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Haibun 65

Haibun 65

Rambla del  Tuerto

Comenzamos ilusionados la primera ruta de senderismo cerca de Tarazona de la Mancha, en un paraje llamado la Rambla del Tuerto.

Una brisa suave de primeros días de otoño nos recibe al bajar del autobús. Los colores empiezan a amarillear el paisaje.

Lo primero que nos encontramos es un majuelo:

Luz de otoño,
en las viñas recolectadas
algún racimo olvidado.

Siguiendo el sendero pronto llegamos a la Casa del Tuerto. Antaño, grandes olmos daban sombra a la casa y al camino, pero ahora, afectados por la grafiosis, solo quedan los viejos troncos de donde han brotado otros nuevos y jóvenes.

Guardo en mi bolsillo una hoja para recordar su forma asimétrica y rugosa.

Llegamos al río Júcar, con su bosque de ribera, nos llaman la atención dos espinos, uno albar y otro negro, que han crecido juntos.

Más adelante, el porte de los pinos piñoneros nos impresiona por su altura y por su forma graciosa de parasol chino. Su corteza, de color marrón rojizo, grueso y libre de ramas, que el propio árbol va podando.

Al final, Juan nos explica en qué consisten las minas de agua, túneles excavados en este caso en la tierra arenosa, para conducir el agua subterránea a los cultivos. Nosotros, mientras, observamos asombrados los respiraderos del túnel.

El canto de la solitaria totovía alegra nuestro camino de regreso al autobús.

Octubre de 2025.

Eulogia Jiménez.
Albacete, España.

COLUMBIDAE. PALOMAS, TÓRTOLAS Y AFINES.

COLUMBIDAE

PALOMAS, TÓRTOLAS Y AFINES

 

Cantadora sencilla de una gran pesadumbre,

entre ocultos follajes, la paloma torcaz,

acongoja las selvas con su blanda quejumbre,

picoteando arrazanas y pepitas de agraz…

 

José Eustaquio Rivera

 

De nuevo, llueve a cántaros en Valencia. Aquí, como Raimon dice en su canción: «La lluvia no sabe llover». En un rincón del balcón, acurrucadas, dos palomas muy juntas esponjan su plumaje y aguantan impertérritas el temporal. Cuando salga el sol revolotearán por el barrio acudiendo a su cita con las migas del asfalto.

 

Revuelo de palomas.

Un pajarillo

les quita el pan.

 Luis Elías Iranzu (Luelir)

 

Palomas, tórtolas y formas afines, forman parte de la familia Columbidae, en total unas 358 especies distribuidas por todo el mundo, a excepción de la Antártida y el Ártico. Son aves inteligentes, monógamas, con un gran sentido de la orientación, aguda visión y alta velocidad de vuelo. Ejemplo de ello, su utilización como palomas mensajeras. Aquí en Valencia, antaño, los pescadores enviaban palomas mensajeras a la costa, para avisar de cuánta pesca habían obtenido y así se podía vender la captura antes de que llegara y no se estropease. «Ja està tot el peix venut», «ya está todo el pescado vendido», decían las mujeres de los pescadores cuando éstos llegaban a la orilla.

 

el fondeadero-

zurean las palomas

entre la niebla

Cecilia Iunnisso Fernández

 

romero en flor-

el pico de la paloma

entre las plumas

 Bibiana Varela (Bibi)

 

Aire de lluvia

dos torcazas picotean

un mango podrido.

 Miguel Ángel González

Paloma bravía (ancestro de la paloma doméstica), torcaz, zurita, de alas blancas, crestada…, tórtola turca, común, europea, senegalesa, mexicana, oriental, estriada, coquita…Algunas de estas especies se han adaptado a la vida en entornos urbanos, siendo controlada su población en algunas ciudades, no siempre con métodos éticos.  Nada fácil sobrevivir.

 

Tórtola herida,

cerca de ella otra

que viene y va…

 José Luis Vicent (Barlo)

 

La luz del alba.

En el cable una tórtola

que anda de lado

 Xaro Ortolá (Destellos/Xaro La)

 

mesas de café –

la paloma otea el cielo

desde la silla

Claudia Bakún

 

Se reconocen como seres individuales y entre ellos. Igualmente saben diferenciar a los seres humanos que las ayudan de los que las agreden.

Hato no koe mini shimi wataru iwato kana

 El canto de la paloma

me cala hondo en el cuerpo –

la cueva rocosa

Matsuo Bashô

 

Sopor de estío.

Una torcaza arrulla

en plena siesta

 Juan Carlos Durilén

 

Ha vuelto la paloma

que arrastra el ala.

Almendro en flor.

Mª Ángeles Millán (Hikari)

 

La paloma es emblema de pureza, de fidelidad y de amor. Siempre ha sido signo de buena esperanza. Generalmente se le suele representar volando. Con una rama de olivo en el pico, es símbolo de paz en las sociedades occidentales.

Mar invernal

Retrocede el palomo

ante la ola

 Jorge Braulio Rodríguez

 

La llovizna

empapando sus alas…

canta la tórtola

 Leticia Sicilia (Hadaverde)

 

Tejados húmedos.

Caminan muy erguidas

varias palomas.

 Lucho Aguilar

 

En el Cristianismo como en el Islam se mantiene la tradición de las palomas como ángeles o símbolo del Espíritu Santo. En la antigua Roma, la paloma estaba consagrada a Venus, que la llevaba en su mano y la ataba a su carro. Comerlas estaba reservado a los sacerdotes. Los asirios les tenían mucho respeto pues creían que era el alma de Semirámide, su reina, que ascendió al cielo en forma de paloma.

 

Sol de la tarde,

resplandor de palomas

 en pleno vuelo…

 José Luis Vicent (Barlo)

 

El vuelo de una tórtola –

Cantan más fuerte

los abejarucos

 Gorka Arellano

 

fu ni isogu suzume hato nado tobitatase

 Me apresuro por la noticia de la muerte de alguien,

Gorriones y palomas

levantan vuelo al mismo tiempo.

 Kaneko Tôta

 

En la cultura nativa americana suelen representar el amor eterno, transmiten mensajes importantes y son símbolos del perdón. En Japón, las palomas se asocian con la paz y el fin de una guerra. Es el ave que se usa para honrar a las personas que murieron en Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial.

 

Hora de siesta.

Un canto de torcaza

en soledad

 Juan Carlos Durilén

 

Prado de tréboles.

La paloma caída

entre las piedras

 Rodolfo Langer

 

Ondas en el agua

Dos palomas muertas

flotan entre hojas

 Niña de 10 años: Camila Aricochi

 

En azoteas, balcones, cornisas, las grietas de los muros, campanarios, plazas, parques o jardines, palomares, semáforos, farolas o en el bosque; siempre cerca, arrullando a cualquier hora, nuestras amigas, no siempre bien tratadas, las palomas. Digamos pues, como Pablo Neruda en uno de sus sonetos: «Yo digo amor, y el mundo se puebla de palomas.»

 

Alba de verano

el arrullo de una tórtola

en la penumbra

 Leticia Sicilia (Hadaverde)

 

tocaron suelo

a la vez: la paloma

y la hoja seca

 Frutos Soriano

 

Arde la tarde.

Sestean en la fuente

unas palomas.

 Susana Benet

 

desde el enebro

el arrullo de una tórtola…

Luna de Navidad

 Mercedes Pérez

 

Puesta de sol

el silencio de las tórtolas

mientras se alejan

 Leticia Sicilia (Hadaverde)

 

muzuka shiki hato no reigi ya kaukodori

 Todo el prestigio para las palomas

¿y qué pasa con el cuclillo del Himalaya?

 Yosa Buson

Atender el llamado del haiku I y II

Octubre, 2025
Primavera
Córdoba, Argentina

 

Atender el llamado del haiku I

 

Insiste incansablemente. ¿Qué decir del haiku? de él, sobre él, en torno a él…

Muchísimos impedimentos: esa otra tradición literaria que involucra una sensibilidad imbricada menos con la historia que con intuición estética: el gusto, el tacto, la mirada. La estética japonesa parece ser eso: infinidad de imágenes que no se deberían explicar sino intuir. Ah el pétalo que tiembla como un fino tempano reflejado sobre él estanque, qué bonito. Ah, la vacuidad de las palabras dentro de la boca oscura de tinta. Esa boca desentona un poema sobre los campos de arroz seduciendo un par de oídos asfixiados por la opacidad de un biombo de papel: ah, un corazón retorcido de algo parecido al amor.

Enunciar un saber sobre el haiku implica retener un impulso fantasioso. Entre Occidente y Japón, entre una chica en Argentina que estudia un poema breve con toda la rigurosidad de una disciplina que busca describir otra cultura. Pero cuando escribo para el rincón del haiku, este escondrijo que se triangula entre dos paredes refugio mi fascinación en un espacio más afable. Sin la obligación de la reposición teórica o de vigilancia epistemológica, escribir en un rincón inaugura un espacio más afable. Habría que pasar del saber al sabor: describir para evocar el sabor del agua, habilitar una mirada imaginante que entrevé y entrevera las figuras imprecisas que aparecen en su visión periférica. En este rincón es posible alisar el espacio estriado del haiku. estrías que son los saberes instituyen un sentido. Alisarlas implicaría dar lugar una piel que no olvida sus estrías pero si avanza entre ellas con el gesto de la caricia que tantea sin anticipación. Esa línea de caracteres se despliega sobre la página con todas sus marcas. En este rincón el haiku es el talismán que nos reúne.

Y si el haiku es talismán, su hechizo es el llamado. Ante esa línea de caracteres quiero permitirnos una lectura singular. Una que permite captar algo que los estudios de la pauta formal o estrictamente histórico-literarios no se atreven. Desde este rincón trazamos nuestro propio camino de lectura. Uno que el estudio de la forma suele desestimar: el relato del haiku, su componente no discursivo, su gesto, su sensibilidad.

Se trata de una travesía sin mapa, en ella no hay un estudio situado sino embarcado guiado por corrientes imprecisas y demasiado interrogantes: qué hacer con el idioma, con mi interpretación de lo que el haiku dice, con la referencia cultural, con su fondo simbólico en diálogo con el nuestro. Esta barca en la que vamos está guiada solo con curva y contracurva, cruces y caminos superpuestos que forman los caracteres del poema y sus ecos sonoros.

Entonces atender el llamado del haiku es dejar que los ojos sean capturados por un orden textual: un trama llena de nudos. A aquel orden se suman las complejidades del contexto lingüístico, especialmente de aquellas poéticas que a principios de siglo XX expresan su separación la tradición nacional alumbrando un tipo de haiku que podríamos decir, “moderno”.[1] Pero intentemos desanudar y desentramar  atendiendo a la multiplicidad de la escritura japonesa: sin prescindir de las figuras formales propias de esta forma poética.[2] Contemplamos juego equívoco involucrado en cada kanji que tienen diferentes lecturas, o bien, las onomatopeyas funcionan como elemento sonoro pero también verbal o adjetivo, entre otros casos. Esta panorámica veloz, nos permite esbozar ahora nuestra propuesta. ¿Qué hacer ante ese puñadito de caracteres escritos en una sola línea? ¿Cómo decir algo, como hacer una crítica, que se vincule con la teoría?

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Noviembre, 2025
Primavera
Córdoba, Argentina

 

Atender al llamado del haiku II

 

Una mano se agita sobre la página esbozando una escena. La principal apuesta de Shiki fue: “Vencer los movimientos del corazón, llegar a dominarlos y no sugerirlos más que apenas. Y por una técnica eminentemente pura, desencadenar en el lector, valiéndose de una notación concreta y sobria, una impresión profundamente suscitada.” (R. Izquierdo, 106). ¿Qué hacer con la notación “concreta y sobria”, afirmación que nos devuelve a al peligro de otra: sobre el haiku nada puede decirse, cuando de aquella impresión pareciera inaccesible. El haiku aparece como un paisaje que revela sus más enigmáticos signos. Veamos el siguiente haiku de Shiki:

 

顧みれば行き会いし人霞みけり

Kaeri mireba yuki aishi hito kazumi keri

 

y en la traducción de Rodríguez Izquierdo:

Mirando hacia atrás

veo alguien que encontrará

ya diluido en la niebla (2022: 33).

 

Con la lectura formal de este poema podríamos decir que: respeta la regla de las 17 moras, el kigo de este haiku es niebla y que el kireji de este haiku es keri, que es un haiku cuya geometría forma el triangular: eso sería hablar del haiku y repetirlo. Al contrario: para aprovechar y potenciar el contacto interlingüístico de ambos idiomas devolvemos a la traducción su operación crítica, una que despliega menos líneas de sentido que pliegues de ellas. Pliegues donde se juegan volúmenes y ambigüedades de ese poema que se escribe en una solo línea.

  Consideremos al haiku como una figura de origami. Ante el llamado del haiku -ante la figura de papel plegado- el lector imagina el relato posible: mirará las esquinas angulosas del haiku, lo conservará en su mano para ensoñar el poema. Como afirma Barthes en Crítica y verdad (1972), todo lector sabe que “(…) retoma contacto con cierto más allá del texto, como si el lenguaje primero de la obra desarrollara en él otras palabras y le enseñara a hablar una segunda lengua (…) Es lo que se llama soñar.” (53-54). De este modo, en la tarea crítica hay un reorientación del deseo: se trata de un ansia por el idioma, sus símbolos, un lenguaje segundo donde ya no se desea la obra sino acceder a su propio lenguaje. Un deseo de hundirse en la profundidad de esas marcas que han dejado los pliegues del haiku.  Después de recorrer los vértices y ángulos obtusos del origami-haiku, la crítica conducirá a desplegar la figura de papel por alguno de sus bordes y en cada despliegue perfilará su lectura, detectará el matiz o la singularidad del poema. Hasta que por fin, con toda la figura desplegada ante sí, el crítico en la lectura simultánea de todas las hendiduras en el papel podrá por fin concebir y escribir ese lenguaje segundo de la crítica. Y lo hará, en una apuesta re-doblada: volverá a doblar el papel en otra figura, en un deseo profundo de escritura. Como afirma Barthes: “La crítica desdobla los sentidos, hace flotar un segundo lenguaje por encima del primer lenguaje de la obra, es decir, una coherencia de signos.” (Barthes, 1972: 66) Esa coherencia tal vez no sea eso que el haiku tenga de suyo como lo japonés, más bien será la proximidad entre los signos poéticos del poema entre la lengua de partida y la lengua de término.

El llamado del haiku no es por la literalidad, sino por lo que hay más allá de su forma: por las insistencias que en las obras, por la sensibilidad que propone cada una, y por el modo en que lo material, en el sentido de lo no-discursivo-interviene en la materialidad del lenguaje para dar lugar a paisajes singulares.

Entonces del haiku de Shiki, “Mirando hacia atrás/ veo alguien que encontrará/ ya diluido en la niebla” (2022: 33) podríamos decir que: en primer lugar, las tres partes del componen un paisaje que hacen de la niebla un espejo opaco en el que se produce un encuentro con una figura apenas visible que puede ser propia del poeta o de alguien que se ha cruzado en el camino. Despleguemos: Kaerimireba, no solo es darse la vuelta sino también mirar al pasado, a la reminiscencia; aishi hito es encontrarse con una persona de manera accidental; y kasumi, enfatizado por la palabra de corte keri es volverse nubloso, en el sentido de enigmático, o volverse borroso u oscuro ante la vista. Y cabe una aclaración más en torno a esta palabra, en japonés kasumi designa una niebla ligera, una neblina, que se diferencia de la bruma o niebla densa del otoño característica del otoño. Entonces, darse la vuelta o la reminiscencia se tiñe del matiz de la neblina, el encuentro con esa persona del pasado o que ha pasado, toma este carácter del recuerdo, algo que había sido olvidado y se recuerda repentinamente. El haiku nombra esa la ingravidez del recuerdo, que no es la memoria exacta, sino la interrupción de una reminiscencia apenas.

 El recuerdo toma la textura de la neblina y el encuentro accidental resuena como la reminiscencia al pasado que interrumpe imprevisible. ¿No se parece mucho a la interrupción del pensamiento, a la emergencia de la idea, a eso que tanto se ha dicho del haiku, que aparece de la nada en el aquí ahora, captado en el presente? En este sentido el haiku de Shiki parece definir la naturaleza del haiku en sí mismo, de esa forma poética que viene a interrumpir la cháchara del lenguaje como decía Barthes. El llamado del haiku es ese: desde la neblina nos pide que escribamos la interrupción, en el caso del poeta la de registrarla en una frase corta; en el nuestro, la situación de deseo de decir algo más: ya sea a señalar cómo la neblina de primavera imprime su falta de peso o su capacidad de deslucir la reminiscencia. Un deseo por medir  los distintos pesos que tiene el tiempo o bien, los diversos modos de encontrarse.

 

Bibliografía

Barthes, R. (1972) Crítica y verdad. Siglo XXI, Buenos Aires.

Barthes, R. (2003) “¿Qué es la crítica?”. En: Ensayos críticos. Siglo XXI, Buenos Aires.

Chiappe, M. (2018, February). Literatura japonesa en la UBA: avances y proyecciones. In V Congreso Internacional de Letras.

Derrida,

Flores González, D. J. (2021). El Haiku de Taneda Santouka: Dificultades de Traducción Y Belleza. (TESIS)

Gavirati, P. coord. (2022) La naturaleza del japonismo: Discursos occidentales sobre tierra, flora y nación: una lectura desde Argentina. Teseo Press, Buenos Aires.

Jorge, J. (2022). Paisaje, lengua e interioridad en el haiku moderno. Mirai. Estudios Japoneses, (6), 257-271.

Montava, M. A. M. (2022). Problemas lingüísticos discursivos en las traducciones de un haiku de Matsuo Bashō del japonés al español. Sincronía, (81), 501-511.

Ortiz, R. (2003). Lo próximo y lo distante: Japón y la modernidad-mundo. Interzona, Buenos Aires.

Watkins, M. (1999). Reflexiones sobre la traducción de literatura japonesa al castellano. Cuadernos CANELA: Revista anual de Literatura, Pensamiento e Historia, (11), 33-49.

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[1] En este haiku -del que ya he hablado muchas veces aquí- lo tradicional, lo occidental y la experimentación singularizan esta forma poética y posibilitaron su comprensión y práctica en Occidente. Esta modernización del haiku se debió a un “interrelación de códigos” entre Japón y Occidente (Europa y Estados Unidos) que atravesó dos coyunturas históricas que fueron fundamentales para el archipiélago: una, la Restauración Meiji (1868-1912) -periodo en que Japón abre sus fronteras para el intercambio cultural- y otra, la Segunda Guerra y Posguerra (1945-1972) (Chiappe, 2012). Es decir, el haiku que conocemos actualmente (especialmente, la recepción que se ha hecho de él en Argentina) está muy alejado de su componente estrictamente japonés, relacionado con la tradición de la poesía nacional, el espíritu Zen o sintoísta, el refinamiento y refrenamiento que ha descrito ciertos autores del japonismo argentino desde mediados de los 50.

[2] A saber, la palabra estacional, kigo (que da la pauta del momento o lugar, que no necesariamente tiene que ver las coordenadas espacio temporales de su concepción) y la palabra de corte, kireji (que funciona como una especie de puntuación poética en ese único verso que se escribe sin espacio entre los caracteres)

Noviembre de 2025

CONSTRUIR

Cae la noche
Mientras, río abajo,
Se oyen las grullas.

 

DECONSTRUIR

Luz y sonido. La fusión inefable de ambos es la clave con que, puesto a pensar,  podría yo ahora deconstruir este haiku. Se me ocurrió a raíz de la visión reciente, la semana pasada, del crepúsculo sobre las aguas del río Tajo, en la orilla de Las Herencias, cerca de Talavera de la Reina.  Fue a esa hora mágica en que el día se disuelve en noche; la hora en que las últimas grullas se recogen entre los carrizos del río lanzando al aire sus gritos.  No fui yo quien se vio rodeado por las primeras tinieblas de la noche, ni yo quien oyó a esas aves. Fueron estas las que se vieron envueltas por la noche incipiente; fue la luz crepuscular la que oyó a las grullas. Yo estaba ausente. Yo no era yo. Yo era noche que empezaba y yo era grulla que gritaba. ¿No estaba poniendo en práctica el famoso lema en que Arthur Rimbaud cifraba la clave del arte de la poesía: «Yo es otro»?

   Este «otro» puede ser la rana y el estanque del famoso haiku de Bashō. O puedo ser  un buey. Como en este haiku de Shikō (1665-1731), uno de los diez discípulos famosos del mismo Bashō:

Ushi ni naru
Gaten ja asane
Yū suzumi

 牛になる
合てんじゃ朝寝
夕涼

¡Hacerse buey
y poder dormir por la mañana
y estar fresco por la tarde!

El haijin, registrador de lo inefable, se vacía para ser otro. ¿Qué otro? El despertado por las sensaciones: la vista, la conciencia, el olfato, el oído, el frescor de la tarde, el deseo de dormir, etc.  El haiku es poesía de sensaciones, poesía material, poesía corporal. Pero de un cuerpo en que el yo ha desaparecido.  Yo es otro.

LA NOCHE DE LA ALUMBRADA

Roxana Dávila Peña
mushi

 

Ya atardece. Tiemblan con el viento las luces de las velas que las familias encienden poco a poco en el cementerio.

Mi madre, como cada año, vuelve a indicarme el camino hacia la tumba de mi abuelo.

—Aquí das vuelta a la izquierda y, en esa subidita, la tercera a la derecha lo encuentras —me dice. Me gusta seguirla y ayudarle a cargar el agua y las ofrendas.

Parece que las flores de cempasúchil iluminadas derraman el color del sol sobre la noche. También la mayoría de las tumbas y los caminos se alumbran con las veladoras.

Camino entre las ofrendas y pienso que mi propia vida ha sido un sendero hecho de luces y despedidas.

Las sombras en movimiento se vuelven cálidas. El aire huele a copal y a pan recién puesto.

Mi jarrito de café aún humea. Hoy no ha llegado nadie a la tumba de junto.

El papel picado se mece con el viento, como si saludara. Hay música allá, hacia la capilla. Este año hay tumultos.

La noche está más fría. Me abrigo un poco más. En cambio, mi madre nunca tiene frío. Comienzan los rezos.

Un poco de cera cae sobre mis dedos mientras esparzo pétalos de flores de terciopelo sobre la placa de mi abuelo Samuel. Le hablo bajito y, aunque no lo recuerdo con claridad, sí me acuerdo de que, de niña, me impresionaban sus manos que olían a tabaco.

Nos despedimos. Ya nos veremos hasta el próximo año.

La cara de mi madre,
resplandeciente,
colocando la pipa.

NOVIEMBRE DE 2025

Hace unos días, por fin, guardé la ropa de invierno y saqué la de verano. Si bien en Santiago estamos viviendo una primavera bastante inestable, ya no podía esperar un minuto más para dejar atrás todo lo que me recuerda el frío invernal y sus días nublados. En Japón la costumbre de cambiar ropas dependiendo de la estación, como se podía esperar, está presente en el mundo del kigo. Por ejemplo, 衣替え koromogae, cambio de vestuario, se utiliza al pasar de vestir ropa de invierno a usar ropa veraniega al comienzo de la primavera. Una de las bellezas del kigo es, precisamente, cómo nos acompaña en nuestro día a día.

Este mes veremos la última de las estaciones climatológicas (ya que Año Nuevo es más bien una estación cultural): invierno o 冬 fuyu. Justo esta mañana veía en las noticias que el monte Fuji había recibido su primera nevada de la temporada.

El invierno abarca, según el calendario actual, desde 立冬 rittou o inicio del invierno (07 de noviembre) hasta el día anterior a 立春 risshun o inicio de la primavera (04 de febrero). Según el calendario tradicional, corresponde a los meses de 神無月 Kannadzuki o Décimo Mes, 霜月 Shimodzuki o Décimo Primer Mes y 師走 Shiwasu o Décimo Segundo Mes.

En el mundo del kigo, el invierno se divide en cuatro períodos: 三冬 santou; tres inviernos, y cuyas palabras se pueden utilizar en la composición de haikus durante toda la estación. Luego tenemos 初冬 shotou o inicio del invierno, que corresponde a noviembre en el calendario solar, y a 神無月 Kannadzuki o Décimo Mes, en el lunar. El siguiente es 仲冬 chuutou o mitad del invierno; diciembre o 霜月 Shimodzuki; Décimo Primer Mes. Finalmente llegamos a 晩冬 bantou o fin del invierno, que abarca enero o 師走 Shiwasu; Décimo Segundo Mes.

En esta oportunidad los haikus seleccionados contienen kigo correspondientes a 三冬 santou y 初冬 shotou.

 

Kigo: 息白し ikishiroshi; blanco aliento. En las mañanas de invierno, cuando la temperatura es baja, el vapor de agua del aliento se enfría, haciéndolo parecer blanco.

Período: 三冬 santou; tres inviernos

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Hoshino Tatsuko (1903-1984)

息白く恐れげもなく答へたる

iki shiroku osorege mo naku kotaetaru

con un frío aliento y sin miedo respondió

Kigo: 初時雨 hatsushigure; primera llovizna. La primera llovizna del invierno. Este kigo representa la sensación de que el invierno ha llegado.

Período: 初冬 shotou; inicio de invierno

Categoría: 天文 tenmon; astronomía

Haijin: Sudou Ringo (¿?)

パエリアの焦げ香ばしや初時雨

paeria no koge koubashi ya hatsushigure

el aroma ahumado de la paella, primera llovizna

Kigo: 初雪 hatsuyuki; primera nieve. Se refiere a la primera nevada del invierno. Las personas de antaño admiraban la nieve tanto como admiraban la luna y las flores. La nieve también era señal de una buena cosecha. El carácter “初 hatsu; primera” transmite alegría y determinación ante la inminente llegada del invierno.

Período: 初冬 shotou; inicio de invierno

Categoría: 天文 tenmon; astronomía

Haijin: Hasegawa Kai (1954)

初雪のあとの青空金閣寺

hatsuyuki no ato no aozora kinkakuji

Pabellón Dorado, el cielo azul tras la primera nevada

 

El 金閣寺 Kinkaku-ji, también conocido como el Pabellón Dorado, es un templo budista zen ubicado en Kyoto, su nombre oficial es Rokuon-ji. En 1397 el shogun Ashikaga Yoshimitsu adquirió el terreno y ordenó la construcción del complejo. Tras su muerte y siguiendo sus deseos, su hijo lo convirtió en un templo Zen. Está designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Kigo: 七五三 shichigosan; Shichi-go-san (literalmente “siete, cinco, tres”). Festividad realizada el 15 de noviembre en que los niños que cumplen tres y cinco años y las niñas que cumplen tres y siete años visitan un santuario. Es conmovedor ver a los niños vestidos con kimonos luciendo los escudos familiares y hakama (pantalones anchos que se visten sobre el kimono), y ​​a las niñas con el pelo recogido y adornado. Los niños también reciben caramelo Chitose-ame.

Período: 初冬 shotou; inicio de invierno

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Goto Hinao (1917-2020)

父似の娘母似の息子七五三

chichi ni no musume haha ni no musuko shichigosan

la hija parecida al papá, el hijo parecido a la mamá, Shichi-go-san

Me despido esperando que llegue el calor estival y deseando que todos puedan disfrutar el paso de las estaciones, ya sea rodeados de flores primaverales o caminando entre el follaje otoñal mientras se preparan para el frío del invierno. ¡Hasta el próximo artículo!

Apéndice con el EXTRACTO DE LA “COLECCIÓN DE VERSOS DE LA RELIGIOSA CHIYO”: 462 haikus haikai de Chiyo; y la Bibliografía.

APÉNDICE

EXTRACTO DE LA “COLECCIÓN DE VERSOS DE LA RELIGIOSA CHIYO”:

CUATROCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO HAIKAI DE CHIYO

 

Se pueden encontrar dos ediciones de los haikai de Kaga no Chiyo:

la primera es la de Kaga no Taimu, realizada durante la era Ka-ei (1848-1853); la segunda es la de Kaga no Shiromaru Akira, impresa en la era Meiji (1868-1912). La selección que aquí se presenta incluye los mejores poemas contenidos en los dos primeros recopilatorios.[1]

(NT: En este apéndice se ha incluido el kanji de cada haiku, pese a no estar en la edición de Gilberte Hla-Dorge, de tal modo que cualquier posible error en ese añadido es nuestro. Además, se añaden al final los haikus de Chiyo presentes en el libro que no se han agregado a esta recopilación antológica).

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  1. SECCIÓN DE PRIMAVERA

 

HATSU-HI: “el primer sol del año

 

  1. 1. 松竹や世に誉れある日の始め

matsu take ya / yo ni homerareru / hi no hajime

¡ah, los pinos, los bambúes de adorno!
en todas partes se celebra
el primer sol del año

 

  1. 竹も起きて音吹き交わす初日かな

take mo okite/ oto fuki kawasu/ hatsu hi kana

se yerguen los bambúes
y hay cruce de silbidos…
sol de año nuevo

 

  1. 鶴の遊び雲井に羽鳴う初日かな

tsuru no asobi/ kumoi ni hanawu/ hatsuhi kana

bajo el primer sol,
la armonía de ver en el cielo
las grullas que pasan

 

SAITAN: “el primer día del año”

 

  1. 身も宝荷も宝や初日影

miro mo takara/ niro mo takara ya/ hatsuhi no kage

son unos tesoros:
primeras sombras
del amanecer

 

  1. 美しき夢見なほや花の春

Utsukushii/ yume minaō ya/ hana no haru

bonitos sueños:
comienzan a tenerse
con la primavera florida

 

  1. 葉や水の田毎に解けて初日影

ha ya mizu no/ tagoto ni tokete/ hatsu hi kage

los primeros rayos del sol,
provocando el deshielo
en cada arrozal

 

HATSUZORA: “el cielo del día de Año Nuevo”

 

  1. 何と見んその八景の初日影

nani to min/ sono hatsu kei no/ hatsu ni kage

¿a qué compararé
esos ocho paisajes?
los primeros rayos de sol del año

 

JINJITSU (NANAKUSA): “mañana de la recolección de las 7 hierbas”

 

  1. 七草に見合わぬものは蕪かな

nana kusa ni/ miyawanu mono wa/ kabura kana

de las siete hierbas,
la que no conviene,
es el nabo

 

 

  1. 雪遊びする暇もなし若菜摘み

yuki asobi/ suro hima mo nashi/ wakana tsumi

ni siquiera hay tiempo
de jugar con la nieve:
recolección de hierbas jóvenes

 

  1. 雪つぶて笑う間もなし若菜摘み

yuki tsubute/ kaeiō ma mo nashi/ wakana tsumi

bolas de nieve,
ni siquiera hay tiempo para reír:
recolección de hierbas jóvenes

 

HANA NO HARU: “primavera florida”

 

  1. 良きことの二重にも余らうや花の春

yoki koto no/ ni e ni mo amarō ya/ hana no haru

es imposible ver
todo lo bueno y lo bello,
¡la primavera florida!

 

FUKU-WARA: “briznas de paja que dan buena suerte”

 

  1. 福藁や散り替えけちゃは大相好敷

fukuwara ya / chirigae kecha wa / ōsōkōshiki

¡ah, las briznas de paja que dan buena suerte!
al igual que el polvo,
esta mañana son hermosas

 

 

 

WAKA MIZU: “el agua nueva”

 

  1. 若水や藻に咲く花もこの私蔵光

waka mizu ya / mo ni saku hana mo / kono shizōkō

gotas de agua nueva:
hacen florecer
las plantas acuáticas

 

MANZAI: “artistas ambulantes”

 

  1. 14. 漫才や戻りは老の恥ずかしく

manzai ya/ modori wa oi no / hazukashiku

¡los artistas ambulantes!
tras su partida,
una se avergüenza de haber envejecido

 

  1. 漫才の口や真砂は作るとも

manzai no / kuchi ya masago wa / tsukuru tomo

las palabras de los artistas ambulantes,
son más numerosas
que los granos de arena

 

KISSO HAJIME: “ropas nuevas”

 

  1. 我が装の鳥も嘘棒愉着初め

waga sowo no / tori mo uso bō yu / kisso-hajime

el pájaro bordado en la tela
parece tan alegre:
me pongo una ropa nueva

 

AWA YUKI: “la nieve ligera”

 

  1. 春雪や降るにもあらず降らぬにも

haru yuki ya / furu ni mo arazu / furanu ni mo

¡ah, la nieve de primavera!
¿caerá
o no caerá?

 

WAKANA: “hierbas jóvenes comestibles”

 

  1. 手の跡を雪の受け取る若菜今

te no uto wo / yuki no uketoru / wakana ima

la huella de mi mano
borrada por la nieve:
recolección de hierbas jóvenes

 

  1. 入り合いの幾つも沈む若菜かな

iriai no / ikutsu mo shizumu / wakana kana

recoger hierbas al atardecer…
alejándose
el sonido de las campanas

 

  1. 道分くも数の内なン若菜摘み

michi waku mo / kazu no uchi nan / wakana tsumi

a lo largo del camino,
mientras nos divertimos recogiéndolas,
cada vez más brotes verdes

 

 

 

YUKIGE: “el deshielo”

 

  1. 雪解けや誠少なき水の音

yuki toke ya / makoto sukunaki / mizu no oto

¡ah, el deshielo!
casi imperceptible
el sonido del agua

 

KASUMI: “la niebla”

 

  1. 青柳の雨をまくらう霞かな

aoyagi no / ame wo makurau / kasumi kana

por la mañana,
el joven sauce,
envuelto en la niebla que se deshace

 

UME: “flores de ciruelo”

 

  1. 梅赤や石も顔出す雪間より

ume aka ya / ishi mo kao dasu / yuki ma yori

¡oh, perfume de las flores de ciruelo!
las piedras emergen
en los claros de nieve

 

  1. 24. 梅が香やことに月夜の面白

ume ga ka ya / koto ni tsuki yo no / omoshiro ya

¡ah, el perfume de las flores de ciruelo!
son especialmente hermosas
en una noche de luna

 

  1. 梅が香や朝々霜、花の影

ume ga ka ya / ata ata koru, / hana no kage

el perfume de los ciruelos…
cada mañana escarcha
a la sombra de las flores

 

  1. 酒売りの戻りは樽に野梅かな

sake uri no / modori wa tarō ni / no-ume kana

el vendedor de sake,
regresa a casa con su tonel vacío
¡lleno de ciruelas silvestres!
[2]

 

  1. 梅咲くや寒い寒いが癖となり

ume saku ya / samaui samaui ga / kuse to nari

¡la floración del ciruelo!
decir “¡qué frío, qué frío!”
se vuelve costumbre

 

  1. 怪もなく男の影や梅の影

kai mo naku / otoko no kage ya / ome no kage

sin motivo aparente,
la silueta de un hombre
bajo la sombra del ciruelo

 

YANAGI: “el sauce”

 

  1. 鶯は起こせど眠る柳かな

uguisu wa / okosedo nemuru / yanagi kana

el ruiseñor
no logra dormir,
¡oh sauce llorón!

 

  1. 結ぶと床と風の柳かな

musubu to / toko to kaze no / yanagi kana

anudándose y desanudándose,
siguiendo al viento,
las ramas del sauce

 

  1. 吹き分ける柳は青ひ馬の髪の毛

fuki wakeru / yanagi wa aohi / uma no kaminoke

como crines de caballo,
divididas por el viento,
las ramas verdes del sauce

 

  1. 一本は音なき月の柳かな

hito moto wa / oto naki tsuki no / yanagi kana

solitario,
un sauce
en el silencio y la claridad de la luna

 

  1. 青柳や何の様ぞ寝てばかり

aoyagi ya / nan no yō zo / nete bakari

¡oh, sauce verde!
¿cuál es tu propósito?
solo duermes y duermes

 

  1. 太る程恐ろしくなる柳かな

futoru hodo / osoroshiku Naru / yanagi kana

a medida que crece,
se hace más aterrador…
¡el sauce!
[3]

 

  1. 松原に柳は春の夕べかな

matsu bara ni / yanagi wa haru no / yūbe kana

tarde de primavera:
en el bosque de pinos,
¡esos sauces…!

 

AOYAGI: “el sauce llorón (lit. sauce verde)”

  1. 青柳はどこへ植えても静かなり

aoyagi wa / doko e uete mo / shizuka nari

no importa dónde se plante,
permanece tranquilo
el sauce llorón

 

UGUISU: “el ruiseñor japonés”

 

  1. 鶯や又い直しい直し

uguisu ya / mata iinaoshi / iinaoshi

¡ah, el pequeño ruiseñor!
ensaya el canto
y lo vuelve a ensayar

 

  1. 鶯や声からすとも富士の雪

uguisu ya / koekarasu tomo / fuji no yuki

¡ah, el ruiseñor!
aunque se desgañite,
la nieve del Fuji no se derretirá
[4]

 

  1. 鶯や都嫌いの竹の奥

uguisu ya / miyako girai no / take no oku

¡ah, el ruiseñor!
no le gusta la ciudad
y se esconde entre bambúes

 

  1. 鶯や初音に聞くは幾所

uguisu ya / hatsune ni kiku wa / iku tokoro

¡ah, el ruiseñor!
¡en cuántos lugares
he escuchado su primer canto!

 

  1. 鶯や梅にも問わず夜ぞ歩き

uguisu ya / ume ni mo towazu / yozō aruki

¡ah, el ruiseñor!
dejando el ciruelo,
un vuelo nocturno
[5]

 

  1. 鶯は共あれ此の初音かな

uguisu wa / tomo are koko no / hatsune kana

el ruiseñor,
¡aquí está
su primer canto!

 

  1. 鶯の物に飽かろうか竹の奥

uguisu no / mono ni akirou ka / take no oku

ruiseñor,
¿tan cansado estás que vuelas
hacia lo profundo del bosque de bambú?

 

  1. 鶯の隣まで来て夜べかな

uguisu no / tonari made kite / yōbe kana

el ruiseñor ha llegado
hasta la casa vecina,
es de noche
[6]

 

  1. 鶯は一所来なきか初音かな

uguisu wa / issho konai ka / hatsune kana

el ruiseñor,
¿ha desafinado
en su primer canto?

 

HIBARI: “la alondra”

 

  1. 46. 囀りに物の交らぬ雲雀かな

saezuri ni / mono no majiranu / hibari kana

en su gorjeo,
todo es pureza,
¡la alondra!

 

  1. 二つ三つ夜に居るな雲雀かな

futatsu mitsu / yo ni iru na / hibari kana

dos… tres…
quizás canten toda la noche:
¡las alondras!

 

  1. 大節は雲の大芯雲雀かな

ō fushi wa / kumo no ōshinō / hibari kana

de vez en cuando,
por las nubes se pierde de vista,
¡la alondra!

 

  1. 蝶々は寝ても澄ますに雲雀かな

chōchō wa / nete mo sumasu ni / hibari kana

¡unas alondras!
pasando el tiempo en reposo,
las mariposas

 

  1. 上がりては下を見て泣く雲雀かな

agari te wa / shita wo mite naku / hibari kana

al elevarse,
miran hacia abajo y cantan,
¡oh, las alondras!

 

  1. 恐ろしや高い所で鳴く雲雀

osoroshi ya / takai tokoro de / naku hibari

¡qué susto!
el canto tan alto
de la alondra

 

  1. 川沿い道草に沈むや夕雲雀

Kawakimichi / kusa ni shizumu ya / yū hibari

camino seco:
se hunde entre las hierbas,
la alondra del atardecer

 

  1. 朝夕は草の湿りや夕雲雀

asayū wa / kusa no shimeri ya / yū hibari

mañana y tarde,
la humedad en las hierbas…
¡la alondra del atardecer!
[7]

 

OBOROZUKI: “la luna velada”

 

  1. 久しきて見直す人や朧月

Iisashite / minaosu hito ya / oborozuki

hacemos una pausa,
para volver a contemplar
la luna velada

 

  1. 夜の花を丸包むや朧月

yo no hana o / maru tsutsumu ya / oborozuki

la luna velada
envuelve delicadamente
todas las flores

 

OBOROYO: “noche con luna velada”

 

  1. 朧夜や言葉の余る私守

oboroyo ya / kotoba no amaru / watashi mori

no ha observado completamente
la noche de luna velada:
el barquero
[8]

 

  1. 朧夜や見止めた物梅ばかり

oboroyo ya / mi-todometa mono / ume bakari

bajo el claro de luna velada,
lo que se deja ver,
son sólo las flores de ciruelo

 

HARU NO SORA: “El cielo de primavera”

 

  1. 静けさや何の心や春の空

shizukasha wa / nan no kokoro ya / haru no sora

¿por qué
está tan tranquilo?
cielo de primavera

 

HARU NO AME: “lluvia de primavera”

 

  1. 春雨や往来殊殊なる物ばかり

haru-ame ya / ōtsukōushū Naru / mono bakari

bajo la lluvia de primavera,
todas las cosas
lucen más

 

  1. 春雨や美しうなろう物ばかり

harusame ya / utsukushō narō / mono bakari

bajo la lluvia de primavera,
todas las cosas
se embellecen

 

  1. 春雨に濡れてや水も青雪

haru-ame ni/ norote ya mizu mo / ao miyuki

¿será porque está regada
por la lluvia de primavera?
el agua que corre también se vuelve verde
[9]

 

  1. 春雨や元より京は今日の土

haru-ame ya / moto yori kyō wa / kyō no tsuchi

desde el principio,
la capital en el mismo lugar…
lluvia de primavera
[10]

 

  1. 春雨や皆濡らしたき物の色

haru-ame ya / mina nurashitaki / mono no iro

lluvia de primavera,
una querría dejar que empape
el color de las cosas
[11]

 

TAKO: “cometa”

 

  1. 吹け吹けと花によくなし奴凧

fukefuke to / hana ni yoku nashi / yakko-dako

vuela, vuela, cometa,
no tengo ningunas ganas
de contemplar flores

 

WAKAKUSA: “hierbas jóvenes”

 

  1. 若草や尾の表はるる雉の声

wakakusa ya / o no arawaruru / kiji no koe

¡ah! el canto del faisán,
su cola sobresale
sobre las jóvenes hierbas

 

  1. 若草や切れ間切れ間に水の色

wakakusa ya / kirema kirema ni / mizu no iro

aquí y allá,
entre las hierbas jóvenes
…el color del agua

 

  1. 分け入って水音ばかり春の草

Wakeitte / mizu oto bakari / haru no kusa

solo se escucha
el murmullo del agua entrando
bajo las hierbas de primavera

 

KIJI: “el faisán”

 

  1. 一夜寝た妻に尾や引く雉の声

hito yo neta / tsuma ni o ya hiku / kiji no koe

canta el faisán:
se dirige, sin duda,
hacia su pareja de una noche

 

KAERU: “la rana”

 

  1. 鳴く雲雀呼び戻したる蛙かな

naku hibari / yobi modoshitaru / kaeru kana

haciendo regresar
a la alondra que canta
¡la rana!

 

  1. 蓮の葉の器に添うがん蛙かな

hasu no ha no / utsuwa ni sougan / kaeru kana

posándose
sobre una hoja de loto
¡ah! la rana

 

  1. 二つ三つ飛んで見てと蛙かな

futatsu mitsu / tonde mite to / kaeru kana

probando,
la rana da
dos o tres saltos

 

  1. 腹伏せ雲を大籠蛙かな

Harabote / kumo wo ōkago / kaeru kana

tendida sobre su panza,
la rana,
observa las nubes

 

  1. 雨雲に腹の袋大蛙かな

amagumo ni / hara no fukuro ō / kawazu kana

la rana:
hincha su panza
ante las nubes de lluvia

 

  1. 未だ京の心で行く蛙かな

mada kyō no, / kokoro de yuku / kawazu kana

aún con el ánimo
de la capital, avanzamos:
¡ah, el croar de la rana!

 

  1. 日和には腹を動かして蛙かな

hiyori ni wa / hara o ugokashite / kawazu kana

cuando hace buen tiempo,
espera la lluvia:
la rana

 

MATSU NO HANA: “flores de pino”

 

  1. 誰も今も似ては袋大や松の花

dare mo ima mo / nite wa fukuro ō ya / matsu no hana

todo el que las ve,
las olvida:
las flores de pino
[12]

 

KONOME: “brotes”

 

  1. 77. 二を呼ぶまで名の無き木の芽かな

ni ono o yobu / made wa na no naki /  konome kana

hasta que les dan nombre,
carecen de identidad:
los brotes

 

  1. 朝宵に滴の太る木の芽かな

asa yoi ni / shizuku no futōru / konome kana

de la mañana a la noche,
la gota de agua crece
sobre los brotes
[13]

 

CHŌ: “mariposas”

 

  1. 雨の日は夢の夢まで蝶かな

ame no hi wa / yume no yume made / chō kana

día de lluvia…
sueña la mariposa
hasta el día siguiente

 

  1. 蝶々や女の道の跡や先

chō chō ya / onago no michi no / ato ya saki

una mujer caminando:
las mariposas revolotean
a su alrededor

 

  1. 月の夜の桜に蝶のあらねかな

tsuki no yo no / sakura ni chō no / arane kana

noche de luna,
sobre los cerezos, las mariposas
creen dormir por la mañana

 

  1. 蝶々や慣れも腹立つ日もあらん

chō chō ya / nare mo hara tatsu / hi mo aran

¡mariposa!
aunque parezcas gentil,
un día te enfadarás

 

  1. 足音に夢のごと舞う蝶かな

ashi oto ni / yume no goto mau / chō kana

al son de mis pasos,
baila como en un sueño,
la pequeña mariposa

 

  1. 蝶々や花盗人をつけて行く

chō chō ya / hana nusubito o / tsukete yuku

¡mariposa, mariposa!
persigue
al ladrón de flores

 

HINA[14]: “muñecas”

 

  1. 転びても笑いばかり雛かな

korobite mo / warai bakari / hina kana

aunque caiga,
sigue sonriendo,
la muñeca

 

  1. 灯火の宵や雛の台所

tomoshibi no / yoi ya hina no / daidokoro

hay que poner luces
para los preparativos
en la cocina de las muñecas
[15]

 

  1. 笑っては人を酔わぐる雛かな

waratte wa / hito o yowaguru / hina kana

sonriendo,
dejan que la gente se embriague:
las muñecas

 

  1. 男には勝る笑ひや雛祭

otoko ni wa / magaru warai ya / hina matsuri

día de la Fiesta de las Muñecas:
la risa de las jóvenes
supera con creces la de los hombres

 

SHIOHI: “marea baja”

 

  1. 広い物皆動くなり潮干狩

hiroi mono / mina ugoku nari / shiohigari

todo lo que se recoge
se mueve:
la pesca en bajamar
[16]

 

MOMO NO HANA: “flores de melocotonero”

 

  1. それほどに乾きぬ道や桃の花

sore hodo ni / kawakinu michi ya / momo no hana

el camino
aún no está tan seco…
flores de melocotonero

 

  1. 里の子の肌また白し桃の花

sato no ko no / hada mata shiroshi / momo no hana

la niña del pueblo:
su cara es tan clara
como la flor del melocotonero

 

  1. 山に咲かぬ物と聞きしが桃の花

yama ni sakanu / mono to kikishi ga / momo no hana

dicen que no florecen
en las montañas,
pero ahí están las flores de melocotonero

 

  1. 隠れ家も色み出けり桃の花

kakurega mo / iro midekeri / momo no hana

flores de melocotonero:
atraen la mirada
hacia la casa solitaria

 

  1. 戸の相手人は犬なり桃の花

to no aite / hito wa inu nari / momo no hana

la puerta está abierta,
no hay nadie cuidando la casa:
flores de melocotonero

 

  1. 桃咲くや幾度思う雪当り

momo saku ya / ikutabi omou / yuki atari

melocotoneros en flor,
¡cuántos jinetes
he encontrado
[17]!

 

  1. 桃咲くや名は眠りとやら世と思う

momo saku ya / na wa nemi to yara / yō to omou

flores de melocotonero:
no recuerdo
el nombre de este lugar

 

  1. 蝶道は男の技や桃の花

chō michi wa / otoko no waza ya / momo no hana

la gente
se echa por el atajo,
para admirar las flores del melocotonero
[18]

 

  1. 鶏の家に集まるや桃の花

niwatori no / ie ni amaru ya / momo no hana

las gallinas de corral
se acercan a la valla,
flores de melocotonero

 

  1. 二三里は二度も行く日や桃の花

ni san ri wa / ni do mo kourou hi ya / momo no hana

una haría dos o tres leguas,
dos veces al día,
para admirar las flores de melocotonero

 

KAGERO: “vapor de calor”

 

  1. 陽炎や濡れぬるは水の上ばかり

kagero ya / nurenuru wa mizu no / ue bakari

el vapor de calor,
solo sobre el agua
no se moja

 

  1. 陽炎や干しては袋大石の上

kagero ya / hoshite wa fukuro ō / ishi no ue

sube el vapor de calor
desde la superficie del risco
que se seca… o se moja

 

SAKURA: “cerezo”

 

  1. ただ帰ろう心で出たが初桜

tada kaerou / kokoro de deta ga / hatsu zakura

salimos con la intención
de regresar tranquilamente…
pero ahí están las primeras flores de cerezo

 

  1. 見て戻ろう人には逢わず初桜

mite modorou / hito ni wa awazu / hatsu zakura

contemplando
las primeras flores de cerezo,
nadie ha regresado aún

 

  1. 初花やまだ松竹は芙蓉の声

hatsu hana ya / mada matsu take wa / fuyou no koe

¡he aquí las primeras flores!
aunque pinos y bambúes
aún tienen voces de invierno
[19]

 

  1. 散るまでは鳥の目過ぎる桜かな

chiru made wa / tori no mie sugiru / sakura kana

hasta que caen,
los pájaros son muy visibles,
flores de cerezo
[20]

 

  1. 花守や人の嵐は昼ばかり

hanamori ya / hito no arashi wa / hiru bakari

el guardián de las flores:
lo del tumulto humano
solo ocurre de día
[21]

 

  1. 足跡は男なりけり初桜

ashi-ato wa / otoko narikeri / hatsu-zakura

esas pisadas
son de un hombre,
en camino al cerezo en flor
[22]

 

  1. 短冊は風をあつく桜かな

tanzaku wa / kaze o atsuku / sakura kana

los tanzaku
alejan el viento
de las flores de cerezo

 

  1. 梵鐘を空に折りあゆる桜かな

bonshō o/ sora ni oriayuru / sakura kana

las flores de cerezo
elevan al cielo
los sonidos de la campana de la tarde

 

  1. 申さればれて蝶も昼寝や糸桜

Moushoubarete / chō mo hirune ya / ito zakura

parece mentira,
una mariposa durmiendo de día
sobre el cerezo de ramas largas

 

  1. 影は朧空は花なり糸桜

kage wa oboro / sora wa hana nari / ito zakura

claros lunares intermitentes,
el cielo cubierto por flores:
cerezos de ramas largas

 

  1. 女同士押して登ろうや山桜

onago doshi / oshite noborou ya / yama zakura

las mujeres, empujándose,
suben para admirar
los cerezos de montaña

 

  1. 人のため酒とわばやな初桜

hito no tame / sake towaba ya na / hatsu zakura

vamos a buscar sake
para los demás:
primeras flores de cerezo

 

  1. 折りたこうも申す物なし初桜

oritakou mo / mōshōbu mono nashi / hatsu zakura

al ir a romper la rama,
no hay nada que atar:
primeros cerezos en flor
[23]

 

  1. 朝宵に森からも桜かな

asa yoi ni / mori kara mo / sakura kana

¡ah, los cerezos del bosque!
¿quién no los ve,
desde la mañana hasta el anochecer?

 

  1. 月影も立たざうむや花明けぼらけ

tsuki kage mo / tatazoumu ya hana / akaborake

la luna también se detiene
para admirar las flores,
al amanecer

 

  1. 山桜一人見に来てそうまの物

yama zakura / hitori mi ni kite / sōmanou mono

vengo sola
a contemplar los cerezos de montaña,
¡qué lamentable!

 

  1. 曙の桜になりてきかな

akebono no / sakura ni narite / akaki kana

amanece,
asciende el sol
y junto a los cerezos, cambia la luz
[24]

 

  1. 長夜れば水は離れて山桜

chou yoreba / mizu wa hanarete / yama zakura

sólo cuando te acercas,
el agua se distingue
de los cerezos de montaña
[25]

 

  1. 男なら一夜寝てみん花の山

otoko nara / hito yo nete min / hana no yama

si fuera un varón
pasaría una noche
en la montaña de flores

 

SERI: “anantha estolonífera”

 

  1. 何やらの時見おきたるねぜりかな

nani yara no / toki mi oki tarou / nezeri kana

no sé en qué momento
nos dimos cuenta
de estas plantas de anantha

 

TANPOPO: “diente de león”

 

  1. たんぽぽや折々さまよう蝶の夢

tanpopo ya / ori ori samayou / chō no yume

los dientes de león
de vez en cuando interrumpen
el sueño de la mariposa
[26]

 

YAMABUKI: “flores de kerria”

 

  1. 山吹や柳に水の淀む頃

yamabuki ya / yanagi ni mizu no / yodomu koro

¡ah, las flores de kerria!
junto al sauce
el agua se estanca

 

  1. 山吹の解ける川や水の幅

yamabuki no / hodokeru kawa ya / mizu no haba

desenredadas,
las finas ramas de kerria:
el río se desborda

 

FUJI: “glicinias”

 

  1. 125. 地に届く願いはやさし藤の花

chi ni todoku / negai wa yasashi / fuji no hana

su deseo de tocar la tierra,
es fácil de cumplir:
flores de glicina

 

  1. 松風も声に成るや藤の花

matsu kaze mo / kogoe ni naru ya / fuji no hana

hasta el viento en los pinos
se vuelve un susurro
al pasar por las glicinias
[27]

 

  1. 松風をいくつに分けて藤の花

matsu kaze wo / ikutsu ni wakete / fuji no hana

las glicinias,
dispersan el viento
que viene de los pinos

 

SUMIRE: “violetas”

 

  1. 駆け出づる駒も嗅ぎ合う菫かな

kake izuru / koma mo ai kagoo / sumire kana

incluso el caballo que galopa,
olfatea en sus patas
el olor a violetas

 

  1. どれほども違わぬ道に菫かな

dore hodo mo / chigawanu michi ni / sumire kana

al borde del camino,
que no es demasiado largo,
unas violetas

 

  1. 山影や忘れしほどの菫かな

yama kage ya / wasure shi hodo no / sumire kana

¡ah! la mata de violetas
queda olvidada
a la sombra de la colina

 

  1. 牛も起きて使う続くと見る菫かな

ushi mo okite / tsukauzuku to miru / sumire kana

hasta el ganado al despertar
se queda mirando
a las violetas

 

BOSHUN: “fin de primavera”

 

  1. 床川辺春や刈りゆく葦の内

Tokogawabo / haru ya karu yuku / ashi no uchi

junto al río
la primavera se va
entre los juncos

 

TSUKUSHI: “colas de caballo (plantas)”

(NT.- La cola de caballo (Equisetum arvense), a veces llamada cola de rata o cola de zorro, es una especie de planta de la familia Equisetaceae).

 

  1. 筆立てて何々用や土筆し

fude tatete / nani nani yō ya / tsukushi shi

preparando sus pinceles
¿qué escribirán?
las colas de caballo
[28]

 

  1. 土筆土筆心に寺の跡もあり

tsukushi tsukushi / kokora ni tera no / ato mo ari

colas de caballo por miles
aquí y allá;
los restos de un templo

 

TSUBAKI: “camelias”

 

  1. 苔の上に猪口も流るる椿かな

koke no ue ni / choko mo nagaruru / tsubaki kana

flotan sobre el arroyo
como tazas de sake,
las camelias
[29]

 

HARU NO NO: “campo primaveral”

 

  1. 春の野の物取りつくや蓬餅

haru no no no / mono tote tsuku ya / kowa no mochi

en el campo primaveral,
nos divertimos amasando pasteles
de hierbas silvestres

GASSAIN: “epigramas sobre pinturas”

 

  1. もどかしや川届ども梅の花

modokashi ya / kawa todoke domo / ume no hana

¡qué impaciencia!
llega el aroma pero…
¿dónde están las flores de ciruelo?

 

  1. 鶴一つ何の心や桃の花

tsuru hitotsu / nano kokoro ya / momo no hana

¿por qué?
una grulla solitaria pintada
entre flores de melocotonero

 

  1. 道草に蝶も目覚めぬ花見かな

michi kusa ni / chō mo megasenu / hana mi kana

las mariposas no pueden dormir
en las hierbas del camino:
flores de cerezo
[30]

 

  1. 若草や駒の寝起きも美しき

wakakusa ya / koma no neoki mo / utsukushiki

¡qué bonito!
el despertar del caballo
entre hierbas jóvenes

 

  1. 飲み干して土から酔いや藤の花

nomi hoshite / tsuchi kara yoi ya / fuji no hana

absorbiendo todo el sake
derramado en tierra,
se embriagan las glicinas

 

SEMBUTSU: “detalle de despedida”

 

  1. どっち向いて見送りょうはずも花ごもり

dotchi muite / mi-okurou hazu mo / hana gomori

con esta bruma que oculta las flores
¿la podrá seguir con la mirada
en aquella dirección?

 

  1. 日も折に流し短し花ごもり

hi mo ori ni / nagashi mijikashi / hana gomori

los días son
a veces largos, a veces cortos
[31]:
bruma de la floración

 

(NT.- algunos haikus personales)

Estoy feliz de volver a coger el pincel hoy, después de tres años de enfermedad.

 

  1. 力の増させさせつ蝶の春

chikara no / tsuki masesasetu / kei no haru

la mariposa
ha recuperado sus fuerzas:
esta mañana es primavera

 

  1. この雪に誰がためなるぞ梅の花

(Inscripción en el retrato de un anciano) [32]

kono yuki ni / taga tame naruzo / ume no hana

bajo la nieve
las flores del ciruelo
¿para quién florecen esta mañana?

 

  1. 百年へ遊び遊びの柳かな

(Para celebrar el 80° aniversario de un erudito de Tomari, provincia de  Echigo.)
momotose e / asobi asobi no / yanagi kana

hacia los cien años
jugando y jugando,
el sauce

(NT.- Juego de palabras: “momotose” = 100 años, “asobi” = juego/ocio)

 

  1. 147. 諸途にても付くものならば凧の糸

(A quien parte para la capital)
morotoshini mo / tsuku mono naraba / tako no ito

si fuera el hilo de una cometa
me ataría
al bajo de tu vestido

 

  1. 148. 里水あらばと濡ろろう柳かな

(Inscripción sobre un grabado de Komatchi)
sato mizu / araba to nurourou / yanagi kana

si hay un agua que me lleve,
me dejaré mojar
dice el sauce
[33]

 

ZATSU: “miscelánea”

 

  1. 人音を追い入ろうも素人若菜かな

(Inscripción sobre un grabado con grullas)
hito oto wo / tsuirou mo shiroto / wakana kana

con el ruido de la llegada del gentío,
las grullas también regresan
sobre la hierba joven

 

  1. 初空や袋も山の笑ひより

(Inscripción sobre una imagen de Hotei) [34]
hatsu zora ya / fukuro o mo yama no / warai yori

el cielo de Año Nuevo…
el saco de la felicidad
es la sonrisa de la montaña

(NT.- Hotei, dios de la abundancia, sonríe como las montañas en primavera)

 

  1. 151. 百年にここ人眠り柳かな

(Para celebrar un 80º aniversario)

momotose ni / koko hito nemuri / yanagi kana

para llegar a los cien años,
todo lo que necesita es una siesta:
el sauce

 

  1. たおらるる人に香るや梅の花

(Debemos devolver bien por mal)

taoraruru / hito ni kaoru ya /ume no hana

perfuman
a quien las quiebra:
flores del ciruelo
[35]

 

  1. 見送りば曽屋雀に何花になり

(Sōbeitsu: adiós a una persona que parte)

miokureba / soyazume ni nan / hana ni nari

si la sigues con la mirada
a veces se vuelve nieve
a veces se vuelve flor
[36]

 

  1. 名残名残散るまでは水梅の花

(Ofrenda de flores de ciruelo al Buda)

nagori nagori / chiru made wa mizu / ume no hana

es una pena,
no se mira el caer
de las flores del ciruelo

(NT.- Juego de palabras: “nagori” = pena/residuo)

 

  1. 初空に手に取る富士の笑ひかな

(Con motivo de una ceremonia llamada Hakamaghi, durante la cual un niño pequeño de cinco años se pone, por primera vez, el hakama o pantalón ancho con pliegues. -Esta celebración familiar generalmente tenía lugar el día 15 del undécimo mes lunar; aquí, probablemente se celebraba en el momento del Año Nuevo-)

hatsu zora ni / te ni toru Fuji no / warai kana

bajo el cielo de año nuevo,
se escucha la risa
del Monte Fuji

 

  1. 初空に手に取る富士の笑ひかな

(Sobre una pintura del Monte Fuji)

uguisu no / iro kakosu tomo / Fuji no yuki

incluso después
del canto del ruiseñor,
persiste la nieve del Fuji

 

  1. 春風も油断はならず鹿の笛

(Lamento)

haru kaze mo / yudan wa narazu / shika no fue

incluso con la brisa de primavera
debe cuidarse
del reclamo que atrae al ciervo
[37]

 

  1. 葉と鳴りし木は何思う仏生へ

(Nacimiento de Buda)

ha to narishi / ki wa nani omou / busshō e

los árboles sin hojas…
¿con qué sueñan?
Natividad de Buda

 

Fin de la sección de primavera

 

 

  1. SECCIÓN DE VERANO

 

KOROMOGAE: (cambio de ropa estacional)

 

  1. 花の香に後ろ見せてや衣替え

hana no ka ni / ushiro misete ya / koromogae

huyendo del perfume de las flores
de primavera,
cambio de ropa

 

  1. 二日三日身に染みかのうろう合わせかな

futsuka mikka / mi ni shimi kanōrou / awase kana

durante dos o tres días
no se está cómoda:
ropa doble de verano

(NT.- “awase” se refiere a prendas de vestir superpuestas, típicas del cambio estacional)

 

  1. 美しき人に寒さや衣替え

Utsukushii / hito ni samusa ya / koromogae

las personas elegantes,
pasan frío
con sus ropas nuevas[38]

 

BOTAN: “peonía”

 

  1. 垣間より隣あやかる牡丹かな

kaki ma yori / tonari ayakaru / botan kana

a través del seto
el vecino comparte la felicidad:
¡contemplar las peonías!

 

  1. 宙々の夫婦寝あまる牡丹かな

chūchū no / fūfu ne amaru / botan kana

zzz… es demasiado grande
para una pareja de mariposas dormidas:
la peonía

(NT.- “chūchū” onomatopeya del zumbido de insectos, aunque las mariposas…)

 

  1. 水際に添わばまたあもあらん白牡丹

mizō ni sowaba / mata amo aran / shiroi botan

si creciera junto al agua
tendría otro nombre:
la peonía blanca[39]

 

  1. 更にない物と庵にも牡丹かな

sarani nai / mono to an ni mo / botan kana

las peonías:
no se mueven
ni las de las chozas de los monjes

 

  1. 吹いてみて風の負けたろう牡丹かな

fuite mite / kaze no maketarō / botan kana

empezó a soplar el viento,
pero ha cesado
al llegar a las peonías

 

  1. 老の心見る日の長き牡丹かな

oi no kokoro / miru hi no nagaki / botan kana

con corazón de anciano,
se pasa unas largas jornadas
contemplando las peonías

 

KAKITSUBATA: “iris”

 

  1. 鍋鼠の流れ恥ずかし杜若

nabezumi no / nagare hazukashi / kakitsubata

el hollín de la olla
arrastrado por la corriente: ¡qué vergüenza!
… el iris de agua

 

  1. 行く春の水そのままや杜若

yuku haru no / mizu sono mama ya / kakitsubata

florecidos los iris,
se reflejan en el agua
de la primavera que se va

 

  1. 水の描き水の景色や杜若

mizu no kaki / mizu no keshiki ya / kakitsubata

el agua lo dibuja,
el agua lo borra:
el iris

(NT.- Juego de palabras: “kaki”= dibujar y “keshiki”= borrador)

 

WAKABA: “Hojas jóvenes”

 

  1. 卯の花の闇に手の掬若葉かな

u no hana no / yami ni te no suku / wakaba kana

¡ah! tocar con las manos
las hojas tiernas de deutzia
en la oscuridad

 

  1. 夕暮れの滴も散らぬ若葉かな

yūgure no / shizuku mo chiranu / wakaba kana

anochece:
ni una sola gota cae
desde las hojas jóvenes

 

SHIGERI: “follaje exuberante”

 

  1. 日の足の道付けかへる茂りかな

hi no ashi no / michi tsuke kaeru / shigeri kana

los rastros de luz
trazan un sendero y desaparecen
bajo el follaje frondoso

 

 

U NO HANA: “flores de deutzia”

 

  1. 174. 卯の花は日を持ちながら曇りけり

u no hana wa / hi wo mochi nagara / kumori keri

las flores de deutzia
expuestas al sol,
se han nublado

 

  1. 卯の花や連待ち合わず橋の上

u no hana ya / tsure machi awazu / hashi no ue

¡oh, flores de deutzia!
sobre el puente
esperando a su amiga

 

HAZAKURA: “hojas de cerezo”

 

  1. 葉桜や目に立つものは蝶ばかり

hazakura ya / me ni tatsu mono wa / chō bakari

sobre las hojas de cerezo,
lo único que llama la atención
es una mariposa

 

HOTOTOGISU: “el cuco”

 

  1. 物の音水に入る夜やほととぎす

mono no oto / mizu ni iru yo ya / hototogisu

al golpear la superficie del agua
un ligero sonido en la noche:
el cuco

 

  1. 何と鳴き物の動きやほととぎす

nani to naki / mono no ugoki ya / hototogisu

sin saberse por qué,
el cuco
está muy agitado

 

  1. ある夜のは寝るまで帰れよほととぎす

aru yo no wa / neru made kaere yo / hototogisu

cuco,
la noche pasó
¡déjame dormir!

 

  1. ほととぎすほととぎすとて明けにけり

hototogisu / hototogisu tote / ake ni keri

¡cuco! ¡cuco!
con estas palabras
el día ha llegado
[40]

 

  1. 跡あらのあちらにはなしほととぎす

ato ara no / atchira ni wa nashi / hototogisu

no se ve por ningún lado
su silueta:
el cuco

 

  1. ほととぎすまだ知らず身のあはれなり

Hototogisu / mada shirazu mi no / aware nari

también es conmovedor
dejar la hoja en blanco
sin haber hablado del cuco

KANKODORI: “cuclillo común”

 

  1. 寂しきは聞く人に心寒古鳥

sabishiki wa / kiku hito ni kokoro / kankodori

¿se pone triste
quien escucha cantar
al pájaro del Himalaya?
[41]

(NT.- “kankodori” es el cuclillo del Himalaya, de canto melancólico)

 

 

HOTARU: “luciérnagas”

 

  1. 下闇に織忘れてや飛ぶ蛍

shita yami ni / ori wasurete ya / tobou hotaru

en la oscuridad bajo los árboles
sin esconderse,
vuelan las luciérnagas

 

  1. 撞妻ぞ来て消え撞妻ぞ来て飛ぶ蛍

tsuma zoraite / kie tsuma zoraite / tobou hotaru

se choca, se apaga
se choca…
vuela la luciérnaga

 

  1. 陰陽も人葉の内も蛍かな

in’yō mo / hito ha no uchi mo / hotaru kana

luz y sombra
en una sola hoja:
la luciérnaga
[42]

(NT.- in’yō es el término japonés para el concepto de yin-yang en la filosofía china)

 

  1. 水枯れ物に焦がれて蛍かな

mizu kuai / mono ni kogarete / hotaru kana

para alguien sin afecto,
también brillan
las luciérnagas

 

  1. 昼は手に子供も取らなう蛍かな

hiru wa te ni / kodomo mo toranou / hotaru kana

durante el día
ni siquiera un niño las toma en su mano:
las luciérnagas

 

  1. 川ばかり闇は流れて蛍かな

kawa bakari / yami wa nagarete / hotaru kana

posadas en la orilla
fluyen en la oscuridad…
las luciérnagas

 

TAUE: “trasplante de arroz”

 

  1. まだ髪の弱い者も出て田植えかな

mada kami no / yowai mono mo dete / taue kana

aquellas
que aún no han recogido su cabello,
salen a trasplantar el arroz
[43]

 

  1. 連よりも後あとと田植えかな

tsure yori mo / ato ato to / taue kana

mucho más rápido que los compañeros
retrocede y retrocede
trasplantando arroz

 

  1. 今日ばかり男を使う田植えかな

kyō bakari / otoko wo tsukau / taue kana

solo por hoy,
las mujeres comandan a los hombres
al trasplantar arroz

 

  1. 田植え歌明日も歌う道沿がら

taue uta / ashita mo utau / michi sōgara

la canción de trasplantar arroz:
mañana también la cantarán
de camino a casa

 

UKIKUSA: “hierbas flotantes”

 

  1. 浮草の流れては又咲き替わり

ukikusa no / nagarete wa mata / saki kawari

las hierbas flotantes
florecen, fluyen
y otras las reemplazan

 

  1. 浮草や蝶の力の負け得ても

ukikusa ya / chō no chikara no / ogaete mo

aunque con todas sus fuerzas
una mariposa la retiene,
la lenteja de agua se va flotando

(NT.- La lenteja de agua común o lenteja de agua menor (Lemna minor) es una planta acuática pequeña, de la familia de las aráceas).

 

  1. 浮草を岸につなごうや蜘蛛の糸

ukikusa wo / kishi ni tsunagou ya / kumo no ito

la lenteja de agua:
prendida a la orilla
por un hilo de araña

 

 

BENI NO HANA: “flores rojas de cártamo”

 

  1. 山影や心の火は紅の花

yama kage ya / kokoro no hi wa / beni no hana

a la sombra de la montaña,
el sol
son las flores rojas

 

  1. こぼれてはただの水なり紅の露

koborete wa / tada no mizu nari / beni no tsuyu

derramada en el suelo,
no es más que agua
el rocío de las flores rojas
[44]

 

  1. 冬そまる鹿の小道や紅畑

fuyu somaru / shika no komichi ya / beni batake

campo de flores rojas:
el ciervo comienza
a abrirse un sendero

 

HIME YURI: “lirio concolor”

 

  1. 姫百合や明るいことをあちら向き

hime yuri ya / akarui koto wo / achira muki

¡ah, el lirio!
es tan brillante…
pero luego da la espalda

 

WAKATAKE: “bambú joven”

 

  1. 若竹の節は日々に日々変わりけり

wakatake no / fushi wa hi ni hi ni / kawari keri

jóvenes bambúes:
el viento que sopla
cambia sus nudos cada día

 

  1. 風ごとに葉を吹き足そうや今年だけ

kaze goto ni / ha wo fukitasou ya / kotoshi-dake

cada ráfaga de viento
añade hojas nuevas
a los bambús de este año

 

  1. しばらくは風の力ぞ今年だけ

shibaraku wa / kaze no chikara zo / kotoshi-dake

el bambú de este año:
creciendo en unos días
con la fuerza del viento

 

SEMI: “cigarras”

 

  1. 204. 初蝉や梢にも世のあらう日から

hatsusemi ya / koze ni mo yo no / arou hi kara

¡ah, las primeras cigarras!
cantan desde el día
en que se anhela la brisa

 

  1. 蝉の音や殻はその音にありながら

semi no ne ya / kara wa sono ne ni / ari nagara

¡el canto de las cigarras!
al pie del árbol,
sus mudas

 

KUINA: “rascón”

 

  1. 水音は水に戻りてくいなかな

mizu oto wa / mizu ni modorite / kuina kana

el murmullo del agua
al agua regresa:
el rascón

 

ATSUSA: “el calor”

 

  1. 晩鐘に散り残りたろう暑さかな

banshō ni / chiri nokori tarō / atsusa kana

al sonar la campana de la tarde,
el calor
aún no se ha disipado del todo

 

  1. 来てみれば森には森の暑さかな

kite mireba / mori ni wa mori no / atsusa kana

cuando voy al bosque
buscando el fresquito, ¡ay!,
también allí hay calor

 

  1. 209. 扇かして見れば竹にも暑さかな

Ōgokashite / miredo take ni mo / atsusa kana

hasta moviéndose como un abanico
los bambúes,
¡parecen tener calor!

 

NŌRYŌ: “tomar el fresco nocturno”

 

  1. 浮草に我は根の付く濃涼かな

ukikusa ni / ware wa ne no tsuku / nōryō kana

me enraízo
como hierba flotante
para tomar el fresco

 

  1. 松の葉も数ひ尽くほど夜涼みけり

matsu no ha mo / yomi tsukau hodo / yōzōmi keri

tanto tiempo como llevaría
contar las agujas de un pino,
paso tomando el fresco

 

NATSU TSUKI: “luna de verano”

 

  1. 釣り糸に触らうや夏の月

tsuri ito ni / sawarou ya / natsu no tsuki

brillando
en mi sedal
¡ah! la luna de verano
[45]

 

KUMO NO MINE: “cima con nubes”

 

  1. 蛤の白跡高し雲の嶺

hamaguri no / shiro ato takashi / kumo no mine

se eleva un espejismo
de las ruinas de un castillo:
cima nubosa

 

 

SUZUSHISA: “el frescor”

 

  1. 涼しさや梢梢の風気余り

suzushisa ya / kozue kozue no / fūki amari

¡qué frescor!
en la copa de los árboles
un viento excesivo

 

  1. 215. 涼しさや手は届かねど松の声

suzushisa ya / te wa todokane do / matsu no koe

no es posible llegar
a estar frescos…
el sonido de los pinos

 

  1. 涼しさやあらうほど出して鷺の首

suzushisa ya / arou hodo dashite / sagi no kubi

la garza…
estira el cuello
para sentir el fresco

 

  1. 涼風や教え合うだろう草と草

suzukaze ya / oshie au tarō / kusa to kusa

la brisa fresca…
las hierbas
se apiñan unas con otras

 

  1. 涼しさや裾からも風香藪畳

suzushisa ya / susokaramo fūkō / yabu datami

¡qué frescor!
sobre un tapiz de hierba
el viento bajo la ropa

 

  1. 涼しさや冷やし終わろうろう帆掛舟

suzushisa ya / hiyashi owarō rou / hokakebune

frescura…
un velero va en busca
de los rayos de sol

 

  1. 風涼し若葉に落つる夕化粧

kaze suzushi / wakaba ni otsuru / yūgeshiki

brisa fresca…
sobre las hojas tiernas
la bruma de la tarde

 

  1. 葉桜の昔忘れて涼しさ

hazakura no / mukashi wasurete / suzushisa

olvidando el pasado
los cerezos con hojas…
la frescura

 

  1. 幾久辺の我と離れて夜涼み

ifukebe no / ware to hanarete / yoru suzumi

atardeciendo
mi sombra se aleja de mí
¡tomar el fresco!

 

  1. 涼しさや夜深き橋の知らぬ人

suzushisa ya / yo fukaki hashi no / shiranu toshi

frescura…
en el puente a altas horas
se acompañan entre desconocidos

 

  1. 煙草入れ振りて戻る涼みかな

tabako ire / fūrite modoru / suzumi kana

tras agotar una bolsa de tabaco
vuelve a casa
¡qué frescura!

 

  1. 涼しさや隣の竹の風り変わり

suzushisa ya / tonari no take no / fūri kawari

¡qué frescura!
nos llega la brisa
que sopla en los bambúes de al lado

 

  1. 落ち合いも皆丸腰や夕涼み

otchi ai mo / mina maru goshi ya / yū suzumi

frescura de la tarde:
se encuentran casualmente
todos sin su espada

 

SHIMIZU: “agua cristalina”

 

  1. 様子指しでまた我に会う清水かな

yōsu sashide / mata ware ni au / shimizu kana

siguiendo en la misma dirección,
nuevamente
el arroyuelo

 

  1. 道くひも手の内やわし清水かな

michi kui mo / te no uchiyawashi / shimizu kana

nos entretenemos en el camino;
las manos se ven más bonitas
al jugar con el agua clara

 

  1. 紅差した口も忘るる清水かな

beni sashita / kuchi mo wasururu / shimizu kana

¡qué cristalina el agua!
olvidé que mis labios
estaban pintados

 

  1. 230. 山の底野の末も繋ぐ清水かな

yama no soko / no no sue mo tsunagu / shimizu kana

en la unión del pie de la montaña
y el fin de la llanura,
el arroyo claro

 

YŪGAO: “rostro del atardecer, campanillas, flor de la tarde”

 

  1. 夕顔や物の隠れて夕照色
    yūgao ya / mono no kakurete / yūshōshiki

rostro del atardecer…
las cosas ocultas
parecen más bellas

 

  1. 夕顔や女の肌の見える時
    yūgao ya / onna no hada no / mieru toki

¡ah, la flor de la tarde!
es el momento en el que se ven
los hombros desnudos de las mujeres

 

  1. 夕顔に何の用ぞや火のあたり
    yūgao ni / nan no yō zo ya / hi no atari

junto al yūgao
¿qué sentido tiene
encender una luz?

 

 

HIRŪGAO: “rostro del mediodía, campanillas del mediodía, correhuela”

 

  1. 昼顔や危なき橋の水暗み
    hirūgao ya / abunaki hashi no / mizu kurami

campanillas del mediodía:
junto al puente inseguro
unas aguas turbulentas

 

  1. 昼顔や表図様よ昼の鐘
    hirūgao ya / omote zūyō yo / hiru no kane

las correhuelas,
descaradamente abiertas
al sonar las campanas del mediodía

 

SARUSUBERI: “Lagerstroemia indica, árbol de Júpiter”

 

  1. 散れば咲き散れば咲きして猿滑
    chireba saki / chireba sakishite / sarusuberi

caída una flor,
cae otra flor:
flores del Árbol de Júpiter

 

 

Zatsu: “miscelánea”

 

  1. 夕風に雲も影刈る牡丹かな

(inscripción sobre un retrato de la princesa Sōtori)

yūkaze ni / kumo mo kage karu / botan kana

viento de la tarde:
una araña quieta
en la sombra de una peonía
[46]

 

  1. 子の闇に鳥も迷うや夕の涼み

(inscripción en un dibujo que representa pollitos)

ko no yami ni / tori mo mayō ya / yū no suzumi

los padres son ciegos
y también la gallina se pierde:
el fresco de la tarde
[47]

 

  1. 涼しさやことに八十の松の声

(para celebrar un 80º aniversario)

suzushisa ya / koto ni yatoi no / matsu no koe

¡ah, la frescura!
y sobre todo, el sonido desde los pinos
octogenarios

 

  1. 送る場や清水に映けの見ゆる間

(en el momento de la partida de Aikawaya Soue-Jo)

okurabaya / shimizu ni uke no / miyuru ma

al despedirla,
en el agua cristalina
su reflejo fugaz

 

  1. 241. 夕顔の宿や茶の香も水櫛き (saludos)

yūgao no / yado ya cha no ka mo / mizu kushiki

la casa de la flor del atardecer
y también el aroma del té…
todo es común
[48]

 

  1. 仰むけばきれいに暑し雲の嶺

aou mukeba / kirei ni atsushi / kumo no mine

al alzar la vista,
cálida y hermosa
la cumbre con nubes

 

  1. 起きて見つ寝て見つ通いの広いかな

(a la muerte de mi esposo)

okite mitsu / nete mitsu kayoi no / hiroi kana

despierta lo veo,
dormida lo veo, en el mosquitero…
¡cuánto vacío!
[49]

 

  1. その別れ浮き草の花芥子の花

(lamento por la muerte de una amiga)

sono wakare / uki kusa no hana / keshi no hana

esta separación:
flor de hierba flotante
flor de amapola

 

  1. 清水には表も裏もなかりけり

(para explicar el estado de imparcialidad y de verdad, libre de toda ilusión)

shimizu ni wa / omote mo ura mo / nakukeri

para el agua clara
el derecho y el revés
no existen

 

  1. 日を流し五月の空も昨日今日

(poesía de despedida al dejar Kioto)

hi wa nagashi / utzuki no sora mo / kinō kyō

se alargan los días,
el mes de mayo
se acerca

 

  1. 菊も良し聞かれぬもまたほととぎす

(sobre un retrato del venerable Maestro -Bashō-)

kiku mo yoshi / kikarenu mo mata / hototogisu

oírlo es bueno,
no oírlo también lo es…
el canto del cuco
[50]

 

  1. 騒々しや成に捕えて騒々みかな

(a pesar del ruido perpetuo del tráfico de vehículos en la ciudad, se oye el murmullo del agua[51])

sōzōshii ya / nari ni toraete / sōzōmi kana

tomando el aire,
se siente la frescura
tal cual es

 

Fin de la sección de verano

 

 

 

  1. SECCIÓN DE OTOÑO

 

RISHŪ: “presagio de otoño

 

  1. 秋来ぬと物ありげなり庭の草

aki kinu to / mono arige nari / niwa no kusa

el otoño ha llegado:
por las plantas del jardín
se sabe bien

 

  1. 秋立つや風幾度も聞き直し

aki tatsu ya / kaze ikutabi mo / kiki naoshi

¿llega el otoño?
una y otra vez
se escucha el viento

 

  1. 秋立つや初めて葛のあちら向

aki tatsu ya / hajimete kuzu no / atchira muki

al llegar el otoño
por primera vez las flores de kuzu
se giran hacia el otro lado[52]

 

  1. 茅の波顔に降るや今朝の秋

kaya no nami / kao ni fururu ya / kesa no aki

las ondulaciones del mosquitero
caen sobre su rostro:
mañana de otoño

 

  1. 萩の葉の物言い顔や今朝の秋

hagi no ha no / mono ii gao ya / kesa no aki

¡cuánto transmiten
las hojas de lespedeza!
mañana de otoño

 

  1. 初秋やまた美しき水の音

hatsu aki ya / mata utsukushii / mizu no oto

principios de otoño:
aún más bello
el sonido del agua

 

  1. 寝過ごして大工起にけり今朝の秋

nesu goshite / daiku ki ni keri / kesa no aki

habiendo dormido mucho,
el carpintero me ha despertado
esta mañana de otoño

 

  1. 初秋や俺現れぬ庭の色

hatsu aki ya / ore arawarenu / niwa no iro

principios de otoño:
aún no aparecen
las flores del jardín

 

  1. 初秋や折たに折た風ばかり

hatsu aki ya/ oreta ni oreta / kaze bakari

¡ah, principios de otoño!
solo la brisa se filtra
entre las euforbias

(NT.- llamadas así por Euphorbus, médico griego. El género es muy diverso en cuanto a forma y tamaño, existen desde pequeños árboles, arbustos, a plantas herbáceas)

 

HATSOU AKI: “comienza el otoño

 

  1. 秋来ぬとただ秋来ぬと眺めけり

aki kinu to / tada aki kinu to / nagame keri

lo he contemplado repitiendo:
el otoño ha llegado,
solo el otoño ha llegado

 

  1. 雪子曙暮らし今朝の秋

yuki chigo / akebono kurashi / kesa no aki

con el alba
abriéndose esta mañana otoñal
¡tan oscura!

 

ZANSHU: “el calor que queda

(NT.- Zanshu es un término que significa “el calor restante” o “el calor que queda” después de que el verano ha terminado. Este término se utiliza para describir los días cálidos que ocurren al final del verano, justo cuando el otoño comienza a asomar)

 

  1. 秋の坊へ零れて入る暑さかな

aki no bō e / koborete hairu / atsusa kana

el calor del verano,
se alarga y llega
hasta el otoño[53]

 

  1. 朝の間はかたついえいろう残暑かな

asa no ma wa / kata tsuiwe irō / zanshō kana

por la mañana,
todavía queda
un resto de calor

 

INAZUMA: “relámpago

 

  1. 稲妻の裾を濡らすや水の上

inazuma no / sowo wo nurasu ya / mizu no ue

un relámpago:
la cola mojada de su vestido
brilla sobre el agua

 

HOSHIAI: “encuentro de estrellas[54]

 

  1. 荻も穂に一入や星の遊びより

ogi mo ho ni / ichiru ya hoshi no / asobi yori

hasta a los juncos se le ven sus espigas
por el ir y venir
de las estrellas

 

  1. 夕顔も寝ろう夜更ぞ星祭

yūgao mo / nerou yakōsō zo / hoshi matsuri

las flores del yūgao,
también deben reposar
la noche del encuentro de las estrellas

 

  1. 傾城の葉賀人呼びて星祭

keigei no / haga hito yobite / hoshi matsuri

la cortesana,
hablando de ella misma,
celebra la fiesta de las estrellas

 

  1. 星の名残露にも寄らで袖袂

hoshi no nagori / tsuyu ni mo yorade / sode tamoto

la pena de las estrellas
al separarse, no se confía
ni a una gota de rocío

 

  1. 星の別れ烏も森の静かなり

hoshi no wakare / karasu mo mori no / shizuka nari

triste separación de las estrellas:
hasta los cuervos del bosque
guardan silencio

 

  1. 馬はあれど牛や小畑の星送り

uma wa aredo / ushi ya kobata no / hoshi okuri

aunque hay caballos,
son bueyes los que guían
las estrellas a Kobata

 

  1. 架け橋やこちらに橋は物の音

kakehashi ya / kotchira ni hashi wa / mono no oto

hay un puente de urracas celestiales,
pero el puente de aquí abajo
es ruidoso

 

 

AKIKAZE: “viento de otoño

 

  1. 木から物のこぼれる音や秋の風

ki kara mono no / koboreru oto ya / aki no kaze

¡ah! el sonido de la lluvia
que cae gota a gota de los árboles…
viento de otoño

 

  1. 夕顔の実も持ちにくし秋の風

yūgao no / mi wa mochi nikushi / aki no kaze

la calabaza
está ya a punto de caer:
viento de otoño

 

ASAGAO: “campanilla / gloria de la mañana

 

  1. 朝顔や尾長顔を顔に触る

asagao ya / onoga tsura o / tsura ni sawa

desarrollándose,
de un tallo a otro,
las campanillas

 

  1. 朝顔や徒灯の隠れもあり

asagao ya / ada tomoshibi no / kakure mo ari

las glorias de la mañana,
ya están abiertas
y hay poca luz[55]

 

  1. 朝顔や星の別れを彼方に向き

asagao ya / hoshi no wakare o / achira ni muki

las estrellas
se despiden de las campanillas
que se vuelven del otro lado

 

  1. 朝顔や鐘つくうちに咲きそろう

asagao ya / kane tsuku uchi ni / saki sorou

flores de asagao:
mientras doblan las campanas
florecen a la vez

 

  1. 朝顔や地に這うことを危ながり

asagao ya / ichi ni hau koto o / abunagari

¡oh, campanilla!
teme arrastrarse
por el suelo

 

  1. 朝顔の花や影の恐ろしき

asagao no / hana ya kage no / osoroshiki

¡cómo destacan!
las campanillas
en la sombra de los árboles

 

  1. 278. 朝顔は雲の糸に咲きにけり

asagao wa / kumo no ito ni / saki ni keri

ha florecido
junto al hilo de araña,
la campanilla

 

  1. 朝顔や帯して袂起きはずれ

asagao ya / obishite emo / oki hazure

la correhuela,
se acuesta recogida
se levanta desordenada

 

  1. 朝顔や宵に残りし針仕事

asagao ya / yoi ni nokorishi / hari shigoto

¡oh, campanilla!
anoche le quedaron
cosas por hacer

 

  1. 朝顔につるべ取られてもらい水

asagao ni / tsurube torarete / morai mizu

las enredaderas

se llevaron mi cubo

¡agua recogida![56]

 

KIKYŌ: “flor de campánula

 

  1. 桔梗の花咲くときぽんと言ひさうな

kikyō no hana / saku toki pon to / iisō na

la flor de campánula,
al abrirse
hace un sonido como ¡pon!

 

HAGI: “lespedeza

 

  1. 余り手は月を戻や萩に露

amari te wa / tsuki o modō ya / hagi ni tsuyu

sobre la lespedeza,
en las gotas de rocío
el reflejo de la luna

 

KINUTA: “batán

 

  1. 落とせて雨に沈まる杵かな

Otosete / ame ni shizumaru / kinuta kana

al caer,
la lluvia apacigua
el sonido del batán

 

HISAGO: “calabaza

 

  1. 赤黄底広を何々持つや種吹部

akō sokō wo / nani nani motsō ya / tane fukube

¿qué promesas
guardan?
semillas de calabaza

 

TSUTA: “hiedra

 

  1. 開けて見れば蔦となりけり石灯籠

akete mireba / tsuta to nari keri / ishidōrō

al salir el sol,
la hiedra cubre
la lámpara de piedra

 

KUSABANA: “flores de hierbas

 

  1. どう見てもはろうまこう種や草花

dō mite mo / harō makō tane ya / kusabana

siempre distintas:
flores de hierbas sembradas
en primavera

 

  1. 千草を先もぞ織してや草の庵

sensō wo / saki mōzōshite ya / kusa no iori

mil hierbas otoñales
se trenzan y anudan
formando una cabaña

 

HANA NO: “campo de flores

 

  1. 秋の野や穂とならう草ならぬ草

aki no no ya / hō to narō kusa / naranu kusa

¡el campo otoñal!
hay hierbas que florecen
hay hierbas que no

 

  1. 見ろう内に濡ろいざやうがちに花のかな

mirō uchi ni / nurō izayō gachi ni narō / hana no kana

contemplándolas,
nos moja el rocío
¡flores del campo!

 

  1. 傘を負う所を訪ねよう花のかな
    kasa wo ou / tokoro wo tazuneyou / hana no kana

¿dónde dejar el sombrero?
buscamos un lugar
entre las flores

 

TOMBO: “libélulas”

 

  1. 蜻蛉釣り今日はどこまで行ったやら
    tombo tsuri / kyō wa doko made / itta yara

el cazador de libélulas
¿hasta dónde
habría llegado hoy?[57]

 

  1. 揚光水に尾長影追う蜻蛉かな
    yōkō mizu ni / onoga kage ou / tombo kana

fluye el agua:
la libélula persigue
su sombra reflejada

 

UZURA: “codorniz”

 

  1. 縫ひ物に針のこぼれる鶉かな
    nui mono ni / hari no koboreru / uzura kana

cosiendo,
se escapan unas puntadas
¡canto de codornices!

 

SHIKA: “ciervo”

 

  1. 水の色藍こなりてや鹿の声
    mizu no iro / ako narite ya / shika no koe

el agua se tiñe de rojo[58]
¿es por eso que braman
los ciervos?

 

  1. かかる夜も鹿に短し明けにけり
    kakaru yo mo / shika ni mijikashi / ake ni keri

una noche tan larga,
para los ciervos es corta
¡ha llegado el amanecer!

 

  1. 滝は耳の外に落つるや鹿の声
    taki wa mimi no / soto ni otsuru ya / shika no koe

¿el ruido de la cascada
llega desde tan lejos?
el bramar del ciervo

 

KAGASHI[59]: “el espantapájaros”

 

  1. 唐菅の枕定めむらうかかしかな
    tōgan no / makura sadamourou / kagashi kana

el espantapájaros, inutilizado,
tiene como almohada
una calabaza

 

NARUKO[60]: “el espantapájaros”

 

  1. 風の日は隣の人事を鳴子かな
    kaze no hi wa / yori no higoto wo / naruko kana

día de viento:
los espantapájaros
trabajan para el vecino

 

TSUKI: “luna llena”

 

  1. 満月や明るい物に雪当たり
    mangetsu ya / akarui mono ni / yuki atari

¡luna llena!
tropezamos con algo brillante
en la oscuridad[61]

 

  1. 名月や白きにも似ず水の音
    meigetsu ya / shiroki ni mo nizu / mizu no oto

luna brillante:
a pesar de su blancura,
el sonido del agua

 

  1. 名月やどこまで登る富士の末
    meigetsu ya / doko made noboru / Fuji no sue

¡ah, la luna llena!
¿hasta dónde asciende
la cumbre del Monte Fuji?

 

  1. 大町のいびきある老子今日の月
    ōmachi no / ibiki aru rōshi / kyō no tsuki

desde el callejón
unos ronquidos…
y el brillo de la luna

 

  1. 月の夜や石に出で鳴く切り蟋蟀
    tsuki no yo ya / ishi ni dete naku / kirigirisu

una tarde, al claro de luna,
posado sobre unas piedras
canta el grillo

 

  1. 何見ても追い尽くしようなる月見かな
    nani mite mo / oiizuku shiō Naru / tsukimi kana

todo lo que miro
se vuelve más hermoso
¡la luna llena!

 

  1. 月見にも影欲がろや女たち

tsukimi ni mo / kage hoshigarō ya / onnagotachi

incluso contemplando la luna,
las jóvenes
buscan una sombra

 

  1. 眠ぬ夜とて急がの命の月見かな

nenu yo tote / isoga no inochi no / tsukimi kana

no dormiremos,
no tenemos prisa…
¡contemplar la luna!

 

  1. 名月に帰って話そう事はなし
    meigetsu ni / kaette hanasō / koto wa nashi

bajo la luna llena,
al regresar,
no hay nada que decir
[62]

 

  1. 誘われて一歩運ぶ月見かな
    sasowarete / hitoashi hakobu / tsukimi kana

invitado a salir
basta un solo paso
para ver la luna

 

  1. 思ひ出す扇の果てや野中の月
    omoidasu / ogi no hate ya / nochū no tsuki

recuerdo…
el abanico olvidado
después de la luna llena

 

  1. 名月や小声に物の聞こゆらし
    meigetsu ya / kogoe ni mono no / kikoyurashi

brilla la luna:
es difícil susurrar
sin ser escuchada

 

IZAYOI: “decimosexta noche”

 

  1. 十六夜や今あそこにも匂ひ寄る雁
    izayoi ya / ima asoko ni mo / nioiyoru kari

la decimosexta noche:
ahí queda
otra oca perdida

 

  1. 十六夜や騒ぐ人の後より
    izayoi ya / sawagau hito no / ushiro yori

detrás de los que susurran,
contemplamos la luna
de la decimosexta noche

 

  1. 希望の闇をこぼそうや芋の露
    kibō no / yami wo kobosō ya / imo no tsuyu

en la oscuridad de la decimosexta noche,
de las hojas de la malanga caen
gotas de rocío

 

KEITŌ: “amaranto”

 

  1. 鶏頭や並べて物の干してあり
    keitō ya / narabete mono no / hoshite ari

flores de amaranto:
hay ropa extendida
y puesta a secar

 

 

OBANA: “flor de euphorbia”

 

  1. 316. 晩鐘の幾つか沈む尾花かな
    banshō no / ikutsu ka shizumu / obana kana

al son de la campana de la tarde,
algunas flores de euphorbia
desaparecen

 

  1. 秋風のようままにある尾花かな
    akikaze no / yō mama ni aru / obana kana

viento de otoño:
se doblan fácilmente
las flores de euphorbia

 

 

HATSUKARI: “primeros gansos salvajes”

 

  1. 初雁やまた後からも後からも
    hatsukari ya / mata ato kara mo / ato kara mo

¡ah, los primeros gansos salvajes!
detrás de ellos vienen
más y más

 

  1. 初雁や並べて聞くは惜し事
    hatsūgari ya / narabete kibō wa / oshikoto

primeros gansos salvajes:
escuchar el graznido de todos juntos
es melancólico

 

  1. 初雁や鳥過ごして声ばかり
    hatsukari ya / tori sugoshite / koe bakari

primeros gansos salvajes…
tras su paso
tan solo graznidos

 

  1. 初雁や声ある者を見失い
    hatsukari ya / koe aru mono o / mi ushinai

primeros gansos salvajes…
a pesar del ruido de sus graznidos
se pierden de vista

 

UCHI AYU: “truchas que vuelven al mar”

 

  1. 内鮎の日々に日々に溯の恐ろしき
    uchi ayu no / hi ni hi ni mizou no / osoroshiki

pasan los días…
cada vez son más y más
las truchas que remontan

 

NOCHI NO TSUKI: “un mes después de la luna llena”

 

  1. 立ち月物輪輪かがしぞ後の月
    tachi tsukimono / wa wa kagashi zo / nochi no tsuki

el que vela toda la noche
no es más que un espantapájaros…
un mes después de la luna llena

 

  1. 叱られた畑踏みよし後の月
    shikarareta / hatake fumi Yoshi / nochi no tsuki

un mes después de la luna llena,
atravesando el campo de verduras
donde nos regañaron

 

  1. 後の月初めて寒しいろにかな
    nochi no tsuki / hajimete samushi / ironi kana

un mes después de la luna llena:
por primera vez se siente
la insuficiencia de la calefacción

 

OCHIBA: “hojas caídas”

(NT.- este kigo se volverá a ver más adelante, en los de invierno)

 

  1. 文月の返しに落ちろう人は花
    fumizuki no / kaeshi ni ochirou / hito wa hana

como respuesta
al mes de las cartas,
cae una hoja[63]

 

KIKU: “crisantemos”

 

  1. 菊の香に遊ぶ暇はなし菊の花
    kiku no ka ni / asou hi wa nashi / kiku no hana

con este perfume
no hay tiempo para distraerse:
flores de crisantemo

 

  1. 子供手に佳の盛りや菊の花
    kodomo te ni/ kano sakari ya / kiku no hana

en las manos de los niños
¡qué plenitud!
las flores de crisantemo

 

  1. 菊畑や花の行方は雲まで
    kiku-bata ya / hana no yukue wa / kumo made

el jardín de crisantemos,
el destino de las flores
es el cielo (o el palacio imperial)

 

  1. 菊畑や夢にたずもう八日夜
    kiku-bata ya / yume ni tadazumou / yoka no yo

parterre de crisantemos,
en sueños nos detenemos allí
la noche del octavo día[64]

 

  1. 今日になりて小板毬おかし菊作り

kyō ni narite / koitabire okashi / kiku tsukuri

hoy, por primera vez
el esfuerzo es recompensado:
cultivo de crisantemos

 

  1. 菊咲いて今日までのせは忘れけり

kiku saite / kyō made no se wa / wasure keri

los crisantemos florecen:
todos los esfuerzos realizados
se olvidan

 

  1. 333. 菊畑や今日目に見ゆる足の跡

kiku-bata ya / kyō me ni miyuru / ashi no ato

campo de crisantemos…
hoy aparecen
huellas de pasos

 

  1. 白菊は何ともなしに優れけり

shirogiku wa / nani tomo nashi ni / sugurekeri

los crisantemos blancos
no sabemos por qué…
son extraordinarios

 

  1. 十日には増さり顔なろう野菊かな

tōka ni wa / masari gao narō / no-giku kana

el décimo día
muestran orgullosos su imagen
los crisantemos del campo

 

  1. 菊月夜や道にそろうも人と人

kiku zukiya / michi ni sorō mō / hito to hito

por el camino
donde la luna refleja los crisantemos
¡hileras de gente
!

 

  1. 露の思白はじめて菊の花

tsuyu no omo / shiro hajimete / kiku no hana

qué delicado
el rocío
en los primeros crisantemos

 

OMINAESHI”valeriana”

(NT.- hace referencia a la Patrinia scabiosifolia, valeriana oriental o encaje dorado).

 

  1. 女郎花難しい春に咲くより

Ominaeshi / muzukashii haru ni / saku yori

la valeriana:
es complicado
que florezca en primavera

 

  1. 女郎花連れて行かんと宵田まで

Ominaeshi / tsurete yukanto / yōta made

valeriana…
dijeron
que te llevarían[65]

 

  1. そう言に名も知らで過ぎけり女郎花

sōiani na mo / shirade sugikeri / ominaeshi

sin conocer tu nombre,
Valeriana,
he pasado cerca de ti

TAMA MATSURI“fiesta de las almas”

 

  1. こちらから祝せてばかり魂祭

kochira kara / iwaisete bakari / tama matsuri

solo de este lado
se habla del día
del Festival de las almas

 

  1. 魂の祝は水の味さえ香りけり

tama no iwai wa / mizu no aji sae / kaori keri

altar de las almas:
se percibe el sabor del agua,
el perfume de las ofrendas

 

MOMIJI“hojas de arce enrojecidas”

 

  1. 343. 色に出でて竹に狂うや蔦の道

iro ni idete / take ni kuruu ya / tsuta no michi

enrojeciendo,
desordenada sobre el bambú,
la parra virgen del camino

(NT.- Parthenocissus, parra virgen, viña virgen o enredadera de Virginia, es una planta trepadora de gran tamaño, que cubre vistosamente grandes paredes y muros de las viviendas).

 

  1. 後や先次第に狂う紅葉かな

ato ya saki / shidai ni kuruu / momiji kana

atrás, adelante,
poco a poco se desordenan
las hojas de arce

 

  1. 竹になりケラ鳥と鳴ろう紅葉かな

take ni nari / kera tori to narō / momiji kana

un canto desde el bambú,
un picapinos responde,
¡oh, las hojas de arce!

 

  1. 音ばかり水さえ軽く紅葉かな

oto bakari / mizu sae karoku / momiji kana

solo el sonido del agua
permanece ligero,
¡las hojas del arce!

 

BUDO“la vid”

 

  1. 滴かと鳥はあやぶむ葡萄かな

shizuku ka to / tori wa ayabumu / budo kana

¿son gotas de agua?
desorientados, los pájaros,
se acercan a las uvas

 

MUSHI“insectos”

 

  1. 虫は虫の処まらう事や日当り

mushi wa mushi no / tokoro marau koto ya / hi atari

los insectos
en sus lugares,
donde brilla el sol

 

  1. 粟寺の知音は人へ蟋蟀

awadera no / chiiwa wa hito e / kirigirisu

para el deleite
de los religiosos:
el canto de los grillos

(NT: awadera hace referencia al templo de Awa).

 

AKI NO KURE: “crepúsculo de otoño”

 

  1. 心ある身なきさへ秋の夕べかな

kokoro aru mi / naki sae aki no / yūbe kana

no hay nadie para conmoverse
con la belleza
de este atardecer de otoño

 

SHIGI“becada”

(NT.-  Shigi, becada, ave limícola que pertenece al género Scolopax, dentro de la familia de las agachadizas).

 

  1. 鴫立つや朝さへ人も田盛り

shigi tatsu ya / asa sae hito mo / tazakari

becadas alzando el vuelo…
en el otoño
incluso las personas se dispersan

 

AKI NO KAZE“viento de otoño”

 

  1. 夕顔の実や重くなる秋の風

yūgao no / mi ya omoku Naru / aki no kaze

el cuerpo de la calabaza
se va haciendo pesado:
viento de otoño

 

GASAN: “inscripción sobre una pintura”

 

  1. 葦間から風のひりやさびて置く根

ashima kara / kaze no hiriya / sabite oku ne

desde los juncos,
el viento arrastra
un barco abandonado

 

  1. 雉の妻隠して起きたる注ぎかな

kiji no tsuma / kakushite okitaru / sosogi kana

la faisana
se ha escondido…
el fluir del agua

 

ZATSUDAI: “miscelánea”

 

  1. 塵と見て露にも濡れず萩の花

(para una persona que se va a ordenar religiosa)

chiri to mite / tsuyu ni mo nurezo / hagi no hana

como polvo
que el rocío no moja:
la flor de la lespedeza[66]

 

  1. 文月や空に待たるる光あり

(con ocasión de un primer reencuentro)

fumizuki ya / sora ni mataruru / hikari ari

mes de las cartas,
en el cielo se espera
la luz

(NT.- ya se habló de “el mes de las cartas” en los versos 316)

 

  1. 鴫立つや行くの別れに暮れ増さり

(en recuerdo de un difunto)

shigi tatsu ya / yuku no wakare ni / kure masari

la becada alza el vuelo,
con la separación
avanza el ocaso

 

  1. 百年のその日も鴫の夕べあり

(dentro de cien años)

momo tose no / sono hi mo shigi no / yūbe ari

dentro de cien años,
en este mismo atardecer
también volarán becadas

 

  1. 百成りや蔓一筋の心より

(las tres etapas de la existencia humana surgen de una única intención)

hyakunari ya / tsuru hitotsuji no / kokoro yori

cien calabazas
de un mismo tallo,
de un mismo corazón[67]

 

  1. 道々の花を一目や吉野山

(dentro de un sombrero de junco trenzado)

michi michi no / hana wo hitome ya / yoshino yama

por todos los senderos
las flores con solo un vistazo:
Monte Yoshino

 

  1. 明月やその裏も見る丸硯

(inscripción en un escritorio)

meigetsu ya / sono ura mo miru / maru suzuri

luna brillante,
hasta su reverso se ve
en el tintero redondo

 

  1. 長き夜を一人はねじと鹿鳴く

(inscripción en un retrato de Hitomaro[68])

nagaki yo wo / hitori wa neji to / shika no naku

estoy sola
en la larga noche
brama el ciervo…

 

  1. 角組もいつしか解けて葦の花

(inscripción en un retrato de Daruma[69])

tsuno gumi mo / itsu shika tokete / ashi no hana

los cuernos entrelazados
sin saber cuándo se soltarán…
la flor de caña

 

  1. 渋かろか知らねど柿の初ちぎり

(con ocasión de mi matrimonio)

Shibukaroka / shiranedo kaki no / hatsu chigiri

¿será amargo?
sin saberlo, parto el caqui:
primer juramento[70]

 

  1. 琴の音の我に通や桐の秋

(inscripción en una pintura que representa a la señora Kogō)

koto no ne no / ware ni kayo ya / kera no aki

mañana otoñal;
llegan a mí
los sonidos del koto[71]

 

  1. 騒がしき袋寝させて月見かな

(Hotei contemplando la luna)

(NT: Hotei es un monje budista sonriente que simboliza la abundancia, la longevidad, la riqueza, la felicidad y el amor por los niños).

Sawagashiki / fukuro nesasete / tsuki mi kana

dejando a un lado
el bullicioso saco,
¡contemplar la luna! [72]

 

  1. 染めぞめやその月花の影の影

(dedicado a un monje)

somizome ya / sono tsuki hana no / kage no kage

túnica negra:
es la luna y las flores
en sombra de sombras[73]

 

  1. 墨の名の石にも染むや鹿の色

(al recibir una rara barra de tinta de Kasugano)

sumi no na no / ishi ni mo shimu ya / shika no iro

el nombre de esta tinta
penetra hasta en las piedras-
color ciervo

 

Fin de la sección de otoño

 

 

  1. SECCIÓN DE INVIERNO

 

KOROKO GATSU“pequeño sexto mes, es decir, veranillo de San Martín, a principios de noviembre”

 

  1. 似たことの三つ四つはなし子の子月

nita koto no / mitsu yotsu wa nashi / koroko gatsu

pequeño mes de noviembre,
no hay ni tres o cuatro días
que se parezcan

 

SHIGURE“lluvia invernal intermitente”

(NT.- más ampliamente “lluvia pasajera de otoño/invierno”)

 

  1. 初時雨風も揺れずに鳥けり

hatsu shigure / kaze mo yurezu ni / tori keri

el primer aguacero
ha caído:
no se mueve el aire

 

  1. 田は元の地に落ちつくや初時雨

ta wa moto no / chi ni ochitsuku ya / hatsu shigure

los arrozales vuelven
a su aspecto primitivo…
primer aguacero de invierno

 

  1. 京へ出でて目に立つ雲や初時雨

kyō e dete / me ni tatsu kumo ya / hatsu shigure

yendo a la capital
las nubes atraen la mirada;
primer aguacero

 

  1. 降りさして又行く処や初時雨

Furisashite / mata iku toko ya / hatsu shigure

me detiene en el camino
y luego, en otros sitios más…
primer aguacero de invierno

 

  1. 柳にも雫みじかし初時雨

yanagi ni mo / shizuku miji kashi / hatsu shigure

sobre los sauces también
las gotas caen muy rápido;
primer aguacero

 

  1. 又鹿の迷ひ道なり初時雨

mata shika no / mayoimichi nari / hatsu shigure

otra vez el ciervo
se pierde entre los senderos;
primer aguacero

 

  1. 水鳥の背のたくひら時雨かな

mizutori no / se no taku hira /shigure kana

las aves acuáticas
hinchan su cuerpo;
aguacero invernal

 

  1. 松風の抜けて行たる時雨かな

matsukaze no / nukete yuku taru / shigure kana

el viento pasa entre los pinos
y continúa,
¡aguacero invernal!

 

  1. 九重の人も見えずく時雨かな

kokonoe no / hito mo miezuku / shigure kana

en la Corte Imperial,
casi ni se ven los nobles;
aguacero de invierno

(NT.- se habla de “nueve capas” que literalmente pueden ser de nubes, o hacer referencia a la Corte Imperial)

 

  1. この上は広き物とて時雨けり

kono ue wa / hiroki mono tote / shigure keri

el aguacero
presagia que, tras él,
vendrá la blancura

 

  1. 里里は何のことなし初時雨

satosato wa / nani no koto nashi / hatsu shigure

aldea tras aldea
ningún suceso altera la calma;
primera lluvia invernal[74]

 

  1. 初時雨何処やら竹の朝ぼらけ

hatsu shigure / doko yara take no / asaborake

primer aguacero…
en algún lugar
amanece entre los bambúes

 

  1. 一つ屋根は一つ時雨れてあはれなり

hitotsu yane wa / hitotsu shigurete / aware nari

un único tejado
aislado en el aguacero,
¡qué conmovedor!

 

  1. 初時雨今日には濡れず瀬田の橋

hatsu shigure / kyō ni wa nurezu / Seta no hashi

el primer aguacero,
hoy no moja la capital
pero sí el puente de Seta[75]

(NT.- El puente de Seta era un importante punto de paso entre Kioto y el este de Japón, mencionado frecuentemente en diarios de viaje de poetas y en pinturas, incluso hay un poema clásico -”Seta no hashi” – en el Manyōshū).

 

  1. 眺めやる山里寂し初時雨

nagame yaru / yamazato samishi / hatsu shigure

bajo la primera lluvia invernal,
contemplar la aldea de la montaña
sumida en la soledad

 

KOGARASHI“viento de invierno”

 

  1. 木枯らしやすぐに落ち着く水の月

kogarashi ya / suguni ochitsuku / mizu no tsuki

sopla el viento invernal,
pero al instante se aquieta
la luna en el agua

 

  ARARE“granizo”

 

  1. 水に浮く物とは見えぬ霰かな

mizu ni uku / mono to wa mienu / arare kana

el granizo
flota en el agua:
no parece real
[76]

 

SAMUSA“frío”

 

  1. 破る子の無くて障子の寒さかな

yaburu ko no / nakute shōji no / samusa kana

como ya no hay niños

que hagan agujeros en él,

el shōji me parece frío

 

(NT.- Muy famoso haiku de Chiyo en el que echa de menos a un hijo fallecido).

 

  1. 朝の日の裾に届かぬ寒さかな

asa no hi no / suso ni todokanu / samusa kana

los rayos del sol
no llegan al dobladillo del kimono,
¡qué frío hace!

 

  1. 山彦の口真似寒き烏かな

yama biko no / kuchi mane samuki / karasu kana

el eco de la montaña
repite sin cesar “¡qué frío hace!”
¡ah, el cuervo!

 

KOTATSU“brasero portátil”

 

  1. 影法師の横に似たる炬燵かな

kageboshi no / yoko ni nitaru / kotatsu kana

una sombra oscura
acostada junto al kotatsu
¡el calor del hogar!

 

YUKI: “nieve”

 

  1. 初雪は松の滴も残りけり

hatsu yuki wa / matsu no shizuku mo / nokori keri

primera nieve:
en las agujas del pino,
gotas suspendidas

 

 

 

  1. 初雪は朝寝に滴水にけり

hatsu yuki wa / asane ni shizuku / mizu ni keri

primera nieve:
solo ven sus gotas
quienes se levantan tarde

 

  1. 初雪や見るうちに茶の花は花

hatsu yuki ya / miru uchi ni cha no / hana wa hana

primera nieve:
mientras la miro,
las flores de té renacen

 

  1. 初雪や褒む言葉も昨日今日

hatsu yuki ya / homuru kotoba mo / kinō kyō

primera nieve:
hoy como ayer,
los mismos elogios gastados

 

  1. 初雪や子供の持て歩くほど

hatsu yuki ya / kodomo no motte / aruku hodo

primera nieve:
la pizca que un niño
puede cargar en sus manos

 

  1. 初雪や変わるの色の烏ほど

hatsu yuki ya / kawaru no iro no / karasu hodo

primera nieve:
hasta el negro del cuervo
cambia de tono

 

  1. 初雪や茎茶の茶殻の捨て所

hatsu yuki ya / kecha no chagara no / sute dokoro

primera nieve:
¿dónde arrojar hoy
las hojas de té usadas?

 

  1. 水仙は香を眺めけり今朝の雪

suisen wa / ka wo nagame keri / kesa no yuki

mañana de nieve,
contemplo el aroma
de los narcisos
[77]

 

  1. 声なかば鷺失わむ朝の雪

koe nakuba / sagi ushinawamu / asa no yuki

sin sus graznidos,
las garzas desaparecerían
en el alba nevada
[78]

 

  1. 家仕事を忘れて見る竹の雪

kashigoto o / wasurete miru / take no yuki

olvido cocer el arroz…
sólo miro la nieve
en los bambúes

 

 

  1. 忍なわねばならぬ浮世や竹の雪

Shinawaneba / naranu ukiyo ya / take no yuki

hay que adaptarse
en este mundo que cambia,
bambúes bajo la nieve

 

  1. そっと来る物に気づくや竹の雪

sotto kuru / mono ni kizuku ya / take no yuki

nieve en los bambúes:
aunque llega en silencio,
alguien lo nota

 

  1. 青き葉の目に立つ頃や竹の雪

aoki ha no / me ni tatsu koro ya / take no yuki

es la época:
las hojas verdes destacan
en los bambúes nevados

 

  1. 雪のある物に聞かすな松の家

yuki no aru / mono ni kikasu na / matsū no ie

que nada cambie
la nieve sobre las cosas…
silencio en la cabaña de pino
[79]

 

  1. 腹はねば尾の羽とや雪の鷺

hara wa neba / onoga hane to ya / yuki no sagi

si no la sacude
es como sus plumas:
una garza cubierta de nieve

 

  1. 花にとわ願わず雪のみやざみ

hana ni to wa / negawazu yuki no / miazami

no se posa
sobre las flores:
un reyezuelo en la nieve
[80]

 

  1. 初雪や松の調べも風通ころで

hatsu yuki ya / matsū shirabe mo / fūtōkoro de

la primera nieve…
estando quieto,
el sonido entre los pinos
[81]

 

  1. 408. 初雪や衛士も寝惜しもう静こうまで

hatsu yuki ya / eji mo neoshimou / shizukō made

la primera nieve…
los guardias añoran
dormir con tranquilidad
[82]

 

  1. 転ぶ人を笑えて転ぶ雪見かな

korobu hito wo / warote korobu / yukimi kana

riendo de quienes caían,
ahora en el suelo yo
¡esto sí es ver la nieve!

 

  1. 松の葉にあざまり物や今朝の雪

matsu no ha ni / azamari mono ya / kesa no yuki

en las agujas de pino
depositada delicadamente,
la nieve de esta mañana

 

OCHIBA: “hojas caídas”

 

  1. 舟待ちの笠に溜たる落葉かな

fūna machi no / kasa ni tametaru / ochiba kana

esperando el barco,
en el sombrero, amontonadas
unas hojas secas

 

  1. 水の上に流氷ながす落葉かな

mizu no ue ni / okō shimo nagasu / ochiba kana

caen las hojas…
sobre el agua corriente
arrastran la escarcha

 

  1. 蜘蛛の巣に落ちてそして落葉かな

kumo no su ni / ochite soshite / ochiba kana

en la telaraña se posan
y luego caen…
hojas marchitas

 

KAERI-BANA: “segunda floración”

 

  1. 三吉野や夜の春ほど帰り花

mi Yoshino ya / yoru no haru hodo / kaeri-bana

¡ah Yoshino!
hasta de noche, las flores tardías
como en plena primavera

 

  1. 春の夜の夢見て咲くや帰り花

haru no yo no / yume mite saku ya / kaeri-bana

como en una noche de primavera,
las flores tardías brotan
sin razón aparente

 

  1. 誰がためぞ危なき空に帰り花

Tagatamezo / abunaki sora ni / kaeri-bana

bajo este cielo inestable
las flores de fuera de temporada
¿para quién?

 

KABU: “los nabos”

 

  1. 降る物に根を反り垂る蕪かな

furu mono ni / ne wo sogi tarau / kabura kana

ante lo que cae
se retuercen sus raíces:
el nabo resiste

 

  1. 手の力屈ゆる根はなき蕪かな

te no chikara / suyuru ne wa naki / kabura kana

ninguna raíz resiste
mis manos fuertes…
solo las del nabo

 

DAIKO HIKI: “arrancando nabos grandes”

 

  1. 道草の草には重し大根引き

Michi kusa no / kusa ni wa omoshi / daiko hiki

¡qué ligeras
las hierbas del camino!
nabos grandes arrancados

 

CHIDORI: “nombre colectivo para los chorlitos y otras pequeñas aves zancudas”

 

  1. 埋火の手にふたえたる千鳥かな

uzumibi no / te ni futaetaru / chidori kana

unas brasas enterradas
calientan las manos frías:
chillidos de chorlitos

 

KAMIKO: “vestido de papel”

 

  1. 待ち暮れて明けぼのもなき紙衣かな

machi kurete / akebono mo naki / kamiko kana

esperando en la noche
sin que llegue la aurora
¡oh, el vestido de papel!

 

SUISEN: “los narcisos”

 

  1. 水仙の香や零れても雪の上

suisen no / ka ya koborete mo / yuki no ue

el perfume de los narcisos…
se extiende incluso
sobre la nieve

 

  1. 水仙は名さえ冷たう覚えけり

suisen wa / na sae tsumetō / oboe keri

solo el nombre del narciso,
trae consigo
el recuerdo del frío

 

  1. 水仙やただも冷たき藪の内

suisen ya / tada mo sumetaki / yabu no uchi

¡oh, narcisos!
únicamente el frío
entre los matorrales

 

  1. 水仙くは行く行く芙蓉に生れ好き

Suisen kwa / yuku yuku fuyō ni / umare suki

los narcisos,
destinados a florecer
en pleno invierno

 

FUYŌGARE: “paisaje invernal” (lit. plantas secas en invierno)

 

  1. 芙蓉枯れや一人牡丹の暖まり

fuyōgare ya / hitori botan no / atatamari

¡oh, plantas invernales secas!
tan solo la peonía
permanece cálida

 

KARENO: “campos de hierbas secas”

 

  1. 雪当たる道は枯野の広きより

yuki ataru / michi wa kareno no / hiroki yori

desde el páramo seco,
cae la nieve
en el ancho camino

 

  1. 428. 鷺の雪降り定めなき枯野かな

sagi no yuki / furi sadame naki / kareno kana

la nieve de las garzas,
en copos que vuelan y caen sin orden
sobre el páramo seco
[83]

 

  1. 枯野行く人や千祖見ゆるまで

kareno yuku / hito ya chiso / miyuru made

por la seca llanura,
una silueta se aleja
hasta volverse diminuta

 

HACHITATAKI: “monje mendicante que canta marcando el ritmo con una calabaza o un cuenco”

 

  1. 山彦を連れて歩くや鉢叩き

yama biko o / tsurete aruku ya / hachitataki

el eco de la montaña,
guía los pasos
del monje (que hace sonar su cuenco)

 

  1. 鉢叩き夜ごとに竹を起こしけり
    hachitataki / yo goto ni take o / okoshi keri

el golpear de la vasija,
despierta cada noche
a los bambúes

 

FUYU NO TSUKI: “luna de invierno”

 

  1. 鳥影な葉に見えて寂し冬の月

tori kage na / ha ni miete sabishi / fuyu no tsuki

siluetas de pájaros…
entre las hojas
tan solo la luna invernal

 

  1. 隣外にぜひなく置行や冬の月

tonari soto ni / zehi naku okō ya / fuyu no tsuki

fuera de casa,
nadie se detiene
ante la luna de invierno[84]

 

FUYU NO UME: “ciruelo de invierno”

 

  1. 折々の日の足跡や冬の梅

oriori no / hi no ashiato ya / fuyu no ume

aquí y allá,
tramos soleados
en los ciruelos invernales

 

ROHATSU: “el octavo día del duodécimo mes[85]

 

  1. 臘八や流るる水も物言わず

rohatsu ya / nagaruru mizu mo / mono iwazu

el octavo día del duodécimo mes
hasta el agua que fluye
guarda silencio

(NT.- En los templos zen, durante Rohatsu, los monjes meditan en completo silencio, imitando la quietud de Buda bajo el árbol Bodhi).

 

SŌJIHARAI: “quitar el polvo”

 

  1. 今日ばかり背高からめや掃除払い

kyō bakari / se takakarame ya / sōji harai

toca limpieza:
solo por hoy
quisiera ser más alta
[86]

 

MOCHIBANA: “pastel de arroz coloreado y en forma de flor”

 

  1. 散ることを待つとはをかし餅花

chiru koto o / matsu to wa okashi / mochibana

es curioso:
esperar a que caigan
las flores de pastel de arroz
[87]

 

NENNAI HISHŌ: “primavera precoz” (lit. antes de fin de año)

 

  1. 年の暮れ春や確かに水の音

toshi no kure / haru ya tashikani / mizu no oto

finales de año:
la primavera llega
con el sonido del agua

 

  1. 春めかく言葉遣いや年の暮れ

haru me kaku / kotobazukai ya / toshi no kure

fin de año:
usamos palabras
que no son de primavera

 

  1. 十のうちいくつの春ぞ年の内

to no uchi / ikutsu no haru zo / toshi no uchi

en diez años lunares
¿cuántas primaveras habrá
antes del fin de año?

 

  1. 咲き直そう / 梅の心や / 年の暮れ

saki nao sou / ume no kokoro ya / toshi no kure

los ciruelos…
florecen nuevamente
aún en fin de año

 

TOSHI NO KURE: “fin de año”

 

  1. 咲きなおそう梅の心や年の暮れ

toshi no o ya / yanagi wa aoou / musubi yuku

final de año:
los sauces verdes
comienzan a entrelazarse

 

CHA NO HANA: “flores de té”

 

  1. 茶の花やこの夕暮れをさき延し

cha no hana ya / kono yūgure o / sakinobashi

¡las flores del té!
al abrirse aumentan
la luz del crepúsculo

 

FUYŌ-KODACHI: “árboles sin hojas”

 

  1. 冬風の離れ離れや冬木立

fuyū kaze no / hanare-banare ya / fuyō kodachi

viento invernal:
en la arboleda sin hojas,
se va dispersando

 

NENNAI: “fin de año”

 

  1. 年の内に春風吹いて子の日とも

toshi no uchi ni / haru kaze hiite / ne no hi tomo

al final del año
sopla un viento primaveral
como en el Día de la rata
[88]

 

FUYU BOTAN: “peonía invernal”

 

  1. 心なく契りし跡は冬牡丹

kokoro naku / chigiri shi ato wa / fuyu botan

sin corazón,
tras la promesa rota,
la peonía de invierno

 

KANTSUBAKI: “camelia de invierno”

 

  1. 二つ咲きはどちらが先へ寒椿

futatsū zaki wa / dochira ga saki e / kantsubaki

dos camelias invernales:
no se sabe cuál
florecerá primero

 

ZATSUDAI: “asuntos varios”

 

  1. 448隣隣分からぬものは内庭花

(inscripción en un grabado de Kan-Zan)

tonari tonari / wakaranu mono wa / uchiba hana

unas junto a otras
apenas se distinguen:
flores de patio

 

  1. 449.髪を梳う手の暇飽きて炬燵かな

(el día en que me convertí en monja)

kami wo yuu / te no hima akite / kotatsu kana

el tiempo que antes dedicaba

a recogerme el pelo,

ahora lo dedico a calentarme

 

  1. 根は切れて極楽にあり枯れ穂花

(decisión inquebrantable)

ne wa kirete / gokuraku ni ari / kare obana

arrancado de raíz,
está en el paraíso
el pasto seco

 

  1. ともかくも風に任せて枯れ穂花

tomō kakumo / kaze ni makasete / kare obana

de un modo u otro,
la hierba marchita va y viene
a merced del viento

 

  1. 葉も散りも一つの碗なや雪の花

(dedicado a una abadesa, en el centenario de la muerte del fundador de su secta religiosa)

ha mo chiri mo / hitotsu no utena ya / yuki no hana

hojas y polvo
en un mismo cuenco,
la flor de nieve

 

  1. 露店や小僧笑ひて長き襟

(inscripción en un grabado de Jurojin[89])

unten kara / warae korobō ya / nagazukin

el puesto callejero:
un pequeño monje ríe
con su larga bufanda

 

  1. 親しみは遠くて近し月と梅

(inscripción en un dibujo de flores de ciruelo)

shitashimi wa / tōkute chikashi / tsuki to ume

la amistad
es lejana y cercana…
luna y flores de ciruelo

 

 

Fin de la sección de invierno

y de la “Colección de versos de la monja Chiyo”

 

 

 

—————

NT.- En el texto, hay diversos haikus de Chiyo que no están en esta Colección o Antología realizada por Gilberte Hla-Dorge, y que sí se hayan diseminados a lo largo del ensayo. Los traductores al castellano hemos considerado conveniente incluirlos a continuación:

 

  1. 秋風や島扇大ぎに来て入る

aki kaze ya / shimaōte ōgi ni / kite hairu

¡el viento del otoño!

penetra

entre los abanicos de juncos

 

 

  1. あゝ暑し紅もつけられず

aa atsushi / beni mo/ tsukerarezu

 

¡ah, qué calor!

ni siquiera puedo

ponerme de rojo

 

 

  1. 友ゝかくも 風に任せて 枯尾花

omō kakumo / kaze ni makasete / kare obana

 

de una manera u otra,

al capricho del viento,

un junco seco

 

  1. 若草や / 帰路は其の / 草に待つ

wakakusa ya / kaeriji wa sono / kusa ni matsu

hay hierbas jóvenes,

al regresar, es de esperar

encontrar hierbas largas

 

  1. 近道に良き事二つ清水かな

chika michi ni/ yoki koto futatsu / shimizu kana

por el atajo

doble beneficio:

hay una fuente

 

  1. よく光る寺で月見る今宵かな

yoku hikaru / tera de tsuki miru / koyoi kana

en el templo de la Brillante Luz,

esta noche se admira

la luna llena

 

  1. 文付けられて煎茶も白ろ

fumi tsukerarete / nyōcha moushiro

pisoteada,

la estera donde se seca el té

desprende un agradable aroma

 

  1. 粟津のや山から京のほととぎす

awazu no ya / yama kara kyō no / hototogisu

en la llanura de Awazu,

desde las montañas de la capital,

el canto del cuco

 

-.-

BIBLIOGRAFÍA

 

  1. Obras en japonés

 

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Yoshimatsu Yoitchi. — Kaga No Chiyo-jō no Shōga Tōkyō-Dadakara, 6° anné de Shōwa, 1931.

Matsuo Bashō. — Haisei Bashō Zenshū, édition revisée par Yoshiki Sanrō Tōkyō, Shouei Kakou.

Issa. —  Ver Bickerton (Max).

Iwaya Sasanami. — Nihon moukashi-banashi  Tōkyō (1924).

Daï-Nippon Jimmei Jishō. —  (2 volumes)  Dōjinsha Shōten,  Tōkyō 1927.

Daï-Nippon Kokou-go Jiten. —  Matsui Kanji et Oueda Mannen, Fouzanbō- Tōkyō, 1928-1929.

Encyclopédia Japonica. —  Edité par Sanséidō (X vol.) Tōkyō (de la 41e année de Meiji à la 8e année de Taishō).

Jighen. —  (Source des mots). Dictionnaire japonais de  Kanō Dôméi, Tōkyō, 1931.

 

2. Obras en inglés

 

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Anesaki (Masaharu). —  Buddhist Art in its relation to Buddhist ideals, London, 1916.

Anesaki (Masaharu). —  History of Japanese Religion, London, 1930.

Aston (W. -G.). —  A History of Japanese Literature, London, 1899.

Aston (W. -G.). —  A Grammar of the Japanese Written Language. London-Yokohama, 1906.

Aston (W. -G.). —  Shinto. The way of the Gods, London, 1905.

Bickerton (Max). —  Issa’s Life and Poetry. In Transactions of the Asiatic Society of Japan, Second series, Vol. IX, 1932 (pp. 111-154).

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Chamberlain (Basil-Hall). —  A simplified grammar of the Japanese language. Chicago, 1924.

Chamberlain (Basil-Hall). —  Handbook of Colloquial Japanese. London, 1880.

Chamberlain (Basil-Hall). —  The Classical Poetry of the Japanese. London, 1880.

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Chamberlain (Basil-Hall). —  Japanese Poetry. London, 1911.

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Gowen (Herbert H.). —  An Outline History of Japan. New York, 1927.

Gowens (Max. W. M.). —  Colloquial Japanese. London, 1920.

Gurness (John Harington). —  A Dictionary of Chinese-Japanese in the Japanese Language.  Tōkyō, 1889.

Hearn (Lafcadio). —  The Japanese Letters of. London, 1911.

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Hearn (Lafcadio). —  Glimpses of Unfamiliar Japan. Leipzig, 1910.

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Hepburn (J. C.). —  A Japanese. English and English. Japanese dictionary, 5th Edition.  Tōkyō, 1894.

Inada cf. Koop: Koop (Albert-J.) et Inada (Hogitarō).

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Wells (Williams). —  Syllable Dictionary of Chinese Language. Shanghaï, 1874.

 

3. Obras en francés

 

Anesaki (Masaharu). —  Quelques pages de l’histoire religieuse du Japan. (Abbey. Anesaki. Paris, 1921.)

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Arnoux (Jules). —  Le peuple japonais. Paris, 1912.

Balet (Léon). —  Grammaire japonaise. Langue parlée 3e édition. Paris, 1925.

Beaujard (André). — (Abbev.: A. B. N. C.).  Les Notes de Chevet de Sei Shōnagon. Paris, G.-P. Maisonneuve, 1934.

Beaujard (André). — (Abbev.: A. B. S. S.).  Sei Shōnagon, son temps et son œuvre. Paris, G.-P. Maisonneuve, 1934.

Chamberlain (B. -H.). —  Mœurs et coutumes du Japon. Paris, 1931.

Dautremer (Joseph). —  Poésies et anecdotes japonaises de l’époque des Taïra et des Minamoto. Paris, 1906.

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Demiéville (P.). —  Rédacteur en chef de Hōbōgirin. Dictionnaire encyclopédique du Bouddhisme, d’après les sources chinoises et japonaises. Publié en fascicules.  Tōkyō, 1929, 1930, 1931.

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Elissèéff (Serge). dans Meillet et Cohen. —  Les langues du monde, article sur la langue japonaise.

Elissèéff (Serge). —  Dans la Mythologie Asiatique illustrée. Article sur la Mythologie du Japon.

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Gonse (Louis). —  L’Art Japonais. Paris 1883.

Grousset (René). —  Histoire de l’Extrême-Orient. (2 vol.). Paris, 1929.

Hara (Katsourō). —  Histoire du Japon. Paris, 1926.

Hoffmann (J.) et Schultes (H.). —  Noms indigènes d’un choix de plantes du Japon et de la Chine. Leyde, 1864.

Hovelacque (Émile). —  La Chine. Paris, 1920.

Hovelacque (Émile). —  Le Japon. Paris, 1921.

Ishikawa (Takéshi). —  Etude sur la littérature impressionniste au Japon. Paris, 1909.  (Abrev.: T. I.)

Julien (Ch. -André). —  Les civilisations d’Extrême-Orient. Histoire, littérature, Beaux-arts.

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Naudeau (Ludovic). —  Le Japon moderne. Paris, 1909.

Notes de cours (personnelles) des Professeurs :

  1. Vissière,
  2. Revon,
  3. Dautremer,
  4. Elissèéff,
  5. Naïto.

Papinot (E.). —  Dictionnaire d’histoire et de géographie du Japon.  Tōkyō-Yokohama, 1906.

Revon (Michel). —  Anthologie de la Littérature Japonaise. (Abbey. : M. R. A.). Delagrave, 6e édition, Paris, 1928.

Revon (Michel). —  Le Shintoïsme. (Revue de l’histoire des Religions, 1905-1907).

Revon (Michel). —  Le Shintoïsme. Paris, 1907.

De Rosny (Léon). —  Anthologie Japonaise. Paris, 1871.

………………………………………………….

 

[1] Propuesto por Yoshimatsu Youitchi, pp. 182 a 215.

[2] Los pobres también son sensibles a la belleza.

[3] Parece un fantasma.

[4] Porque es eterna.

[5] El ruiseñor siempre se asocia con la flor del ciruelo, simbolizando así el encuentro de dos amantes. M.R.A., p. 139, n.4.

[6]Se piensa que va de puerta en puerta como un cantante ambulante.

[7] Observación del rocío depositado en las plantas al final de la primavera y al inicio del verano, mientras el pájaro canta.

[8] Y la travesía ha terminado.

[9] El agua refleja las hojas jóvenes.

[10] Lugar privilegiado donde la belleza florece.

[11] Los colores son más brillantes bajo la lluvia.

[12] Son insignificantes

[13] Son las gotas las que crecen.

[14] Muñeca de forma especial que se exhibe en las casas el tercer día del tercer mes para la fiesta llamada hina-no-sekku o hina-no-matsuri.

[15] Para niñas que no han terminado de jugar al anochecer.

[16] Parece que se recogen guijarros o flores: son moluscos.

[17] Vinieron para admirar las bonitas flores.

[18] Comparar con el número 107.

[19] Es decir, su follaje perenne nos recuerda el invierno.

[20] Sobre el fondo claro de las flores, los pájaros se destacan claramente.

[21] Una multitud de admiradores se agolpa y discute con el guardián que quiere impedirles romper las ramas. Este tumulto solo ocurre de día, mientras que los relámpagos y truenos brillan a menudo por la noche.

[22] Las flores se encuentran en un lugar de difícil acceso.

[23] Antes de cortar una rama florecida de cerezo, es costumbre atarle una calabaza de sake o un tanzaku (poema escrito en una tira de papel); aquí, la floración ha sorprendido a los paseantes con las manos vacías.

[24] Primero se van distinguiendo las flores blanquecinas.

[25] Imagen impresionista: toda la montaña está cubierta de flores. A sus pies, fluye un arroyo; desde lejos, el tono del agua y el de los cerezos se confunden.

[26] Quizás porque las flores revolotean con el viento, quizás porque las mariposas vuelan y regresan a las flores.

[27] Es decir, se suaviza.

[28] Porque las colas de caballo (llamadas también colas de rata) se asemejan a pinceles, con los cuales los japoneses trazan sus caracteres de escritura.

[29] Probable alusión a un juego social de la época Heian que se practicaba al aire libre, en un jardín atravesado por un riachuelo. Los jugadores se sentaban en diversos lugares a lo largo de la orilla. Los que estaban río arriba escribían el comienzo de un poema en un cartón que colocaban sobre un pequeño plato de madera, que dejaban deslizar por la corriente. Al pasar, los otros jugadores completaban los versos. Chiyo-jō sugiere que las flores de camelia, semejantes a tazas de sake o incluso a pequeños platos de madera, flotan en el riachuelo como portadoras de poemas. Recuerda al juego de cartas que menciona M. Revon (M.R.A., p. 234, nota 1).

[30] A causa del bullicioso gentío de admiradores.

[31] A causa de la neblina.

[32] Quizás el anciano sea el propio Bashō.

[33] Alusión a una tanka de Ono-no-Komachi.

[34] Monje chino del siglo X, uno de los siete dioses de la fortuna, representado con un gran saco y abdomen prominente, símbolo de abundancia. Estos versos son de buen augurio.

[35] «El bien por el mal. Las flores del ciruelo dan su perfume al hombre que rompió la rama. «Este poema, didácticamente, se considera generalmente de poco mérito» A.M.A. p. 430. (escrito en inglés)

[36] Para entender el significado de este haikai, necesitamos saber en qué circunstancias fue compuesto.

[37] El ciervo se caza en invierno. Los hombres usaban un silbato que lo atrae y lo hace salir del bosque. La poetisa sugiere que la muerte puede llegar cuando menos se espera.

[38] Porque son muy ligeros.

[39] Porque reflejada en el agua sería aún más bella.

[40] Trad., M. B. A., p. 396.

[41] Depende del estado de ánimo de quien escucha.

[42] In’yō: principio masculino y femenino de la filosofía china; la luz y la sombra; el elemento positivo y negativo; es decir, el universo entero.

[43] Es decir, las niñas pequeñas.

[44] «El rocío que descansa en flores rojas brilla como perlas, pero una vez derramado en el suelo, solo es agua». A. M. A., pp. 422-423.

[45] El sedal de la poetisa recibe el reflejo de la brillante luna desde la profundidad del agua. ¡Qué escena tan refrescante!

[46] Alusión a una tanka antigua compuesta por esta princesa.

[47] Expresa el amor ciego de los padres por sus hijos.

[48] Términos de humildad que indican que habla de sí misma.

[49] Trad., M. R. A., p . 396.

[50] Acto de fe: Creo en su palabra, y si aún estuviera en este mundo, no tendría que molestarme en escucharlo.

[51] Es decir, captar la belleza.

[52] Kuzu: Pueraria thumbergiana.

[53] Crítica de los temas estacionales impuestos por las reglamentaciones poéticas.

[54] NT.- Se trata de un término más general que el Tanabata, o “Fiesta de las Estrellas”, una celebración japonesa que tiene lugar el día 7 del mes de julio y que según el folclore nipón, este es el único día del año en que las dos estrellas, Altair y Vega, pueden encontrarse. Los siguientes poemas están empapados de profunda cultura japonesa y muy complejos de comprender a ojos occidentales.

[55] Es decir, todavía no es de día.

[56] Al texto francés: Trad. M. R. A., p. 395. (NT.- Es el haiku más famoso de Chiyo y el que hace que con frecuencia se le represente junto a un pozo con flores de asagao. Se ha respetado la traducción desde el francés). (NT: En la actualidad, tras unos estudios presentados, se considera que Chiyo-ni no usó el kireji “ni” en este su más reconocido haiku, sino el kireji “ya”: asagao ya / tsurube torarete /morai mizu. En kanjis, en vez de 朝顔釣瓶とられて貰ひ水 sería 朝顔釣瓶とられて貰ひ水).

 

[57] Tra., M. R . A., p. 396.

[58] Es decir, las hojas enrojecidas del otoño se reflejan en el agua que corre.

[59] Espantapájaros que representa un arquero.

[60] Tablero golpeado por trozos de bambú.

[61] NT.– si concretásemos, habitualmente, en romaji Hepburn, se usa tsuki para referirnos a la luna, mangetsu para hacerlo a la luna llena y meigetsu para luna brillante o luna resplandeciente.

[62] Ella siempre es perfectamente hermosa.

[63] NT.- En Japón, septiembre (o el período de otoño) es conocido tradicionalmente como «el mes de las cartas» (文月 / Fumizuki o 文の月 / Fumi no tsuki), aunque existe un matiz histórico y poético importante: En el antiguo calendario lunar japonés, «Fumizuki» (文月) era el nombre del séptimo mes (que actualmente coincide con agosto-septiembre). Se asociaba a la costumbre de escribir poemas (tanka) en hojas de árboles durante el festival Tanabata (7° día del 7° mes lunar). En la poesía clásica, como es el caso, el otoño era la estación dedicada a intercambiar cartas y poesía, especialmente por: La nostalgia (aware) que inspira la estación, y por la tradición de enviar «cartas de luna» (tsukimi no fumi) durante las lunas llenas de otoño.

[64] La víspera de la Fiesta del Crisantemo, que tenía lugar el noveno día del noveno mes.

[65] Alusión a una antigua leyenda que cuenta el abandono de una joven que recibió el nombre de esta flor.

[66] NT.- el poema podría querer referir que el polvo (humildad del que entra en religión) no deber ser sobrepasado por el rocío (gracia divina que llega a la persona iniciada).

[67]  NT.- se trata de un poema muy espiritual: Cien calabazas es el símbolo de la diversidad en la unidad, usado en el budismo Zen para representar discípulos de un mismo maestro. Un solo tallo representa la esencia que une todo, como el satori, y el kokoro, como el corazón u origen, en alusión al principio único del universo en el pensamiento Tendai.

[68] Poeta del siglo VII.

[69] Daruma: príncipe indio que se hizo monje, trajo a China hacia 520, la secta budista Zen.

[70] Tra., M. R. A., p. 396

[71] NT.- El koto era instrumento de las damas de la corte (como la protagonista del Genji Monogatari). El haiku evoca el poema de Izumi Shikibu: «Koto no ne ni / aki no kaze fuku / yo to mo nashi» («suena el koto: / sin notar que cae la noche, / el viento de otoño”).

[72] Porque desprecia los bienes terrenales.

[73] Es decir, la vestimenta negra es la tumba de la belleza del mundo exterior.

[74] Tan silenciosamente cae la lluvia.

[75] En estos dos últimos haikai se trata precisamente de lluvia repentina y de corta duración.

[76] Sin duda Chiyo toma el granizo como una especie de piedra.

[77] El verbo japonés nagame (rau), contemplar, es tan contradictorio en el texto como en la traducción. A Tchiyo-Jo le encantaron estas originalidades. (NT: Se habla de un efecto de sinestesia, el verbo nagame implica «contemplar con calma», pero aplicado a un aroma (ka), crea esa paradoja sensorial).

[78] Por supuesto, este tipo son garzas blancas.

[79] Es decir, el viento que dispersaría los copos.

[80] Como buen budista, este pequeño pájaro se contenta con poco.

[81] Literalmente dice “las manos en los bolsillos”, es decir, en contemplación.

[82] Los guardias, obligados a madrugar para su servicio, no disfrutan de la nieve: no son poetas.

[83] Son aves blancas que, desde lejos, parecen copos de nieve.

[84] Hace demasiado frío.

[85] Día en que Buda alcanzó la iluminación, en la meditación y el silencio.

[86] Por modestia, las mujeres japonesas prefieren ser pequeñas.

[87] Alusión a la fiesta familiar de fin de año.

[88] El 12º día del primer mes.

[89] Uno de los siete dioses de la fortuna.

Capítulo VI. Vida religiosa de Kaga no Chiyo-jō, sus últimos años y anécdotas y Capítulo VII. Chiyo-jō, poeta de la naturaleza.

CAPÍTULO VI

VIDA RELIGIOSA DE KAGA NO CHIYO-JŌ  (CONTINUACIÓN)

SUS ÚLTIMOS AÑOS. ANÉCDOTAS

 

Hemos notado que, durante su largo viaje a través de Japón, Chiyo-ni tuvo la oportunidad de conocer a varios haijines, sus colegas, a quienes conoció frecuentemente en reuniones de poetas. Ella los asombró con su talento y su simplicidad; por ello, muchos de ellos insistieron en honrarla conservando su amistad. Después de su regreso a Matsudō, vinieron a visitarla desde todas las provincias del Imperio. Nuestra poeta pudo haber sentido un legítimo orgullo, pero estaba demasiado convencida de la vanidad de las cosas humanas para detenerse en tal sentimiento; sus únicas ambiciones eran aumentar su conocimiento budista y perfeccionar su talento literario. Así, sin buscar honores ni alabanzas, continuó viviendo pacíficamente en su ermita. Siempre estuvo íntimamente ligada a su antigua amiga Aikawaya Sōue-jō, quien ya era muy anciana. Ambas se dedicaban, como en el pasado, a cultivar delicadas flores de poesía. Nos han llegado documentos que dan testimonio de esta fértil amistad. Conocemos, por ejemplo, algunos renga o poemas, extraídos de un pergamino titulado “Hototogisu no maki” (“El rollo o libro del cuco”), compuesto por las dos poetas reunidas[1].

Como dijimos al comienzo de este estudio, el origen de la renga se remonta al siglo X. Bajo la influencia de las costumbres poéticas chinas que penetraron en Japón a través de recopilaciones de fragmentos seleccionados de las obras de los poetas continentales, muchos escritores de talento intentaron componer poemas largos. Hemos visto que esto iba en contra de su inclinación natural, que los llevaba siempre hacia el impresionismo y la brevedad. Por ello, no nos sorprenderá encontrar el siguiente renga, en el que el sentido del poema no parece desarrollarse de manera continua, lógica y literaria. De hecho, quizás no tenga otro interés que ilustrar la formación del haikai japonés, y lo mencionamos solo por sentido del deber. Cabe decir que los poetas nipones a menudo se veían limitados por reglas de composición muy numerosas y, en ocasiones, contradictorias. Estas habían sido adoptadas en diversas épocas, una primera serie publicada en 1087 y una de las últimas hacia 1501. La complejidad de estos cánones poéticos supera todo lo que se pueda concebir. El profesor B. H. Chamberlain intentó darnos una idea de ello en su estudio sobre “Bashō y el epigrama poético japonés” [2].

Así, si el hokku (terceto inicial de 5, 7, 5 sílabas) habla de la primavera y, en particular, del mes de enero, los dos versos complementarios (de 7, 7 sílabas) también deben mencionar el mes de enero y terminar con un punto. La tercera parte debe contener una idea relacionada no solo con el mes de enero, sino también con toda la temporada de primavera, y debe terminar con la partícula te, que corresponde, más o menos a nuestras terminaciones del participio francés (e, i, u, etc., o ant). Pero si la segunda parte incluye un te, una de las partículas ni o ran, o la frase mo nashi, deben preferirse. La cuarta (parte) es de “tema variado” (miscellaneous one), es decir, que ninguna de las cuatro estaciones puede mencionarse. Debe terminar con una terminación verbal simple y elegante, como nari o keri.

La parte número cinco se llama el “Asiento permanente de la luna” (Fixed Seat of the Moon), porque, de cualquier manera, la luna debe ser evocada; y esta parte, al igual que las partes seis y siete, se denominan los “Tres grupos de versos del otoño” (Three Autumn Hemistiches), porque la luna que los introduce pertenece, propiamente, al otoño. Todos los grupos de versos hasta el número 6, inclusive, se llaman shōomote (“inicio de lo recto”) porque siempre se escriben en un lado de la misma hoja de papel, y temas como la religión, el amor, la brevedad de la vida y la expresión de sentimientos personales están prohibidos[3]. Tenemos aquí un ejemplo notable de las reglas rígidas en las que los espíritus extremo-orientales gustan de confinarse. Por supuesto, en los detalles, la minuciosidad parece inextricable.

[Su precisión es inimaginable; por ejemplo, se ordena que la palabra *ikaga* (“¿cómo?”) no se repita antes de un intervalo de tres grupos de versos; que la palabra *bakari* (“solo”) no se repita antes de siete grupos de versos; *hototogisu* (“cuco”) solo debe emplearse en una serie de cien grupos[4]. En cambio, *nobe* (“pantano”) y *matsukō* (“amor paciente”) podían usarse dos veces. Reglas adicionales prescribían los homónimos que debían preferirse, por ejemplo, *ka* (“perfume”) en lugar de *ka* (“mosquito”); los anagramas de nombres propios, el orden alfabético según el silabario *kana* (todo esto en ciertas posiciones determinadas), y también la inserción de palabras leídas al revés, como *mitsu* (“tres”) por *tsumi* (“pecado”), y la introducción, no precisamente de palabras nuevas, sino de ciertas otras con las que podían formar compuestos gramaticales.]

Se comprenderá que incluso los estudiosos nativos se pierdan en este laberinto de reglas de composición que, a veces, han obligado a los poetas a comprimir su pensamiento en un molde un tanto estrecho. Sea como sea, hay que decir que la composición de estas “poesías ligadas” fue muy apreciada en Japón durante siglos y siempre se consideró como uno de los pasatiempos sociales más refinados.

En el *renga* que nos interesa y que traducimos íntegramente, a continuación, encontraremos una aplicación, al menos parcial, de algunas de las reglas de composición que el erudito japonólogo inglés nos ha explicado:

Según la costumbre, Aikawaya Sōue-jō, la más anciana de las dos poetas, inicia con el terceto inicial: kami-no-ku o “versos superiores”.

Sōue-jō 1:

kokoromi no

koe nurekeri na

hototogisu

intenta cantar

con su voz empapada…

el cuco

Vemos que está lloviendo (“la voz empapada” está mojada por el aguacero).

Chiyo-jō:

  1. wakaba no shizuku

yo no murasame

gotas en hojas tiernas,

los aguaceros nocturnos

Así, los tres primeros versos de 5, 7, 5 sílabas se completan con dos versos de 7, 7 sílabas para formar una tanka completa[5]. Luego, el poema largo dialogado continúa en ritmos alternados de 3 versos y 2 versos. Chiyo-jō responde con un terceto para completar la idea de Sōue-jō: koe nurekeri na, ella empleó wakaba, “las jóvenes hojas”, debido al cuco (hay aquí una asociación de ideas bastante lejana), y para mantenerse en la estación. La segunda parte inspira lo siguiente:

Chiyo-jō:

  1. tsukubai no

hachi ni hito nami

sazare kite

en el cuenco,

una ola

al salpicar

Este cuenco, una especie de gran jarra de barro, porcelana o bronce, llena de agua, se coloca cerca de cada casa especialmente destinada a la ceremonia del té. Un pequeño recipiente de bambú está unido a él: permite a los invitados sacar agua para lavarse las manos, por cortesía, antes de entrar y participar en la ceremonia. Sin duda, la poeta nota que una gota, al caer, ha hecho ondular la superficie del agua.

Sōue-jō:

  1. aya no shita ni wa

nani wo mesaruru

bajo esa preciosa tela,

¿qué ocultas?

Estos versos pueden sugerir dos ideas: o bien, la poeta piensa en invitados elegantemente vestidos que podrían mojarse al lavarse las manos; o bien el sazare kite, del terceto anterior, le ha sugerido la idea del viento indiscreto que levanta ligeramente la falda y deja ver la ropa interior.

Sōue-jō:

  1. tsuru-tsuru to

iro yoki mari no

yozuki yo

 

 redonda y lisa

como una esfera de fino color:

luna nocturna

Tsuru-tsuru es una especie de onomatopeya que indica algo pulido, barnizado, que refleja la luz, o un objeto esférico brillante y liso, como una calva. Mari (“esfera, bola, pelota”) se fabricaba antiguamente con papeles o trapos cubiertos de hilos multicolores. Estos hilos recuerdan los del “vestido de tela preciosa” del que se acaba de hablar; la expresión aya no shita ni significa “damasco de seda tejido con hilos de varios colores”, y figuradamente también se usa para designar “algo secreto o misterioso”, de ahí el sentido que le hemos dado. Además, se observa que el terceto de Sōue-jō completa estos mismos versos: una siente curiosidad, como una niña, por ver qué hay dentro de esa bola cuyo exterior es brillante y hermoso.

Chiyo-jō:

  1. kaki no mukuge no

ryō donari kara

a ambos lados de la cerca,

la malvarrosa

Chiyo-jō:

  1. kao misete

hazusu wa wakai

wataridori

 

 mostrando el rostro

pero apartándose, jóvenes

aves migratorias

Sōue-jō:

  1. Kaze wa aredomo

Aboumage no nai.

hace viento:

no hay peligro

El sentido de estos dos últimos versos completa el de los anteriores. Aquí tenemos dos interpretaciones posibles:

  1. a) Se sabe que las aves migratorias pueden volar contra el viento sin peligro.
  2. b) Las aves, comparadas con dos jóvenes, pueden caer en el amor sin peligro: son demasiado tímidas para que eso tenga consecuencias.

Sōue-jō:

  1. funa koshi no

kokoro mo haroi

fune no así

cuando el corazón está

libre de preocupaciones,

el barco avanza sin problemas

Estos versos explican el uso de la palabra kaze (“viento”) en el número 8. Hay viento, pero no hay peligro; el corazón está ligero, no se teme a los accidentes, y el barco continúa su curso rápido y seguro. Esta idea de rapidez se complementa, de manera bastante inesperada, con la siguiente respuesta:

Chiyo-jō:

  1. yaki meshi no hara no

mujū jinzoku

el vientre del que come arroz tostado,

tiene inestabilidad y prontitud

Yaki meshi es un alimento muy digestivo. Los dos términos budistas: mujū (“inestabilidad o inconstancia”) y jinsoku (“prontitud, inmediatez”), evocan la falta de permanencia de las cosas en este mundo. Estas asociaciones de ideas, un poco chocantes, confirman la opinión común de que el renga es solo un género poético vulgar, un pasatiempo literario que difiere radicalmente de la tanka y del haikai. Sin embargo, continuemos con el estudio de nuestro texto:

Chiyo-jō:

  1. noren no shiroki

osudare (¿?) ya

misekae ni

la blancura del letrero

y la cortina de bambú…

el cambio de tienda

¿Cuál es la pronunciación exacta y el sentido de estos tres versos?

Nadie lo sabe. No hay ninguna relación ni con lo que precede ni con lo que sigue. Quizás la poeta quiso comparar el letrero blanco con flores, ya que debía utilizarlas. La compañera Sōue-jō responde:

Sōue-jō:

  1. hō wo kakite

haishi tazunuru

cuando duele una muela,

una se sostiene la mejilla y busca un dentista

La misma poeta añade, sin que se pueda ver la relación posible entre los números 12 y 13. (Quizás haya una alusión conocida solo por las dos poetas):

Sōue-jō:

  1. suiren wa

eiki ni hana no

saite ori

lirios de agua:

en el estanque

florecen y se abren

Y Chiyo-jō continúa.

Chiyo-jō:

  1. ōma no mimi ni mo

koi no kyūn

pronunciar al oído de un caballo

palabras de amor

Es decir, perder el tiempo. Estos versos se han convertido en una especie de dicho conocido: “ōma no mimi nembutsu”: rezar a un caballo.

Y ella prosigue.

Chiyo-jō:

  1. inoraba ya

yasurou kanerou

jūnitō

oremos en el templo

de las doce lámparas:

los deseos se cumplen fácilmente

En estos versos, Chiyo-jō asegura que la oración no es inútil cuando se hace en el templo, es decir, en un lugar adecuado.

Sōue-jō:

  1. sugi no hayashi ni

sugi no shiori do

en el bosque de criptomerias hay pequeñas señales,

hechas de tablillas de esa madera

Sōue-jō:

  1. toki wa ima

osa kirusa ni

tsuki to hana

es la bella estación,

cada vez que nos encontramos

se habla de la luna y las flores

Esta observación provoca la siguiente respuesta de Chiyo-jō:

Chiyo-jō:

  1. kari mo nagori ni

akaneshita yara

los gansos, en la despedida,

amanecen tarde

Es durante la bella estación, en primavera, cuando los gansos salvajes retoman el camino hacia el norte; se nota que están indecisos.

Chiyo-jō:

  1. shimaitai

kotatsu ni hima wo

yarikane te

 

querer apartarse

del brasero…

¡qué difícil!

A pesar de la llegada de los días cálidos, todavía hace fresco; por eso, algunas personas se levantan tarde, como los gansos salvajes, y mantienen cerca de ellas un brasero para calentarse.

Sōue-jō:

  1. mousume ni oshi wo

kakuru toshi yori

la joven hija está obligada

a quedarse cerca del anciano

Toshiyori significa “anciano”, en masculino o en femenino. Estos versos expresan el pesar de los ancianos, generalmente frioleros, al separarse del brasero: al permanecer inactivos, obligan a las jóvenes a cuidarlos[6].

Sōue-jō:

  1. norimono ni

chirari to nui no

suso ochite

 

del palanquín

cae el dobladillo

de un kimono

Chirari es una onomatopeya de difícil traducción. La conexión entre los versos 20 y 21 no es clara. Quizás la poeta quiso establecer una antítesis, insinuando que la joven, una especie de “Cenicienta”, estaría más en su lugar en un palanquín y podría estar elegantemente vestida con un rico atuendo.

Chiyo-jō:

  1. koko mo toge no

onchi ka hino oka

¿esto es otro paso montañoso?…

colina del sol

Debe haber una relación entre toge (“paso, desfiladero”) y norimono (“la silla portátil o palanquín”). En la montaña, siempre se pueden encontrar estos vehículos para facilitar el cruce de pasos  complicados.

Chiyo-jō:

  1. ame ni ne wo

arote suzuki

matsu no semi

aclarados por la lluvia,

la sensación de frescura

en los cantos de las cigarras en los pinos

Quizás hay mucha lluvia en Hino oka (“la colina del sol”), cuyo nombre evoca calor. El canto de las cigarras escondidas en los pinos se ha aclarado: arote, literalmente “lavado”; no se sentiría que se está en un camino difícil de cruzar. La agradable sensación de frescura es mantenida por Sōue-jō:

Sōue-jō:

  1. rōride na hachi ni

mitsu no wa ari

en un gran bol de porcelana

las sandías

Sōue-jō:

  1. bundai mo

ryōshi mo tsuki mo

yutaka nite

una mesa baja,

un neceser para escribir, la luna…

es la abundancia

Se insinúa: para un poeta. Estos versos nos hacen pensar en una reunión literaria en una noche de luna llena: bundai es “una pequeña mesa” donde se colocan las poesías de un concurso antes de ser examinadas.

Chiyo-jō:

  1. suzuki no ita no

kaze ni mo maruru

el viento ondula

los hilos de las suzuki

(NT.- “suzuki” probablemente refiriéndose a redes de pesca para lubinas)

Maruru significa “arrugar, ondular”, insinuando “esperar”. La única conexión que se puede señalar entre los versos 25 y 26 es la de tsuki (luna) y suzuki, que pertenecen al final del verano.

Chiyo-jō:

  1. same kanete

katayama momiji

kata wo matsu

lentamente,

el monte se tiñe de rojo

solo en un lado

Siempre la misma relación de estación entre 26 y 27. En la montaña, no todas las hojas están rojas, ya que un flanco está seco. Generalmente, este paisaje se compara con la situación de dos personas que no se aman con el mismo corazón: una es sincera y atormentada, la otra es indiferente y fría. La dificultad de armonizar sus sentimientos.

Sōue-jō:

  1. soraushi iji kara

tenmado marau merau

es una complicación,

el tragaluz se ha redondeado

Se entiende el primer verso, pero el segundo es oscuro.

Sōue-jō:

  1. hitagui wa ni

sake no shōjin

bakari nari

solamente

con (o sin) sake,

se hace el ayuno

Probablemente es sin sake. Si el sentido es irónico, quizás sea con sake. Lo esencial es no haber tomado comida condimentada.

Chiyo-jō:

  1. koharau no sora no

kure sasō niwa

El sentido es incierto: se habla de un día bastante cálido al inicio del invierno. La dificultad proviene de la mala ortografía de sasō: escrito así, se obtiene el sentido dudoso de “sostener”; si se escribe sasō-u, se tendría “introducir”. Pero en esa época se tomaban muchas libertades con la ortografía. Se podría seguir el contexto y tomar: sostener, lo cual no nos ayuda mucho:

en el cielo primaveral,

el ocaso invita al jardín

(¿sasō niwa?)

Chiyo-jō continúa:

  1. yotsu futatsu

yuki no karasu no

kamogawa

de dos, de a cuatro,

los cuervos sobre la nieve:

rio Koromogawa

Contraste de colores.

Sōue-jō retoma:

  1. hitokata mari ni

kaeru boronji

en pequeños grupos,

regresan a casa los magos

Sōue-jō:

  1. sobakiri no

wasabi ni hana wo

chiraketo ya

los fideos de trigo sarraceno

servidos con wasabi,

pican en la nariz

Chiyo-jō:

  1. nurui yashiki no

tatami akarui

el tapiz del salón tibio

es de tonos claros

Akarui puede designar el tono claro del tapiz o la luz del sol. A primera vista, no hay relación entre estos versos y los anteriores.

Chiyo-jō:

  1. tsumbo koto

hana no kesho no

asa gasumi

como si fuéramos sordas,

las flores se maquillan

con la niebla matinal

Estos versos se completan con la siguiente estrofa, donde se insinúa el hototogisu del inicio:

Sōue-jō:

  1. yanagi ni asobou

tori no momokoe

jugando en los sauces,

los trinos de los pájaros, por cientos

En realidad, es el canto de los pájaros lo que las ensordece[7].

Después de recorrer pacientemente esta larga digresión, estaremos todos de acuerdo en felicitar a los japoneses por su buen gusto al elegir, dentro de sus largos y complejos rengas, esas flores de poesía modeladas en el terceto inicial de 5, 7, 5 sílabas, del cual han sabido elaborar pequeñas obras maestras de simplicidad, brevedad y sugerencia. Hay que reconocer que Aikawaya Sōue-jō y su alumna, que destacaron especialmente en el género del haikai, fueron artistas muy hábiles.

Sabemos que Chiyo-jō también buscaba la perfección religiosa. En Matsudō, tuvo primero como director espiritual a Ryōshōin, del templo de Shōkō, y, después de su fallecimiento, siguió los consejos de su sucesor, el monje Sōkei-chōrin, quien también era un sabio y virtuoso filósofo. Sabemos que un día lo visitó en el templo y, después de conversar con ella sobre diversos temas, él quiso ponerla a prueba y le preguntó con calma:

Sé que eres una religiosa fiel; vives en lo sobrenatural y conoces la alegría serena de las consolaciones de la fe; progresas regularmente en virtud; ¿podrías decirme cómo entiendes tu religión?”

Sin dudar, Chiyo-jō respondió:

A medida que crece, el sauce extiende sus ramas hacia la tierra.”

Sentía que la virtud de la humildad crecía en ella, así como el sauce extiende sus ramas hacia la tierra a medida que se alargan. La expresión te wo tsuku indica la acción de colocar las manos planas sobre el suelo frente a personas importantes, como una madre o los Budas, para saludar, en señal de sumisión y humildad. Esta manera de entender la religión budista es propia de la secta Shinshū, de la “Tierra Pura”: la secta Shinshū es, entre las demás sectas del budismo japonés, la que más se acerca a ciertas doctrinas del protestantismo, enseñando un misticismo de adoración exclusiva.

Se llega a la verdad por la gracia de Amitābha Buddha. La salvación se obtiene por los méritos de Amida y no por las virtudes o la inteligencia de los individuos. Chiyo-jō había comprendido y expresado admirablemente que era necesario ser completamente humilde de corazón para recibir la gracia y corresponder a ella. El venerable Sōkei-chōrin quedó impresionado por la simplicidad y naturalidad de esta respuesta, y no dudó ni por un instante de que Chiyo-ni estaba en el camino de la perfección.

El progreso continuo de las tendencias religiosas y literarias de nuestra poeta estaba singularmente favorecido por su naturaleza ávida de belleza. Era artista en el alma, y no nos sorprende saber que siempre había deseado perfeccionarse en el dibujo y la pintura. Sabemos que, cuando tenía tiempo libre, tomaba sus pinceles y ejercitaba su talento. Como hemos dicho, tuvo la oportunidad de trabajar con el Maestro Go-Shōmei de Echigo, un gran artista de la escuela Jimei-in. Amaba mucho las flores y destacaba en reproducirlas. Sus pinturas eran muy buscadas por sus contemporáneos; en general, estaban asociadas a un haikai que ella misma componía y añadía de su puño y letra. Aún quedan varios ejemplares, la mayoría de los cuales deben estar en Matsudō; siguen siendo muy apreciados por los expertos. Se cuentan diversas anécdotas cuando se presentan estas pinturas. Aquí hay una. Un día recibió la visita de un aficionado a la poesía que le pidió, presentándole un trozo de seda:

“¿Podría dibujarme algo y escribirme un poema debajo?[8]“. Chiyo-ni se quedó pensativa unos instantes, luego tomó el pincel y trazó rápidamente una gran flor de campanilla suspendida al final de un tallo, y escribió el haikai que sigue:

asagao ya

chi ni hawau koto wo

abunagari

 

¡ah, las flores de asagao!

el temor

de arrastrarse por el suelo

 

Donde se reconoce siempre ese mismo ideal de elevarse más alto.

En otra ocasión, una familia importante de Matsudō había encargado a un pintor renombrado que les hiciera un kakemono representando gansos salvajes. El artista solo había pintado un pájaro cuando tuvo que interrumpir su trabajo y abandonar el país. El jefe de la familia, muy contrariado y descontento, comentó:

Los gansos nunca vuelan solos. Siempre van en compañía. No podemos conservar este cuadro; ¡nos traería mala suerte!”. Un joven que no era tonto hizo esta reflexión: “Si lo llevamos a la religiosa Chiyo, seguro que encontrará la manera de evitar el mal augurio”. Y así se hizo. La poeta reflexionó un momento, finalmente colocó su pincel bajo ese ganso solitario y escribió:

hatsugari ya

mata ato kara mo

ato kara mo

 

primer ganso salvaje…

y detrás, más,

y más aún detrás

 

Interpretó la llegada de este ganso como un signo de esperanza. Entonces, la supersticiosa familia se declaró completamente satisfecha.

La fama del talento y el ingenio de Chiyo-ni se extendió por las provincias vecinas y atrajo a Matsudō a un gran número de personas cultas. Quizás por malicia, algunos intentaron ponerla en aprietos. Un día, durante una reunión literaria, mientras tomaban el té, alguien propuso: “Intentemos reunir en un haiku un triángulo, un cuadrado y un círculo”. La religiosa ocupaba entonces el lugar de honor; escribió en un tanzaku:

kaya no sumi

hitotsu hazushite

tsuki mi kana

 

la mosquitera… (el cuadrado):

por una de sus esquinas rotas (el triángulo),

la luna llena (el círculo)

Existe otro texto que difiere un poco del nuestro:

kaya no te wo

hitotsu hazushite

tsukimi kana

Que Lafcadio Hearn tradujo así:[9]

“desprendiéndose una esquina del mosquitero, ¡ah! contemplo la luna”

Y comenta así: “La parte superior de la mosquitera, suspendida por cuerdas en cada una de sus cuatro esquinas, representa el cuadrado; si se desprende una esquina de la mosquitera, el cuadrado se transforma en triángulo; y la luna representa el círculo.”

  1. Miyamori traduce el mismo texto de la siguiente manera:

desprendiendo una esquina de la mosquitera, contemplo la luna de verano[10]

Como se puede ver, esta respuesta es ingeniosa, pero, según el juicio de los críticos japoneses, la poesía no es de muy buen gusto. Sin embargo, provocó la admiración de los aficionados.

Es cierto que Chiyo-ni ejerció, durante sus últimos años, una profunda influencia sobre sus contemporáneos. La tradición oral de su país nos transmite otras leyendas que son una prueba evidente de ello. Se cuenta que en un pueblo cercano a Matsudō, llamado en el siglo XVIII Takenatsu-mura, y que hoy lleva el nombre de Tejimura no Takematsu, hubo en aquel entonces una invasión de zorros que venían de un gran bosque de bambú cercano. Cada noche, estos animales devastaban los campos de pepinos, berenjenas y sandías. “Llegaban como espíritus y desaparecían como demonios”[11]. Los aldeanos no podían deshacerse de ellos. Entonces, celebraron una reunión y uno de ellos propuso: “Pidamos a la religiosa Chiyo que componga versos que ahuyenten a estos malhechores. Sí, respondieron los otros, que nos escriba palabras mágicas que puedan conjurar esta plaga”. Y, de inmediato, fueron a buscar a Chiyo-ni. Nuestra poeta quedó realmente sorprendida por tal petición. Se ruborizó de vergüenza y se negó a escribir. Sin embargo, como los aldeanos le suplicaban insistentemente, cedió a su deseo y escribió un haikai en un tanzaku. Muy felices, los campesinos se apresuraron a llevar el trozo de papel y lo colgaron, en medio del campo más devastado, en una planta de berenjenas. A la mañana siguiente, cuando pasaron por allí, encontraron debajo una pareja de zorros grandes y viejos, tendidos, muertos.

A partir de ese día, los campos nunca más fueron saqueados. Aquí está el texto de este hechizo beneficioso:

kitsuneme ga

onoga tsukuri o

kui ni kuru

 

esos pícaros zorros

vienen a devorar

su propia cosecha

 

El interés de estas palabras no reside en su significado, el cual es casi imposible de expresar, sino más bien, al parecer, en su fuerza mágica. Es evidente que no las consideramos auténticas, al igual que no damos crédito a la siguiente leyenda del poeta Kikaku, el más célebre de los diez discípulos del Maestro Bashō. Se dice que, similar al profeta Elías, logró atraer la lluvia durante un período de terrible sequía. Una vez, en Edo, no había llovido durante un año. Bajo el sol abrasador del verano, los arrozales se secaban y el suelo estaba agrietado. Miles de personas sufrían por el calor. Cada día, se pedía lluvia y se rezaba para obtenerla. Sin embargo, el cielo permanecía ardiente e implacable; no se veía ni una nube. Entonces, Kikaku, al ver la angustia de los ciudadanos, compuso los siguientes versos:

yūdachi ya

ta o mimeguri no

kaminaraba

 

si sois los dioses

protectores de arrozales,

¡enviadnos un aguacero!

Y, de repente, en un rincón del cielo aparecieron grandes nubes oscuras que se extendieron por todas partes, y el agua cayó en abundancia para devolver la vida a todas las criaturas. Sin duda, fue una mera coincidencia, pero los habitantes, maravillados, afirmaron que el haikai de Kikaku había conmovido el corazón de las deidades del cielo y la tierra.  El episodio de Chiyo-jō es del mismo tipo, y relatamos estas fábulas solo para dar al lector una idea de la popularidad y la influencia de nuestros poetas.

Chiyo-jō tenía, en particular, el don de convencer a los espíritus más diversos. Otra vez, tuvo la oportunidad de visitar la pagoda Takidera (“Templo de la cascada”), cerca del puerto pesquero de Mikuni. Era primavera, y los cerezos estaban en plena floración. En las calles bulliciosas, los habitantes paseaban, algunos tambaleándose, ebrios del perfume de las flores y del sake. Después de terminar su visita al templo, Chiyo-ni salió y se mezcló con la multitud. Le llamó la atención un grupo de personas que discutían bajo un cerezo en flor. Decían: “Es interesante, ¿no? realmente es gracioso”. Al acercarse más, notó que alguien había colgado de una rama florida un pequeño abanico en el que estaban inscritos unos versos. Era este cuadro lo que provocaba el entusiasmo de los paseantes. “¿Quién, entonces, preguntó Chiyo-jō, ha colgado así este abanico?”. Le respondieron que era una cortesana del puerto de Mikuni. Al enterarse de que era una cortesana, que se suponía era una mujer de buen gusto, sacó de su futokoro (“bolsillo”), su escritorio, y, sin dudarlo, escribió la siguiente poesía en un tanzaku que también colgó de la rama:

kaze o kirau

hana ni ōgi no

bōgu kana

 

a la flor que odia el viento

darle un abanico…

¡qué molesto!

 

Quería demostrar a todos lo inoportuno de su entusiasmo, ya que el viento es el gran enemigo de las flores. Los espectadores habían usado el epíteto furyofu (“elegante, gracioso, encantador”), pero ella protestó con bōgu: “vulgar, desagradable, molesto”, a fin de darles una lección de buen gusto. La multitud no dejaba de aumentar, y pronto apareció la cortesana misma. Cuando leyó la poesía de Chiyo-ni, se ruborizó, comprendió que estaba equivocada, descolgó su abanico y se retiró.

Numerosas son las anécdotas de este tipo que ilustran los diversos aspectos del carácter de Chiyo-ni. Antes de hablar, para terminar, de la publicación de sus obras, añadiremos la siguiente anécdota que da testimonio de su extrema simplicidad. Un cierto poeta, de paso por Matsudō, deseó visitarla. Como sabemos, nuestra poeta no se preocupaba mucho por su apariencia exterior, especialmente cuando estaba absorta en alguna tarea doméstica. Aquel día, ella estaba precisamente ocupada limpiando una cacerola en la que quería cocer arroz para la cena. Estaba de pie, descalza, en un pequeño arroyo, con los pliegues de su modesta vestimenta recogidos hasta debajo de las rodillas. En ese mismo instante, el poeta cruzaba un puente no lejos de allí; la vio y la interpeló: ¿Es acaso Tchiyo-Jo, la célebre poetisa de Matsudo? ¡Qué trabajadora es!

Al oír esta observación, Tchiyo, aún en el agua, levantó la cabeza y le lanzó este haikai

nabezumi no

nagare hazukashi

kakitsubata

 

el hollín de la olla

arrastrado por la corriente: ¡qué vergüenza!

… el iris de agua

Es decir, el hollín acumulado bajo la cacerola es arrastrado por la corriente; estoy avergonzada de ser sorprendida haciendo esta limpieza, pero, con los pies en el arroyo, parezco un lirio de agua. Quizás le dio a su haikai un sentido religioso, evocando la idea budista de que las cosas de este mundo son solo apariencias. El poeta debió entenderla, y sin duda recordó los versos de Bashō:

kakitsubata

nitari ya nitari

mizu no kage

 

el iris acuático

qué parecido, ¡qué parecido!

a su reflejo en el agua

 

Y este otro, aún más adecuado a la circunstancia:

te no todoku

mizu kiwa ureshii

kakitsubata

 

al alcance de la mano,

en el borde del agua,

¡qué feliz es el lirio!

Donde el haijin observa que la posición del lirio en el borde del agua es muy afortunada: está bien situado para producir una sensación agradable. Los artistas y poetas no se preocupan por sus intereses materiales. Chiyo-jō no fue una excepción a la regla. No era rica y nunca se dignó a aprovechar las oportunidades de enriquecerse que se le presentaron. Hemos visto que la gloria humana también la dejaba indiferente. ¿Habría tomado la iniciativa de publicar ella misma una antología de sus poesías si no hubiera sido por amigos sinceros que se encargaron de recopilar todas las que se le atribuían? Es muy poco probable. Fue a principios del invierno del duodécimo año de Hōreki, alrededor de 1763, cuando Chiyo-ni tenía 62 años, que esta colección vio la luz gracias a los esfuerzos de la monja Mugai Nyodai, una de sus compañeras. Ella comprendió la necesidad de esta publicación porque la autoridad literaria de la poeta se extendía entre los japoneses “como el viento que sopla sobre las altas hierbas[12]“. La introducción de esta colección fue escrita por un poeta llamado Hankebo, probablemente de la ciudad de Kinryō, en la provincia de Kaghō[13]. Aquí está íntegramente:

“Desde la época en que se comenzaron a pintar flores de glicina en los cuencos lacados con tapa y en las mangas de los kimonos, todo el mundo bajo el cielo[14] conoce el nombre de la célebre poeta. Es permisible sostener esta afirmación porque, desde la isla de Tsukushi[15] hasta la región de donde viene el canto de los gallos[16], no hay nadie que no ame y admire la elegancia sencilla y la delicadeza de las poesías de esta religiosa. La característica de su estilo es el patetismo. Ciertamente, se podrían aplicar a sus obras las palabras de los antiguos[17]:

‘Su poesía no es poderosa, pero nos hace sentir compasión: como una bella mujer sufriente[18].’ Esta falta de fuerza se explica por el hecho mismo de que es una mujer. Además, lo que digo no son más que las palabras sin importancia de un viejo que divaga. No queremos cambiar nada de la manera poética que Bashō nos legó como herencia, y sobre todo, no quiero contrariar a la maestra de esta casa, Mugai Nyodai[19], quien es una de las mayores admiradoras de nuestra poeta. Repito lo que ella misma nos enseñó: ha reunido las poesías que estaban dispersas aquí y allá, con la esperanza de que fueran grabadas con frecuencia en madera de cerezo[20] para servir de espejo a las generaciones futuras. Ha dado como título a su obra: ‘Colección de poesías de Chiyo-ni’. Escribo estas líneas según las propias palabras de esta monja[21].”

Es casi seguro que una antología de las obras de nuestra poeta se publicó en vida. Sin duda, para ella no fue un evento de gran importancia. Ya estaba más cerca del cielo que de la tierra. Conservamos una carta autógrafa de esa época en la que vemos que continuaba viviendo días serenos, ocupada principalmente por la poesía y la oración. Debía presentir que había llegado su hora de recibir la recompensa: reunirse con los dos seres queridos que amó y disfrutar con ellos del eterno descanso.

¿Cómo abandonará Chiyo-ni este mundo? ¿Acaso su vida, pura como la flor blanca del loto, será truncada violentamente por un gran sufrimiento, mensajero de la muerte? No. El octavo día del noveno mes del año 1775, morirá en un tranquilo sueño, al atardecer de su larga existencia. Antes de cerrar los ojos, había pensado en lo que le esperaba: en la luz espiritual de la que habla el budismo, esa luz eterna que los poetas japoneses simbolizan con el astro de la noche. Recordó las palabras verídicas de Kamo Chōmei[22]: “Al fin, la luna, imagen de mi vida, se acerca a la montaña y está a punto de ocultarse tras ella. ¿Qué apegos conservaré en el momento de partir hacia las tinieblas de los Tres Caminos?”[23].

Se ve que el sabio y virtuoso Chōmei no osó confesar que esperaba ser salvado. Quizás creía que “muchos son los llamados, pero pocos los elegidos”. En realidad, no lo sabía, y lo mejor -según él- era temer la condenación. Sin embargo, Chiyo-ni parecía más tranquila. Desprendida de este mundo desde hacía años, se despidió de él sin arrepentimientos ni miedo. De carácter menos rígido y severo que el filósofo del Hōjōki, solo se aferró al último destello de esperanza que él mismo colocó al final de su obra:

tsuki kage wa

iru yama no ha mo

tsurakariki

taenu hikari wo

miru yoshi mogana

 

Brillante es la luz de la luna,

pero este astro debe ocultarse

tras el pico de la montaña.

¡Oh, ojalá pueda ser iluminada

por la luz que nunca se extingue![24]

Como era su deber, había pensado en componer su poema de despedida. No podía expresar sus sentimientos con la misma virilidad que un gran pensador varón, pues en el País del Sol Naciente, las mujeres jamás deben usar las mismas palabras que los hombres. “Una diferencia leve entre nosotros, pero profunda en Japón, donde se manifiesta, no solo en la lengua hablada, sino también en la escrita. Una mujer que escribe una carta emplea más palabras de origen propiamente japonés y caracteres silábicos; hace uso de ciertos idiomatismos particulares, etc.”[25]. Y Sei Shōnagon, en el Makura no Sōshi (capítulo IV: “Cosas particulares”), distinguía claramente el lenguaje del hombre y el de la mujer. La misma observación se aplica al estilo de las poetas. Además, Chiyo-ni era, como sabemos, muy modesta. ¿Acaso, en su último momento, hablaría como una mujer erudita? No creemos que se sintiera tentada a hacerlo. Quiso manifestar una última vez su exquisita cortesía, aquella que practican tan bien sus compatriotas: “la cortesía que viene del corazón”. Y así, con toda sencillez, colocó al final de su último haikai la expresión respetuosa que habría usado para cerrar una carta a unos buenos amigos. Así, nos dejó este adiós:

al contemplar la luna,

me despido de este mundo

respetuosamente[26]

Fue enterrada en el templo de Jōkō (“de la Luz Persistente”), dentro del recinto del templo de Shōkō, en Matsudō. Allí puede aún verse el monumento que erigieron, en el decimoséptimo aniversario de su muerte, sus fervientes admiradores para conmemorar su gloria. Grabaron en él su haikai de despedida y otra inscripción que recuerda la donación hecha por el Príncipe Agaka para el mantenimiento de su tumba.

  

CAPÍTULO VII
CHIYO-JŌ, POETA DE LA NATURALEZA

Chiyo-jō es, en Japón, la poeta más ilustre especializada en el género del haikai, que -como hemos señalado- es la poesía del mundo de las cuatro estaciones. Seguidora de Matsuo Bashō, quiso vivir como él, casi toda su existencia, en estrecho contacto con la naturaleza para extraer de ella, en cierto modo, una regla de vida. Ambos fueron poetas cultos, dotados de un verdadero talento literario; sus espíritus eran esencialmente religiosos, con una fe ecléctica que armonizaba lo mejor de las creencias de su tierra: el sintoísmo, la gran religión hindú (el budismo), y el naturalismo y quietismo de las filosofías chinas: el confucianismo y el taoísmo. La idea rectora de sus vidas fue comunicar a los hombres, a través de sus sugerentes haikais, el fruto de sus reflexiones en el gran libro de la vida universal.

Chiyo-jō nació, como sabemos, en una ciudad de provincia, en el seno de una familia de pequeños burgueses. Hay motivos para creer que recibió la severa educación confuciana de la época, que moldeaba personalidades de moralidad intachable. De origen humilde, pudo haber consagrado su vida a la práctica discreta de las virtudes familiares y femeninas que poseía en plenitud, quedando así en el anonimato. Pero el genio poético se apoderó de su alma delicada y sensible, obligándola a trascender de sí misma para unirse a todas las formas de belleza y de vida que la naturaleza nos revela. Desde muy joven, se sintió atraída por el estudio. Tuvo la oportunidad de perfeccionarse bajo la dirección de una inteligente poeta que la confió a un profesor excelente, pues a los quince años, un célebre haijin le declaró que ya no necesitaba maestro. No tenemos información precisa sobre su carácter. Sin embargo, el relato de su encuentro con Roghenbō sugiere que, aunque no carecía de la reserva que debe tener toda joven, poseía cierta audacia de espíritu que le fue muy útil en esa ocasión: sin el estímulo del poeta, quizás habría renunciado a escribir y hubiera sido una lástima.

Es posible que sus padres la reprendieran severamente tras aquella entrevista nocturna, pues notamos que luego compuso el haikai: “Sōsōshisa ya, ¡Ah! la frescura exquisita”, donde mostró un temor excesivo al “qué dirán”. Es cierto que cuando Fukuda Yahatchi le pidió matrimonio, aún era inocente, pues la idea de cambiar de vida le causaba gran ansiedad.

Al respecto, cabe señalar su gran modestia: creía tener un exterior poco agradable. Probablemente no era una belleza como Ono no Komachi. Para resolver este enigma, solo nos ha llegado una pequeña estatuilla que la representa ya mayor, vestida con hábito de religiosa. Se observa que era más bien corpulenta, pero su rostro destaca por la dulzura y serenidad de su expresión. Si nos permitimos una comparación atrevida, diríamos que se parece más a esas representaciones de Buda, de rasgos calmados y sonrientes que se encuentran en cualquier pagoda, que a una persona del sexo femenino. No debemos tomar literalmente lo que decía sobre su belleza exterior. El hecho de que tuviera numerosos pretendientes, incluso después de sus desgracias, prueba que debía poseer algún encanto, y como se ha dicho con acierto de Sei Shōnagon: “¿Acaso la gracia no supera a la belleza?”[27], y nos atreveríamos a añadir: ¿Solo cuenta la belleza física? ¿Acaso la del alma, que busca sinceramente vivir rectamente según la ley moral que tuvo la dicha de poseer, no es otra manifestación de la belleza eterna? De esta última, estamos seguros, ella estaba dotada. Sabemos que tenía un excelente corazón: toda su vida mostró sentimientos de generosidad y una sociabilidad tierna y delicada. Sin duda, no se diferenciaba mucho de otras jóvenes de su país; amable con todos, creía, según la antigua tradición, que el ideal de una mujer se resumía en lo que se llamaba “las tres obediencias”[28]: obediencia en su juventud a su padre; obediencia durante el matrimonio a su marido y a los padres de este; obediencia, si enviudaba, a su hijo. No debía disfrutar de ninguna independencia y, por supuesto, siendo japonesa y budista, siempre ignoró los homenajes que sus hermanas occidentales desconocidas recibían desde hacía siglos. En verdad, creemos que debió estar dotada de un corazón muy valiente: una lectura atenta de su ensayo sobre “Las cuatro clases del pueblo” permite pensar que lo poseía.

Sin embargo, si imagináramos a Chiyo-jō como una criatura pasiva, resignada fatalmente a los acontecimientos de su vida, nos haríamos una idea falsa. Era esencialmente moral y religiosa. Lo dejó bien claro cuando su familia política quiso obligarla a volver a casarse: su único deseo, dijo, era rezar fervientemente por la felicidad futura de su marido y de su hijo. Prefería renunciar al mundo, consagrar el resto de su vida al estudio de su religión, estudio que deseaba realizar, probablemente siguiendo los sabios consejos que le dio el virtuoso Ryōshōin, a la manera de los yoguis de la India, observando muy de cerca la naturaleza, hasta identificarse con ella para descubrir su esencia espiritual: “Los hindúes trascienden las emociones espirituales asociadas a la contemplación de la naturaleza; para ellos es una etapa inicial, que debe llevarlos poco a poco al desapego de sí mismos, a la ascensión hacia las regiones etéreas, a la disolución en la beatífica letargia del Nirvana[29].”

Esta observación minuciosa de la naturaleza es una forma de meditación muy elevada que los budistas del sur llaman Jhāna y los budistas japoneses Zenjō[30]. El sistema de meditación nos es claramente explicado, gracias a sus sabios traductores, por Maha-Thera Ledi Sayadaw[31] quien lo resume así: “Aplicación inicial, aplicación sostenida, interés placentero, alegría, pena, indiferencia hedónica, individualización”[32]. Pensamos que fue precisamente así como Chiyo-jō concibió su perfección religiosa. Observó en los paisajes, y más particularmente en los pequeños detalles de los paisajes, la grandeza y belleza de la vida universal. A través de este contacto benéfico, su espíritu se purificaba poco a poco y las vicisitudes de la vida, que le gustaba comparar con las cuatro estaciones, fueron absorbidas en las calmas profundidades de la contemplación. Asoció las emociones que experimentaba ante la belleza de la vida con su talento de poeta, y se complació en anotar sus impresiones, a medida de su evolución espiritual, en breves haikai de un simbolismo muy sugerente. He aquí algunos que nos ayudarán a comprender el proceso de esta evolución espiritual.

Al principio, observa la escena con aplicación:

to no aite

hito wa inu nari

momo no hana

 

la puerta está abierta,

no hay nadie cuidando la casa:

flores de melocotonero

 

niwatori no

ie ni amaru ya

momo no hana

 

las gallinas de corral

se acercan a la valla,

flores de melocotonero

Tenemos aquí dos bonitos cuadros. En el primero, toda la familia ha salido al campo, es la soledad; en el otro solo se ve a numerosas gallinas que picotean en el corral. Las flores de melocotonero envuelven el conjunto con sus nubes rosadas.

yūgure no

shizuku mo chiranu

wakaba kana

 

anochece:

ni una sola gota cae

desde las hojas jóvenes

La escena es observada con precisión y descrita con toda la finura de una sensibilidad afinada. Se imagina una tarde de primavera, después de una ligera lluvia: la atmósfera es tan tranquila que las gotas de agua permanecen inmóviles sobre las hojas nuevas.

El esfuerzo de observación se mantiene: vuelve a ver el paisaje varias veces para fijar firmemente su espíritu:

tsukushi tsukushi

kokora ni tera no

ato mo ari

 

colas de caballo por miles

aquí y allá;

los restos de un templo

Entre las hierbas quemadas, las jóvenes plantas vuelven a brotar. Aquí y allá se encuentran piedras de las que escapa un cálido vapor[33]. Estas piedras servían antiguamente como cimientos de un templo. Los siglos han pasado, ya ni siquiera se sabe el nombre del edificio. La budista no sueña ni medita sobre las circunstancias de este olvido: el vacío se hace también en su espíritu. Contempla las colas de caballo del campo (equisetos) que se escapan de su envoltura: nyoki nyoki[34], diseminados entre las hierbas. Deben ser innumerables.

Con sutileza registra:

ukikusa ya

chō no chikara no

ogaete mo

 

 aunque con todas sus fuerzas

una mariposa la retiene,

la lenteja de agua se va flotando

ukikusa wo

kishi ni tsunagou ya

kumo no ito

 

la lenteja de agua:

prendida a la orilla

por un hilo de araña

 

ki kara mono no

koboreru oto ya

aki no kaze

 

¡ah! el sonido de la lluvia

que cae gota a gota de los árboles…

viento de otoño

 

kibō no

yami wo kobosō ya

imo no tsuyu

 

en la oscuridad de la decimosexta noche,

de las hojas de la malanga[35] caen

gotas de rocío

Es decir, al día siguiente de la luna llena del octavo mes, esperando la salida más tardía del astro. Era necesario poseer una facultad muy afinada para registrar las impresiones físicas, así como para anotar meticulosamente estas observaciones. No se trata solo de una sensibilidad femenina natural, sino de una cualidad particular adquirida mediante la observación diaria de la naturaleza y un trabajo constante de composición poética concebido según las reglas perfectas del arte. Notamos que se interesa tanto en su sujeto que, de algún modo, participa de su quietud:

yamabuki ya

yanagi ni mizu no

yodomu koro

 

¡ah, las flores de kerria!

junto al sauce

el agua se estanca

 

hiroi mono

mina ugoku nari

shiohigari

 

todo lo que se recoge

se mueve:

la pesca en bajamar

 

keitō ya

narabete mono no

hoshite ari

 

flores de amaranto:

hay ropa extendida

y puesta a secar

En el siguiente haiku, gracias a una expresión original -hodoke kakaru ya (“comienza a desplegarse”)-, parece intervenir en la feliz floración de las plantas:

yamabuki no

hodokeru kawa ya

mizu no haba

 

desenredadas,

las finas ramas de kerria:

el río se desborda

Es la temporada de lluvias, cuando florece el yamabuki (rosas japonesas) y la corriente se desborda. Pero si se interesa en cosas placenteras como las flores, también percibe aquellas que se temen; tras la alegría, llega el dolor:

aki tatsu ya

kaze ikutabi mo

kiki naoshi

 

¿llega el otoño?

una y otra vez

se escucha el viento

Para trascender ambas -ya que, según la filosofía budista, el placer necesariamente conlleva dolor-, una debe adoptar un estado mental en el que no se preocupe ni por uno ni por otro, renunciando a todo placer al disolver su ego. Así, gradualmente, se desvanece. En el siguiente haiku, ya no puede ser percibida:

yōkō mizu ni

onoga kage ou

tombo kana

 

fluye el agua:

la libélula persigue

su sombra reflejada

Finalmente, la personalidad desaparece:

kareno yuku

hito ya chiso

miyuru made

 

por la seca llanura,

una silueta se aleja

hasta volverse diminuta

La idea de soledad es absoluta: el paisaje es triste, es el inicio del invierno, y se sigue con la mirada la silueta del peregrino que se difumina en la distancia. Así se llega a la indiferencia hacia todo lo que podría hacer del placer el objetivo de la vida; entonces, ningún trastorno prevalece:

hatsu shigure

kaze mo yurezu ni

tori keri

 

el primer aguacero

ha caído:

no se mueve el aire

 

yūgao mo

nerou yakōsō zo

hoshi matsuri

 

la flores del yūgao, (NT: rostro del atardecer)

también deben reposar

la noche del encuentro de las estrellas

Esta es una alusión al festival popular de la estrella Vega: Tanabata. Los “rostros de la tarde” son las calabazas que florecen al anochecer: en esta ocasión, indiferentes a los amores celestiales, cerrarán los ojos.

fukefuke to

hana ni yoku nashi

yakko-dako[36]

 

vuela, vuela, cometa,

no tengo ningunas ganas

de contemplar flores

A las flores no les gusta el viento. ¿Qué importa su belleza? Chiyo ha renunciado al placer de contemplarlas. así podrá fundir mejor su alma con el objeto de su observación:

futatsu mitsu

yo ni iru na

hibari kana

 

dos… tres…

quizás canten toda la noche:

¡las alondras!

 

saezuri ni

mono no majiranu

hibari kana

 

en su gorjeo,

todo es pureza,

¡la alondra!

Vemos bajo el cielo crepuscular a las alondras que aún cantan; “yo ni iru na” (parecen dispuestas a cantar toda la noche). Esto nos recuerda la encantadora leyenda de San Francisco de Asís salmodiando toda la noche, en sintonía con el ruiseñor, las alabanzas al Señor. En el vuelo poético de nuestra Chiyo, se trata sin duda de la unión, o más exactamente, de la reunión de su espíritu con el alma universal.

Estamos ante el sistema de meditación de los yoguis hindúes según el cual, siendo la materia y el espíritu eternos como dios, la vida ascética tiene como objetivo final elevar al ser humano a un estado superior a su naturaleza, siguiendo el proceso que hemos visto desarrollarse. Para hacer más comprensibles las abstracciones de este sistema, podríamos usar la comparación de Maha-Thera Ledi Sayadaw[37]:

 

“¿Cómo debe entenderse Jhāna? Jhāna debe entenderse como mirar de cerca y atentamente, es decir, acercarse al objeto considerándolo en espíritu: como un arquero capaz de clavar una flecha en el centro de un pequeño blanco, que sostiene firmemente la flecha entre sus manos, la dirige hacia el objetivo, mira atentamente el blanco y luego lanza la flecha al centro exacto. Así, cuando se habla de un yogui -es decir, de quien practica este sistema de meditación- debe decirse que fija su espíritu firmemente en el objeto concentrándolo, lo enfoca y lanza hacia él su espíritu mediante las siete partes constituyentes del Jhāna.”[38]

El principal esfuerzo se hace para alcanzar la iluminación espiritual, la luz que nunca se extingue, mediante la experiencia personal de la contemplación centrada en un sentimiento de profunda y alegre veneración por la tranquila belleza de la vida universal. Así se obtiene una combinación bastante paradójica de individualismo y trascendentalismo.

No hay duda de que fue gracias a la influencia del monje Ryōshō-in que Chiyo percibió en la naturaleza los signos del poder divino: se deleitó al adquirir todo este conocimiento que complementaba su amor por los seres y las cosas. Este encuentro entre el venerable monje y la poeta fue para ella un evento de capital importancia: su vida estaba entonces saturada de sufrimiento y parecía que el fenómeno de condensación que se produciría la llevaría a un abismo de desesperación; necesitaba una mística que la ayudara a remontar la corriente.

Sin consuelo en su extrema debilidad y sin nueva inspiración para su vigor poético, ¿habría podido superar tanto dolor? acostumbrado sin duda a salvar almas, Ryōshō-in comprendió que sin su intervención ella estaba perdida: por eso decidió salvarla. Se esforzó por participar imaginariamente en la miseria moral de su hija espiritual. Al comienzo de su existencia, la había animado a desarrollar su talento como poeta; ahora que se había convertido en maestra, la instó a perseverar en el estudio del arte situándose en el orden sobrenatural de las relaciones del individuo con el universo. Chiyo-ni tuvo entonces la oportunidad de descubrirse a sí misma; desde entonces, deseó ser fuerte para evitar deslizarse por la pendiente de una peligrosa sensibilidad, dominando lo que Platón había llamado “la naturaleza animal”. Su única aspiración terminó por atraerla hacia lo divino, que solo podía encontrar en la naturaleza. Por eso fue una adoradora de la belleza absoluta que buscaba hasta los más mínimos detalles de los campos. Los numerosos haikai que ya hemos citado lo demuestran. Esta belleza eterna la impulsaba a elevarse cada vez más: la mediocridad del vulgo le daba miedo; en muchas ocasiones lo expresó:

 

“¡oh, campanilla! ¡teme arrastrarse por el suelo!”

o bien:

shirogiku wa

nani tomo nashi ni

sugurekeri

 

 los crisantemos blancos

no sabemos por qué…

son extraordinarios

En realidad, ella sabía muy bien por qué. Lo que le encantaba era la blancura inmaculada de esas hermosas flores. Esta necesidad de pureza estaba en la base de toda su religión[39]. Se traslucía a través de numerosos haikai:

suisen no

ka ya koborete mo

yuki no ue

 

el perfume de los narcisos…

se extiende incluso

sobre la nieve

Aquí, de algún modo, materializa el perfume de los narcisos y lo compara, en su imaginación, con un líquido blanco: cuando cae sobre la nieve, esta no se mancha.

También tenemos:

“¡la montaña! ni siquiera a la nube, le entrega su cuerpo”

“el cuerpo de la calabaza, se va haciendo pesado: viento de otoño”

 

yūgao ni

nan no yō zo ya

hi no atari

 

junto al yūgao

¿qué sentido tiene

encender una luz?

La humilde flor no necesita ser iluminada: de tono blanco, desprende una claridad muy sugerente, símbolo de la castidad, la obediencia y la dulzura. Se reconoce aquí la imagen de la mujer humilde de corazón puro. ¿Acaso sentía algún orgullo por ello? Su innata modestia impedía el desarrollo de tal sentimiento:

chi ni todoku

negai wa yasashi

fuji no hana

 

su deseo de tocar la tierra,

es fácil de cumplir:

flores de glicina

Y el estudio de la filosofía budista lo habría destruido:

A medida que crece, posa sus ramas en la tierra, el sauce”, es decir, su virtud de humildad aumentaba conforme se desarrollaban sus conocimientos: cuanto más estudiaba, más se daba cuenta de que no sabía nada.

Podría preguntarse cuál fue el resultado positivo de todas estas eminentes cualidades. En la práctica, hemos visto que era tan resignada a sus sufrimientos personales que nunca se quejaba; y, sin embargo, muchos aún se compadecen de su infortunio. Hemos visto que, en esto, difería radicalmente del poeta Issa, con quien a menudo se la compara. Estaba perfectamente desapegada de todo:

 

“de una manera u otra, / según el viento, / un junco seco”

Y, en su vida libre de egoísmo, impregnada de resignación y vergüenza, se establecía la calma del corazón, un anticipo del gozo perfecto:

 

“arrancado de raíz, / está en el paraíso / el pasto seco”

Sin embargo, no creía estar exenta de meditar sobre los sufrimientos de todos sus semejantes y desear su consuelo:

 

“oírlo solo para mí, es demasiado hermoso: el bramar del ciervo”

ha mo chiri mo

hitotsu no utena ya

yuki no hana

 

hojas y polvo

en un mismo cuenco,

la flor de nieve

Hitotsu utena es una expresión filosófica muy usada en el lenguaje budista de la secta Shinshū: designa la flor misma del loto, es decir, la salvación eterna. Chiyo-ni esperaba que todos los seres humanos fueran salvados: deseaba que todos, nobles y plebeyos, fueran así colocados por el Buda sobre flores de loto. De paso, ella moraliza y da a entender que la recompensa seguirá el fruto real de la santidad de los actos y no la hipocresía de las palabras:

aki no no ya

hō to narō kusa

naranu kusa

 

¡el campo otoñal!

hay hierbas que florecen

hay hierbas que no

Así es como el mérito de los hombres se revelará. También les aconseja esperar:

hasu no ha no

utsuwa ni sougan

kaeru kana

 

posándose

sobre una hoja de loto

¡ah! la rana

Del mismo modo, las almas deben apoyarse en la fe religiosa para hallar reposo. Les desea encontrarlo porque los ama con un amor desinteresado. ¿Mostró compasión por la angustia de los desdichados? ninguno de sus haikais permite demostrarlo. Esencialmente modesta, jamás se habría vanagloriado de un acto de bondad. Lo cierto es que no carecía de caridad: nunca se burlaba de los demás, y el simple hecho de que era querida y comprendida por la gente llana, parece indicar que era muy bondadosa: debía conversar amablemente con todos, ayudar en lo que podía; ciertamente, no negaba su apoyo ni siquiera, como hemos visto, a riesgo de verse obligada a componer haikais que se parecían más a fórmulas mágicas que a poesías puras. Buscaba, pues, agradar con su sencillez, su amabilidad, su servicialidad: estas cualidades no pasan desapercibidas para el buen sentido de la gente llana que, incluso parece que inconscientemente, otorgan su simpatía a quienes poseen tales virtudes. Sin duda, sabía sacrificarse por los demás y, más aún, sabía perdonar y devolver bien por mal:

pisoteada, / la estera donde se seca el té, / desprende un agradable aroma

He ahí, sin duda, el signo de una alta virtud, y podríamos citar otros ejemplos que darían testimonio de la exquisita frescura de su alma.

Todas estas cualidades realzaban su talento como poeta y nos demuestran que su carácter era superior a los demás por su modestia innata, su natural reserva y su actitud respetuosa hacia todos: sin buscar jamás halagarse[40], justificó lo que dijo Pascal: “¿Desea que piensen bien de usted? No lo diga.” Así, gracias al simbolismo de este género poético, que no tiene equivalente en ninguna otra literatura, podemos descubrir uno a uno los diversos aspectos de su carácter. De la misma manera, nos es posible afirmar que no tenía nada de mujer sabihonda: jamás se mostró orgullosa al lado de sus colegas. A veces se vio obligada a defender, y con cierta energía, su talento poético: solo lo hacía cuando la criticaban demasiado injustamente o cuando temía ser incomprendida. Entonces, sabía convencer a su contrario con una respuesta improvisada en el acto, en diecisiete sílabas, que dejaba al descubierto su ingenio, su virtuosismo y toda su delicadeza femenina.

Ahora, tal vez debamos admitir que, si admiramos sobre todo la profundidad de sus ideas filosóficas, feliz combinación de su amor apasionado por todo lo bello en la naturaleza y la nobleza de su carácter, sus compatriotas siguen contemplando con asombro y placer el encanto de su exquisita feminidad. Hay que decir también que, en Japón, su fama se basa principalmente en este encanto: eso explica la popularidad de sus célebres haikus: asagao ni

 

“capturado mi pozo / por la flor de asagao, / salgo a pedir agua”

“¿será amargo? / sin saberlo, parto el caqui: primer juramento”

 El primero es considerado por los japoneses como una pura obra maestra, tanto por su perfección literaria como por su delicadeza sentimental; el segundo, donde expresa sus inquietudes de joven al momento de casarse, es igualmente célebre, y con razón. En su antología se encuentran otros versos que, según algunos, superiores por la expresión de la delicadeza femenina. Antes de cerrar este estudio nos permitiremos citar los más famosos:

yūgao ya

onna no hada no

mieru toki

 

¡ah, la flor de la tarde!

es el momento en el que se ven

los hombros desnudos de las mujeres

Quiere decir que en el momento en que florecen estas bonitas flores, las mujeres en el campo suelen bañarse en los ríos. Esto no es más que una simple observación hecha en un dormitorio donde solo una mujer puede entrar.

beni sashita

kuchi mo wasururu

shimizu kana

 

¡qué cristalina el agua!

olvidé que mis labios

estaban pintados

Así aprendemos que, en un caluroso día de verano, al ver una fuente de agua clara y burbujeante, la poeta había olvidado que sus labios estaban maquillados y bebió libremente. “He aquí -dice Asataro Miyamori- un poema muy femenino.”

sato no ko no

hada mata shiroshi

momo no hana

 

la niña del pueblo:

su cara es tan clara

como la flor del melocotonero

 

manzai ya

modori wa oi no

hazukashiku

 

¡los artistas ambulantes!

tras su partida,

una se avergüenza de haber envejecido

Mientras los manzai están presentes, uno se divierte; pero después de su partida, se hace evidente que hemos envejecido un año más. La poeta reflexiona sobre lo poco alegre que resulta envejecer; incluso parece sentirse levemente mortificada por ello.

tsukimi ni mo

kage hoshigarō ya

onnagotachi

 

incluso contemplando la luna,

las jóvenes

buscan una sombra

 

Porque temen broncear su tez.

yama kage ya

kokoro no hi wa

beni no hana

 

a la sombra de la montaña,

el sol

son las flores rojas

Y ella misma se sorprende de su firmeza moral, con qué gracia, como sabemos:

“la calabaza / está ya a punto de caer: / viento de otoño.”

En sus haikus célebres sobre “el pescador de libélulas” y el “shōji”, todos reconocen que sería imposible expresar, de manera más exquisita, sentimientos maternales.

He aquí otros versos recogidos al azar que no podrían pasarse por alto, pues atestiguan la finura de su sensibilidad:

kaya no nami

kao ni fururu ya

kesa no aki

 

las ondulaciones del mosquitero

caen sobre su rostro:

mañana de otoño

 

nani to naki

mono no ugoki ya

hototogisu

 

sin saberse por qué,

el cuco

está muy agitado

Este último pensamiento traduce la inquietud indefinible que nos asalta al comienzo del verano, cuando el pájaro del bosque entona su canto.

Y aún más:

sore hodo ni

kawakinu michi ya

momo no hana

 

el camino

aún no está tan seco…

flores de melocotonero

 

asagao ya

kane tsuku uchi ni

saki sorou

 

flores de asagao:

mientras doblan las campanas

florecen a la vez

 

asa no hi no

suso ni todokanu

samusa kana

 

los rayos del sol

no llegan al dobladillo del kimono,

¡qué frío hace!

 

Estos tres fragmentos no son simples bocetos sino verdaderos cuadros que se despliegan lentamente ante nuestros ojos, como en una película a cámara lenta: una viajera avanza en una hermosa mañana de primavera por un camino bordeado de flores de melocotonero. Con la cabeza inclinada, medita; sin embargo, observa que el camino aún está un poco húmedo por el deshielo. Seguimos: ahora está completamente sola en medio del campo. En la lejanía resuena el sonido de una campana, es la hora de la oración: se observa que, de repente, las campanillas se han abierto. Casi podría creerse que es la estación cálida; pero no, el sol es débil, aún está muy bajo en el horizonte, miren: la parte inferior del vestido ni siquiera recibe sus rayos. Y la viajera se aleja. Nos parece que todo esto está expresado con gran delicadeza.

Podemos ver con qué sinceridad la monja Chiyo expresó sus sentimientos sobre la belleza femenina y comprenderemos por qué los críticos japoneses dijeron: “sus obras se presentan en un estado de perfección tan consumada y brillante como la perfección de la luna llena”.

Esta expresión de la belleza, la trasladaba a todas las circunstancias de su vida. Hemos visto que soportó grandes desgracias; sufrió intensamente por ellas; sin embargo, su carácter no se ensombreció desmedidamente: es que poseía, como piedra rara y preciosa, un brillo muy puro, un optimismo alegre. Es sobre esta nota armoniosa que nos gustaría colocar el acorde final: permítasenos, antes, ofrecer algunas variaciones más sobre este tema.

ōmachi no

ibiki aru rōshi

kyō no tsuki

 

desde el callejón

unos ronquidos…

y el brillo de la luna

Pieza banal, a primera vista. Que nadie se equivoque: estas palabras cantan la alegría de un claro de luna estival. La poeta, al pasar por una pequeña callejuela bordeada de pobres casas donde muy probablemente ni siquiera el sol penetra durante el día, nota que la luna brilla allí con un fulgor especial para dar a los humildes habitantes la ilusión de la clara luz del día. Sin embargo, la noche está avanzada. ¿Quién puede entonces disfrutar del magnífico espectáculo? Nadie excepto la poeta: ¿acaso no oye a todos roncar?

hatsu aki ya

mata utsukushii

mizu no oto

 

 principios de otoño:

aún más hermoso

el sonido del agua

Tras el gran calor del verano, llega el otoño con su cielo alto y despejado y sus brisas refrescantes. En los campos, el arroz comienza a dorarse; a orillas de los ríos, las pampas, los crisantemos silvestres y otras flores de temporada ondean con gracia. El ambiente parece transparente, y no es una ilusión: el sonido del agua de todos los ríos es más puro y límpido. Otras sonoridades tienen una armonía aún más dulce:

meigetsu ya

doko made noboru

Fuji no sue

 

¡ah, la luna llena!

¿hasta dónde asciende

la cumbre del Monte Fuji?

Tenemos aquí un cuadro majestuoso de la montaña sagrada pintado bajo la claridad lunar. La observación se precisa:

nani mite mo

oiizuku shiō naru

tsukimi kana

 

todo lo que miro

se vuelve más hermoso

¡la luna llena!

El claroscuro, aumentando sin cesar, adquiere al fin una intensidad casi misteriosa e inquietante:

yūgao ya

mono no kakurete

yūshōshiki

 

rostro del atardecer…

las cosas ocultas

parecen más bellas

He aquí -dicen los críticos japoneses- un haikai sobre la belleza nocturna que merece incluirse en una antología selecta.

yo no hana o

maru tsutsumu ya

oborozuki

 

la luna velada

envuelve delicadamente

todas las flores

Una impresión de dulzura se desprende de estos versos: la luna, rodeada de bruma o de un halo, baña con su cálida luz las flores del cerezo. Por último:

harusame ya

utsukushō narō

mono bakari

 

bajo la lluvia de primavera

todas las cosas

se embellecen

 

He aquí de nuevo un tono de alegre optimismo:

fukuwara ya

chirigae kecha wa

ōsōkōshiki

 

¡ah, las briznas de paja que dan buena suerte!

al igual que el polvo,

esta mañana son hermosas

Una mañana de Año Nuevo, según la tradición, se esparcen pequeños tallos de paja en las habitaciones, previamente limpiadas los días anteriores. Ese día, como ya hemos mencionado, no se barre. Chiyo se alegra al recoger algunos de estos amuletos. Los japoneses piensan que, al bromear así sobre creencias que consideran misteriosas, mostraba alegría y les gusta compararla, en este aspecto, con Shōshiki-jō. En efecto, esta poeta también captó impresiones delicadas de manera similar:

la violeta / es acariciada suavemente / por la cola del faisán

mientras llueve, / las mangas de mi vestido / se perfuman con los iris

Así es como, alegre cual lo son las personas virtuosas, nuestra Chiyo tenía un espíritu ligero y espontáneo. A menudo, esta alegría se disimulaba bajo una expresión inesperada y llena de ironía: en otras palabras, sabía manejar con soltura lo que hoy llamamos humor. Se puede decir que es una de las mejores representantes del humor japonés, y por eso el pueblo, que aprecia mucho el ingenio, siempre la ha querido mucho.

A través de los siglos, los poetas, y sobre todo aquellos dotados del mejor gusto, tuvieron que reaccionar contra esta tendencia que a menudo tomaba un aspecto bastante trivial. Sabemos, por ejemplo, que Bashō aconsejó a sus discípulos reemplazar las chocarrerías que abundaban en los haikai de la época anterior por bromas de buen tono, simples y naturales. Es cierto que Chiyo, también en esto, comprendió las palabras del Maestro. Sin embargo, conviene notar que no se encuentran con mucha frecuencia estos haikai humorísticos en los versos de Bashō ni en los de Buson. Por el contrario, en la obra de Chiyo, como en la de Issa, son bastante numerosos. He aquí algunos de este último:

kō urou urou

ana ga sakō to te

ne shaka kana

 

qué irritante es

ver estas flores brotar

junto al buda moribundo

Un día de primavera, durante la floración de los cerezos, el poeta siguió a la multitud hacia un templo donde hay una estatua del buda reclinado, agonizante. los gritos y risas resuenan por todas partes. ¿Quizás Shakyamuni solo está dormido? Sea como sea, el poeta critica la actitud irreverente de la multitud.

botamochi ya

yabu no hotoke mo

haru no kaze

 

¡mira! hasta el buda perdido entre malezas

come pastel…

la brisa de primavera

“Botamochi” es un tipo de pastel de arroz mezclado con una pasta de judías dulces. Se come durante el equinoccio de primavera. En el equinoccio de otoño, se come el “hagi no mochi”. Es en esa época cuando se celebran ceremonias religiosas en las que se reza por los difuntos. Las tumbas se adornan con flores, y los fieles llevan ofrendas a los monjes que custodian estos sepulcros. Probablemente, alguien colocó botamochi frente a la estatua del Buda. Este, perdido entre la maleza, parece divertirse comiendo estos dulces. He aquí una broma sobre la religión budista y los monjes[41]. Así, incluso en temas serios, los haijines disfrutaban de mostrar su ingenio.

Nuestra poeta también gustaba de ironizar, siempre con afabilidad: desde los siete años, mostró su agudeza en su primer haikai sobre los gansos salvajes. Mucho después, en Kioto, durante una reunión de poetas, improvisó el célebre poema sobre la gracia del sauce. Este episodio es demasiado conocido para extendernos; baste recordar cómo su ingenio brilló allí, como en tantas otras ocasiones. Citaremos solo cuatro de sus últimos haikus, representativos de esta tendencia sutil y benevolente, seleccionados entre los más valorados por la crítica japonesa:

uguisu ya

mata iinaoshi

iinaoshi

 

ah, el pequeño ruiseñor

ensaya el canto

y lo vuelve a ensayar

Nos disculpamos por esta traducción torpe del texto de Chiyo. La broma, bastante graciosa en japonés, se nos escapa por completo. Reside en la sustitución del verbo “cantar” (que correspondería al ruiseñor) por el verbo “hablar”, usado generalmente para niños. La poeta sugiere que el joven ruiseñor, que aún no sabe cantar bien, actúa como un niño pequeño que balbucea: intenta corregir su pronunciación (“iinaoshi”) y vuelve a empezar con entusiasmo, hasta que logra perfeccionarse (NT: al español se ha optado por traducirlo como “ensaya el canto”). Ejemplo en otro haiku:

kikyō no hana

saku toki pon to

iisō na

 

la flor de campánula,

al abrirse

hace un sonido como ¡pon!

 

“Pon” es una onomatopeya que imita, por ejemplo, el sonido de un globo al reventar. Su equivalente en nuestro idioma sería “¡crac!”. Los niños japoneses suelen divertirse reventando los capullos de las campánulas justo cuando, bien hinchados, están a punto de abrirse. La poeta sin duda evoca recuerdos de su infancia. Ahora, imagina que es la propia flor la que exclama: “¡Crac! ¡Ahí va!”. Todos sabemos, por experiencia, que los niños franceses juegan de manera similar con las flores de primavera. Ejemplo en otro haikai:

hana ya ha ni

hazukashii hodo

naga hisago

 

junto a sus hojas y flores,

¡qué ridícula parece

la larga calabaza!

La gran calabaza común, el fruto de la flor tan citada en la poesía japonesa, el yūgao o “rostro del atardecer”, tiene una forma verdaderamente estúpida y grotesca en comparación con sus hojas y sobre todo con sus flores tan delicadas. Ella es consciente de esto y se siente humillada. Chiyo se burla de ella.

shizuku ka to

tori wa ayabumu

budo kana

 

¿son gotas de agua?

desorientados, los pájaros,

se acercan a las uvas

Parece que, desde lejos, los granos de uva se asemejan a grandes gotas de agua. Los pájaros están perplejos: la poeta le añade a su confusión una burla amable.

Algunos críticos malhumorados señalaron que esta dulzura comunicativa era una prueba evidente de la falta de fuerza en el estilo de Chiyo. Ya hemos observado que, lejos de considerar esta tendencia como un defecto, sería más justo alabarla sin reservas, ya que se trata de la obra de una mujer. En realidad, conviene recordar sobre todo como escribía el poeta Hangēbō en el epílogo del “Compilación de versos de la religiosa Chiyo”, que el estilo de estos versos, muy flexible y a veces incluso languidecido, es comparable al rostro de una mujer hermosa que pareciera preocupada: lo cual es, en definitiva, un elogio a su talento poético. Todos estaremos de acuerdo en admirar el encanto y la alegría que emanan en abundancia de esta delicada sensibilidad femenina. Esta amabilidad y este buen humor acompañaron a nuestra poeta hasta su último suspiro. Habiendo consagrado su existencia entera al arte poético, al estudio de su religión y a la práctica de todas las virtudes, Chiyo tenía el alma en paz. No se asustó ante la llegada de la muerte. La aceptó simplemente, como había aceptado, sin ser orgullosa, todas las desgracias de su vida, sin rechistar, como aquella otra mujer-flor de nuestra poesía nacional:

debes elevarte por encima de ellos
con la nobleza de un cuello de cisne

¿Qué temía ella? Estaba segura de la inmortalidad, según la doctrina religiosa espiritualista que había practicado con tanto fervor y amor; lo sabía, su alma debía regresar al Gran Espíritu que anima toda la naturaleza, para la mayor alegría de ambos. Superior, precisamente por su perfecta humildad, nunca tuvo el estoicismo un tanto pretencioso de exclamar:

“vosotros, que os llevo dentro, llama, azul, océano,…
puesto que voy a morir, ¿qué le diré a la nada?”

No, ella sentía, y no se equivocaba, que esta terrible prueba la elevaría por encima de sí misma; tranquila, partió alegre y siempre ávida de conocer la única belleza, hacia la luz sin fin que ilumina para siempre todas las almas de los justos, realizando una vez más el profundo pensamiento de Pascal: “El hombre no es creado más que para el infinito.”

Kaga no Chiyo se presenta como un tipo de mujer esencialmente religiosa, de una religión surgida de la metafísica espiritualista del panteísmo budista. Es un perfecto modelo de mujer japonesa ideal. Similar en esto a sus innumerables hermanas, fue profundamente femenina, buena, dulce, fiel y bonita: en el sentido exacto que hemos acordado atribuir a esta palabra, considerando que un corazón virtuoso es aún más precioso que un rostro hermoso. También es una poeta de valor, digna émula de Bashō, el gran poeta del haikai japonés, ya que logró, como él, pequeñas obras maestras que seguirán suscitando la admiración de todas las generaciones, gracias a su talento natural y a su dedicación en observar todas las reglas de composición establecidas por él. A fuerza de trabajo y experiencia adquirida, alcanzó a su Maestro en los lugares divinos donde reside la perfección religiosa y artística, cuando él creía habitar allí en soledad:

kono michi ya

yuku hito nashi ni

aki no kure

 

este camino

ya nadie lo recorre…

crepúsculo de otoño

……………………………………………………………………

[1] Cf. Yoshimatsu Yooichi, pp. 76 a 80.

[2] Cf. T. A. S. J., pp. 99 y 100.

[3] B. H. Chamberlain dice: “y (según al menos una autoridad) temas como la religión, el amor, la brevedad de la vida y la expresión de sentimientos personales están prohibidos allí”.

[4] Otra regla ordena a los poetas repetir, en la parte final, la idea central del primer terceto, y nos hace pensar que Chiyo-jō y Aikawaya Sōue-jō debieron enfrentarse, en este punto, a una contradicción evidente. Su tema inicial siendo “el cuco”, como tenían que repetirlo para completar la serie de sus treinta y seis grupos de versos, sortearon la dificultad hablando de “aves”.

[5] El primer verso no contiene aquí, en realidad, más que cinco sílabas; es una licencia poética.

[6] Es posible que la joven fuera llamada junto al anciano para cuidarlo, como Abisag, la sunamita, junto al rey David. Cf. Primer Libro de los Reyes, cap. 1, 1.

[7] Esta variedad de renga se compone en treinta y seis partes en recuerdo de los treinta y seis genios poéticos de la literatura medieval.

[8] Es probable que este personaje fuera muy original, porque habitualmente se trazan primero los versos y, debajo, la ilustración.

[9] En Ghostly Japan, p. 163. “Detaching one corner of the mosquito net lo! I behold the moon!” The top of the mosquito net, suspended by cords at each of its four corners, represents the square; – letting down the net at one corner, converts the square in to a triangle; – and the moon represents the circle.

[10] Cf. A. M. A., p. 422.

Untying one corner of the mosquito net

I am gazing up at the harvest moon.

[11] Es un dicho en Japón para referirse a los ladrones.

[12] Significa, en japonés, muy rápidamente.

[13] Antiguo nombre chino de Kaga.

[14] Es decir, en Japón.

[15] Antiguo nombre de Kyūshū, donde, según la leyenda, había fuegos misteriosos que se consideraban las lámparas del dragón, pero que en realidad eran resplandores fosforescentes que salían del mar.

[16] Es decir, desde el extremo sur de Japón hasta el extremo noreste.

[17] Este pasaje alude al “Prefacio de Kokinshū”, en el que Ki no Tsurayuki da su apreciación sobre Ono no Komachi, diciendo que “se parece a la princesa Sotoori de la antigüedad”. Este erudito añadió el pasaje que cita Hankebo.

[18] Cf. trad. M. R. A., p. 149.

[19]  NT.- Adachi Chiyono -también conocida como Mugai Nyoda- fue hija de un guerrero samurái del siglo XIII y la primera mujer -y madre- en fundar y dirigir un monasterio zen en Japón. Su poema de iluminación evoca la catástrofe de un cubo roto; y con el recipiente roto, no hay lugar para contener el agua, y sin agua, no hay más reflejos de luna.

[20] Es decir, pirograbadas, que era la antigua forma de imprimir los caracteres japoneses.

[21] Cf. Yoshimatsu Yōichi, pp. 95 y siguientes.

[22] Cf. Hōjōki, Epílogo. Cap. XXX, Trad. T. I, p. 124.

[23] Los tres caminos que llevan al infierno budista: el primero está lleno de fuego ardiente, el segundo de espadas afiladas y el tercero de sangre. El pecador debe elegir uno de ellos si es condenado al Infierno.

[24] Trad. T. I., p. 132.

[25] Cf. M. R. A., p. 201, n 2.

[26] Sin duda, resulta innecesario señalar el error de interpretación que comete B. H. Chamberlain al juzgar con severidad estos versos en la página 109 de las ya citadas «Transactions». Atribuye erróneamente este haikai a una poeta de la «Escuela de Danrin», que vivió antes del nacimiento de Bashō durante la primera mitad del siglo XVII, cuando en realidad este poema fue compuesto por Chiyo-ni en la segunda mitad del siglo XVIII.

[27] M. Revon S. S . Prefacio, p. 5.

[28] Cf. Onna Daigakou. M. R. A., pp. 321-330.

[29] Cf. Prof. C. Cestre, curso sobre «Rousseau y el Culto de la Naturaleza», p. 9.

[30] Cf. L. Hearn. «In Ghostly Japan», pp. 25-28; Fujishima Ryauon, p. 100.

[31] Cf. “Filosofía budista de las relaciones” p. 72.

[32] Initial application, sustained application, pleasurable interest, joy, grife, hedonic indifference, individualization.

[33] kagerō, vapor apenas visible que se eleva ligeramente de la tierra en primavera; es causado por el sol.

[34] Especie de onomatopeya que da la idea de una planta que crece aquí y allá.

[35] NT.– Malanga, colocasia, taro, pituca o papa china, es una especie de plantas de la familia de las aráceas capaces de vegetar en los arrozales.

[36] Yakko-dako es una cometa que representa a un personaje disfrazado de lacayo. (NT.- concretamente un sirviente samurái)

[37] Cf. “Filosofía budista de las relaciones”, págs. 72-73.

[38] In what sense is Jhāna to be understood? Jhāna is to be understood as closely observing or attentively looking – that is to say, mentally approaching the object and contemplating it. Just as an archer – who from a distance can shoot or drive an arrow into the bull’s-eye of a small target – firmly holds the arrow in his hand, steadies it, aims it toward the mark, keeps the target in view while attentively watching (or rather aiming at it), then releases the arrow through the bull’s-eye or embeds it there; in exactly the same way, when speaking of a yogi or one who practices Jhāna, we must say that he, directing his mind toward the object, making it steadfast and keeping the kasina object in view, thrusts his mind into it (the kasina object) by means of these seven constituents of Jhāna.

[39] Se reconoce aquí otra de las prácticas piadosas del budismo; los japoneses la llaman Sila, es decir, «la observancia de las reglas de pureza en acto y pensamiento». Cf. Lafcadio Hearn, In Ghostly Japan, pp. 27-28.

[40] Como, por ejemplo, Sei Shōnagon.

[41] Recordemos la historia del profeta Daniel que le revela a Ciro el engaño de los sacerdotes idólatras. (NT.- El pasaje aludido evoca el episodio bíblico (*Daniel 14:1-22*) donde el profeta Daniel, bajo el reinado de Ciro el Persa, expone el fraude de los sacerdotes de Bel. Estos afirmaban que una estatua del dios comía las ofrendas, pero Daniel esparció cenizas en el templo para revelar las huellas de los sacerdotes que entraban secretamente a consumirlas. La comparación sugiere que, al igual que Daniel desenmascaró la hipocresía religiosa, Chiyo —con su haiku irónico sobre el Buda «comiendo» botamochi— cuestiona delicadamente los rituales budistas superficiales, aunque desde una perspectiva lúdica y no de confrontación.)