Sección II
ZEN,
EL ESTADO MENTAL DEL HAIKU
El zen en su relación con la mente del poeta de haiku se trata bajo trece epígrafes:
- Abnegación (altruismo).
- Soledad.
- Aceptación agradecida.
- Sin palabras.
- No intelectualidad.
- Contradictoriedad.
- Humor.
- Libertad.
- No moralidad.
- Simplicidad.
- Materialidad.
- Amor.
- Valentía.
Estas son algunas de las características del estado de ánimo que exigen la creación y la apreciación del haiku.
1
Abnegación (altruismo)
Es una condición de desinterés en la que las cosas se ven sin referencia a ganancias o pérdidas, incluso de algún remoto espiritual.
El que ama a Dios no deseará que Dios le ame a su vez con un afecto parcial o particular.
霧時雨富士を見ぬ日ぞ面白き
Kiri-shigure fuji wo minu hi zo omoshiroku
Lluvia de niebla;
hoy es un día feliz,
aunque el monte Fuji no se ve.
(Bashō)
También Carlyle expresa esta idea de no exigir nada a la vida, a la naturaleza, a su manera bulliciosa;
Hermano mío, el hombre valiente tiene que dar vida. Entrégala, te aconsejo; no esperes
¿esperas vender tu vida de manera adecuada?…
Entrégala, como un corazón real: que el precio sea Nada. En cierto sentido entonces, ¡lo tienes todo por ella! Lo heroico… ¿no es todo hombre, gracias a Dios, un héroe en potencia? tienes que hacerlo, en todo tiempo y circunstancia.
El espíritu valiente que inspiró a Carlyle a escribir esto fue Hayashi Gahō, un erudito confuciano japonés de mediados del siglo XVII, fundamental para ver la semejanza entre el erudito, o poeta, y el guerrero. En el Sentetsu Sōdan, 先哲, ocho volúmenes que relatan anécdotas de eruditos confucianos japoneses, editados por Hara Zen, 原善 (muerto en 1820), leemos:
林鶏峯食人隅穀好勢、博覚多識。
管日、武人執兵而戦、効幼死建功
者黄書立言, 露限生命、 固其所希也。
Hayashi Gahō tenía una voluntad fuerte y un carácter extraordinario. Le encantaba aprender, era muy leído y poseía grandes conocimientos. Una vez dijo: “El guerrero toma sus armas y lucha; al morir, alcanza un glorioso renombre. El erudito, estudiando libros, establece sus propios puntos de vista, por las que, por supuesto, está dispuesto a perder la vida”.
Esta pérdida de la propia vida, cuando se alcanza en la voluntad, es un estado de reposo y tranquilidad:
“Para disfrutar de la verdadera felicidad, debemos viajar a un país muy lejano, e incluso fuera de nosotros mismos; porque la Perla que buscamos no se encuentra en la India, sino en el Océano Empíreo”.
Cuando estamos en esta condición, podemos mirar cualquier cosa, todo, y ver con sus ojos, oír con sus oídos, volar con sus alas:
蝶消えて魂我に返りけり 和 風
La mariposa ha desaparecido,
mi espíritu
vuelve a mí.
(Wafū)
Fue en esta misma condición que Shelley pudo escribir, en Prometheus Unbound:
Mientras las afiladas estrellas perforan el aire cristalino del invierno,
y se miran a sí mismas dentro del mar.
Con este estado dijo Blake, de la alondra cuando empieza a cantar,
Toda la naturaleza le escucha, y el terrible sol
se detiene sobre la montaña mirando a este pajarillo
con ojos de suave humildad y maravilla, amor y admiración[1].
En este desinterés sólo están la naturaleza y el pájaro, pero en los siguientes versos, sólo queda el canto del pájaro, la naturaleza y la alondra son engullidas en sus notas estremecedoras:
警ばかり落て跡なき雲 雀かな
Koe bakari ochite ato nald hibari kana
La alondra:
su voz sola cayó,
sin dejar nada atrás.
(Ampū)
Un ejemplo más de Emerson, donde hay cosas insensibles cuya propia naturaleza búdica se agita dentro de ellas.
Y la pobre hierba tramará y planeará
qué hará cuando sea hombre[2].
La hierba, las estrellas, la alondra son así
El alma humana de la tierra universal,
soñando con lo que vendrá[3].
y al mismo tiempo, el propio poeta. El artista tiene el mismo objeto y los mismos medios para alcanzarlo. En Pintores modernos, Ruskin nos habla de la juventud de Turner, de cómo se esforzó por adentrarse en el ser mismo de las cosas, sus límites, curvas y ángulos, su peso, tensión y movimiento. Debajo del Puente de Londres, entre embarcaciones y botes, “estudió” su naturaleza esencial.
Ese misterioso bosque debajo del Puente de Londres, mejor para el niño que la madera de pino o la arboleda de mirto. Cómo debió haber atormentado a los barqueros, rogándoles que le dejaran agacharse en cualquier lugar en la proa, silencioso como un tronco, solo para que lo dejaran flotar allí entre los barcos, y dando vueltas y vueltas a las naves, y con los barcos, y junto a los botes, y bajo los muelles, mirando y trepando; éstas son las únicas cosas hermosas que puede ver en todo el mundo, excepto el cielo; pero en estos, cuando el sol está en su velas, saliendo o poniéndose, infinitamente desordenados por el vaivén de la marea y el movimiento del fondeo, es indescriptiblemente hermoso.
Qué cerca está de hecho, pero qué lejos en tiempo y lugar, en sentimiento y expresión, de la sencilla waka de Ippen[4]:
唱ふれば我も俳るなかりけり
南無阿満陀徳、南無阿覇陀師
Tonaureba ware mo hotoke mo nakari keri
namu amidabutsu namu amidabutsu
Cuando se pronuncia,
no hay yo,
no hay Buda:
“namuamidabutsu,
namuamidabutsu”.
Oídas en la noche tranquila de finales de primavera, en su propio idioma, las ranas dicen lo mismo:
たたずめば 遠くも聞ゆ蛙かな 蕪村
Tatazumeba tōku mo kikoyu kawazu kana
Estando quieto,
se oyen también en la distancia
las voces de las ranas.
(Buson)
En verdad, las ranas guardan silencio; es la naturaleza de rana del poeta que de repente oye hablar en su pecho. Este altruismo (abnegación) es la causa inmediata y suficiente del Ser, la interpenetración con todas las cosas. Sōshi dice:
Sólo “el que ha llegado” sabe y comprende
que todas las cosas son una. No se considera
separado de las cosas, sino que se identifica
con ellas en su actividad esencial.
唯建者知通一。是不用。而宮諸。
(内篇、斉物論第ニ)
Para algunos, la autoidentificación con sus semejantes es el camino más fácil. William Morris señala el funcionamiento oscuro de este instinto, en el siguiente pasaje:
Sabes, cuando veo a un pobre diablo borracho
y bruto, siempre siento, aparte de mis
percepciones estéticas, una especie de vergüenza, como si yo
tuviera algo que ver.
San Pablo dice lo mismo:
¿Quién es débil y yo no soy débil?
¿Quién se ofende y yo no ardo?
Bashō, con el mismo espíritu que se pronunciaron las palabras
amarás a tu prójimo como a ti mismo,
pregunta,
秋深き隣は何をする人ぞ
Aki fukaki tonari wa nani wo suru hito zo
Es pleno otoño:
mi vecino…
¿cómo vive, me pregunto?
Para algunos, la realización de la falta de yo de las cosas viene a través de la realización del no-ego, 無我.
本らいもなきいにしへの我なれば
死にゆくかたも何もかもなし 一休
Honrai mo naki inishie no ware nareba
shini-yuku kata mo nani mo ka mo nashi
yo mismo desde hace tiempo,
en la naturaleza
inexistente:
sin destino final,
sin valor alguno
(Ikkyū)
Para otros, sin embargo, la autoidentificación con la naturaleza, con animales o “con rocas, piedras y árboles”, les resulta más fácil.
Sōshi habla de un hombre, Tai Shi:
泰氏其 除々。其量干々。一以己馬。
一以己露牛。(癒帝王第七。
Él era la quietud misma cuando dormía, en perfecto reposo cuando estaba despierto.
Ahora se convirtió en caballo, ahora en buey.
Este mismo estado se insinúa en varias partes del Antiguo (no del Nuevo) Testamento, por ejemplo en Job:
Estarás en alianza con las piedras del campo, y
las bestias del campo estarán en paz contigo.
Keats lo expresa más familiarmente en Meg Merrilies:
Sus hermanas eran las escarpadas colinas,
sus hermanos, los árboles;
sola con su gran familia,
vivió como le dio la gana.
Este estado se expresa aún más íntimamente, porque tan sólo se siente la naturaleza de sauce del poeta, en lo siguiente:
五六本よりてしだる、柳かな 去楽
Go-roppon yorite shidaruru yanagi kana
Cinco o seis,
cayendo juntos,
los árboles de sauce.
(Kyorai)
Para otros, esta autoidentificación se siente de una manera más amplia y general con toda la vida, con la vida en su conjunto, con Buda, con Dios. La quinta de las siete frases cortas encontradas entre unos montones de basura junto al Nilo en 1887 y atribuidas a Cristo es:
Jesús dice: Golpea la roca y me encontrarás,
hiende el leño y allí estoy yo.
Todos los sonidos son la Voz de Dios,
porque no sois vosotros los que habláis, sino el espíritu de vuestro
Padre que está en vosotros[5].
Sōtōba dice,
La voz del torrente de la montaña es de la única gran lengua;
las líneas de las colinas, ¿no son el Cuerpo Puro de Buda?
溪聲使是廣長舌。山色豈非清淨身
Todas las cosas, amando y muriendo, son Dios viviendo y muriendo:
(NT: Blyth deja las siguientes dos referencias directamente en alemán y más adelante continúa haciéndolo en los idiomas originales de cada cita. Para facilitar la comprensión, añadimos como “NT:” la traducción de dichas anotaciones)
Warum ist Gott Mensch geworden ? Darum, dass
ich derselbe Gott geboren wiirde! Warum ist
Gott gestorben? Darum, dass ich der ganzen
Welt und alien geschaffenen ersterbe!
¿Por qué Dios se hizo hombre? Porqué así
¡nacería el mismo Dios! ¿Por qué murió Dios?
¡Para que yo muriera para el mundo entero y para todos los seres creados!
Eckhart habla de la identidad del Hombre y de la de Dios en los términos más enérgicos:
“Ihm gleich“ bezeichnet noch immer eine Fremdheit und Ferne. Zwischen Gott und der Seele ist aber weder Fremdheit noch Ferne. Darum ist die Seele Gott nicht gleich, sondern vielmehr ist sie mit ihm “allzumal gleich,” und dasselbe das er ist.
“Como él” todavía denota extrañeza y distancia. Pero no hay extrañeza ni distancia entre Dios y el alma. Luego el alma no es igual a Dios, sino que es “toda igual” con él, y lo mismo que él es.
Spinoza habla también de la ilusión de nuestra separación individual, y dice, con esa pureza y calidez que le caracterizan:
El mayor bien es el conocimiento
de la unión que la mente tiene con toda la naturaleza.
Este “conocimiento”, sin embargo, no es de la cabeza, porque la naturaleza entera, su totalidad, no podría ser posible conocerla excepto por el conjunto de nuestra propia naturaleza, por su completa vacuidad y altruismo.
[1] Milton.
[2] Bacchus.
[3] The Excursion.
[4] 1239-1289, 海上人
[5] Juan, 10, 4.