Julio 2022

Haibun 34

Insurgentes

Bajo del autobús, un Sonora-Peñón.

Estoy en Insurgentes y siento que estoy en Insurgentes. Qué bobada, ni que nunca hubiera estado en esta avenida. Y vaya que he estado. Pero hoy veo el letrero de la juguetería, la enorme inicial de su nombre. Su breve nombre que dice lo mismo al derecho y al revés. De niño sólo tenía ojos para el contenido de sus escaparates.  En los aparadores de esta acera se exhiben relojes de pulso* a prueba de agua.

Los anuncios luminosos de radios y televisores se encienden y apagan.

No apresuro el paso como los demás transeúntes. Me muevo y respiro de acuerdo a mis pulmones.

Escucho el din din de un tranvía. Es el Valle, el que tomaba al salir de la secundaria.

Me detengo y volteo. Miro a lo lejos. Pasando Sanborns, antes de llegar a Baja California, se encuentra un cine. Esta vez, me quedo en Insurgentes.

Camino hasta el cruce de avenida Yucatán. En el camellón*, al pie de una palmera, recojo unos dátiles maduros. Busco en los bolsillos un pañuelo desechable.  Ya no tengo. Los limpio con el envés de la corbata.

Sigo hacia avenida Jalisco. En la fachada del edificio que hace esquina con Chihuahua hay una manta con un letrero que no distingo en la oscuridad. De pronto, un grito a coro me indica de qué se trata. El gimnasio de Mocansen.

Emocionado, por estar en Insurgentes, silbo: re la, mi la, re la, mi la; cuando estoy a punto de entonar la canción de Paul Simon, siento la garganta seca y me dirijo a una tienda de refrescos*.

Kare kitta kawa wo
wataru 

(Santoka)

Cruzar
el lecho seco de un río

(Trad. Fdo. Rgz-Izq)

 

*relojes de pulso: de pulsera

*camellón: caballón

*refrescos: gaseosas

Jorge Moreno Bulbarela (Jor)