Archivo de la categoría: SERIES EN CURSO 2
series abiertas que se van actualizando, generalmente al mes
Córvidos
…Mira el bosque desnudo
de sus pomposas galas:
Oye cual lanza su graznido rudo
el cuervo que se aleja
hendiendo el aire con sus negras alas…
José Tomás de Cuéllar
Cuervos, urracas, arrendajos, rabilargos, cornejas, chorvas, grajos o grajilllas. Aves misteriosas, oscuras, cercanas, inteligentes. Capaces de reconocer su propia imagen en un espejo, de fabricar sus propias herramientas, de celebrar rituales funerarios… Las capacidades cognitivas y de resolución de problemas de esta familia de aves son extraordinarias.
noche cerrada,
el graznido del cuervo
muestra el camino
Consuelo Orias
En muchas partes del mundo son consideradas mensajeros divinos, transmisores de sabiduría.
Kare-eda ni/karasu no tomaritaru ya/aki nokure
La rama seca
con un cuervo posado.
Tarde de otoño.
Matsuo Bashô
Sus graznidos pueden ser escuchados a distancia, en el campo, en los montes, o en el silencio nocturno de las ciudades. La mayoría de los haikus que los incluyen atienden a este sonido, atractivo, inquietante, o molesto en función del oyente y su entorno.
Tsune nikuki/karasu mo yuki mo/ashita kana
¡Ah, qué alba nevada
hasta con esos cuervos
siempre odiosos!
Matsuo Bashô
Final de otoño, invierno… la familia de los cuervos en la mayoría de los haikus se vincula al frío.
Un cuervo grazna
en la noche estrellada.
Escalofrío.
José Ramón Velasco Niño
cielo plomizo
una hilera de cuervos
en la azotea
Luis Corrales
Así como en Europa, los cuervos representan el mal, la oscuridad, a excepción de culturas como la escandinava, en la que eran considerados seres divinos que aportaban las virtudes de la «reflexión» y la «memoria», en Japón, especialmente los cuervos, pero también urracas y demás familia, son considerados animales sagrados, portadores de buena suerte y símbolos del amor y de la gratitud. A veces también del paso de una vida a la otra.
Ware o yobu ka/meido mo shimo no/asagarasu
¿Es a mí a quien llama el cuervo
desde el mundo de las sombras
en esta mañana de escarcha?
Shukabo
Yume kaese/karasu no samasu/kiri no tsuki
¡Devuélveme mi sueño
cuervo! La niebla empaña
la luna que veo al despertar.
Onitsura
El cuervo de tres patas está presente en varias culturas orientales como la japonesa, la china o la coreana, representando el sol o su habitar en él. Para los indios americanos el cuervo es símbolo de magia, de curación, es el espíritu mensajero del Vacío, el portador de la luz.
Aki no kure
karasu mo nakade
tôri keri
La tarde de otoño…
Incluso el cuervo
pasó sin graznar…
Kishû
En el cerezo
un grajo que no duerme.
Luna de otoño
Pilar Carmona (Piluca)
grazna un grajo;
del fresno se desprenden
las últimas hojas
Mercedes Pérez (Kotori)
El graznido de las urracas es especialmente reconocible, jocoso, alegre. Son aves que se establecen en entornos naturales humanizados, siendo fáciles de ver, de escuchar, y ateniéndonos al plumaje, de identificar.
Cerezo en flor.
Va graznando la urraca
entre la lluvia
uli bidean
rumor de encinas…
en el bancal* sembrado
un par de urracas
Xaro Ortolá
*bancal: terreno (terraza) para labores agrícolas.
Respetadas, cercanas, mensajeras, plaga o mito romántico, estas aves oscuras no dejan a nadie indiferente.
karasu naite/watashi mo hitori
Un cuervo grazna.
Yo también estoy solo.
Taneda Santôka
Primera anotación
Córdoba, Argentina
Verano
2025
Primera anotación
Gendai haiku significa haiku moderno. Sin embargo, en diversos artículos y ensayos, la cuestión del gendai abre un debate en torno a la autonomía de la forma de su tradición, y especialmente, sobre lo moderno (siendo que esta idea de modernidad procede de la cultura occidental). Hay dos tendencias, una, el uso de este término para referirse a un momento en el que el haiku adquiere autonomía respecto a la tradición literaria, o bien, a un proyecto teórico-crítico específico que surge tras la Segunda Guerra Mundial y que exige nuevas categorías para definir el haiku. Lo que señalo es lo siguiente: para algunos, el gendai haiku sería todo lo que viene junto con (y después de) Shiki, cuando el haiku adquiere su nombre. O bien, lo que aparece durante el periodo de posguerra, cuando el haiku como forma poética literaria es cuestionado, destacándose la figura de Kaneko Tōta como referencia central.
Entre los autores que han reflexionado críticamente en torno a esta noción encontramos a Sato Hiroaki quien, revisando una serie de antologías que llevan por título esta categoría, no encuentra nada en especial que distinga a los haiku compilados en ella. En este sentido escribe:
Entonces, ¿qué es el gendai haiku según se entiende el término en Japón? ¿Significa algo especial? La respuesta simple es no, solo significa ‘haiku moderno’. Se define por el período de tiempo en lugar de por el contenido o el enfoque. Y el período aceptado va desde finales del siglo XIX hasta el presente (Sato, 2018: 181)
Para Sato el haiku hereda de la renga elementos la estructura moraica, el kigo y diversos recursos para cortar el verso y/o yuxtaponer imágenes (kire); pero lo que distingue al gendai haiku es su autonomía respecto a la renga y la eliminación de la función introductoria o de salutación. Según Sato, más allá de estas cualidades nada distingue al gendai haiku, pero sí se pueden marcar diferencias con respecto al haiku tradicional (que tiene a Kyoshi como su mejor representante), al no–tradicional (donde se incluirían los estilos libres y más flexibles en su respeto a las pautas formales) y el estilo claramente diferenciado del haiku de vanguardia (que nombra como zen’ei haiku, que mencionaremos más adelante y que, para Sato, está representado por Takayanagi Shigenobu).
En otras palabras, para Sato, la noción de gendai haiku marca una diferencia contundente entre la forma tradicional (5-7-5, kigo) con el no-tradicional (que buscan ampliar, flexibilizar, o experimentar con la forma), desvinculadas de la tradición.[1] Las exploraciones de Sato son significativas para los estudios de haiku, ya que su profundo conocimiento de las diversas antologías que dan cuenta de la paulatina autonomía que adquirió el hokku al perder su función de introducción a la renga.
Pero, la trama del nombre es mucho mas amplia. Los embates de principios del siglo XX, Shiki se volverá una figura destacada sobre las transformaciones del haiku. La noción de gendai haiku (haiku moderno o contemporáneo) comenzó a utilizarse en los círculos de crítica literaria japonesa de la academia occidental gracias al trabajo en inglés de Makoto Ueda Modern Japanese Haiku: An Anthology (Haiku moderno japonés: Una antología) (1976) y William Higginson en Itadakimasu: Essays on haiku and senryu in English (Itadakimasu: Ensayos sobre el haiku y el senryu en inglés) (1971) en los años 70. Años en los que (dicho a grandes rasgos) el conocimiento anglosajón del haiku se profundiza gracias a las múltiples tradiciones y teorías que permitieron volver a vincular a la literatura japonesa con la occidental.
Clayton Beach (2019) entiende que la noción de gendai haiku refiere a las poéticas no-tradicionales agrupadas en distintas escuelas y estilos que emergieron durante siglo XX. Sin embargo, más allá de describir un grupo de poetas, para Beach, la noción de gendai haiku implica una reconfiguración del paradigma del conocimiento en torno al haiku, donde los valores tradicionales y no tradicionales coexisten. Este equilibrio destaca tanto la búsqueda de innovación como el respeto por el legado del pasado, es decir, integrando lo nuevo. Al respecto, afirma Beach: “Muchos de los haiku más radicales que se han escrito datan de la época anterior a la guerra, y en los gendai se observa una mezcla más equilibrada de experimentación, individualismo y respeto por la tradición” (2019: 61). A diferencia de Sato, para Beach gendai no se trata de una forma no-tradicional diferenciada de la tradicional, sino (por decirlo de algún modo) una forma tradicional con impronta moderna. Moderna en cuenta la asimilación de los valores como individualismo, experimentación, y esta reverberación de la forma tradicional entendida, bajo sus términos, como respeto a la tradición.
Uno de los autores más relevantes en los estudios de haiku en inglés es Richard Gilbert (2004), quien realizó un proyecto de relevamiento de poetas de posguerra para repensar la idea de lo gendai. Como premisa, Gilbert sostiene que la estética de Shiki ofreció una base estética influenciada por el realismo en cuanto que esbozo o boceto (shasei, anotación larga que merece una entrada propia) y modelo formal estándar a partir del cual se comenzó a transformar la escritura de esta forma poética. Allí, el autor identifica que lo gendai implica desafiar las convenciones tradicionales del haiku y abrirse a una amplia gama de temas y estilos, y que reflejan las complejidades de la vida contemporánea, lo que permitió una mayor libertad creativa para los poetas.
Además, replantea y amplía las nociones de kigo y kireji en otros términos que permiten un acercamiento al haiku en diversas lenguas, a saber: disyunción, superposición y yuxtaposición. Una apreciación que tiene menos que ver con la densidad semántica de los patrones formales tradicionales y más con la composición poética y la producción de imágenes.
Sin embargo, una de las claves que define lo gendai es la influencia del circuito de edición de ciertos poetas seleccionados, no por otros poetas maestros ni por los lectores, sino por editores y críticos. Una operación que el propio autor reproduce con sus propias publicaciones y su proyecto de producción del sitio web gendaihaiku.com. En dicho sitio constan las entrevistas y comentarios sobre poéticas de posguerra (como las de Hasegawa Kai, Tota Kaneko y Uda Kyoko). El valioso aporte de Gilbert fue ofrecer al público anglosajón poéticas no demasiado populares y perspectivas actualizadas en boca de los propios poetas japoneses. Ahora bien, ¿es lo gendai una cuestión de actualidad temporal? O bien, como sostiene Sato Hiroaki, ¿una diferencia con respecto a la tradición poética?
Estas preguntas son demasiado generales para estos autores de larga trayectoria, pero en una primera exploración sobre el haiku del siglo XX, la cuestión de lo moderno del haiku es ineludible para comprender las sutiles diferencias que traman entre las distintas tendencias y poéticas del haiku durante cien años; así mimo esta noción desarma una tradición poética, ya sea haciendo de aquellas poéticas que se reúnen bajo su nombre un desvío, un desafío o un ruptura con la el pasado. La cuestión de lo moderno no obliga a dejar a un costado nuestra propia idea de lo moderno. Se ha dicho mucho: la modernidad japonesas es inconmensurable con la modernidad occidental. A pesar de que el haiku moderno se vuelve más accesible para el lector occidental, dicha proximidad delata la diferencia que nos separa. El haiku japonés es tan solo un espectro en nuestra escritura breve. Sin embargo este no es un camino sin salida, sino que delimitan un posición ética cuando estamos ante el: el haiku adviene, esa es su naturaleza: interrumpe sin aviso. El haiku trae consigo un saber (una imagen) propio de un futuro difícil de anticipar. Por ello, debemos dar respuestas sin alardes. No explayarnos demasiado en el comentario histórico-literario, sino desplegar el haiku con la delicadeza que necesita un origami para desarmase. Frente a ese papel desdoblado es posible tantear esas marcas sin trazos. Refrenarnos ante ese advenir que al sentido inesperado y a los significantes irreductibles al presente del haiku.
Bibliografía
Beach, C. (2019). “Gendai Haiku: A Short History”. Modern haiku. 50(2), pp. 55-67. https://www.modernhaiku.org/issue50-2/Beach-GendaiHaiku-MH50-2.pdf
Gilbert, R. (2024). “The Disjunctive Dragonfly: A Study of Disjunctive Method and Definitions in Contemporary English Language Haiku”. En J. Shea y G. Caldwell (Eds.) The Routledge Global Haiku Reader., pp. 197-224. New York, Routledge Taylor and Francis Group.
Sato, H. (1983). One hundred frogs: from renga to haiku to English. Boston, Weatherhill.
___. (2018). On haiku. EEUU, New Directions Publishing. La traducción es nuestra.
[1] Esta idea se evidencia con otra gesto exploratoria de Sato en On hundred frogs (). En búsqueda de una introducción a las transformaciones del haiku en inglés, recorre la tradición del renga y el haikai a partir de diversas publicaciones que reunieron estas formas hasta el momento en que el hokku, la forma introductoria de la renga se independiza de ella y comienzan a publicarse en antologías por separado. Estas antologías conforman una bisagra cuando se empieza a vislumbrar como el haiku emerge como una forma poética independiente. Es decir, la clave para Sato, es la autonomía de la forma.
Introducción y enero
«A los doce años sabía dibujar como Rafael,
pero necesité toda una vida para aprender
a pintar como un niño»
PABLO PICASSO
El ego es una trampa que no permite evolucionar el espíritu.
Soltarlo es un aprendizaje que incentiva a liberar la mente.
En cada pincelada abstracta sentí que, al plasmar la pintura,
lo peor es “copiarse a sí mismo”.
En esa búsqueda llegué a los Haikus (poemas japoneses).
Paseos Net , El Rincón del Haiku. aún sigo en el aprendizaje.
Sin llegar al automatismo pude expresar en la pintura un nuevo instante para vivenciar la naturaleza.
No fue fácil!!!
Despojarme de intelectualismos, estructuras y «romanticismo occidental»,
ese ruido mental que acecha se aplacó cuando «acepté mis sombras»
Solté la niña interior…
Mis caminatas hacia el parque que otrora eran un ir y venir, hoy las vivencias tienen otra mirada.
No pinto como una oriental, soy una mujer occidental inspirada en oriente.
Nací en el centro de la ciudad de cemento, (Rio Cuarto- Cba- Argentina)
hoy vivo lejos, rodeada de árboles frutales y otros propios de esta selva.
pude reconciliarme con la Naturaleza Madre de los haikús, así como la Pachamama
es a la tierra.
La mirada cambió, todo fluye, le coloco alas a los hks y pinturas, nada nos pertenece,
todo tiene su vuelo.
Sigo en el proceso: en la unión espontánea de haikús y artes visuales,
No hay prisa, puedo expresarme libremente, quizás no a una ilustración
del hk , soy consciente no respondo al sumie tradicional ni a un collage.
La libre expresión se encausa… las estructuras occidentales han quedado en el pasado.
paso a paso… la mirada cambia
Agradezco a compañeros y guías.
Pájaros en la lluvia
dejan su trino
en el frescor de las gotas
esa garúa
con el viento que sopla
huele a magnolia
Templo nevado
La paloma deja huellas
a media luz.
Viento del sur
En la tumba sin nombre
un lirio de agua
manguera rota
riega a su paso
las margaritas
Monte nevado
las huellas del ternero
en la oscuridad
suena en la cáscara
el pico de un pollito
Llovizna
Luna de agosto
En el cuenco aún brilla
la gota de rocío
Cerro Uritorco
Un perro se detiene
ante la tumba.
Haikus al filo del pincel (1 de 2)
Con un palo
golpeo el pincel
congelado por la noche
-Yosa Buson-
Iniciamos este año con una nueva sección en la que el haiku y la pintura se entrelazan y complementan, conformando así una nueva obra “haiga”.
En esta primera entrega compartimos una serie de haigas: “Haikus al filo del pincel”, que pertenecen al Museo Municipal de la Cuchillería de Albacete. La exposición de los trabajos se realizó a partir de la gestión realizada por Toñi Sánchez Verdejo en nombre de la AGHA con la impecable maquetación de Enrique Linares Martí.
Si deseas conocer algo sobre el haiga puedes leer las entregas en:
https://nueva.elrincondelhaiku.org/category/sin-categoria/con-el-mismo-pincel-sandra-perez/
https://nueva.elrincondelhaiku.org/category/haigas-del-camino-sandra-perez/
Asimismo invitamos a quienes quieran sumarse a esta sección que nos envíen sus trabajos haiga o sus obras sumie a sandraenlaluna@gmail.com
INTRODUCCIÓN Y ENTREGA DE ENERO: BANDOS
ALAS DEL HAIKU
INTRODUCCIÓN
«Entre aleteo y aleteo en la vida, el hermano verderón y el hermano jilguero se preguntan cuándo los hombres aprenderán el lenguaje de los pájaros. En verdad te digo que si aprendes a oir el silencio y en el silencio tu voz interior, tus pensamientos se convertirán en suave canto, tus sentimientos en trino alegre, y tus pasos en la vida serán como vuelos al amanecer. Y cada amanecer como una nueva vida que comienzas.»
Abul Beka (Poeta rondeño del s. XIII)
Tras los efectos devastadores de la Dana aquí en Valencia, que nos han dejado un halo de tristeza e impotencia, agradezco al Rincón del Haiku permitirme comenzar esta andadura, y a mi hija Nuria por colaborar con sus dibujos. Releer bellos haikus barre muchos lodos.
Comienzo esta serie mirando al cielo. Amanece y un bando de estorninos está a punto de pasar frente al balcón de casa. Dejan los dormideros de la ciudad y se dirigen a los campos cuando el naranja apunta y la ciudad se despereza. Cientos de alas juntas ejerciendo su fuerza contra el aire. Ese murmullo a su paso (murmuraciones les llaman los ingleses), me acompañará todo el día. El cielo puede atronar pero también nos salva.
Tras el bando, el coro de tortolitas de las farolas y esas gaviotas hambrientas que vienen del mar con altos vuelos. De eso precisamente van estas palabras. De vuelos, trinos y plumajes; nidos, bandos y cortejos… De salir a la intemperie, alzar la vista y contemplar.
En el mundo hay aproximadamente 50.000 millones de aves de 11.000 especies diferentes. Unas seis por cada ser humano. Aves rapaces de altos vuelos, aves corredoras incapaces de volar, zancudas, que se deslizan por el agua, de todos los colores, grandes, pequeñas, cantoras, viajeras… Van y vienen, habitan el cielo, conectan con las emociones humanas y su anhelo de libertad. En muchas culturas, mensajeras, criaturas sagradas. Símbolos y metáforas que aportan significado más allá de las palabras.
Silencio, libertad…
Las aves inundan los haikus.
Pájaros migrantes…
Los ojos de los refugiados
en el atardecer
Julia Guzmán
-.-
BANDOS
(Enero)
Es tiempo de invernada. Bandadas de grullas, cormoranes, ansares, aguiluchos, zorzales, avefrías y otros más, llegan para pasar el invierno. Surcando el cielo ofrecen un bello espectáculo. Elevar la mirada, ver cómo se armonizan con el viento, su condición volátil, volar con ellos…
Se oye una bandada,
resplandece la nieve
del camino viejo.
Sandra Pérez
Entrada la primavera partirán. Otros destinos les aguardan y nuevas bandadas llegan tras un agotador periplo que les hará a recorrer distancias que nos llevan al asombro. Sus vuelos se hacen uno con el firmamento como nube que el viento deshilacha y aleja, perdiéndose en la distancia.
hane fururu made
kari no koe
katamareri
Hasta entrechocarse alas,
los cantos de los gansos salvajes
se han fundido en uno
Yamaguchi Seishi
Sus trinos, graznidos, chillidos… son cantos del mundo que el haijin recoge gozoso, testigo de los cambios que anuncian su llegada. Las aves serán muchas veces el «kigo» en el haiku.
Puesta de sol-
el último reflejo
en la bandada
Luis Alberto Plaquin (Luezei)
De golpe se alzan
con la forma del fresno
los estorninos
Mercedes Pérez
Esa luz, ese reflejo, esa forma exacta, y el sonido/murmullo (no explícito en el haiku) que hacen dichas aves al elevarse.
koborete wa kaze hiroi-yuku chidori kana
De la bandada de los chorlitejos
uno va perdiendo fuerzas
y el viento lo recoge
Chiyo-Ni
Watari-dori miru miru ware no chiisaku nari
Un ave migratoria cruza el cielo…
Poco a poco como tú
me voy haciendo pequeño
Ueda Gosengoku
El haijin y el ave se hacen uno. La pequeñez del pájaro, también la suya.
Haikus de compasión, haikus de lo sagrado, y otros, con las aves como centro; haikus tradicionales, haikus modernos, plumas de escritura que aletean sobre el papel.
Bruma en el valle-
la bandada de pájaros
se parte en dos.
María Dech (Annur)
Solas, en pareja o en grupo, casi una de cada cinco aves migra, algunas apenas tocan tierra y solo el 50% completa su viaje. La pérdida de hábitat, los plaguicidas, la contaminación lumínica, la falta de insectos, la caza y un largo etc…son algunos de los problemas que encuentran en el camino. Necesario intensificar acciones que permitan su protección y la de los hábitats para su supervivencia. Para, como dice el poeta y naturalista Joaquín Araujo:
«No restarle al aire un solo alado más», pues «allí donde todavía puedes escucharlos, ten por seguro que queda algo con lo que volver a empezar».
a media luz
la bandada de patos
se ahila entre la lluvia
Mercedes Pérez
Pasos por México. Enero 2025
Pasos por México
Roxana Dávila Peña
mushi
Es la primera mañana del primer día del año y también hoy se puso el mercado sobre ruedas. Me detengo allí con el bullicio, las voces y los pasos de las marchantas en un puesto y otro. Las reconozco exclamando: “pruébele, pruébele… pruebe las uvas, los frutos secos”, “todavía hay tejocotes, lleve pa’l ponche”. Más adelante está el que hunde el cuchillo en los aguacates para que veas lo buenos que están y el que desgaja las mandarinas. Hay canastos llenos de frijol y de maíz. El mole, los chiles, los chapulines, la miel, los quesos, el pan dulce y las Roscas de Reyes, todo al alcance de la mano. Hacia la izquierda los canarios en jaulas y el olor a sudor del que carga las cajas con romero y albahaca. El reflejo del rosa del toldo sobre los listones de colores de las que van con trenzas. Los mandiles bordados a mano y las servilletas. La viuda que regatea. La que se compadece: amamantando. Una niña se oculta en la enagua de su madre mazahua. Recuerdo ese haiku de Issa: Gorriones/ jugando a las escondidas/ entre flores de té. Allá va también la que no sabe bien qué es lo que busca con la piel toda reseca y el niño perdido en el puesto de velas y ruda. Hacia otro lado, la de los aretes de perla que lleva lo que no necesita.
Ya para irme, el polvo en los zapatos y las huellas que el perro deja.
Flores de Nochebuena.
El suéter de invierno
que nunca usó.
Introducción: Un gesto sagrado, anotar.
Quebec, Canadá
Invierno
2025
A-notaciones sobre el haiku
Introducción: Un gesto sagrado, anotar.
Se ha hablado mucho sobre la rana de Bashō, su salto, el paso de su vida aérea a su vida acuática, y el sonido que produce su caída al agua. Ese haiku ha sido motivo de muchas discusiones en torno a la manera en que, con unas pocas palabras, el haiku logra lo que otras frases cortas no pueden hacer: nombrar todo un paisaje, una experiencia vital en un amplio espectro. Hace notar la vida acuática y la vida aérea como mundos conectados a través de un solo sonido: ¡plop!
Ese sonido de la rana al caer al agua, además, involucra el tiempo, el presente. El haiku nombra, con ese sonido, el instante justo en que se ha producido el hecho. Sin embargo, en su invitación a imaginar, los círculos concéntricos que se producen son la huella de que la rana ha saltado. Una huella, por supuesto, efímera. Y en este sentido, involucra dos tiempos: en primer lugar, un pasado, en tanto que huella de algo que ha sucedido; pero también un futuro, un futuro extraño, de un fenómeno que, en su propia producción, tiende a la desaparición. Cuanto más cerca del objeto, menos definidas las ondas concéntricas; cuanto más lejanas, más interrumpidas.
Estos tiempos, que se traman sobre la superficie del agua estancada (sobre la página del haiku), me invitan a pensar cómo ciertas imágenes del haiku dan lugar a ciertas discusiones en torno al haiku como género y sus recursos. Sin embargo, para percibir esa onda sutil que se forma en la superficie del agua, necesito inclinar la mirada hacia el filo del agua. Una mirada que exige una disposición total del cuerpo para que el ojo pueda ubicarse justo en el borde de la explanada líquida. Es decir, no debe ser una mirada frontal, sino una mirada lateral, un ojo que observe desde el costado el relieve que se produce en la superficie del agua. Entonces, pienso el haiku como esta superficie: prestar oído, echar un vistazo, dar un bocado, tantear; esas son las formas en las que pretendo explorar el problema, pero no para decir algo sobre el haiku, sino para relevar discusiones que, sin tener criterio alguno, algunos lectores podrían considerar relevantes o, simplemente, curiosidades sobre el haiku. Me enfocaré en ello: traer pequeños revoltijos en torno al haiku, algunas anotaciones sobre recursos que aparecen con cierta frecuencia en el haiku actual, curiosidades, colección de cosas maravillosas. Quisiera formar un gabinete de tesoros discursivos, de hallazgos, de lo que aquí intento nombrar como a-notaciones.
Se trata de anotaciones no solo por la naturaleza de este estilo en que escribo para este sitio, ERDH. Sino también como notas: anotar unas cuantas palabras como piezas de un rompecabezas para dejarlas para después, trazos sin terminaciones, sin mayúsculas ni puntuación, en medio de la página o en un borde, pero nunca siguiendo un línea de guía. El haiku pareciera ser un tipo de formulación de lenguaje análoga, y lo que podamos decir sobre él también lo es. Semejante a la Nota, hijo del fragmento, enemigo de la máxima, Roland Barthes invita a pensar el haiku por esta vía al señalar una peculiar relación de sentido. El poema breve no engendra sentido pero huye del sinsentido: “Es siempre el mismo problema, no deja cuajar el sentido, pero no abandona el sentido, bajo pena de ir en el peor de los sentidos, el del sinsentido.” (Barthes, 2013: 182).
En esta oscilación, el haiku es un objeto que me introduce a una forma de pensar la escritura y las argumentaciones que pienso proponerles en esta columna anual: a-notaciones sobre el haiku. Este sintagma, donde el verbo se quiebra, pretende señalar una forma de pensamiento quebrado, sin bases de inducción, y tal vez poco deductivo, sino quebrado; unir trozos de discurso con una facultad que ha comenzado a resurgir en el pensamiento crítico: la imaginación.
Pero también, notaciones, en al menos dos sentidos: signos distribuidos en una partitura que suena asonante (ninguna de las notas que se presentarán aquí busca encadenarse con otra), pero que, en su conjunto, puede darnos una idea, sugerirnos una misma melodía. En segundo lugar, también la notación como un gesto que ha precedido a las notas: notar, reparar detenidamente en algo, advertirlo y señalarlo. Roland Barthes nos ofrece un senderillo para despejar el camino que quiere proponer.
La Notatio aparece de antemano en la intersección problemática de un río de lenguaje, un lenguaje ininterrumpido: la vida -que es texto a la vez encadenado, hilado, sucesivo, y texto superpuesto, histología de textos en capa, palimpsesto-, y un gesto sagrado (marcar, aislar: sacrificio, chivo expiatorio, etc.) (Barthes, 2005: 54).
Encontrar una arruga en la piel de la vida, un hallazgo en lo que se superpone o en lo que aparenta encadenarse; valorar lo sorpresivo que aparece cuando nos detenemos en la observación o, bien, cuando piezas del rompecabezas que han calzado perfectamente no han formado ninguna imagen.
En este sentido, estas a-notaciones están inspiradas por la forma haiku y, en cierto modo, por la forma de explicar algunas cosas sobre él. Algo similar a lo que Roland Barthes propone en el seminario sobre la preparación de la novela. «Nota» será el nombre que recibe el haiku en función de la forma larga: «Haiku = forma ejemplar de la Notación del Presente = acto mínimo de enunciación, forma ultra breve, átomo de frase que anota (marca, limita, glorifica, dota de una fama) un elemento tenue de la vida ‘real’, presente, concomitante.» (Barthes, 2005: 59).
La Nota y el haiku comparten la cualidad de ser una amenaza al lenguaje ininterrumpido de la vida. Estas formas revelan un entrecruzamiento entre dos movimientos simultáneos: el movimiento continuo del lenguaje del texto y el movimiento que lo pellizca, aislando una parte que condensa la singularidad del anterior. A-notar, un gesto sagrado.
Bibliografía
Barthes, R. (2005). La preparación de la novela: notas de cursos y seminarios en el Collège de France, 1978-1979 y 1979-1980. Siglo XXI.
LA PRÁCTICA INICIAL
Durante el Congreso mundial de budistas de 1979 en Tokio, nos dice Marc de Smedt, el Maestro Taisen Deshimaru hizo subir a la mesa del conferenciante a tres de sus discípulos y los puso a hacer zazen, a la vez que afirmaba que esa era la práctica inicial, la cual debería ser difundida y practicada.
Taisen Deshimaru, introductor del Zen en Europa, llamó poderosamente la atención durante el congreso porque apuntó directo al corazón de la mística: la contemplación.
En el Oriente se han desarrollado diferentes métodos de contemplación -que forman parte de lo que se puede llamar el conjunto de las artes místicas-. La India tiene un lugar destacado en lo que a mística se refiere. En su territorio surgió el Yoga, que viene a ser “esa filosofía practicada por los gimnosofistas”, que anhelaba conocer Plotino.
El Swami Vivekananda, comenta y traduce los Yogasutra de Patánjali, el compilador del yoga clásico o rajayoga. Allí, en el segundo aforismo del primer capítulo vemos que: El yoga es impedir, por el control, que la sustancia (o elemento fundamental) que constituye la mente (chitta) tome diversas formas (vrittis).
El yoga, básicamente, es un método para lograr el autodominio; pero puede utilizarse en el sendero devocional o en otras actividades. Buda, durante siete años practicó ayunos y técnicas yoguis en busca de la liberación sin resultado alguno. Y, en Gaya, tras relajar su disciplina de asceta, probó alimento y se sentó bajo el árbol Bo, permaneciendo desde la tarde hasta el instante en que el lucero de la mañana le provocó el “despertar”. Quisiera entender que, en esa ocasión, Buda, encontró el antiguo camino y lo recorrió, como afirmaba.
El problema tradicional de la sabiduría india y el budismo, según Mircea Eliade, es la liberación del sufrimiento. Cabe hacer una comparación con la filosofía de la época helenística, que marcha en busca de una regla de vida que proporcione la felicidad al individuo. R. Mondolfo nos dice que Epicuro buscaba la serenidad del espíritu, que es turbada por cuatro errores: temor de los dioses, miedo a la muerte, ansia de placeres y pesar por los dolores; errores que tienen su origen en nuestras falsas opiniones. Por un lado, tenemos liberación del sufrimiento; por otro, liberación de las turbaciones que agitan el espíritu. La sabiduría india y la filosofía helenística son una especie de terapia, un método o camino de liberación.
Dice Alan W. Watts que, Hui-neng (Eno), el Sexto Patricarca, enseñaba que, en vez de vaciar la mente, había que soltarla dejando que los pensamientos entraran y salieran por sí mismos. -Este tipo de contemplación es completamente diferente al tradicional estilo indio que impide la formación de pensamientos-. Y habría que añadir que esa es la práctica inicial, precisamente la que encontró Buda.
Hay una práctica en el Budismo Zen llamada samu, que consiste en efectuar un trabajo con espíritu Zen, es decir, realizarlo con la misma actitud con la que se hace zazen (contemplación sedente). Esto permite aplicar el Zen a cualquier actividad del quehacer cotidiano, así como a un arte o un oficio, ya que “todo acto humano puede convertirse en una forma de zazen”, nos dice Watts. Como ejemplo tenemos el tiro con arco (kyudo), los arreglos florales (ikebana), la ceremonia del té (chanoyu).
Llegados a este punto surge la interrogante acerca de las relaciones del haiku y el Zen. Paso a paso la iremos devanando.
Bashô decía: <Saigyô en waka, Sôgi en renga, Sesshû en pintura, Rikyû en la ceremonia del té: lo que corre por ellos es una misma cosa>.
Mikai, discípulo del monje Myôe, en la biografía de su maestro nos da a conocer las relaciones que éste tenía con Saigyô:
<Saigyô venía frecuentemente para hablar de poesía. Afirmaba que su concepción de lo poético era inusual. Capullos de cerezo, el cuclillo, la luna, la nieve; enfrentados ante todas las manifestaciones de la naturaleza, sus ojos y sus oídos estaban llenos de vacío. Así, sus palabras no eran reales. Cuando cantaba a los capullos, los capullos no estaban en su mente; cuando cantaba a la luna, no pensaba en la luna. Escribía poemas ante un hecho casual, ante lo inmediato.>
Las palabras de Bashô y Saigyô pueden entenderse de varias formas, según sea nuestro trasfondo. Qué sea esa cosa que corre por la obra de los personajes mencionados por Bashô, o a qué se debe la concepción poética de Saigyô, lo iremos viendo en la siguiente entrega.
Siguen cayendo flores
Llega del mar
un negror de tormenta.
Cerezos en flor.
Paco Ayala “lentisco” (España)
Flores de boniato
El falso de la saya
mojado de rocío
Mayra Rosa Soris “Diáfana” (Cuba)
Primavera –
Los charcos del dienteperro*
al atardecer
*diente de perro: rocas filosas de la costa norte de Cuba.
Lázaro Orihuela “manglerojo” (Cuba)
Desciende una pluma
Quedan pocas flores
en la jacaranda
Jaspe Uriel Martínez “Ajenjo” (México)
Casi la noche
el canto del cardenal rojo
entre las magnolias
Miguel González “William Cue” (Cuba)
florecillas blancas:
de repente se eleva
la mariposa
Frutos Soriano (España)
Ya canta el mirlo.
Se deshojan las flores
de los cerezos…
Epifanía Pérez “fany.pb” (España)
Implume aún
el pajarillo muerto.
Granado en flor
Luis Plaquin (Argentina)
olor a azahar
y a orines de gato
jardín de nadie
Eva Comas (España)
Atardecer nublado
Ha vuelto a los encinos
la primavera*
*primavera: turdus grayi
Jorge Moreno Bulbarela (México)
cesa la lluvia –
siguen cayendo
flores de jacarandá
Israel López Balan (México)
Cerezo en flor…
nadan algunas carpas
en su reflejo.
Sandra Pérez “Hachi Dori” (Argentina)
trepa hasta un pétalo
de la rosa de té
la mariquita
José Antonio González (España)
Niños cantando
El viento de esta noche
huele a magnolias
Jorge Braulio Rodríguez (Cuba)
Robles jóvenes.
A contra viento,
la mariposa.
José Manuel González “karaboudjan” (España)
Almendro en flor;
algunos de los pájaros
vienen y van.
María Dech “Annur” (España)
Un gato al sol
Erguidas e inmóviles
las flores de ajo
Encarna Ortiz (España)
En el recodo,
lirios en el camino
cubiertos de rocío
José Manuel Aspas “Caberete” (España)
Campo de almendros.
Algunas flores caen
en los charcos
Piluca Carmona “Piluca C.P.” (España)
Bandada de garzas
De cara al norte florece
la magnolia
Idalberto Tamayo (USA)
El zonda* silba
entre los arrayanes.
Cumbres nevadas
* zonda: viento cordillerano en Argentina.
Rodolfo Langer (Argentina)
se alza torpe la vaca
y deja en el pasto
marcado su lomo
Santiago Larreta (España)
Alguien le dice
que ha parido una oveja.
Ciruelo rojo en flor
María Ángeles Millán “Hikari” (España)
Atardece;
trinos de petirrojos
en el cementerio.
Robert Rodríguez “Vanni Fucci” (España)
Almendros en flor.
Lagrimea al alba
el jornalero.
José Luis Carcas “jlcarcas” (España)
Bocas de dragón;
con medio cuerpo fuera
un abejorro
María Jesús Pérez “Marya Jesús” (España)
El goteo
de un caño al mediodía.
Flores de almendro
Juan Francisco Ramos (España)
Bosque de encinas.
Olisquea una orquídea
un gato negro.
Juana María Fernández (España)
llampega
les flors de la magnòlia
en la penombra
relampaguea
las flores de la magnolia
en la penumbra
Joan Anton Mencos “mencs6” (España)
camino a la escuela
las ramas del almendro
llenas de brotes
Luis Herrero “luisherrero” (España)
¡Cerezos en flor!
Un jardinero poda
arbustos secos.
Javier Miranda “Higurashi” (España)
Al alba,
las flores del flamboyán
resplandecientes
Roberto Miguel Escaño (República Dominicana)
Cerezo en flor.
Vuelve a posarse
el herrerillo.
Leticia Sicilia “Hadaverde” (España)
puesta de sol-
la telaraña une
dos yemas del cerezo
Juan Carlos Moreno (España)
Pasan las nubes:
En la grieta del patio
las florecillas.
Carmen Conesa (España)
Cubren la charca
pétalos de ciruelo.
Bebe un gorrión
María Isabel Vidal “Mary Vidal” (Argentina)
musgo en la senda;
se deshielan las flores
de los almendros
Xaro Ortolá “Destellos” (España)
Aún más blanco
tras la suave lluvia,
cerezo en flor
Radoslav Ivélic (Chile)
Cielo sin nubes.
Entre los jacarandas
un espinillo.
Felisa Zicari (Argentina)
Ciruelo en flor.
El mirlo por el prado
picoteando
María Argentina “marymontaña” (España)
las nubes en la montaña-
las flores caídas de la buganvilla
Rogelio Rodríguez “Viento” (España)
cientos de grullas
sin nubes por delante –
almendro en flor
Rubén Marín “Benrû” (España)
Aún con vida
en las patas de la mantis,
la mariposa.
Roxana Dávila Peña (México)
almendros en flor –
una anciana de luto
baja del cementerio
Antonio Martínez (España)
En el silencio
de la siesta formoseña
el canto del zorzal
Julia Guzmán (Argentina)
bajando la cuesta
esas flores tan rojas
¡un tulípero!
Toñi Sánchez “Diente de león” (España)
Almendro en flor;
hace ya un año
que el gato no vuelve.
Manuel Díez “Orzas” (España)
Canta el cenzontle,
la copa del almendro
resplandeciente.
José Luis Solís “joseluisol” (México)
periquitos en flor…
también a manzanillas
huele el aire
Claudia Bakún (Argentina)
Rezando,
un mugido de vacas,
un zumbido de abejas.
Genaro Ortega (España)
Se pone el sol
en la flor del granado.
Veleta roja.
Susana Benet “Palmira” (España)
Tabacales.
En el brocal del pozo
flores de mimosa
Mercedes Pérez (España)
gotas de lluvia;
el viento trae
pétalos de geranio.
Maribel Núñez (España)
sombra del sauce.
al ras de los reflejos
las golondrinas
Ariel Bartolini (Argentina)
hiela la brisa –
en las flores de mimosa
el color del sol
Mirta Gili (Argentina)
Viento de abril.
La abeja no acierta
a posarse en el tojo.
Luis Carril (España)
volcándose
sobre la verja herrumbrada
almendro en flor
Luis Corrales (España)
de camino al cerezo,
fluye el agua
junto al carraspique
Elías Rovira (España)
Cementerio.
Deja atrás el cortejo
un ceibo en flor
Jorge Giallorenzi “Hitotsu” (Argentina)
sobre la mesa
la sombra de las flores;
amanecer
Anna María Santolaria “Estela” (España)
reposa el te –
la verdor del jardí
a cada tassa
reposa el té –
el verdor del jardín
en cada taza
Jordi Climent “jclimentb” (España)
Ropa tendida
Un ciruelo florece
junto a la verja
Elsa Pascual (España)
los deditos
del color amarillo
de la mariposa
Sergio Abadía (España)
Barranco de Huebro;
se esconde en las adelfas
una oropéndola.
José Manuel Gómez (España)
Remolinillos
en el borde del río;
cantan dos tordos.
Héctor González “GonzálezGonzález” (México)
almendros en flor-
el rocío que dejan
sobre mi ropa
Ángeles Hidalgo “Kaur” (España)
Un mangangá*…
La luz en el violeta
de los cardos
*mangangá: insecto himenóptero de cuerpo grueso y velludo que al volar produce un zumbido.
Lilí Balladares (Argentina)
Junto al cerezo
acariciando una yegua
antes de la lluvia
Gorka Arellano (España)
en el erial
los amarillos de las flores –
vuelo de cotorras
José Luis Vicent “J.L.Vicent” (España)
Una cometa
entre los guayabos.
Frío en primavera.
Esteban Sánchez Agudelo “estebansa.iearm” (Colombia)
cauquenes.
el humo de las chozas
no se deshace
Nicolás Gallego (Argentina)
Entre el granizo,
las flores de azahar
caen de hoja en hoja.
Juan Francisco Pérez “Raijo” (España)
Escarcha…
en el rosal
una crisálida.
Sandra Galarza “Pukara” (Ecuador)
Tierra en el viento.
Uno de los almendros
no florecía
María Victoria Porras “Mavi” (España)