Mirando las fotografías de antiguas pinturas occidentales, descubro algunas de paisajes pintadas por los holandeses hace aproximadamente doscientos años. Sin duda, es un tema que en esta época nos parece raro. En Japón, no obstante, hay pocas pinturas sobre personalidades, pero las pinturas de paisajes son extremadamente frecuentes, lo que en absoluto significa que haya habido pinturas de paisajes desde la antigüedad. Las hubo con Kose Kanaoka, y hasta que surgió la escuela Tosa, siendo a partir de entonces, cuando se comenzaron a pintar sobre todo hombres y Budas. Así se mantuvo el tema hasta la llegada de los monjes Zen desde China, y a partir de ahí, comenzaron los intercambios en materia de religión budista, pero también de pinturas importadas sobre montañas y aguas de estilo chino, que tuvieron mucho éxito en nuestro país.
En Japón, como su propio nombre indica, a menudo se pinta la extrema inmensidad de paisajes «de montañas (san) y aguas (sui)». Pero en Europa, no se pintan paisajes tan desproporcionados y son más dados a representar todo más parcialmente. Así, son muchas las pinturas donde se reproducen, por ejemplo, tan solo grandes árboles; o incluso cuando pintan agua, lo hacen solo de una parte del río o del mar, y por ello no se puede llamar a estas obras «pinturas de las montañas y aguas (Sansui-ga)” como hacemos con las nuestras.
Cuando uno mira pinturas occidentales sobre el paisaje, se comprende que las más antiguas reproducen con mucha precisión el carácter majestuoso de los grandes árboles. Cuando pasamos a lo más reciente, no necesariamente se adhieren a la majestuosidad de los grandes árboles, sino más a menudo para representar la tierna frescura de los ligeros árboles comunes. De un sabor austero, hemos pasado a un sabor tierno, de un sabor pesado a un sabor ligero: tal es el movimiento general del mundo, y no solo en la pintura, sin duda, ni tampoco solo en Occidente.
En otras ocasiones, hablando de lo bello en la literatura, ocasionalmente he distinguido tres estilos: narrativo, lírico y descriptivo. Alguien entonces me atacó, diciendo que en Occidente el estilo narrativo y el estilo lírico existen, pero no el estilo descriptivo; y yo respondí, riendo, que entonces nosotros en eso no habíamos imitado a Occidente.
Allí, durante mucho tiempo, como apenas hay pinturas con poesías o sobre grandes paisajes, parece que los estudiosos no estaban interesados en la pintura paisajística, ni siquiera cuando debaten sobre estética. Sin duda esto es una equivocación originada por la estrechez de su conocimiento.
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Shiki hace referencia al significado de Japón entendido como una imagen grandiosa y de inmenso paisaje. El nombre Japón (Nippon/Nihon 日本, significado literal: «el origen del sol») tiene un origen chino: pinyin rì běn, Wade-Giles jih pen, el oriente, el lugar desde donde sale el sol. El carácter 日 es la evolución de un círculo con un punto central que representa al sol, y 本 representa la raíz de un árbol y también tiene el significado de origen. La expresión «país del sol naciente» hace referencia a esta etimología del nombre en japonés.
Kose Kanaoka fue un reconocido pintor de la corte, activo al comienzo de la era de Heian hasta el final del siglo IX (el Periodo Heian ,es el último periodo de la época clásica de la historia japonesa, entre los años 794 a 1185, en el que la capital era Kioto. Heian [平安, ‘Heian’?] significa «paz y tranquilidad» en japonés).
La Escuela Tosa fue una escuela de pintores activos de la Edad Media (principios del siglo XV, periodo Muromachi) hasta el final del período Edo (mediados del siglo XIX).
Sôtô, Rinzai y Ôbaku fueron las tres escuelas del budismo zen existentes en Japón. El monje Rinzai, después de un viaje a China, fundó la Escuela Zen Rinsai en 1168, de tendencia china. Más tarde, en 1223, fue Dógen quien fundó la escuela Zen de Sôtô.
Entre las pinturas importadas de china, tuvieron especial éxito en Japón las realizadas con la famosa tinta china, como por ejemplo las realizadas por Sesshu.
Parece que Shiki ya había hablado de los tres estilos: narrativo, lírico y descriptivo por primera vez en 1892 en un artículo titulado «¿Por qué aparecen algunas breves formas poéticas en nuestro país? (Wagakuni ni tanpen inbun no okorishi yuen o ron-zu). Tuvo alguna crítica a las que él contestaba riendo.