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Noviembre 2020

CONSTRUIR

Aguas mansas
En bahía  violeta.
Tarde de otoño.

 

DECONSTRUIR

Se me ocurrieron estos versos hace tres o cuatro días desde uno de los puentes que salvan el río Tajo en Talavera de la Reina. A la hora del crepúsculo. Voy a acompañar la fotografía correspondiente.

En fin,  llamar “bahía” al modesto remanso de un río es atrevido, pero la osadía de la dicción es una de las herramientas que no le deben faltar al haijin si aspira a elevar a cotas altas su arte.

    El gran poeta mexicano Octavio Paz tiene un verso parecido en su magnífica versión de un tanka de Ono no Komachi, la poetisa del siglo IX más relevante para muchos de toda la Era Heian. Dice así su versión:

Tan fuerte

es mi deseo

que vuelvo al revés mi camisa:

Bahía violeta de la noche.

El poema original de Komachi, al lado de mi versión publicada en El pájaro y la flor, dice así:

 

Ito semete                                  Cuando de amores

Koishiki toki                              tanto peno, en la noche

Ubatama no                              como azabache

Yoru no koromo wo                lo espero con la ropa

Kaeshite zo kiru                       al revés extendida.

 

Puede ayudar a enmarcar este poema escrito en la remota Era Hean saber que, entre las muchas supersticiones de aquella sociedad cortesana, estaba la de creer que dormir con alguna prenda de ropa al revés ayudaba a ver en sueños a la persona amada.

Ono no Komachi es famosa por el tono apasionado, intenso y directo de su poesía, en oposición al arte poético contenido, rígidamente codificado y oblicuo a fuerza de elegante de la poesía, sobre todo la escrita por hombres, que predominará en el siglo siguiente en Japón, el siglo X, anunciado por la antología Kokinshū.

   En mi próxima entrega hablaré más de la “violeta” en la poesía clásica japonesa y de las inimaginables osadías de poetas y traductores.

PALABRAS PARA LO INEXPRESABLE

  Parece contradictorio que lo inexpresable pueda manifestarse mediante palabras.  Más bien cabría decir que ante situaciones altamente sorpresivas, el ser humano reacciona mediante exclamaciones –a veces ambiguas- como “¡Vaya, vaya!”, “¡Qué cosa!”, etc.

  Algo así le sucedería a Teishitsu (1609?-1673), contemporáneo de Bashoo –aunque mayor que este- al contemplar la floración de los cerezos montunos de Yoshino.  Plasmó su inspiración en estos versos:

kore wa kore wa
to bakari hana no
yoshino yama

 “¡Esto es algo!” –me digo,
al contemplar en flor
cerezos de Yoshino-.

   El primer verso japonés consta de seis sílabas, resultando pues el esquema métrico del haiku: 6-7-5 sílabas.  Una traducción palabra por palabra sonaría aproximadamente así:

Vaya, vaya (a la letra, “esto, esto”):  exclamación

así simplemente: adverbios / (exclamo al ver) en flor (los) cerezos

(del) monte Yoshino

 

    Los cerezos de Yoshino gozan tradicionalmente de gran fama por su belleza,  hasta el presente.  Tal sería asimismo la situación en el siglo XVII japonés.

  Mi traducción española consta de tres versos heptasílabos, preservando así el ritmo.

    Soy consciente de que “¡Esto es algo!” es una exclamación que resulta ser ambigua, pues lo mismo puede uno decirla si le han robado el sillín de la bici, o bien al contemplar el cuadro velazqueño de Las Meninas.  En mi caso presente, el contexto sugiere un sentido laudatorio.

  El verbo “contemplar” -o “ver”- me parece importante incluirlo en la traducción, por razones de claridad.  Análogo razonamiento me ha llevado a la inclusión del verbo “decir” con su complemento reflexivo –“me digo”.  La versión inglesa de Blyth también aporta verbos, como podemos comprobar:

  “Well, well” / was all I could say / at the cherry blossoms of Yoshino.

    Ahí apreciamos los verbos “was”, “could” (auxiliar) y “say”.  Con todo, el texto japonés carece de verbos, pues se sobreentienden.

Volvamos a leer la traducción española que he presentado, y espero resulte satisfactoria.

HAIKU 20

うめ折て皺手にかこつ薫かな

ume orite shiwade ni kakotsu kaori kana

la flor del ciruelo;

mi arrugada mano conserva

el aroma.

 

Comentario y notas culturales:

 La flor del ciruelo, la vida, en la ya envejecida mano del haijin que parece renacer, florecer con el aroma. Según el profesor Shimizu, el haijin ha roto una rama del ciruelo y tiene en sus manos capullos de flores frescas.

La influencia del poeta y pintor chino Wang Wei (dinastía Tang) está presente en la obra de Buson, a modo de reflejo. Se aprecia en el paralelismo de algunos poemas, como el siguiente:

“Veo que el ciruelo de invierno ha brotado

y escucho a los pájaros cantando nuevamente.

Estoy enfermo, veo las hierbas primaverales

y me aterra que puedan crecer hasta mi puerta”.

 

A.- 梅が香の 立ちのぼりてや月の暈 

Ume ga ka no tachinoborite ya tsuki no kasa

 

El aroma del ciruelo

asciende;

el halo de la luna.

Haiku 19. Ciruelos en flor

CIRUELOS EN FLOR

[Siguen 17 haikus sobre el ciruelo en flor, lo cual demuestra su importancia para los japoneses. En primavera, su flor es la primera que florece, en muchos haikus aparece el nombre de ume (ciruelo), pero en realidad se refiere a su blanca flor, originaria de China e introducida en tierras niponas durante el periodo Nara (710-784). sin embargo, tras el periodo Heian (794-1192) el primer puesto lo ocupará la flor del cerezo (sakura)].

草菴 –retiro a una cabaña o choza/ retiro en la hierba-

 

19

二もとの梅に遲速を愛す哉

futamoto no ume ni chisoku o aisu kana

Los dos ciruelos,
amo su floración:
primero uno, después el otro.

 Las flores del ciruelo, blancas, florecen de una a una a diferencia de las flores del cerezo (a la vez). Según Blyth (Spring, 301), este haiku bebe su fuente de Yasutane: “en el este y el oeste los cultivos de sauce florecen antes y después, no a la vez. El sur y el norte también son diferentes, en el florecimiento y en la caída de las flores del ciruelo”.

 La sensibilidad aguda de Buson le permite observar la distinta floración de dos ciruelos próximos. Es el viento, la inclinación, la luz, la humedad, aquellos elementos de los ciclos naturales, con sus propias leyes al margen del ser humano, que a menudo no son percibidos. El ritmo de cada ser en la naturaleza es diferente, único. Sobre la palabra “chisoku”, Blyth recuerda su origen chino: “lento-rápido”, unido por la forma de amar, que apenas cambia en japonés. Hay un intento, de nuevo, por aunar la cultura china y japonesa en la obra de Buson.

Las flores del ciruelo también pueden ser rojas, como señala nuestro haijin:

紅梅や入日の襲う松かしは

kôbai ya irihi no osou matsu kashiwa

Los ciruelos rojos;
avanza la puesta de sol
entre pinos y robles *.

* Como señala Rodríguez-Izquierdo (El haiku japonés, p. 312) Kôbai es el término a partir de la lectura china de los caracteres. Hay que destacar también la variedad cromática en la paleta de Buson: dos rojos, el del ciruelo y el ardiente sol en su ocaso, con sus distintos y perceptibles matices.

紅梅の落花燃らむ馬の糞
Kôbai no rakka moyuramu uma no fun

Las flores rojas del ciruelo
caen ardientemente;
el excremento del caballo*.

* Las flores rojas parecen arder, se sobreentiende que caen sobre el excremento del caballo. La fragancia del pétalo y de la podredumbre del animal se fusionan, se mezclan. Tanto olores como materias, formas y sus variedades cromáticas.

Haiku 18

出る杭をうたうとしたりや柳かな

deru kuhi o utau to shitari ya yanagi kana

Golpeando la pila de madera
que sobresale;
el sauce llorón.

 Un conocido proverbio japonés dice:  出る釘は打たれる [se clava el clavo/ el poste que sobresale; la persona que sobresale es castigada] y su variante:  出る釘は打たれる [los árboles altos atrapan mucho viento; las personas que sobresalen en algo se disgustan].

Buson parece golpear una pila de madera, un poste o un tocón de un árbol. Cuando se desecha una parte del material, el sauce en poco tiempo estirará las raíces y las ramas. Aquí coincide el trabajo manual con la madera (de un sauce) y la visión del mismo árbol, quizá lozano, frondoso y resplandeciente. La madera del ser y la madera del no ser.

Tanto Shiki como Naito Naoyuki- 1847 a 1926- (en la revista Hototogisu, ほととぎす発行所 明治33-34年) consideraron que se trataba, precisamente, de una pila de sauces.

Sobre esta cuestión Buson también escribe:

 

柳 から 日 の くれかかる 野路 かな

 Yanagi kara hi no kurekakaru nomichi kana

  A partir del sauce
comienza a ponerse el sol,
el camino del campo *.

 

 * La sombra del sauce se alarga por todas partes, se ennegrece su tronco y el día acaba. Un atardecer que se vislumbra a partir de aquel árbol.

Versos para esto días

El 18 de marzo de 2020, con el confinamiento, comencé a publicar en Facebook cada día un poema japonés, generalmente haiku, esperando que nos ayudara a pasar aquellos días. Al poco de comenzar la publicación y tratarse de clásicos japoneses, me di cuenta de que sería bueno que fuesen escritos también en kanji y en romaji, así como cuando disponía de la información, el nombre del traductor/a. Con el fin del confinamiento, finalizó la serie. Hay muchos comentarios en Facebook muy interesantes, más que los del compilador, pero impsible recoger todo aquí. Todo se puede consultar en Facebook. A continuación, aquí compilados y con pésima maquetación, aquellos versos y sus comentarios.

 – – VERSOS PARA ESTOS DIAS

JULIO 2020

CONSTRUIR

 Entre la tierra

la cabeza de un ajo.

El mundo gira.

 

DECONSTRUIR

 «Entre san Juan y san Pedro, saca tus ajos del huerto».  Tal vez por eso, anteayer, que era 28 de junio (san Juan es el 24 y san Pedro, el 29), pasé un rato a primera hora de la mañana sacando, de la ya dura tierra de mi pequeño huerto familiar, los ajos que en cuatro o cinco surcos había sembrado seis meses antes, allá, a final del diciembre pasado.

   Mientras lo hacía, con cuidado para no lastimar las cabezas de los emergentes ajos con el borde cortante del azada, pensaba varias cosas y sentía muchas. Un amasijo de pensamientos y sensaciones: el sabor hiriente del ajo restregado en una tostada de pan, la generosidad de la tierra por darnos sus frutos, la inutilidad del esfuerzo humano, la indiferencia con que la Tierra gira a pesar del acre gusto de este humilde producto,  a pesar de nuestras labores y ambiciones, la maravillosa sencillez con que los dientes se disponen en la cabeza del ajo, la complicidad juguetona de las hierbas que crecían entre los tallos marchitos de los ajos, la búsqueda afanosa entre la tierra de los dientes perdidos de alguna cabeza, la intensa felicidad del momento en las primeras horas del día, la suavidad del aire fresco de la mañana, etc.

   Tantas y tan variadas sensaciones e ideas que hallaron plasmación en esos tres versos.

   La cabeza del ajo, terrosa, negruzca y sucia, que oculta acritudes palatales y promete guisos sorprendentes, fue para mí metáfora del planeta Tierra, obsesionado con su mecánico girar alrededor del Sol, planeta maltratado y generoso que nos da y nos quita todo en este breve rato que es la vida. Entremedias, tiempo para sostener una azada y hurgar en su superficie en busca de una ilusión: la cabeza de un ajo. La-ca-be-za-deun-a-jo, siete sílabas, siete dientes de intenso sabor con los cuales, entre la tierra y el cielo, componer un suspirillo de uniones. Componer un torpe haiku.

   Incumplí mi promesa de hablar hoy de las ideas sobre haikus de la gran Akiko Yosano. Los ajos tienen la culpa.

Información fresca a los amigos del Rincón del Haiku:

 Este 7 de julio, día de la bonita fiesta de Tanabata, daré una charla online (inscripción gratuita, en www.veranoculturaljapon.es organizado por la Embajada japonesa en Madrid) sobre “Escritoras japonesas contemporáneas”.  Entre estas, brilla la voz de Tawara Machi, una poetisa cuyo libro “Aniversario de la ensalada” (editorial Verbum), publicado no hace muchos años en Japón causó sensación por la frescura y espontaneidad de sus waka-tanka. Algunos críticos han comparado la revolución de esta poeta en el mundo del viejo waka, con la que hizo Masaoka Shiki en el mundo de haikai-haiku a final del siglo XIX.

  He aquí una muestra del librito de Machi:

Después de que me dijera

«no me puedo

casar contigo».

aquí estoy,

Desayunando como siempre.

El ajo es el amor, es el “tú”: acre, oloroso, intenso;
pero el desayuno es la Tierra que gira, como siempre.

 

HAIKU 17

青柳や芹生の里のせりの中

aoyagi ya seryuu no sato no seri no naka

Un sauce frondoso
rodeado de perejil
en el pueblo de Seryo.

 Es un poema que, según la mentalidad japonesa, se percibe de la siguiente forma: el sauce frondoso…. y se continúa en el final: en medio, rodeado, en…después una concatenación de relaciones con la partícula “no”: de perejil del pueblo de Seryo. Un poema colorido: el verde del sauce y el verde del perejil, de un pueblo que recibe el mismo nombre. Seryou es el antiguo nombre de la parte oeste de Ohara, al norte al norte de Kyoto. Este haiku contrasta con un waka del afamado bonzo y poeta Saigyō (1118-1190):

El perejil japonés (Oenanthe javanica) es una de las siete hierbas de la primavera. Crece en un suelo húmedo y se comen la raíz y las hojas (es la única variedad de Oenanthe comestible). En el perejil, hierba salvaje, brota una pequeña flor blanca durante la estación. Quizá Buson nos hable de dos variedades cromáticas, dada su faceta de pintor: el blanco del sauce y el blanco del perejil, por un lado; por otra parte, el verde de la hierba y del árbol.

Actualmente, el 7 de enero se celebra el Festival de las Siete Hierbas (七草の節句 nanakusa no sekku); el plato gastronómico por excelencia es el okayu, un tipo de arroz , que se consume para protegerse de los demonios, favorecer la longevidad y la buena suerte. Las siete hierbas son: perejil japonés (seri), jaramago blanco, borriza, pamplina, lampsana, nabo y rábano.

 Es llamativo el contraste con este otro poema de Buson:

 

柳ちり清水かれ石ところどころ

 yanagi chiri shimizu kareishi tokorodokoro

 El sauce desnudo-
la corriente seca,
las piedras por todas partes. *

 * Destaca la onomatopeya “tokorodokoro” (aquí y allí). Durante sus viajes al norte de Edo (1742-1751), Buson compuso en Ashino (un pueblo cercano a Utsunomiya) este poema. Él vio allí un viejo sauce reconocido por la literatura (un waka de Saigyô y un haiku de Bashô).

 En 1689 Bashô visitó este lugar y escribió:

 

田一枚植ゑて立去る柳かな

ta ichimai uete tachisaru yanagi kana

En todo el campo plantan arroz;
antes de separarme
el sauce.

 Es evidente que el haiku de Buson es pesimista y refleja, en palabras de Ueda (The Path, p. 17) su punto de vista negativo sobre la poesía contemporánea y el marco cultural de su época; se hallaba desolado sin hombres cercanos a la altura de Bashô y Saigyô.