Botas

Muchas veces, hay cosas que nos llaman la atención sin saber por qué. Esas cosas, muchas veces no tienen importancia, son viejas, son usadas o en otra situación cualquiera no te habrías fijado en ellas.

Eso me pasó una vez y, posiblemente, a todos nos ha pasado.

Estaba atardeciendo y salí con la bicicleta por un sendero de tierra. Iba solo. No había ningún ciclista más ni ningún caminante. El campo estaba segado porque era verano y el sol le daba el color especial que tienen los atardeceres en los pueblos.

De repente, sin saber por qué me fijé en unas botas. Unas botas viejas. Paré la bicicleta y me quedé observándolas como si fueran una gran escultura, un gran cuadro o la misma luna llena.

Eran solo unas botas. Viejas, además. ¿De quién serían? ¿Las habría usado mucho? ¿Por qué las dejó ahí? ¿Por qué no esperó a tirarlas en su casa? Son tantas preguntas…Ninguna de ellas las he respondido, pero vuelven a surgir cada vez que releo este haiku:

 atardecer –

unas botas viejas

al borde del camino

La brevedad. 17 sílabas

Diecisiete “sonidos” es la medida clásica del haiku que en Japón se escribe en una sola línea vertical. Diecisiete sílabas, para los occidentales, que generalmente dividimos en tres versos.

 

yado kasanu

hokage ya yuki

no tsuzuki

 

No me alojaron.

Vi luces y en la nieve

casas en fila.

Buson (trad. Antonio Cabezas)

 

Si bien esta cantidad de sílabas no nos garantiza que estemos escribiendo un haiku, es ésta una de las reglas que nos acercará al mismo. Quizás la primera que cualquier persona que se interese por este peculiar tipo de poesía conoce, aunque pronto tome conciencia de que el haiku es mucho más que un breve poema de apenas diecisiete sílabas.

Sin duda, las 17 sílabas son un angosto sendero por el que debemos transitar. A veces podremos salirnos de sus márgenes sin perder el rumbo, pero si nos alejamos demasiado corremos el riesgo de entrar en un camino desconocido que nos separe del haiku. Por ello, las diecisiete sílabas son un principio básico que debemos conocer y ejercitar.

Con el tiempo nos surgirán preguntas como: ¿el ritmo 5-7-5 es realmente imprescindible?, ¿al escribir haiku en castellano, debemos mantener ese mismo ritmo?, o ¿qué tanto podemos alejarnos de ese clásico 5-7-5? Una posible respuesta podría ser que esta regla es al haiku como la luz del faro al navegante que cruza una costa rocosa. Una luz que siempre debería acompañarnos, aunque sin sacrificar nuestro idioma.

 

Sobre los hombres

y sobre las montañas

cae la lluvia.        

Rafael García Bidó

 

Si recurrimos a lo que dicen al respecto los teóricos del haiku en castellano, encontramos opiniones que confluyen: “La medida silábica de 5-7-5, dice el profesor Fernando Rodríguez-Izquierdo en “El haiku japonés”, tomada con ciertas licencias que la hacen aproximativa, es básica y necesaria para que exista cierta unidad en el mundo del haiku. De lo contrario sólo se producirán pequeños trozos de prosa.” “Y si la forma 5-7-5 no es condición suficiente del haiku, tampoco es condición eliminatoria per se el no tenerla” comenta Vicente Haya en su libro “El corazón del haiku”.

 

Algunos ejemplos de haikus japoneses que no responden al patrón clásico del 5-7-5

Seki wo shite mo hitori

 

Hasta tosiendo me siento solo…

Hosai (trad. José María Bermejo)

 

 

Hitori no hi o tsucuru

Hacer un fuego

 para uno solo.

Santoka, (trad. Vicente Haya)

 

konogoro tsuma naki yao-va na wo tsumu negi wo tsumu araji musume

Muerta recientemente su esposa,

el verdulero y su hija cargan las verduras

cargan las cebollas

Hekigodo (trad. Rodríguez-Izquierdo)

 

Por su lado Alberto Silva en “El libro del haiku” acota: “Aunque brevísimo, el haiku recorre un camino sinuoso y exhibe una arquitectura compleja, llena de posibilidades estéticas y expresivas. ¿Qué hacemos con la métrica? El haiku es un poema breve de 5-7-5 sílabas (…) Esta estructura para nada resulta intocable. Bashô, patrón espiritual del género, se apartó en numerosas ocasiones del consagrado patrón métrico (…) La métrica traza útilmente un horizonte, relacionado con el afán de brevedad y concisión al que aspiran los haijin (…) Una total falta de respeto por las reglas métricas del haiku sería en todo punto desaconsejable. Llevaría a transformarlo muchas veces en un proverbio, en un slogan o, cuando el astro nos abandona, en banal telegrama. En cambio, al verter haikus al castellano, un respeto exagerado a la regla métrica puede conducir a otros extremos imprevistos, bordeando a veces el ridículo.”

Nagamu to te

hana ni mo itashi

kubi no hone

 

De tanto verlas,

por las flores me duele

el colodrillo.

 Soin

 (trad. de Antonio Cabezas en “Jaikus inmortales”)

 

En Japón el haiku de métrica más o menos libre es aceptado mientras tenga kigo, conserve un adecuado ritmo interior y/ o tenga “sabor a haiku” (haimi). Shiki descubrió en el haiku clásico ejemplos de oscilación silábica, comenta el profesor Rodríguez-Izquierdo, desde 16 hasta 25 sílabas, y el mismo Bashô había asegurado que la consecución del ritmo no dependía sólo del número de sílabas: “Examina, por favor, un verso (léase poema) con tres, cuatro, cinco, o aun siete sílabas de más, para ver si suena bien o no. Examina también un verso con una sola sílaba de más; esa sílaba puede romper el ritmo.”

 

La Declaración de Matsuyama, del 12 de septiembre de 1999, dice al respecto de las diecisiete sílabas: “En primer lugar, el ritmo 5-7-5 es exclusivo de la lengua japonesa, incluso si otros idiomas fueran a utilizar este ritmo, es evidente que no garantizaría el mismo efecto. No se trata de contar o acentuar sílabas, sino de la forma en que la expresión poética pueda ser realzada a través de la tensión cuando lo quiera el escritor. En el caso de la poesía japonesa, el mejor método para aumentar la tensión poética ha sido la forma silábica de 5-7-5.

Akikaze ya

ishi tsunda uma no

ugokazaru

 

Viento otoñal.

No se mueve el caballo

que carga piedras.

Midori-Yo

(trad. de Antonio Cabezas en “Jaikus inmortales”)

 

¿Cómo entender la importancia que tiene para un pueblo un ritmo poético que se mantiene inalterado a través de los siglos? ¿Cuánto los unifica ese sentir con la misma “musicalidad”? Imposible saberlo. Para los que escribimos haiku en español, aunque escribamos con esa alternancia del 5-7-5 nunca será lo mismo. Creemos, sin embargo, que para todo el que se inicia en este tipo de poesía el hecho de escribir respetando la regla de las 17 sílabas es un ejercicio necesario; luego, una vez que se domina este ritmo, nos podremos liberar de tal esquema. Liberarnos tanto como dice Vicente Haya en «Tres Monjes Budistas»: «Se ha definido al haiku como una poesía de brevedad límite; sólo diecisiete sílabas japonesas (ji-on). Aunque no tiene por qué dividirse en tres versos de 5-7-5 (admitiéndose igual 7-5-5, 6-6-5, o cualquier otra fórmula… el tópico y la tradición nos van a fijar el metro en ese 5-7-5 (…) Actualmente, hay poetas de haiku que prescinden completamente del metro de diecisiete sílabas y escriben poemas sin metro alguno que pueden sin embargo ser considerados haiku.»