible quedando prendido de mi alma para siempre… un momento de eternidad… y sin embargo tan efímero.

El corazón se abre ante la contemplación del milagro durante un instante que se vuelve eterno… pero el devenir imparable del tiempo y el espacio reclama de inmediato la atención al presente, a lo siguiente… siempre en el presente, siempre en la presencia, pero con el deseo de nunca olvidar la belleza de lo acontecido…

Así son los paseos en motocicleta. Libertad total y control preciso, límites claros e intuición despierta, firmeza y pasión, fluir siempre atentos al presente y trazar las curvas de forma precisa para nunca salirnos del camino, contemplar la belleza pero sin dejarnos arrastrar a la ensoñación. El alma libre, el corazón sujeto… como el aware y el haiku…

Así quiero que sea también esta sección… como un paseo en moto por el arte del haiku y la ilustración… el mundo del Haiga… dejando que me guíe el corazón en las palabras y los gestos, dejando que a cada curva una nueva técnica, un tipo de pincelada, una fotografía o el uso de la nuevas tecnologías nos permitan adentrarnos con libertad y frescura en el mundo del haiku… su aroma… su estructura… su arte… su forma… su evocación… pero sin perder nunca el camino ni aflojar la firmeza con que se debe trazar un haiku.

En ocasiones cuando llegamos al destino contemplamos el lugar y nos maravillamos disfrutando de su belleza efímera y de la forma en como ese mismo destino dota de sentido a nuestro propio viaje…

En otras ocasiones es el propio viaje el que dota de sentido al lugar al que hemos llegado y es la forma en como lo hemos hecho y cada paso los que nos hacen apreciar el propio viaje como un destino en sí mismo…