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SERIE DE ARTÍCULOS DE CRISTINA BANELLA. 2.- EL KUAWASE NO TSUKI DE MASAOKA SHIKI: EL PAPEL DE LA IMAGINACIÓN EN UNA POESÍA REALISTA

Por Cristina Banella

Titulo original: Il kuawase no tsuki di Masaoka Shiki: il ruolo dell’immaginazione in una poesia realística

Trad.: Isabel Ibáñez y Elías Rovira

El poeta japonés Masaoka Shiki[1] (1867-1902) debe su fama no sólo a los numerosos y valiosos haikus y tankas[2] que compuso, sino también a haber sido capaz de insuflar nueva fuerza a estos dos géneros poéticos que atravesaban una fase de crisis. Shiki, quien también es recordado por su actividad como crítico literario, es de hecho conocido sobre todo por la conceptualización y difusión de un nuevo ideal estético: el shasei.

El término, como ilustraremos más adelante, se puede traducir como “Reproducción de la vida”, e implica la observación directa del objeto del poema y su propia reproducción fiel (“ari no mamani utsusu”, o “reproducir como es”). Ambos principios parecen transformar al poeta en un medio sencillo para llevar a los lectores, de la manera más objetiva posible, algo que ellos no ven directamente. Por tanto, parecen estar excluidos sentimientos e imaginación a priori, y hacer poesía parece convertirse en una especie de “periodismo poético”.

En realidad, analizando el pensamiento y la producción poética de Shiki a lo largo de los años, uno se da cuenta de que el poeta consigue conciliar realismo e imaginación, y este último recurso se convertirá en indispensable para él cuando, estando demasiado enfermo (ver nota 1), permanecerá aislado del mundo exterior.

Por tanto, este artículo analizará la función de la imaginación en el contexto de la producción poética de Shiki a través del análisis del ensayo Kuawase no tsuki (“El tema de la luna, en un concurso de haiku), en el que el poeta ilustra el proceso creativo que conduce a la composición del haiku, y la forma en que, con el tiempo, cambiará su forma de entender el realismo.

Para comprender el alcance real de las innovaciones introducidas por Shiki, será útil mencionar, aunque sea brevemente, la situación del haiku.

Esta forma poética, a la que se habían dedicado grandes poetas como Matsuo Bashō (1644-1694) y Kobayashi Issa (1763-1828), estaba atravesando, hacia fines del siglo XIX, una fase de estancamiento: no había un maestro de gran talento, aunque muchos se atribuían nombres de ilustres poetas del pasado. Y así, a medida que surgieron las escuelas que se enorgullecían de tener incluso al “sexto Kikaku” [3] como profesor de haiku, casi se había convertido en una moda el que, para componer haikus en todas las ocasiones, fuese sobre temas que a menudo no fueron observados directamente por el poeta, pero que fueron tratados en base a lo que ha sido elaborado por la tradición, o copiando con unas pocas variantes los poemas del pasado. El nuevo gobierno de Meiji (1868-1912) también usó haiku en ese momento ampliamente difundido entre la población, para consolidar la identidad nacional. Esta elección política fue dictada por el hecho de que Japón atravesaba un momento histórico extremadamente delicado: el país, de hecho, después de doscientos años de aislamiento del mundo exterior, se enfrentaba a la Importación masiva de elementos culturales de Occidente. Por lo tanto, el gobierno de Meiji, en 1879, también incluyó a Matsuo Bashō en el panteón de las deidades del sintoísmo, interpretando sus haikus de tal manera que promovían y difundían el respeto por el Emperador entre la población y los valores del sintoísmo mismo, una religión estatal que defendía el origen y la superioridad divinos del Japón, comparado con las naciones occidentales[4].

En realidad, sin embargo, más allá de cualquier connotación ideológica, el haiku adquirió las características de un verdadero y propio negocio comercial. No se trataba solo de vender las imágenes de la nueva “deidad” Bashō; en ocasiones se perpetraron verdaderos fraudes contra los poetas. En el Año 28 Meiji (1895), apareció un artículo en el periódico Tōkyō Nichinichi Shinbun, donde se lamentaba el hecho de que los sustanciosos premios en efectivo que ofrecían las numerosas asociaciones de haiku, fueran asignados puntualmente a personas vinculadas a la asociación, aunque fuesen concursos poéticos abiertos a todos:

“[…] Cien yenes al primer clasificado […] una decena al segundo […] y son muchos los poetas que participan pagando la cuota de inscripción; pero los premios siempre van a alguien muy famoso (y de la asociación) […]”.

El hábito de reunirse y componer poemas sobre un tema preestablecido tenía bastante tradición desde hacía mucho tiempo en Japón y también continuó durante el período Meiji; pero si la producción poética fue impresionante desde un punto de vista cuantitativo, el valor artístico de las obras fue, sin embargo, muy bajo. Era sobre todo haiku repetitivo, modelado sobre los de los maestros del pasado que, al no haber nacido de las sensaciones reales, tendían a distinguirse a menudo sólo por un ingenio superficial; otros, en cambio, eran el resultado de puro ejercicio intelectual, o, presentando imágenes agradables, eran muy triviales. El siguiente haiku es un ejemplo:

Una mañana nevada …
la pequeña ciudad
desde donde ves a tu alrededor,
tan lejos…

(Dokomademo / mitoosu machi ya / yuki no asa)[5]

Shiki, al inicio de su carrera, apoyó la práctica del shasei sin darle ningún espacio a ningún compromiso con otros ideales estéticos. Pero, al examinar los cambios que han tenido lugar en el transcurso de su vida, nos damos cuenta de que esta inflexibilidad se debió en realidad a su exasperación por esta situación de estancamiento, y era una reacción a los hábitos que habían dado, en los últimos años, tan malos resultados.

El shasei, como indican los dos caracteres que lo componen, (“utsusu”, es decir “copiar”, “reproducir” e “ikiru”, es decir, “vivir”, “existir”) puso el énfasis en la observación directa del objeto artístico y su reproducción objetiva y realista. El término fue tomado de pintura, donde se utilizó para traducir los términos occidentales “dessin” y “sketch”. Así, de hecho, la influencia de la pintura occidental [6] habría contribuido a su elaboración, que fue caracterizada por un realismo muy alejado de las estilizaciones de la pintura japonesa. Sin embargo, no se debe tampoco subestimar las influencias derivadas de los cambios que se están produciendo en la novela de aquel tiempo[7].

El término que fue utilizado por Shiki fue “shajitsu” (“realidad”) y “ari no mama ni utsusu” (“reproducir como es”), junto con otras palabras, todas ellas sinónimos:

“[…] Como ya he dicho, el “ari no mama” también podría llamarse “shajitsu” o “shasei”. Shasei es una palabra tomada de la pintura. O, incluso, se podría llamar con el término “jitsujo” (“realismo”) que es lo opuesto a “kyojo” (“Imaginación”). […] Entrando en detalles, quizás debería definirse kyojo como “descripción abstracta”, mientras que jitsujo podría definirse como “descripción realista “. […] Kyojo es como un mapa, jitsujo es como una pintura. Los mapas ofrecen la ventaja de poder ver más o menos tu posición, y quedan los cuadros para mostrar un paisaje en todos sus detalles y para hacer sentir su agradable atmósfera[8].

El tono de las declaraciones de Shiki, en el pasaje que acabamos de citar, es perentorio: es el shasei sólo el que te permite “mostrar el paisaje en todos sus detalles”. Y Shiki, durante la primera etapa que caracterizó su producción literaria, aplicó el principio de “observación directa y reproducción fiel” al pie de la letra, realizando frecuentes excursiones a Tokio con cuaderno y pincel en mano, para poder componer “in situ”, observando directamente los objetos de su poesía:

“Cada vez que trataba de leer incluso veinte páginas[9], me aburría tanto y yo me sentía tan atontado que tenía que dar un paseo con mi pincel y mi cuaderno […] sentía un placer incomparable al caminar por las calles y entre los campos, buscando algo que pudiera convertirse en haiku […] Después de una hora volvía a mi habitación en el segundo piso. A estas alturas, muerto de cansancio, no quería volver a estudiar filosofía. Abría mi cuaderno e intentaba revisar el haiku que había dejado a medio […]”.[10]

Además, contrariamente a las costumbres poéticas por las que algunos temas eran considerados más adecuados para tanka y otros para haiku, Shiki no puso límites, pero lo consideró adecuado para cualquier poema que:

“[…] el universo es vasto y hay muchos temas de poesía. Hay otras cosas además de la luna, el rocío, los insectos, las mangas (de kimonos), los amigos, los campos y la hierba […]”.

Si las consecuencias de adoptar el shasei fueron muchas, la primera fue, por tanto, precisamente el descubrimiento de la realidad como fuente inagotable de temas. Esto podría proporcionar nuevos estímulos a los poetas, que a menudo se limitaban a la “composición de escritorio” basándose en la reelaboración de poemas del pasado, o que compusieron versos sobre lugares famosos por sus bellezas, a menudo sin haberlos visto realmente. Shiki había aconsejado repetidamente que no se permitiera esta práctica. Con ocasión de un concurso de tanka[11] centrado en el tema del bosque, por ejemplo, reiteró este concepto:

“Cuando escribas un poema, no te rompas la cabeza para tomar prestadas palabras de los clásicos y no uses clichés como “un bosque legendario” o “un bosque sagrado”

[…] Será mejor que, si tienes tiempo, cojas un bastón y salgas por un buen rato a dar un paseo por el bosque, en lugar de sentarte frente a tu escritorio leyendo libros de tanka […]”.[12]

No se trataba de negar el pasado, sino simplemente de descubrir a través del shasei, un nuevo gusto por las cosas:

“[…] Por un lado, el shasei puede parecer demasiado sencillo, pero me pregunto si no nos permite descubrir un nuevo sabor, desconocido para nuestros predecesores”.[13]

Este fue el camino que Shiki indicó a los poetas con el fin de salvar el haiku, que comenzó, según él, a agotarse en poco tiempo:

“Un erudito contemporáneo, que practicaba las matemáticas, dijo: ‘debería quedar claro, si tenemos en cuenta la teoría de las permutaciones, que hay un límite al número de poemas que se pueden componer en el caso de waka y haiku, que no superan las 20 o 30 sílabas. En otras palabras, waka (principalmente la llamada tanka) y haiku alcanzarán tarde o temprano ese límite, y sin duda muy pronto llegaremos a no poder crear más y no habrá nueva poesía’.

Aquellos que no entienden las matemáticas dudan de esta explicación y dicen: “¿Por qué debería ser esto cierto? El haiku y la tanka son muy numerosos y es imposible que desaparezcan para siempre. Desde la antigüedad hasta hoy, millones de ellos han sido inventados, y todos parecen diferentes”. De hecho, no hay duda de que el haiku y la tanka siguen acercándose al final. Para realizar una prueba, observamos: a primera vista, las decenas de miles de tanka y haiku que se han compuesto desde la antigüedad, todos parecen diferentes. Pero si los examinamos en detalle y hacemos unas comparaciones amplias, ¡cuántas hay que se parecen entre sí! Los discípulos abandonaron el pensamiento de los maestros y los jóvenes sólo copiaron de los antiguos.

Todo es artificial. No se ha propuesto una sola idea nueva. A medida que pasa el tiempo, han aparecido numerosos poetas y maestros de tanka mediocres y, aunque se les puede culpar del estado de la poesía, me pregunto si esto de alguna manera no depende de los límites estrechos de la tanka y el haiku. Aunque no puedo predecir cuándo terminarán, creo que el haiku, en principio, ya está agotado y si no lo está, deberíamos esperar que finalice durante la era Meiji[14].

La tanka tiene más sílabas, por lo tanto, matemáticamente hablando, el número de posibles poemas supera con creces al del haiku. Pero en la práctica, en la tanka solo se pueden usar palabras elegantes (gagen), y dado que su número es muy limitado, los límites de este tipo de poesía son incluso más estrechos que los del haiku.

Por eso creo que la tanka ya estaba completamente agotada incluso antes de la misma Era Meiji.”[15]

Volviendo a la adopción del shasei, otra consecuencia fue la elección de un estilo centrado en la sencillez. La reproducción de la realidad tal como era, no necesitaba adornos o dispositivos retóricos:

“Cuando vemos un paisaje o presenciamos un evento que nos parece interesante, y queremos escribir sobre él de una manera que haga que el lector sienta el mismo interés que nosotros hemos sentido, no debemos emplear decoraciones verbales, exageraciones, sino simplemente pintar las cosas como son (ari no mama), como las hemos visto.”[16]

“[…] Debe quedar claro que, si usas juegos de palabras en el shajitsu, pierdes la belleza”.[17]

Podemos encontrar este tipo de belleza, caracterizada por la extrema sencillez (heitan), en algunos de los haikus de Shiki escritos en esos años:

Picos de nubes …

Para hacer de marco

desde detrás del tendedero …[18]

(Mono oshi no / ushiro ni waku ya / kumo no mine)

 

Los restos de un mercado …

Verduras esparcidas

en el frío de la mañana …[19]

(Asasamu ya / aona chirabaru / ichi no ato)

 

Va hacia la montaña

la sombra de una figura

en el atardecer de otoño …[20]

(Yama yuku ya / aki no yūhi no / kage bōshi)

 

Melancolía de otoño …

Arrastrándose sobre el pavimento

una oruga …[21]

(Aki sabishi / kemushi haiyuku / ishidatami)

Como ya hemos señalado, este enfoque parece excluir cualquier interferencia y uso de la imaginación y, sin duda, algunas palabras del propio Shiki, en Byōshō Rokushaku (Una cama de enfermo de seis pies de largo[22], 1902), sugieren que se debe evitar el uso de la imaginación:

“Nueve de cada diez personas […] rechazan el shasei juzgándolo de superficial. En realidad, la imaginación es lo superficial y además no tiene la variedad del shasei. No quiero decir con esto que un trabajo basado en la imaginación siempre sea malo, pero en realidad muchas de estas obras lo son […] Hay fallos en el shasei, por supuesto […] pero no tantos como en las obras construidas con la imaginación. Con la imaginación es como si se tratase de saltar de un techo para volar, y te terminas cayendo en estanque de abajo”.[23]

O de nuevo, hablando de flores de calabaza:

“El sentido (de la belleza) de las flores de calabacín (yūgao) hasta ahora me ha sido transmitido desde Genji Monogatari[24] y obras similares; era solo un sentimiento del pasado, también cuando escribí haiku, solo escribí haiku ficticio. Y ahora, cuando miro de nuevo estas flores que son tan queridas para mí, desaparece por completo la imagen fantástica, y es el gusto por el realismo lo que me guía”.[25]

Sin embargo, a la luz de lo que se ha dicho en otros ensayos críticos, en los que Shiki en cambio recomienda y realza la imaginación misma que aquí parece despreciar, podemos argumentar que las afirmaciones de Byōshō Rokushaku probablemente fueron dictadas tanto por el deseo de apoyar el shasei contra quienes lo criticaban, y para tratar de sacar a los poetas de sus hábitos.

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La primera “traición” hacia el shasei, la hace Shiki cuando enriquece su propia poética del principio de selección, cuando admite que al poeta se le permite un cierto grado de intervención, de reelaboración de la escena observada. Shiki comienza así poco a poco a revisar el principio del shasei hasta darle un matiz diferente de significado. Este cambio se debió en parte a la insatisfacción con su propia producción poética, que le parecía demasiado abundante y, en consecuencia, poco selectiva. Solo en 1893 había compuesto unos cuatrocientos haikus y, sobre esos años, escribió que creía erróneamente que cualquier escena observada podría convertirse en poesía. Los cambios realizados sobre el paisaje se hacen en nombre de la Belleza y se justifican por la búsqueda de ésta:

“Los principiantes, cuando ven un paisaje y piensan: ‘Hagámoslo un poema’, tienen entonces muchas dudas sobre qué tomar e insertar en él. Dado que el paisaje no fue creado (por la naturaleza) para ser material de haiku, sin duda presentará incluso cosas que no son adecuadas para ello, cosas que, una vez escritas, no serán de interés. O puede suceder que haya tanto material que sea imposible que quepa todo en 17 sílabas. Es trabajo del escritor recoger las joyas y seleccionar la belleza de toda la Creación, que es una confusión de piedras sin valor y de diamantes, de lo bueno y lo malo. Y es la tarea del poeta que compone haiku, reorganizar de una manera sistemática la belleza que no está ordenada, para ordenar según una regla, las joyas que habían sido abordadas sin reglas. Entonces, incluso si compones un poema sobre algo que se ha observado directamente, hay que eliminar lo feo y usar lo bello. O puede, según el caso, cambiar la posición de los objetos en el paisaje; es decir, será posible introducir elementos ajenos al paisaje observado de forma subjetiva, con el fin de decorar la escena. El paisaje es como una bella mujer sin maquillaje y por tanto no faltarán defectos. Al corregir las cejas, rediseñándolas, poniéndole polvos y pintalabios y poniéndole un hermoso vestido, se convertirá en una hermosa mujer impecable. Los haikus en el que se haga esta selección, este adorno, serán los mejores”.[26]

Shiki da un ejemplo concreto de cómo poner en práctica este trabajo de selección y combinación de los elementos del paisaje, hablando precisamente de los temas del haiku. La época en que vivió Shiki, de hecho, fue una época de profundos cambios también a nivel paisajístico, debido a la importación de novedades de Occidente[27]. Muchas de estas novedades fueron decididamente temas difíciles para la poesía:

“[…] las máquinas de la civilización moderna en su mayoría no son muy elegantes ni muy poéticas, difíciles de tratar en poesía. Sin embargo, si quieres hacer pruebas, no hay nada más que hacer para ello que reorganizar el material armonizándolo con otros temas más agradables. De hecho, si no operamos de esta manera, decir que “el viento sopla por las vías del tren” puede resultar plano y sin color. Si combinamos este tema con otros, podemos obtener un mejor efecto. Se podría escribir, por ejemplo, que las violetas florecen junto a las vías o que, cuando pasa el tren, las amapolas pierden sus pétalos o que las hierbas se balancean. Otra buena forma de tratar estos temas no poéticos es verlos de lejos. Una forma de anular su carácter prosaico y sin color es escribir, por ejemplo, que el tren se puede vislumbrar a través de los campos de flores de nabo o pasar a lo lejos, más allá de los vastos campos de hierbas de verano”.[28]

Se puede ver aquí una de las características de Shiki, a saber, el esfuerzo por mantener los diferentes elementos en equilibrio y casarse con lo «nuevo», hacia lo que indudablemente se sintió atraído, con los elementos tradicionales, a los que nunca tuvo ganas de renunciar. La manipulación de los temas, primero justificado por el carácter “árido” de los elementos modernos, se extiende gradualmente a los elementos más tradicionales de la cultura japonesa, y Shiki llega, en 1900, a dar consejos para “dar una nueva forma” incluso el hanami[29]:

“[…] Cuando hablan de la confusión que reina durante el hanami y describen que lo mejor son las bromas y los juegos entre amigos, las máscaras, las horquillas para el cabello hechas con las ramas en flor de los cerezos, el kototohidango[30], el sakuramochi[31], el kinukatsugi[32]… nos damos cuenta de que falta algo, se podrían agregar unos versos al final: “En el puesto de la policía / llorando, perdidos / dos niños”. Todo resultará más animado”.[33]

La imagen de los niños llorando, aunque no se observaron directamente en el momento de la composición del poema, resultaba creíble y además le daba un toque de emoción a una escena realista.

El papel de la imaginación dentro de la poesía es también uno de los elementos en los que se basó Shiki en alguna de las críticas que dirigió a Bashō y de los elogios que dirigió a Buson[34]. En Haijin Buson (“Buson, poeta del haiku”, 1897), donde comparó la poesía de estos dos grandes poetas, escribió sobre el haiku de Bashō:

“[…] no hay ni uno que no se base en su experiencia […] En Furu ike ya,[35]después de establecer su propio punto de vista, escribió de principio a fin sin alejarse de lo “verdadero” […] Sólo él mismo es la base de su haiku. Bashō se detiene en la escritura únicamente de los hechos reales relacionados con él, y esta manera banal de juzgar, desde un punto de vista moderno, es algo de lo que uno no puede evitar reírse. […] En la literatura (según Bashō) el idealismo tenía que estar excluido. […]”.[36]

Por el contrario, se elogia a Buson por su capacidad para confiar en la imaginación:

“[…] La fantasía de un literato es tal que, que incluso si está sentado en una vieja mesa en una habitación de cuatro tatamis y medio, puede pasear por el cielo y tierra para buscar la belleza, libre de obstáculos. Ese poeta puede volar en el cielo sin tener alas; puede bajar al mar, sin tener aletas. Puede escuchar sonidos donde no hay sonido y ver colores donde no hay colores. Quien puede hacer esto es necesariamente una persona que asombra […] En el mundo del haiku solo hay un poeta así y es Buson”.[37]

Ante tales afirmaciones, es casi natural preguntarse por qué el que fue el más extenuante defensor del realismo en la poesía, luego se encuentra criticando a Bashō por su realismo: indudablemente no pudieron haber sido observaciones dictadas únicamente por una actitud polémica.

En realidad, la fantasía, la imaginación, había sido parte del trabajo de Shiki desde el principio[38] y fue dejado de lado, como ya hemos dicho, durante la primera fase de la elaboración de su poética, para ser reevaluado más tarde.

Es muy probable que su enfermedad, cada vez más invalidante, también contribuyera a encaminarlo hacia este cambio. Shiki perdió gradualmente la capacidad de moverse: en los últimos años, también dejó de caminar en el pequeño jardín alrededor de su casa para quedarse confinado en la cama en su habitación, que también es muy pequeña.

Por lo tanto, faltaba el elemento básico sobre el que se ejercía el shasei: la panorámica o, más en general, el mundo exterior.

Para Shiki, aislado del mundo, todo lo que queda es reevaluar el papel de la fantasía y cambiar la forma de entender los principios que él mismo profesaba.

El shasei parece en este punto dividirse en dos tipos: por un lado, Shiki comenzará a ejercitar sus observaciones directas y la reproducción fiel de sus propios estados de ánimo, su realidad interior en vez de su realidad externa; por otro, el shasei ya no se entenderá como una observación directa, sino una simple presentación realista y creíble de hechos que no necesariamente se observan directamente. Lo que pretende producir, entonces, parece ser una literatura basada en un equilibrio entre la imaginación y el realismo, en la que, por tanto, hay dos elementos presentes:

“[…] Tienes que combinar realismo e imaginación para producir una literatura genial, que no es completamente realista ni completamente ficticia”.[39]

Es una declaración que Shiki hizo al comienzo de su carrera, en Haikai Taiyō (“Características haiku “, 1895), obra que concibió como guía para los poetas en la composición del haiku, pero el principio también es válido para el haiku de su último período.

Por lo tanto, a la luz de lo examinado, queda claro el nuevo significado que Shiki atribuye a shasei: ya no, o no solo, la observación directa y cercana del sujeto y su fiel reproducción, sino una reproducción realista de un tema que puede no haber sido observado directamente.

Lo importante, en este punto, es que la escena que se construye sobre el papel sea creíble. Es el principio que se encuentra en esos haikus y en esas tankas que él mismo define como “viajes realizados mientras estoy acostado en la cama”, y de aquellos poemas que se componen a partir de recuerdos de viajes realmente realizados o por escenas de las realmente vividas.

Es la base de una tanka como la siguiente:

Un viaje al campo …

Y de regreso

yo veo

flores amarillo-mostaza

florecer en la noche, en mi cama.[40]

(Sato wo mite / kaerishi yowa no / makuragami / na no hana saku no / me ni miyuru kamo)

Según esta nueva forma de entender el shasei, nacen los haikus de Kuawase no tsuki.

El Kuawase no tsuki (“El tema de la luna, en un concurso de haiku”) fue escrito en 1898 y es un meticuloso registro, realizado por el propio Shiki, del proceso de elaboración de un haiku, con la luna como tema. El poema luego se leería y juzgaría junto con el haiku de otros poetas, durante un concurso de poesía cuyo juez sería un alumno de Shiki: Kawahigashi Hekigotō[41].

Precisamente porque sería juzgado por uno de sus alumnos, a quien tanto le había predicado el realismo, Shiki tiene un cuidado meticuloso en el proceso. No solo eso, sino que escribe expresamente que quería evitar la fantasía por esa misma razón, y por lo tanto no haber hablado, por ejemplo, del palacio de la luna, que le había venido a la mente, probablemente, debido a la influencia de las lecturas de los clásicos. En realidad, como ya estaba inmovilizado en la cama desde hace algún tiempo, se trataba precisamente de una “fantasía realista” y de asociaciones de ideas en las que se ve obligado a confiar para componer. Lo que realmente rechazará será la posibilidad de aprovechar un patrimonio cultural del pasado sobreexplotado, de imágenes librescas, no porque tuviera la intención de rechazar la cultura tradicional, sino porque siempre había estado convencido de que, aunque era necesario leer a los clásicos, había que romper con ellos para encontrar la propia dimensión.

En Kuawase no tsuki, su mente parece convertirse en una especie de pantalla en la que proyecta gradualmente imágenes y situaciones. No solo eso: su poder de imaginación e identificación es tan grande que Shiki parece en un momento, que casi ya no distingue la fantasía de la realidad:

“[…] me di cuenta de que hasta ese momento no había podido alejarme de las sombras de los árboles, yendo y viniendo continuamente por el mismo camino, como si me hubiera embrujado un zorro. Así que decidí firmemente alejarme del bosque y moverme junto al borde del agua […]” (ver pág. 19);

“[…] Me imaginé subiendo a un pabellón alto a la orilla del mar. Miré alrededor […] todo estaba confuso […] se veía una luz […]” (cf. p.20).

Las escenas se imaginan minuciosamente, hasta el punto de escuchar la canción y las palabras del marinero conduciendo un barco (ver p. 18). Este es el tono que adopta a lo largo del ensayo: Shiki cita lugares, incluso aquellos que nunca ha visto, como si estuviera allí. Se sumerge todo en sus fantasías, pero los frutos de estas son perfectamente creíbles. Esto se debe a que nunca deja de controlar. La imagen del “barco celestial” (ver p. 17) que le viene a la mente es de inmediato censurada porque no es realista. Nos damos cuenta de que, en el ensayo, Shiki ejerce esta censura sobre sí mismo cada vez que se da cuenta de que se ha alejado demasiado del realismo con sus asociaciones de ideas.

De las asociaciones libres de ideas, se pasa luego a una construcción consciente de la escena: en lugar de personajes chinos, elige como tema a unos estudiantes japoneses en un banquete de despedida, elimina el pabellón sobre el agua que parecía hacer ineficaz la luz de la luna y saca la escena al aire libre. El fondo de la escena principal también se mueve varias veces: Kobe, luego Yokohama. Coloca a otros dos sujetos, un hombre y una mujer que se despiden, pero, al final, tal vez impulsado por su temperamento poco romántico y por el recuerdo del banquete de despedida celebrado en su honor con motivo de su salida de su ciudad natal para venir a Tokio, opta por la imagen del banquete (ver p. 19):

Es hora de decir adiós:
la embriaguez del vino
se marcha con el barco,
bajo la luna.
(Miokuru ya / yoi no sametaru / rope no tsuki)[42]

Es un haiku que Shiki juzga sin grandes defectos, adhiriéndose a los principios del shasei. En la realidad es quizás aún más: de hecho, responde a los principios de la nueva forma de entender el shasei, que está bien equilibrado en términos de presencia de realismo y emoción. La imagen de los amigos, alegres por los vapores del alcohol, que de repente recuperan toda su lucidez en el momento de la partida de uno de ellos y se dan cuenta de que se encuentran ante la posibilidad de no volver a encontrarse jamás, es conmovedor, lleno de patetismo y, al mismo tiempo, perfectamente creíble. Este fue el fruto de una fantasía que todavía pretendía mantener sus raíces en la realidad.[43]

 

BIBLIOGRAFÍA

Abe Akira (ed.), Kuawase no tsuki, en Meshi matsu aida-Masaoka Shiki zuihitsusen, Tōkyō, Iwanami Shoten, 1985, pags. 32-37.

Bin Akio, Shiki no kindai, Tōkyō, Shinyōsha, 1999.

Banella Cristina, «Masaoka Shiki: la pintura en la poesía», Asia Orientale, vol.15, 1999, pags. 55-73.

Beichman, Janine, Masaoka Shiki, Tōkyō, Kōdansha International, 1986.

Kawasaki Nobuhiro, “Bokujū Itteki”, Kokubungaku, vol. 2, 1990, pags. 46-51.

Masaoka Chūsaburō et al. (eds.), Shiki Zenshū, Tōkyō, Kōdansha International, 1975-1978 vol. 1-22.

«Masaoka Shiki-Takahama Kyoshi», Nihon shijin zenshū, vol. 2, Tōkyō, Shinchōsha, 1969.

Masaoka Shiki, Haijin Buson, Tōkyō, Kōdansha Bungei Bunko, 1999.

 

NOTAS A PIE DE PÁGINA

[1] Masaoka Tsunenori, comúnmente conocido como Masaoka Shiki, dedicó su vida a la composición de haiku y tanka (ver nota 2), y a una intensa actividad de crítica literaria. Sus juicios causaron sensación y críticas, especialmente las relativas a Bashō, el mayor poeta japonés (ver nota 4), y al Kokinshū, una de las principales antologías de la poesía japonesa. Toda la vida de Shiki estuvo, de todos modos, marcada por una terrible enfermedad: la tuberculosis espinal, que lo confinó a la cama durante largos años y finalmente acabó en la muerte a la edad de 35 años.

[2] El haiku es una forma de poesía que consta de 17 sílabas, divididas según el esquema 5-7-5; la tanka en cambio, se compone de 31 sílabas, divididas según el esquema 5-7-5-7-7 y se considera una forma de poesía más “noble” que el haiku.

[3] Takarai Kikaku (1661-1707) fue uno de los discípulos más importantes y conocidos de Bashō.

[4] Llegados a este punto, se puede comprender bien el motivo de la violenta reacción de los círculos literarios ortodoxos en las comparaciones de Masaoka Shiki, cuando se atrevió a afirmar que: “… las nueve décimas partes de la producción poética de Bashō consistía en mala poesía “. (Shiki Zenshū, Tōkyō, Kōdansha, vol. Iv, p. 230. De ahora en adelante citado como SZ.)

[5] Ibíd, p.5

[6] Véase Cristina Banella, “Masaoka Shiki: pintura en poesía”, en Asia oriental, vol. 15, 1999, págs. 55-73 (Nota de traducción: de próxima aparición en castellano, en proceso de traducción para El Rincón del haiku)

[7] Debemos recordar el ensayo Shōsetsu Shinzui (“La esencia de la novela”, 1885) de Tsubouchi Shōyō (1859-1935) y la novela Ukigumo (“Nubes flotantes”, 1887-1889) de Futabatei Shimei (1864-1909), con la que Shiki admitió estar en deuda. Tsubouchi Shōyō y Futabatei Shimei intentaron presentar el realismo en la literatura de Japón, y Ukigumo todavía se considera el primer ejemplo de una “novela japonesa moderna”, por la forma, el contenido y el análisis de la psicología de los personajes, que han perdido las características fantásticas para que sean completamente creíbles. Shiki leyó a ambos y afirmó haber aprendido a “copiar la naturaleza” (mosha) de Tsubouchi Shōyō y lo que era el realismo de Ukigumo.

[8] “Jojibun” (“Prosa descriptiva”, 1900), en SZ, cit., Vol. 14, pág. 247

[9] Shiki estaba entonces siguiendo un curso de filosofía en la universidad.

[10] SZ, cit., Vol. 5, págs. 262-263.

[11] Shiki dio este consejo a los poetas de tanka, pero consideró que el principio se aplicaría también al haiku.

[12] SZ, cit., Vol. 7, pág. 245.

[13] Nobuhiro Kawasaki, “Bokujū Itteki”, en Kokubungaku, Tōkyō, Shibundō, 1990, vol. 2, pág. 47.

[14] Énfasis en el original.

[15] SZ, cit., Vol. 4, págs. 165-166.

[16] Ibidem, vol. 14, pág. 241.

[17] Ib., P. 249.

[18] Masaoka Shiki – Takahama Kyoshi, Nihonshijin Zenshū, Tōkyō, Shinchōsha, 1969, vol. 2, pág. 94.

[19] Ibíd, pág. 96.

[20] Ib.

[21] Ib., P. 97.

[22] Aproximadamente 180 cm.

[23] SZ, cit., Vol. 11, págs. 289-290.

[24] Yūgao es una variedad de flor de calabaza blanca, que se marchita y cae en poco tiempo. En este pasaje, Shiki se refiere a un episodio de Genji Monogatari (“Historia de Genji”), la obra maestra de Prosa japonesa escrita en el siglo XI por Murasaki Shikibu. En el episodio en cuestión, Genji, el protagonista, se enamora de una dama en cuyo jardín florecen estas flores y se indica en la novela con el nombre de Yūgao. La dama, sin embargo, hermosa, frágil y llena de gracia como las flores, después de pasar algunas noches con Genji, muere. Por lo tanto, estas flores blancas se elevan a un símbolo de belleza y fragilidad.

[25] Nobuhiro Kawasaki, “Bokujū Itteki”, en Kokubungaku, Tōkyō, Shibundō, 1990, vol. 2, págs. 46-47.

[26] SZ, cit., Vol. 4, págs. 577-578

[27] Shiki, que ya estaba inmovilizado en la cama por tuberculosis, enumera en su diario Bokujū Itteki (“Una gota de tinta “, 1901) todas las novedades que le hubiera gustado ver con sus propios ojos y entre las que se encuentran los teléfonos, buzones rojos y teatros de estilo occidental. Además, hay que recordar, entre los elementos culturales que Japón adoptó de Occidente, incluso el calendario occidental cuyas fechas no coincidían con el calendario lunar utilizado hasta entonces en Japón: el Año Nuevo, por ejemplo, que hasta entonces marcaba el comienzo de la primavera, pasó a caer en pleno invierno. Esto provocó desorientación, especialmente entre los poetas que componían haiku, un poema particularmente vinculado a las estaciones.

[28] SZ, cit., Vol. 4, pág.42

[29] Es la costumbre todavía muy popular de ir a ver los cerezos en flor que ofrecen un espectáculo magnífico y, a menudo, una ocasión para picnics.

[30] Una especie de bola de arroz, que se vendía durante el festival, especialmente a orillas del río Sumida en Tōkyō.

[31] Pastel de forma redonda con relleno de frijoles azuki.

[32] Variedad de papa que se consumía hervida.

[33] SZ, cit., Vol. 14, pág. 248

[34] Yosa Buson (1716-1783) es uno de los más grandes poetas japoneses del haiku, junto con Bashō, Issa y Shiki. Conocido principalmente como pintor, fue descubierto y valorado como poeta por el propio Shiki.

[35] Es el más famoso de los haikus de Bashō y dice: “El viejo estanque … / una rana salta … / ruido de agua … “(Furu ike ya / kawazu tobikomu / mizu no oto).

[36] Masaoka Shiki, Haijin Buson, Tōkyō, Kōdansha bungei bunko, 1999, págs. 26-27.

[37] Ibidem, págs. 25-26.

[38] Una de las primeras obras de Shiki, Sakura kuawase (“Flores de cerezo en un encuentro de poesía”, 1892), fue completamente debido a la imaginación del poeta.

[39] SZ, cit., Vol. 4, pág. 405.

[40] Ibidem, vol. 6, pág. 154

[41] Kawahigashi Hekigotō (1873-1937) junto con Takahama Kyoshi (1874-1959) fue uno de los más famosos discípulos de Shiki y uno de sus mejores amigos.

[42] Akira Abe (ed.), Meshi matsu aida – Masaoka Shiki zuihitsusen, Tōkyō, Iwanami Shoten, 1985, p.37

[43] El ensayo completo “Kuawase no tsuki” fue tomado de Akira Abe (ed.), Meshi matsu aida – Masaoka Shiki zuihitsusen, Tōkyō, Iwanami Shoten, 1985, págs. 32-37.

Febrero 2022

CONSTRUIR

Al sol de enero

Duerme un viejo en su silla.

Tocan las dos.  

DECONSTRUIR

Este haiku es un asomo de historia. No sé qué historia. Pero detrás de la visión de un viejo, encasquetado en su gorra y sentado en una silla de ruedas, que descabezaba un sueño bajo el sol perezoso de enero mientras cinco pasos más allá su cuidadora, evidentemente a sueldo por el servicio de cuidar al anciano, se distraía hablando por el móvil, había una historia. Una historia tal vez triste.

    Su historia, sin conocer los contornos, me conmovió cuando yo regresaba a casa y a eso de las dos de la tarde pasaba al lado de los muros de la basílica de Nuestra Señora del Prado, en Talavera de la Reina. Junto a uno de los bancos del jardín que rodea la iglesia, estaba el viejo en su silla de ruedas, adormecido por la tibieza del sol de invierno.

     Me conmovió la visión. Y en ese momento, el reloj de la iglesia tocó las dos.

     El tiempo, sacudido por las campanadas,  iba a lo suyo: su paso inexorable. Mientras, el viejo dormitaba, felizmente olvidado unos instantes de su vejez desvalida.

      No sé la historia del viejo, ni de su cuidadora, ni de la silla de ruedas. ¿Qué importa? Sé un poco la historia del paso del tiempo del que esas dos campanadas me hicieron tomar conciencia.

        Conozco un famoso haijin cuyos versos eran también asomos de historias no dichas.  Era Buson, el poeta-pintor, que vivió entre 1716 y 1784 y al que muchos consideran inferior solo a Bashō. De Buson son aquellos famosos versos:

Posada inmóvil

Sobre la campana del templo

Una mariposa.

Pero el haiku de Buson, de los muchos que son historias no dichas en forma de versos, que más me gusta es este:

Lluvias de mayo

Y enfrente del gran río

Un par de casas.

Es una historia con suspense, una historia dramática. ¿Se llevarán las aguas desbordadas por las lluvias a las dos humildes casas? ¿Qué será de sus pobres moradores? El suspense, el drama hechos poesía.

Otro haiku de Buson con “una historia”:

Pasos anhelados

En las hojas caídas.

¡Qué lejos se oyen!

 ¿Una historia de amor? ¡Qué importa no conocerla cuando nos conmueve hasta la médula el crujido sordo de unos pasos en la hojarasca!

 

Las crónicas de los monos de nieve. Segunda parte

1.

Iwaya Sasanami 巌谷小波 (1870-1933), escritor de literatura infantil, compilador de cuentos orales, compositor de canciones, periodista, especialista en literatura alemana y haikuísta.

霜枯の一樹をたのみ見張猿

Shimogare no / ichiju o tanomi / miharu saru

Se aferra a un árbol

quemado por la escarcha:

mono vigía.

Shimogare 霜枯 es un sustantivo que nombra el estado de las plantas marchitas por la escarcha. Se trata de una palabra estacional de invierno.

2.

Usuda Arô 臼田亞浪 (1879-1951), haikuísta discípulo de Takahama Kyôshi 高浜虚子, reportero, editor y crítico.

猿の声霧の香寒き泊りかな

Saru no koe / kiri no ka samuki / tomari kana

Voces de monos.

En la fría posada,

aroma a niebla.

3.

Mokichi Saitô 斎藤茂吉 (1882-1953), psiquiatra, director del Sanatorio Mental de Aoyama (Aoyama Nôbyôin 青山脳病院) y poeta de tanka discípulo de Itô Sachio 伊藤左千夫.

猿の子の目のくりくりを面白み日の入りがたをわがかへるなり

Saru no ko no / me no kurikuri o / omoshiromi / hi no irigata o / wa ga kaeru nari

Fascinación

por ojos como platos

de bebés monos.

He de volver a casa

con la puesta del sol.

4.

Maeda Fura 前田普羅 (1884-1954), haikuísta discípulo de Takahama Kyôshi 高浜虚子.

冬山や人猿に似て菓子を売る/前田普羅

Fuyuyama ya / hito saru ni nite / kashi o uru

Monte invernal.

La gente vende dulces

con forma de mono.

5.

Īda Dakotsu 飯田蛇笏 (1885-1962), haikuísta díscipulo de Takahama Kyôshi 高浜虚子 y editor.

老猿の檻にちる雪誰もゐず

Rôzaru no / ori ni chiru yuki / dare mo izu

Nieve caída

en jaula del mono anciano.

No viene nadie.

 

二三尺雪つむ軒や猿肉屋

Nisan shaku / yuki tsumu noki ya / sarunikuya

Dos o tres shaku

de nieve en los aleros:

carne de mono.

6.

Hara Sekitei 原石鼎 (1886-1951), haikuísta discípulo de Takahama Kyôshi 高浜虚子 y editor.

日のさせば巌に猿集る師走かな

Hi o saseba / iwa ni saru takaru / shiwasu kana

Se juntan monos

con la aurora en la peña:

el mes duodécimo.

7.

Matsumura Sôseki 松村蒼石 (1887-1982), haikuísta discípulo de Īda Dakotsu 飯田蛇笏 y de su hijo Ryūta 龍太.

母猿や太初の雪の子を擁く

Hahazaru ya / taisho no yuki no / ko o idaku

Abraza a su hijo

en su primera nieve

la madre mona.

 

雪けぶる地獄温泉の猿たち

Yuki keburu / Jigoku onsen no / sarutachi

Esos macacos

en termas de un infierno

de nieve humeante.

 

雪の湯に老猿の顔鬱と浮く

Yuki no yu ni / rôzaru no kao / utsu to uku

Terma en la nieve:

el rostro de un viejo mono

flota sin ánimo.

 

雪山の星見いでたし猿啼く

Yukiyama no / hoshi mi idetashi / saru naku

Vine a ver estrellas

en el monte nevado.

Aúllan monos.

 

猿の湯や杉は深雪に花つけて

Saru no yu ya / sugi wa miyuki ni / hana tsukete

Terma de monos.

El cedro empapa flores

en honda nieve…

 

雪を冠る墓標のごとく湯の猿

Yuki o kaburu / bohyô no gotoku / yu no saru

Como una lápida

que se cubre de nieve,

mono en la terma.

 

猿に別れ山下り来ても雪深し

Saru ni wakare / yama ori kite mo / yuki fukashi

Aunque baje el monte

despidiendo a los monos,

nieve profunda.

8.

Kosugi Yoshi 小杉余子 (1888-1961), haikuísta.

炉に近く猿を舞はすや家の内

Ro ni chikaku / saru o mawasu ya / ie no uchi

Junto al fogón,

un macaco da vueltas.

Dentro de casa.

Ro 炉, traducido aquí por fogón y que se refiere al espacio diseñado dentro de una casa para albergar fuego, es una palabra estacional de invierno.

9.

Nishimoto Itto 西本一都 (1890-1991), poeta, haikuísta y editor.

岩温泉に老猿ばかり深雪晴

Iwa onsen ni / rôzaru bakari / miyukibare

En la terma de roca,

sólo ese mono anciano.

Tras nevar, clarea.

El último verso esta ocupado por la palabra miyukibare 深雪晴, que significa que el cielo se aclara tras una nevada intensa y se trata de una palabra propia del final del invierno.

交尾期の猿面燃えて霏々と雪

Kôbiki no / saru omo moete / hihi to yuki

Arde en el celo

el rostro de los monos.

Nieve incesante.

 

雪のこと交尾のことを寒猿記

Yuki no koto / kôbi no koto o / kan’enki

La nieve y el sexo:

crónicas de los monos

del clima frío.

10.

Ozaki Meidô 尾崎迷堂 (1891-1970), monje de la Escuela de la Terraza Celestial (Tendaishū 天台宗) y haikuísta.

埋火に猿来るとぞ深山寺

Uzumibi ni / saru kuru to zo / miyamadera

Vienen los monos

a las brasas ardientes.

Templo entre cerros.

Uzumibi 埋火, traducido por brasas, es palabra invernal.

 

11.

Ushiro Boseki 右城暮石 (1899-1995), obrero, haikuísta y editor.

動物園寒し両掌でもの食ふ猿

Dôbutsuen / samushi ryôte de / mono kuu saru

En el zoológico,

con sus manos heladas

come algo el mono.

12.

Tonomura Toshiko 殿村莵絲子 (1908-2000), haikuísta discípula de Mizuhara Shūôshi 水原秋桜子 y editora.

悴みて猿の腰かけ向ひ合ひ

Kajikamite / saru no koshikake / mukaiau

El frío entumece.

De cara a mí sentado

aquel macaco.

El verbo kajikamu 悴む, que significa entumecerse por el frío, es una palabra propia del final del inverno.

13.

Ôta Ā 太田嗟 (1921-2016), haikuísta y editor.

島真冬船より投ぐる餌に猿来

Shima mafuyu / fune yori naguru / e ni saru ki

Pleno invierno en la isla.

Vienen monos por comida

que echan desde el barco.

 

寒施行待ちに待ちをりどの猿も

Samu shikô / machi ni machi ori /dono saru mo

También el mono

está espere y espere

a que haga frío.

14.

Hirai Shôbin 平井照敏 (1931-2003), especialista en literatura francesa y haikuísta discípulo de Katô Shūson 加藤楸邨.

三猿の丸目にうかぶ冬の光

Sanzaru no / maru me ni ukabu / fuyu no hikari

Luz invernal

asoma en ojos redondos

de los tres monos.

Los tres monos de los que habla este autor están emparentados con los de Ryôgen (ver primera parte). En los espacios conectados con las escuelas sintoístas del Rey de la Montaña (Sannô Shintô 山王神道) y de la Única Verdad del Rey de la Montaña (Sannô Ichijitsu Shintô 山王一実神道), se volvió usual la representación del trío en el que uno se tapa los ojos, otro las orejas y el último la boca, aludiendo a las tres abstenciones. Dichas escuelas eran emanaciones del budismo de la Terraza Celestial (Tendai 天台). El más famoso de esos conjuntos es el ubicado en el Santuario al Gran Avatar que Resplandece en el Oriente (Tôshôgū 東照宮) de Nikkô, centro principal de la segunda escuela mencionada. Ya que los del poema reflejan la luz invernal, lo que requiere que estén pintados, es posible que se trate de estos.

15.

Yajima Nagisao 矢島渚男 (n. 1935), haikuísta discípulo de Ishida Hakyô 石田波郷 y de Katô Shūson 加藤楸邨.

山枯れて一途に赤し猿の面

Yama karete / ichizu ni akashi /saru no tsura

Se secó el monte.

El rostro de ese mono

de un rojo intenso.

El primer verso está ocupado por el verbo yamakareru 山枯る, que significa que los montes se secan, una palabra estacional de invierno.

16.

Hatanaka Hotaru 畑中とほる (n. 1939), haikuísta y editor.

見張り猿ゐる絶壁の冬の月

Mihari saru / iru zeppeki no / fuyu no tsuki

Luna invernal

del barranco en que un mono

hace la guardia.

17.

Yotsuya Ryū 四ッ谷龍 (n. 1958), haikuísta y editor.

速くはやく笑え樹間を渡る猿

Hayaku hayaku / warae jukan o / wataru saru

Monos que cruzan

de un árbol a otro riendo

rápido, muy rápido.

18.

Hosoya Sadayuki 細谷定行

越冬猿頭脳明晰かもしれぬ

Ettô saru / zunômeiseki / kamoshirenu

Han de ser listos

los monos para el invierno

lograr pasar.

19.

Naka Takuo 中拓夫

いつしんに木を揺する猿雪解谷

Isshin ni / ki o yusuru saru / yukige tani

Un mono agita

el árbol con fervor.

Valle en deshielo.

Yukige 雪解, que literalmente significa «derretimiento de nieve», es una palabra estacional de primavera.

 

20.

Takada Yoneko 高田ヨネ子

山猿の手の届くまで母性愛

Yamazaru no / te no todoku made / boseiai

Los monos del monte

hasta toman sus manos.

Amor materno.

21.

Ashikawa Gen 芦川源

なにか喰む猿の顔じゆうが冬深む

Nani ka hamu / saru no kao jiyū ga / fuyu fukamu

Sé por el rostro

del mono que algo traga,

que el invierno avanza…

Febrero 2022

Macá Tobiano

El Macá Tobiano es una especie de ave zambullidora endémica de lagos y lagunas de la provincia de Santa Cruz. En los últimos censos realizados se estimó que la población rondaría los 800 ejemplares, lo que representa una alerta para proteger esta especie en estado de peligro crítico.

Habita únicamente en esta provincia, en primavera verano migra a los lagos del N.O. los lugares son de difícil acceso.

Utilizan una planta, el vinagrillo, para construir sus nidos, lo arman en las aguas de esos lagos, sólo si las condiciones son toralmente adecuadas…

Durante los meses invernales, al congelarse gran parte de los cuerpos de agua en que habita, atraviesa la estepa patagónica y se desplaza hacia la costa Atlántica de la misma provincia, en los estuarios de los ríos Santa Cruz, Coyle y Gallegos.

Se zambullen

los macá tobiano.

Gaviota cocinera

22 de enero… en las noticias informe de nacimiento de cría de macá tobiano después de cuatro años. Emitido por Programa Patagonia

Gaviotín  sudamericano  (ave migratoria)

El gaviotín sudamericano, en esta parte de la costa se desplaza todos los años a unos pocos kilómetros de distancia. Varía su ubicación. Es colonia integrada por  gran cantidad de  individuos.

Por la  tarde me dirijo al lugar, cerca del paraje La Lobería,  alejado de población humana. Una playa de cantos rodados con acumulación abundante de valvas de almejas, mejillones, restos de bellotas de mar.

Han armado concavidades, el sol directo sobre los polluelos recién nacidos.

En otros nidos solo huevos expuestos al sol.

Algunas crías en nidos armados bajo matas secas que bordean la playa.

Tarde en la playa.
En el nido una cría
junto a un huevo

Viento de mar… 
se filtra por el plumaje 
de un polluelo

Los padres caminan cerca de los nidos

Otros se sumergen en las aguas y cada tanto aparece alguno con un pescado que brilla en su pico.

Se acercan con mucha confianza.

Caminando unos km bordeando el mar dos ostreros con sus cantos…

La marea está baja y allá, lejos, observo un pingüino…

Restinga soleada…
Envuelto por la espuma
un pingüino

Haiku 36

早春 [los comienzos de la primavera] [1]

LA CONMEMORACIÓN DE HÔNEN

36  

なには女や京を寒がる御忌詣

Naniwa me ya kyou o samugaru gyoki moude

Las mujeres de Naniwa
se quejan del frío en Kyoto;
ceremonia de Hônen.

 Desglose:

 なには [Naniwa –actual Osaka-], 女[me: mujer], や [ya: partícula], 京 [kyou: kyoto], を [o: partícula], 寒がる[samugaru: quejarse del frío], 御忌詣 [gyoki moude: memorial, ceremonia o conmemoración de Honen].

Comentario y notas culturales:

 Naniwa es el antiguo nombre de Osaka: aquellas señoras portaban ropas elegantes para la ceremonia, y quizá demasiado ligeras para el clima.

 Hônen Shônin (1133-1212) fue un conocido sacerdote budista. A comienzos de primavera se convirtió pronto en un evento el memorial en honor a este sacerdote, vistiendo las mejores galas (las mujeres, en kimono). Buson nos habla de mujeres de Osaka que se quejan del frío, al vestir manga corta por una cuestión de moda. El adjetivo “samui” -frío-, añade el sufijo garu para formar un verbo propio sobre la acción del frío en las personas. Se realizaron diversas ceremonias para conmemorar su muerte, en el templo Chion’in de Kyoto. Desde Osaka, sus fieles de la corriente budista de la Tierra Pura, viajan en peregrinación hasta Kyoto. El shogunato de Tokugawa, casualmente, pertenecía a esta escuela del budismo, de tal modo que serían muy vistosas las celebraciones. No deja de ser un haiku con tono humorístico.

El clima de Kyoto en la temprana primavera solía ser más frío que en Osaka. En el fondo se compara la cálida, cercana cultura de Osaka, con colores más brillantes frente a la tradición, la cultura más fría, educada y contenida de Kyoto, con colores elegantes y sobrios, sede por entonces de la corte imperial.

Hay varios kigo relacionados con Hônen:

Gyoki no tera 御忌の寺 Templo con un espacio conmemorativo sobre Hônen
Gyoki no kane 御忌の鐘 Tocar la campana por Hônen (véase el siguiente haiku)
Gyoki kosode 御忌小袖  Kimonos festivos para la competición de Hônen

 

En 1524 se emite un edicto imperial para la realización cada año de una ceremonia o conmemoración (solía realizarse a principios de año nuevo, en la fecha de fallecimiento de Hônen (25 de enero), a las puertas de la primavera.

Como en el haiku siguiente, esta ceremonia recibe el nombre de “Gyoki-Daie” y se celebraría entre el 18 y el 25 de enero. A partir de 1877 se lleva a cabo del 18 al 25 de abril.

Durante la ceremonia, se llevan a cabo una ofrenda de flores, un hōjō-e (acto en que se liberan peces, insectos y aves, que simboliza la prohibición del budismo contra los asesinatos) y el canto del nembutsu a la medianoche.

[1] No deja de ser enigmático este subtítulo de “los comienzos, la temprana primavera” al relacionarlo con la conmemoración o ceremonia de Hônen, celebrada antiguamente a finales de enero (un poco antes del comienzo del nuevo año). Quizá se refiera a los últimos días del invierno que anuncian ya la llegada de la primavera, bien derritiendo el hielo del valle o destacando la permanencia del frío, como en los dos haikus siguientes.

febrero 2022

Este mes hablaremos de dos haikus de Bashou referidos al segundo mes del calendario lunar. Ambos aparecen ― uno después del otro― en la crónica viajera de Bashou del año 1687, Oi no kobumi. En esta relata un viaje de seis meses por varias ciudades como Wakanoura, Nara, Osaka, Suma y Kyoto.

Como siempre, comencemos por la inspiración. El siguiente poema está en Sankashuu, antología de poemas de Saigyou. En ella el monje poeta se refiere a las flores.

なにごとのおはしますかは知らねどもかたじけなさに涙こぼるる

nani goto no ohashimasu ka wa shirane domo katajikenasa ni namida koboruru

no sé quién eres, pero, asombrado y agradecido, mis lágrimas se desbordan

Como dije, ambos haikus están juntos en el Oi no kobumi, y si bien es el segundo el que utiliza más claramente el tema del segundo mes lunar, en el nombre antiguo “kisaragi”, los dos quedan enmarcados en la misma estación, primavera, dado que en este, el kigo es 花 hana: flor. Bashou, pues, convierte el tanka de Saigyou en el primer haiku:

何の木の花とはしらず匂哉

nani no ki no hana to wa shirazu nioi kana

no sé de qué árbol es la flor, pero ¡qué aroma!

Y para el segundo se inspira en un pasaje de Senjuushou, que es una colección de cuentos budistas o “bukkyou setsuwa shuu” de principios de la era Kamakura, y que hasta el período Edo fue atribuida a Saigyou, pero cuyos estudios posteriores han establecido que fue redactada por encargo a una persona desconocida en una fecha posterior. En ella se dice que cuando Saigyou visita el Santuario de Ise recibe la indicación de abandonar su egoísmo, quitarse la ropa que vestía y dársela a un mendigo. Bashou toma esta anécdota y compone el segundo de los haikus:

裸にはまだ衣更着の嵐哉

hadaka ni wa mada kisaragi no arashi kana

desnudo aún no, tormenta del segundo mes

Es interesante notar que una de las formas de escribir el nombre del segundo mes lunar, Kisaragi, y que es la que Bashou usa en su poema, está compuesta por tres kanjis: 衣 ki: ropas; 更 sara: más y más; y 着 gi o ki: vestirse. Por lo tanto, podría traducirse como “vestir más ropa”, algo muy propio para un mes aun invernal.

Enero 2020

 

Enero, inicia con fuertes vientos típicos en primavera-verano.

Las temperaturas son muy elevadas, no habituales en esta parte de la Patagonia…

Hoy amanece en el pueblito azul, con un aire marino que lo recorre, con su frescura.  A las 5 am claridad total y la embriagante melodía de los pájaros del amanecer: zorzal, golondrinas, jilgueritos  y como  no puede faltar el bullicio de las aves marinas que llegan y se expanden: gaviotas, gaviotines, petreles…

y raya el alba

cuando el bostezo

ilumina su mirada

quietud inmensa

se mete por los resquicios

lentamente el fulgor

de su canto la atrapa

sus ojos recorren

el espacio

como cada mañana

él acude a la cita

esa que no acordó

pero ahí está

y de a poco

por sus venas

se suma el placer!

Así transcurre el día

y cuando cae la tarde

Llega y se despide

Con el frío en su plumaje

el último canto

hasta mañana

zorzal patagónico

 

Transcurre la  mañana, el nublado, el sol, el olor del mar, el olor de tierra seca.

Ha cambiado…

 Con una brisa suave  sigo el sendero sinuoso de la estepa marcado por el paso de caminantes.

El aroma característico de la vegetación del lugar se une con el de algas provenientes del mar que rodea el paisaje.

Un chingolo con su canto me acompaña saltando entre algarrobillos, duraznillo, malaspinas, molles, zampas y otras plantas que  crecen junto a la senda.

Llegando al pie de este cerro otros olores, otros colores, mutisias que resplandecen amarillos; y… otros ruidos

Desde el matorral…

la voz de un pájaro

también, de crías

Mutisia

Voy por un nuevo ascenso entre matas achaparradas y pedregal.

Un tomillo rosa me regala la belleza de sus flores dispuestas entre espinas y tallos agrisados.

Llego a la meseta y  descubro unas plantas a ras del suelo que ocupan la mayor parte de esa extensión, con pequeñas flores blancas y otras cuyas hojas, diminutas,  se tornan rojizas

Por la meseta,

la brisa del ocaso

entre tomillos

Siento  entusiasmo  por el hallazgo que me deleita  con ese olor que se expande por todo el espacio.

De repente  un bullicio muy fuerte, al levantar la vista,  el ave que amenaza con vuelo en picado.  Levanto los brazos y tapo mi cara. Parece venirse encima…

Siento alivio al ver que desvía su vuelo hacia otra loma.

Olor a tomillo –

Desciende chillando

un halcón

¿Quizás tiene su nido?

Desde la cima un tanto lejos  se ve el mar, es momento de comenzar a descender pero en esta ocasión lo hago por otra parte del cerro. No hay marcas de sendas.

Un nuevo día. Al escuchar las noticias: fuertes nevadas se registran al sur y hacia la cordillera en esta provincia, Santa Cruz. Es verano!!!

Las crónicas de los monos de nieve. Primera parte

Deseo que tengan un feliz inicio de año y que termine siendo mejor que el anterior. Para comenzar con una buena lectura, he preparado un conjunto de traducciones de poemas sobre macacos japoneses (Macaca fuscata). Estos animales son una presencia constante a lo largo del año en algunos lugares de Japón, sin un periodo de celo bien definido y con vocalizaciones constantes, además de un rango de actividades que varía con las estaciones. Son la especie de primate, si no se incluye a la nuestra, que habita más al norte, lo que los expone a climas fríos y nieve durante parte del año. Se hicieron conocidos fuera de Japón por imágenes del Valle del Infierno (Jigokudani 地獄谷), en la prefectura de Nagano, donde se sumergen en aguas termales durante el invierno, pero también han sido estudiadas las costumbres de algunos grupos de lavar la comida antes de consumirla. Entre la gran cantidad de haikus sobre estos animales, seleccioné casi exclusivamente invernales para estar en armonía con esta temporada en el hemisferio norte. Sin embargo, en cuanto a tanka 短歌 y kanshi 漢詩, no logré encontrar ninguno que se situara en ese periodo del año, por lo que elegí los que consideré más relevantes, siendo la mayoría de otoño o sin asociación estacional.

El nombre más común en japonés para estos animales es saru さる, pero también existen mashi まし y mashira ましら, todos escribibles con el sinograma 猿, además de masaru 真猿, que podría interpretarse como monos genuinos, y yaen 野猿, monos silvestres. Ninguno de estos apelativos se vincula con alguna estación específica y existen haikus sobre monos de cualquier momento del año. Un nombre que sí es considerado como palabra estacional de invierno es kan’en 寒猿, que significa monos del frío, pese a que aparece en un kanshi otoñal del príncipe Motohira 具平 (964-1009). Sin duda, la conexión con el invierno se estableció debido a que es la estación caracterizada por el frío (samu, kan 寒).

Una de las asociaciones más comunes que tienen en la poesía clásica es con la melancolía. Esto se debe, por una parte, como con el resto de los animales, a que el verbo que expresa la emisión de sonido, naku 鳴く o 啼く, es homófono con llorar, naku 泣く. En este caso, ese efecto se intensifica por la similitud de sus vocalizaciones con las de nuestra especie. No obstante, con los monos, también influyó el poema chino incluido al final del tercer apartado, que conecta sus gritos (ch: jiào; sakebi 叫) con un pathos de la madrugada. Por otra parte, los macacos han tenido una gran importancia religiosa en Japón, observable en el culto a deidades como el Indestructible de Rostro Azul (Shômen Kongô 青面金剛), cuyas ceremonias se realizaban en días marcados por el signo del mono (kôshin 庚申), o el Avatar Rey de la Montaña (Sannô Gongen 山王権現), cuyos mensajeros eran estos animales, etc. El grupo de los tres (sanzaru 三猿), cuyo sentido se explica en la cuarta entrada y que se conectó estrechamente con los dioses arriba mencionados, es el ejemplo más representativo por su presencia en muchos lugares.

1.

Ôtomo no Tabito 大伴旅人 (665-731), político y militar. Es el poema número 344 de la Antología de la miríada de hojas (Man’yôshū 万葉集; c. 759).

痛醜賢良乎為跡酒不飲人乎熟見者猿二鴨似

あな醜賢しらをすと酒飲まぬ人をよく見ば猿にかも似む

Ana miniku / sakashira o su to / sake nomanu / hito o yoku miba / saru ni kamo nimu

¡Pero qué feo!

Cuando se está de fiesta,

el que no bebe

puede parecer mono

si se lo mira bien.

2.

El Emperador de Saga 嵯峨 (786-842), poeta sinófilo, promotor del budismo tántrico, uno de los grandes calígrafos de su época y quien comisionó las primeras tres antologías imperiales. Éste es el poema número 11 de la Antología que sobrepasa las nubes (Ryôunshū 凌雲集; 814) y tiene el título «Paso las noches en la parada de Kayô y extraño la ciudad capital» (Héyáng yì jīng sù yǒu huái jīng yì 河陽驛經宿有懷京邑).

河陽亭子經數宿     月夜松風惱旅人

Héyáng Tíngzi jīng shù sù / Yuèyè sōngfēng nǎo lǚrén

雖聽山猿助客叫     誰能不憶帝京春

suī tīng shānyuán zhù kè jiào / shuí néng bù yì dìjīng chūn

En el Pabellón de Kayô, hemos pasado varias vísperas;

en noches de luna, el viento entre los pinos aflige a estos viajeros.

Aunque oigo a los monos de los montes que me acompañan con sus gritos,

¿quién puede no extrañar la capital imperial en primavera?

3.

Ôshikôshi no Mitsune 凡河内躬恒 (859-925), gobernador de provincias, poeta y uno de los compiladores de la Antología de la poesía japonesa antigua y moderna (Kokinwakashū 古今和歌集; 905). Éste es el poema número 1067 de esa colección, compuesto durante una visita del emperador monje de Uda 宇多 al río que corre entre Arashiyama y Nagaoka.

わびしらにましらな鳴きそあしひきの山のかひある今日にやあらなむ

Wabishira ni / mashira na naki so / ashibiki no / yama no kai aru / kyô ni ya aranamu

No chillen, monos,

desoladoramente.

Parece que hoy

no habrá ningún barranco

en el monte de arduo acceso.

 

En este poema, kai かひ funciona como palabra pivote (kakekotoba 掛詞) al remitir a dos términos homófonos: kai 峡, que significa barranco o quebrada, y kai 甲斐, que quiere decir efecto, función, valor o uso. El primer sentido se refuerza por las otras palabras del mismo campo semántico (engo 縁語): el monte (yama 山), «arduo acceso» (ashibiki あしひき) y el mono (mashira ましら), todas las cuales remiten al paisaje de la zona. El segundo cobra relevancia ante la petición de evitar entristecer el día y la explicación en prosa que nos sitúa en el contexto de una salida festiva. Por esta razón, los últimos tres versos podrían traducirse como: «Hoy no parece / que vaya a haber motivo / en el monte de arduo acceso». Ambas interpretaciones complementarias remiten a un poema de Xiè Guān 謝観 que ya sólo se conserva en la Antología de poemas japoneses y chinos para cantar (Wakan rôeishū 和漢朗詠集; c. 1013), con el número 454, que dice:

瑤臺霜滿 一聲之玄鶴唳天

Yáo tái shuāng mǎn / yī shēng zhī xuán hè lì tiān

巴峽秋深      五夜之哀猿叫月

Bāxiá qiū shēn / wǔ yè zhī āi yuán jiào yuè

El pabellón enjoyado, lleno de escarcha;

las grullas negras lloran al unísono hacia el cielo.

En el Barranco de Bā, el otoño se profundiza;

en la tristeza de la madrugada, los monos aúllan a la luna».

4.

Ryôgen 良源 (912-985), nombrado el Gran Maestro de la Compasión (Jie Daishi 慈恵大師), décimo octavo patriarca de la Escuela de la Terraza Celestial (Tendaishū 天台宗), abad y restaurador del Templo de Enryaku (Enryakuji 延暦寺). Éstos son los «Poemas de los siete monos» (Shichienka 七猿歌), ofrendados al Avatar Rey de la Montaña o Sannô Gongen 山王権現, deidad guardiana de su monasterio.

つらつらとうき世の中を思うにはまじらざるこそまさるなりけれ

Tsuratsura to / ukiyo no naka o / omou ni wa / majirazaru koso / masaru narikere

Si consideras

este mundo flotante

con gran cuidado,

no te harás parte de él

y serás todo un mono.

見聞かでもいわでもかなわざるものをうき世の中にもまじるならいは

Mikikademo / iwademo kanawa / zaru mono o / ukiyo no naka ni mo / majiru naranai wa

Aunque no digas,

aunque no veas ni oigas,

no se hará real

si no evitas mezclarte

con el mundo flotante.

つれもなくいとわざるこそうかりけれ定めなき世を夢と見ながら

Tsuremonaku / itowazaru koso / ukarikere / sadamenaki yo o / yume to minagara

Sin tener vínculo,

no habrá resentimiento

y pasarás

este mundo flotante

como si fuera un sueño

何事も見ればこそげにむつかしや見ざるにまさることはあらじな

Nanigoto mo / mireba koso geni / mutsukashi ya / mizaru ni masaru / koto wa araji na

Es muy difícil

si se ve alguna cosa.

Sólo al no ver

se vuelve muy seguro

que serás todo un mono.

きけばこそ望みもおこれはらもたて聞かざるぞけにまさるなりけり

Kikeba koso / nozomi mo okore / hara mo tate / kikazaru keni / masaru narikeri

Al escuchar,

nacen las esperanzas

y la intención.

Al no oír, por milagro,

todo un mono serás.

こころにはなにわのことを思うとも人のあしきにはいわざるぞよき

Kokoro ni wa / Naniwa no koto o / omou to mo / hito no ashiki ni wa / iwazaru zo yoki

Aunque pensaras

en cosas de Naniwa

en tu corazón,

sería mejor que no hables

de la maldad humana.

見ず聞かずいわざる三つのさるよりも思わざるこそまさるなりけり

Mizu kikazu / iwazaru mitsu no / saru yori mo / omowazaru koso / masaru narikeri

Más que los tres monos

que no ven, que no escuchan

y que no dicen,

por no pensar en ello

todo un mono serás.

La expresión «mundo flotante» (ukiyo うき世) se refiere al ciclo de nacimientos y muertes en este mundo ilusorio de sufrimiento. Es decir, se trata de una traducción del sánscrito saṃsāra (vagancia). Se puede escribir con dos mezclas distintas de sinogramas: 憂世, que enfatiza el malestar, y 浮世, que resalta la transitoriedad. En este sentido, las recomendaciones del poema van dirigidas a evitar el apego a esta realidad y la aflicción que conlleva. Como se puede extraer del poema que menciona a la ciudad portuaria de Naniwa, lo principal es no inmiscuirse en los males que nos rodean, pues eso nos ataría a ellos.

Las tres abstenciones mencionadas son: no mirar (mizaru 見ざる), no escuchar (kikazaru 聞かざる) y no decir (iwazaru いわざる), lo que implica no actuar deliberadamente ni en la atención a esos fenómenos fugaces ni en el discurso sobre ellos. De ese modo, uno viviría espontáneamente recibiendo las cosas como llegan, sin encadenarse a nada, de forma incondicionada (ch: wúwéi zìrán; j: mui shizen 無為自然). El juego está en que cada amonestación incluye el verbo auxiliar de negación zaru ざる, el cual suena como mono, saru さる o zaru ざる (cuando es antecedido por algún modificador). Por eso, en el último poema se habla de los tres monos (mitsu no saru 三つのさる), que son las tres omisiones. Además, masaru まさる es una palabra pivote (kakekotoba 掛詞) que remite por un lado a un macaco japonés (masaru 真猿) y, por otro, a ser excelente o superarse (masaru 勝る), por eso, fue traducido por “ser todo un mono”. Dominar la vía, desde la perspectiva de Ryôgen, es vivir como uno de los monos que sirven a la deidad Rey de la Montaña, sin intenciones, sin bien ni mal, sin apegos ni resentimientos, entre los cambios del medio en los que no mantienen la atención. Debido a esas homofonías, los monos están presentes en todos los poemas, aunque no lo parezca en la traducción y, en el último, donde se habla de los tres, aparecen tres veces.

5.

Sakanoue no Korenori 坂上是則 (d. 930), funcionario y poeta. Éste es el poema número 425 de la Nueva antología seleccionada para cantar (Shinsenrôeishū 新撰朗詠; c. 1135)

秋山のかひにみかへり鳴く声を夜深く聞きて袖ぞぬれぬる

Aki yama no / kai ni mikaeri / naku koe o / yobukaku kikite / sode zo nurenuru

Si oigo a altas horas

al voltear al barranco

voces que chillan

entre montes otoñales,

he de mojar mis mangas.

Aunque este poema no nombra a los monos, hace claras referencias al poema de Xiè Guān, por lo que se entiende que las voces de las que habla son de esos animales.

6.

Minamoto no Tadafusa 源忠房 (siglo XII). Éste es el poema número 698 de Las secuencias de cien poemas del cuarto año de la era Eikyū (Eikyū yonen hyakushu 永久四年百首; 1117).

みたひてふこゑたにきけはよそひとにものおもひまさるねをそなくなる

Mitai chô / koe tani kikeba / yoso hito ni / monoomoi masaru / ne o so naku naru

De otra persona

la voz que oigo en el valle

parece ser.

Es el ruido que emite

un mono que cavila.

La expresión «naku naru» なくなる con que termina el poema se entiende en el contexto como emitir sonido o chillar (naku 鳴く), sobre todo por la partícula o を que nos indica la transitividad del verbo. Sin embargo, suena a desaparecer (nakunaru 無くなる) o morir (nakunaru 亡くなる), lo que refuerza la tristeza de la escena.

7.

La dama de Higo 肥後 (siglo XII), también llamada de Hitachi 常陸, poetisa y servidora de la corte del Emperador Retirado del Claustro del Río Blanco (Shirakawa-in 白河院). Éste es el poema número 700 de Las secuencias de cien poemas del cuarto año de la era Eikyū (Eikyū yonen hyakushu 永久四年百首).

あしひきのやまへにあそふこのはさるおもふこころそありてなくなる

Ashibiki no / yama e ni asobu / kono hasaru / omou kokoro so / arite naku naru

Aquellos monos

que juegan en el monte

de ardua subida

se lamentan al tener

un corazón que siente.

La palabra que traduje como corazón, kokoro こころ, además de referirse al centro de los afectos, significa mente, es decir, donde se realizan los procesos cognitivos. Por lo tanto, no implica ningún órgano específico. De la misma forma, el verbo omou おもふ conlleva el sentimiento, pero también el pensamiento. Ella afirma que los macacos comparten esos rasgos con los humanos, lo que nos hace muy parecidos. Por otra parte, el último verso, en el que aparece otra vez la expresión «naku naru» なくなる, puede entenderse no como una consecuencia (sienten o piensan, entonces chillan), sino como una ineluctable sucesión (sienten o piensan, después mueren). Este cogito invertido exacerba la apreciación de la fugacidad (mujôkan 無常感) al hacernos ver que, como ellos, vamos a desaparecer con todo nuestro intelecto y sensibilidad. Como resultado, los juegos efímeros de los monos en un mundo que provoca chillidos/llanto remiten a la «Parábola de la casa en llamas» (Katakuyu 火宅喩) del Sutra del Loto.

8.

Daishin 大進, dama de compañía de la residencia de la Sexta Avenida en tiempos del emperador del Claustro de Toba 鳥羽. Éste es el poema 701 de Las secuencias de cien poemas del cuarto año de la era Eikyū (Eikyū yonen hyakushu 永久四年百首; 1117).

さらぬたにおいてはもののかなしきにゆふへのましらこゑなきかせそ

Saranu tani / oite wa mono no / kanashiki ni / yūbe no mashira / koe na kikase so

Deja ese valle

sin visitar, no me hagas

oír la voz

del mono en el crepúsculo

con su melancolía.

Este poema, más que los dos anteriores aquí presentados de la misma secuencia, muestra el arraigo de las imágenes de Xiè Guān y de Ôshikôshi no Mitsune. En el poema de Daishin, la quebrada ha sido sustituida por un valle, pero el aullido de los monos ya está ligado a la melancolía nocturna. Esta poetisa enfatiza la sensibilidad de esos animales, ya que son capaces de percibir la tristeza de las cosas (mono no kanashiki もののかなしき), algo ligado a su impermanencia.

9.

Dōgen 道元 (1200-1253), monje fundador de la escuela budista Sōtō 曹洞 (ch: Cáodòng) en Japón, filósofo y poeta. Éste es el segundo de los “Cinco poemas sobre el Sutra del Loto” (Dai Hokkekyō goshu iwaku 題法華経五首云く).

渓の響き峰に鳴猿妙妙に只此経を説くとこそ聞け

Tani no hibiki / mine ni naku saru / taedae ni / tada kono kyō wo / toku to koso kike

Eco en el valle,

en la cumbre, aúllan monos

muy débilmente:

escúchalos predicar

justo así este sutra.

En contraste con los poemas de Ryôgen, el de Dôgen invita a contemplar el mundo de los fenómenos a nuestro alrededor, la única realidad que existe. Ahí se encuentra la misma sabiduría que en el texto más importante del budismo japonés, por lo que los sonidos de los monos que reverberan tenuemente en el valle son como una predica a la que hay que poner atención. Los ecos, usualmente signos de lo derivativo, condicionado y carente de sustancia, aquí transmiten esa verdad. En consecuencia, ¿no es la doctrina budista de la misma naturaleza que esos sonidos replicados? Desde su perspectiva, estar despierto (satoru 悟る) es vivir en el presente tal cual se nos presenta, algo que todos podemos lograr, pese a recaer por momentos en otros estados mentales, transitorios como todo lo que existe. Así, la revelación suprema de Śākyamuni de que todos podíamos ser budas, incluso si pasábamos por los infiernos, se cumple cotidianamente al estar en concordancia con el mundo.

10.

Yamaguchi Sodô 山口素堂 (1642-1716), empleado del gobierno militar, poeta de haikai y de tanka discípulo de Kitamura Kigin 北村季吟, calígrafo y practicante de la ceremonia del té.

炭がまや猿も朽葉も松の雪

Sumigama ya / saru mo kuchiba mo / matsu no yuki

Ah, la carbonera:

con monos y hojarasca,

nieve en los pinos.

Hay tres palabras estacionales de invierno en este poema: sumigama 炭がま, traducido por carbonera, que nombra un horno temporal de madera y adobe utilizado para producir carbón; kuchiba 朽葉, que traduje como hojarasca, pero que implica su proceso de desintegración después de acumularse al final del otoño; y yuki 雪, nieve.

11.

Takarai Kikaku 宝井其角 (1661-1707), uno de los diez discípulos principales de Bashô en torno al que se formó el gremio de haikai de Edo.

炭竃の蓋をひらけば猿の声

Sumigama no / futa o hirageba / saru no koe

Al remover

tapa de la carbonera,

voces de monos.

12.

Shiba Sonome 斯波園女 (1664-1726), poetisa de haikai discípula de Bashô, crítica y oftalmóloga.

この猿はやしろ久しき時雨かな

Kono saru wa / yashiro hisashiki / shigure kana

¿Está ese mono

por la llovizna continua

en el santuario?

Shigure 時雨, que nombra a las lloviznas intermitentes que caen en el archipiélago a finales de noviembre, es una palabra estacional del inicio del invierno, que comenzaba por el 8 de ese mes en el calendario lunar vigente hasta la era Meiji.

13.

Yosa Buson 与謝蕪村 (1716-1784), poeta de haikai y pintor.

猿どのゝ夜寒訪ゆく兎かな

Saru-dono no / yozamu toiyuku / usagi kana

¿Visita al conejo

en esta fría noche

el señor mono?

このむらの人は猿也冬木だち

Kono mura no / hito wa saru nari / fuyugidachi

Macacos son

la gente de esta aldea:

árboles que hibernan.

Fuyugi o fuyuki 冬木, que significa literalmente árboles de invierno, hace referencia a los caducifolios durante ese periodo en el que han quedado sin hojas. Las ramas desnudas son la imagen característica de esas plantas que hibernan, aquí habitadas por monos.

14.

Bakusui 麦水 (1718-1783), poeta de haikai, ajedrecista, practicante de la ceremonia del té y anticuario.

霜多き山路になりぬ猿の声

Shimo ôki / yamaji ni narinu / saru no koe

Las sendas del monte

se cubrieron de escarcha.

Voces de monos.

La escarcha, aunque puede presentarse desde el otoño, como en el poema chino de Xiè Guān, es una palabra estacional de invierno.

15.

Masaoka Shiki 正岡子規 (1867-1902), reformador de la poesía japonesa, haikuísta y editor.

世の人はさかしらをすと酒飲みぬあれは柿くひて猿にかも似る

Yo no hito wa / sakashira o su to / sake nominu / are wa kaki kuite / saru ni kamo niru

Para la gente

cuando estamos de fiesta,

yo que no bebo

puedo parecer mono

al comerme algún caqui.

Este tanka de Shiki retoma y se apropia del poema de Ôtomo no Tabito, producido más de un milenio antes, pero que había sido olvidado frente al prestigio de la poesía china. El caqui (kaki 柿) da frutos a mediados del otoño, por lo que es una palabra de esa estación.

Haiku 35

梅遠近南すべく北すべく

Ume ochi kochi minami subeku kita subeku

Ciruelos aquí y allí-
debo ir al sur,
debo ir al norte…

 

Desglose:

 梅 ume: ciruelo,

遠近 ochi-kochi: aquí y allí, por todas partes,

南 minami: sur,

べく beku: deber,

北 kita: norte.

 

Comentario y notas culturales:

Haiku con estrofa 6-6-5 (ume ochi kochi/ minami subeku/ kita subeku).

Es un haiku muy sonoro: ochi-kochi y subeku-subeku.

La obligación, la necesidad de desplazarse tanto al sur como al norte para contemplar el nacimiento de la primavera con la floración de los ciruelos, sus flores blancas por todas partes.

Diciembre 2021

CONSTRUIR

En todo el monte
Solo una luz.
Tarde de otoño.

DECONSTRUIR

En el curso de un paseo, a esa hora crepuscular en que las líneas pierden definición y los colores se vuelven grises, en la Cabeza del Oso, una elevación de 1.100 metros situada en las primeras estribaciones de la Sierra de Gredos cuando se llega del sur,  el monte que cobija mi casa de El Real de San Vicente, me fijé en la luz. Era de una casa. No había otra casa iluminada, aunque fuera débilmente, en la ladera del monte.

   A mi alrededor, sombras y cercanía de la noche en el paisaje desolado del otoño.

Frío, soledad. Y el tiempo detenido.