La alcoba está decorada. Hay dos amapolas en un jarrón, debajo del cual se coloca una pequeña placa de yeso que supone una representación mía en posición supina, y un gato de madera tallada. Este gato está representado en cuclillas, de tamaño natural, y está cubierto con pintura amarilla.
En la oscuridad, esta pintura emite una luz blanca. No se trata de una pintura normal. La trajeron de Inglaterra para la Sociedad de Rescate del Mar, y la usaron para cubrir altos postes de madera, que se colocaron a lo largo de la costa para indicar los puestos de salvamento, de modo que las embarcaciones en dificultades pudieran verlos desde el mar, tan oscuro como la noche. Así los marineros entienden que allí hay una estación de salvamento.
Un día, pintamos el gato de madera con esa pintura, lo pusimos en un rincón de la cocina, y los ratones no hicieron el mismo ruido que de costumbre. Pero de noche, en la oscuridad, solo difundió una luz pálida, en la que, por supuesto, no se distinguía la silueta del gato, por lo que al día siguiente los dañinos roedores, tan contentos, lo devastaron todo. Sin embargo, no hace falta decir que esta pintura sí que tiene gran utilidad para indicar las estaciones de rescate a las naves en dificultad.
El propósito de esta Sociedad es ayudar a los buques en riesgo y ya ha instalado unas 20 o 30 estaciones de botes de salvamento a lo largo de la costa japonesa, todas bien equipadas.
En la actualidad, todo está lejos de ser perfecto y todavía necesitaremos muchos otros equipos, pero parece que, sin embargo, según la información reciente, el año pasado esta Sociedad salvó a un promedio de tres hombres por día. Por lo tanto, es extremadamente útil y, para un país como Japón, rodeado de mares, probablemente nada sea más importante. Es una pena que la gente sea indiferente a semejante empresa. Por supuesto, se necesitan instituciones tan emergentes como la famosa Cruz Roja, pero eventualmente se podría prescindir de ella.
¿O es porque los caballeros de las zonas rurales quieren insignias de esas que parecen decoraciones honoríficas? ¿O tal vez los funcionarios locales se esmeraron en promocionarla? La Cruz Roja crece mucho y se porta maravillosamente bien, aunque uno se pregunta si las condecoraciones no les son más importantes que las acciones concretas. La Sociedad de Rescate se diferencia de la Cruz Roja en que tiene un propósito muy práctico y no opera exclusivamente en tiempos de guerra, pero, a pesar de esto, los funcionarios locales no parecen estar tan interesados en promoverla. ¿Tal vez en ella no dan medallas? De todos modos, ¡es muy lamentable! En cualquier caso, ojalá que los habitantes de todos los departamentos costeros se conviertan en miembros de esta sociedad.
Notas del traductor y las fuentes
– La Sociedad del Imperio del Gran Japón para el Rescate del Mar (Dai Nihon Teikoku suinan kyûsai-kai) se fundó en 1889. La primera sociedad de salvamento en la mar en España, fue la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, y data de 1880. La británica Royal National Lifeboat Institution actuaba en las costas de Gran Bretaña, Irlanda, las Islas del Canal, y la isla de Man, como también en vías navegables interiores y fue la primera fundada en Europa, el 4 de marzo de 1824. De gran tradición también es la Sociedad Humana y los naufragios (SHN) de Boulogne-sur-Mer, fundada en 1825.
– La escena de los ratones devastando todo, le recuerda al traductor de Shiki al francés, Lozerand, a un famoso pasaje de Soy un gato (1905) de Natsume Sôseki (tr. Al castellano por Yoko Ogihara y Fernando Cordobés González, Ed. Impedimenta 2010).
– Las estaciones de salvamento costeras a las que Shiki hace referencia, se pusieron en base a que en 1899 se aprobó en Japón una ley de asistencia para buques en peligro (Suinan kyûgo-hô).
– Cabe recordar que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fue creado en 1863 por un grupo de ciudadanos de la ciudad de Ginebra. El comité japonés se fundó en mayo de 1877. Ishiguro Tadanori (padre de Tadaatsu Ishiguro) era el representante oficial de Japón, en la 4ª Asamblea General de la Cruz Roja en Karlsruhe en septiembre de 1887, a la que acudió acompañado de Mori Ôgai (médico militar, traductor, crítico literario y novelista japonés del periodo Meiji).