Bashô, nuevamente teatralizado

Nuevamente Bashô, teatralizado. Con motivo de la presentación del libro Senderos, a cargo de la Asociación del haiku en Albacete (AGHA), Frutos Soriano organiza una nueva teatralización sobre Bashô, como ya hiciera hace dos años. Igualmente, el lugar, el Museo de la Cuchillería de Albacete. Aquí los guiones.

DE NAVAJAS Y KATANAS

Actores:

Jose Zafrilla
Eduardo Moreno

Textos de Bashô, Félix Arce y Frutos Soriano.

 

Monólogo de Jose Zafrilla vestido de Bashô y con cayado (subido en el estrado)

 

 

 Hiraizumi

 

El esplendor de tres generaciones de Fujiwara duró el sueño de una noche.

El palacio es un erial y sólo queda en pie el monte Gallo de Oro.

Las ruinas del castillo de Kasuhira, con el paso del río Koromo, guardan la entrada del sur y constituyen una defensa contra toda invasión. Aquí se encerraron los fieles elegidos. De sus hazañas nada queda sino estas yerbas.

Recuerdo el antiguo poema:

Las patrias se derrumban,

ríos y montañas permanecen;

sobre las ruinas del castillo

verdea la hierba, es primavera.

 

Me siento sobre mi sombrero y lloro, sin darme cuenta del paso del tiempo:

Hierba de estío:

combates de los héroes,

menos que un sueño.

 

Me habían encomiado mucho las dos famosas capillas. Ambas estaban abiertas; en la de los Sutras se encuentran las estatuas de los tres capitanes y en la de la Luz  yacen tres ataúdes; tres Budas velan. El viento ha roto las puertas incrustadas de perlas y las columnas doradas se pudren bajo la escarcha y la niebla.

Hace tiempo que todo se habría derrumbado, agrietado por el abandono y comido por las plantas salvajes, pero han levantado nuevos muros y han construido un techo contra el agua y el viento. Estos monumentos, de mil años, todavía afrontarán el paso del tiempo:

Terco esplendor:

frente a la lluvia, erguido

templo de luz.

 

(Se baja, encontrándose con Eduardo Moreno, que representa a Félix Arce,  se saludan reverencialmente y Jose/Bashô le entrega su cayado. Eduardo/Félix  se le queda mirando mientras desaparece y luego va al sitio donde Jose/Bashô había dicho su monólogo)

 

Monólogo de Eduardo/Félix:

 

BAJO LA NIEVE DE MARZO, HIERBAS DE VERANO

 

…las ruinas del castillo de Yasuhira, con el paso del río Koromo, guardan la entrada del Sur y constituyen una defensa contra toda invasión. Aquí se encerraron los fieles elegidos…Me siento sobre mi sombrero y lloro, sin darme cuenta del paso del tiempo.

Confieso que había imaginado este lugar diferente. Este lugar. El lugar en el que Matsuo Bashô lloró.

Camino de Hiraizumi el maestro Bashô se detuvo aquí para rememorar, tal vez soñar, gestas y hechos históricos de los antiguos héroes. Yo, como él, también me detengo aquí, camino de Hiraizumi. Ahora es él el rememorado por mí, hoy, siglos después, bajo esta nieve que cae lánguidamente sobre los ríos y las montañas.

No deja de ser extraño estar aquí, con las hierbas de verano, mientras cae la nieve.

El maestro Takano sonríe mientras le fotografío frente a la capilla. Fujiwara-san casi se descalabra ascendiendo las escaleras cubiertas de nieve talladas en la pendiente. Ella y yo jugamos a lanzarnos bolas de nieve como niños que ajenos a los héroes y las patrias corretean sobre un mundo blanco y nuevo.

Qué extraño es esto, sí…

El esplendor de tres generaciones de Fujiwara duró el sueño de una noche…

Sueños, llantos, risas, la blancura de la nieve y de las canas de los viejos samurai.

Takano-sensei  y yo posamos frente al monumento que conmemora el famoso haiku de Bashô. Él como sorprendido, con las llaves del coche en la mano, yo encogido, siempre tan friolero, con la sonrisa de quien aún intenta asumir dónde está y por qué. Los copos de nieve, con la ligereza y la suavidad de mil años y un sueño, vienen a posarse sobre nosotros, las piedras y las palabras.

Ahora todo es blancura, solo blancura.

Hierba de estío:

combates de los héroes,

menos que un sueño.

 

Esto escribió Bashô.

Y esto escribió otro que pasó por allí, tiempo después:

nieve reciente,

las huellas de alguien

que subió y bajó la montaña

 

Al terminar, Eduardo/Félix deja el cayado a un lado, baja y se encuentra con Jose, que lleva vestimenta actual. Hay un expositor de navajas que Jose está contemplando.

 

F.- Hola.

B (inclinándose).- Hola.

F.- ¿Ha venido usted también a la presentación?

B.- Sí, quizás sí. (Mirando las navajas) Son hermosas.

F.- Sí, son muy hermosas estas navajas.

B.- ¿Navajas? ¿Así se llaman..?  Son como…pequeñas dagas.

F.- ¿No es usted de aquí, verdad?

B.- Yo no sé de dónde soy… quizá soy…un viajero de la eternidad.

F.- Así se llamaba a sí mismo Matsuo Bashô, el pionero del haiku.

B.- Ah…usted conoce el haiku.

F.- Claro, soy haiyín…o eso pretendo.

B.- Y seguro que ha venido hoy aquí por algo relacionado con el haiku…

F.- Pues sí, hace  dos años gané el concurso de haibun que se convocó aquí, en Albacete, en este mismo museo.

B.- Vaya, enhorabuena. (reverencia)

F.- Gracias. Me hizo muchísima ilusión. El texto era un homenaje a mi padre. Tomé como motivo una navaja suya que se perdió cerca del río donde íbamos a pescar. Siempre, siempre que pescábamos junto al abedul mi padre y yo buscábamos aquella navaja. Al llegar o tras el almuerzo. O justo antes de marchar, cuando ya los murciélagos rozan el agua que se oscurece.

B.- Acaba de sobrevolarnos un haiku, ¿lo ha notado?

F.- Pues…no.

B.- Ponga atención…

Pesca en el río:

Los sables juntos

sobre la hierba

F.- El caso es que no me resulta del todo desconocido.

B.- Los guerreros samurais acostumbraban a llevar dos espadas. La más larga, tipo sable, la katana, que era el arma principal reservada especialmente para la batalla. Y la espada corta, una daga. Parecida a estas…navajas.

F.- Pesca en el río:

Los sables juntos

sobre la hierba

B.- Ahora viene otro, escuche, escuche…

Pescando en el río…

sobre las rodillas de Jizô

una pequeña daga

 F.- ¿Qué significa Jizô?

B.- El Bodhisattva Jizô es una figura compasiva y protectora de los niños.

F.- Ah, ahora lo entiendo. El pescador…

B.- es un guerrero…

F.- Y, para pescar, deja su daga en las rodillas de una figura del Bohisattava.

B.- Así es. Pero…no me ha dicho usted ningún haiku suyo.

F.- 

un destello

truchas desovando

corriente abajo

B.- (lo repite, degustándolo)

un destello

truchas desovando

corriente abajo

(pausa)

F.- ¡Qué silencio! (mirando el reloj) Parece que ya es la hora.

B.- ¿Qué hora?

F.- La de la presentación del libro.

B.-Ah…

F.- ¿Viene usted?

B.- Con mucho gusto.

(Se sientan entre el público)