Archivo de la etiqueta: Haikus

Tercera parte. El templo de las ranas.

Rana en meditación en el estanque de las ranas dedicado a Issa.

En Japón es común relacionar la posición natural de la rana con la posición sentada del practicante de meditación. Las ranas son figuras ligadas a la abundancia de vida que llega con el verano y la lluvia, y también suelen caricaturizar el mundo humano, por lo que están ligadas al júbilo y el humor. El humor es una de las características más notables de los poemas de Issa, y en sus mejores poemas el humor da paso a captar la profundidad del instante en el que dos vidas se cruzan.

 

おれとしてにちみくらする蛙哉

Ore toshite nichimikura suru kawazu kana

Como yo, juegas
a mirarme fijamente
eh, ranita.

En este haiku lo primero que vemos es un juego cómico, ya que la palabra michikura refiere al juego infantil de mirarse fijamente a los ojos sin apartar la vista. Se trata de un juego entre iguales, Issa mira a la rana y la rana mira a Issa, y en ese momento algo profundo está sucediendo. Nos presenta un encuentro con el otro que está fuera de la mirada antropocéntrica: este haiku no capta la mirada de Issa, ni la mirada de la rana, sino el justo instante en el que el cruce de miradas se vuelve conciencia de dos individuos sentados en silencio y que se han percatado del juego de su meditación. En ese instante, en el que se conectan, Issa entiende de qué se trata, y entendiendo el instante que los ha reunido le contesta cariñosamente a su compañero. Si ocurre una iluminación o satori, éste nace en un momento en el que nos damos cuenta que en el mundo natural fluye lo meditativo: la empatía con el vecino es una manera de abrazar el aquí y ahora.

 

やせ蛙負けるな一茶これにあり
Yasegaeru makeruna Issa kore ni ari

Ranitita
¡No pierdas!
Issa está aquí.

Es curioso imaginar a dos ranas haciendo sumo, pero la instantánea de los movimientos de dos ranas encimándose, estirándose y peleando entre sí forma parte de un largo imaginario visual en el que las proezas de ranas y sapos se representan como realizando este tipo de lucha. Issa cuenta que escribió este poema después de ver a las dos ranas llevando a cabo el enfrentamiento.

La clave de este haiku está en varias notas. La primera es enfocarse en sólo una de las ranas que está peleando, es decir, en la rana más pequeñita y débil,que está enfrentándose a una mayor. El poeta parece decir que esta ranitita se encuentra en el punto decisivo de la contienda. La segunda es la presencia de la voz humana, no para interrumpir el duelo, sino para alentar el esfuerzo del débil. Así, el aliento se convierte en la presencia del poeta, Issa, que en un arrebato se expone completamente en el haiku, mostrándonos la simpatía de su corazón, sincero y capaz de romper con todo estilo.

Este poema está ligado al lugar en donde Issa lo compuso, en los alrededores del templo Entenji, un templo de periodo Heian que por entonces se encontraba a las afueras de Tokio en la aldea de Rokugatsu. En 1962 se erigió una estela con este haiku. Este tipo de estelas son comunes en Japón y reciben el nombre general de kuhi (句碑). Los kuhi japoneses son un fenómeno interesante pues entretejen un paisaje (el del lugar donde se erigen) con la profundidad del poema, y también con la vida del poeta, pues se asume que el poeta haya pasado por ese lugar, donde compuso el haiku. Así los kuhi se convierten en una especie de reliquia del sentimiento poético de un lugar.
                          El estanque de las ranas con la estela del poema (kuhi句碑) al fondo

Junto con la estela el templo decidió crear la ambientación del poema utilizando el estanque y el jardín del templo. Así, el estanque que da a la estela se ha llenado con esculturas de ranas sentadas, algunas más haciendo meditación, y en su centro una escultura de las ranas contendiendo. Cuando se fundó esta reliquia poética, los vecinos en colaboración con las autoridades del templo decidieron organizar un festival de Issa (Issa matsuri) para recordar al autor y generar un espacio para las artes en la comunidad.

El Issa matsuri, en el distrito de Takenotzuka, se lleva a cabo cada año el día 19 de noviembre, que es la fecha del aniversario de la muerte del poeta. En este evento se oficia una ceremonia budista. También se realiza una reunión de escritura de haikus en que cual se escogen los mejores haikus de participantes de las escuelas primarias y secundarias de Japón. El festival incluye una presentación musical y el famoso kaeru sumō que es un duelo de sumo con participantes disfrazados de ranas que dramatizan el famoso haiku.

El Dharma ecológico y la poesía

 David Lanoue, uno de los traductores más prolíficos de los haikus de Issa, dice: “Long before the ecological movement, Issa was a green poet” (Mucho antes de que hubiera el movimiento ecológico, Issa ya era un poeta verde), subrayando así que su poética anticipa la visión de la llamada ecología profunda. El comentario de Inoue ilustra una tendencia a la lectura en clave ecopoética del mundo del haiku, que viene motivada por la urgencia de conservar o enverdecer nuestros vecindarios y orientar nuestra propia cultura hacia el cuidado y conciencia ecológica. La clave ecopoética no sólo altera la comprensión literaria anterior del haiku, sino también la comprensión ecológica anterior, pues comprueba que cualquier horizonte ecológico descansa en una visión del mundo entrelazada a la comprensión del corazón y el sentimiento espiritual.

Hasta aquí he seguido la ecopoética del satoyama de Issa para transmitir al lector cierta cotidianidad, cierta atención que pervive en el mundo japonés y que abona de manera notable su repertorio ecológico y cultural, aunque ese mismo satoyama se encuentra severamente amenazado de extinción en muchas zonas de Japón. Como he tratado de mostrar aquí, la visión del haijin hunde sus raíces en la compasión y en una facilidad para ver en términos humanos la vida de los otros seres vivos que nos permite delinear algunas de las cualidades ecológicas de la raíz budista y animista japonesa, de su dharma (enseñanza) ecológico. Además, su popularidad da testimonio de que la identidad ecológica japonesa, identidad compleja y que incluye a una larga lista de desastres ecológicos, como el desastre químico de Minamata o el nuclear de Fukushima, todavía mantiene una reserva de enseñanzas sabias en la sensibilidad religiosa y en el lenguaje poético.

Desde ese dharma ecológico Issa representa, lo que un amigo poeta anuncia como “un poeta del mutualismo en el contexto de la vida samsárica”[i]. Su poética delinea con ternura y belleza, y también con la precisión de la mirada científica, nuestra coexistencia conectada a la tierra. El lugar de esta conexión es el paisaje del satoyama, un tejido vecinal del Japón que está marcado por la geografía, la vida comunitaria y seres vivos diversos. Así, la vida que nos rodea, aunque sea pequeña y humilde, nunca es una vida mecánica, ciega o torpe. La vida de los otros seres vivos cantada o captada en los poemas nos enseña la verdad y la belleza que no es aparente a primera, ni a segunda vista. En aprender a ver esa verdad está implícita una práctica, y virtud del ser humano en el espacio de la atención, la fe y el corazón. Esta es una las virtudes de su poesía en la educación ecológico-espiritual japonesa, y su poética es todavía un sustrato, un abono cultural al que los japoneses pueden acudir para volver a escuchar la vida que palpita en aquello que merece nuestro respeto y cuidado

Comprender que miramos al mundo desde un lugar con el corazón y no desde el vacío de una racionalidad homogénea tiene serias connotaciones en el debate ecológico actual. Pues el paisaje del satoyama en Japón, como en muchos otros paisajes similares en el mundo, sufre el constante avance de una visión meramente lucrativa y antropocéntrica que destruye las relaciones y silencia las voces. Por ello leer, componer y sentir el haiku es un recuerdo constante de la belleza espiritual del ser humano que aún es capaz de cantarle a su vecindario y a sus seres vivos. La visión poética del satoyama de Issa es útil para modelar la identidad ecológica, no desde una globalidad planetaria (que parece no arraigar), sino teniendo por suelo un horizonte vivo siempre cercano y palpable.

Si buscamos construir una nueva ecología desde una posible asamblea de visiones y maneras de habitar el mundo, tendremos que abrirnos a las otras participaciones de la poesía. Es decir, a invitarnos a practicar la poesía más allá de una participación literaria, como un canal de comunicación entre el ser humano y su vecindario. Como dijeron los antiguos poetas mexicanos, un lugar de encuentro entre hablas que da sentido a nuestras vidas y las otras vidas. Ese encuentro, se convierte entonces en la poesía en testimonio de la verdad que solo puede ser depositada en la sabiduría de la palabra poética. El haiku, con sus siglos de profundidad, no es ajeno a esta participación.

Finalmente, quiero decir que traducir con el ojo en la ecopoética y con el corazón en la senda espiritual, abre las posibilidades de enriquecernos y de adoptar lo mejor de otras culturas, así como de encontrar puentes naturales entre visiones sabias y conectadas al campo y la tierra. La participación de la poesía, los poetas y los paisajes japoneses en este escenario de urgencia ecológica nos enriquece. Algunos intelectuales como Bruno Latour, Viveiros de Castro o los zapatistas también convocan a ensayar una nueva asamblea cosmopolítica, pues hemos caído en cuenta de que no hay un solo mundo factual, sino una pluralidad de mundos y por lo tanto diversas cualidades de lo que llamamos el entretejido ecológico. Podemos, y hay una opción política en decir que en el mundo del haiku hay un dharma ecológico, tal como en los ikaros de la Amazonía o en las poéticas de la milpa de México se encuentran también enseñanzas ecológicas del mundo. Cada uno de acuerdo a sus maneras, pero también abiertos a dialogar.

La opción al diálogo, que comienza con la escucha atenta, nos insiste en decir que una visión ecológica sorda a la poesía, las artes y la religión no solo es una señal de torpeza cultural, sino que en la práctica se vuelve incapaz de transformar de raíz a las culturas sumidas en los hondos deseos egoístas del consumo desmedido. La enseñanza de los sabios-poetas de otras épocas y regiones es agua que cura ese problema, pues ha nacido del corazón desnudo del ser humano frente a lo que vive y siente como él o ella. Dicho de otra manera, la poesía es una herramienta que trabaja allí donde no alcanza el dato científico. De nosotros depende hacerla parte de nuestro camino, si no espiritual, por lo menos educativo, hacia una ecología integral.              El sumo de las ranas (kaeru sumō) en el festival de Issa en el templo Entenji,
                                                                           noviembre de 2019 .

 

Yaxkin Melchy Yupari
Universidad de Tsukuba

 

Obras citadas y consultadas.

AITKEN. Robert. The Mind of Clover. Essays in Zen Buddhist Ethics [La mente del trébol. Ensayos en ética budista zen], San Francisco, EUA: North Point Press, 1984.

DUN, R.R. “Poetic Entomology: Insects in Japanese Haiku” [Entomología poética: Los insectos en los haikus japoneses], American Entomologist, Summer (2000). p.70-72.

ENTENJI. Entenji (página en línea del templo Entenji) 『幡勝山成就院炎天寺』
http://www.entenji.com (consultado en octubre de 2019).

HAN, Lingji & WATANUKI, Toyoaki.“Kobayashi Issa no mushi no ku ni miru sakuhin sekai ―ka, nomi, hae wo megutte―” [Los haikus de insectos en las obras de Kobayashi Issa], en Toshokan jōhō media kenkyū 10-2 (2012), p. 18-28. 「小林一茶の虫の句にみる作品世界. ―蚊,蚤,蠅をめぐって― 」『図書館情報メディア研究』 第10巻2号、19~28頁、2012年。

FAVARON, Pedro. El Camino. 2019. (libro inédito).

HAYA, Vicente. Haiku-dō. El haiku como camino espiritual. Colaboración de Akiko Yamada. España: Kairós, 2007.

HAYA, Vicente. “Mosquito” Archivado en El alma del haiku: Issa, Clásico, haiku de lo sagrado (página en línea) entrada de 10.10.11 | 12:00.
http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php/2011/10/10/lo-que-esta-es-sagrado (consultado a principios de 2019).

HAYA, Vicente. “Una entrevista a Vicente Haya” en Haijin (página en línea) viernes, 20 de enero de 2017. https://destellosdehaijin.blogspot.com/2017/01/una-entrevista-vicente-haya.html (consultado en octubre de 2019).

ISSA Kobayashi. The Year of My Life. [El año de mi vida] Trad. Nobuyuki Yuasa, EUA: University of California Press, 1960.

ISSA, Kobayashi, Ora ga haru, [La primavera de mi vida] Versión de Sachiko Iwabuchi, en Japanese Text Initiative (página en línea), EUA: University of Virginia Library. http://jti.lib.virginia.edu/japanese/issa/KobOrag.html (consultado el 31 de octubre de 2016).

ISSA, Kobayashi. Inch by inch. 45 haiku by ISSA [Pulgada a pulgada. 45 haikus de Issa], Albuquerque, USA: La Alameda Press, 1999.

ISSA, Kobayashi. The Spring of My Life: And Selected Haiku. [La primavera de mi vida y haikus selectos] Trad. Sam Hamill, Boston, EUA:Shambhala, 1997.

LANOUE. David. G. Issa and the Meaning of Animals: A Buddhist Poet’s Perspective. [Issa y el significado de los animales: desde la perspectiva de un poeta budista], Louisiana, EUA: HaikuGuy.com, 2014.

LANOUE. David. Haiku of Kobayashi Issa en HaikuGuy.com (página en línea)
http://haikuguy.com/issa/index.html (consultado en julio-septiembre de 2019).

LEVINSON, Edward. Whisper of the Land. Visions of Japan. [Susurros de la tierra. Visiones de Japón] Kioto, Japón: Fine Line Press, 2014.

SHIRANE, Haruo. Japan and the culture of the four seasons [Japón y la cultura de las cuatro estaciones], EUA: Columbia University Press, 2012.

TSUKUBA DAIGAKU FUZOKU CHŌKAKU TOKUBETSU-SHIENGAKKŌ. [Un estudiante de segundo grado de secundaria obtuvo una excelencia en el concurso nacional de haiku para estudiantes de primaria y secundaria del Festival de Issa].「中学部2年生生徒が、一茶まつり全国小中学生俳句大会で秀逸をいただきました」(página en línea) http://www.deaf-s.tsukuba.ac.jp/topics2015/tyuu20151201.htm (consultado en noviembre, 2019).

 

Notas.

[i] De mi conversación con el poeta y ecocrítico Andrés González Berríos sobre este ensayo.

ISSA Y EL DINAMISMO EXPRESIVO

Hk.fb20.for

   En el idioma japonés suele distinguirse entre “onomatopeya” –que se aplica a palabras o locuciones dotadas de un efecto sonoro-, y lo que podríamos llamar “dinamismo expresivo” –aplicable a palabras o frases que se refieren a otros aspectos no sonoros, pero sí dinámicos, de las palabras-. El fenómeno sonoro se llama se llama “gion”, y la palabra portadora del mismo se llama “gion-go”. El mero dinamismo expresivo se llama “gitai”, y la palabra que lo comporta se dice “gitai-go”.

   En Japón se editan diccionarios monográficos de gion-go y gitai-go, y yo tengo uno entre mis libros.

   En nuestra lengua, hablamos de onomatopeya, pero acaso no tengamos tan claro lo del dinamismo expresivo, como fenómeno comparable.

   Sin embargo, dicho dualismo existe también en español; y es –por ejemplo- la diferencia entre “el chisporroteo de una vela” (onomatopeya) y “el vaivén de los recuerdos” (dinamismo expresivo).

   En mi diccionario japonés mencionado, encuentro un artículo a página entera dedicado a Issa, y concretamente a este haiku suyo: “mumasoo na / yuki ga fuuwari / fuwari kana” (ver icono).

   Este haiku cuenta 17 sílabas (5/7/5) en su pauta métrica. Lo traduzco así:

 

  Rompe a caer

una hermosa nevada:

copitos, copos…

 

El artículo que estudia este haiku japonés resalta el hecho de que la frase “dinámico-expresiva” “fuuwari fuwari” (que significa algo así como ‘suavemente, quedamente’ –no olvidemos que la nieve suele ser silenciosa- representa una alteración de cantidad silábica de la frase japonesa “yuki ga fuwari fuwari to ochite kita” ‘la nieve empezó a caer suave, suave…’. Y, según el articulista, Issa convirtió la frase repetitiva “fuwari fuwari” en “fuuwari fuwari” –con alargamiento de la vocal “u” en su primer miembro; y así consigue romper la monotonía de repetir “fuwari” sin cambios en su longitud vocálica. Es aproximadamente como si dijéramos en español “suaave, suave”. (En mi versión traduzco tal variación de longitud léxica, mediante las palabras diferenciadas de mi tercer verso: “copitos, copos…” ).

El artículo citado no habla de la métrica que se supone como habitual del haiku: 5/7/5 sílabas. Pero es cierto que Issa, añadiendo una sílaba en el primer “fuwari > fuuwari” al final del segundo verso , consigue cumplir la pauta métrica habitual, de la que él suele ser concienzudo cumplidor. Pues efectivamente, una vocal larga cuenta como dos sílabas en la prosodia japonesa..

Paso a explicar las palabras:

mumasoo na: equivale a “umashi”, un antiguo adjetivo sinónimo de “utsukuhii” ‘hermoso, precioso’.

yuki: nieve, nevada.

ga: posposición gramatical que marca como sujeto al nombre precedente.

fuuwari fuwari: locución adverbial. Según lo antedicho equivale a ‘suaave, suavemente…’

kana: kireji (o palabra de cesura) para marcar el cierre del poema.

   Mediante una sencilla estampa silenciosa, Issa nos hace ver la nieve irrumpiendo gradualmente sobre nosotros –espectadores-, con esa riqueza diferenciada en intensidad de sensación: “suaave, suave…” / “copitos, copos…”

 

                                                        Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala Universidad de Sevilla.

marzo 2020

CONSTRUIR

 

La talanquera.

De líquenes vestida

Ya nadie la abre.

 

DESTRUIR

Acompaño este haiku con foto de este humilde objeto –la talanquera– que todavía perdura bravamente en los alrededores del pueblo donde vivo. Es una puerta rústica y tosca hecha de palos de enebro que da acceso a los huertos o pequeñas propiedades agrícolas. La flanquean piedras y la corona un tosco tejadillo de paja, tejas, como en este caso, o una lancha. Su anchura permitía el paso de una caballería, pero, eso, sí, sin caballero pues su altura no daba para más. La foto la saqué en el paseo de ayer tarde. Por desgracia ya no se hacen nuevas talanqueras. Cuando se deterioran por el paso del tiempo, son sustituidas por feas puertas de hierro o, en algunos, casos, por abyectos somieres viejos.

Los etimologistas no se ponen de acuerdo sobre el origen de esta hermosa palabra. «Talanquera». Algunos dicen que mozárabe? Celta, dicen otros haciéndola derivar de «tranca». Pero lo que deseaba destacar es su desoladora y lastimosa belleza. Con mucho sabi dirían los que conocen la estética japonesa. Sin darme cuenta he contrastado, por un lado, el encanto que resalta el discreto color de los líquenes amarillentos, apenas perceptibles en la fotografía, aferrados a la madera de sus palos horizontales (también a sus viejas tejas), y, por otro, el abandono a que está sometida ella y la tierra a que da acceso ya que «nadie la abre» desde hace mucho tiempo.

Otra variación de este haiku, que deseché a favor del primero, es:

 

Nadie la abre.

Del huerto abandonada,

La talanquera.

 

Me gusta de esta variante la ambigüedad que presenta: ¿es el huerto quien mantiene abandonada a la talanquera o es el hortelano que ya no la abre? Aunque la palabra «huerto» es sugerente, la de «líquenes» me ha parecido más expresiva, inesperada, rica por su cromatismo. Esta riqueza acentúa mejor la humildad de la rústica puerta, ¿no?

Segunda parte. La enseñanza de una larva de mosquito.

En Japón se ha escrito de los insectos desde los primeros poemas que fueron recopilados en la antigua antología del Manyōshū, donde los insectos ocupan el segundo lugar en cantidad de menciones, sólo detrás de los pájaros. Insectos y pájaros comparten en la poética estacional japonesa un lugar protagónico debido a sus cantos. En Japón, especialmente entre mayo y octubre, aparece en el paisaje sonoro una gran cantidad de sonidos de insectos. Sus nombres a veces corresponden a las onomatopeyas de sus cantos, por ejemplo tsuku-tsuku-boshi es el nombre una especie de cigarra y min-min-zemi es el nombre de otra.

Dentro de la poesía clásica japonesa el canto de los insectos generalmente anuncia la llegada, entrada o salida de una estación, y refiere a un sentimiento particular que corresponde con el del poeta. Además, la breve vida de los insectos representa lo transitorio y efímero de la vida humana. Las relaciones de observación y atención al mundo de los insectos se han desarrollado fuertemente en la historia de la cultura japonesa, en la pintura, en las ciencias naturales, entre ellas la entomología y los clubes escolares, y la tradición del haiku.

Aunque los insectos son una parte importante de la tradición poética japonesa, Issa sobresale como un poeta que puso especial atención a ese mundo. Según las estadísticas de Han y Watanuki de la Universidad de Tsukuba, el haijin de Nagano compuso alrededor de 1,695 haikus de insectos.[i] En los primeros lugares encontramos: mariposas (299 haikus), luciérnagas (246), mosquitos (165), grillos (113), pulgas (106) y moscas (97). La lista de insectos incluye 49 especies, entre ellas algunas populares como las abejas, tábanos, mantis, libélulas y hormigas, y otras menos populares como las hormigas voladoras, el pececillo de plata (insecto del papel) y las larvas de mosquito. En esta categoría también se suelen incluir otros animales rastreros, como sanguijuelas, lombrices, caracoles y serpientes. La mayor parte de estos poemas los escribió después de los 40 años, en diarios como el Séptimo diario de viaje (Shichiban nikki七番日記), escrito entre los 48 y 56 años.

La visión de Issa hacia los insectos es una mirada que capta sus modos de vida sutiles y también les atribuye cualidades humanas (antropomorfización). Así, crea un mundo de penetrante mirada en la cual, la vida de los pequeños seres es análoga al drama humano. Hacia ese drama extiende su voluntad de diálogo, es decir que parece dirigir la palabra a estos animales y expresarles su sentimiento de identificación, de simpatía y de solidaridad.

Se ha debatido sobre las razones del porqué Issa se identificaba con estos animales pequeños. Según algunos estudiosos japoneses la razón principal es porque tenía un fuerte un sentimiento de abandono y de estado de indefensión, que lo identificaba con la debilidad de estos seres. Desde esta lectura psicologista se dice que Issa, quien vivió en la pobreza y rodeado de prematuras pérdidas familiares, proyectaba los rasgos de su propia vida en la vida de estos seres. Sin embargo, esta visión ya ha sido cuestionada pues no alcanza a explicar la variedad y profundidad de su microcosmos poético. Desde nuestra comprensión del satoyama, hay que decir que Issa es primeramente un gran observador de la vida que ocurre alrededor de su casa y en los lugares por los que camina. En segundo lugar, que la mirada campesina, acostumbrada a pasar más tiempo en contacto con la tierra, se sorprende con lo parecido que pueden ser las vidas de los seres vivos sin importar su aspecto o dimensión.

La visión de Issa incluye la curiosidad por la diversidad y especificidad de la vida que hay en la mirada del biólogo, y se extiende hacia el territorio espiritual, pues no se agota en presentar a estos seres como animales cuyos comportamientos responden a instintos como comer, procrear o morir. Su visión identifica en los insectos acciones muy particulares como gozar el alimento, acompañarse en la soledad, temer a la muerte, contemplar la lejanía de una montaña, sentir el ascenso a una cumbre o extasiarse en la transformación en algo nuevo. No hay duda de que Issa ve el mundo vivo como un solo tejido espiritual, el del samsara, en el cual todos los seres vivos, sin importar sus escalas, se encuentran conectados por el mismo drama del sufrimiento y por una misma luz en la compasión. En términos budistas, extiende a la poesía de los animales el precepto compasivo de no matar con el pensamiento, es decir, que ninguna vida, aunque sea la vida que yo quito, me sea indiferente.

A continuación presentaré algunos de sus poemas de insectos: lo haré tratando de ir de los más grandes a los más pequeños y finalizaré con un comentario sobre un haiku a propósito de la vida de una larva de mosquito (en japonés bōfura [孑孑]).

 

 

Cigarra

 

鳴ながら蝉の登るやぬり柱

naki nagara semi no noboru ya nuri-bashira

Mientras escala
el poste barnizado
va cantando la cigarra.

 

Chapulín (Saltamontes)

 

枯々の野辺に恋するいなご哉

kare-gare no nobe ni koi suru inago kana

Haciendo el amor
en el monte seco
los chapulines.

 

Caracol

 

かたつむり そろそろ登れ 富士の山
Katatsumuri sorosoro nobore Fuji no yama

Caracolito,
paso a pasito, subiendo
el monte Fuji.

Araña

 

隅の蜘案じな煤はとらぬぞよ

sumi no kumo anjina susu wa toranu zo yo

Arañas del rincón,
no se preocupen.
No barreré sus casas.

 

La mosca

 

やれ打つな蠅が手をすり足をすり

Yare utsuna hae ga te wo suri ashi wo suri

No aplastes a la mosca
que está pidiendo perdón
frotando sus patitas.

 

Cuatro haikus de la larva de mosquito

 

けふの日も棒ふり虫と暮にけり

kefu no hi mo bôfuri mushi to kure ni keri

Junto a las larvas
de los mosquitos, también
hoy está atardeciendo.

 

けふの日も棒ふり虫よ翌も又

Kefu no hi mo bôfurimushi yo su mo mata

 Hoy también,
oh, larva de mosquito,

y mañana también.

 

ぼうふりも御経の拍子とりにけり

bôfuri mo okyô no hyôshi tori ni keri

 También las larvas
de mosquito, siguen el ritmo
del noble Sutra.

 

ぼうふりが天上するぞ三ケの月

bôfuri ga tenjô suru zo mika no tsuki

¡Vuelas al cielo!
larva de mosquito.
Luna creciente.

 

En japonés, al igual que en castellano, algunos insectos reciben distintos nombres según las etapas de sus vidas que están marcadas por asombrosas metamorfosis. Esta distinción se encuentra en la palabra para mosquito, que se dice ka (蚊), y larva de mosquito, que se dice bōfura (孑孑). En este último haiku la visión del poeta penetra en el mundo de la transformación (la metamorfosis) de una larva de mosquito. La imagen podría ser la de una larva en una cubeta de agua entrevista en la noche. La larva con sus movimientos parece que asciende enérgicamente, porque dentro de su mundo de agua quizá ya sueña que asciende con un par de alas a la luz de la luna que se refleja en la superficie. Además el delgadísimo filo de esta luna creciente (que en japonés expresa la idea de una luna creciente de apenas tres días) señala el comienzo de una nueva vida también para la larva.

Lo maravilloso de este haiku es que la íntima relación entre una larva de mosquito y la Luna es algo que rebasa las escalas de la comprensión científica. Sin embargo, es fácil entenderlo desde la poesía, pues en el mundo de la transformación de la larva de mosquito las fases de su vida se corresponden con las fases de la vida del satélite, y es en esa relación, que anula las escalas, a donde ha penetrado la visión del poeta. El ascenso de una larva de mosquito que vuela en una charca se vuelve un baile íntimo con el rayo lunar que acaricia la superficie del agua convirtiéndola en la puerta al cielo. El milagro poético es que este sentimiento profundo corresponde con la transformación de los seres vivos, y aquí lo pequeño nos revela un tesoro de la verdad de la vida.

Issa, al concentrarse en algo tan pequeño y desatendido por el ojo humano como una larva de mosquito, nos da una respuesta a la pregunta de hasta dónde puede llegar a fortalecerse o debilitarse las conexiones entre diferentes actores: animales, astros y seres humanos. Su mensaje ecológico de la interdependencia supera la mera imagen del «Planeta Tierra», pues se trata de un mundo en el cual el lazo ecológico que conecta los astros y los insectos es la profundidad del corazón de todo lo vivo. El horizonte es el hogar, paisaje en el que aprendemos cada día lo que somos capaz de ver y sentir. El hogar, el vecindario poético, es el entretejido de nuestras propias experiencias con la vida. La atención a la vida desde la conciencia de que se vive en un mundo de relaciones es otra manera de describir la poética del campo, del satoyama.

[i] Como referencia Bashō compuso 31 haikus en los que aparecen insectos. Las estadísticas sobre los insectos en la obra de Issa se encuentran en el artículo de Lingji Han y Toyoaki Watanuki titulado “The Phrase about insects in Haiku of Issa Kobayashi’s Works” [en japonés]. También hay un artículo introductorio al tema de los insectos en el haiku japonés [en inglés] de R.R. Dunn, titulado Poetic Entomology: Insects in Japanese Haiku.

 

Haiku 12

うぐひすの啼くやちいさき口明て

uguisu no naku ya chiisaki kuchi aite

 

El llanto del ruiseñor-

su pequeña boca

abierta.

 

Aunque naku presenta las dos acepciones, aquí “cantar” no parece la respuesta más adecuada. El canto del ruiseñor es un tópico, una costumbre; sin embargo, el hecho de que llame, reclame atención, grite o llore forma parte de un acontecimiento especial, y Buson observa cómo, en ese gesto, el ruiseñor mantiene su pequeña boca abierta.

A nivel del kanji, es interesante destacar cómo el haijin emplea el término “ugüisu” en hiragana, para introducir “く” que es una muestra visual de la propia acción (el pico abierto) del animal.

Después, vuelve a recurrir al hiragana para introducir el verbo: en un primer vistazo, el lector japonés observa el pico del ruiseñor, abierto, en dos ocasiones, acompañado del kanji de boca (perfectamente reconocible). Buson, sin embargo, podría haber optado por el inequívoco kanji (koe: voz, canto, sonido, “trino, gorjeo”) pero prefiere la sutileza de la ambigüedad.

Haiku 11

鶯や茨くゞりて高う飛ぶ

Uguisu ya ibara kugurite takou tobu

 

El ruiseñor

atravesando el espinoso arbusto,

remonta el vuelo.

 

 El ugüisu es un pájaro de mil nombres: haru-dori («pájaro anunciador de la primavera»); hanami-dori («pájaro de hanami» o «pájaro que ve las flores de la primavera»; “pájaro amarillo”; “pájaro que lee sutra”…

No es frecuente que una curruca (ruiseñor japonés) vuele tan alto, y de aquí el aware del haijin: le saldrá caro el atrevimiento, pues tendrá que atravesar un árbol espinoso. Buson, sin duda, es un gran observador de los movimientos:

 

鶯や柏峠をはなれかね

Uguisu ya kashiwatauge o hanare kane

El ruiseñor

se aleja

del paso de Kashiwatôge.

 

El ruiseñor anuncia la vida, la llegada de la primavera, y en ocasiones supone un complementario del ciclo natural como en este haiku -bastante desconocido- de Buson:

 

鶯ゃ野中の墓の竹百竿

Uguisu ya nonaka no haka no take hyaku kan

El ruiseñor-

las cañas de bambú sobre una tumba

en medio del campo.

Enero 2020

… la sección se denominará “Con-des”, las sílabas iniciales, o casi, de “construir” y “destruir”. Con “construir» significo un haiku propio con que iniciaré mi colaboración. Con “destruir» significo el comentario, el análisis, la anécdota, o la mención de algún haiku o waka famoso en la literatura japonesa relacionado con algún motivo con el haiku propio aportado…

-.-

 

Entre la niebla,
la luna, el árbol, el monte.
Lejos, ladridos.

 

Compuesto en el curso de mi paseo cuando caía la noche y se elevaba la luna creciente sobre la Cabeza del Oso (el cerro que acoge mi casa en la sierra de Gredos). Un paseo que realizaba en compañía de mi fiel perrito Zarco. La visión mencionada, entre la niebla del vallejo, era espectacular. Una visión, borrosa, espectral, que los poetas antiguos japoneses denominaban «honobono». «Honobono» es eso: entrevisto a duras penas. Uno de esos términos entrañables para la sensibilidad de los japoneses. Quizás porque apunta a la ambigüedad y falta de precisión en los contornos.

Uno de los poemas «waka» (cinco versos) más célebres de la literatura japonesa empieza con tal palabra. Dice «Honobono to / Akashi no ura ni / asagiri ni / shima gakure yuku / fune o shi zo omou».  Muchos creen que es un poema anónimo, por sus arcaísmos y aire antiguo, aunque en el Kokinshu, la antología del año 905, se le atribuye al poeta Kakinomoto. Su traducción:

 

“Al alba tenue

en la bahía de Akashi,

y entre la bruma,

un barco de nostalgias

tras las islas se pierde.»

 

(Es la misma versión que aparece en «El pájaro y la flor. Mil quinientos años de poesía clásica japonesa» donde, por supuesto, lo «destruyo» con algún breve comentario)

El tercer verso de este haiku de la niebla vista con Zarco podría haber sido: «Al caer la noche» o «Tarde de otoño». En este último caso tendría entonces este verso cinco sílabas, que es lo que mandan los cánones del haiku convencional, pero quería darle una fuga acústica. Los cánones están, al fin y al cabo, para saltárselos. Es más divertido. Y, ciertamente, se oían ladridos a lo lejos. También, pues estaba en pleno campo, yo oía en mi paseo distantes esquilas de ovejas, pero este sonido me parecía demasiado bucólico, demasiado «hermoso». «Ladridos» me parecía más como viril. Y yo no persigo la belleza en mis modestos haikus. ¿Qué persigo?  Tampoco virilidad, claro. ¡Ah! Si lo supiera.

Esta vez no incluyo foto alguna. Que como lector/lectora te lo puedas imaginar es más sugerente, ¿verdad?

 

DE KYOSHI A TAKASHI, UNA FAMILIA DE HAIJINES.

Como cierre a esta serie de artículos en la que hemos conocido cómo se vive el haiku en distintos lugares del planeta, nos acercamos a una de las familias más representativas del haiku en Japón. Más de un siglo separan los haikus de Kyoshi Takahama de los de sus bisnietos Hoshino Takashi y Toshiki Bojo, más de un siglo de momentos irrepetibles, de instantes vividos y compartidos unidos por una manera muy particular de entender el haiku.

Como complemento a la historia de estas generaciones de haijines una selección de más de cien haikus de Takahama Kyoshi, la mayoría de ellos inéditos en español.

 

Kyoshi Takahama nace el 22 de febrero de 1874 en lo que ahora es la ciudad de Matsuyama en la prefectura de Ehime. Su verdadero nombre era Kiyoshi Ikenouchi.Su padre, Ikenouchi Masatada, era un antiguo maestro de samurai y esgrima, también apasionado por el teatro tradicional. Sin embargo, con la restauración Meiji, pierde sus deberes oficiales y se retira convirtiéndose en agricultor. Kyoshi crece en un entorno rural, lo que influye en su afinidad con la naturaleza. A los nueve años, heredo la familia de su abuela y tomó su apellido, Takahama.

Siendo muy joven, a la edad de 17 años, Kyoshi comenzó a interesarse por el haiku y escribió una carta a Shiki Masaoka (1867-1902), que nació en la misma ciudad natal y tenía siete años más que él. Conoce a Shiki por Hekigodo Kawahigashi (1873-1937), un compañero y amigo de Iyo Jinjo Chugakko (Iyo Ordinary Middle School) en Matsuyama.

Shiki fue el que creó para él el seudónimo de Kyoshi, basado en su similitud con su nombre real, Kiyoshi. Pronto deja la universidad, a pesar de que Shiki le había aconsejado lo contrario, para trabajar como editor y crítico literario para la revista literaria Nihonjin. Mientras trabaja, también publica haikus. Se casa en 1897 con Ito Oshima, la hija de su casero, de cuyo matrimonio nacerían cinco hijos.

Kyoshi y su esposa Ito

By 朝日新聞社 – 『アサヒグラフ』 1949年新年号, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34910569©

 

En aquella época conoce a Natsume Soseki, con quien compartiría una larga amistad.También se hace cargo de la columna de haiku del “Kokumin Shimbun” (Periódico Popular) mientras ayudaba a Masao Ikenouchi, su hermano mayor, a dirigir una casa de huéspedes.

En 1898, Kyoshi Takahama asumió la dirección de la revista haiku «Hototogisu» (El cuco) que Kyokudo Yanagihara y Shiki Masaoka habían cofundado el año anterior. En “Haiku Nyuhmon” (Un primer paso hacia el haiku), publicado en abril de ese mismo año, subrayó la importancia del ritmo musical de las palabras, describiendo cómo el haiku y la pintura se corresponden en muchos aspectos. Como el funcionamiento de “Hototogisu” se hizo más difícil, Kyoshi decidió trasladar su editorial a su propia casa.

En 1902 fallece Shiki. Kyoshi se encontraba en aquel momento con él:

Shiki yuku ya juhshichi nichi no getsumei ni

 

Shiki falleció.

La luna en su decimoséptimo día

serenamente brillante.

 

«Salí al jardín alrededor de la medianoche. La hermosa luna estaba arriba en el cielo, por encima de los enrejados de calabaza. Mirándola, mi corazón estaba lleno de una emoción inefable»

Kyoshi escribió principalmente novelas desde 1907 hasta 1912, con títulos como “Haikaishi” («El maestro de Haiku»), que apareció como una fotonovela en los periódicos, “Bonjin” («Una persona común») o “Chōsen” («Corea»).

En 1912 sufrió de fiebre tifoidea, lo que le hizo ser cauteloso con su salud, y por ello trató de no agotar sus fuerzas físicas escribiendo novelas. Sentía que escribir prosa requería mucha más fuerza que el haiku, así que decidió que la escritura haiku sería más adecuada para él.

Las diferencias de opinión en cuanto al haiku se hacen cada vez más notorias entre Hekigodo Kawahigashi y Kyoshi. En aquellos días, el grupo de poetas afines a Hekigodo defendía la composición del haiku sin el uso de palabras estación (kigo) o la regla de 17 sílabas fijas dispuestas en grupos de tres palabras de cinco, siete y cinco sílabas. Este tipo de haiku se llama jiyuhritsu (metro de estilo libre) -no se ajusta a la forma tradicional y justifica la composición hipermetrica e irregular. Seisensui Ogiwara, Hosai Ozaki y Santoka Taneda son el claro ejemplo de los que se comprometieron con este tipo de haiku.

A la edad de 39 años, en 1913, Kyoshi decidió volver a los círculos de haiku.

 

shimo fureba shimo wo tate to su nori no shiro

 

Si hay una helada

la usaré como escudo

en el castillo de la ley.

 

Escéptico ante la nueva tendencia impulsada por el grupo de Hekigodo, Kyoshi consideraba el haiku como un arte literario que estaba profundamente conectado con la tradición y las convenciones. Su teoría es que los poetas de haiku son capaces de producir obras originales y no deben poner en palabras lo que sea que vean. En su lugar, deberían hacer un esfuerzo por mirar más de cerca y añadir algo innovador. Publicó entonces “Haiku towa Donna Mono ka” (¿Qué clase de arte es el Haiku? 1914), “Haiku no Tsukuriyoh” (Cómo componer Haiku, 1914), y “Susumubeki Haiku no Michi” (El camino por el que el Haiku debe avanzar, 1918).

Además de esto, continúa escribiendo noticias, modifica “Hototogisu” y escribe otra novela, “Futatsu Kaki” («Dos caquis «, en 1915). También comienza a mostrar interés en el teatro tradicional Noh y él mismo escribe algunas obras de teatro.

El 1 de junio de 1927 Kyoshi, como parte de un discurso, definió el haiku como poesía de kachoh-fuhei (composiciones poéticas sobre pájaros y flores) – esto ha sido ampliamente aceptado por la mayoría. En su discurso, expuso su concepto general de kachoh-fuhei, las características de los materiales de haiku, y la diferencia entre haiku y otros géneros literarios.

Para Kyoshi, el haiku es una composición de poemas que describe los fenómenos de la naturaleza que tienen lugar de acuerdo con el cambio de estación, así como los fenómenos de los asuntos humanos que los acompañan. En segundo lugar, lo que ha sido comúnmente compartido por la mayoría de los poetas haiku es el arte de usar la belleza de la naturaleza como centro del tema. En tercer lugar, aunque las obras de teatro y las novelas son las más frecuentes en la literatura, se debe permitir la admisión de escritos de diversa índole en la extensa escena literaria. Entre ellos, el haiku tiene su propio valor como forma literaria en la que, distanciándose de los conflictos y enredos, se vierte amor por la naturaleza, se recibe afecto de la naturaleza en respuesta y se representa la naturaleza.

 

toshi wo motte kyojin to shitari ayumi saru

 

Considerando el año pasado

como un gigante.

Me marcho.

 

Mientras que el año pasado se personifica y se describe como un gigante que pasa, el poeta se aleja de su yo del año anterior, dándose cuenta de que la actividad de cada uno puede ser insignificante en comparación con el lapso de tiempo que constituye la Historia.

 

Muchos seguidores apoyaron su visión del haiku, y “Hototogisu” se convirtió en una importante revista a la que un gran número de poetas contribuyeron con sus haikus.

 

ikanago ni mazu hashi oroshi haha koishi

 

Para comer lanzón

primero pongo mis palillos en el suelo.

Anhelo a mi madre.

Lanzón: pez que habita en el Océano Atlántico y el Océano Pacífico.

 

En 1936 viaja a Europa. Durante su estancia en Londres escribe:

 

fumite sugu daisy no hana okiagaru

 

Justo después de pisar

las flores de las margaritas

se levantaron.

 

 

suzumera mo hito wo osorenu kuni no haru

 

Los gorriones

tampoco le temen a la gente-

La primavera en el campo

 

Ajeno a todo el debate generado en torno a su postura respecto al haiku, Kyoshi hizo todo lo posible para no estar involucrado en el mencionado debate ni desconcertado por las cosas que sucedieron en el mundo del haiku en aquellos años y Hototogisu alcanzó su edición número 500 en 1938.

Cuando se fundó Nihon Haiku Sakka Kyokai, la Asociación de Escritores Japoneses, Kyoshi asumió el cargo de presidente. Algunos poetas abogaron por el haiku de verso libre o ritmo interno sin la forma silábica de 5-7-5 y sin kigo. Aunque no estaba de acuerdo con ello, se vio obligado a incluir a estos escritores en la asociación, después de que las autoridades educativas del gobierno japonés le aconsejaran que lo hiciera. La presión surgió como resultado del movimiento contra la guerra, en el que participaron poetas de haiku en 1941.

 

ohzora ni mata waki-ideshi kotori kana

 

Una vez más en el cielo azul

comienzan a cantar.

Pajaritos

 

En 1942, Nihon Haiku Sakka Kyokai se convirtió en Nihon Bungaku Hokokukai Haiku-bu (División Haiku, la Asociación de Literatura Japonesa de Servicio Nacional), con Kyoshi como presidente.

En marzo de 1951, Toshio, hijo de Kyoshi, se hizo cargo de la columna de haikus de Hototogisu. Kyoshi se dedicó a “Tamamo”, la revista de haiku presidida por su hijaTatsuko, ya que la consideraba un lugar apropiado para su actividad tras su jubilación. Aunque Kusadao Nakamura y otros poetas de la generación más joven se dedicaron a publicar haikus de naturaleza y pensamiento social, Kyoshi, que no se sintió conmovido por la tendencia de la nueva era, persistió en su visión del haiku tradicional y no se avergonzó de hablar de sí mismo como un luchador de sumo yokuzuna del más alto rango en el mundo del haiku.

 

Sorame shite hitai ni ataru fuyubi kana

 

Una mirada hacia arriba,

en la frente

brilla el sol de invierno.

 

 

Aratamete taiko uchidasu uramatsuri

 

Después de un tiempo

empiezan a golpear el tambor de nuevo:

un festival a la orilla del mar

 

Kyoshi publicó “Kyoshi Jiden” (Kyoshi, una autobiografía, 1955), “650 Ku” (Una selección de 650 Haiku, 1955), y “Ku Nikki” (Un diario de Haiku, 1958), expresando los sentimientos de sus últimos años.

El famoso haiku sobre el viento otoñal es considerado por los críticos «un autorretrato del poeta en su vejez».

 

akikaze ya kokoro hagesite kuchi tomaru

 

El viento de otoño,

todo se desvaneció en mi corazón.

Ni una palabra que decir….

 

Takahama Kyoshi vivió su vida con dignidad y logró mantener su postura por encima de luchas de clases, de revoluciones artísticas, de la posguerra y la devastación. Entre los socios, amigos, discípulos y seguidores de la tradición de Hototogisu están los mejores haijines del siglo pasado.

 

Yamabuki no kuki no aosa ni hana imada

 

El color del tallo de la kerria japonesa

es verde:

Las flores no han salido

 

Mirando este haiku, que escribe ya anciano, es evidente que Kyoshi era un hombre de temple que todavía tenía un trabajo al que se dedicaba y que sentía como si lo mejor de su vida estuviera todavía oculto y que aparecería en los años venideros.

 

Fuyugare ni ware wa tatazumi hito wa yuku

 

En una desolada escena invernal

me quedo quieto

mientras que la gente pasa.

 

Desafortunadamente, el 1 de abril de 1959, en el año 34 de Showa, tuvo una hemorragia cerebral y cayó en coma. Justo antes de las 4 de la mañana del 8 de abril su corazón dejó de latir. Se celebró un funeral sólo para los miembros de la familia, y fue enterrado en el cementerio del Templo Jufukuji en Kamakura. Tenía 85 años.

Se le otorgó la Orden del Tesoro Sagrado de primera clase a título póstumo.

Hoy, Kyoshi sigue siendo referencia mundial para todos los amantes del haiku y sus poemas cautivan a cientos de seguidores.

yuragi miyu hayku no tsubaki ga sanbyaku ni

 

Viendo cien camelias

temblar ligeramente.

Veo trescientas

 

Gran amante de las camelias, Kyoshi tenía infinidad de ellas plantadas en el jardín de su casa de Kamakura.

 

LA SEGUNDA GENERACIÓN

Takahama Toshio: Hijo mayor de Kyoshi, nació el 16 de diciembre de 1900 en Tokio.

Se graduó en la Escuela Superior de Comercio de Otaru (más tarde Universidad de Comercio de Otaru) Animado por su padre, también destacó como haijin, fundando la revista “Haicai” (Haiku) (1938). Trabajó para popularizar el renku (poemas largos de haiku). Sucedió a su padre como director de “Hototogisu” en 1959 hasta su muerte en 1979. 

kawarake ni shimiyuku miki ya hatsumôde

 

           sake sagrado

           en la loza de barro.

           Santuario de Año Nuevo

 

“Prose with a poetic haiku flavor” (Takahama Toshio complete works) (1996) Tankobon Hardcover – Editor: Umezato Shobo

(“Prosa con un sabor poético, obras completas de Takahama Toshio”)

 

Tsukihanasu mizao ya iwa no sumiregusa

 

Íbamos a chocar,

el remo contra la roca

donde florece la sumiregusa.

 

Monumento de Takahama Toshio en Ishikari

 

Hoshino Tatsuko (1903​-1984) nació en Kōjimachi, Tokio, y era la segunda hija de Takahama Kyoshi. Después de casarse con el nieto de Hoshino Tenchi, fue animada por su padre a empezar a escribir haiku y pronto mostró un talento asombroso.

En 1930 Kyoshi funda la revista “Tamamo” exclusivamente para mujeres y le cede su dirección a Tatsuko. Dos años más tarde, ella se unió al círculo literario

de “Hototogisu” donde compartió la posición de liderazgo con Nakamura Teijo. A ambas se les unieron más adelante Hashimoto Takako y Mitsuhashi Takajo.

En 1937 Hoshino publicó su primera antología de haiku, a la cual siguieron otros volúmenes incluyendo “Kamakura”, “Sasame” y “Jitsui”. Su estilo permaneció fiel a la insistencia de su padre en las formas tradicionales, y en el uso del simbolismo natural, pero unido a su amor por la naturaleza y una aproximación suave y femenina a la vida diaria.

Después de la muerte de su padre, Hoshino se convirtió en la seleccionadora de haiku para el periódico “Asahi Shimbun”, y contribuyó en columnas de haiku en varios diarios y revistas.

 

La belleza del cielo

efímera como un vuelo

de ocas salvajes.

 

Además de haiku, publicó también documentales de viaje, incluyendo “Tamamo haiwa” («Historias del Grupo Tamamo») y “Yamato Seki-Butsu” («Budas de Piedra de Yamato»).

Hoshino empezó viviendo en Kamakura, en la prefectura de Kanagawa en 1911, siguiéndole un corto periodo en Tokio, volvió a Kamakura en 1931, creyéndolo un lugar ideal para criar a sus hijos. Falleció en 1984 a la edad de 80 años. Su tumba se encuentra en el templo de Jufuku-ji en Kamakura.

 

Tatsuko ya tuki o aogu

 

Mi nombre Tatsuko

me lo dio mi padre:

Miro a la luna.

 

Tatsuko significa “niño que está de pie

 

samushi to wa kono yo no koto yo haka ogamu

 

Frío

de eso se trata este mundo.

Rezo en su tumba

 

 

enpitsu de kaku oto shizuka chuurippu

 

El sonido silencioso

de escribir con lápiz.

Tulipanes

 

 

hatsu tsubame kyoo no tame naru chindonya

 

la primera golondrina –

una banda de Chindonya

sólo por hoy.

 

Chindonya ちんどん屋: Músico de la calle.

 

Haruko Takagi, tercera hija de Kyoshi, nació el 9 de enero de 1915 en la Prefectura de Kanagawa.

Al igual que su padre, fue miembro de “Hototogisu” y más tarde presidenta del grupo literario “Tamamokai” Publicó varios libros, algunos dedicados a su padre, así como una variada obra poética: “Kyoshi Takahama at kew”, publicado en 1960, “Seikyo: kushū” (1977), “Takagi Haruko shū” publicado en 1978 , “Harukanaru chichi Kyoshi” (1983), “Haruko kushū” o “Mihotori”

Falleció el 22 de Octubre del año 2000.

 

¡Ser un oso

invernando

al fondo de su cueva!

 

naga tsuyu ni arugamama naru koto wa yoki

 

Larga estación de lluvias.

Es bueno que las cosas sean

lo que son.

 

 

fukurô mo kitsune mo nakishi mukashi shiru

 

Conozco

los viejos tiempos

cuando un búho y un zorro lloraban

 

La cuarta hija de Takahama Kyoshi falleció de forma prematura. Esta fuerte experiencia se manifestó en el haiku y en la vida de Kyoshi, que siempre tuvo presente la fugacidad de ésta.

Este haiku lo compuso en aquel duro momento:

 

haruoshimu rinnenotsukihi madoniari

 

El sol y la luna,

transmigrando en la ventana.

Aprecio la primavera que se va.

 

 

Su otro hijo varón, Tomojirō Ikenouchi, nacido el 21 de octubre de 1906 en Tokio y fallecido en esa ciudad el 3 de marzo de 1991, fue compositor musical. Estudió música en el Conservatorio de París, a donde llegó en 1927 y allí estudió con Lazare Lévy piano y con Henri Büsser composición. Tuvo una gran influencia como profesor en la Universidad de las Artes de Tokio. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1952. Fue el único que no se dedicó al haiku en la familia.

 

LA TERCERA GENERACIÓN

Hoshino Tsubaki, hija de Tatsuko, nieta de Kyoshi, nació en 1930 en Tokio.

Una de las haijines más influyentes de Japón, Tsubaki es una haijin neoclásica por excelencia.

 

El mar se extiende

hasta donde se puede ver.

el cielo azul de mayo

 

Su nombre, Tsubaki, significa camelia, claro homenaje a su abuelo Kyoshi.

 

 

 

hototogisu naku kata no mado akete oku

 

Dejo la ventana abierta

donde un cuco

está cantando

 

 

yuuu-Fuji ni eda sashi-nobete kaeri-bana

 

Una rama que se estira

hacia el monte Fuji,

un florecimiento fuera de temporada

 

 

Kamakura wa nami no oto yori ake yasushi

 

En Kamakura

el amanecer rompe con el sonido de las olas,

cada vez más temprano

 

Kamakura es donde Kyoshi vivió y trabajó la mayor parte de su vida después de dejar su ciudad natal, Matsuyama. Tsubaki y su hijo, Takashi, han fundado allí un museo de haiku en honor de Kyoshi y de la madre de Tsubaki, Tatsuko. El museo se ha convertido en un centro de estudios y composición de haiku. Como indica el haiku, los residentes de este pueblo costero siempre están conscientes del mar.

 

higurashi no soroeba tsuki mo noborikeri

 

cuando las cigarras de la tarde

están todas allí

la luna empieza a salir

 

 

Inahata Teiko, nace el 8 de enero de 1931 en Yokohama. Hija de Takahama Toshio y nieta de Kyoshi, comenzó a escribir haiku desde su más tierna infancia, al igual que todos los niños de su familia.

“Crecí en una casa donde escuchaba la reuniones de poetas escribiendo haiku o reunidos para estudiar el Sarumino, un libro de Bash, bajo la dirección de mi padre. Yo también lo acompañaba a ginko o a salidas a contemplar la naturaleza y hacer haiku. Intentaba copiar a los poetas en sus gestos y en su forma de escribir haiku. Siempre me he sentido muy agradecida de ese ambiente favorable de mi vida” cuenta Teiko de su infancia.

Se casó en 1956 y ha tenido dos hijos y una hija.

Sus haikus, escritos durante todos estos años, fueron recopilados y publicados en 1976 en el libro “Teiko Kushu” (The collected haiku of Teiko) en 1976.

Tras la muerte de su padre ella asumió su lugar en “Hototogisu”. En el año 1985 publica “Teiko Daini Kushu” (The Second collected haiku of Teiko).

Dos años después funda la Asociación Japonesa de Haiku Tradicional, de la que es directora. Desde entonces ha viajado incansablemente por toda Europa, Norteamérica y China. Es la directora del Kyoshi Memorial Museum, dedicado a la figura de su abuelo y miembro de la Asociación Internacional de Haiku. Además es la encargada de la publicación de haiku en el prestigioso periódico Asahi Shinbun.

Ha publicado entre otras obras “Teiko Daisan Kushu” (The Third Collected Haiku of Teiko) en 1990, “Shoji Akari” (Light trough the screens) en 1996, y “Sayuragi” (Suave Balanceo) en 2001.

Además ha intentado acercar el haiku a todo tipo de personas a través de sus libros “Shizen to katariau yasashii haiku” (Haiku fácil para hablar con la Naturaleza) 1978, y “Haiku ni shitashimu” (Crecimiento familiar con el haiku) 1985.

En uno de sus textos, “Invitación al haiku”, dice:

Una flor es hermosa, luego cae y muere… La naturaleza nos ofrece la belleza y la emoción por un lado, pero por otro la fealdad y el terror. Cuando tu corazón, tocado por la naturaleza, aprende a pensar, a sentir, a agradar, a lamentarse, a anhelar, a compadecerse, es donde nace el haiku. Las hierbas desconocidas al borde del camino muestran la fuerza de la vida mientras una cáscara vacía de cigarra habla de la maravilla de la vida. La compasión por lo que sucede en cada una de las cuatro estaciones da a luz al haiku”.

 

tada inoru rakka utsukushi karishi hi ni

 

nada como una oración

en este día cuando las flores de cerezo

caen bellamente

 

 

kyô nanimo kamo nanimo kamo haru rashiku

 

Hoy,

todo, en todas partes

dice primavera.

 

 

sora to iu jiyû tsuru maiyamazaruwa

 

en la libertad del cielo

las grullas

vuelan incesantemente.

 

 

LA CUARTA GENERACIÓN

Hoshino Takashi: Nació en la Prefectura de Kanagawa en 1952. Hijo mayor de Tsubaki Hoshino, nieto de Tatsuko Hoshino, y bisnieto de Kyoshi Takahama. Comenzó a escribir haiku en su adolescencia, estudiando con su abuela Tatsuko. Es presidente de la revista haiku «Tamamo», director del Kamakura Kyoshi Tatsuko Memorial Museum, miembro de la Asociación de Haiku Clásico Japonés, miembro de la Asociación de Escritores Japoneses, conferenciante del Centro Cultural Asahi y miembro de la revista Hototogisu. Ha publicado muchas colecciones de haiku, incluyendo “Zankyo”.

Durante un viaje a España en 2014 comentó: “He oído que actualmente se está produciendo un boom del haiku en España, y que la población de haiku ha alcanzado hasta 10.000 personas. También han publicado varias revistas de haiku”

 

乾鮭や顔半分は無表情

 

Un salmón seco:

La mitad de su cara

no tiene expresión

“El buen haiku no puede ser producido simplemente usando palabras que son difíciles de entender; el haiku que se compone de palabras que se usan en conversaciones regulares es mucho más fácil de entender por los lectores. Para ello, en lugar de dejar la interpretación en manos del lector, es importante componer pensando en el público. Mi objetivo es escribir haiku que de alguna manera pueda traer alegría y felicidad al lector”

 

ame no na mo iroiro arishi kure no aki

 

Tantos nombres diferentes

para la lluvia….

final del otoño

 

shûsei ya rinchû ni aru ikoi ishi

 

Voz de otoño-

una piedra relajante

en el bosque

 

 

mitubishi no kamon ni tomari akatombo

 

Sobrevolando

el escudo de la familia Mitubishi

una libélula roja

 

akikaze no ushiro ni zôkibayashi ari

 

Detrás

del viento otoñal,

un matorral

 

soretonaku umi o miteori iwashigumo

 

Indirectamente

observando las nubes de sardinas

del océano.

 

hoshizora ni daishô wa naku hi’iragi sasu

 

Estrellas en el cielo

no hay diferencia de tamaño

una rama de acebo en la puerta

El último día de invierno, aproximadamente el 3 de febrero, los japoneses ponen una rama de acebo con cabeza de sardina en la entrada para defender su casa de espíritus malignos.

 

akatombo yûyake wa mada saki no koto

 

Libélula roja

un montón de tiempo todavía

antes de la puesta del sol

 

 

Toshiki Bohjoh, nació el 7 de julio de 1957. Es nieto de Toshio y bisnieto de Kyoshi.

Toshiki se graduó en la Universidad de Gakushuin, es el editor de la revista de haiku “Flores y pájaros” Kachoo 花鳥 y miembro del Grupo Hototogisu Haiku y a menudo modera programas de haiku de la NHK. Editor en jefe de la revista de haiku «Hanatori» y director de la Asociación de Haiku Tradicional de Japón, al igual que su bisabuelo, es partidario de escribir haikus sencillos con kigo.

 

ushi mitsu no kuriya no banana magaru nari

 

En la oscuridad de la noche

el plátano en la vieja cocina

está doblado.

 

Su madre es Nakako Bojhoh la nieta a quien Kyoshi dedicó este haiku para animarla cuando entró en la escuela de enfermería:

 

shunchohni tatoirokaiwa omokutomo

 

Incluso si el remo es pesado

a contracorriente

de la marea primaveral

 

Kyoshi ujoo kyoshi ki hihijoo namu amida

 

Misericordioso Kyoshi

no el misericordioso Día de Recuerdo a Kyoshi.

Namu Amida.

 

Kyoshi había escrito a los ochenta años:

 

akeyasushi kachoo fuuei namu amida

 

Temprano en la mañana de verano.

componiendo haikus de naturaleza

Namu amida.

 

  • namu amida es un sutra budista que significa “Creo en Amida Buda””.
  • Amida es una de las figuras salvadoras más elevadas del budismo japonés, y la fe de Amida se ocupa principalmente de la vida por venir, la vida en el más allá. Amida es también uno de los Cinco Tathagata de la Sabiduría. La mundialmente famosa estatua del Gran Buda (Daibutsu) en Kamakura, de unos 15 metros de altura, es Amida. Para los seguidores de las sectas de la Tierra Pura de Japón (Joodoshuu) Amida ha eclipsado al Buda Histórico como la divinidad más popular en las tradiciones Mahayana de Japón.

 

El día 8 de Abril se celebra el Memorial de Kyoshi en Japón.

 

SELECCIÓN DE HAIKUS DE TAKAHAMA KYOSHI

 

haru-same no ikoh ni omoshi koi-goromo

Lluvia de primavera,

pesadas en un vestidor

las ropas de amor

dotoh iwa wo kamu ware wo kami ka to oboro no yo

Las olas crecientes baten las rocas

como si pensara que soy un dios,

en una noche de luna brumosa

sono naka ni chiisaki kami ya tsubo sumire

En el medio de esto,

un pequeño dios:

una violeta en el jarrón

umi ni irite umare kawaroh oboro-zuki

Sumergiéndose en el mar

la Luna nebulosa-

Podría renacer

kaya goshi ni kusuri niru haha wo kanashimi tsu

Sentir pena por mamá

que está hirviendo a fuego lento

la medicina fuera del mosquitero.

choh-choh no mono kuu oto no shizukasa yo

Una mariposa comiendo algo

un sonido que es

silencio

hebi ana wo dete mireba Chou no tenka nari

Saliendo del agujero

una serpiente ha descubierto

¡Ese Chou se ha convertido en el gobernante de la nación!

mimi tohki ukiyo no koto ya fuyu-gomori

Cansado de oír

cosas mundanas:

confinamiento de invierno

kame naku ya mina orokanaru mura no mono

Una tortuga está llorando:

Toda la gente es

estúpida en el pueblo

bara kurete seisho kashitaru onna kana

Regalando rosas,

una mujer

me prestó una biblia.

haru no yo ya tsukue no ue no hiji-makura

Noche de primavera,

una almohada de codos

sobre el escritorio.

tohyama ni hi no ataritaru kareno kana

Una montaña lejana.

Visto a la luz del sol:

un campo desolado.

 

utsukushi hito ya kogai no tama-dasuki

Una bella mujer criadora de gusanos.

Las mangas de su kimono

retiradas con una faja blanca.

hada nuide kami suku niwa ya boke no hana

En el jardín, desnuda,

ella peina su cabello;

flores de membrillo japonés.

Uchi-mizu ni shibaraku fuji no shizuku kana

La glorieta regada.

Las flores de la glicinia están goteando

por un corto tiempo.

shohsetsu ni ono-ga tenchi ya roka okoru

Una novela crea

mi propio universo,

el fuego del hogar se caldea.

kyohdai no kokoro kotonaru samusa kana

La diferencia en los corazones

de los hermanos

me hace sentir frío.

horohoro to naki-au ama ya wasabi-zuke

Derramando grandes gotas de lágrimas

las monjas están comiendo juntas,

wasabi-zuke*

*Rábanos picantes japoneses cortados en rodajas y mezclados con sobras de sake.

gyohzui no onna ni horeru karasu kana

Una mujer dándose una baño.

Un cuervo se enamora

¡de ella!

Éste es un haiku ingenioso e irónico en el que no se puede saber si el poeta es serio o está bromeando. Al situar el cuervo negro a su lado, resalta eficazmente la llamativa blancura de la piel de una mujer desnuda.

ai-shitau mura no hi futatsu mushi no koe

Dos luces del pueblo

Anhelando el uno al otro

Canto de insectos

hirune samete sono-mama kumo wo mi-iru nari

Habiendo despertado de una siesta por la tarde

me quedé allí

para observar las nubes

za wo agete koi honomeku ya uta-karuta

Toda la compañía se entusiasma

con el latir de los corazones de los amantes

jugando karuta.

El Uta-garuta es un juego de cartas tradicional de Japón basado en una antología de poemas llamada Hyakunin Isshu (百人一首 «Cien personas, un poema»?), en la que hay cien autores y cada uno de ellos tiene escrito un poema waka. Se juega habitualmente en Año Nuevo. También es llamado habitualmente かるた karuta, que es más corto. Se trata de memorizar las parejas de cartas. Un jugador leerá poemas y otros buscarán su pareja. Memorizando los poemas, antes se podrá coger la pareja que le corresponde a cada poema.

sutare-yuku machi ya kohmori hito ni tobu

 

Una ciudad en ruinas:

los murciélagos están volando

alrededor de la gente

shuh-sen ya sabishiki kao no ken-fujin

Un abanico otoñal:

el rostro solitario

de una dama astuta.

kimi to ware uso ni horeba ya aki no kure

Tú y yo desearíamos

haber amado las mentiras del otro.

Finales de otoño

akizora wo futatsu ni tateri shii taiju

Dividiendo el cielo otoñal

en dos

un enorme árbol chinquapin.

roh-soh no hone sashi ni kuru yabu-ka kana

Mosquitos rayados

vienen a morder los huesos

¡de un viejo sacerdote!

oyoso tenka ni Kyorai hodo no chiisaki haka ni mairi keri

¡Visité la modesta tumba

de Kyorai, famoso

como poeta haiku en todo el mundo!

inago tobu oto osa ni nite hikuki kana

Las langostas

hacen un ruido parecido

al de un telar manual

ohdera wo tsutsumite wameku konome kana

Envolviendo el gran templo

las yemas de los árboles

¡Chillan!

kusamoyuno daichiniyuruki jishinkana

Un suave terremoto

la hierba brotando

en la tierra

kamakura wo odorokashitaru yokan ari

El frío aún persiste

lo que fue una sorpresa

para Kamakura.

budo no tane haki-dashite koto wo kesshitari

Una semilla de uva

que se escupe,

una decisión tomada

tsuyu no miki shizukani semi no aruki ori

El tronco húmedo.

Una cigarra está caminando

silenciosamente.

kisogawa no imakoso hikare wataridori

Ah, el río Kiso,

brilla en este mismo momento:

aves migratorias.

no wo yaite kaereba tohka haha yasashi

Regresar después de quemar un campo

la luz está encendida:

mamá es dulce en casa

A principios de la primavera, los agricultores eliminan las malas hierbas y queman la hierba seca de los campos para exterminar las plagas de insectos. después de echar una mano, un niño regresa a casa y se encuentra cómodo allí. Los lectores seguramente sentirán el afecto que el niño y su madre comparten.

shuhten no shita ni nogiku no kaben kaku

Bajo el cielo otoñal

un pétalo de un crisantemo silvestre.

Extrañado

doka to toku natsu-obi ni ku wo kake to koso

Con un ruido sordo, ella desató

su ancha faja, diciéndome

escribe un haiku en ella.

Presumiblemente esto describe una escena de un lujoso restaurante en el que una geisha que estaba quizás ligeramente borracha pidió un haiku al poeta y se desabrochó la cintura de su obi para que lo escribiera en él.

ningyoh mada ikite ugokazu kairaishi

Una marioneta no ha estado viva todavía.

Para moverse en el escenario:

un titiritero

atarashiki bohshi kaketari kabi no yado

Ponerse

un sombrero nuevo

en la pensión mohosa.

Durante la temporada de lluvias en japón, es común que el moho crezca en las paredes. En una ocasión en que el poeta se hospedaba en una posada, tuvo que colgar su sombrero recién comprado en la estaca de la pared que notó que tenía parches de moho en desarrollo.

saezuri no taiju no shita no chamise kana

Una tienda de té

bajo el gran árbol

donde los pájaros pían.

 

manjushage areba kanarazu muchi utare

Los lirios de la araña roja

no pueden

ser azotados.

Estas flores, lirios de araña roja, que pertenecen a la familia de las amarilis, también se llaman higan-bana (la flor de la otra orilla), son rojas o blancas y tienen una apariencia espeluznante. Cuelgan cabeza abajo, como si les hubiera azotado el viento.

harusamu no yorisoi yukeba hito-me aru

Sentir frío en primavera.

Caminamos cerca el uno del otro

y la gente nos mira.

haku-botan to iu to iedomo koh honoka

Aunque se llama

peonía blanca

el rosa es ligeramente perceptible.

tatazumeba ochiba sasayaku hinata kana

Estar quieto por un rato.

Las hojas caídas susurran

en el lugar soleado.

megumu naru taiju no miki ni mimi wo yose

Al tronco de un gran árbol

del que brotan hojas

se acercan los oídos.

ohzora ni nobi katamukeru fuyugi kana

Bajo el cielo abierto

un árbol de invierno se está extendiendo

y se inclina hacia un lado.

Unari otsu hachi ya daichi wo ikari hau

Una abeja zumba y cae:

enfurecida, se arrastra

en la tierra.

nagare-yuku daikon no ha no hayasa kana

La hoja de rábano japonés

se desvanece

¡qué rápido!

metsumureba wakaki ware ari haru no yoi

Cerrando mis ojos

hallo a un joven yo

encontrado en la tarde de primavera.

Kyoshi rememora en este haiku un episodio de su infancia cuando se perdió un día de primavera.

kohbai no beni no kayoeru miki naran

El rosa pálido de las flores rojas de ume*

posiblemente podría atravesar

el tronco del árbol.

*Albaricoque japonés.

yagaku susumu kyohshi no koe no hikuki mama

El estudio nocturno está progresando

con un profesor hablando

en voz baja.

yukata kite shohjo no chibusa takakarazu

Los pechos de una chica

llevando un kimono de algodón

están tumbados suavemente.

tohdai wa hikuku kiribue wa sobadateri

El faro está bajo.

Un silbido en la niebla.

Torres altas.

ohzora ni hane no shirotae todomareri

En el azul

el blanco de un volante*

se queda quieto

*volante: pluma, proyectil utilizado en bádminton.

ki-kazarite Malay onna no hadashi kana

Una mujer malasia

bellamente vestida:

sus pies están descalzos

hito ni haji kami niwa hajizu hatsu-mohde

Visita al santuario al inicio del nuevo año

me hace sentir vergonzoso a los ojos de los demás

no a los ojos de un dios.

rohjin to kodomo to ohshi aki-matsuri

Ancianos y niños pequeños

son tan numerosos

en la fiesta de otoño.

rakkasei kui tsutsu yomu ya Tsumi to Batsu

Comiendo cacahuetes

leo:

“Crimen y Castigo”

akibare ya kokoro yurumeba kumoru beshi

Un hermoso y claro día de otoño:

se nublará

si el espíritu se relaja.

yoroyoroto sao ga noborite kaki hasamu

Una vara se tambalea hacia arriba

para elegir

un caqui.

daikon wo arau te ni mizu shitagaeri

Mis manos lavan un rábano japonés

siguiendo el movimiento

del agua.

kanri no itteki shitaru chikara kana

Una carpa fría

saltó:

su fuerza.

yuki fukaku kokoro hazumite tada aruku

En lo profundo de la nieve

sólo sigo caminando

con el espíritu en alto.

joh-heki ni motarete hana-mi zukare kana

Apoyado en la muralla del castillo

me siento cansado

de ver los cerezos en flor.

yamaguni no choh wo arashi to omowazu ya

¿No crees

que las mariposas de montaña

son ásperas?

aki-zemi mo naki minomushi mo naku nomi zo

Ambas, cigarras de otoño

y gusanos de bolsa

no puede hacer nada más que gritar.

tagayasu ni tsuke yomu ni tsuke tada hitori

Arar y leer

en cualquier caso

estoy solo.

hatsu-choh ku nani-iro to tou ki to kotau

La primera mariposa ha llegado:

preguntado por su color

respondí: amarillo.

 

waga sei no kyoh no hirune mo ichi-daiji

En mi vida

la siesta de la tarde de hoy también es

un asunto de gran importancia.

amari akaruki tsuki ni ne oshimu onna kana

La luna es demasiado brillante

para que una mujer

se vaya a la cama.

nanigoto mo nowaki ikka no kokoro kana

En todo momento

mi forma de pensar es

que el estallido del otoño pasará.

ranranto hiru no hoshi mie kinoko hae

 

La estrella del alba

se ve deslumbrante-

crecen hongos

ama totemo riku koso yokere momo no hana

Incluso una mujer buscadora de perlas

admira la tierra

con melocotoneros en flor.

kyoshi hitori ginga to tomoni nishi e yuku

Kyoshi solo,

junto con la galaxia

va hacia el oeste.

naigoto mo shirazu to kotae oi no haru

“No sé nada»

es mi respuesta:

la primavera en mi vejez

homura tomo waga kokoro tomo botan no me

¿Es una llama

o mi corazón?

El brote de la peonía.

entei no nata no kire-aji kare-e tobi

El filo

del hacha del jardinero:

varas secas volando.

shakufu kuru hitori-mushi yori kitanaki ga

Una mujer vino a servir sake:

uno que es más feo

que una polilla tigre.

shin-ryoh ya michi yuku hito no koe futatsu

El fresco de principios de otoño:

dos voces de personas

yendo por el camino.

yoki sumi no yoki hai to naru awaresa yo

Buen carbón volviéndose

buenas cenizas:

¿no es una pena?

 

futoshitaru koto ni awatete toshi no kure

Agitado

por algo bastante trivial:

los días finales del año.

tajikara-o-no-mikoto tohjoh hatsu-hinode

El Señor Tajikara*

hace su aparición:

amanecer en el día de Año Nuevo

*Una deidad masculina de enorme fuerza física en la mitología sintoísta.

yamabuki no kuki no aosa ni hana imada

El color del tallo de la kerria japonesa

es verde:

las flores no han salido.

muresuzume narukonitomaru asaborake

En un espantapájaros

los gorriones posándose,

luz del amanecer.

erimoto-o naguruyohnari akinokure

Me siento como si

me golpearan en el cuello,

la tarde de otoño

nantonaku atarisabishiki rowo hiraku

Abro el hogar

inexplicablemente solitario

a su alrededor.

arutokiwa tanifukakuoru gebanakana

Flores de gebana,

llevado a lo profundo de un valle

en un momento dado

 

fumi yomu wa mui no hitotsu ya okigotatsu

Me pregunto si leer un libro

es una forma de matar el tiempo.

Un kotatsu móvil.

*Kotatsu es una mesa de calefacción japonesa.

keibatsuno ishioseoute natsunokana

Alguien llevando

una piedra de castigo en la espalda

el campo de verano.

kimitoware usonihorebaya akinokure

Tú y yo,

¿Qué tal fingir amor?

noche de otoño

shinryohno odoroki gaoni kitarikeri

El fresco de principios de otoño

apareció en la mirada de

una persona sorprendida

bakushokaze tsuyoshi akahontonde kinpiraikaru

Un fuerte viento en la exposición de libros,

un libro de cuentos de tapa roja volteado

exponiendo al héroe Kinpira enfadado

gyohshunno hakamomizohmo chiisakere

La tumba y la estatua

ambas pequeñas,

la primavera que se va.

Escrito a los 39 años. Su cuarta hija había fallecido prematuramente.

kusatsumishi kyohnonoitami yosamekuru

Una lluvia nocturna

de luto por los campos de hoy

donde se recogían las hierbas.

funekishini tsuke bayangini hoshi hitotsu

el barco llegó a la orilla

un sauce allí,

una estrella sobre él.

ishinoueno hokorinifuruya akinoame

sobre el polvo que cubre la piedra,

cae

la lluvia de otoño

tokimono-o kaiketsusuruya haruomatsu

El tiempo resolverá

algunos problemas.

Esperaré la primavera.

amano gawanoshitani tenjitennohto shinkyoshito

Bajo la Vía Láctea,

el emperador Tenji

y su súbdito Kyoshi

shuusenni dakinosete kutsuniseppunsu

En un columpio,

pongo a mi bebé

y beso sus calcetines

giohjino rusunotobiraya osebahiraku

Templo Giohji

la puerta se abre al empujar

cuando no hay nadie allí

benisashite nebienokao-o tsukuroinu

Poniéndose colorete,

ella arregló

su cara helada en el sueño.

konomichio wareragayukuya tanbaiko

Este camino tomaremos,

encontrar

flores de ciruelo

ippenno rakkamiokuru sizukakana

Viendo un pétalo de flor de cerezo

caer.

¡Qué silencio!

sakimichite koboruruhanamo nakarikeri

Flores de cerezo

en plena floración-

no caen pétalos

hina yorimo mihotoke yorimo kawairashi

¡Lindo bebé!

más que

una muñeca Hina o Buda

Las muñecas Hina son muy valiosas y especiales, normalmente el primer juego se las regalan los abuelos a las niñas en su primer Hina Matsuri, que recibe el nombre de hatsuzekku. Otras veces las muñecas son heredades de madres a hijas y las niñas las van decorando cada año con cosas nuevas.

 

hishoyadono kabeni haritaru kodomonoe

Dibujos escritos por niños

puesto en la pared de

una casa de verano.

tomaritaru haeoukotomo tadanemushi

Simplemente demasiado somnoliento

para apartar

una mosca que se posa

tsuepperin tobikishikunino bonnotsuki

El Zeppelin

voló a mi país_

la luna del festival Bon.

yabunohono ugokuakikaze miteiruka

Podrías quedarte

mirando el viento otoñal,

matorrales en movimiento.

keichitsuno tsuchiouruosu amenaramu

La lluvia empapará

el suelo de

keichitsu

keichitsu’ es un kigo de primavera, que significa el día en que los insectos emergen de la hibernación subterránea; alrededor del 6 de marzo en el calendario solar.

shunchoto iebakanarazu mojio-omou

Hablando de la marea de primavera

me recuerda

el puerto de Moji

hahakigini kagetoiumono arinikeri

Los árboles de escoba

tenían

supuestas sombras

Este haiku parece ser una especie de juego de palabras hecho en asociación con el segundo capítulo de “Genji monogatari” (La historia de Genji) donde aparecen los “hahakigini” («árbol de retama») un arbusto con el que se hacían escobas y que tenía la reputación poética de ser visible desde lejos y desaparecer cuando uno se aproximaba.

tatekakete atarimononaki hamayakana

Una flecha “hamaya”

reposa contra la pared –

nada a su alrededor

La flecha hamaya (破魔矢) es un amuleto japonés en forma de flecha para ‘destruir los demonios’, según su traducción literal. Se vende en los templos sintoístas durante las festividades de Año Nuevo, para alejar la desgracia de quien la compra, atraer la buena suerte y proteger de los malos espíritus durante todo el año.

warenohoshi moeteorunari hoshizukiyo

Noche estrellada y brillante –

luciendo está

mi estrella

dansahno hadakanoueno kawagoromo

Un vestido de piel

simula

una bailarina desnuda

sujibeini soutegekohno sakurakana

Flores de cerezo

brotando hacia abajo

a lo largo del muro sujibei

“sujibei” es una pared techada que rodea un templo o una residencia de samuráis.

kuwaremosu yakumo kyuukyono akinokani

Mordido a propósito

por un mosquito de otoño

de la antigua casa de Yakumo

La expresión «kuwaremosu» puede ser tomada como expresión de la voluntad de Kyoshi de permitir que un mosquito pique, porque el mosquito estaba en la antigua casa de Yakumo (Lafcadio Hearn), que amaba la cultura japonesa y se nacionalizó japonés adoptando el nombre de Yakumo Koizumi.

itechohno onogatamashii outetobu

Una mariposa congelada,

volar persiguiendo

su propio espíritu

 

kaminimaseba makotouruwashi nachinotaki

Encarnación de dios

¡qué sublimidad!

Cascada Nachi

tohdaiwahikuku mutekiwa sobadateri

El faro está bajo,

prominente es el sonido de

la sirena de niebla.

erimakino kitsunenokaowa betsuniari

La cara de la estola de zorro

descansa

en otra posición

Este haiku da a entender que la persona que llevaba la estola de zorro tenía una cara parecida a la de este animal.

asagao no utsuri nettaigyowashizumu

Una flor de asagao

reflejada,

un pez tropical sumergido.

hasuikeni kamiaraioru onnakana

Una mujer,

lavando su pelo

en el estanque de loto

kawaomiru banananokawawa teyoriochi

La cáscara de plátano

cayó de mi mano,

mirando el río.

tsubakimazu yuretemisetaru harunokaze

Una camelia

tiembla por primera vez al mostrarse –

brisas primaverales

gyobetsuiru mizuofumaete mizusumashi

un escarabajo perinola pisa

en el agua donde

los peces y las tortugas viven.

El escarabajo perinola es un pequeño escarabajo negro en la familia Gyrinidae. Estos escarabajos por lo general viven en la superficie del agua y se denominan así por su tendencia a nadar rápidamente en círculos cuando se asustan.

michi nobeni awa no henro no hakaaware

¡Qué lástima!!

en el borde del camino,

una tumba de peregrino “Awa”

Awa Kokubunji se encuentra en la localidad de Tokushima y es el templo número 15 de los 88 que visitan los peregrinos en su viaje por la ruta Shikoku Henro, una ruta de 1200 kms.

tatoureba komanohajikeru gotokunari

Como dos peonzas

nosotros salimos despedidos

al más ligero roce.

Kawahigashi Hekigotou, gran amigo de Kyoshi, había fallecido poco antes. A pesar de su gran amistad, los dos poetas chocaban a menudo debido a sus distintas maneras de pensar, de ahí que Kyoshi utilice este kigo de Año Nuevo (peonza) y el lance del juego para homenajear a su amigo.

inazumao fumitehadashino onnakana

Pisando un relámpago

una mujer

descalza.

nanigashi ni funshite tsuki ni arukiori

Bajo la luna,

caminando con un disfraz

de cierta persona.

daikanno hokori nogotoku hitoshi nuru

La gente muere

como polvo

de pleno invierno

yamagawani hitori kamiarau kamizoshiru

 

Dios sabe –

En un arroyo de montaña

una mujer sola lavándose el pelo.

tsurumodoki nasakewamotsure yasukikana

La compasión

se enreda fácilmente-

celastrus.

Celastrus, comúnmente conocido como enredadera de mesa, árbol de mesa o agridulce, es un género de la familia de las Celastraceae que comprende alrededor de 30-40 especies de arbustos y vides. Tienen una amplia distribución en Asia Oriental, Australasia, África y América.

haitataki tenimochiwareni taishinashi

Con un matamoscas

en mi mano

No tengo grandes ambiciones.

kumoniare amiokakeneba naranukana

Nacida como araña

no le queda más remedio que tejer

su teleraña.

ohzakura korenikasizuki ohtsubaki

Un gran cerezo

a su lado

una gran camelia

hitori kunosuikoh-o-shite osokihio

Solo,

componiendo haikus-

alargando los días de primavera

shiraumeni sumifuritarito iunomizo

Flores de ume,

simplemente digo

viví para ser venerablemente viejo.

Fuentes consultadas para confeccionar este artículo

  • One hundred and one exceptional haiku poems by Kyoshi Takahama, translated by Hiromoto Katsuya, 2007©
  • The Quiet Joy of Peace and Harmony: Kyoshi Takahama’s Life and Literature. Hiromoto Katsuya ©
  • http://knt73.blog.enjoy.jp/blog/ Satoshi Kinoshita ©
  • One hundred haiku of Kyoshi, by Inahata Teiko ©

Leticia Sicilia, 2019 ©

Haiku 10

うぐひすや家内揃ふて飯時分

uguisu ya kanai soroute meshijibun

  

La familia reunida

a la hora de comer-

el canto del ruiseñor.

 

 La comida familiar se paraliza ante el inesperado y espontáneo canto armonioso del ruiseñor. Haiku sin verbo, de acción rápida y dos imágenes relacionadas (principio de comparación interna). Sin duda, Buson muestra una especial predilección por las aves.

Cada familia estrechaba lazos con un ruiseñor, que solía habitar en el jardín recibiendo comida como un huésped más. Es frecuente encontrar en los haikus la referencia a “nuestro ugüisu, el ugüisu de la casa”, de tal modo que su ausencia supone cierta inquietud, como también nos muestra Buson en los siguientes haikus:

家にあらで鴬聞かぬひと日かなie

ni arade uguisu kikanu hitohi kana

Fuera de casa

no se oye al ruiseñor

en todo el día.

 

 

吾 宿 の 鶯 聞かん 野に 出でて

waga yado no uguisu kikan no ni idete

 

Saliendo del campo

aún escucho

a nuestro ruiseñor.

 

 

Frente al sonido del ruiseñor, en otro haiku Buson nos muestra su ausencia:

うぐいす に 終日遠 し 畑 の 人

uguisu ni hinemosu toshi hata no hito

 

El ruiseñor lejos

durante todo el día-

el hombre en el campo.

Unos haikus propios

Quiero agradecer, a los compañeros que llevan adelante “El Rincón del Haiku”, la oportunidad que me han dado de compartir artículos, reflexiones, incluso interrogantes en torno a estos pequeños e indefinibles poemas, durante el presente año; y, en esta última colaboración, también quiero desearos tanto a los que os inicias en el haiku, como a los que lleváis años en el mismo: que el camino os sea propicio.

Mi forma de agradecer la oportunidad que me brindaba “El rincón del haiku” fue escribir cada mes un artículo con dedicación y esmero, con “atención plena”, deseando que “a alguien” eso que estaba sintetizando, diciendo, reescribiendo, le ayudara en el camino. Hoy, por ser la última entrega, y por ser diciembre, deseo compartir algo más entrañable que un artículo sobre teoría de haiku. Hoy, no compartiré algo desde el intelecto sino algo desde el corazón: algunos haikus de mi autoría.

En la lisura de la nieve:

un camino de huellas

que no regresan.

 

Sujetando un delantal

lleno de ramas secas

cruza la nieve.

 

Senda del monte,

el guardabosques silba

al irse la luna.

 

Sin nombre.

La cruz clavada

al borde del camino nevado.

 

Del otro lado de la montaña

trae al enfermo

un manojo de menta.

 

Escucha noticias del frente

mientras descorazona

ciruelas amarillas.

 

Pasos más lentos

en la parte del camino

con hierbabuena.

 

En medio de la vida

cuando ya nada importa:

el sabor de la papaya madura.

 

Lleva en los hombros,

sendero abajo,

nieve de la montaña.

 

Haikus del libro:

“En los bolsillos huesos de melocotón” Isabel Pose,

Editorial Polibea