Noviembre 2023

CONSTRUIR

Cables eléctricos
Sobre el suelo mojado.
No pasa nadie.

DECONSTRUIR

Es un haiku urbano, hasta con cables eléctricos. Lo compuse anteayer, al pasear por un pequeño pueblo de la bella comarca de las Hurdes, en el norte de la provincia de Cáceres, poco antes de volver al hotel. Era el anochecer de un día lluvioso y el pavimento de la calle desierta estaba mojado, como se aprecia en la fotografía. Me impresionó la luz del crepúsculo tamizada por el amarillo de las farolas y, sobre todo, que entre las dos dimensiones de esta visión, los cables del tendido eléctrico y el suelo no hubiera nadie en ese momento. El momento y nadie.

Sobre el momento, como expresión de la transformación incesante de la vida, y de nadie, como expresión de la nada y del vacío, tuve la suerte de hablar el jueves de la semana pasada en la Facultad de Derecho de la UCLM, en Albacete. Ambos conceptos, dije en tal ocasión, me han parecido siempre dos pilares importantes para la composición del haiku. El primero, la transformación o el cambio, tal vez la única realidad perceptible de la existencia humana, representa para el haijin un desafío constante: cazar el instante, como el fotógrafo captura con su cámara el estatismo del momento, por medio de sus herramientas que no son otra cosa que sus sensaciones y su inspiración. En la charla hablé de recursos para tener éxito en esta caza: los verbos de movimiento e, igualmente y con mayor efecto muchas veces, la ausencia de tales verbos para apresar el estatismo y la inmovilidad. En este haiku, los dos primeros versos carecen de verbo. En el tercero, sí que hay uno. Este contraste, o similar, me ha parecido siempre de gran interés para un buen haiku.

   En segundo lugar, la nada. En el budismo, el estímulo espiritual más inspirador y constante en la cultura japonesa en la cual nace y crece el haikai, que hoy llamamos haiku, es un concepto central. La nada, vacío o vacuidad (sunyāta, creo que se dice en sánscrito), en el doble sentido del vacío de la realidad fenoménica, del mundo; y en el sentido de vacío del yo, de ese desasimiento espiritual no muy diferente al empleado por los místicos cristianos cuando escriben sobre vaciarse de uno mismo, empezando por abandonar la caverna tenebrosa del ego, gran enemigo del haiku, y salir a la luz del vacío.  La científica Ann L’Huiller (1958), nobel de Física de este año, afirma que el ser humano está compuesto básicamente de vacío. Me serví de las ideas de la nada oriental que expone el filósofo Shinichi Hisamatsu (1889-1990) para aplicarlas a la manufactura del haiku. La nada oriental es un estado de conciencia creativo, no nihilista, no pasivo, no imaginado, y por supuesto no dualista, originado de la convicción de que el ser y el no ser, lejos de ser realidades contrapuestas, son simples productos mentales. Bueno, no quiero aburrir a los amables lectores de El Rincón con ontologías.

   Solo me gustaría indicar que la analogía sobre el agua y la ola que emplea Hisamatsu para relacionar sujeto y objeto o, en términos de la creación poética que nos ocupa, creador y obra de arte, o haijin  y  haiku, me pareció muy pertinente y la comenté en la charla de Albacete. La ola, simple movimiento del agua provocado generalmente por el viento, no deja nunca de ser agua. En su resurgir como ola y en volver al agua de la que es parte, está su esencia y su devenir. Cité en la charla esta algunos recursos para dotar a nuestros haikus de esta atmósfera de la nada o del vacío: la enumeración, el silencio, la inmovilidad y, por supuesto, las menciones explícitas de términos “negativos” como «no», «nada», «nadie» y similares.

   En el haiku de este mes, hay un «nadie» en el verso final. He aquí dos buenos ejemplos. Son de Buson. En el primero, hay enumeración y un «no».

Bramó tres veces
Y no se le oyó más.
Ciervo en la lluvia.

 En el segundo , un «ni»:

 A la sombra del monte
Ni un pájaro se oye
Labrando en el campo.
 

Cité igualmente en Albacete como ilustración de este punto sobre la nada un magnífico haiku que obtuvo el accésit del Concurso Internacional de Haiku de este año convocado por la AGHA:

 Marea baja.
Al levantar la piedra,
No había nada.

 Lo firmó Alicia Céspedes, de Argentina. Por desgracia, Alicia, nos informaron, falleció a los pocos días de enviar este concurso al jurado del concurso. Por eso, un haiku, el suyo, doblemente impresionante. Vida y muerte fundidas en la nada. Vida-muerte; y no vida y muerte. Fusión. La del momento con la nada. Fundidas en un haiku.