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Gyōga Manroku 仰臥漫録. Diario de Shiki descargable

Ya se han traducido los tres diarios de Shiki al español. Puedes leer el Gyōga Manroku 仰臥漫録, el más íntimo, capítulo a capítulo clicando aquí o bien puedes descargarlo en un solo pdf y gracias a la colaboración de la Editorial Sabi-shiori clicando aquí abajo.

 Gyōga Manroku de Shiki en pdf

Que lo disfrutéis.

Octubre 2021

Katatsumuri non-non aruku ame no naka

El caracol camina
a paso lento “pachín-pachín”
en la lluvia

Niño japonés de 6 años

 

                       Compartimos en esta entrega una de las actividades que se llevaban adelante en el taller del Villa Devoto School, en la ciudad de Buenos Aires.

            Para comenzar la actividad de construcción del haiku, consideramos  que el instante en el que se produjo el aware es fundamental como punto de partida. Por esa razón cada participante del taller escribe primeramente su propio relato previo a la escritura del haiku en cuestión. A veces un mismo relato da origen a más de un haiku.

            En principio les sugerimos a los pequeños haijines que el texto sea lo más exacto posible al momento vivido. Que incorporen no solo lo que perciben con la vista sino con todos los sentidos y que además incluyan las sensaciones que  les generó ese momento.

            Al finalizar el haiku algunos eran representados  al estilo HAIGA

Estos son algunos ejemplos:

Al amanecer
el lago se congela,
bajo el hielo, los peces.

Gala – 9 años:

Mediodía  soleado,  había llovido toda la mañana y en el cantero del colegio había una paloma gris tomando sol muy tranquila.

Cantero del colegio,
posando bajo el sol
una paloma.

Connie- 11 años:

Era un día muy húmedo, había llovido y estaba medio embarrado. Estaba corriendo y mientras pasaba vi tirada en un conjunto de hojas una paloma. Sonaba el canto de los pajaritos pero era muy leve. Aunque había sol, lo que predominaban eran las nubes. Se sentía mucho el olor al barro, a la lluvia. Me pareció impresionante ver a la paloma en el medio del camino. Me provocó asco, miedo y ternura.

Olor a humedad,
entre las hojas
una paloma muerta.

 

Juani – 11 años:

En La Catita que es (el nombre de) un campo al cual visitamos en sexto grado fuimos a ver las estrellas. Escuchar el sonido de los grillos en una noche tan bella me generó mucha paz y tranquilidad.

El campo,
en la noche estrellada
el sonido de los grillos.

 

 Abril – 11 años:

En un día tormentoso, la lluvia y las nubes predominaban en el cielo.  Yo desde mi ventana haciendo la tarea observé como las gotas de lluvia caían sobre las hojas de un árbol. El sonido era relajante y brinda tranquilidad.

Media mañana,
el sonido de la lluvia
sobre las Hojas.

 

 

 Micaela – 11 años:

Era una tarde nublada y fresca. Todo estaba calmado en el campo, nada más se escuchaba el ruido de los pajaritos. Cuando fui a ver los terneros, no aguanté y toqué uno. Me asombró mucho su suave y cálida piel y sentí mucha calma.

Tarde nublada,
la cálida y suave piel
de un ternero.

 

 

Día de sol.
Mi tortuga
se come las azaleas.

Septiembre 2021

Yûyake ga umi ni hikari o atsumeteru

La puesta de sol
ha juntado toda la luz
en el mar

Niño japonés de 11 años

                 La profesora  Mayra Rosa Soris Santos nos comparte en esta nueva entrega,  la tarea que lleva adelante con el Taller de iniciación de Haiku: “Haijines del Sol Naciente” para niños de 7 a 10 años de Santa Clara, Villa Clara,  Cuba.

Así nos lo cuenta:

           Desde hace algún tiempo me rondaba la idea de realizar un proyecto de haiku con niños. Vivo en un lugar donde la poesía japonesa no es muy conocida, no puedo concebir que ese sendero tan fabuloso sea casi virgen en esta región. El haiku se tiene que divulgar, el haiku cambia la vida, me ha cambiado a mí, me ha hecho mejor persona en todos los sentidos. Pero no deseo quedármelo, quiero compartirlo, que mis coterráneos también amen el haiku y conozcan sobre Basho, Buson, Issa, Shiki, Onitsura, Santoka, Vicente Haya…, que desde hace cinco décadas escritores cubanos cultivaron este tipo de poesía. Y quien mejor que los niños  con su inocencia y espontaneidad para que me secunden a traer  el haiku a Santa Clara.

            Con esta idea surgió el Taller de Iniciación del haiku  con la participación de cinco pequeños del barrio, todos con una edad entre siete y diez años.

            A la llegada del verano abrimos el Taller, en el último momento pensé que no iba a resultar, que no se iban a entusiasmar, pero al contrario, fue maravilloso, los niños no tienen límites. Los amé al instante y ellos a mí, captaron las ideas con mucha atención y avidez. Fue un verdadero placer andar junto a ellos.

La interacción con los niños  se produjo a través de juegos, dibujos, la proyección de imágenes, recuerdos de viajes… Se Planificaron dos encuentros al mes: uno en el aula y otro en contacto directo con la naturaleza que nos rodea.

            Luego de cuatro encuentros, decidimos ponerle un nombre al taller. Les propuse algunos sugerentes, pero no, ellos eligieron a su gusto: ¨Haijines del Sol Naciente¨. Hemos formado un equipo que en cada encuentro se consolida. Me animan y a la vez me asustan porque no quiero defraudarlos jamás.

             Cuando escribían su primer intento de haiku, de pronto Marlon, el más pequeño de siete años comenzó a llorar, me quedé estupefacta…, pensé que no se sentía bien en el taller que le incomodaba estar allí, pero solo se equivocó en una palabra y no quería que le quedara mal.

            Nalia, de ocho años, entusiasta y vivaracha, comentó al término del primer encuentro: ¨¿Vamos a volver? No quiero que este taller se termine nunca, ni aunque sea viejita¨.

            Marlon, en ocasiones, se asoma al balcón de su casa observando el horizonte y le dice a sus padres: ¡Ahora que nadie me moleste, estoy viendo un haiku!

            Cuando realizamos el tercer encuentro en el Parque Infantil  Camacho, Elier  de nueve años se hizo un pequeño  rasguño en un brazo, Melissa de diez años exclamó: ¨Vamos a ver qué le pasa a nuestro amigo, somos uno para todos y todos para uno: ¡Haijines del Sol Naciente adelante!¨ Todos corrieron hacia Elier, lo consolaron y abrazaron.

            Van a verme extra clase y llevan intentos de haikus. Cuando fui escuchando sus primeros intentos a partir de unas imágenes que les mostré, me embargaba la emoción, no lo podía creer: ¡Estaban escribiendo haikus!

            Una selección Los haikus escritos por los niños del taller fueron publicados en la revista digital española: El Rincón  del Haiku. Sección del profesor Vicente Haya:

Elier Bazan Infante
Edad: 9 años
Colegio: Mártires del Moncada

Atardecer –

Todas las vacas comen,

una me mira.

*

Gorrión en la calle.

Son cuatro

las ramitas que recoge.

*

Llega la noche.

Aún de visita

en otra casa.

 

Liz Daniela Morales López
Edad: 10 años
Colegio: Ramón Pando Ferrer

Día de calor

Una mariposa

volando hacia mi

*

 Noche de estrellas,

veo una luna llena

en el mar.

 

Melissa Guerra Chinea
Edad: 10 años
Colegio: Ramón Pando Ferrer

El cuadro de mi abuela

se menea con el viento

el día de primavera

*

En la orilla del mar

frente a las olas

recibiendo la brisa fresca.

 

Otros haikus:

Jason Espino Gutiérrez
Edad: 7 años
Colegio: Mártires del Moncada

Libro de Lectura.

Una hormiga se metió

dentro de la U.

Yasniel Izquierdo Casanova
Edad: 7 años
Colegio: Ramón Pando Ferrer

Mucho frío.

El pollito se hizo caca

en mi mano.

 

Yelizabeth Sánchez Martínez
Edad: 6 años
Colegio: Ramón Pando Ferrer

Las hormigas

hicieron huequitos

 a los caramelos

*

Mami lavando.

El sol entero

dentro del cubo.

 

Marlon (7 años)

Sol de la mañana.

Las rosas se mueven

con el viento.

*

Las estrellas

brillan de noche

como la luna

 

Elier (9 años)

Noche de luna.

El lago enorme

Parece de plata.

*

Noche estrellada.

El paisaje nocturno

Parece pintado.

 

Liz Daniela (10 años)

Llega la primavera.

Un gato en la hierba,

quiero llevármelo.

*

Caminado.

En el árbol

Vi esa rana.

 

Melissa (10 años)

Nos medimos

Mi hermano creció un tin

y yo nada.

*

Lago de noche.

Las estrellas en vela

de las montañas.

 

Nalia (8 años)

Tarde noche en el campo

Una vaca flaca comiendo.

*

Noche más clara

Se rompe en el lago

la luna llena

Audios:

Marlon Guerra Chinea. Escuela de Villa Sta. Clara. Cuba.

Melissa Guerra Chinea. Escuela de Villa Sta. Clara. Cuba.

 

Melissa Guerra Chinea. Escuela de Villa Sta. Clara. Cuba.

Agosto 2021

Atardecer
Todas las vacas comen
una me mira

 Elier Bazán Infante – 9 años
Santa Clara, Cuba

    Compartimos en esta entrega otra  experiencia que en esta ocasión  llega desde Argentina, más precisamente de la provincia de Córdoba. En ella encontraremos un nuevo abordaje con el que  el haiku dio origen a una novedosa propuesta de presentación. La profesora Adriana Mufarrege docente de Educación Visual nos lo cuenta:

Cubierto de hojas
no sabe si es camino
o si es otoño.

Rafael García Bidó

 

            El proyecto se desarrolló a lo largo de los meses de Marzo y Abril de 2021 en el Centro Educativo Héroes de Malvinas de la ciudad de Córdoba, con los alumnos de 5° y 6° grados de turnos mañana y tarde.

Noche otoñal:
la luna va entre nubes…
La apura el viento

Rafael Roldán Auzqui

 

            Debido a los protocolos escolares llevados a cabo por el COVID, los grupos escolares se dividieron en burbujas y en cada una de ellas de realizó la actividad. Empezamos trabajando dibujos realizados con lápices de colores sobre hoja blanca y luego incorporamos el collage sobre fondo de color.

Espejo de agua.
Se reordena el Cosmos:
cielo al revés…

Rafael Roldán Auzqui

             En la primera clase les conté brevemente qué es un haiku y de qué país y época provenía esa forma poética. Luego  y en las sucesivas clases escribía en el pizarrón varios haikus, los invité a leerlos en voz alta. Fuimos conversando sobre la métrica, el significado de los textos y la interpretación que cada una/uno de las niñas/niños hacía de los mismos. Después, cada estudiante elegía uno de los haiku para ilustrarlo.

           En el caso de los dibujos, primero escribían el poema (yo les señalaba que debían respetar los tres versos escritos en tres renglones, y no en uno o dos) y luego lo dibujaban. En el caso de los collages, escribían el haiku en un trozo de hoja blanca con renglones, lo recortaban y lo dejaban aparte, para incorporarlo a su trabajo junto con los demás elementos recortados.

El año nuevo:
con fuegos de artificio,
la misma luna…

Rafael Roldán Auzqui

 

            Mis principales indicadores de evaluación fueron:

-Correspondencia entre el tema del poema y la interpretación plástica hecha por el estudiante

-Legibilidad y corrección del texto escrito

-Utilización variada y creativa de la técnica empleada (dibujo, collage)

      El segundo ítem fue el más trabajoso, ya que la lectoescritura es uno de los puntos débiles en nuestra escuela. Lamentablemente, hasta el momento, ninguna docente de grado se ha sumado al proyecto, por lo cual queda pendiente la escritura de haikus por parte de las/los estudiantes.

Las hojas secas
reciben el otoño
con remolinos

Francisco Diéguez

 

           El video que presentamos fue elaborado por mí exclusivamente, sin participación de las/los estudiantes. Se armó  en el editor de videos de Windows 10, previo recorte y retoque de cada una de las fotos de los trabajos con Adobe Photoshop. La música fue extraída del siguiente video de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=JDTp_YQizqE

       Los trabajos están agrupados de acuerdo a los diferentes poemas ilustrados, cada uno de los cuales ha sido tipeado en un fotograma aparte.  He incluido algunos efectos que me proveía el editor, seleccionándolos de acuerdo al tema de cada poema:  niebla, viento, hojas cayendo, etc. Primero puse una versión coral de esa misma canción Sakura, pero era demasiado dramática e impactante y creo que opacaba los trabajos y atraía demasiado la atención hacia la música. Así que me decidí por una versión instrumental. También elegí cuidadosamente entre las distintas tipografías y diseños para los fotogramas de texto, que no eran muchos en un editor tan simple, pero creo que es armonioso el efecto final.

            El video fue enviado a cada una de las docentes para que lo compartan con las familias de las/los estudiantes.

            Aquí les compartimos el resultado final:

https://www.youtube.com/watch?v=ARXjhg9IoJY&ab_channel=AdrianaMufarrege

Abril 2021

Koi koi to iedo hotaru ga tonde yuku

“Ven, ven,” le dije,
pero la luciérnaga
se fue volando

Onitsura a la edad de 7 años

                       Compartimos en esta entrega una experiencia puntual que sucedió en el taller del 5º grado.   Si bien en una oportunidad estuvo publicada en HELA, me parece que el intercambio que se produjo en el taller y que quedó registrado a partir de las ilustraciones y los haiku producidos, valen la pena releer o bien darlo a conocer para quienes no hayan tenido la oportunidad de leerlo.

            En esa clase dos compañeros del quinto grado, compartían sus haiku para ilustrarlos. A  los niños generalmente les gusta ilustrar sus propios trabajos y son bastantes celosos de entregar su producción para que sea otro el que dibuje. Sin embargo, es un buen ejercicio porque la imagen podrá o no, dar cuenta del haiku.

A veces suceden cosas como ésta cuando dos compañeros deciden intercambiar sus haiku para ilustrarlos al estilo Haiga

El haiku en cuestión era:

En el campo
con gusanos en su interior,
un pajarito

Cuando Nicolás finalizó el dibujo le mostró esto a Luciano, el autor del haiku:

Luego de mirar el dibujo Luciano le dijo:

–           Ese dibujo no es lo que yo escribí. No es lo que vi en el campo de deportes – intentaba explicar.

–           ¿Cómo que no? Por el campo está caminando un pajarito comiendo gusanos – le dijo Nico.

–           Los gusanos los tiene adentro ¿entendés? , a – den –  tro – , le aclaró.

–           Claro, se los come y le van cayendo en la panza – insistía Nicolás

–           Nada que ver, el pajarito estaba muerto. Los gusanos que tenía estaban adentro porque  se  estaban comiendo el cadáver – dijo Luciano

Silencio… esos que se producen en el aula cuando hay desconcierto.

           No  dice eso que vos decís, el pajarito de tu haiku no está muerto.

–           ¡Uy!¿Entonces lo tengo que hacer otra vez? No sé ¿Qué hago?

Y fue lo último que escuché por un rato. No fue necesario que Luciano pida ayuda. Ahí estaban deliberando los dos. Entre ellos hablaron del lugar. Algo alcancé a oír. El campo era el campo de deportes de la escuela, es un club cercano al colegio. La tarde estaba soleada. Al pájaro no pudieron identificarlo, no llegaron a ponerse de acuerdo si era o no una paloma  y los gusanos eran “millones de millones” de  larvas.

Luego del trabajo compartido, llegó esta propuesta:

Tarde en el club
Un pajarito muerto
lleno de larvas

Nico volvió a dibujarlo.  Ahora tenía la aprobación de Luciano.

Tengo la certeza de que esta experiencia ha sido un aprendizaje de  haiku para Luciano y para Nicolás.  Sobre el compañerismo y el trabajo compartido que tan naturalmente surge de los niños, aún tenemos mucho por aprender. Sin dudas el haiku nace de manera individual, pero es grupalmente como se logra una producción más acabada.

Compartimos otros Haiga que realizaron otros alumnos del mismo taller. En esta oportunidad  lo hicieron a partir de haiku de maestros japoneses traducidos al  español.

Un poco de calor
para que en el cerezo
una a una se abran las flores.

HATTORI RANSETSU (1654-1707)


Un bello barrilete
 se levanta
de la choza del mendigo.

KOBAYASHI ISSA (1763 –  1827)

 


A cada soplo del viento
la mariposa,
cambia de lugar en el sauce.

MATSUO BASHŌ (1644 – 1694)

Marzo 2021

Densha yure kaisô mitai ni kyaku yureru

Se mueve el tren-
Los pasajeros se mueven
Como si fueran algas

Niño japonés de 10 años

 

            En esta entrega de Un metro de estatura,  les compartimos una muestra de la producción que han realizado los niños de Sexto grado del Taller de Haiku del Colegio José Manuel Estrada en  Don Torcuato, Argentina.

            La profesora Liliana Luisa Weisbek es la encargada de dicha tarea. Ella nos cuenta su experiencia y la acompaña con  algunos de los trabajos de sus alumnos.

La mariposa
recorre el sendero
sin dejar rastros.

Victoria – 6B – 2019

Desde el año 2016 dicto Talleres de Poesía Haiku para alumnos de 6º A y 6º B de primaria del Colegio José Manuel Estrada de Don Torcuato. Los alumnos tienen en promedio 11 años.

Confieso que el primer día cuando estaba entrando al Colegio me temblaban las piernas, tenía mucho miedo de la recepción que este Taller iba a tener en niños preadolescentes. Pero, para mi sorpresa, la recepción fue increíble. Tanto las chicas como los varones se interesaron en la Poesía Haiku, trabajaron muchísimo en clase, buscaron información de Japón para compartir, me maravilló la respuesta que obtuve.

Este último año (2020) el Taller fue virtual debido a la pandemia.

Los años anteriores algunos alumnos recibieron premios y menciones en el Concurso Anual de Poesía Haiku organizada por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. Y también en el año 2018 en el Concurso de Haikus del Colegio Diocesano de Albacete, donde acompañaron cada Haiku con un Haiga.

Miro el cielo.
Un anochecer común
sin nubes sin sol

Bauty –  6B – 2018

El Taller se dicta en cuatro encuentros semanales dedicados a las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno. Comenzamos con lo que hay que tener en cuenta al escribir poesía Haiku, hablamos un poco de Japón, también se ven y analizan Haikus de los Grandes Maestros y las Poetisas del Japón y algunos Haikus de poetas americanos.

Algunos de los Talleres los dicté en el otoño, otros en la primavera y el entorno de esas estaciones en nuestra localidad, que es una zona muy arbolada, ayudó a que los alumnos pudieran observar la Naturaleza y aplicar lo observado al momento de escribir los Haikus.

Dado el interés que este tema despierta en los alumnos sería conveniente que el mismo se hiciera habitual en todas las escuelas del país.

Cinco pájaros
vuelan desde el cielo
con nubes grises.

Valentina – 6B – 2019

 

¿Será el viento
moviendo esas cañas?
No, es un gato.

Mica – 6B – 2018


La mariposa
posada en mi mano
solo aleteo.

Mai – 6B – 2017


En el otoño
los árboles pelados
pero algunos no.

Ignacio – 6A – 2017


Surge un bello perfume
y se va abriendo paso
entre las flores.

Santiago – 6A – 2019


Noche suave,
linda y azulada.
¡Ah, los mosquitos!

Agos – 6A – 2016


Nieva y nieva.
Y hace mucho frio
ni moscas vuelan.

Paula – 6B – 2019


¿Agua en el aire?
No, una mariposa
color celeste.

Candela – 6B – 2017


Las hojas rojas,
¿serán otra vez verdes
en primavera?

Martina -6A- 2018


Danza helada.
Brillan como diamantes
copos de nieve.

Jazmín – 6A – 2019


Oh, pajarito.
¿Por qué dejas de volar
si tienes alas?

Lola – 6B – 2016


Miro el cielo,
está todo oscuro.
Suena un trueno.

Juana – 6A – 2018


Mis amigos van
a escribir sus Haikus.
Mientras yo, pienso.

Juan – 6B – 2019

 

Palabras de la Prof. Liliana Luisa Weisbek

            Agradezco al Colegio Estrada, a la Directora de Primario, Sra. Paula Buezas, a la maestra de sexto grado, Sra. Mónica De León, por permitirme transmitir las bases de esta hermosa poesía japonesa a los niños. Y a los alumnos mi gratitud por su interés y su cariño  y mi felicitación por tan hermosos trabajos.

ENTRANDO EN AÑO NUEVO CON BUSÓN

   Ante el Año Nuevo que estrenamos, veo oportuno tratar dos temas:

  1. La estación climática y su celebración mediante el haiku.
  2. La escritura misma y su práctica en nuestra lengua española.

En cuanto a la estación, nosotros entramos en Año Nuevo siempre en invierno, aunque para los países del hemisferio Sur tales fechas coinciden con el verano.  Para los japoneses del siglo XVIII, que se regían por el calendario lunar, el Año Nuevo coincidía con la entrada de la Primavera.  De ello se desprende que las lluvias primaverales pudieran convertirse en tema de Año Nuevo, como símbolo –además- de fecundidad y buenos augurios.

  El tema de escribir sobre lo experimentado vivencialmente es muy propio del haiku, máxime cuando dicha experiencia brota de la contemplación de la naturaleza y la inmersión en ella.

  Hoy día vivimos una crisis de escritura manual.  He oído decir la frase –muy acertada, creo-: “Ya no escribimos; tecleamos”.  Efectivamente, usamos el ordenador o el móvil para poner mensajes.  Es un medio muy apreciable y eficaz,  pero es lástima que poco a poco vaya acabando con la “letra” propia de cada uno al expresarse por escrito, algo tan personal y posiblemente bello, si se cultiva.

   De mí sé decir que a mis 83 años trato de mejorar mi letra, y siempre escribo a mano mi primera traducción de un haiku, o la primera versión de un haiku mío propio.

   Paso a comentar brevemente el haiku de Buson que ahora presento, y al final añadiré algo de mi cosecha.  El haiku reza así (ver ic.1):

harusame ya
mono kakenu mi no
aware naru

  Lluvia vernal, 
¡pobre de quien no puede
escribir nada!

   Una traducción “gramatical” del haiku elegido, nos daría:

Primavera-lluvia- (marca de cesura: “ya”)

cosa – no poder escribir – persona – de

compasión- es

  Este haiku lleva un preescrito, que se lee “muchuugin”, y significa: “poema escrito en un arrebato de ánimo”.

 Sobre la interpretación del poema, hay detalles que deben puntualizarse.

  En primer lugar, el sexo de la persona supuestamente protagonista del haiku es un dato no definido.  Como nuestra palabra “persona” que –aun siendo gramaticalmente femenina- semánticamente abarca los dos sexos;  lo más cercano a dicho concepto en el texto  es “mi” en japonés, que significa ‘persona’ o ‘cuerpo’ (algo así como el “body” de “everybody” en inglés).  De ahí han partido dos interpretaciones:  la primera se basa en que el texto habla de alguien que “no puede escribir”, e interpreta que se trataría de una mujer del siglo XVIII, que hubiera recibido muy poca instrucción sobre la gramática y  la escritura.

    La segunda interpretación consiste en que puede tratarse de un hombre, incluso instruido, pero que por dificultades circunstanciales –desconcierto, turbación, emoción fuerte- se ve imposibilitado de tomar el pincel para escribir. De hecho, el preescrito ya referido apoya dicha interpretación. Y así como Buson confiesa en su preescrito haber compuesto el haiku en un momento de éxtasis, lo contrario le puede pasar a esa persona “que no puede escribir”, referida en su haiku.

  Como hemos dicho, los datos lingüísticos no resuelven el dilema.  Una emoción honda tiende a paralizar a cualquiera respecto a tomar iniciativas personales.

   De las dos traducciones inglesas de este haiku que aparecen en las obras de Blyth, en una se atribuye el protagonismo a una mujer, y en la otra puede referirse a hombre o a mujer: “one who cannot write”.  En este sentido va mi propia traducción.

  La edición más autorizada que he visto para este haiku es la de la editorial japonesa Iwanami.  Allí encuentro, en nota marginal, que no se trata de incompetencia lingüística o artística en cierta mujer, sino de una fuerte alteración del ánimo, atribuible a cualquiera de los dos sexos.  Asimismo encuentro que no se trata meramente de «escribir» -como dice Blyth, añado yo- sino de la forma potencial y negativa del verbo «kaku», a saber:  «kakenu» , “no poder escribir”.

  Abordando finalmente mi segundo tema ya presentado –a saber:  la práctica manual de la escritura, y no tecleando-, voy a ofrecer a los lectores de “El rincón del haiku” un haiku mío de 7/7/5 sílabas, que puede servirles para practicar las 27 letras de nuestro abecedario, sin que se repitan ni una sola vez las consonantes.  Ver ic. 2)

   Así pues, ¡despacito y buena letra!  Celebremos la entrada de 2021 escribiendo serena y alegremente.  No nos dejemos sobrecoger por la emoción, sino más bien disfrutémosla.  ¡Suerte!

                                    Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala.
Universidad de Sevilla.

Febrero 2021

 Hitogomi ni chichi no te sagasu Awa-odori

 Entre la gente
que baila el Awa-odori
busco las manos de papá.

Niño japonés (7 años)

                En esta nueva entrega queremos compartir algunos haiga y  el proceso de escritura de un haiku que surgió en el aula de 5º grado de la mano de una jovencita haijin que tiene tan solo 9 años.

                A diferencia del relato del instante que les acercamos en la entrega anterior, Aylin optó por hacer una especie de lista o enumeración de lo que consideró más importante para escribir su haiku. Primeramente reconoció sus sensaciones y luego realizó sus apuntes:

Aware: tranquilidad

A la tarde, pocas hojas, árbol medio pelado, escuela, viendo un árbol peladito en la ventana del colegio, caen las últimas hojas que quedan en el árbol.

 A partir de estos escritos se sucedieron distintos intentos:

Árbol pelado
última hoja cae,
tarde en la clase

                 Como se aprecia en la imagen, intenta la brevedad contando las sílabas aunque en ningún momento se le solicitó que se acercara a las 17 sílabas de las cuales habíamos estado conversando previamente.   Ante la sugerencia de que parecían tres versos desconectados entre sí, Aylin fue por otra reescritura.

Durante la clase,
la última hoja cae,
del árbol detrás de la ventana.

                 Esa versión fue descartada por falta de brevedad, notó que era muy larga y entonces volvió a construir una nueva versión:

Durante la clase,
del alto árbol,
la última hoja cae.

                 En esta última versión le propusimos que lo lea en voz alta y luego que lo diga como si se lo contara a una amiga. Después  le pedimos que comparase esas dos maneras. A partir de como sonaba, el verbo “cae” del final,  hubo un cambio y pasó al segundo verso.

Finalmente la versión definitiva quedó:

Durante la clase
cae del árbol alto
la última hoja.

                 Cuando no podíamos salir a recorrer, evocábamos días de receso, de caminatas, de tardes en el campo de deportes, en fin, distintos lugares en los que los chicos identificaran un instante percibido con mucha emoción y por eso lo atesoraban vívidamente. A partir de esos momentos también podían crear sus haiku. Estos ejemplos que están a continuación fueron instantes de sus vacaciones de verano.

Haiga de Gaspar

 

Brisa de la tarde,
vuela en círculos
un gran cóndor.

Haiga de Mora:

Tarde de sol
Mariposas naranjas
sobre el manubrio

  Haiga de Bianca:

Atardecer
Escapa de las olas
mi perro fiel

Enero 2021

“La inocencia es el primer requisito  que debe tenerse a la hora de  escribir un haiku”, plantea el Prof. Vicente  Haya.  Esa inocencia no es otra cosa que la de no tener ninguna otra  intención más que la de contar lo percibido y sentido en un momento particular de profunda emoción ante un suceso, ya sea asombro, alegría, compasión…  La falta de intención literaria es casi el común denominador en un haiku escrito por un niño, porque no hace otra cosa más que poner en palabras lo que ve  del mundo y lo que  siente. “Solo los verdaderos poetas y los niños – únicamente los que sienten en carne viva – son capaces de ver el mundo” dice el prólogo del libro “La inocencia del haiku. Selección de poetas japoneses menores de 12 años.” Y por lo general, lo que ven es algo que aparece ante ellos como maravilloso y que muchas veces pasa casi inadvertido por los adultos…

La mariquita,
pasa el viento  y ella
sigue en la hoja.

Franco 11 años

   Naturalmente curiosos y con la intención de conocer el mundo que los rodea, los niños  ponen en ello todos los sentidos. Tocan todo lo que está a su alcance y más allá; huelen sin asquearse, miran a lo lejos y en los rincones más escondidos. Prueban los sabores y son capaces de chupar como si fueran abejas el néctar de las flores. Inquietos también de cuerpo, acceden a lugares impensados. Y así van descubriendo el mundo y se van dejando maravillar y sorprender. Lo mejor es que haciéndolo, aprenden a  disfrutarlo.  Son auténticos y honestos al reconocer algo que los emocionó y casi sin proponérselo, lo transmiten. Su forma de expresarse hace de la sencillez y la simpleza la mejor herramienta. El Prof. Antonio Martínez escribió : “El haiku nos aporta dos elementos al desarrollo creativo infantil y juvenil que hacen que esta estrofa poética sea una de las más accesibles al alumnado. Una de ellas es la brevedad, la otra es su simplicidad inicial.  Simplicidad que no debemos confundir con facilidad ni ausencia de reglas.”

El mar tranquilo
y el gran resoplido
de la ballena.

Máximo  11 años

   Entonces,  ante tanta espontaneidad,  ¿Por qué no guiarlos para expresar todas sus vivencias en un haiku? Tienen lo fundamental: inocencia, honestidad, sencillez, espontaneidad,  simpleza y emoción. ¿Por qué  no dedicar tiempo a que los chicos descubran el camino del haiku? ¿Por qué no hacerlo por ejemplo desde la escuela?

Tarde en el campo,
una fila de hormigas
que va y que viene.

Sofía 10 años

   La idea de este espacio, UN METRO DE ESTATURA, es compartir los trabajos que realizaron los alumnos: sus aware, sus haiku, sus asombros y sus intercambios. Mes a mes iremos acercándoles distintas tareas que los niños fueron realizando en sus talleres.

   Este mes de enero les compartimos tres trabajos que surgieron en el taller de haiku de Villa Devoto School a partir de una visita al Jardín Japonés de Buenos Aires. Podrán seguir el proceso del haiku de Milagros y un par de haiga que Ornella y Martina crearon a partir del recorrido de ese día. Las tres pertenecen al 5º grado, tienen entre 9 y 10 años

Milagros expresó así su vivencia:

«En un día soleado y con viento estaba en el Jardín Japonés y me dieron comida para peces para que les demos comida a los peces koi, dos se empezaron a pelear por la comida y me llamó mucho la atención y por suerte lo grabé con mi celular. Yo estaba grabando y se empezaron a pelear en ese mismo momento. ¡No me lo esperaba!»

El haiku que surgió de la experiencia de Milagros es:

Día ventoso
dos peces koi
pelean por comida.

 Los siguientes haiku acompañados por ilustraciones, también fueron realizados por alumnas del grupo que asistieron a la salida al Jardín Japonés.

Haiku e ilustración de Ornella

Al mediodía,
un pez salta y entra
a la laguna

 

Haiku e ilustración de Martina

 Tarde con Charcos
peleándose por comida
un grupo de peces.

 Invitamos a docentes de talleres de haiku para  niños a sumarse a esta propuesta  de visibilizar las producciones de nuestros alumnos, de sacarlos del aula, de exponerlos a la luz. Mes a mes iremos compartiendo aquellos asombros que se convierten en haiku gracias a esos haijines de un metro de estatura.