Zen, el estado mental del haiku 4. Sin palabras y 5. No intelectualidad

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Sin palabras

Nos referimos esencialmente a un estado sin palabras, en el que las que se utilizan, no son para expresar nada, sino más bien para despejar algo que parece interponerse entre nosotros y las cosas reales que (al no estar de hecho separadas de nosotros mismos) son entonces percibidas por el autoconocimiento.

Había un anciano que suponía,

que la puerta de calle estaba parcialmente cerrada

 pero algunas ratas muy grandes

se comieron su abrigo y sus sombreros,

mientras el inútil anciano dormitaba[1].

 

Este es el momento:

                                         Cuando la luz del sentido

se apaga, pero con un destello que ha revelado

el mundo invisible[2].

 

Otro ejemplo de Lear:

 

¡Ploffskin, Pluffskin, Pelican jee!

¡Creemos que no hay pájaros tan felices como nosotros!

¡Plumpskin, Ploshkin, Pelican jill!

¡Eso pensábamos entonces, y eso seguimos pensando!

 

Esto ilustra lo que dice Thoreau al final de Walden:

La volátil verdad de nuestras palabras debería traicionar continuamente la insuficiencia de la declaración residual. Su verdad se traduce instantáneamente; sólo queda su monumento literal.

Eckhart dice:

Gott hat keinen Namen… In ihrer Namenlosigkeit

sind Gott und Seele eins.

(NT: Dios no tiene nombre… En su falta de nombre

Dios y el alma son uno.)

 

Cristo, al tratar de encontrar un nombre para lo que esencialmente no tiene nombre, se llama a sí mismo puerta, rey, vid, pastor, ladrón en la noche. A este peligro de confundir las palabras con las cosas se une el de morir a manos de las mismas palabras de la vida:

                                                                         Ay de mí,

las palabras aladas en las que mi alma traspasaría

a las alturas del raro universo del Amor,

son cadenas de plomo alrededor de su vuelo de fuego[3].

 

Lawrence expresa el mismo pensamiento con una metáfora diferente:

Un mundo oscuro y quieto, donde el lenguaje

nunca alborotó las hojas en crecimiento y chamuscó sus bordes

como un mal viento[4].

 

Cristo se arrepiente de su predicación y enseñanza:

Qué pena que les prediqué. Un sermón

es mucho más probable que se convierta en barro

y cierre las fuentes, que un salmo o un cántico.

[El hombre que murió.]

Afirman dos de los más elocuentes hombres de genio que el mundo ha producido jamás, que la verdad es inexpresable:

Si el abismo pudiera vomitar sus secretos… pero falta una voz, la verdad profunda no tiene imagen.

(Dicho por Demogorgon en respuesta a la pregunta de Asia sobre el origen del Mal).

La Gran Vía no se expresa;

la Perfecta Elocuencia no habla[5].

Si esto es así, ¿cómo es posible que nos transmitamos unos a otros el hecho de nuestra percepción de la misma verdad? En su ensayo sobre Wordsworth, Matthew Arnold dice:

La poesía es nada menos que el discurso más perfecto del hombre.

 

¿Qué clase de discurso es éste?

ものいはず客と亭主と白菊と    蓼太

Mono iwazu    kyaku to teishu to   shiragiku to

No se dirigieron la palabra.
El visitante, el anfitrión,
y el crisantemo blanco.

(Ryōta)

 

Sin embargo, pueden ser tanto las palabras como el silencio:

タべの嬉しさ足洗ふ時の二言三言

Yūbe no ureshisa ashi arau toki no futakoto mikoto

Esta tarde… la felicidad,
mientras me lavaba los pies, …
esas dos o tres palabras.

(Kaito)

El haiku elimina el mayor número posible de palabras entre la cosa en sí y el lector. La poesía inglesa utiliza con demasiada frecuencia las palabras como vicegerentes de Dios. Esto es peligroso, y las palabras pueden convertirse en grilletes del espíritu. Cuando un haiku falla, nos quedamos con el objeto desnudo, desprovisto de significado, debido a una selección/rechazo poderosamente insuficientes. Cuando falla un poema inglés, nos quedamos con meras palabras, sílabas sin sentido. Algunos haikus, a pesar de su brevedad, son demasiado largos:

 

識ましや轟鳴く中に尼一人

Asamashi ya   mushi naku naka noi   ama hitori

¡Qué lamentable!
entre los insectos,
una monja solitaria.

(Gonsui)

Imagen 15

El canasto de carbón, de Ryōta.

La primera línea no sólo es redundante, sino que el patetismo de la escena desaparece cuando la mencionamos, cuando pensamos en ella. El chirrido de los insectos en el campo de otoño y la monja parada allí sola, esto es suficiente, y cualquier otra cosa es demasiado. Pero la mera brevedad no es poesía. Esto es especialmente cierto cuando se omiten elementos intelectuales. Por ejemplo,

創は花は見ね里ありけふの月

Tai wa hana wa   minu sato mo ari   kyô no tsuki

Hay aldeas
que no saben de besugos ni de flores,
pero todos tienen la luna de hoy.

(Saikaku)

Esto, de Saikaku, es literalmente “Besugo, flores, pueblos que no ven, también los hay, la luna de hoy”. Esto no es poesía porque los elementos intelectuales no están sometidos a la actitud poética. Hay un hiato, las palabras se interponen entre nosotros y el objeto. Podemos decir del buen haiku lo que Alcott dice del buen maestro, y lo que la gente debe tener en cuenta al imitar a Cristo,

El verdadero maestro defiende a sus alumnos contra su influencia personal. Les inspira confianza en sí mismos. Guía sus ojos desde sí mismo hacia el espíritu que lo anima. No tendrá discípulos.

Ciertos poetas, ciertos tipos de poesía, tienen un efecto intimidatorio sobre nosotros, y éste es un ejemplo del poder que ejercen las palabras. Nunca debemos permitir que sean más que herramientas y sirvientes. Humpty Dumpty dice:

“¡Hay gloria para ti!”

“No sé qué quieres decir con gloria”, dijo Alicia. Humpty Dumpty sonrió con desdén.

“Por supuesto que no… hasta que te lo diga. Quise decir que hay un buen argumento demoledor para ti”.

“Pero la gloria no significa un buen argumento demoledor”, objetó Alicia.

“Cuando uso una palabra”, dijo Humpty Dumty en un tono bastante desdeñoso, “significa exactamente lo que yo elijo que signifique… ni más ni menos”.

“La pregunta es”, dijo Alicia, “si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”.

“La pregunta es”, dijo Humpty Dumpty, “qué es ser Maestro… eso es todo”.[6]

Un ejemplo de esto puede ser tomado de Dombey e hijo. Dickens muestra cómo se utiliza la palabra “considerando” para revelar todo un mundo de la mente, un estado del alma:

“Estoy bastante bien, considerando”. La Sra. Pipchin siempre usaba esa forma de hablar. Significaba considerando sus virtudes, sacrificios y demás.

Debemos utilizar el lenguaje más fuerte, y decir que nada es más peligroso, más “parecido a un pulpo” e insidioso que las palabras. Un hombre dice: “El lugar apropiado para un perro es fuera de la casa” y yo le odio por ello, sin darme cuenta de que él y yo hablamos de dos cosas totalmente distintas con el mismo nombre. O para decirlo más exactamente, lo que él está mirando y lo que yo estoy mirando no son la misma cosa en absoluto. Lo que a él le disgusta, a mí también me disgustaría. Lo que me gusta, a él también le gustaría si pudiera verlo. Pero es la cruda y vaga palabra “perro” la que nos engaña, nos hace malinterpretar y sentir antipatía mutua. Si la palabra “perro”, aparentemente tan clara y concreta, es así de ambigua e inabarcable, ¿cuánto más lo son palabras como Dios, libertad, humanidad, música…? Se puede decir que el aumento de la sabiduría significa una liberación de las cadenas con las que cada vez estamos más atados a medida que aumenta nuestro vocabulario.

Las sombras de la prisión comienzan a cerrarse

sobre el joven que crece.

Hay momentos en los que las palabras pierden su propio poder y nos sirven en humildad y verdad, cuando nuestros pensamientos se ordenan pacíficamente de conformidad con el orden de las cosas. Sin embargo, sigue siendo cierto que el chirrido de la plumilla con la que escribo tiene más significado y menos error que cualquier cosa que pueda escribir. Después de todo, ¿a qué equivalen todos esos años de enseñanza de Buda? Como dice Dogen,

山の 色、谷のひじきるみなながら 我が覆迦雅尼の蜂と姿と

Yama no iro    tani no hibiki mo    mina-nagara

waga shakamuni no    koe to sugata to

Los colores de las montañas,

los ecos de los valles,…

todo, todo es

la forma y la voz

de Shakamuni.

 

5

No intelectualidad

El zen no es intelectual.

La filosofía cortará las alas de un ángel, dice Keats, y Eckhart da la razón de esto:

Der Mensch soil sich nicht mit einem gedachten Gott begniigen; wenn der Gedanke vergeht, so vergeht auch der Gott.

(NT: El hombre no debería asociarse con un Dios imaginario; cuando el pensamiento desaparece, también lo hace Dios.)

 

Lo que el hombre conoce, y lo único que conoce, es Dios. En la medida en que conoce a Dios, él es Dios, puesto que todo conocimiento es autoconocimiento. Esto es lo que queremos decir cuando afirmamos que todos tenemos la naturaleza de Buda. Lo que pensamos acerca de las cosas es muy diferente de lo que captamos como la cosa misma.

De nuevo Eckhart dice:

Alles was man von Gott erdenken kann ist all zusammen nicht Gott.

(NT: Todo lo que puedas pensar acerca de Dios no es Dios.)

El pensamiento, como la pasión, profundiza en la intuición, pero en ningún caso puede sustituirla. De ahí la inexplicabilidad de de la vida, de la poesía.

A partir de este hecho de la no-intelectualidad del Zen y el haiku, podemos ver un profundo significado en el dicho

Las comparaciones son odiosas

y esto explica el fracaso, como poesía, de haikus como el siguiente:

名月や草木にる人の影

Meigetsu ya    kusaki ni otoru   hito no kage

La brillante luna de otoño:
las sombras de los árboles y la hierba
¡y las de los hombres!

(Baishitsu)

 

Obsérvese además que, naturalmente, la luz de la luna no tiene relación (poética) con las sombras que se contraponen. El mismo error en otro verso del mismo autor:

さてはあの月が鳴いたか時鳥

Sate wa ano   tsuki ga naita ka   hototogisu

Por qué, ¿era la luna
la que lloraba?
¡Un cuco!

Estaba la intuición de la identidad, el primer pensamiento, 第一念, que se dejó anular por el segundo. Cuando utilizamos sólo el intelecto, no llegamos a ninguna parte. Como dice Alicia:

“Estoy segura de que no soy Ada, porque su pelo va en largos tirabuzones, y el mío no va en tirabuzones en absoluto, y estoy segura de que no puedo ser Mabel, porque sé todo tipo de cosas, y ella, ¡oh! ella sabe ¡tan poco! Además, ella es ella y yo soy yo y… ¡Oh querido, ¡qué desconcertante es todo!”

La poesía tiene como base filosófica (inconsciente) el hecho de que todas las cosas son cambiantes, indeterminadas, irreparables, contradictorias, que una montaña no es una montaña y, sin embargo, al mismo tiempo es una montaña.

手把鏡頭,歩行騎水牛。(碑林旬菓)

Sostiene el mango de la azada, pero sus manos están vacías;

cabalga a horcajadas sobre el búfalo de agua, pero va caminando.

 

De ahí que la poesía con la ciencia, la religión con la ciencia,  sean verdaderamente antipáticas. La ciencia objetiva, abstrae y generaliza. La poesía identifica, vive en y a través de la cosa, en definitiva, particulariza. En el marco de esta paradoja, el poeta se une con el objeto, que, como la burra de Baalam, habla con voz humana.

Además, está la cuestión del todo y la parte. El intelecto puede entender cualquier parte de una cosa como parte, pero no como un todo. Puede entender cualquier cosa que no sea Dios. La divinidad de una cosa se manifiesta en su totalidad. Entonces, dado que el amor es la personalidad en su conjunto, amamos a Dios y él nos ama; conocemos una cosa y la cosa nos conoce a nosotros; nos conocemos como un todo. Cualquier entendimiento parcial, la comprensión de parte de una cosa es mala, aunque no siempre es lo que llamamos específicamente el mal moral. Así, el conocimiento científico de una cosa es, en su divorcio de la talidad, la totalidad de esa cosa, potencialmente mala, y mala en realidad cuando la cosa se usa sin tener en cuenta su talidad, pero científicamente, parcialmente, intelectualmente. Eckhart dice,

Gott wili wohl dass die Seele auch das wahrnahme, was Gott selbst nicht ist. Er will aber nicht dass sie etwas liebhabe ausser ihn, denn er hat sie zur Einung mit sich geschaffen.

(NT: Dios quiere que el alma perciba lo que Dios mismo no es. Pero no quiere que ame nada más que a Él, pues Él la ha creado para que sea una con Él mismo.)

Y aquí, en relación con la cuestión del mal uso del intelecto, podemos hacer una advertencia. El intelecto no sólo complica, sino que generaliza. Cuidado con la simplificación excesiva. Si no podemos mantener el equilibrio, como lo hace la vida, entre variedad y unidad, elijamos, si es necesario, la variedad, como la menos peligrosa y la menos tentadora intelectualmente. Si intentamos forzar a toda la poesía a adoptar una teoría única (que podemos llamar Zen, pero no lo es), nos encontraremos sirvientes, no amos del intelecto; estaremos retorciendo significados tratando de retorcer la vida y seremos retorcidos por ella. La poesía puede utilizar no sólo el zen, sino su ausencia:

を資 りていとr寝られぬ蛙載

Ta wo urite    itodo nerarenu   kawazu kana

Vendí el campo,
ya no podía dormir
por las ranas.

(Hokushi)

Hacemos la voluntad de Dios incluso desobedeciéndole. La Iluminación y la ilusión no son dos cosas diferentes. El hombre ordinario es Buda. Tomemos la poesía de la misma manera que debemos tomar la vida, tal como viene, independientemente de las teorías y explicaciones preparadas. La unidad estará ahí, nunca lo dudes, pero si intentamos forzarla, nuestras interpretaciones muertas serán condenadas por la vida misma de la poesía. Este es el primer párrafo del ensayo de Pater sobre el Estilo, y de

No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Y del mismo modo que la poesía no puede explicarse, sino sólo repetirse, la religión, es decir, la vida en perfecto acuerdo con la realidad, no puede ser interpretada verbalmente:

遺順縦横時、 働赤不能排。(韓林旬菓)

El salmista dijo,

Al moverse en todas direcciones, ni siquiera el Buda puede disertar sobre él.

Al moverse en todas direcciones,
ni siquiera el Buda puede hablar sobre ello.

 

Dijo el Salmista,

El Señor es mi Pastor: nada me faltará.

Siempre que leemos esto sabemos, en el fondo de nuestro corazón, que es verdad. Pero cuando pensamos en ello, sobre todo, cuando los párrocos predican sobre ello, sabemos, intelectualmente hablando, que es falso.

Desde el punto de vista religioso, es evidente. Pero lo que sabemos por intuición es mucho más sutil que cualquier explicación que podamos dar al respecto. San Agustín dice,

Si nemo me quaerat, si quaerenti explicari

velim nescio.[Confesiones, XI, 14.]

(NT: Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicar a quien pregunta,

no lo sé.)

 

Las palabras de David no se refieren a cosas materiales, ya que es posible que lleguemos a carecer de alimento y calor, y estemos privados incluso de lo más básico para la vida. ¿Se refiere entonces sólo a cuestiones espirituales, al amor de Dios in vacuo, o a alguna otra abstracción similar? Esto difícilmente puede ser así, porque ¿qué clase de pastor es el que ama a sus ovejas pero no les da pasto ni protección contra los elementos? ¿Qué clase de protector es ese que cae sobre nosotros indiscriminadamente? ¿Pestes, terremotos, torbellinos y todas las formas de repentinas muertes por tierra y mar, por no hablar de la locura y la muerte prolongada en vida?

La verdad, la verdad profunda y dolorosa, la casi insoportable verdad de la que intuitivamente nos damos cuenta cuando leemos las palabras del Salmo, es que no queremos nada. Todas las alegrías y tristezas, los triunfos y agonías de la humanidad son nuestros. ¡ Son nuestra herencia como hombres, como hijos de Dios, como Buda!

La alegría y la aflicción están entretejidas finamente,

una prenda para el alma divina.

Desear únicamente la felicidad es el error cardinal del hombre. Para aceptar todo

                                           Con una mentalidad clara y heroica,[Sansón Agonista]

es el Camino. Y en cuanto a explicaciones de todo esto,

若識琴中趣、

何勢紋上撃。

Si conoces el significado del laúd,

¿Por qué preocuparse por el sonido de la cuerda?

 

Lo siguiente es un ejemplo de una “explicación”. Gaunt dice:

 

Todos los lugares que visita el ojo del cielo

son para un hombre sabio puertos y paraísos felices.

Enseña a tu necesidad a razonar así:

no hay virtud como la necesidad.

No pienses que el rey te desterró,

sino tú al rey: ¡Ay del que se siente peor

al percibir que apenas puede soportarlo!

Ve, di que te envié a comprar honor,

y no que el rey te desterró. O supón

que una peste devoradora flota en nuestro aire,

y tú vuelas a un clima más fresco.

Mira lo que  aprecia tu alma, imagínalo

mentir por dónde vas, nada de donde vienes.

Supón que los pájaros cantores son músicos.

La hierba sobre la que pisas está esparcida por la presencia;

las flores bellas damas, y tus pasos

un delicioso compás o una danza;

porque la pena retorcida, tiene menos poder para morder

al hombre que se burla de ella y no la toma en serio.[7]

 

Con excepción de las dos primeras líneas, que tienen algo de Zen en ellas, todo esto es bastante cierto, aunque falso. La experiencia más momentánea de la bondad del mal, la indiferencia de las circunstancias, la voluntad del destino, vale todo el filosofar del mundo. El error es visible en las palabras: “razona así”, “no pienses”, “supón que”, “di”, “imagínalo”. Una vez más, Gaunt se prolonga demasiado. En las enseñanzas del Zen, como ocurre con los sermones de Cristo, la brevedad es parte de su poder;

 

El agua que bebe una vaca se convierte en leche;

El agua que bebe una serpiente se convierte en veneno.

牛飲水成乳、蛇飲水成毒

Bienaventurados los limpios de corazón,

porque ellos verán a Dios.

 

Estas, como las de Gaunt

No hay virtud como la necesidad.

convencer, sin intentar persuadir. Bolingbroke responde a Gaunt en las siguientes líneas:

Oh, ¿quién puede sostener un fuego en la mano

pensando en el gélido Cáucaso?

¿O empalagar el borde hambriento del apetito

con sólo imaginar un festín?

¿O revolcarse desnudo en la nieve de diciembre

pensando en el fantástico calor del verano?

¡Oh, no! la aprehensión del bien

no hace más que aumentar la sensación de lo peor:

el diente del dolor nunca dolerá más

que cuando muerde, pero no hiere la llaga.

Quizás exista entonces un límite al alcance de

Nada es, pero el pensamiento lo hace.

Ninguna cantidad de pensamiento, es decir, de la fe y creencia más profunda, harán que un cuchillo afilado se desafile o que un hombre muerto viva. La fe no puede remover montañas. Pero puede mantener las montañas en su sitio, (siempre que permanezcan allí) y a medida que se mueven, las mueva. Este seguimiento de los acontecimientos, guiándolos, es instantáneo; está en la voluntad. No hace agradables las cosas dolorosas ni viceversa:

長者長法身、短者短法身。

(障部旬葉)

Una cosa larga es el cuerpo largo de Buda;

Una cosa corta es el cuerpo corto de Buda.

 

Cuando la mente está tranquila, puede aceptar tales afirmaciones y estar satisfecha con ellas, pero una vez que las elaboramos, la mente, la parte intelectual de la mente, se despierta para trabajar por sí misma. En el Ensayo sobre el Hombre, Pope dice,

Toda la naturaleza no es más que arte, desconocido para ti;

todo azar, dirección que no puedes ver;

toda discordia, armonía no comprendida;

todo mal parcial, bien universal.

Y, a pesar del orgullo, a pesar del error en la razón,

una verdad es clara: Todo lo que es, es correcto.

Todo esto es bastante cierto, pero se trata de una verdad muerta y fría que no tiene suficiente vida para entrar en el corazón. Cuando Shelley[8] repite esto sentimos una gran diferencia:

… la tensión plástica del Espíritu Único

barre el mundo denso y aburrido; obligando allí

a todas las nuevas sucesiones de las formas que adopta;

torturando a la escoria involuntaria que frena su vuelo

a su propia semejanza, como cada masa pueda soportar;

y estallando en su belleza y su poder

de los árboles, las bestias y los hombres hacia la luz del Cielo.

En estas palabras la verdad se desliza sin resistencia en nuestra mente, porque esa verdad se sublima en la forma que puede ser recibida instantáneamente por nuestro instinto más profundo, el problema para el haiku, tanto en composición como en apreciación, es el mismo que para la vida misma: cómo retener y asimilar los elementos intelectuales que distinguen a los animales superiores de los inferiores, en la vida instintiva común a todos. A veces, de hecho, podemos expresar mejor lo que queremos decir con nuestro silencio que de cualquier otra manera,

元日のこ、ろ営葉にあまりけり

Ganjitsu no   kokoro kotoba ni   amari keri

Día de Año Nuevo:
lo que siento, es demasiado
para las palabras.

(Daiō)

La amalgama incoherente y caótica de pensamiento-emoción, que es la fuente de nuestra existencia, a veces emerge cristalizada en palabras. Al expresarse, pierde algo de su vitalidad primitiva. Si tan sólo pudiéramos expresar sin expresar, podríamos tener nuestro pastel y comérnoslo también, y esto es lo que el poeta ha tratado de hacer en el verso anterior. Sin embargo, simplemente decir que una cosa es inexpresable no es expresarla. Pero nuestros sentimientos el día de Año Nuevo son particularmente difíciles de expresar con palabras, aunque sean muy insistentes. Mire el siguiente consejo de un antiguo profesor de Cambridge a un joven estudiante, quien le contó algunas dificultades y dudas que le torturaban:

“¡Dificultades! ¡Dudas!”, repitió el anciano caballero. “Tome un par de vasos de Oporto. Si eso no las disipa, tome dos más y continúe con la dosis hasta que se haya tranquilizado”.

Baring-Gould, The Rev. M.M.

 

Esta “tranquilidad mental” es lo que Spinoza llama la “eternidad” del hombre a diferencia de su inmortalidad en el tiempo, que Spinoza niega:

Si prestamos atención a la opinión común de los hombres, veremos que son conscientes de la eternidad de su mente; pero confunden la eternidad con la duración, y la atribuyen a la imaginación o a la memoria, que creen que permanecerá después de la muerte.

Ética, nota V, 34.

 

En otras palabras, cuando los hombres piensan, cuando usan su intelecto, suponen que la eternidad que sienten en ciertos momentos es una promesa, un anticipo de su inmortalidad en el tiempo. Por eso dice San Juan de la Cruz, en La noche oscura del alma:

Si un hombre quiere estar seguro del camino que pisa debe cerrar los ojos y caminar en la oscuridad.

Bashō dice lo mismo de forma menos poética:

 

稲妻に悟らぬ人の貴さよ

inazuma ni   satoranu hito no   tattosa yo

¡Qué admirable
el que no piensa “la vida es efímera,”
cuando ve el relámpago!

……………………………..

[1] Lear.

[2] Preludio VI, 610.

[3] Epipsychidion.

[4] El hombre que murió.

[5] Sōshi.

[6] Alicia en el espejo, Cap. VI.

[7] Rey Ricardo II, 1, 3.

[8] Adonais 43.