Archivo de la etiqueta: Haikus

Flores y aves

Estaba seguro de que las aves conocidas como «ojos blancos» (mejiro 目白) eran un motivo estacional de primavera debido a la experiencia propia y a la gran cantidad de imágenes suyas en Instagram, donde aparecen entre los ciruelos y cerezos en flor. Sin embargo, de acuerdo con los almanaques estacionales (saikiji 歳時記) y los diccionarios, el nombre de estas aves debería evocar el verano o, incluso, el otoño. Con todo, los poemas aquí reunidos son todos de primavera, indicada en general por las imágenes florales. Esto nos enseña que las palabras estacionales (kigo 季語) son elementos aún en transformación y que, en el haiku, la experiencia poética prima también sobre las convenciones. En todo caso, dado que «ojo blanco» (mejiro 目白) debería situarnos teóricamente en otra estación, son los nombres de los ciruelos (ume 梅), cerezos (sakura 桜) y camelias (tsubaki 椿) las que nos ubican en diferentes periodos vernales, lo mismo que la palabra «flor» (hana 花) sin modificadores.

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

La especie Zosterops japonicus tiene un plumaje verdoso en la mayor parte del cuerpo y amarillo en el pecho, pero se caracteriza por el blanco que circunda sus ojos oscuros. Su presencia constante entre los árboles en flor se debe a que beben el néctar y cazan los insectos que los merodean, hábitos que deberían fortalecer su asociación primaveral.

 

1.

Kawai Emiko 河合笑子 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

うぐいすか枝先のゆれ目白かな

Uguisu ka eda saki no yure mejiro kana

 

¿Un ruiseñor?

El vibrar de la rama:

¡un ojo blanco!

 

El uguisu うぐいす es el ave asociada a la primavera desde la época clásica, ya que su singular canto puede oírse desde el inicio de esa estación, en la que se aparea. Es una especie exclusiva del este de Asia y sin parentesco cercano con otras aves de la esfera hispanohablante, por lo que no hay una traducción exacta para su nombre. Debido a la belleza de sus vocalizaciones y a su forma, se lo ha asociado con el ruiseñor y, ocasionalmente, con la alondra, pero sus patrones de sonido no se parecen en nada. Al pensar primero en esta ave, la autora evoca toda la tradición que le está asociada y que nos sitúa en la primavera, pero resulta que es un ojo blanco. Hay que recordar, además, que es difícil ver a los uguisu, que suelen trinar ocultos entre la vegetación, mientras que los ojos blancos son menos tímidos.

 

2.

Koishi Hideko 小石秀子 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

花鳥の目白きびきび枝から枝へ

Hanadori no mejiro kibikibi shi kara shi e

 

Aves y flores:

el ojo blanco vivaz

de rama en rama.

 

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

3.

Mori Norikazu 森理和 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

ひらひらと目白と夫と花の中

Hirahira to mejiro to tsuma to hana no naka

 

Revoloteo:

un ojo blanco y su amor

entre las flores.

 

4.

Kobayashi Mirai 小林巳禮 en la revista Hōzuki 酸漿 de mayo de 2002

 

紅梅の隣家に咲きて目白来る

Kōbai no rinka ni sakite mejiro kuru

 

Florece en la casa

de los ciruelos rojos.

Llegan ojos blancos.

 

El florecimiento de los ciruelos marca el inicio de la primavera lunar, pues comienzan a florecer desde el final de enero, pero llegan al apogeo entre febrero e inicios de marzo.

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

5.

Matsuda Kingo 松田欽吾 en la revista Ugetsu 雨月 de mayo de 2002

 

梅莟みはや訪ね来る目白かな

Ume tsubomi haya tazune kuru mejiro kana

 

Botón de ciruelo

¡Ah, ya viene de visita

un ojo blanco!

 

6.

Naitō Junko 内藤順子 en la revista Hōzuki 酸漿 de mayo de 2003

 

目白きて梅咲き満ちし勅願寺

Mejiro kite ume saki michi shi chokuganji

 

Vienen ojos blancos,

flores llenan los ciruelos:

un templo imperial.

 

La palabra chokuganji 勅願寺 nombra los templos construidos por orden de algún emperador, como lo fueron varios de los más famosos del área de Kansai. Por esta razón, la palabra puede evocar no sólo un templo antiguo, anterior a la separación forzada del budismo y del culto a los dioses, sino además uno imponente, como convendría a uno financiado por el estado.

 

7.

Nakajima Chieko 中島知恵子 en la revista Ugetsu 雨月 de junio de 2004.

 

梅の香の中飛び交へる目白かな

Ume no ka no naka tobikaeru mejiro kana

 

¡Ay, el ojo blanco

que puede planear en el aroma

de los ciruelos!

 

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

8.

Tanaka Kiyoko 田中きよ子 en la revista Hōzuki 酸漿 de junio de 2004

 

目白らの好む白梅ありにけり

Mejiro-ra no konomu hakubai arinikeri

 

Los ciruelos albos

parecen los preferidos

por los ojos blancos.

 

9.

Aoki Tamiko 青木民子 en la revista Hōzuki 酸漿 de junio de 2004

 

初桜目白十羽を飛ばしけり

Hatsu sakura mejiro jūwa o tobashikeri

 

Primeros cerezos.

Hicimos que volaran

diez ojos blancos

 

10.

Aizawa Yuriko 相沢有理子 en la revista Fudo 風土 de junio de 2007

 

花椿季節外れの目白群れ

Hanatsubaki kisetsuhazure no mejiro mure

 

Camelia en flor

Bandada de ojos blancos

fuera de estación.

 

Las camelias, a diferencia de otros árboles admirados por sus flores, tienen un periodo de florecimiento prolongado que va de enero a abril. De esta manera, cubren toda la primavera lunar y su nombre japonés, tsubaki 椿, puede evocar cualquier momento de esa estación. Al señalarnos que la bandada de ojos blancos está fuera de estación, la autora nos hace ver la falta de correspondencia entre su experiencia y los almanaques estacionales.

 

 

11.

Ozawa Akiyuki 小澤昭之 en la revista Sasa 笹 de mayo de 2010

 

目白ゐて白き椿の枝揺るる

Mejiro ite shiroki tsubaki no eda yururu

 

Un ojo blanco.

De la camelia blanca,

vibra la rama.

 

12.

Hayasaki Yasue 早崎泰江 en la revista Ao あを de abril de 2011

 

だしぬけに目白くるなり春動く

Tashinuke ni mejiro kuru nari haru ugoku

 

Y, de repente,

un ojo blanco vino.

Primavera en curso.

 [Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

En este haiku, el autor asocia claramente la llegada del ojo blanco con el avance de la primavera, con lo que rechaza sus asociaciones primarias con el verano o el otoño. El nombre de la estación es la palabra necesaria para situar temporalmente el poema.

 

13.

Sakai Akiko 堺昌子 en la revista Sugurono 末黒野 de junio de 2013

 

梅林や目白の影の池に揺れ

Bairin ya mejiro no kage no ike ni yure

 

Un ciruelar.

Ondas en el estanque

en que se refleja un ojo blanco.

Abril 2023

CONSTRUIR

¡Ay, cómo juega

entre las hojas de los lirios

la primavera!

DECONSTRUIR

Hace unos días, me impresionó los juegos de luces, con tantos matices de verdes, y los juegos de brillos y sombras del arriate de lirios, aun sin florecer como se aprecia en la foto adjuntada, que enmarca el espacio desde donde practico el arco. Hubiera deseado escribir:

¡Ay, cómo juega

entre hojas de lirios

la primavera!

De ese modo, hubiera contado siete sílabas el segundo verso (con hiato entre  la “e” y la”o”) y, tal vez, le hubiera dado mejor ritmo a todo el haiku. La verdad es que, sin embargo, deseaba personalizar a las hojas de estos lirios en concreto, usando sendos artículos determinados.

   El haiku japonés carece de determinación en los sustantivos, por la sencilla razón de que no existen artículos en la lengua japonesa. Es una de las indefiniciones, con ribetes de ambigüedad en no pocos casos, que da carácter a esta lengua. En español, por el contrario, como en la mayoría de las lenguas de nuestro entorno, personalizamos el discurso. Es como si tuviéramos necesidad de marcar nuestro conocimiento o desconocimiento, nuestra relación o no relación con las cosas, nuestra implicación emocional o no implicación con ellas. Dar un carácter o bien particular, concreto, o bien genérico a las cosas que nos rodean forma parte, por consiguiente, de nuestra percepción de la realidad.

    Por el contrario, en la mente de los maestros japoneses cuando componían haikus no existía tal dualidad. Y, en mi opinión, el haiku japonés tiene como cualidad central la descripción integral y holística de una realidad, que no es el resultado más que de una visión unitaria del mundo fenoménico.

   Pongamos como ejemplo comparativo el famoso haiku, de la rana que salta al viejo estanque del maestro Bashō. Lo recordamos:

 

 Furu ike ya                               El viejo estanque.                 

Kawazu tobikomu                Se zambulle una rana.

Mizu no oto                              Ruido del agua.

 

Y ¿por qué no “estanque” no puede indeterminarse con “un” y “rana” determinarse con “la”? Y traducir, entonces:

 

Un viejo estanque.

Se zambulle la rana.

Ruido del agua.

 

Sería, pues, un estanque desconocido por el poeta y una rana determinada por ser conocida previamente por este. ¡Claro que es posible! Seguro que el bueno de Bashō sonreiría con indulgente desaprobación –como a menudo desaprueban los japoneses– ante la frívola improcedencia de tal debate…  O se encogería de hombros porque en su lengua tal debate es imposible y la visión de las cosas es unitaria y no fragmentada en este aspecto gramatical.

La conclusión de estas reflexiones es  el reconocimiento de hasta qué punto nuestra visión del mundo se halla encadenada por el lenguaje con que nos expresamos y que modela nuestra mente. En mi haiku, los lirios los conozco bien: lo veo casi a diario cuando paso a su lado. Por eso, me salió natural escribir “los lirios” y no “unos lirios”, ni simplemente “lirios”, sin ningún artículo.   Y si son “los lirios”, por fuerza han  de tener “las hojas” y no “unas hojas”. Además, si hubiera escrito “unas hojas”, estaría reconociendo que había otras hojas de los lirios que no ofrecían tan sorprendente danza de brillos y sombras.

Hay otro poema de lirios que recuerdo. Es del haijin Hekigodō (1873-1937), discípulo de Shiki.

 

Los lirios del monte                        Yamayuri ni

empapados de la lluvia                Sosugu taiu ya

mientras canta el cuco.                Hototogisu.

 

山百合に

そすぐ大雨や

ほととぎす

LA DESACRALIZACIÓN

Bashô, a quien Justino Rodríguez llama el divino Bashô, ciertamente, fue elevado a los altares. En nuestro ámbito cristiano occidental, el poeta místico Juan de la Cruz gozó del mismo privilegio, pero con una diferencia de grado; el monje carmelita fue canonizado, es decir, reconocido como persona que se encuentra en la corte celestial del Dios cristiano. En cambio, Matsuo Bashô, en un país como Japón, donde, según Enrique Gómez Carrillo: Sus dioses nacionales, los de la antigua religión Sinto, son los héroes, los sabios, los poetas, fue incluido en el círculo de los kamis.

Y Masaoka Shiki, ante un mito fundacional y un kami del haikai no hokku, inicia la desacralización.

Shiki hace una lectura crítica de la obra de Bashô, la cual, según dice, era vista como un conjunto de escrituras sagradas por sus seguidores. De momento, veo esa crítica como una batalla naval en la que la nave de Shiki embiste a la nao del Maestro. La nao se hunde y, ahora, busco en el fondo entre los restos cubiertos de algas marinas. Lo primero que hallo es el ku del hibisco:

michinobe no

mukuge wa uma ni

kuwarekeri

He aquí la versión de Caqui, Revista Brasileira de Haicai:

A flor

Da beira da estrada

Foi comida pelo cavalo

 

La flor

De la orilla del camino

Fue devorada por el caballo

Me apena decir que al estar limpiando de algas el original japonés, se salpicó la traducción que hicieron Elías Rovira y Jaime Lorente de la traducción italiana de Lorenzo Marinucci. Me disculpo con ellos por mi defectuosa reconstrucción:

En el camino

un hibisco devorado

por el caballo

Recuerdo las palabras que la Maga les dice a Horacio y sus compañeros, en Rayuela: “ustedes ven la vida como cuadros de una exposición, pero no están en ella”. Y el Maestro no andaba de mirón asomándose al camino, estaba en el camino. Trato de acompañarlo como acompañé, hace tiempo, a Mutanabbi cuando salió huyendo de Egipto:

Nos llevaban rápidas las monturas, con los belfos blancos

y las pezuñas verdes de rugl y de yanam.

El arabista Emilio García Gómez aclara que, para aumentar la rapidez de la marcha no habían dejado pacer a las camellas, por eso llevaban los belfos blancos y las pezuñas verdes por el rugl y el yanam, hierbas del desierto, que habían pisado.

Sigo hurgando entre los restos. Una parte de la nao quedó enterrada en el limo del fondo, de ahí extraigo esto:

hito tose ni

ichido tsumaruru

nazuna kana

 

Durante el año

se recoge una vez,

la hierba nazuna

Lo cual me remite a:

yoku mireba

nazuna hana saku

kakine kana

 

Si miro con cuidado

la nazuna florece

junto al seto

Me atrevo a intentar un honka dori, espero que no sea juzgado como un mero versioneo; tomémoslo como un ku sin pretensiones o simple vehículo de mi opinión:

Si miro con cuidado

entre el fango y las algas

una joya

¿Por qué la actitud crítica de Shiki? El haiku estaba en decadencia, necesitaba ser renovado. Shiki es el renovador. Veamos lo esencial de la crítica que hace a la obra de Bashô, la cual se tenía como el modelo a seguir:

Afirma que los kus del Maestro fueron recogidos sin hacer distinción entre los buenos y los fallidos. Que los buenos serán unos doscientos de los más de mil que escribió. Que el ku del viejo estanque es una especie de reliquia sin valor literario. Esos hechos que señala, a fuer de hechos, son irrefutables, y uno de ellos posee una importancia capital para la comprensión de la perspectiva estética del Maestro. Aceptemos los hechos y agradezcamos a Shiki el haberlos señalado; sin embargo, su opinión acerca del sentido del ku del viejo estanque parece cuestionable.

Vicente Haya en el prólogo de Aware dice que los japoneses incluyen en sus antologías haikus malos sin juzgarlos. De ahí que no deba extrañarnos la actitud de quienes recopilaron los kus de Bashô.

Que los haikus aceptables no pasen de doscientos también es comprensible porque el Maestro desarrolló su estilo en los últimos años de su vida.

Lo cuestionable del ku del viejo estanque es su asimilación al Zen. Shiki, aunque tiene sus dudas, termina por aceptar que “la verdad del practicante Zen es la médula del estilo de Bashô”, y que ese ku “expresa poéticamente este tal como son las cosas.”

Si el estilo de Bashô es Zen ¿por qué en Oi no Kobumi (Notitas de morral) afirma que su arte no le ha traído paz?

 ¿Y la influencia Zen en el haiku? Podría decirse que sólo proporcionó un método a las tendencias contemplativas del alma japonesa, ya mencionadas por Nuria Parés. Y que afinó la agudeza de Saigyô, Bashô y Santôka.

Por lo que respecta a los poemas Zen, están en el Shodó, el Zenrin…

¿Y el hecho de importancia capital señalado por Shiki? Al insistir en el nulo valor literario de los kus más famosos de Bashô nos hace sospechar que el haikai no hokku es un género no literario. ¿Será posible tamaña paradoja? ¿Una literatura que no sea literaria?  O, ¿de qué otra manera podría decirse esto?

Bashô da la espalda a la naturaleza estilizada de la poesía establecida, no al fluir de la naturaleza, y presta atención a lo inmediato, lo ordinario, lo que no se toma en cuenta ni es digno de poetizar, y lo nombra con un lenguaje adecuado, sencillo, sin retórica. En fin, una literatura no convencional.

Haiku 50

50

Escuchando el koto en un atardecer de primavera

 

瀟湘の鴈のなみだやおぼろ月

Shou- shou no gan no namida ya oborozuki

Las lágrimas de los gansos
en los ríos de Xiaoxiang;
luna brumosa.

Asistimos a un haiku con reminiscencias de la cultura china, quizá vinculado a la visión de un cuadro que evoca este paisaje. No olvidemos que Buson privilegió el estilo chino de su maestro indirecto: Bashô (especialmente entre 1680 y 1683). Los gansos que parten de viaje es un tópico constante en el haiku (de hecho Bashô nos habla de este suceso cuando abandona Kioto rumbo a Edo, en 1672). Buson nos muestra una escena velada, con la clásica luna llena, evocando escenas propias de los poetas de la dinastía Tang, a la que tanto admira. Un haiku con matices clásicas que recurre a la técnica alusiva del pasado (honzetsu).

                 瀟湘 shou-shou se refiere a los lagos y ríos de China de la zona central (Xiaoxiang, en la provincia de Henan, que se convirtió en un tópico de la literatura china como lugar simbólico en que se exiliaban a hombres talentosos, aunque también era un paraje lleno de bestias salvajes). Buson no lo visitó, pero intenta convertirlo en un suceso creíble.

Abril 2023

Con el inicio de abril ya ha llegado la primavera al hemisferio norte, aunque en el periodo Edo (1603-1868), la época de Bashou, todavía se utilizaba el calendario lunar, en el cual, el Cuarto Mes ―que si hacemos una conversión al calendario actual iría desde el 05 al 21 de mayo― marcaba el fin de esta estación. Y para darle la bienvenida en esta ocasión les traigo dos haikus del maestro.

El primero tiene su inspiración en un poema estilo tanka de Nouin que figura con el número 116 en el Shin Kokin Wakashuu, la octava antología imperial, compilada en el año 1205 por Fujiwara no Sadaie.

 

山里の春の夕暮来てみれば入相の鐘に花ぞ散りける

yamazato no haru no yuugure kire mireba iriahi no kane ni hana zo chiri keru

si veo llegar el atardecer veraniego en la montaña, al sonido de la campana del atardecer caen las flores

Bashou toma el concepto de la campana que tañe en el templo al atardecer, pero cambia el enfoque de los pétalos al aroma.

鐘消えて花の香は撞く夕哉

kane kiete hana no ka wa tsuku yuube kana

calla la campana y me atraviesa el aroma de las flores, atardecer

Nouin (988 – 1051), ―nombre que toma Tachibana no Nagayasu al convertirse en monje― al igual que Bashou, no menciona la flor a la que se refiere, y es interesante la utilización que ambos hacen de esta palabra, ya que es, hasta cierto punto, contraria a la evolución del uso del término. En el periodo Heian se comienza a abandonar la fuerte influencia china de periodos anteriores, y a desarrollar una conciencia nacional propia y autentica que se refleja, evidentemente, en todas las expresiones de arte, entre ellas la poesía y el lenguaje. Así “花 hana” = flor, previamente se refería al ciruelo, árbol importado desde China, y que en poesía era utilizado para evocar su perfume, o sus ramas torcidas; mientras que, posteriormente, hará referencia al cerezo, árbol que existía en Japón, y se asocia con los pétalos y con la espera por la floración o la nostalgia por su caída.

El segundo haiku está basado en un setsuwa o cuento tradicional de la colección Shaseki shuu (1283), el cual narra lo siguiente: cuando la Emperatriz Shoushi, quien tuviera entre sus damas de compañía a Murasaki Shikibu, quiso trasplantar un árbol de cerezos yaezakura desde el Templo Koufuku-ji a la capital, los monjes se opusieron. Impresionada por estos hombres con fama de rudos, pero que apreciaban la belleza de las flores, la emperatriz cesó en su intento y mandó construir una cerca en Yono no shou, donde estos árboles estaban plantados, y puso una guardia para su custodia. Desde entonces a este lugar se le llama “Hanagaki no shou” 花垣の庄 o la villa de las flores cercadas. Bashou toma esta historia para componer su haiku.

一里はみな花守の子孫かや

hito sato wa mina hanamori no shison ka ya

en la villa ¿son todos descendientes de los guardias florales?

Espero les gusten los haikus que he seleccionado para esta ocasión, y las historias detrás de lo que inspiró al maestro al componerlos. Me despido desde un Santiago de Chile que no quiere dejar ir el verano ¡Hasta la próxima!

Espacio para el vuelo (y 2)

Viento en los pinos

Escucho “La ascensión de la alondra”, de Vaughan Williams, y me pierdo en un abismo de sensaciones. Ese poema sinfónico, inspirado en el poema homónimo de George Meredith, evoca “el canto hecho de luz” y me lleva al mundo de los trovadores: a Bernart de Ventadorn, viendo cómo la alondra mueve sus alas de alegría contra el rayo de sol, y se desvanece, y se deja caer por la dulzura que le llega al corazón, despertando en el enamorado la llama del deseo… Esa es también la alondra de Bashô, que canta sobre los campos en absoluta libertad, y la de Rikuto, desvaneciéndose en el inmenso cielo azul… En ese espacio ilimitado para el canto y el vuelo, la poesía japonesa nos sorprende con uno de los sonidos más sutiles: el del “viento en los pinos”.

                “Lo profundo es el aire”, dice Jorge Guillén, recogiendo poéticamente el vacío inagotable del Tao o el concepto japonés de Ma: espacio entre cosas cercanas, o pausa entre dos fenómenos o acciones. Si lo pensamos bien, esa “presencia por ausencia” es el alma del haiku: lo que dice más allá del decir; su aire es su silencio. Pero acercándonos a la expresión concreta, se nos despliega un inmenso abanico: el viento, por ejemplo, recibe diferentes nombres, según su procedencia, intensidad, e incluso textura: frío, cálido, seco, húmedo, violento, suave… Hay un viento de río y de mar, y hasta un viento secreto, pero el más delicado es el “viento en los pinos” (matsukaze), brisa ligera que, en las tardes de verano, suele escucharse en los bosques. Se dice que, a los amantes del té, el ruido del agua hirviendo les evoca ese sonido, que Bashô asocia con el del agua al caer las agujas empujadas por el viento. Más mundana, y con un toque de melancolía, Sogetsu-ni sólo escucha, después del baile, el rumor de los pinos y el canto de los insectos. (De la poesía arábigoandaluza nos llegan otras evocaciones. Un poeta pacense del siglo XII le pide al rey “un halcón de límpidas alas, cuyo plumaje se haya combado por el viento Norte”. Y en la Sala de Dos Hermanas de la Alhambra, hay un verso prodigioso, un delicado conjuro de defensa, que dice: “La brisa la protege con su magia”).

                En “El aire y los sueños”, Gaston Bachelard habla de nuestro “sueño de vuelo”, de una imaginación abierta, que es, sobre todo, “un tipo de movilidad espiritual, el tipo de movilidad espiritual más grande, más vivaz, más viva.” Qué fuerza tiene el aire, ese elemento invisible… El haiku lo refleja maravillosamente: en la niebla que flota, luminosa, sobre el embarcadero; en la alondra que mide sus fuerzas con el viento primaveral, el mismo que va tropezando por ahí como un borracho; en el sauce que se peina y se despeina; en los campos quemados y en la mirada de un mendigo; en la mariposa cubierta de arena y en la sombra de una cometa sobre la nieve… El viento de otoño (akikaze) es el viento por antonomasia: intenso, áspero, el que ahonda la soledad y desvela al insomne.  Santôka asume su punzante frescor como conjura ante su propia muerte. Y Masajo Suzuki, enamorada, ve pasar con él a su amor secreto. Pero Kyoshi, que se acuerda de tantos montes y de tantos ríos, nos advierte:

“está el haiku
en el viento de otoño,
pero está en todo…”

***

Esta postal de aquí arriba vino del Sr. Asai, de París.

巴理浅井氏ヨリ上の如キ手紙来ル

Esta postal de aquí arriba vino del Sr. Asai, de París.

 

五月雨ヲアツメテ早シ最上川 (芭蕉)

samidare o atsume te hayashi Mogami-gawa

Recogiendo la lluvia de principios de verano,
fluye rápido
el río Mogami

(Bashō)

Antes de saber lo que era realmente un haiku, éste en concreto me parecía dinámico y grandioso. Por eso creía que era uno de los mejores. Hoy, de repente, este haiku ha vuelto a mi mente y lo he meditado una y otra vez. La palabra «recogiendo» muestra sofisticación gracias a la habilidad del poeta, por lo que carece de una fuerza auténtica.

Comparado con este haiku de Bashō, el siguiente haiku de Buson parece muy superior:

五月雨ャ大河ヲ前ニ家二軒   (蕪村)

samidare ya taiga o mae ni ie niken

Bajo la lluvia de principios de verano,
frente al río crecido
se alzan dos cabañas.

(Buson)

Notas.-

– Chu Asai, el pintor (y haijin) que envió la postal a Shiki desde París, era muy amigo y discípulo se Shiki. Pertenecía al círculo de más de veinte artistas que rodeaban a Shiki y asistían a sus reuniones programadas en su casa. El 16 de enero de 1900 Shiki celebró una fiesta en su casa para despedirlo, ya que precisamente viajaba a Europa para estudiar y asistir a la Exposición Universal de París. Puedes saber de todo esto y de Chu Asai clicando aquí (entrega de sección de mes de marzo) o en este mismo apartado en la entrega que se realizará en unos días, el 1 de abril.

– Hay dos marcas de chinchetas en los lados derecho e izquierdo de la parte superior de la tarjeta postal en la que está el cuadro de Chu Asai, pintor y amigo de Shiki. Antes de pegar la tarjeta en este diario, Shiki probablemente la fijó en un tablero de dibujo y para poder verla fácilmente.

– Shiki recuerda que el haiku que reproduce de Bashō, en su día le gustaba. Tanto es así, que incluso en su mítico texto Bashō Zōdan, en el que criticaba duramente la obra de Bashō (puedes leer Bashō Zōdan traducido al castellano clicando aquí) lo elogiaba. Con el tiempo, Shiki ni siquiera lo salva y no le admite la comparación con Buson. Lo que dice Bashô de este haiku en Bashō Zōdan (pag. 38) es:

<<En el ‘Compendio de explicaciones al ku’ está escrito: “Creo que Bashō aquí se inspira en el maestro Kenkō”:

最上川
はやくぞまさる
雨雲の
のぼれば下る
五月雨の頃

Mogamigawa
hayaku zo masaru
amagumo no
noboreba sagaru
samidare no koro

Río Mogami
sube rápidamente
a las engrandecidas
nubes
y las lleva contigo
con lluvias de verano

Aquí Bashō retomó y reelaboró el tema de la tanka original, pero se le ocurre una expresión perfecta, “recogiendo… fluye más rápido” [atsumete hayashi]. Agregó arte sin caer en la sutileza, solo se ve el fluir caudaloso del río en crecida, lo suficientemente fuerte como para romper rocas y hacer temblar las montañas. Esta vez es la poesía de Kenkō la que no aguanta la comparación. Aquí realmente tenemos que admitir que es el pobre practicante de haikai quien ha dado en el blanco.>>

Observación desde la cama

病牀所見

 

 

 

Notas.-

Una vista del porche y su chozubaki desde la línea baja de visión de la cama de enfermo. Las maderas del marco del shoji, intencionadamente dibujadas, junto al verde intenso de las hojas, resaltan las pequeñas flores rojas de las plantas otoñales.

Shiki recibió unas acuarelas de Fusetsu Nakamura, pintor amigo que participó activamente en las ilustraciones de los periódicos «Nippon» y «Hototogisu».

Chozubachi: es una pila, un recipiente grande con agua para lavarse las manos, generalmente de cerámica o piedra tallada.

Futón: Colchoneta de algodón que sirve como asiento o como cama, típica del Japón.

Tatami: Una estera hecha de juncos. Está colocado en el suelo de una habitación tradicional japonesa.

Shoji: Una puerta o ventana corredera cuyo marco es de madera, y los paneles de papel. Es normal en una habitación tradicional japonesa.

Nota de Youko Akinaga: El punto de vista de Shiki desde la cama es interesante. Shiki expresa su afecto por las begonias, que tan bien conocía en su jardín. Dice que se ha cansado de la flor y, sin embargo, parece que le gustaban las begonias. Fueron las flores que Shiki eligió para su primer boceto en acuarela.  Youko Akinaga

Una niña vestida con Ch’ima-Chogori

チマ・チョゴリの少女

 

 

 

El vecino de al lado de Shiki era Katsunan Kuga, su mejor amigo, miembro y editor del periódico “Nippon”, donde Shiki escribía sus artículos. Al regresar de su viaje a China y Corea, Katsunan vistió a su hija Tomoe con el Ch’inia-Chogrori que le dio el emperador coreano especialmente “para sus hijitas”, y la envió con su esposa a visitar a Shiki para darle consuelo.

Shiki quedó tan impresionado por los colores brillantes de Ch’ima-Chogori* que dibujó a la niña e hizo este haiku. Provocando un poco, afirma que prefiere que las mujeres japonesas usen este kimono Ch ‘inia-Chogori* en lugar del kimono estampado Yuzen*.

………………………………………………….

Notas.-

  • Ch’ima-Chogori: Vestido de mujer tradicional coreano. Priman los colores lisos.
  • Rosa confederación: Rosa mutabilis.
  • Flor de asagao: Rostro de la mañana, gloria de la mañana; como su nombre indica florece y sale en las primeras horas de la mañana. La forma de campanilla de esta flor simboliza la mortalidad y nos permite ver que la vida puede ser corta pero hermosa. Suelen ser de colores violetas o azules. Es kigo de verano.
  • Yuzen: Vestido de mujer tradicional japonés, priman los estampados llamativos sobre seda.
  • Kimono: Vestido de mujer tradicional japonés.
  • Las niñas que se citan, son las mismas que un año después visitan a Shiki y se quedan dibujando con él, tal y como se narra en un entrañable y bonito episodio en la entrega 103 de 23 de agosto de Una cama de enfermo seis pies de largo, que puedes leer (y ver dibujos) clicando aquí.
  • Nota de Fumi-Bai: Shiki elogia la belleza del traje tradicional coreano, en lugar del traje tradicional de su propia cultura. Cuando Shiki compuso este haiku, estaba enfermo en la cama, por lo que el mundo que podía experimentar era bastante limitado. A pesar de esto, tenía una visión muy amplia. Me impresionó profundamente su manera global de pensar (no solo ideas sino sensibilidad y sentimiento) y respeto por otras culturas.
    El sentido de la belleza trasciende las barreras culturales. Fumi-Bai.