El césped / se ha puesto blanco – / Los pajarillos cantan
El erizo / está atrapado – / Un padre le rescata
Audios y textos solicitados a sus autores por El Rincón del Haiku.
El césped / se ha puesto blanco – / Los pajarillos cantan
El erizo / está atrapado – / Un padre le rescata
Unas palabras de la autora
Nací un 16 de marzo de 1969 en Albacete, una ciudad de navajas y viento. Desde que recuerdo he escrito poemas y cuentos pero en un momento crítico en mi vida el haiku me abrió un camino de sencillez, profundidad y búsqueda de lo auténtico, en el que todavía estoy. Así que el haiku es mi vida desde el año 2008, cuando un grupo de grandes personas fundaron la AGHA, la Asociación de la Gente del Haiku en Albacete, de la que formo parte. También pertenezco al equipo de redacción de HELA y a la Escuela de Haiku Makoto. En el haiku dô me gusta llamarme “diente de león” por un libro que leí hace mucho tiempo que es importante para mí. La naturaleza, los gatos y los buenos amigos son mi felicidad.
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Voces lejanas.
Casi cubierto de arjuma
un círculo de setas.
*
Apenas niebla…
Huellas de jabalí
en el barro fresco.
*
Hojas de tilo.
Lentamente la lluvia
empapa el suelo.
*
Quietos al sol
en la oquedad de una piedra
los cuatro buitres.
*
vuelan dos buitres.
a la sombra del sauce
una casa en ruinas
*
mediodía.
la brisa apenas mueve
la mata del cantueso
*
viento de primavera.
en el silencio del valle
el canto del cuco.
*
Nueve campanadas…
huele a leña en el pueblo
deshabitado
*
troncos rojizos:
se ha secado la resina
bajo los líquenes
*
aún caliente
el hueco que dejó el gato…
tarde de otoño
*
noche sin luna,
junto al arco del puente
dos luciérnagas
*
apenas abierta…
la primera luz del día
en la magnolia.
*
nubes de lluvia,
en el jardín junto al mar
hortensias azules
La nieve ha hecho / una montañita / encima de una pelota
-*-
Una raya
en la montaña de césped,
otra en la montaña azul
-*-
Unas palabras del autor
No hay mucho que decir acerca del autor. Poco o nada que pueda aportar algo significativo a lo que realmente cobra verdadero protagonismo: aquello que revela y calla el propio haiku. Creo que bastará con señalar que, aunque me crié en un barrio de ciudad, tuve la suerte de quedar expuesto, todos los veranos de mi infancia, a la maravilla natural que se esconde en este rinconcito del Atlántico que rodea al entorno de Doñana. Es ahí de donde brota mi haiku más de 30 años después, en un torpe intento de nombrar la luz, el mar, el viento y las criaturas que se fueron tramando, día a día, lentamente en mi corazón.
Abriéndose a la luz
el violeta de la flor
del alcaucil
*
Viento calmo
lo justo para turbar
una espiguilla
*
En el hervor del caldo
el súbito abrirse
de las almejas
*
Pasta el potrillo
su resuello impregna
la hierba fresca
*
Rayo en la noche,
una cabra tensando
su propia soga
*
La luz y el viento
entran en lo profundo
del cañaveral
*
A contraviento
gaviotas
graznando en lo oscuro
*
Tras la tormenta
esparciendo cenizas
a orillas del mar
*
Amamantando
lame la gata a sus crías
Calima nocturna
*
Esa culebra
la forma en que quedó
enroscada al morir
*
Escampó
el canto de la abubilla
parece otro
*
Las lleva el aire
a la mañana
cenizas del rescoldo
*
Al deshojarla
en el corazón de la lechuga
un caracol
*
En silencio
de vuelta con mi padre.
Prunos en flor
El agua / está haciendo / un diamante
-*-
El pis se entra por el césped –
El viento sopla contra las hojas
Unas palabras de la autora
Crecer y vivir en esta isla (Gran Canaria) ha sido y es para mí un regalo para los sentidos: el océano que nos rodea, los amaneceres, las puestas de sol en la playa, las cumbres rodeadas del mar de nubes, el bosque de helechos, la tierra volcánica… una infinidad de instantes y sensaciones irrepetibles que llegan al alma.
Y qué mejor forma de dejar constancia de todo ello que a través del haiku. Su aparente sencillez y su belleza me cautivaron hace casi diez años, buscando la manera de expresar lo mejor posible todo eso que me emocionaba.
Desde entonces sigo esta vereda, mirando con los ojos del corazón y aprendiendo cada día.
***
Pasan las nubes…
la yegua amamantando
a su potrillo.
*
Viento del sur,
la hilera de zapatos
junto a la fuente.
*
calabacera,
la brisa en los pelillos
de tallo y hojas.
*
Calla el pinzón,
el bosque todavía
huele a quemado.
*
alba de mayo,
con las alas mojadas
una libélula.
*
Atardecer,
el peso de la calima
sobre las hojas.
*
Bosque en otoño,
la hilera de chiquillos
cruzando el puente.
*
tarde invernal,
el graznar de unos patos
cruzando el cielo.
*
Siembra de otoño,
se agitan las mangas
del espantapájaros.
*
luna de enero,
un gato de puntillas
entre los charcos.
*
Atardecer…
se llena de sonidos
la vieja charca.
*
El vecino apaga
la fuente del jardín,
la luna llena.
*
Tarde de invierno,
el chirriar de un columpio
en la neblina.
*
Cielo estrellado,
se curva la hoja
bajo la escarcha.
*
Agua que fluye,
en el reflejo del árbol
los renacuajos…
UNAS PALABRAS DEL AUTOR
Nací en una población pequeña que está, por decirlo así, dentro de la naturaleza. Al emigrar a la capital tuve nostalgia de la vegetación y el reino animal. Esto, aunado a la vida agitada de la ciudad, que no deja mucho tiempo disponible, hizo que me inclinara hacia un género poético muy especial que reúne el culto a la naturaleza y la brevedad. Donald Keene fue mi guía. Pasaron los años, vino el nuevo siglo, que trajo el uso generalizado de las computadoras, y me uní a los cibernautas que cultivan el haiku.
Jor
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Recién salida
del caparazón:
cigarra de alas húmedas.
*
Llega el otoño.
El color de la aurora
en el volcán.
*
Rama de fresno.
El canto de ese pájaro
que oía la abuela.
*
Noche sin nubes.
El temblor de la sombra
del cardo santo.
*
Hierba crecida.
Sobresale la tierra
de un hormiguero.
*
Volando bajo:
el ruido de las alas
de un zopilote.
*
Un crujido en la cañada.
Las puntas del bambú,
entre la brisa.
*
Ya sólo suena
el gotear del alero.
Cocuyos* en el patio.
(*cocuyos: en mx., luciérnagas)
*
El olor
y de nuevo el mugido.
Día de niebla.
*
Fresno viejo.
Un perro, lentamente,
se acerca a su sombra.
*
La sombra del haya
empieza a moverse:
fresco murmullo.
*
Par de libélulas:
una sola sombra
junto al charco.
*
Oscuridad.
El chorro de la orina
de una vaca.
*
Cañada fresca.
En el cielo las líneas
de una espejitos*
(*espejitos: mariposa de alas transparentes)
*
Otro balido
de la hondonada.
La pinta le responde.
*
Ina* deja / las huellas mojadas / mientras paseamos
*Ina es la perra de Zoe, una Golden retriever.
-*-
El arcoíris / se encuentra / con las cigüeñas
-*-
La tierra / se está mojando / con el agua blanca
-*-
Zoe, 4 años (Navarra, España)
. Las hojas / parecen una piscina – / El viento sopla
. Un grillo grita – / Un pajarito vuela
. En mi patio está lloviendo – / Las gotas se convierten / en hielo
. Zoe, 4 años (Navarra, España).
UNAS PALABRAS DEL AUTOR
Mis inicios en este maravilloso mundo del Haiku-dô, se remontan al año 2006, cuando casualmente me topé con un artículo de José Luis Martínez Arteaga, entresacado de su libro “Literatura Uno”, en el que se hablaba del Haiku como si se tratara de una coplilla o de otro tipo de composición poética al estilo de Occidente, es decir, utilización de la rima, de la metáfora, del juego de palabras, etc.
Por mis manos pasaron autores como Alfredo Boni de la Vega, José Juan Tablada Acuña, Andrés Neuman o Mario Benedetti.
A medida que fui adquiriendo información al respecto, pude comprobar que el Haiku-dô era otra cosa, y que para entender y escribir haikus debía ajustarme a la manera de hacer de sus creadores y aceptar que, si quería hacerlo de un modo respetuoso y honesto, tendría que beber de sus fuentes y luchar por apaciguar la inevitable “herida poética” de nuestra cultura.
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tras los alcores
la luz se desvanece;
suenan esquilas
*
al sol se agitan
bajo el hielo del charco,
ninfas de libélula
*
llueve en el campo;
el vuelo de un cuervo
entre los riscos
*
luna con halo;
huye de una lechuza
la musaraña
*
sol de febrero;
en el fondo del pilar
brillan las carpas
*
luna velada;
el paso de las grullas
toda la noche
*
remolino de polvo;
entre las piedras
la codorniz
*
huele a tomillo;
la liebre en un surco
agazapada
*
nublo de abril;
la hormiga arrastra un ala
de saltamontes
*
suena un cencerro;
se lanza a la poza
el galápago
*
chirría la noria:
los ojos vendados
de la burra
*
viento del Sur;
van los espulgabueyes *
tras el arado
*Espulgabuey: Garcilla bueyera