Todas las entradas de: el rincón del haiku

Haiku 10

うぐひすや家内揃ふて飯時分

uguisu ya kanai soroute meshijibun

  

La familia reunida

a la hora de comer-

el canto del ruiseñor.

 

 La comida familiar se paraliza ante el inesperado y espontáneo canto armonioso del ruiseñor. Haiku sin verbo, de acción rápida y dos imágenes relacionadas (principio de comparación interna). Sin duda, Buson muestra una especial predilección por las aves.

Cada familia estrechaba lazos con un ruiseñor, que solía habitar en el jardín recibiendo comida como un huésped más. Es frecuente encontrar en los haikus la referencia a “nuestro ugüisu, el ugüisu de la casa”, de tal modo que su ausencia supone cierta inquietud, como también nos muestra Buson en los siguientes haikus:

家にあらで鴬聞かぬひと日かなie

ni arade uguisu kikanu hitohi kana

Fuera de casa

no se oye al ruiseñor

en todo el día.

 

 

吾 宿 の 鶯 聞かん 野に 出でて

waga yado no uguisu kikan no ni idete

 

Saliendo del campo

aún escucho

a nuestro ruiseñor.

 

 

Frente al sonido del ruiseñor, en otro haiku Buson nos muestra su ausencia:

うぐいす に 終日遠 し 畑 の 人

uguisu ni hinemosu toshi hata no hito

 

El ruiseñor lejos

durante todo el día-

el hombre en el campo.

Haiga 12

“La pintura es poesía muda;
la poesía pintura ciega”
         Leonardo Da Vinci

         Cerramos con esta entrega, una serie mensual que humildemente, y también con cierto descaro, pretendió acercar algunos elementos del sumie y de la pintura japonesa en relación con el haiku. El objetivo fue el de generar al menos la curiosidad para animar al lector a esbozar algunas pinceladas. Descubrir lo que se siente cuando se practica el sumie y encontrar también una posibilidad más de transitar el camino.

 

         Chantal Maillard, en el prólogo de “El monje desnudo” 100 haikus de Taneda Santoka, al referirse al haiku expresa:

         “A partir de entonces, no pudo desligarse de este tipo de sabiduría. De hecho se integró de tal manera en las prácticas del zen que llegó a ser una de las tres artes más apreciadas en sus monasterios junto al tiro con arco y la caligrafía o la pintura sumie. Las tres artes eran, en efecto, idóneas para instruir y poner a prueba a los adeptos en aquello que más se valoraban en las escuelas zen: la comprensión de la inmediatez, la fugacidad de lo real.

El haiku, la pincelada o el tiro con arco responden inmejorablemente a la necesidad de expresar lo fugaz con la misma inmediatez con que puede captarse; una expresión que, lejos de ser apresurada, ha de ser el resultado de un largo entrenamiento, y la pericia adquirida no es el fruto de la repetición del gesto sino una toma de contacto profundo con aquello que se quiere representar.

La sencillez, la limpieza, el despojamiento de un trazo de pincel sobre un papel que embebe se hayan Igualmente en la línea que sigue la flecha al atravesar el aire o en las palabras que han de expresar también el blanco: la realidad compleja es el centro en el que convergen el cazador y su presa, el observador y lo observado.“

         Haiga: sumie más haiku, haiku más sumie. Tomando la frase de Leonardo, la pintura le da al haiku las palabras y el haiku al sumie, la imagen. Esto adquiere sentido cuando entre ambas hay un verdadero complemento, cuando es posible plasmarse en un haiga que es capaz de conmovernos. De no ser así tan solo sería un collage entre letras y dibujos.         Quisiera cerrar con un relato que Samuel Wolpin utilizó para finalizar su libro “El zen en la literatura y la pintura”.

         “Se cuenta que a Okubo Shibun, famoso por pintar el bambú, se le encargó un trabajo que representase un bosque. Pintó un cuadro en el que todas las plantas eran rojas. El cliente, al recibirlo, se maravilló ante el extraordinario arte con que había sido ejecutada la obra y acudiendo a la residencia del artista le dijo:

-Maestro, vine a agradecerte el cuadro; pero, discúlpame, al bambú lo has pintado de rojo. -Bien -gritó el maestro- ¿de qué color lo hubieras deseado?

-De negro, por supuesto.

-¿Y quién -preguntó el artista- vio jamás un bambú de hojas negras? “

 

Hasta un próximo encuentro en el camino.

 

 

Muñeco de nieve

Una de las cosas más bonitas del invierno y de la nieve y que, a la vez, más pena me da son los muñecos de nieve.

¡Qué bien se lo pasa uno haciendo el muñeco de nieve! Nuestras manos y nuestros pies mojados, hasta nuestro pelo…Me encanta ponerle los ojos abotonados, la nariz «azanahoriada”, esa bufanda de lana, esa sonrisa eterna casi reflejo de la de los niños, esa escoba que se pone…no sé para qué…

Lo peor es que cuando ya tenemos hecho y derecho a nuestro amigo de nieve, tenemos que irnos a cenar. Posiblemente pase la noche solo, a la intemperie, sin ningún niño con el que jugar.

Y eso no es lo peor…si hace frío, se mantendrá…pero si las temperaturas empiezan a subir, toda la nieve se irá poco a poco derritiendo y él también… Puede ser que, en el lugar en el que hicimos el muñeco ya no esté. Solo nos queda la imaginación infantil y navideña: ¿se habrá derretido o se habrá ido a otro lugar, a un bosque lejano siempre cubierto de nieve…?

 vuelven los niños –

el muñeco de nieve

no está en el patio

 

 

 

 

Unos haikus propios

Quiero agradecer, a los compañeros que llevan adelante “El Rincón del Haiku”, la oportunidad que me han dado de compartir artículos, reflexiones, incluso interrogantes en torno a estos pequeños e indefinibles poemas, durante el presente año; y, en esta última colaboración, también quiero desearos tanto a los que os inicias en el haiku, como a los que lleváis años en el mismo: que el camino os sea propicio.

Mi forma de agradecer la oportunidad que me brindaba “El rincón del haiku” fue escribir cada mes un artículo con dedicación y esmero, con “atención plena”, deseando que “a alguien” eso que estaba sintetizando, diciendo, reescribiendo, le ayudara en el camino. Hoy, por ser la última entrega, y por ser diciembre, deseo compartir algo más entrañable que un artículo sobre teoría de haiku. Hoy, no compartiré algo desde el intelecto sino algo desde el corazón: algunos haikus de mi autoría.

En la lisura de la nieve:

un camino de huellas

que no regresan.

 

Sujetando un delantal

lleno de ramas secas

cruza la nieve.

 

Senda del monte,

el guardabosques silba

al irse la luna.

 

Sin nombre.

La cruz clavada

al borde del camino nevado.

 

Del otro lado de la montaña

trae al enfermo

un manojo de menta.

 

Escucha noticias del frente

mientras descorazona

ciruelas amarillas.

 

Pasos más lentos

en la parte del camino

con hierbabuena.

 

En medio de la vida

cuando ya nada importa:

el sabor de la papaya madura.

 

Lleva en los hombros,

sendero abajo,

nieve de la montaña.

 

Haikus del libro:

“En los bolsillos huesos de melocotón” Isabel Pose,

Editorial Polibea

 

 

 

 

Entrega nº 110. 30 de agosto

… (Continúa del 109)

Caqui kueba

Kane ga naru nari

Hôryûji

 

Como un caqui

Y he ahí que la campana suena.

Templo Hôryû-ji

Al comentar sobre este poema, Hekigotô se pregunta que por qué no escribí:

Caqui kûte

kane naru oreba

Hôryûji

 

Mientras como un caqui

suena la campana.

Templo Hôryû-ji

Esta es una opinión con sentido común. Sin embargo, creo que el efecto del haiku, perdería fuerza.

 

Kiku no hana

Tenchôsetsu wa

Suginikeri

 

Flores de crisantemo

El aniversario del emperador

Ha pasado

A menudo he discutido problemas estacionales, pero aquí nuevamente hay una mala interpretación. Hago una referencia al “invierno”, entendido como el período que viene después de “el comienzo del invierno”, y también al cumpleaños del Emperador que es parte del otoño. El 5 o 6 de noviembre, estamos en pleno otoño. Yo no puse aquí en el haiku nada sobre un tema de octubre.

 

Kogarashi ya

Kane hikisuteshi

Michi no hata

 

Viento glacial –

Una campana abandonada

Al borde del camino

Mi idea es que el día cae sobre un camino donde se ha dejado una gran campana, que es para llevar al templo, y así esa campana, esa tarde-noche, permanecerá abandonada al lado del camino. Mi intención es contar ese paisaje, ese momento, y por lo tanto, sea una tarde anocheciendo, o sea ya bien entrada la noche, los fieles han regresado a su casa, y por supuesto, ya no hay nadie. Además, añado, mi idea es la de tomar ese paisaje lúgubre y desolado, al tiempo que el de una campana solitaria al borde de un camino. Y es por ello así, que yo lo asocio con ese viento helado.

 

Geta haite

Yuku ya yakeno no

Usuzuku yo

 

Calzando unos zuecos

¡Adelante! Sobre las ascuas

Luna velada del anochecer

Sobre la frase “calzando unos zuecos / ¡adelante!”, Hekigotô se hace algunas preguntas, pero mi idea es que, especialmente con zuecos de madera, uno puede caminar perfectamente sobre rescoldos de unas zarzas quemadas. Sin embargo, también es cierto que podría no tratarse necesariamente de eso. De todos modos, no es algo muy interesante.

 

Deru toki no

Kasa ni ochitaru

Shôbu kana

 

Al salir

Caídos en el paraguas

¡Unos ácoros!

Al comentar este poema, Hekigotô lo encuentra un poco atrevido, y no tengo nada que objetar. Sin embargo, si imaginamos que el paraguas, al tocar los ácoros, los hizo caer, no resulta tan arriesgado.

 

Nakiyamete

Tobu toki semi no

Miyuru nari

 

Al dejar de cantar,

Una cigarra vuela

Y se deja ver

Según el comentario, este poema tiene poco encanto. Es innegable. Sin embargo, reconozco que me cuesta un poco rechazarlo.

 

Tsunbo nari

Aki no yûbe no

Watashimori

 

Es sordo:

En la tarde de otoño,

El barquero del transbordador

El comentario hecho, afirma que este poema da la impresión de ser como una mala novela. Pregunté al crítico, quien me respondió que él imagina a alguien que le hace una pregunta al barquero y es entonces cuando comprende que es sordo. Yo, por mi parte, lo que quería decir es que alguien situado en una orilla, llama en vano al barquero situado al otro lado del río, ya que este es sordo. (Fin)

 

Notas del traductor y las fuentes

– No sabría decir si el primer haiku, el del caqui, la campana y el templo, se trata del haiku más conocido de Shiki traducido al castellano, pero sí lo es en inglés y en francés. Apareció por primera vez en el diario Kainan shinbun el 8 de noviembre de 1895, precedido por la indicación “En una parada, en una local de refrescos en Hôryû-ji”. Después de haber enfermado durante su viaje a China, tratado en Kôbe, Shiki pasó el verano recuperándose en Matsuyama. Es durante su viaje de regreso a Tokio, a fines de octubre, que hace un enlace en Nara, donde pasa unos días y compila este poema. Al principio no llama la atención, no se recoge luego en ninguna antología y además es criticado aquí por Hekigotô. Se hará famoso solo más tarde, después de la Segunda Guerra Mundial.

– Según Lozerand “La diferencia entre el haiku de Shiki y lo que Hekigotô propone, es gramatical. En la versión de Shiki, se entiende que se produce la impresión de una secuencia automática, y aunque no haya una relación causal, sí transmite una relación de implicación entre los dos actos. Por ello se traduce al francés por “…et voilà…” (… y he ahí…). La propuesta de Hekigotô … ¡es una simple coincidencia temporal, prosaica y sin gran interés!”.

– Podría decirse también que Shiki escribe el haiku centrándolo en el sonido de la campana, que se produce, eso sí, mientras come un caqui. Por la otra parte, Hekigotô hubiera preferido poner el centro en el comer el caqui, y que mientras eso se produce y de forma más secundaria, suena una campana.

– Sobre este mismo haiku, Rodríguez-Izquierdo (El haiku japonés. Historia y traducción. Evolución y triunfo del haikai, breve poema sensitivo. Publicaciones de la Fundación Juan March, Madrid, 1972, pag. 387) explica literalmente su traducción del siguiente modo:

“Caqui / kueba                                 Caqui / si como

kane / ga / naru / nari                   campana / (tópico) / ·tocar /

es

Hooryuuji                                           templo de Hooryuu

 

Cuando como caqui

suena la campana

en el templo de Hooryuu

                                           Shiki

 

«Kueba» es una forma de condicional o de circunstancia temporal no especificada. Entre «caqui», que es el objeto directo de «kueba», y este verbo se ha eludido el morfema indicador de objeto directo «WO». El gusto astringente de los caqui está expresado onomatopéyicamente por la abundancia de «k». Para Shiki era tal vez fruta prohibida, por su enfermedad. Cuando a pesar de todo la tomaba, el sonido de la campana del templo le traía pensamientos del más allá.

Sobre la campana de los templos, cf. (hk. 41 ).

«-nari» es una forma culta y literaria de terminación verbal. Equivale a la predicación de «es», y en nuestro haiku convierte en presente la forma desnuda de infinitivo «naru»”

  • Por su parte, otro niponólogo, Carlos Rubio (La flor de Masaoka Shiki, HELA nº 10, sept. de 2018; pag. 29), hace el siguiente y más que interesante comentario en torno al poema, donde cuestiona la autenticidad del haiku que tanto propugnara Shiki con su sashei (para sashei ver “Shiki: aproximación al cómo vino, qué vio y por qué [con] venció”; en las notas de la entrega 45):

…“El año siguiente, 1895, y a pesar de su delicada salud, se alistó como corresponsal de guerra en la contienda contra China de ese año. Fue una estancia de poco más de un mes en la cual llegó a conocer a Mori Ôgai, el patriarca, junto con Sôseki, de la moderna literatura japonesa. Pero en la travesía de regreso, al parecer por la impresión de ver un tiburón, sufrió un violento esputo de sangre. Nada más desembarcar, fue traslado en estado crítico a un hospital de Kobe. Su familia llegó de Tokio resignada a darle el último adiós, pero para sorpresa de todos, se recuperó y el otoño de ese mismo año volvió a su ciudad natal, Matsuyama, y luego a Nara donde compuso uno de sus más celebrados poemas:

       Caqui kueba                Muerdo un caqui

kane ga naru nari              y la campana oigo

Hôryû-ji                  de Hôryû-ji

 Al parecer el lugar de composición no fue el templo mencionado en el tercer verso, sino el del Tôdai-ji. Convencido de que la atmósfera de Hôryû-ji era más tranquila que la más ruidosa del popular Tôdai-ji, el poeta cambió el nombre. ¿Una traición a su compromiso con el realismo del concepto de shasei?”.

– Este mismo haiku también es ampliamente comentado por Beichman J., la biógrafa de Shiki (Masaoka Shiki: His Life and Works. 2002, p. 54), y retomado más tarde por Trumbull, Ch.

Beichman también habla del cambio de templo que hizo Shiki, aunque por otros motivos; pero sobre todo, alude a la importancia de los sonidos en la pronunciación del haiku. La referencia completa es la siguiente:

… “El siguiente poema, también de 1895, es hoy el más conocido de todos los haiku de Shiki y puede ser citado por prácticamente cualquier graduado de secundaria japonés:

                             kaki kueba                 Muerdo un caqui

                  kane ga narunai                 y una campana suena

                                i Hôryûji                   templo Hôryûji (II, 325)

 

El poema se basa en la experiencia de Shiki de escuchar la campana del templo mientras mordía un caqui (su fruta favorita) en una tienda de té en Nara, sitio de muchos templos budistas antiguos. La campana que escuchó, sin embargo, era en realidad la del Templo Tôdaiji, no el Templo Hôryûji. El día después de su experiencia original, Shiki visitó el Hôryûji y decidió que sería un lugar más apropiado para su poema que el Tôdaiji, debido a sus famosos huertos de caqui. Esto, por supuesto, es un ejemplo muy literal del uso de la selección de Shiki en combinación con el realismo; pero el poema tiene elementos más sutiles. Entre estos, el uso hábil del sonido es más notable.

Al igual que en la última línea del otro poema del pavo real, el uso de los repetidos sonidos «k» en la primera línea de este poema, da un ritmo rígido y recortado, que aquí refuerza la idea de morder algo. Los sonidos rígidos y recortados comienzan a alargarse y extenderse con «narunar i» en la segunda línea y este proceso, sugiriendo el sonido resonante de una campana del templo, continúa con el largo, prolongado t doble «o» y doble «u «de Hoo-ryu u -ji.

La clave del poema es, sin lugar a duda, la yuxtaposición de la mordida y la campana. Sin embargo, esta yuxtaposición funciona en muchos niveles: estar entre la agudeza del acto de morder y el repique largo y suave de la campana, así como, en un nivel más metafísico, el momento mortal de un ser humano mordiendo un pedazo de fruta y la amplia y eterna extensión del tiempo simbolizada por la campana del antiguo templo.

Se puede decir que este haiku es el primero en el que Shiki logró, a través de una descripción realista, evocar una complejidad de significado que va más allá del realismo literal.”…

Hôryû-ji (Templo de la Ley Floreciente) es un templo budista localizado en Ikaruga, prefectura de Nara. Su nombre completo es Hôryû Gakumonji (lit. Templo de la Enseñanza de la Ley Floreciente), ya que sirve de monasterio.

– Por su parte, Tôdai-ji (gran templo oriental), también es un templo budista que se encuentra en Nara. Alberga una estatua gigante del Buda Vairocana (llamado dainichi, que en japonés; significa “Buda que brilla a lo largo del mundo como el sol”).

– Sobre el siguiente haiku en el que se cita el aniversario del Emperador, cabe decir que el 3 de noviembre, el día del nacimiento del emperador Meiji, fue designado como fiesta nacional por un decreto del 14 de octubre de 1873. Hoy, se celebra el Bunka no hi (Día de la Cultura),un día en el que se trata de promover actividades culturales, reemplazando así la festividad nacional anterior que conmemoraba el mencionado nacimiento del Emperador Meiji.

– Lo que Shiki está refiriendo al comentar su haiku cuando habla de “el comienzo del invierno”, es la “decimonovena división del ciclo de las estaciones”, lo que se corresponde a un período de aproximadamente dos semanas que comienza alrededor del 7 de noviembre del calendario gregoriano. La concepción occidental (y del norte en este caso) que hace que el invierno comience en el solsticio del 21 de diciembre, no es necesariamente la más relevante.

– Previamente, recordemos que cuando Shiki utiliza la palabra “crisantemo (kiku)” está usando una palabra estacional (kigo) que indica otoño. Shiki explica a Hekigotô, que parece haber criticado un posible “doble kigo”, siendo además ambos contradictorios entre sí, el por qué lo ha hecho. Parece establecer una secuencia “otoño—comienzo del invierno—invierno”.

– En el siguiente haiku, se ha traducido finalmente “kogarashi ya” por el llamado viento glacial, que es un viento fuerte y frío del norte u oeste que sopla a finales de otoño y principios de invierno. Es uno de los primeros vientos realmente fríos, cuando las últimas hojas son definitivamente barridas de los árboles. Literalmente significa “árbol con el que se va”. En el período Edo, el kogarashi se usaba para kigo del otoño o del invierno, pero ahora es un kigo para principios del invierno. Hay traductores que traducen kogarashi por viento que arranca las hojas, viento devastador, tormenta de invierno, ráfaga de invierno, etc.

Shiki tiene algún haiku más con ese primer verso:

kogarashi ya

hoshi fuki-kobosu

umi no ue

 

viento glacial:

¡qué dispersas las estrellas

sobre el mar!

Además de Shiki, también los otros tres grandes maestros han escrito haikus que tienen como primer verso kogarashi ya, como por ejemplo:

Bashô:

kogarashi ya

hoho bare itamu

hito no kao

 

viento glacial:

mejillas hinchadas y doloridas

en todas las caras

-.-

kogarashi ya

Take ni kakurete

Shizumarinu

 

viento glacial:

al adentrarse entre los bambúes

empieza a calmarse

 

Yosa Buson

Kogarashi ya

Hita to tsumazuku

Modori uma

 

viento glacial,

el tropiezo de una mula

ya de regreso

 

Issa

kogarashi ya

iwashi o kurumu

kashiwa no ha

 

viento glacial,

con una gran hoja de roble

envuelve una sardina

-.-

  kogarashi ya

ni jû shi mon

no yûjogoya

 

viento glacial,

una choza de prostitutas

que cobran veinticuatro monedas

Pero también han comenzado sus haikus con “kogarashi ya” otros muchos haijines. Como pequeña muestra:

 

Soseki

kogarashi ya

umi ni yuhi wo

fuki-otosu

 

viento glacial…

la puesta de sol

sobre el mar

 

Hasegawa Reyoko

kogarashi ya

ishi fuki-tobasu

Ohi-gawa

 

viento glacial

soplando sobre las rocas

del río Ohi-gawa

– En otro haiku, se traduce por zuecos los llamados “geta” japoneses: un calzado de gruesa suela de madera que podríamos calificar de “mitad zueco mitad sandalia”.

– Al hablar de ácoros, Shiki se refiere a la Acorus calamus, llamada shôbu en japonés. Es una planta que se asemeja a los juncos y posee hojas largas de bordes afilados, muy apuntadas. Las flores son pequeñas, de color verde amarillento, y se presentan en forma de espiral. Se ha utilizado por su fragancia y como droga psicotrópica. Su raíz se empleaba como anestésico y estimulante contra la fatiga por la asarona que contiene; en dosis mayores, produce efectos alucinógenos. Walt Whitman empleó ésta, o la raíz del estrechamente emparentado Acorus americanus. Figuraba igualmente en las pociones psicotrópicas preparadas por las llamadas brujas europeas durante la Edad Media.

Entrega nº 109. 29 de agosto

…(Continúa del 108)

Akikaze ya

Samurai-machi wa

Hei Bakari

 

Viento de otoño –

El barrio de los samuráis

Con todas sus empalizadas

 

El ataque de Hekigotô a estos versos proviene del hecho de que pensó que este poema describía un panorama de antes de la Restauración Imperial y de que interpretó “Con todas sus empalizadas” como la expresión de una gran cantidad. Pero mi idea es muy diferente. Se trata de evocar una impresión durante el regreso a mi país natal, mientras cruzaba el Distrito de los samuráis, al norte del castillo, un distrito que, como tal, dejó de existir después de la Restauración. “Con todas sus empalizadas” significa que la mayoría todavía siguen allí, como antes, algo ruinosas ya, pero, aun así, cuando miramos dentro de los jardines, en vez de encontrar residencias como en otros lugares, hallamos arboledas de bambú increíblemente tupidas, o campos de berenjenas o maíz, junto a los cuales hay cinco o seis caquis cargados de fruta aún verde: este era el panorama que vi y que pretendía celebrar, pero como no tuve el cuidado de especificarlo de antemano, al parecer me equivoqué.

.

Sanmon o

Dete kudarikeri

Aki no yama

 

Por la Gran Puerta

Salí y bajé

Montaña de otoño

No me parece viable, ¿verdad? Leer el carácter chino 出 («salir») … mi intención era leerlo como “Dete”. Sin embargo, desde el punto de vista de la técnica de composición del haiku, parece que poner el kire, la cesura, en el medio y después de dos moras (de-te), lo hace muy complejo.

Butsudan no

Kôji o otosu

Nezumi kana

 

Desde el altar del Buda

Hace caer una mandarina

¡el ratón!

No se trata de que caiga una fruta desde su rama. Quise decir que el ratón había derramado una mandarina puesta como ofrenda, desde un tazón ritual; pero cuando lo pienso, es un verso defectuoso. Lo compuse habiendo escuchado caer una mandarina e imaginando la escena, pero no funciona. Anteriormente, Buson tuvo esa misma idea al componer “… Mordisqueándolo y haciendo caer el anís estrellado / ¡un ratón!» (… Shikimi hamikobosu / Nezumi kana).

(Continuará)…

 

 

Notas del traductor y las fuentes

– Segunda entrega de la serie de tres, en las que Shiki habla de las críticas que Hekigotô hace de su antología recientemente publicada.

– Cuando Shiki habla en el primer haiku sobre “el distrito de los samuráis al norte del castillo, y que, como tal, dejó de existir después de la Restauración”, hace referencia a que los feudos (y por lo tanto los Señores) se abolieron en 1871, y se establecieron los departamentos. Tokio se convierte en un fuerte polo que atrae las riquezas y fuerzas de Japón, en detrimento de las provincias, que se van marchitando. Shiki habla de barrios y “distritos”. El distrito fue una unidad administrativa de Japón, presente entre 1878 y 1921, y era equivalente al condado de los Estados Unidos o la comarca española.

– Principalmente Japón está subdividido en 47 prefecturas, agrupadas en 8 regiones. En japonés se utilizan las siguientes palabras para designar las prefecturas: to (metrópoli), dô (territorio), fu (prefectura urbana), y ken (otras prefecturas o departamentos). Así, Japón está formado por 47 to-dô-fu-ken. Cada una de ellas es dirigida por un gobernador, un poder legislativo, y una burocracia administrativa que ha sido elegida. Cada prefectura se divide en ciudades, pueblos y aldeas. ​En la primera década del siglo XXI, la nación tuvo una reorganización administrativa, uniendo ciudades, pueblos y aldeas.

– Cuando Shiki comenta el segundo haiku y la lectura de un carácter chino, debemos tener en cuenta que a menudo hay varias posibilidades en japonés para “leer”, es decir, pronunciar, un carácter chino, pero no todas son en todo momento necesariamente concebibles, convenientes o permitidas.

– Contrariamente a lo que se lee a menudo, la mayoría de los haikus (ni mucho menos todos) no están hechos de tres versos de aproximadamente 5, 7 y 5 sílabas, sino, si acaso, de 5, 7 y 5 moras. Mora, una noción más breve que la de la sílaba, designa una unidad fonética simple, de modo que una única sílaba japonesa larga, por ejemplo shi, tiene dos moras: shi-i. Lo que Shiki refiere técnicamente, es que la doble mora de la lectura del carácter chino interpretado como de-te, genera una división del segundo segmento (“segundo verso”) en dos partes de manera poco natural (2+5).

– La mandarina para ofrendas, de la que se habla en el haiku, es con seguridad una citrus leiocarpa, mandarina amarga (o shiva mikan), … kôji en japonés.

– El referido texto de Buson es un haiku sin su primera parte, y al completo es:

Tera samuku

Shikimi hami kobosu

Nezumi kana

 

El templo está frío.

Mordisqueándolo y haciendo caer el anís estrellado

¡un ratón!

Entrega nº 108. 28 de agosto

-En las reseñas de “Conversaciones sobre Haiku en el refugio de la nutria (Dassai shooku haiku-chô shô)”, publicadas por Hekigotô en el número diez de la quinta serie de Hototogisu, se critica el siguiente poema:

Sunahama ni

Ashiato nagaki

Haruhi kana

 

Sobre la arenosa playa

Unos largos trazados de huellas

¡Día de primavera!

 

Hekigotô se pregunta si se trata de los pasos del poeta o de alguien más. En mi opinión, no son necesariamente los pasos del poeta, sino simplemente lo que este último sintió al observar esos rastros en ese lugar.

 

Hi ichinichi

Onaji tokoro ni

Hatake utsu

 

Todo el día

En el mismo sitio

Arando el campo

 

Al comentar estos versos, Hekigotô se pregunta si el poeta trabaja en el campo. En mi opinión, el poema fue más bien compuesto con la intención de cantar el trabajo de otra persona, pero también podría considerarse como su propio trabajo.

 

Issen no

Tsurigane tsuku ya

Hirugasumi

 

Por un centavo

¡Se hace sonar la campana!

Niebla del mediodía

 

Al comentar estos versos, Hekigotô dice que es cuestión de echar un centavo en una ofrenda y luego tocar la campana, pero mi idea no es esa. Hay lugares donde, por un centavo, directamente compras el derecho de tocar la campana. Es en ese tipo de toque de campana en el que pienso aquí.

Hitooke no

Ai nagashi keri

Haru no kawa

 

De un balde

Se ha vertido el añil.

El río en primavera

 

Al comentar estos versos, Hekigotô explica extensamente que, en realidad, uno no pone el tinte añil en un balde para verterlo, sino que se colorea el agua utilizada para el tinte y es esta la que se vierte. Pero esa no fue mi idea. Se trata de verter directamente un balde de tinta añil: no sé si se hará así o no en Tokio, pero en provincias sí que es así como lo hacen los tintoreros.

 

Kannon de

Ame ni aikeri

Hanazakari

 

En Kannon

Volví a encontrar lluvia

¡Qué eclosión de flores!

 

En estos versos, yo estaba muy orgulloso de usar la sencilla frase “Kannon de” (En Kannon). Me sorprendió encontrar en los comentarios de Hekigotô apreciaciones como “está en el tono de Otsuni”, o “este poema es del estilo de Ryôta”; por no hablar, que por otra parte enumera en su trabajo al menos veinte poemas sin que conste mayor comentario. Estas son críticas muy atrevidas: ¿no sería ese el punto débil de Hekigotô? Hay personas realmente negligentes… “y los héroes, esperan ahí para engañar al común de los mortales”.

 

Nagaki yo ya

Hito hi o totte

Niwa o yuku

 

Larga noche

Un hombre con su linterna

Camina por el jardín

 

Al comentar este poema, Hekigotô se pregunta si es que hubo algún inconveniente en elegir como primer verso de cinco sílabas «Frescor nocturno» (yo samusa ya). Pero, en mi opinión, no se trata de una noche fría. Se trata de resaltar un pequeño incidente que perturba la monotonía de una larga noche o, para decirlo más específicamente, una noche donde no sucede nada, simplemente interminable, y en la que, de repente, alguien camina por el jardín con una linterna, antes de que se reanude esa larga e interminable noche, como si nada hubiera pasado. (Continuará…)

 

Notas del traductor y las fuentes

– Shiki parece querer dejar bien aleccionados a sus dos principales discípulos antes de morir. Hechas las aclaraciones a Kyoshi, ahora es el turno de Hekigotô, a quien dedica también muy duras críticas. Con esta, inicia una serie de tres entregas consecutivas sobre su trabajo.

Conversaciones sobre Haiku en el refugio de la nutria (Dassai shooku haiku-chô shô) es una de las antologías de haikus de Shiki, realizada por él mismo, la primera de las cuales fue publicada unos meses antes, en abril de 1902.

– El primer haiku se ha traducido de Lozerand. También Fernando Rodríguez-Izquierdo lo reproduce, traduce y comenta directamente del japonés en Ruego a la mariposa (ed. Satori, 2013, Gijón) del siguiente modo: 

“suna-hama ni

ashiato nagaki

haruhi kana

 

Sobre la playa, un largo

reguero de pisadas,

en día primaveral.

 ¿A dónde irá esa larga sarta de huellas humanas sobre la arena? Seguramente, su rastro se pierde ya a simple vista. El caso es que, mientras lo seguimos, contemplamos el mar, y nos refresca su orilla en plena primavera.

*suna-bama: con cierta redundancia, «playa arenosa».

*ashiato: compuesto apositivo «pies – huella»: «huellas de pies humanos» o «vestigios de pisadas».

* nagaki: adjetivo predicativo -nagai «largo»- con sufijo arcaico -ki. Se refiere a que esa secuencia de pisada es larga para el observador.”

– Más adelante, ya en otro haiku, Shiki usa una expresión coloquial, “En Kannon” (Kannon de) para designar un templo, más que probablemente el Sensô-ji de Asakusa, dedicado a la deidad Kannon (Guan Yin).

Iwama Otsuni (1756-1823), es un haijin que ha cantado mucho las costumbres de Tôhoku.

Ôshima Ryôta (1718-1787), fue un haijin, influyente maestro de haiku y coetáneo de Buson (1716-1784).

– … “y los héroes, esperan ahí para engañar al común de los mortales” es una expresión del chino clásico, que puede interpretarse literalmente, o también como que los líderes, gracias a la superioridad de su inteligencia, actúan frecuentemente de tal manera que la gente común no puede entenderlos.