Según alguien que no nombraré, el Santuario Yasukuni de Kudan, así como los jardines de la derecha de su edificio principal, son de inspiración occidental, y los cipreses se cortan en forma de bola o de lanza, y el suelo está cubierto de un césped diáfano. En el lado izquierdo, sin embargo, hallamos un jardín chino, y ahí se plantan paulonias y bambús. Si hablamos de la parte posterior, ahí ya lo que se ha diseñado es un jardín de estilo japonés, donde se instalan cascadas y rocas. Aunque, por todo esto, es posible comparar estos diferentes tipos de jardines, la extrema exigüidad de los lugares hace que ninguno de ellos pueda expresar todas sus posibilidades. Por otro lado, las personas tienen opiniones bastante diferentes sobre ellos. Algunas piensan que, dado que es un santuario sintoísta, sería prudente dar un sentido de lo sagrado, y plantar muchos árboles grandes alrededor del edificio.
Pero es un modo de pensamiento retrógrado, y yo no creo que sea preciso tener árboles grandes porque tengamos la excusa de que es un santuario. Recuerdo la impresión que tuve al estar frente al Santuario Yasukuni cuando llegué por primera vez a Tokio hace ahora veinte años: lo único que me llamó la atención en ese momento fueron los cipreses ordenadamente plantados en un césped diáfano, y eso, que pensé como la mera sensación de un niño, si tenemos en cuenta que entre un ochenta y un noventa por ciento de las personas tienen sentimientos infantiles, hace que deba haber una gran número de personas que encuentren agradable este jardín en el oeste.
Por lo tanto, si uno decidiera reconstruir los jardines de Yasukuni, sería necesario adoptar un estilo occidental. Si se arregla geométricamente con árboles redondos, otros cónicos, céspedes triangulares y macizos pentagonales con flores, se satisfaría tanto a los niños como a la gran mayoría, e incluso al esnob de la cultura occidental. Básicamente, si se construye inteligentemente, este jardín tendrá necesariamente un cierto encanto estético. Por supuesto, por maniática costumbre, la gente de Tokio querría que todos los jardines públicos fueran como los de Ueno, pero en ninguna parte se ha decidido que deba de ser así. ¿No será el parque de Hibiya, con sus enormes jardines, un gran éxito?
Plantar y plantar árboles, ahora y siempre, acaba por causar una sensación de asfixia y malestar insoportable cuando se pasea, lo que no debería ser el objetivo de un jardín público, ¿no es así?
Notas del traductor y las fuentes
– Shiki escribe esta entrega en medio de un gran debate social sobre cómo debería ser el nuevo y gran parque de Hibiya. En su propaganda actual, es anunciado como “Un oasis de calma y el parque de estilo occidental más antiguo”.
– Los jardines públicos japoneses fueron conceptualizados por un decreto de 1873. El primero en abrir fue el de Ueno en 1876. El parque de Hibiya se abriría, después de largos debates, en junio de 1903.
– Shiki llegó a Tokio en junio de 1883, a los 16 años.
– Los santuarios sintoístas (jinjas o yashiros) deben incluir un “bosque sagrado”.
– El Santuario Yasukuni (santuario de un pueblo pacífico) que refiere Shiki es hoy un polémico santuario sintoísta existente en Tokio. En octubre de 2004, su “Libro de Ánimas” contenía un listado con los nombres de 2.466.532 soldados japoneses y coloniales (27.863 coreanos y 21.181 taiwaneses) caídos en conflictos bélicos, entre los que se encuentran catorce criminales de guerra de primer orden. Existe un interesante libro de Takahashi Tetsuya, que aborda este peliagudo tema, titulado “Muertes para el emperador: la pregunta de Yasukuni” (Morts pour l’empereur, Les Belles Lettres, 2012). El libro, se dice que intenta, a partir de los antecedentes históricos del santuario y la historia del Japón contemporáneo desde fines del siglo XIX, iluminar lo que constituye el «tema de Yasukuni». Este libro se organiza en torno a cinco temas, relacionados con la memoria, la guerra y las responsabilidades coloniales, la dimensión religiosa, las teorías culturalistas y, finalmente, las propuestas de nuevas instituciones conmemorativas que hoy se estudian. El profesor Takahashi Tetsuya plantea la cuestión de esta glorificación y plantea los términos del debate sobre el nacionalismo, que sigue siendo uno de los puntos de tensión entre Japón y sus vecinos asiáticos.