GOLONDRINAS/AVIONES/VENCEJOS

GOLONDRINAS/AVIONES/VENCEJOS

Ellas me traen la noche
de sus alas, cortan
la tarta de la luz en perfectas fracciones
cada vez más pequeñas,
cada vez
más deprisa, hasta el punto
culminante
en que su vuelo no se ve
porque es mucho más veloz que la mirada.

 Eduardo Fraile (Balada de las golondrinas)

 

Frente al mar, cuántas veces he visto el vuelo de golondrinas que vienen de las dunas, coquetean con las olas y regresan de nuevo a la caza de insectos cuando el calor aprieta y el olor de la sal se hace uno con el viento. Se las ve llegar del Sur, de su invernada en África siguiendo la línea de costa, de una en una, en hilera interminable al inicio de la Primavera.

 

Reflejos en el agua.

Una detrás de otra

las golondrinas.

 Jorge Alberto Giallorenzi

 

Aviones, golondrinas, vencejos, pequeñas aves migratorias de grandes similitudes que sin embargo pertenecen a familias diferentes (Golondrinas y aviones: hirundínidos, vencejos: apódidos). Con la llegada del verano no hay cielo sobre pueblos o ciudades que no se vea cubierto por sus bandadas. Sus cantos, en el caso de aviones y golondrinas, o gritos agudos en el caso de los vencejos, durante los ágiles vuelos circulares, perduran hasta que la oscuridad deja todo en silencio.

 

Nubes plomizas,

chillidos de vencejos

en torno al huerto.

 Elías Dávila

 

De madrugada

cruza la casa un canto

de golondrinas 

Susana Benet

 

Apenas luz,

y aún los chirridos

de los vencejos

Rafael Castillo Morales

Las tres son aves migratorias, viajeros increíbles que pueden recorrer miles de kilómetros sin posarse para descansar. En el caso de los vencejos, todo su ciclo vital se desarrolla en pleno vuelo, bajando solo a tierra para criar. Cuando un volandero abandona el nido es posible que pase en el aire los dos años siguientes, alimentándose y durmiendo sin necesidad de posarse.

 

luz matinal…

el vuelo trepidante

de los vencejos

 Xaro Ortolá

 

Garganta del diablo*

tras el arco iris

vencejos en picada

 Alicia Céspedes

*Salto principal de las Cataratas de Iguazú.

 

Desde las tradiciones europeas hasta las orientales, un nido de golondrina en casa se ha considerado un feliz augurio. Según una antigua leyenda española, las golondrinas son aves sagradas pues se dice quitaron con sus picos las espinas de la corona de Jesucristo, de ahí que tengan el pecho rojo. Exploradores y marinos las vieron siempre como aviso de la proximidad de lugares propicios para la vida, pues sus nidos requieren la presencia de barro, por ello de agua dulce.

 

  

Media mañana,

vuelan a ras del agua

las golondrinas.

 Verónica Aranda

 

Crían en entornos humanizados, y pese a la enorme ingesta de insectos, salvaguardando de plagas huertos, pueblos y ciudades, los nidos suelen ser destruidos, aunque exista protección por parte de las distintas legislaciones.

 

Nubes de lluvia.

Un bando de vencejos

sobre las viñas

 M. Ángeles Millán (Hikari)

 

Patio encalado

la sombra del vuelo

de los vencejos

 Encarna Ortiz (Encarna)

 

Un cielo azul…

 las golondrinas rehúyen

de la cometa

 Manuel Díez Orzas

 

En 2004 se calculó que había cerca de 30 millones de golondrinas en España. Desde entonces se pierden al año un millón de ejemplares. El uso de pesticidas, el abandono rural y los nuevos modos de construcción en los que se deja poco espacio para sus nidos, pueden ser las causas de su declive, también del de aviones y vencejos, estos últimos, ya especie catalogada de vulnerable.

 

Cruza un vencejo

El viento entre las plumas

del cañaveral.

M. Ángeles Millán (Hikari)

 

al mirar atrás

con otro brillo

el vuelo de los vencejos

 Félix Arce (momiji)

 

Ojalá podamos seguir recitando con la certeza que G.A. Bécquer lo hacía:

Volverán las oscuras golondrinas…

 

O, tal vez, como Eduardo Fraile en su libro Balada de las golondrinas:

 

Sé que me veis y me reconocéis 

cada nuevo verano, y sé que me esperáis 

y que guardáis memoria 

de quienes fuimos, aunque ya seáis otras 

y nosotros tampoco seamos los mismos … 

 

 

 

Plaza antigua

mientras suena el violín

las golondrinas

M. Ángeles Millán (Hikari)

 

Ascienden…descienden

los vencejos.

El olor de los tilos.

M. Ángeles Millán (Hikari)

 

 

machi-zora no tsubakurame nomi ataroshi ya

 

En la aldehuela

solo las golondrinas

parecen nuevas

Kusatao

 

 

Rumor del mar.

El bando de vencejos

emigra hacia el sur.

 Pilar Carmona (Piluca)