entre las hojas / el lagarto asomado: / las atarjeas
la luna nueva: / tras esta bajamar / solo callaos
el pescador / remendando las redes / cierra los ojos
la pleamar: / las gaviotas en círculo / sobre la barca
Cae la lluvia – / Oculto entre las ramas /el petirrojo…
Primeras nieblas; / solo la cumbre / en el silencio
olor a lluvia – /juegan los mirlos / entre el bambú
en el valle
la bajamar: / en los charcos quedaron / algunos peces
sobre la cama / aguardando la noche / un perenquén
Árbol sin hojas- / ya no se oye el canto / de los pájaros
Entre la niebla / las cañas de invierno; / ruido de agua
Viento del norte, / en mitad del camino / un viejo nido
WABI-SABI
En el invierno los árboles pierden la hoja, los pájaros casi parecen desaparecer y el frío silencio lo inunda todo. Ante las ramas desnudas del árbol que fue frondoso en primavera nos encontramos ahora con la inquietante imperfección, la desnuda crudeza y el espíritu austero de esta época del año que nos recuerda el silencio y al vacío de nuestra propia alma.
Todo parece volver a su más pura esencia y muestra sin adornos la arquitectura esencial, despojada y desnuda de la belleza de la misma manera que lo hace el haiku.
Guiados por nuestra incansable búsqueda de la belleza esta época de vacíos y silencios nos lleva de forma casi imperceptible al encuentro con la raíz que sostiene el acontecimiento estético del aware y que en su imperfecta manifestación sugiere, sin embargo, una nueva comprensión que nos puede acercar al espíritu esquivo e inasible del propio haiku.
Es el espíritu del Wabi-Sabi que emanando del silencio y la ausencia se manifiesta a través del haiku para contar de manera humilde y concisa lo que acontece dotando a este del espíritu imperecedero del zen.
Este espíritu del Wabi-Sabi cultiva todo lo que es verdadero, esencial y puro reconociendo que todo es impermanente, todo es incompleto y todo se manifiesta a través de una perfecta imperfección.
Wabi nos indica el camino de lo simple, de lo natural de lo que es sin artificio y posee la frescura o quietud de lo sencillo. Es también el espíritu ascético de soledad y silencio del que vive en la naturaleza lejos de la sociedad.
Sabi es aquello que es frío, flaco o marchito, la belleza o serenidad que aparece incolora y sencilla resultado del sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, torsión, despojamiento e imperfecciones.
Ambos conceptos, wabi y sabi, sugieren sentimientos de soledad que nos recuerda el espíritu esencial del haiku que, en su simplicidad, busca expresar la belleza en su mínima expresión, en su más pura y descarnada esencia.
Así entramos en ese mundo de lo natural, lo esencial, lo austero e incluso lo imperfecto para expresar esa parte de nuestra alma que se despoja de lo superfluo para encontrar su esencia.
Así en los haikus de motocicleta de este mes he utilizado de manera premeditada los mínimos recursos técnicos y estilísticos para expresar el sentimiento de soledad y contemplación que ha inundado nuestra alma en su encuentro con el Wabi-Sabi.
La imagen en su mínima expresión acompañando al haiku que también es la mínima expresión para trazar un camino que trasmite el mensaje silencioso de lo que ya no está…
en el valle
la arena cubre / las piedras de los charcos: / cambio de luna
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la pleamar / arrastra las cenizas: / fuego en la cumbre
en el valle
En Valle Gran Rey el tiempo se aquieta y la mirada se pasea en el continuo asombro. El sincretismo de la naturaleza y del entorno rural se entrecruza con el aire marino de un horizonte que se pierde en la silueta de otras islas y otros atardeceres. en el valle recoge haikus y haigas deudores de años de contemplación y de paseos por orillas, malecones y senderos.
Nombre de la serie : en el valle
Haigas: Patricia Herrera Fernaud
Haikus: Coriolano González Montañez
Al amanecer / en la luna llena…/ las dos carpas
Entre las flores… / con cada respiración / un nuevo rezo
Nadie despierto… / la sombra azul del jazmín / en la ventana