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A la sombra de la higuera

Unos higos pisados
en la entrada al huerto –
Llovizna

Gorka Arellano

Cerca del agua
el olor de los pinos
y las higueras

María Argentina

 

Abuela y nieta
despezonando higos
para el invierno

Mercedes Pérez

 

hoja de higuera
en su reverso avanza
el gusano medidor

José Luis Vicent

 

El primer trueno –
En los higos maduros
cientos de hormigas

Pilar Carmona

 

Sombra de higueras…
Un gato va pisando
la tierra arada

Mavi Porras

 

Remolinos de polvo
y el resplandor
de las higueras.

Genaro Ortega

 

sobre las cañas
donde secaban higos
suena la lluvia

Daigu Neko

 

Higos maduros –
incapaz de tocar
las hojas ásperas

Bibi Gibb

 

Salto de agua
a la sombra de la higuera
las mariposas

Robert Rodríguez

 

junto al camino,
unos pellejos de brevas
todavía frescos

Elías Rovira

 

sombra de higuera;
amamanta la gata
a un cachorrito

José Antonio González

 

pedaleando
contra el viento del norte
olor a higuera

Valle Oporto

 

Batir de alas…
La luz del sol alcanza
los higos verdes

Mari Ángels Millán

 

tarde sin viento –
al arrancar el higo
su gota de leche

Toñi Sánchez Verdejo

 

Sombra de higueras.
Mi abuelo lee
rodeado de hormigas.

Luis Elia

 

olor a lumbre
bajo la higuera.
Noche de agosto

Juan Carlos Moreno

Entre los pétalos

Silencio.
La escarchilla
en los agapantos.

María Isabel Vidal (Argentina)

 

ciénaga frondosa.
asoma en el sendero
la flor de un lirio.

Ariel Bartolini (Argentina)

 

Brotes de agapanto.
Se dispersan por la arena
los gorriones

Mari Ángeles Millán (España)

 

Lirio africano,
entre los pétalos
una arañita negra.

Cecilia Iunnisso (Argentina)

 

Tarde de enero.
Sin más se abrió la espata
del agapanto

María Isabel Vidal (Argentina)

 

Florea el lirio,
entre la raíz del mangle
un nido de jaibas.

José Luis Solís (México)

 

tras el deshielo,
el intenso amarillo
de la caléndula

Elías Rovira (España)

 

Aire frío…
Agujeros en las hojas
de la yerbera

María Isabel Vidal (Argentina)

 

atajo al río-
entre la espesa niebla
las caléndulas

Ángeles Hidalgo (España)

 

Dos caballos
comiendo margaritas.
Relampaguea

Pilar Carmona (España)

 

Se rasca el perro.
Van cerrando sus pétalos
las caléndulas

Rodolfo Langer (Argentina)

 

Ofrenda en el mar.
Una gerbera cae
sobre las rocas

Mari Ángeles Millán (España)

¡¡Imágenes, imágenes, imágenes!! (2 DE 2)

¡ATRACÓN! Continuamos con una lluvia de imágenes de Shiki, una mínima selección de todo lo hallado por la red. Puede observarse cómo casi todos los retratos toman como base la última fotografía que se le hizo a a Shiki, en 24 de diciembre de 1900.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y también imágenes experimentales y de vanguardia…

 

 

 

 

 

 

 

 

El color de un té

resbala la sopa
por la pared lacada
del gran tazón

Santiago Larreta Irisarri (España)

 

Cuenco de arroz;
Su luminosidad
en cada grano.

Xaro Ortolá (España)

 

En el borde
de un cuenco con agua,
hormigas quietas.

Leticia Sicilia (España)

 

Mañana de otoño.
En el cuenco de avena
cae un mosquito

Mari Ángels Millán (España)

 

De madrugada
un breve sorbo de agua.
Invierno profundo

Sergio Pinteño (España)

 

Por la ventana
un pedazo de cielo
Cuenco de té

Idalberto Tamayo (USA)

 

lluvia nocturna –
el color de un té
con pétalos de amapola

Ángeles Hidalgo (España)

 

Luna llena de noviembre
El cuenco
aún más negro

Bibi Varela Gibb (Argentina)

 

 


Año Nuevo;

el sol entibia
un cuenco con uvas.

Mercedes Pérez (España)

 

luz de los fuegos
brillando en mi tazón
de chocolate

Elías Rovira (España)

 

Brilla la sopa.
En cada cucharada,
sorbos de sol.

Anna María Santolaria (España)

 

Té de la tarde.
Alrededor del tazón
coloco las manos.

Raonel Cruz Díaz (Cuba)

 

Cuenco desportillado
La mella absorbe
el vaho del té

Mavi Porras (España)

 

Cha-dô otoñal,,,
el colorido kimono
de la anfitriona

Julia Guzmán (Argentina)

 

En el cuenco
de una madre mendiga,
restos de leche

José Luis Vicent (España)

ANIVERSARIO DE LA APARICIÓN DE HAIKUS Y AUTORRETRATOS DE SHIKI

Por Elías Rovira Gil (AGHA)

Se cumplen en estos días 6 años de la publicación del hallazgo de 5 haikus inéditos de Shiki. El hecho fue ampliamente recogido y comentado hacia finales de agosto de 2017 por la prensa japonesa y también tuvo eco en webs especializadas del ámbito anglosajón, si bien no hubo, que sepamos, la más mínima repercusión en el mundo de habla hispana. Por ello hoy queremos recoger aquel suceso y publicarlo en ERDH.

La Sociedad para la Preservación de Shiki-an (literalmente “la casa de Shiki) anunció que se había encontrado el “Saitan-cho” (1901), un cuaderno que contiene cinco haikus inéditos y dos autorretratos del poeta y haijin Masaoka Shiki (1867-1902).Autorretrato 1, con trazos básicos

Autorretrato 2, algo más elaborado

El librito está encuadernado en estilo tradicional japonés y mide 24 por 16 centímetros y tiene 32 páginas. En su portada está escrito en japonés: 1 de enero del año 34 de la era Meiji, así como “Saitan-cho”, una especie de libro de visitas para los visitantes de Año Nuevo.

 

 

 

 

 

Aunque se conocía la existencia del cuaderno, hacía tiempo que se desconocía su paradero.

Los dos autorretratos fueron dibujados mirando el retrato de perfil tomado el 24 de diciembre de 1900, la última fotografía en vida de Shiki, hoy archiconocida, pero que en aquel momento apenas tenía una semana de existencia. Uno iba acompañado de un poema.

El cuaderno incluye también una pintura coloreada del pintor Fusetsu Nakamura, que fue colocado junto al dibujo de Shiki.

Hay poemas del haijin Kawahigashi Hekigotō, del escritor Sato Koroku y del poeta Sachio Itō, todos ellos trabajos inéditos… y así hasta un total de 13 colaboradores.

Recorte de la prensa nipona

Parte del libro “Seicho” se había reproducido ya en las obras completas de Shiki, pero esta es la primera vez que se aclara el panorama completo.  En diciembre de 2014, la Sociedad de Preservación Shikian recibió el texto en depósito y desde junio de 2015 Ichiro Fumoto, profesor emérito de la Universidad de Kanagawa (Literatura japonesa), realizó una investigación y descubrió que el cuaderno contenía cinco poemas que fueron escritos por Shiki Masaoka basándose en su letra.

Es un documento valioso que muestra cómo era Shiki en sus últimos años y cómo interactuaba con sus discípulos.

En conmemoración del 150 aniversario, se celebró una exposición especial “El día de Año Nuevo de Shiki” en Shiki-an del 1 al 30 de septiembre por parte del profesor emérito Ichiro Fumoto.

Aunque había estado postrado en cama debido a una caries espinal avanzada, los poemas de Shiki parecen alegres, lo que sugiere que el poeta debía haber tenido un estado de ánimo de celebración a medida que se desarrollaba el nuevo año.

Referimos a continuación las cinco obras, que fueron recibidas por la crítica como fruto del cansancio y la mala salud del poeta, además de la banalidad de no ser preparadas ni revisadas sino más bien improvisadas para un libro de visitas de Año Nuevo. Dejamos algunos de los durísimos comentarios de la prensa. La traducción es completamente “amateur” y si alguien con más conocimientos de traducción quisiera mejorarla, sería muy bien recibido.

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Los poemas son:

1.

寝後れて新年の鐘を聞きにけり

neokurete shinnen no kane o kikinikeri

Aún sin dormir,
escuchar las campanas
de Año Nuevo

Comentarios en prensa: Retrata a Shiki escuchando las campanas del templo tocando el Año Nuevo después de perderse la hora de acostarse. En la víspera de Año Nuevo, me preguntaba si había pasado la noche bebiendo con mis amigos durante mucho tiempo. Una frase con una idea divertida. Hoy en día, es común hacer un festejo desde la víspera de Año Nuevo hasta el día de Año Nuevo, pero en esa época era un evento peculiar que podría usarse como poema. “Neokutete” Falta de sueño.

-.-

2.

暗きより元朝を騒く子供かな

kurakiyori gancho o sawaku kodomo kana

En la oscuridad,
unos niños alborotan
en la mañana de Año Nuevo

Comentarios en prensa: Describe a los niños que se levantan antes del amanecer, cuando todavía está oscuro, y corren para celebrar haciendo ruido al jugar el día de Año Nuevo. Tanto la idea como la representación son algo mediocres. “kana” está escrito en hiragana.

-.-

3.

うらうらと初日の影や枯木立

uraura to hatsuhi no kage ya karekodachi

A la sombra de un rodal
de árboles secos,
el primer sueño

 

 Comentarios en prensa: El verso “Ura ura to” expresa con elegancia que hasta las ramas secas se llenan de la alegría del día de Año Nuevo, dándole un sabor poético. Sin embargo, el poema en sí es mediocre.

-.-

4.

初夢や巨燵ふとんの暖まり

hatsuyume ya kotatsu futon no atatamari

El primer sueño,
en la calidez del enorme futón
del kotatsu

Hatsuyume es el significado que tiene el primer sueño del año en Japón, algo muy importante para ellos. Un futón es una especie de cama/sofá tradicional japonés consistente en un colchón y una funda unidas; y kotatsu es un marco de mesa bajo hecho de madera y cubierto por un futón, sobre el cual se apoya la superficie de la mesa. Debajo hay un brasero.

Comentario de prensa: Es la mediocridad misma con estos cuatro términos consecutivos: hatsuyume, futon, kotatsu y calidez. Para ser de Shiki…, es inevitable inclinar la cabeza y pensar que algo tan mediocre sea posible.

-.-

5.

留守の戸に名刺投込む御慶かな

rusu no to ni meishi nagekomu gyokei kana

Me pregunto si es bueno
arrojar tarjetas de presentación en la puerta
cuando no estoy

Comentario de prensa: Es genial. Se dice que habían venido a dar las felicitaciones de Año Nuevo, pero lamentablemente no estaban (debían estar fuera en algún lugar para celebrar el Año Nuevo), por lo que arrojaron la tarjeta de presentación por el hueco de la puerta como señal de su visita. Shiki, que sí que estaba, pero postrado en la cama con tuberculosis severa (caries vertebral tuberculosa), no pudo salir él mismo, pero quizás uno de sus discípulos lo visitó. Es una frase que te pone triste cuando comprendes las circunstancias. Cuando se piensa en ello, se puede sentir la melancolía de las últimas palabras “Gyokei kana”. Es un poema que te hace asentir involuntariamente. Por supuesto, en los últimos años, la costumbre de visitar para los saludos de Año Nuevo se ha vuelto obsoleta.

-.-

Todos estos poemas representan escenas del Día de Año Nuevo.

No es una exageración, es una forma de capturar la atmósfera del Año Nuevo como si la vida cotidiana hubiera cambiado un poco y todos pudieran simpatizar con ella.

Aparte de eso, no creemos que sean unos buenos poemas en general, y no se puede evitar sentir que las ideas de Shiki estaban aplastadas por su enfermedad y su libertad de pensamiento se hallaba atormentada.

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Y hasta aquí esta noticia sobre algo que ocurrió ahora hace 6 años (sobre algo que a su vez ocurrió hace más de 150) y que esperamos os haya resultado de interés.

Como siempre, infinitas gracias a Félix Arce Momiji por su ayuda con la escritura japo ¡Un abrazote, amigo!

Fuentes en inglés y japonés:

https://mainichi.jp/maisho/articles/20170824/kei/00s/00s/002000c

https://www.poetryfoundation.org/harriet-books/2017/08/pending-found-five-unpublished-poems-by-haiku-poet-masaoka-shiki

https://mainichi.jp/english/articles/20170823/p2a/00m/0na/005000c

https://www-cobalog-com.translate.goog/entry/masaokashiki_newhaiku?_x_tr_sl=ja&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=wapp

https://ameblo.jp/takatanbosatsu/entry-12304505798.html

Los orígenes espirituales del haiku 6. Arte oriental y haiku (2 de 3)

El boceto de Sesshu, 1450-1505, que se ve más adelante, junto a la página 120, era evidentemente un estudio para una obra mayor y más ambiciosa; así lo demuestra la ausencia de sellos. Es demasiado brillante, demasiado buena para el haiga, le falta algo, la calidez y el sentimiento humano que infunden las imágenes más torpes y menos hábiles de aquellos que se preocupan más por la cosa representada que por la representación. El esbozo muestra, sin embargo, una simplificación y una captación de lo esencial, que son el objetivo del haiku.

Imagen 10

Escena en el río (detalle), de Sesshu

Miyamoto Musashi, 1582-1645, que murió un año después del nacimiento de Bashō, continúa el desarrollo inconsciente hacia el haiga. Su Alcaudón chillando en una rama muerta, más adelante junto a la página 271, tiene la quietud del ojo y la penetración en la naturaleza del pájaro y la rama, pero aún aspira a una perfección que para el haiga y el haiku es limitada y finita. El gran problema es cómo combinar el arte con la naturaleza, una naturaleza que es siempre incompleta, nunca acabada. Es la misma paradoja en todas partes, “rechazar a la gente” y sin embargo valorar sobre todas las cosas “el calor humano”; amar y odiar; retener y renunciar; ser uno mismo y ser todas las cosas; pintar la forma y ser consciente de esa forma y, sin embargo, ser consciente sólo del espíritu de la cosa.

Imagen 20

Alcaudón chillando en una rama muerta,
de Miyamoto Musashi

El Zenga, de Hakuin, 1683-1768, frente a la página 234, tiene, curiosamente, un haiku añadido:

よしあしの葉をひつ布レいて夕涼み

Yoshi-ashi no    ha wo hisshiite    yûsuzumi

Esparciéndose
los juncos del bien y del mal;
se refrescan al atardecer.

Imagen 17

Daitō Kokushi, de Hakuin

Este cuadro tiene una concentración y una intensidad bastante ajenas al haiga. Es un retrato espiritual, al estilo de Blake, de Daitō Kokushi, 1282-1337, uno de los más grandes de los primeros sacerdotes Zen de Japón.

Un haiga extraordinariamente bueno (aunque podría llamarse zenga) también de Hakuin, quizás el más grande de los monjes zen posteriores, es la pintura de un misosazai, o chochín, junto a la página 307; el pájaro sin cola tiene un peculiar sabor Zen. El poema dice:

驚になりが似以たとてみそさじ

Uguisu ni    nari ga nita tote   misosazai

Su aspecto
es el de un ruiseñor;
¡pero es un reyezuelo!

Imagen 23

Un reyezuelo, de Hakuin

El poema es una especie de crítica de su propia pintura; evita que el conjunto resulte demasiado lírico, ya que a la rama que se utiliza para remover el miso en el mortero de barro parece que le quedan unas pocas hojas, lo que denota una persona de sensibilidad artística. El mortero está pintado con gran habilidad. Su forma irregular, los seis puntos que representan la superficie interior, las manchas blancas del exterior que representan el reflejo de la luz en la superficie vidriada, el pico abierto del pájaro sin cola, todas estas cosas están bien hechas. Pero es un hecho, el pájaro es demasiado delgado para un chochín, y Hakuin rectifica esto en su poema. Todo el asunto es apuntar a algo de más valor que la perfección, a través de la imperfección voluntariamente elegida.

El esbozo de Bashō de las campanillas, que vimos junto a la página 26, es un verdadero haiga. Sentimos la frescura de la mañana; el rocío sigue todavía en las hojas y brilla en la fina caña que las sostiene.

El poema es:

朝顔に我は飯食ふ男哉

asagao ni    ware wa meshi kū   otoko kana

Yo soy alguien
que desayuna
contemplando las glorias de la mañana.

(Bashō)

En la primera página interior de este volumen, una pintura de Bashō despidiéndose de su discípulo Sora[1], es obra de Buson. Es bastante imaginario, ya que Buson nunca conoció a Bashō, pero mejor así, ya que Buson es libre de mostrarnos cómo deseaba verle. No es una figura romántica.

Bashō tiene un rostro sencillo, viste con sencillez, es una criatura amable, criatura de aspecto frágil, nada en él que lo muestre como lo que era, el hombre más grande que Japón ha producido. Ilustra la transcripción de Buson de Oku no Hosomichi, un breve diario de viaje, que respira a través de él y dónde está la cálida sencillez de Bashō.

El cuadro de Senna, 1650-1723, frente a la imagen 22, página 263. La ladera de Osaka, al este de Kiōto, ha captado el espíritu del lugar, sus montañas, sus cerezos en flor y sus pinos. Tiene también algo peculiarmente japonés, algo que es casi exclusivo del haiga, un cierto infantilismo, una cualidad que vemos, pero nunca podemos reproducir, en los dibujos de los niños.

Imagen 22

La Ladera de Osaka, de Senna

El poema es:

食坂のかたまるころや初ぎくら

Ôsaka no katamaru koro ya hatsuzakura

En el momento en que
la ladera de Osaka se endurece,
florecen los primeros cerezos.

(Senna)

En Kōrin, 1661-3716, contemporáneo de Bashō, vemos la tendencia opuesta, el placer de pintar por pintar; se corresponde a Swinburne en la literatura inglesa. Así, el cuadro de azaleas, frente a la página 114, tiene un parecido superficial con el haiga, pero es completamente diferente en espíritu y técnica. Las azaleas son sólo la excusa para una brillante exhibición con una forma significativa, pero, ¿forma de qué?

Imagen 9

Azaleas, de Kōrin

Lo que sigue es un interesante uso de imágenes en lugar de las palabras de Buson:

[2]

En el segundo ejemplo, la imagen se encuentra en medio del haiku:

[3]

El haiku y el cuadro de Ryōta, 1707-1787, frente a la página 192 (NT: aquí lo vemos a continuación),

Imagen 15El canasto de carbón, de Ryōta.

es un ejemplo en el que la conexión entre ambos es bastante distante. El poema de Seira, fallecido en 1791, es:

ともしびを見れば風あり夜の雪

Tomoshibi wo   mireba kaze ari   yoru no yuki

Mirando la luz.
Hay viento,
esta noche de nieve.

(Ryōta)

El viento se ve, no se siente, y la mente tiembla con la llama en la oscuridad que le rodea. La nieve cae silenciosa e invisible. Este es el poema, pero la imagen es la de un canasto de carbón, que está medio fuera del cuadro. Es negro, pero brilla a la luz de la lámpara que sólo se ve en el verso.

Otro haiga, frente a esta página, que tiene algo bastante coreano, representa un barco en la orilla de noche.

Imagen 7

Un barco anclado de noche, de Seira.

 

El poema es de Seira, fallecido en 1791:

競をとさへ開へてさむし月の夜

Hane-oto sae    kikoete samushi   suki no yoru

Incluso se oye
el sonido de las alas;
una noche fría, iluminada por la luna.

Se ven los gansos salvajes, pero no la luna, que brilla sobre el techo de la barca y sobre los juncos de la orilla. El poema es de sonido, la imagen de la vista; es el sonido de los pájaros, la vista de la orilla cubierta de juncos y el sampán amarrado. Habría sido mejor aún, tal vez, haber omitido los gansos salvajes.

La imagen de Issa de la campanilla (lirio de la mañana), frente a la página 344,

Imagen 24

Campanilla, de Issa

tiene este poema:

(朝顔) ふで

(Asagao) no   hana de fuitaru   iori kana

Mi casa…
está cubierta
con lirios de la mañana.

(Issa)

Cuando salió por la mañana temprano, vio que todo el tejado estaba cubierto con las flores del convolvulus; su casa estaba “techada” con ellas. El poema es bastante sencillo, pero el esbozo, al serlo aún más, está en perfecta armonía con él. Sólo hay una flor, cuyo dibujo sustituye a la palabra asagao, y un corto trozo de vid, pero todo está ahí. Todas las flores se mecen con la brisa de la mañana, e Issa también está allí, aunque de espaldas a nosotros, contemplándolas.

…Continúa con nueva entrega el lunes 28 de agosto

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[1] El hecho de que los poetas japoneses tuvieran discípulos y los ingleses no, es una de las cosas más significativas en el estudio comparativo de las dos literaturas.

[2] Una imagen del monte Fuji de Buson que sustituye a las letras en el haiku.

[3] 鰯 una sardina. Esta ilustración es demasiado buena.