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Nota: Kyoshi escribe a la muerte de Shiki

Reproducimos a continuación un fragmento de “Cien Haikus de Kyoshi*” escrito por Teiko Inahata**.

 

“Shiki yuku ya

ju-shichi nichi no

getsumei ni

  

Shiki ha fallecido

con la serena luz de la luna

de la decimoséptima noche.

 

 Kyoshi escribió este famoso poema de luto y condolencias con motivo de la muerte de Shiki.

Shiki murió en la madrugada del 19 de septiembre de 1902. Tenía treinta y seis años de edad, y Kyoshi veintiocho. Shiki fue un gran innovador del haiku y mentor de Kyoshi. Este escribe en sus memorias acerca de esa noche:

 <<… salí al jardín poco después de la medianoche. La hermosa luna estaba en lo más alto del cielo, por encima de los enrejados para las calabazas. Mirándola, mi corazón estaba lleno de una emoción indescriptible…>>

 Poco después, la madre de Shiki lo hizo llamar para decirle que este había fallecido. Kyoshi percibió que era como si el alma del difunto Shiki estuviera ascendiendo hacia el cielo. En ese momento, casi involuntariamente, el haiku surgió de sus labios. El haiku, creado tan espontáneamente, es sin embargo solemne y refinado, y refleja el afecto y la veneración que él sentía por Shiki”.

* Recordamos que Kyoshi fue amigo y discípulo de Shiki, y se mantuvo con él y lo cuidó hasta el final.

**Teiko Inahata.- Nacida en 1931, nieta de Kyoshi, aprendió haiku de su abuelo y de su padre Takahama Toshio. Ha editado la revista de haiku “Hototogisu” y selecciona las entradas de haiku para el periódico Asahi. Ha sido presidenta de la Asociación de Haiku Tradicional de Japón, directora del Museo Kyoshi Memorial y asesora de la Asociación Internacional de Haiku.

Shiki ha muerto

Masaoka Shiki ha muerto. El viernes 19 de septiembre de 1902 alrededor de la 1,00 a.m. El día 18, había escrito con su propia mano sus tres últimos poemas.

 

糸瓜咲て痰のつまりし佛かな

Hechima saite

Tan no tsumarishi

Hotoke kana

 

Esponjas en flor

Ahogado por la flema

Un hombre muerto [un Buda]

 

 

痰一斗糸瓜の水も間にあはず

Tan itto

Hechima no mizu mo

Ma ni awazu

 

Un barril de flema

El agua de esponja

Ya no es suficiente

 

をととひのへちまの水も取らざりき

Ototoi no

Hechima no mizu mo

Torazariki

 

La noche pasada

nadie ha recogido

el agua de esponja

 

Estos poemas se publicaron en la portada del diario Nihon el domingo 21 de septiembre, en el centro de la página, en gran formato, como un facsímil del texto caligrafiado por Shiki.

 

Notas del traductor y las fuentes

Caligrafía de los tres poemas digitalizada en la Biblioteca Nacional de la Dieta (Tokio). La digitalización completa y original del kakemono, su caja y forma de conservación, puede descargarse desde aquí.

 

Portada del diario Nihon del domingo 21 de septiembre de 1902. Puede verse el gran espacio reservado en el centro de dicha portada, a la fiel reproducción del texto caligrafiado por Shiki.

– Se traduce luffa (hechima) por esponja. Es un tipo de calabaza llamada esponja vegetal, o calabaza esponjosa, usada en fresco por la medicina china porque produce un jugo con el que se prepara un “agua” expectorante, y seca, como esponja o estropajo en todo el mundo. Shiki plantó dichas esponjas en su jardín en junio de 1901. También es llamada Luffa acutangula, calabaza de seda, okra china (Canadá), turai (India ), khia mướp Khia (Vietnam), บวบ เหลี่ยม o buap liyam (Tailandia) y sigua 丝瓜 (China).

– En este mismo sentido, y sobre sus variaciones en países hispanohablantes, Jorge Braulio comenta literalmente lo siguiente (Hojas en la Acera -HELA- nº 35 año IX, septiembre 2017, pag. 32):

Hechima: Luffa aegyptiaca. Fam. Cucurbitáceas. Lufa. Es una planta trepadora, originaria del sur y sureste asiático. El epíteto «aegyptiaca» se debe a que, a principios del siglo XVIII, los botánicos europeos la conocieron en Egipto. Se le atribuyen propiedades medicinales, entre las que se cuenta el alivio de las flemas y la tos. En Argentina: esponja. En Colombia: pepinillo de esponja. En Costa Rica y Nicaragua: paste. En Cuba: estropajo, friega platos, jaboncillo. En España: esponja vegetal, esponja de calabaza. En Puerto Rico: esponja, esponja de pobre, servilleta de pobre. En República Dominicana: esponja, musú, servilleta de pobre. Venezuela: quimgombo.

Lo que Shiki denomina como agua de estropajo- hechima no mizu- es un remedio casero elaborado con el zumo de dicha planta”.

– En base a esto, en el mismo artículo, Jorge Braulio (Cuba) traduce los poemas del siguiente modo:

Estropajo en flor.

Ahora soy un Buda

ahogado en flemas.

 

Litros de flema.

Ni el agua de estropajo

me sirve ya.

 

Desde anteayer,

nadie recoge agua

de estropajo.

 

– Lozerand comenta que el término hotoke, puede designar tanto a un Buda como a un difunto (por eso, dado su doble sentido, se hace constar entre corchetes).

Entrega nº 127. 17 de septiembre

– Carta de “El ermitaño de las fragancias, alias el que se tira pedos”.

Os presento mis saludos. Últimamente, las entregas de una cama de enfermo de seis pies de largo son apenas fragmentos muy breves. Cuando siento el dolor, pregunto acerca de su salud.

Y Bodhidharma también lo hace. Desde el Día de los Muertos, se retiró a su cueva y, con una cinta anudada en la cabeza, emprendió la ascesis bajo la cascada y ya no hubo más noticias de él.

 

Haibyô no

Yume miru naran

Hototogisu

Gômon nado ni

Dare ga kaketa ka

 

¿Podría ser el sueño

de un tuberculoso? [De un haijin enfermo?]

El Cuco,

a la tortura,

¿Quién lo ha sometido? [Cucú, cucú]

 

Notas del traductor y las fuentes

– Shiki se encuentra muy mal. No hubo entrega el día 16.

– Como ya se refirió en las entregas 25, 60 y 77, Shiki llama en clave de humor a su propia casa como la casa de “El ermitaño de las fragancias”, alias “el que se tira pedos”. No se le escapa el hedor y el humor sarcástico le ayuda en estos momentos, como ya se ha dicho, tras tanto tiempo encerrado, sin poder incorporarse y con alteraciones gravísimas de su salud, úlceras, efectos secundarios de medicamentos y nutrición anti-astringente y expectorante, alteraciones intestinales, etc.

– Shiki parece parafrasear a Nishi Shôjiro, un poeta de kyôka (sílabas que literalmente significan “poemas locos”, o “poemas cómicos”), es decir, de una especie de waka (generalmente tanka) paródica.

– Las entregas se hicieron breves a partir del 31 de agosto (con la relativa excepción del 7 de septiembre), y cada vez más breves a partir del 11 de septiembre, cuando Shiki notó el empeoramiento de su condición, y especialmente a partir del 12.

– Irónicamente, Nishi se comparaba con Bodhidharma para mostrar compasión y disculparse por su silencio. El Día de los Muertos (Obon) se celebraba alrededor del día 15 del séptimo mes del antiguo calendario. Después de la transición al nuevo calendario en 1873, las fechas de este festival divergieron según las regiones de Japón: en algunas se celebra a mediados de julio, en otras a mediados de agosto y en otros tiene una fecha variable de acuerdo con el antiguo calendario lunar.

– Lozerand advierte: El poema tiene dos juegos de palabras que se hacen ver entre corchetes.

El primero es sobre la homofonía entre el hai , que designa haiku, y el hai , que designa los pulmones.

El segundo lo hace con el verbo kakeru (aquí en la forma completa e interrogativa: kaketa ka) y el sonido del grito del cuco (kaketaka). Así, se podría decir que escuchamos la canción del poeta del haiku tras saber del sufrimiento de los tuberculosos. Obviamente es una referencia al nombre literario elegido por el propio Shiki: «el cuco», es decir «el poeta tuberculoso».

– Shiki vuelve a hablar de la tortura: ya lo hizo en su reciente entrega 123 del 12 de septiembre.

Entrega 126. 15 de septiembre

– Se dice que Bashô, en su viaje a las provincias de Ôu, solicitó una cabaña al pie de las montañas Dewa, en un lugar llamado Obanazawa, y que terminó pasando la noche cerca del establo, donde durmió y soñó. Como era pleno verano:

 

Nomi shirami

Urna no shito suru

Makura moto

 

¡Piojos y pulgas!

Un caballo meando

Junto a mi almohada.

 

Dejó este poema como recuerdo. Pero no creo que Bashô se sorprendiera en lo más mínimo por el hedor.

– En el zoológico de Ueno, hace tiempo (¿eso habrá cambiado?), parados frente a la jaula del tigre, podíamos encontrar a verdaderos nativos de Edo, asombrados, que se burlaban y gritaban pellizcándose la nariz: ¡apesta, apesta! Por el contrario, si quien llegaba era un anciano envuelto en una manta azul, completamente indiferente al olor, de lo que quedaba asombrado era del enorme tamaño de la bestia.

 

Notas del traductor y las fuentes

– El término Ôu se usa a menudo para referirse al área combinada de Mutsu y la vecina provincia de Dewa que conforman la región de Tôhoku. La provincia de Mutsu también se conoce como Ôshû o Michinoku. Las dos provincias de Ôu (Mutsu y Dewa) son dos provincias del norte en dirección de las cuales, siguiendo los pasos de Saigyô (Sato Norikiyo , 1118-1190, Ôsaka, sacerdote-poeta budista japonés, uno de los más grandes maestros de Tanka), Bashô realizó un viaje en el segundo año de la Era de Genroku (1689). De dicho viaje surgió el libro en haibun Sendas de Oku (Senda hacia tierras hondas, Camino angosto hacia el interior u Oku no hosomichi).

– El haiku que Shiki refiere, es de un famoso pasaje de dicho texto.

– Las montañas Dewa que cita Shiki, son las Tres montañas de Dewa, montañas sagradas Shinto: el Monte Haguro, el Monte Gassan y el Monte Yudono. Junto a ellas está Obanazawa, una ciudad ubicada en la prefectura de Yamagata.

– Shiki ya habló del zoológico de Ueno en la entrega 14 del 26 de mayo.

– El tema del hedor del que Shiki habla, podría estar relacionado con su autopercepción y el deterioro acelerado de su salud (él mismo se hace llamar “el ermitaño de las fragancias” sarcásticamente).

– El haiku de Bashô, ha sido traducido en diferentes sentidos según el/los traductor/es de turno. Por ejemplo, en la clásica traducción de Sendas de Oku de O. Paz y E. Hayashiya, lo tradujeron como:

Piojos y pulgas;

mean los caballos

cerca de mi almohada.

 

A. Cabezas, al traducir ese mismo texto escribió:

 

Pulgas, piojos,

meando los caballos…

¡Vaya almohada!

Entrega 125. 14 de septiembre

– Tengo unos pies… unos pies como los de los “Guardianes Gigantes de las Puertas”. Mis pies… diría que son de otro. Son pies como enormes rocas. Con apenas tocar sus puntas con las yemas de los dedos, el cielo y la tierra tiemblan, los árboles y las plantas aúllan. Nuwa todavía no me ha amputado los pies para reemplazarlos por unas piedras multicolores.

Notas del traductor y las fuentes

Los Guardianes Gigantes de las Puertas son los Niô, deidades que custodian los templos budistas, cuyas esculturas están instaladas a cada lado de la entrada principal. Su actitud amenazante atestigua su capacidad para alejar los peligros.

Nuwa es una deidad de la mitología china que creó a los primeros hombres, con arcilla. También taponó los agujeros del cielo con piedras multicolores. Puedes leer el mito en López Saco, J. Las mitologías de la antigua China: pluralidad, humanización y didactismo. Mérida, Cuaderno de China, Universidad de los Andes, 2019 (puedes descargarlo clicando aquí).

– Cuando la salud se lo permitía, Shiki escribía también ensayos y textos en prosa. El último ensayo de Shiki, lo escribió este día, el mismo que el de esta breve entrada, escasos días antes de su muerte. Fue Kugatsu Jûyokka no Asa (Mañana del 14 de septiembre). Aquí, a pesar del dolor tan grande que no le permitía apenas ya escribir (tuvo que dictar el artículo a Kyoshi), describió en él su propio estado físico y mental, así como las flores de calabaza, las hierbas de otoño y otras vistas de su jardín.

Entrega 124. 13 de septiembre

– El dolor humano… Se puede imaginar en sus grados más extremos, pero nunca pude llegar a pensar que me ocurriría a mí, en mi cuerpo, ¡ese dolor que había imaginado en sus grados más extremos!

Notas del traductor y las fuentes

El dolor es una constante en las entregas de Shiki, hasta el punto de que en algunas traslada una imagen realmente inhumana de su situación. Por ejemplo, en la entrega nº 9 comienza con unos versos de autoría desconocida donde se dice que acabará por reponerse.

Haiku 11

鶯や茨くゞりて高う飛ぶ

Uguisu ya ibara kugurite takou tobu

 

El ruiseñor

atravesando el espinoso arbusto,

remonta el vuelo.

 

 El ugüisu es un pájaro de mil nombres: haru-dori («pájaro anunciador de la primavera»); hanami-dori («pájaro de hanami» o «pájaro que ve las flores de la primavera»; “pájaro amarillo”; “pájaro que lee sutra”…

No es frecuente que una curruca (ruiseñor japonés) vuele tan alto, y de aquí el aware del haijin: le saldrá caro el atrevimiento, pues tendrá que atravesar un árbol espinoso. Buson, sin duda, es un gran observador de los movimientos:

 

鶯や柏峠をはなれかね

Uguisu ya kashiwatauge o hanare kane

El ruiseñor

se aleja

del paso de Kashiwatôge.

 

El ruiseñor anuncia la vida, la llegada de la primavera, y en ocasiones supone un complementario del ciclo natural como en este haiku -bastante desconocido- de Buson:

 

鶯ゃ野中の墓の竹百竿

Uguisu ya nonaka no haka no take hyaku kan

El ruiseñor-

las cañas de bambú sobre una tumba

en medio del campo.

La bella verdad del mundo. Haikus de insectos y otros animales de Issa Kobayashi.

Primera parte. Introducción y la mística campesina de Issa.

 

“El débil necesita del fuerte para que le proteja
y el fuerte necesita del débil para que le enseñe a ver
la bella verdad del mundo

Pedro Favaron

Estatua de Issa Kobayashi en el templo Entenji en Tokio, donde se dice que compuso su famoso haiku de las ranas que compiten en sumo. Foto: Yaxkin

No cabe duda que Kobayashi Issa (1763-1827) es un excepcional poeta de haiku: su influencia en el haiku es profunda y su legado escrito es muy vasto. Su obra reunida consta de aproximadamente 18 mil haikus. De éstos, la mayoría se han recopilado en sus “Obras completas”, el Issa Zenshū (1979), aunque siguen encontrándose nuevos poemas. Los haikus de Issa, escritos en diarios durante la época Edo, a finales del siglo XVII y principios del XIX, cuentan sobre los numerosos viajes del poeta y la vida en su pueblo natal de Kashiwabara, en las montañas de Nagano. La vida de Issa está marcada por la pobreza y la muerte: cuando era niño perdió a su madre, y en la edad adulta a cuatro de sus hijos y a su primera esposa; y también por su compromiso con la vía compasiva budista, y la compañía de plantas y animales del campo.
La poesía del maestro “Una taza de té” (significado del nombre artístico Issa [一茶]) se estima como un tesoro en la tradición poética japonesa, entre varias razones, por haber ampliado la visión del haiku a los habitantes del campo y hacer sentir a este mundo de humanos y seres animados con una familiaridad llena de humor, ternura y compasión. En sus poemas hay un camino a la sensibilidad del corazón japonés que está formado por una atención esmerada de la naturaleza, una inclinación a ver el mundo con una lupa, y una apertura a apreciar la vida de los seres pequeños y caseros de manera parecida a la vida de los seres humanos.

Podríamos afirmar que Issa ha dejado en herencia una visión japonesa y universal del mundo que llamamos hogar, una visión en la que los seres cotidianos como los insectos y otros pequeños animales y plantas comparten con una intensidad igual a la nuestra la experiencia de vivir. El énfasis en estos sujetos como si fueran humanos y en sus maneras de relacionarse con la primera persona (la voz poética) es su legado excepcional dentro del mundo del haiku y, sin duda, es un legado que ha cruzado más allá de la lengua japonesa y resuena en distintas sensibilidades.

Podríamos decir que su visión tiende a la “antropomorfización”, pero no se trata de una orientación didáctica o moral como la de las fábulas, sino de una orientación espiritual que es parte de la vía místico-poética de Issa. En ella resuenan las tradiciones populares, las leyendas sobre animales, las fiestas campesinas y los preceptos budistas, los cuales, dicho sea de paso, han contribuido a formar la vía espiritual del haiku desde la diversidad de los budismos japoneses.

Al igual que Bashō y otros haijines que recorrieron el país hablando de las cosas de la vida cotidiana, como las costumbres, comidas y profesiones de quienes no eran militares ni aristócratas, Issa amplió el registro de seres vivientes, lugares y personas en la tradición poética japonesa sobre la naturaleza. Sin embargo, la óptica espiritual del haiku, o el andar del camino —haiku-dō como lo llama Vicente Haya— de Issa es muy distinto al de Bashō. Aunque ahondar en las diferencias entre uno y otro rebasa mis capacidades, quisiera sólo mencionar algunas de ellas a modo de pequeñas marcas que nos recuerdan que debemos evitar el error de colocarlo en un molde del haikudō del zen-chan inspirado en Bashō.

Bashō, aunque fue un poeta proveniente de una familia samurai humilde, creció en el ambiente de una familia de mayor rango y residió la mayor parte de su vida en la gran ciudad de Edo (Tokio). en el contexto privilegiado de la clase samurai. Issa, quien nació un siglo después de Bashō, nació en el seno de una familia campesina y muy joven, motivado por la pobreza y la aventura, fue a Tokio a ganarse la vida. Los años en Tokio y sus viajes por el país lo pusieron en contactos con varias escuelas de haiku, pero sin haberse podido arraigar en la ciudad, a los 50 años regresó a su pueblo natal de Kashiwabara, en una zona montañosa de la provincia de Shinano (actualmente Nagano).

En un mundo como el del haiku en el que la vida y la poesía tienden a fundirse, estas diferencias apuntan a visiones distintas. Quizá la marca más significativa es la inclinación de la mirada religiosa, pues mientras que para Bashō fue el zen, muy ligado a la disciplina de la meditación sentada (zazen) y las enseñanzas daoístas de Chuang Tzu, Issa se mantuvo en el orbe de las enseñanzas de la salvación compasiva en la Tierra del Buda Amida (Jōdō Shinshū), que era la forma de fe budista más popular en las zonas campesinas. Aunque la figura de Bashō es el principal modelo desde el cual el mundo hispanoparlante se ha hecho una imagen del haijin errante, conviene hacer notar estas diferencias como puntos de partida para comprender los matices del mundo del haiku en Japón. Frente a los solemnes seguidores de Bashō, Issa se apresura a zambullirse en este mundo con irreverencia.

 

古池や先御先へととぶ蛙

furu ike ya mazu o-saki he to tobu kawazu

El viejo estanque…
¡déjenme adelantarme!
ranas que saltan.

La mística campesina de Issa.

 

En posible afirmar que Issa es en muchos de sus haikus un místico de la naturaleza. En este sentido, el lugar de su mística es el vecindario poético del campo y su expresión es el humor y la identificación. Aunque se trata de un humor simple y casero no se agota en la superficie, pues su mística de la naturaleza es la expresión de un corazón (en el sentido japonés de kokoro, 心, mente y corazón) refinado en la capacidad de ver más allá de lo grande y lo chico, lo débil y lo fuerte, lo macro y lo micro.

Desde un punto de vista ecológico ligado a lo espiritual y la capacidad de identificarse y gozar con aquello que llamamos naturaleza, los poemas de Issa pueden ser una pieza clave para revisar las maneras en que pensamos el mundo de la naturaleza en relación con el mundo del hogar. Podríamos decir que en su poética la naturaleza es el hogar y viceversa, pues su óptica no es la del paseante afanado en penetrar en una naturaleza idealizada fuera de la urbe, sino la del campesino que tranquilamente observa y cuida con ternura del misterio que lo rodea. En la poesía de Issa, la ecología moderna tiene una visión que hermana al ser humano con todos los seres sin importar sus formas y que puede ser la base o un repertorio para cultivar un acercamiento y compresión ecológica menos antropocéntrica, con un toque de humor, asombro y ternura.

A continuación apunto tres legados de Issa a la visión de la naturaleza. El primero es hacer notar la vida y comportamientos de los animales pequeños y de la granja (desde las moscas a las gallinas) que habían sido marginados de la poesía clásica japonesa, o por lo menos, de la “corriente dominante” que identificamos como la poética de la naturaleza ligada a las cuatro estaciones.[i] El segundo es la contemplación poética del mundo rural con mirada de asombro, pero también con familiaridad y ternura, es decir, una mirada que tiene la suavidad de la de un niño. Esta contribución es una razón por la cual es ampliamente leído y presentado a los niños en las escuelas japonesas. El tercero es la hondura mística inherente al mundo natural. Issa es un hombre de fe que ahonda en las enseñanzas budistas hacia el mundo vivo, las cuales coinciden en la compasión del bodisatva hacia todos los seres por igual.

Antes de continuar, quiero decir que la tradición poética “campesina” del Japón es una corriente distinta a la corriente aristocrática-guerrera, la de los jardines, el cambio de estaciones y las formas románticas y refinadas con las que se identifica gran parte del imaginario poético de Japón en el extranjero. La tradición campesina también incluye cerezos y pájaros cantores, pero su entorno es la humildad del paisaje casero. Esto Issa nos lo hace notar en uno de sus haikus.

苗代は菴のかざりに青みけり
nawashiro ha iori no kazari ni aomikeri 
 

Almácigo de arroz.
¡Ah! tu verdor es
la decoración de mi cabaña.

En este poema Issa nos muestra su cabaña humilde, la cual tiene por única decoración el almácigo de arroz (donde se cultivan las plantas antes de trasplantarse). En vez de un jardín o una vista sublime, nos presenta cultivo modesto que le dará de comer y lo convierte a algo digno de belleza.

Esta corriente rural o campesina, de la cual Issa forma parte, es la que Shirane llama la Tradición del satoyama (里山), es decir la del pueblo al pie de la montaña. Satoyama refiere a las tierras cultivables al pie de las montañas y entre las que se asientan aldeas, villas y pequeños pueblos. En términos generales, Shirane identifica la Tradición del satoyama como la de las poéticas agrícolas, del bosque y las pequeñas islas de pueblos pescadores. Se trata de poéticas que vienen del campo interior y de la provincia marítima de las islas, todo ese universo japonés que siempre ha existido y se le llama inaka (田舎). La voz del inaka ha sido y aún es la voz de la gente letrada en la escritura o versada en la oralidad y su tradición de voces semeja a afluentes que desde la época de Manyōshū vierten continuamente sus aguas en la tradición japonesa de la escritura de la naturaleza.
El vecindario poético de Issa es este mundo del satoyama, de su gente y la naturaleza, visto con una mirada gentil y con profundidad espiritual. En cuanto a los animales, el haijin retrató a muchos animales de la granja y del interior de las casas, a veces gozando de sus propios juegos, preocupándose por el día a día o viviendo transformaciones llenas de belleza y misterio. Es decir, de una manera semejante a la de los humanos.

He dividido la selección en tres, la primera es sobre perros y gallinas, la segunda, más amplia, es sobre los insectos y la tercera sobre ranas o sapos. Acompañan esta selección algunas fotografías que tomé en el Entenji en 2016, un templo de la zona suburbana de Tokio dedicado al poeta, para dar una idea de la importancia de Issa en el corazón japonés.

Selección de poemas de perros y gallinas

 

鶏の番をしているつぎ木哉
niwatori no ban wo shite iru tsugiki kana

Mi árbol injerto,
las gallinas alrededor
te hacen guardia.

 

 

鶏の抱かれて見たるぼたん哉

niwatori no dakarete mitaru botan kana

La gallina
sentada en su huevo
contempla la peonía.

 

 

けさ秋としらぬ狗が仏哉

kesa aki to shiranu enoko ga hotoke kana

El cachorro no sabe
que el otoño ha llegado.
Aun así, es un Buda!*

*Versión de Andrés González

 

 

親犬が瀬踏してけり雪げ川

oya inu ga sebumi shite keri yukigegawa

Río nevado…
Una madre perra tantea
la profundidad.

 

 

犬の声ぱつたり止て蓮の花
inu no koe pattari yamete hasu no hana

Y de repente
cesaron los ladridos.
Flores de loto.

 

 

狗の夢見て鳴か夜のせみ

enokoro no yume mite naku ka yoru no semi

Canta la cigarra en la noche,
¿habrá visto
el sueño del cachorrito?

 

[i] Sobre la naturaleza de las cuatro estaciones como segunda naturaleza veáse el libro de Haruo Shirane, Japan and the culture of the four seasons (Columbia University Press, 2012).

 

Feliz Año Nuevo, con Onitsura

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Así como la Navidad en Japón porta un tinte de festividad extranjera en el ambiente general del país –aunque otra cosa sea para los cristianos-, celebrar el Año Nuevo goza allí de una secular tradición para todos; aunque en el antiguo Japón se hacía coincidir el Año Nuevo con los primeros atisbos de la Primavera, hacia fines de Febrero. Con la modernización de Japón promovida por la era Meiji, el Año Nuevo japonés se ha identificado ya con el del calendario occidental; siendo allí sin embargo una solemne festividad que dura tres días (1, 2 y 3 de Enero) para acentuar así su significado vitalista de renovación. Lo cual es, por cierto, muy afín con la mentalidad shintoísta: en Año Nuevo se conmemora –a grandes rasgos- que los “kami” o espíritus divinizados de los ancestros velan especialmente por los vivos.

Tal inspiración la recoge Onitsura (1660-1738), coetáneo con Bashoo –siendo dieciocho años más joven que dicho maestro-, en el siguiente haiku (ver icono):

        ooashita /

mukashi fukinishi /

    matsu no kaze

 

     La gran mañana:

aires de antaño llegan

   de entre los pinos.

 

He aquí una traducción palabra por palabra, siguiendo los tres versos japoneses:

Gran-mañana/ (desde) antiguo-sopla / pino(-s)-de-viento//

El último verso ha de interpretarse como ‘viento de (los) pinos’, invirtiendo nuestro orden léxico, según la sintaxis japonesa. Obviamente, quiere significar ‘el viento que sopla entre los pinos’. La métrica de este haiku es impecable, según la conocida pauta 5/7/5 sílabas.

   “La gran mañana” se refiere a los albores de la solemne fiesta de Año Nuevo. El segundo verso –coincidente con el de la traducción-, mediante su frase “aires de antaño” puede evocar a los japoneses los “kami” o deidades de la naturaleza, así como a todos nos hace recordar a nuestros antepasados.

   Aunque el viento sea invisible, se hace visible en el vibrar de las ramitas y agujas verdes de los pinos, e incluso posiblemente se nos hace audible, mediante un tenue silbo al rozar entre las ramas. Es de notar también el contraste temporal entre “de antiguo” y “gran mañana” presente.

El verbo “fuku” ‘soplar’ (2º verso) aparece sufijado por “-nishi”, posiblemente una insinuada perífrasis verbal factitiva: ‘fuki-ni-suru” ‘hacer soplar’, expresión reducida en este contexto a “fuki-ni-shi”. La función de dicho sufijo puede ser intensiva: enfatizar el verbo “fuku” en su semántica visual y auditiva ya comentada.

   En plena naturaleza, desde un pinar acariciado por el viento, Onitsura nos invita pues a celebrar en grande la entrada del año, que se nos presenta aquí como ese aire campestre que nos llega, trayendo nueva vida a nuestros pulmones, y mostrándonos también una nueva imagen sumamente grata a la vista.

 

                                                        Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala. Universidad de Sevilla.