La escritura normal japonesa se realiza mediante una combinación de ideogramas (kanji) y silabogramas (caracteres silábicos, distribuidos en dos sistemas coextensivos: hiraagana y katakana). De entre estos dos sistemas silábicos, es más corriente el hiragana, quedando el katakana -sobre todo- para escribir palabras extranjeras (de las cuales, la mayoría son anglicismos).
Precisando algo más, yo diría que un texto japonés suele presentar un 40% expresado en kanji, y un 60% expresado en hiragana. Tal proporción aproximada es válida para los haikus, y así suele encontrarse en ellos.
Dentro de lo raro, siempre hay lugar a la sorpresa. Para nosotros, por ejemplo, resultan algo raros los números romanos, pero los usamos para distinguir reyes o papas homónimos, o bien para citar siglos. Llegaría, pues, a resultarnos raro escribir “el pontífice Juan 23”, o “el siglo 5º”.
He encontrado un haiku de Shiki (1867-1902) -en “A History of Haiku” de Blyth- escrito en una combinación de katakana y kanji, sin nada de hiragana, el cual reza así:
/ / hige soru ya / ueno no kane no / kasumu hi ni // (ver ic.1)
Me afeito, mientras suena
la campana de Ueno,
y es día nublado.
Según Blyth, dicho haiku se encontró en un cuaderno de notas del haijin. El mismo haiku escrito en hiragana y kanji tendría este aspecto (ver ic.2)
Una campana monacal como la el templo budista de Ueno, en tiempos en que no era tan frecuente el reloj personal, era un buen recordatorio de que hay que asearse y vestirse, para trabajar. En esa cotidianidad, que se suma a la monotonía de una alborada con nubes, Shiki deja constancia del presente temporal, y de su propio estado de ánimo, que él trata de levantar mediante su afeitado y el haiku que improvisa. Recurre a un sistema de escritura –el katakana- que no requiere tanto arte como el cursivo hiragana –el cual parece reclamar más el uso del pincel-. El katakana consiste más bien en rasgos sueltos superpuestos. Y así lo escribió Shiki en un modesto cuaderno de anotaciones.
Voy analizando los versos, palabra por palabra:
hige soru: ‘barba afeitar’ (o “afeito”): secuencia apositiva de complemento directo y verbo transitivo en presente. No usa la posposición “wo” para marcar el complemento directo; rasgo este no raro, pero sí muy coherente con la poética de Shiki, quien exhortaba a suprimir posposiciones innecesarias en haiku, en pro de la brevedad.
ya: kireji o palabra de cesura, cerrando el primer verso.
ueno no: Ueno es un topónimo, referente al parque de Ueno, en Tokyo. Va seguido de la posposición de pertenencia “no”, que equivale a nuestra preposición “de”.
kane no: “kane”: ‘campana monacal’, palabra seguida de la misma posposición “no”.
kasumu: verbo ‘nublarse’ en presente. Se refiere a la palabra siguiente.
hi ni: ‘día en’. Sustantivo más posposición deíctica o localizadora. Conjuntamente con el contexto previo: ‘en día nublado’.
Seguramente Shiki recurrió al katakana por cierta familiaridad con este sistema, quizá bastante usado en su libreta de apuntes.
En medio de lo cotidiano y de un cielo nuboso, una manera de superar la rutina para el haijin, sería darse un buen afeitado, mejorar de cara, y escribir un haiku. El son de la campana seguramente avivó su ánimo, un tanto gris a la sazón.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala. Universidad de Sevilla.