Tomemos un waka mucho más tardío, pero famoso:
うらうらとのどけき春の心より
にほひ出たる山ざくら花 賀糞員淵
Ura ura to nodokeki haru no kokoro yori
nihoi idetaru yamazakura kana
Desde el corazón
de la brillante y cálida primavera
salen
estas flores de cerezo de montaña.
(Kamo Mabuchi, 1697-1769)
Cuando leemos el último verso, el pathos de la despedida con lo desconocido, hacia lo desconocido, se pierde. Lo que ganamos en dulzura lírica y asociaciones clásicas, lo perdemos en alcance y libertad de imaginación. Es como una novela ilustrada, en la que las imágenes no encajan con nuestras visiones de los personajes. Lo mismo ocurre con el siguiente poema:
ひさかたの天の香具山とのゆふべ
霞たなびく春たつらしも 人麿
Hisakata no ame no kaguyama kono yube
kasumi tanabiku haru tatsurashi mo
La niebla vespertina
sobre el monte Kagu
en el cielo sin edad;
debe ser
que la primavera ya está aquí.
(Hitomaro)
Compárese con lo siguiente, de Bashō:
参なれや名もなき山のうす霞
Haru nare ya namonaki yama no usugasumi
Ha llegado la primavera;
una colina sin nombre
está envuelta en una fina niebla.
En este caso, la asociación clásica no sólo se evita, sino que el sentido del haiku reside en la propia evitación.
Otras diferencias entre waka y haiku además de un enfoque menos lírico, son la comprensión más fuerte de la poesía esencial, una presentación menos general y más detallada y un método impresionista. Compare lo siguiente:
ひんがしの野にかげろひの立つ見えて
かへり見すれば月かたぶきぬ 人唐
Hingashi no no ni kagerou no tatsu miete
kaeri misureba tsuki katabuki nu
Viendo las olas de calor
sobre el páramo oriental,
miré hacia atrás
y allí estaba la luna,
hundiéndose.
(Hitomaro)
菜の花や月は東に日は西に
Na-no-hana ya tsuki wa higashi ni hi wa nishi ni
Flores de colza;
el sol en el oeste,
la luna en el este.
(Buson)
El poema de Hitomaro es subjetivo y arrastra algo, persistente en su tono y cadencia, participando de lo lírico y vago. El haiku de Buson es objetivo, descriptivo, no tiene aristas desordenadas, su final es abrupto, con una concisión que es casi áspera por contraste.
Bashō dijo,
俳譜は高葉集の心なり
El haikai es el corazón del Manyōshū,
y esto es indudablemente cierto, pero la eliminación de elementos no esenciales significa un incremento tan tremendo, que se trata realmente de “una nueva creación”.
俳講は俗談準話を正さんが露なり
El haikai tiene por objeto poner orden
en el lenguaje común y corriente.
Este es uno de esos dichos profundos que pueden y deben interpretarse de diversas maneras. Bashō quería que nuestra prosa habitual, se convirtiera en poesía, la comprensión de que los eventos y acciones más comunes de la vida, pueden realizarse de forma significativa, el uso más profundo de todo el lenguaje, escrito y hablado. Nuestras vidas son descuidadas, imitativas. Vivimos, como dijo Lawrence, como las portadas ilustradas de las revistas. La comodidad es nuestro objetivo, y la insatisfacción es todo lo que conseguimos. El objetivo del haiku es vivir veinticuatro horas al día, es decir, dar sentido a cada momento. Un sentido que puede ser intenso o difuso, pero que nunca cesa.
El Haiku a menudo convierte la débil subjetividad del waka en una objetividad que es una subjetividad más sutil, o más bien una región donde “subjetivo” y “objetivo” pierden su significado y validez. Tomemos por ejemplo el siguiente waka de Ryōkan:
むらぎもの心たのしも春の日に
鳥のむらがり遊ぶを見れば
Muragimo no kokoro tanoshi mo haru no hi ni
tori no muragari asobu o mireba
Mi corazón se alegra,
este día de primavera,
ver a los pájaros
que acuden a jugar
Compárelo con el de Bashō,
菜畠に花見顔なる雀哉
Nabatake ni hanami-gao naru suzume kana
Gorriones,
en el campo de colza
con sus caras mirando las flores.
Tanto el haiku como el waka tienen una sencillez que pertenece al carácter original de la raza japonesa, y que difícilmente puede darse en otras literaturas. A veces se le llama rudamente “tocar con el pedal suave”, y de hecho requiere una cierta paciencia y la represión de todo deseo de pasajes púrpura y emociones poéticas. Aun así, la sencillez del haiku es mayor que la del waka.
六月や峯に雲おくあらし山 芭蕪
Rokugatsu ya mine ni kumo oku arashi-yama.
En el sexto mes,
el Monte Arashi
forma nubes en su cima.
(Bashō)
Hay algo a la vez simple y sublime en este poema. La sencillez es evidente. El poema de Bashō carece tanto de la sensación de movimiento como de la artificialidad de los versos de Milton.
Montañas, en cuyo pecho estéril
las nubes laboriosas descansan a menudo.
(NT: Fragmento de L’Allegro, de John Milton)
Imagen 10
Escena en el río (detalle), de Sesshu.
No tiene la fuerza y el flujo del Manyōshū:
あしびきの山河の澱の鳴るなべに
ゆづきが撤に雲立ちわたる 人唐
Ashibiki no yamakawa nose no naru nabe ni
yuzuki-ga-take ni kumo tachi wataru
Del arroyo de la montaña suenan más fuerte,
las nubes se acumulan
sobre el Pico Yuzuki.
(Hitomaro)
Pero el poema de Bashō ha alcanzado una inmensidad y un distanciamiento que pertenece al tema. La sencillez es la de la naturaleza.
Cuando intentamos separar waka y haiku, nos encontramos con esa ley mencionada antes, la ley de que cuanto más se esfuerza la mente por distinguir dos cosas, más se acercan sin darnos cuenta; cuanto más afirmamos su unidad, más se separan. Tanto el waka como el haiku son la actividad del espíritu del hombre, y no debemos exagerar las diferencias entre ellos. En general, podemos decir que el waka es el lado femenino y el haiku el masculino de la poesía japonesa, aunque el haiku carece de los elementos más duros y miltonianos. El “sabor” (俳旬味) del haiku, es rural, pastoril, bucólico (田園趣味), pero no idílico, en el sentido de ideal, irreal. También podemos decir que, a diferencia del waka, el haiku es popular, democrático, plebeyo.
El waka tiene mil trescientos años de historia, el haiku tiene cuatrocientos como mucho, doscientos cincuenta de Bashō. El waka comenzó como literatura, el haiku como una especie de deporte con palabras. Bashō lo convirtió en literatura y, sin embargo, en algo más allá y por encima de la literatura, un proceso de descubrimiento más que de creación, utilizando las palabras como medios, no como fines, como un cincel que remueve la roca que oculta la estatua que hay debajo.
Cuando los primeros poetas de haiku compararon sus versos con los waka, encontraron en ellos el material que querían, y sin embargo de alguna manera sentían que se les podría haber dado una forma más apropiada, más condensada, y diciendo menos, significando más. Versos como los siguientes debieron de inspirarles para expresar la misma idea con mayor profundidad y con menos palabras:
さびしさに宿を立ち出でて眺むれば
いづともおなじ秋のタ暮 良退法師
Sabishisa ni yado o tachi idete nagamureba
izuko mo onaji aki no yūgure
Solitario,
salí de mi cabaña;
mirando a mi alrededor
en todas partes lo mismo,
tarde de otoño.
(Ryōsen, siglo XI)
山ざとの稲葉の風にねざめして
夜深く鹿の聾を聞くかな師 師忠
Yamazato no inaha no kaze ni nezame shite
yo fukaku shika no koe o kiku kana
El viento en las hojas de arroz
me despierta a medianoche;
escucho el grito lejano de los ciervos
en la aldea de la montaña.
(Morotada, siglo XI)
思ほえす来ませる君を佐保 川の
かはず聞せず蹄しつるかも 鞍作益人
Omohoezu kimaseru kimi o sahogawa no
kawazu kikasezu kaeshitsuru kamo
Inesperadamente viniste,
y te dejé volver,
las ranas del río Saho
inaudito.
(Kuratsukuri no Masahito, siglo VIII)
寒ねきて花に暮せる木の間上り
待つとしもなき山の端の月 雅離
Yamabe yori kaeru wagami o okuri-kite
akureba mon o tsuki mo iri keri
Observando las flores,
caen las sombras del atardecer,
pero sin darse cuenta,
a través de los árboles,
¡la luna sobre la montaña!
(Masatsune, 1170-1221)
山避より蹄る我身を途りきて
あくれぼ門を月も入りけり 言道
Yamabeyori kaeru wagami o okurite-kite
akureba mon o tsuki mo iri keri
La luna,
volviendo conmigo
de las montañas,
entró por la puerta
junto a mí.
(Kotomichi, 1798-1868)
Un último ejemplo con el haiku que debió de inspirar:
ほととぎす鳴きつる方を眺むれば
たr有明の月ぞ費れる 後徳大寺左大臣
Hototogisu nakitsuru kata o nagamureba
tada ariake no tsuki zo nokoreru
Mirando
donde los hototogisus
había llorado,
solo queda
la luna del alba.
(Gotokudaiji Sadaijin)
ほととぎす消え行く方や島一つ 芭蕉
Hototogisu kideyuku kata ya shima hitotsu
Donde un hototogisu[1]
desapareció;
una sola isla.
(Bashō)
De vez en cuando nos encontramos con haiku que deberían haber sido waka, por ejemplo:
風薫る暮や鞠揚の茶の給仕 乙=
Kaze kaoru kure ya mariba no cha no kyūji
En el crepúsculo, la brisa es perfumada:
una doncella lleva el té
al jardín del fútbol.
(Otsuji)
Como ejemplo de la forma en que el haiku a veces bebe de varias fuentes a la vez, poesía china, waka e historia japonesa, podemos tomar el siguiente verso de Buson:
青柳や我大君の草か木か
Aoyagi ya waga ōkimi no kusa ka ki ka
El sauce verde,
un árbol o hierba
de nuestro gran Emperador
Este texto es simple y carente de significado poético, pero un poco de estudio del mismo sacará a la luz valores insospechados. Tiene un proscri, 禁城春色暁蒼 que es la segunda línea de un poema de ocho versos de Kashi, 賈至, 718-772. El poema se titula “Ir temprano al Palacio Taimei, y Presentarlo a los colegas de ambas oficinas”.
早朝大明宮呈爾省僚友
Las primeras cuatro líneas dicen:
銀燭朝天紫限長
禁城春色暁蒼蒼
千像弱柳垂青琉
百嚇流鴬逃建章
Al amanecer, cuando aún están encendidas las velas de plata,
el camino en la capital es largo;
en el Palacio, el paisaje primaveral de la madrugada
es brillante y claro.
Mil ramas caídas de los sauces
cuelgan sobre las verdes inscripciones del muro;
cien voces de ruiseñores se oyen alrededor
del palacio Kenshō.
Buson posiblemente leyó esto en el Tōshisen, una selección de poesía de la dinastía Tō (Tang), que llegó a Japón a principios del Periodo Edo, 1603-1867.
Luego en el Taiheiki, 太平記, anales de la historia japonesa de 1318 a 1363, escritos por Kojima, 小島, un sacerdote de Hiezan que murió en 1374, hallamos lo siguiente:
Nuevamente, en el reinado del Emperador Tenchi, hubo
un hombre llamado Fujiwara Chikata, que empleaba
cuatro clases de demonios, …………
la gente común era incapaz de resistirse a causa de estas criaturas,
en las provincias de Iga e Ise,
no había nadie que obedeciera la Regla Imperial.
Un hombre llamado Ki no Tomotake recibió una Orden Imperial,
fue a estas provincias, y, componiendo un waka
la envió entre los demonios:
Incluso los árboles y las hierbas
son el reino de Nuestro Señor;
¿dónde puede haber moradas
para los demonios?
Las cuatro clases de demonios, al leer este poema ……
se dispersaron en todas direcciones y desaparecieron,
perdiendo su poder por todas partes, al final vencidos
por Tomotake.
Combinando estas dos referencias, Buson ha hecho poesía de la literatura haciéndonos percibir que el sauce de su naturaleza combina la belleza del árbol con la de las hierbas. Ha tomado un poema chino de la vida palaciega y las fantasías del historiador japonés, y así ha reforzado, ha añadido matices, al sauce que se alza con tan esbelta gracia.