LA TRANSCULTURIZACIÓN EN EL HAIKU: A MODO DE CONCLUSIÓN

                                         “El arte para los japoneses como para cualquier otro pueblo es
                           la expresión más noble y elevada de la cultura nacional”

                                                                                                       Kakuzo Okakura          

                                                    

                                     “Fernando Ortiz utilizaba la analogía de la reproducción
                           biológica para explicar el proceso constitutivo de la transculturación y su
                     gestación de una expresión cultural nueva a partir de otras precedentes y/o coetáneas”

                                                                                                              Fernando Ortiz              

 

                                                          “Todo merece un haiku, pero hay asombros más imperceptibles
                           que otros. Se trata de que nuestra atención sea plena y eliminemos los
                           obstáculos entre nuestra percepción y eso que hay ahí fuera y se llama “mundo”.

                                                                                                         Vicente Haya               

   A la vista de lo expuesto, se puede concluir que desde el proceso de transculturización, se logra construir a través del haiku y de su estrofa una identidad que refleja los valores autóctonos, articulados con los orientales; pero sin dejar de visualizar la necesidad de conciliar de forma recíproca el bagaje de ambas culturas para alcanzar nuestra propia voz como haijines. Todo ello, desde un espacio de encuentro en el cual se ensamblan los rasgos propios de otras sociedades con la oriental.

     Y desde esta dualidad se logra resignificar y resituar de forma complementaria el haiku, que sin perder su propia esencia y salvando dicha dicotomía, adquiere una significación universal, transcendiendo más allá de la cultura propia, para lograr recrear la realidad desde el entorno propio del haijin y reverberar intensamente en el silencio del cosmos.

     El haijin genera su obra desde la creatividad que le otorga la identificación con su entorno; pero a su vez, involucra el lenguaje para crear un registro lingüístico que traslape la cultura local con cualquier otra foránea. Él mismo, como elemento transculturizador, se afana con la intención exclusiva de alcanzar la universalización de las imágenes que aparecen en sus haikus, inherentes a cualquier ser humano al margen de la cultura o la idiosincrasia a la que pertenezca.

     Para finalizar, se puede afirmar con respeto a esta estrofa, que se llega a una delineación cultural en la cual se integran parámetros de las diferentes culturas en las que se escribe el haiku para aunar en él su esencia contemplativa al mostrarnos el mundo; transcendiendo, de este modo, las fronteras territoriales con facilidad.

     El haijin pone en su obra un énfasis especial para lograr una unidad de percepción sensorial, a través de la cual todo se unifica desde la esencia en la que el sujeto y el objeto se funden a través de las imágenes presentadas que transmiten sensaciones propias y únicas, balanceadas desde la cosmovisión de las mismas, todo ello desde una gran desnudez formal que emana al margen del intelecto y obviando la capacidad analizadora del mismo.

     En consecuencia, el haiku supera el valor circunstancial del momento y del lugar en el que es escrito y adquiere un significado propio y perdurable en el tiempo para constituirse en muestra elocuente de transculturación discursiva, estética y genérica, que hace posible aprehender, comunicar y reinventar esta estrofa para que acabe alineada entre las aportaciones propias y las originales, invocando un diálogo inclusivo.

         El resultado de lo hasta ahora expuesto será una articulación sincrética que genera un mestizaje cultural de profundo alcance y que refleja las cualidades esenciales de la estética oriental y occidental.

Al oscurecer en el monte,

arrebata el granate

de las hojas de arce.

             Buson

Arce sin hojas…

el viento se ha llevado

el color del otoño

Mercedes Pérez. Kotori (Madrid)

 

páramo seco:

un peine de mujer

entre las hierbas

Ihara Saikaku                             

lluvia de mayo.

entre los ababoles

botas de mujer

Ángel Cebrián Martínez (Albacete)

 

niebla y llovizna:

aunque no se ve el Fuji,

¡un día hermoso!

                                     Bashô

Día brumoso,

el Montgó velado

entre las nubes.

Cecilia C. Lombardía Martínez (Valencia)

 

BIBLIOGRAFÍA:

  • Arevalos, M. (1998). Fernando Ortiz: La Historia en una perspectiva transcultural. Cuadernos de literatura, Vol. 4, no. 7-8, 9, 146-155.
  • Barthes, Roland; Adolfo García Ortega, (traduccíon e introducción). (1991). El imperio de los signos. Madrid. Mondadori.
  • Bermejo, J. M. (2009). Instantes. Nueva antología del haiku japonés. Madrid: Hiperión.
  • Blyth, R. H. (1968): A History of Haiku. Tokyo: Hokuseido, vol, I.
  • Brower, G. L. (1968): «Brief note. The Japanese haiku in Hispanic Poetry». En: Monumenta Nipponica, XI–XII, 1-2.
  • Cebrián Martínez, J. Ángel.(2017). Haibun en el llano. Uno Editorial.
  • D’Allemand, Patricia (1996): “Ángel Rama: el discurso de la transculturación”. ​Voz y escritura ​ 6, 7: 140-167.