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EL PEREJIL Y LAS SIETE HIERBAS. Haiku 43

43  

七くさや袴の紐の片むすび

Nanakusa ya hakama no himo no katamusubi

El festival de las siete hierbas-
el nudo imperfecto
de su pantalón.

Desglose:

 七くさ [nanakusa: día de las siete hierbas], [ya: partícula], [hakama: falda o pantalón tradicional, hasta los tobillos, atado a la cintura], [no: partícula], [himo: cuerda], [no: partícula], [kata: incompleto, imperfecto], むすび [musubi: nudo],

Comentario y notas culturales:

Ya hablamos, en el haiku número 17, sobre este Festival de las Siete Hierbas (七草の節句 nanakusa no sekku); el plato gastronómico por excelencia es el okayu, un tipo de arroz, que se consume para protegerse de los demonios, favorecer la longevidad y la buena suerte. Tiene un valor diurético, depurativo, tras las comidas de Año Nuevo. Las siete hierbas son: perejil japonés (seri), jaramago blanco, borriza, pamplina, lampsana, nabo y rábano. Este festival se celebraba el séptimo día del primer mes lunar y cambió al 7 de enero tras la revolución Meiji.

El hakama es una especie de falda o pantalón hasta los tobillos, utilizado, en su origen, sólo por los hombres: se ata a la cintura. Pronto se convirtió en una prenda nobiliaria, utilizada por los samuráis, hasta que en el periodo Edo comenzó a ser utilizada también por mujeres de alta posición. Actualmente se emplea sobre un kimono. Esta prenda se fija con cuatro tiras: dos largas y dos cortas. Para anudarla, existen dos métodos fundamentales: “la forma del guerrero o sin musubi, nudo correcto” (un nudo cuadrado simple) y el “método común o jumonji musubi” (diez nudos).  Día solemne y aquella persona con el nudo imperfecto: hay belleza en la asimetría, wabi-sabi, pero también preguntas sobre el motivo.

Haiku 41

41  

秩父入や鉄漿もらひ來る傘の下

 

yabuiri ya kane morai kuru kasa no shita

 

Las vacaciones de la criada-
bajo el parasol

el tinte negro de los dientes.

 

 

Yamauba con los dientes negros y Kintarô,
obra de Kitagawa Utamaro.

  Desglose:

 秩父入 [yabuiri: vacaciones del criado], [ya: partícula], 鉄漿 [kane: ohaguro o tinte negro de los dientes],もらひ 來る[morai y kuru: recibir, venir, regresar], [kasa: paraguas, parasol], [no: partícula], [shita: abajo, debajo].

Comentario y notas culturales:

 “Ohaguro” 鉄漿 [literalmente “bebida de hierro”] fue una costumbre ancestral, sobre todo en el oeste de Japón: una mujer casada debía tintar sus dientes de color negro, pues con esta acción reforzaba su belleza. El canon establecido para la mujer, en el periodo Edo, se fundamentaba en 3 colores: blanco (polvos para la cara), rojo (los labios) y negro (dientes y cejas).

Regresando al color negro, el ingrediente estaba formado por un líquido marrón oscuro, con hierro disuelto en él, polvos de nuez y tanino, e incluso protegía de las caries. El propio término es de uso aristocrático y en el palacio imperial de Kioto recibía otro nombre: 五倍子水 [fushimizu]. En el Genji Monogatari ya hay referencias al Ohaguro. Aunque a menudo se asocia exclusivamente a las mujeres casadas de la nobleza, la familia imperial  y los samuráis también pudieron ennegrecer sus dientes. Tras el periodo Edo, esta práctica se centró en mujeres solteras mayores de 18 años, casadas, cortesanas y geishas; en el mundo rural sólo en ocasiones concretas se realizaba (bodas, funerales), etc.

Según Basil Hall Chamberlain (1850-1935) en Things japanese (1905. En páginas 63-64), esta costumbre de ennegrecer los dientes es tan antigua como el 920 a.C, aunque se desconoce su razón. Finalmente fue prohibida para los hombres en 1870, incluso las mujeres lo han abandonado en Tokyo y Kyoto; para verlo hay que reparar en ciertos distritos rurales y remotos, como la costa noroeste o el extremo noreste (…) El líquido se pinta sobre los dientes por medio de un cepillo suave con plumas hasta obtener el color deseado.

EL POETA ANTE LA MUERTE: DEL TANKA AL HAIKU –con resonancias en nuestro Siglo de Oro-

 Raizan (1053-1716), el haijin que hoy nos ocupa, fue contemporáneo de Bashoo, siendo una década más joven que este, aunque sin pertenecer propiamente a su escuela.

  Raizan nos dejó un haiku entrañable al morir su único hijo, poema que nos puede dar idea de la depresión que entonces sintió a raíz del suceso.  Dicha muerte ocurrió en primavera. (ver ic.1):

haru no yume /  ki no chigawanu ga / urameshii

Una traducción “gramatical” y palabra por palabra, nos daría:

primavera – de – sueño  /  sentido (= facultades) – de – no perderlo /  es (tan) odioso!

  Elaborando la traducción, diremos:

Sueño vernal:
¡qué odioso yo me siento
no habiendo enloquecido! 

     El haijin se culpa a sí mismo por no haberse vuelto loco del dolor.  Tal vez una hipérbole de circunstancias, podemos pensar.

   Este haiku lo vamos a cotejar ahora con el poema de muerte del mismo Raizan, el cual entra dentro de cierta tradición japonesa, a saber:  el literato en cuestión escribe un poema ante su propia muerte.  En este caso, Raizan escribió un tanka, modalidad poética de la que había brotado históricamente el haiku en sus albores.  Este tanka de muerte presenta el esquema métrico clásico de 5/7/5 // 7/7 sílabas.  Resulta bastante evidente constatar que, históricamente, de la primera estrofa del tanka (5/7/5) pudo salir el poemita entonces llamado “hokku”, precursor del haiku (denominación esta última que data de fines del  s. XIX, traída por el haijin Shiki).

   El tanka de muerte de Raizan reza así  (ver ic. 2):

 ware wa tada /  umareeta toga de /  shinuru nari //  sore de urami mo / nani mo ka mo nashi

Mi muerte es solo
por el simple delito
de haber nacido:
no hay ya por qué odiarla
ni cosa semejante.

     Resulta curioso que la idea y la palabra usada por el poeta para el concepto de “odiar” en los respectivos poemas citados (“odioso” / “odiarla”) es prácticamente la misma en el haiku y en el tanka: urameshii, urami (ver ic.3), expresada con el mismo ideograma, en función adjetiva o verbal, respectivamente. Al decir Raizan  “no hay ya por qué odiarla” se sobreentiende que él mismo debe superar la tentación instintiva de odiarla.

   Leyendo este tanka, ¿quién entre nosotros no recordará el famoso monólogo de Segismundo en “La vida es sueño” de Calderón de la Barca (1600-1681), drama escrito en nuestra patria en ese mismo siglo XVII?:

¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!
Apurar cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
¿qué delito cometí
contra vosotros naciendo?
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia o rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

   Es el humanismo de la persona abatida por el destino el que ha unido a estos dos autores –Raizan y Calderón- en un común sentimiento:  esa inseguridad vital ante la muerte, y ese planteamiento del “porqué”.

  Ciertamente no tiene mucha lógica tal idea de que uno pueda ser culpable de algo por el mero hecho de haber nacido;  pero a veces las reflexiones se nublan ante la crudeza de una situación, y el entendimiento no alcanza a elevar el punto de mira hasta esa cierta altura que tanto el Budismo Zen como el Cristianismo nos  ofrecen .

Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala.
Universidad de Sevilla

Marzo 2021

(En La Geja, mi solitaria casa en el corazón de la Sierra de las Coronas -Ojós, Murcia-, son muy frecuentes, sobre todo en invierno, los temporales de viento que llegan a durar hasta tres días consecutivos. La casa, ubicada en el Cañadico de La Geja (antigua variedad de trigo que hoy ya no se cultiva), sufre las embestidas del viento que campa por sus fueros a lo largo de la cañada y se estrella contra sus altos muros rectilíneos).

 

El viento aullando por las ventanas,

                                                       entrando

             por las aberturas de la casa,

                                                               bramando

       en las ramas desnudas,

en las acículas de los pinos,

en la hojarasca, en los cerrojos,

en las ranuras, en los cristales

en las aristas, en los balcones,

en las barandas,

en los tejados…

llamando incesante en agitada espiral

con su aldaba invisible,

con su lengua inquieta

que no alcanza el alma a descifrar.

 

Insomnio.

Noche sin luna.
El silbido del aire
por las rendijas.

 

Marzo 2021

CONSTRUIR

Caída la tarde,
inmóvil en los charcos,
hilal, hilal

DECONSTRUIR

Incluir palabras extranjeras en un haiku japonés que se escribe en español puede parecer poco canónico.

Pero el espíritu del haiku es libre y la ruptura del canon no creo que le haga menos libre, sino más.

En mi entrega del mes pasado me referí al haiku como expresión de inocencia; y puse el ejemplo de la poesía de una niña de seis años al observar, asombrada, la huella de la pisada de una sandalia impresa en la nieve.

Al niño que llevamos dentro no le importa que una palabra sea extranjera o no.

Para empezar, es muy probable que tal niño no llegue a diferenciar las palabras por su origen, es decir, por si es extranjera o no. Su corazón inocente, como es puro, no puede ser léxicamente “racista”, por así decir.

Cualquier palabra le vale si se ajusta a su sensación.

En este poema que presento he incluido el término repetido de hilal que, en árabe, quiere decir “luna nueva”, esa luna, delgada como el borde de la uña, que vemos en el cielo los dos o tres primeros crepúsculos del ciclo lunar. Tan delgada que, en su primera aparición, apenas se distingue del cielo crepuscular del final de la tarde.

Cuando la veo en el cielo,  inconscientemente viene a mi labios esta palabra, hilal, que aprendí durante mi estancia de tres años en Irak. No aprendí mucho árabe, pero de esta palabra no me olvido. Los árabes tienen otras tres o cuatro palabras para referirse a la luna, dependiendo del tamaño con que la ven en el cielo.

La versión “no hilal” del haiku podría ser esta:

Caída la tarde,

inmóvil en los charcos,

la luna nueva.

Pero, para mí, no tiene gracia si comparo esta versión con la otra.

Este uso de términos extranjeros en la poesía me recuerda el empleo revolucionario que en ella realizó una poeta japonesa contemporánea. Se llama Machi Tawara y en su libro Aniversario de la ensalada (editorial Verbum) tiene tankas de una frescura y libertad sorprendentes, refrescantes. Como este:

Kono kyokuto
Kimete kaigan
zoi no michi
tobaru kiminari
hoteru Kariforunia

Escuchando la canción,
la canción de siempre
aceleras
por la carretera de la costa.
Hotel California.

En su poema, Hotel California, –dos términos extranjeros– es el título de un famoso álbum,  y una canción, del grupo rockero Eagles. ¿Qué importa?  Palabras del inglés (hoteru), del español (California), del árabe (hilal). Son solo palabras.

Y las palabras son solo flechas que lanzamos al espacio. Ni las palabras, ni su origen, deben embridar nuestra inspiración. ¿Se preocupa una flecha de su origen una vez que sale del arco?  Hilal, hilal.

 

TRANSPARENCIA Y OPACIDAD EN EL HAIKU

“El haiku no transforma el mundo; te pone en contacto con él,
te lleva a él,  te introduce en él”
Vicente Haya

     Partiendo de los artículos anteriores sobre antropología y transculturización del haiku, podríamos decir que la dinámica del mismo, no parte de la tradición literaria de Occidente sino como es sabido de Oriente y es difícil asumir una conciliación entre ambas, si no reconocemos como punto de partida la mutua influencia regional, cultural, nacional, etc. en la obra.

     Los caminos de la renovación desde la propia identidad, no son unilaterales y por supuesto, no implican la cancelación de las matrices tradicionales. En Occidente confluyen, por lo tanto, procesos inter y transculturales en los que se asimila la riqueza de la cultura japonesa armonizada con la propia.

     Cada haijin adquiere el derecho de ser escuchado por su propia voz, a través de la cual su obra adquiere legitimidad. Las razones de orden estético no estarían evidenciadas por el lugar de nacimiento del autor, su entorno, etc.; pero si influirían en el uso de regionalismos o en la concreción de realidades fácticas (basadas en hechos o limitadas a ellos) de su entorno y que quedarían reflejadas en el significado nocional y procedimental del mismo.

     Pero, como cualquier obra literaria el haiku adquiere proyección de futuro en la medida que se integre en la literatura mundial, conectando con la condición humana y renunciando a una concepción reduccionista y homogeneizadora y desde esta perspectiva, emerge un haijin bicultural con una clara intención de diálogo entre su saber autóctono y el oriental. Desde el punto de vista de la antropología moderna, el haijin de occidente incluye en su obra voces, referencias, información y realidades propias de su entorno (locus), usando también un registro lingüístico local para ir abriéndose desde este punto de partida a un horizonte lingüístico o fáctico más amplio.

     La profundidad de la lectura del haiku dependerá especialmente del tipo de receptor (lector): oriental, occidental, regional, local; el cual cuenta con unas competencias u otras, para asimilar las realidades fácticas compartidas por el haijin que escribe desde su propia realidad individual y social, recíproca y complementariamente alimentada por la universalidad de la tradición popular, de su cultura, locus, etnia, región, etc. El haijin como escritor transcultural, estructura el haiku logrando vincular su realidad con la cosmovisión, a través de la unión de sus vivencias personales con la memoria colectiva.

     Desde esta perspectiva es evidente que los aspectos estilísticos, formales, etc., así como el contexto sociológico son el marco que encuadra la creación literaria, convirtiéndose el haijin en un transculturizador atento, a través del cual la cultura local se imbrica para lograr transcender más allá, y finalmente conectar con la oriental.

     La riqueza cultural a la que pertenece el haijin, permite visualizar la tradición oriental en cada una de sus producciones, propiciando una amplia gama de isotropías, en las cuales se acrisolan culturas, saberes, idiosincrasias, etc. que eclosionan en un haiku genuino en el que están presentes el saber y el espacio autóctono en el momento de la creación, y cuyas improntas puede reconocer como propias la retina del lector.

    Enmarcamos lo dicho hasta ahora con haikus de autores clásicos japoneses y autores contemporáneos occidentales, en los cuales queda patente lo hasta ahora expuesto; así como el indicativo de universalidad de un arte que transciende con facilidad las fronteras territoriales por estar construido sobre las vivencias propias de cualquier ser humano.

Páramo seco:

un peine de mujer

entre las hierbas.

Ihara Saikaku (1642–93)

 

Casa en ruinas:

han tomado el jardín

las mariposas.

Io Sôgi (1421-1502)

Viento de Lebeche…

El brillo del cabello

entre las púas…

José Cortijo. Albacete (España)

 

Recién demolida…

En la única hilera de

tejas, las palomas.

Ana L. Navajas. Albacete(España)

BIBLIOGRAFÍA:

  • Arevalos, M. (1998). Fernando Ortiz: La Historia en una perspectiva transcultural. Cuadernos de literatura, Vol. 4, no. 7-8, 9, 146-155.
  • Barthes, Roland; Adolfo García Ortega, (traduccíon e introducción). (1991). El imperio de los signos. Madrid. Mondadori.
  • Bermejo, J. M. (2009). Instantes. Nueva antología del haiku japonés. Madrid: Hiperión.
  • Blyth, R. H. (1968): A History of Haiku. Tokyo: Hokuseido, vol, I.
  • Brower, G. L. (1968): «Brief note. The Japanese haiku in Hispanic Poetry». En: Monumenta Nipponica, XI–XII, 1-2.
  • D’Allemand, Patricia (1996): “Ángel Rama: el discurso de la transculturación”. ​Voz y escritura ​ 6, 7: 140-167.
  • Eliade, Mircea (1974): Tratado de historia de las religiones. Madrid: Ediciones Cristiandad.
  • El rincón del haiku v2.0. Haikus contemporáneos (Xaro la). Diciembre 2018. http://nueva.elrincondelhaiku.org/category/series-encurso/haikuscontemporaneos/
  • Haya, V. (2002). Aware. Iniciación al haiku japonés. Barcelona. Kairós.
  • Haya, V. (2002). El corazón del haiku. La expresión de lo sagrado. Mandala Ediciones.
  • Haya, Vicente 4). El espacio interior del haiku. Barcelona, Shinden Ediciones
  • Haya, V, Yamada, Akiko. (2007). Haiku-dô. El haiku como camino espiritual Madrid. Kairós.
  • Haya, V. (2008). Haiku Tsumami-Gokoro 150 haikus inmortales. Barcelona. Shinden.
  • Haya, V. (2010). 99 haikus de Mu-i. Varios autores. Coord. Vicente Haya. Madrid Mandala
  • Hearn, L. (Yakumo Kiozumi) (2011): Fantasmas de la China y del Japón. Sevilla: Ed. Espuela de Plata.
  • Penas, Mª A., Martín, R. (eds. y coords.) (2009): Traducción e interculturalidad. Aspectos metodológicos teóricos y prácticos. Rabat: Universidad Mohamed V de Rabat – Universidad de Bergen – Ed. Cantarabia.
  • Penas, Mª A. (2013): «La traducción intralingüística». En: Tomás Albaladejo y Mª A. Penas (eds.), Teoría y práctica de la traducción. Madrid: Síntesis, 1–32, en prensa.
  • Rodríguez-Izquierdo, F. (2010): El haiku japonés. Historia y traducción. Madrid: Hiperión.
  • Ortiz, F. (1983). Del fenómeno social de la «transculturación» y de su importancia en Cuba. Tomado de Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 4, 86-90. Revisado el 17 de Octubre de 2011 http://www.ffo.cult.cu/downloads/ortiz/Del_fenomeno_social_de_la_transculturacion.pdf
  • Ortiz, F. (1984). Ensayos etnográficos. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales
  • Portuondo, G. (1990). El problema antropológico y la superación del positivismo en Fernando Ortiz. Revista Vivarium, 23, 163-186

                                                                                                             

EL HAIKU: ANTROPOLOGÍA Y TRANSCULTURIZACIÓN EN UN MUNDO GLOBAL II.

    Dada la amplitud del tema tratado en el anterior artículo y partiendo de la interculturalidad del haiku abordado desde su universalidad, habría que resaltar la importancia de la globalización, fenómeno que ha propiciado la expansión de culturas y tradiciones literarias, pero evidenciando o poniendo en valor la adaptación de esta estrofa a occidente.

     El haiku alcanza dicha globalidad porque independientemente del espacio en el cual sea creado, siempre facilita la expresión de una experiencia conjunta por encima de la individualidad de las partes. Los objetos adquieren un valor cualitativo al no ser descritos desde el pensamiento argumentativo, puramente lógico, sino desde la sensación. Si partimos de los principios de la lógica, desprendemos a la estrofa de su esencia, así como de la fusión del sujeto y el objeto como unidad indivisible, adaptada siempre a la realidad que sucede en un tiempo y en un lugar determinado para posteriormente trascender y desmaterializar el poema del espíritu humano.

     Rodríguez Izquierdo (2010), afirma:

     …“el haiku no es el retrato de una imagen, sino un esbozo y tanto sentido estético hay en lo expresado como lo silenciado”.

     Los enunciados de un haiku superan el valor circunstancial del instante o momento para lograr adquirir un valor alternativo y permanente, dotado de una finalidad. Por lo tanto, podría ser considerado una descripción con carácter propio que muestra temática y sensaciones variadas, equiparable a una pintura impresionista que describe la impronta de emociones primarias desde diversos contenidos.

     El eje móvil de la fertilidad del haiku procede de la interculturalidad de la estrofa. Una cultura traslapa la otra y en esta colisión se transmutan ambas desde la hibridez que surge como fruto de dicho encuentro. Teniendo en cuenta el punto de vista de la antropología objetivista, en el cual las tradiciones locales y de grupo (como etnias, pueblos, etc) entran en una posible pugna más o menos desigual en la que ambas afirman su identidad y dejan huella la una en la otra que transformarán en materia prima de la obra literaria.

   Partimos por tanto, de la definición de transculturización de Fernando Ortiz, siendo los elementos claves de esta:

  • El uso particular de registros lingüísticos
  • La representación de las estructuras gramaticales, etc que provienen de la oralidad del entorno.
  • Así como la cosmovisión japonesa.

     Es decir, sin dejar de sentir como occidentales, vamos asimilando la nueva perspectiva estética influida por el pensamiento japonés. De este modo, se suceden simultáneamente procesos de exoculturización, así como de endoaculturización para llegar finalmente a una aculturización en la que se produce una influencia mutua y desde este proceso el haijin escribe e interpreta el haiku.

     Desde este punto de vista el antropólogo Fernando Ortiz entiende la transculturización como desprendimiento y pérdida parcial o total de la cultura original a la vez que se incorpora la nueva. Es decir, el haijin se neoculturiza en el momento de creación del haiku, traspasando su propio sentido, logra suspender el lenguaje creativo y se produce una asimilación estética, así como un enriquecimiento entre culturas. A modo de ejemplo, este haiku de Basho (diferentes traducciones):

¡Cuán admirable es

aquél que no piensa: la vida es efímera

al ver un relámpago!

¡qué admirable

quién no se siente efímero

ante el relámpago!

Desde este punto de vista Adolfo García Ortega, puntualiza:

     … “que el haiku es el placer de una escritura que nos libera de la incontinente carga ideológica occidental, permitiendo que el haijin se difumine y desparezca”.

     Como ejemplo de universalidad y de conexión global (tanto temática como culturalmente), hemos seleccionado algunos haikus de autores clásicos japoneses y contemporáneos:

Por un momento

parece que el gatito

vence a la hoja.

Kobayashi Issa (1763-1828)

Sol en la lluvia.

El gatico lame

las hojas del jazmín.

Mª V. Porras «Mavi».

   (Murcia-España)

 

Año Nuevo:

el gato en mi regazo,

lo único sucio.

Jakurô

Año Nuevo…

en el plato del gato

el mismo pienso.

Xaro Ortolá “Destellos”.

    (Alicante-España)

Constatamos que en estos haikus confluye tanto inter como transculturalmente el proceso de creación en el cual se extrae la riqueza cultural de Japón y de Occidente, superando el binarismo inicial para alcanzar finalmente la heterogeneidad unificadora, asumida desde la conciliación entre ambas culturas.

  

     Bibliografía:

 

DE KYOSHI A TAKASHI, UNA FAMILIA DE HAIJINES.

Como cierre a esta serie de artículos en la que hemos conocido cómo se vive el haiku en distintos lugares del planeta, nos acercamos a una de las familias más representativas del haiku en Japón. Más de un siglo separan los haikus de Kyoshi Takahama de los de sus bisnietos Hoshino Takashi y Toshiki Bojo, más de un siglo de momentos irrepetibles, de instantes vividos y compartidos unidos por una manera muy particular de entender el haiku.

Como complemento a la historia de estas generaciones de haijines una selección de más de cien haikus de Takahama Kyoshi, la mayoría de ellos inéditos en español.

 

Kyoshi Takahama nace el 22 de febrero de 1874 en lo que ahora es la ciudad de Matsuyama en la prefectura de Ehime. Su verdadero nombre era Kiyoshi Ikenouchi.Su padre, Ikenouchi Masatada, era un antiguo maestro de samurai y esgrima, también apasionado por el teatro tradicional. Sin embargo, con la restauración Meiji, pierde sus deberes oficiales y se retira convirtiéndose en agricultor. Kyoshi crece en un entorno rural, lo que influye en su afinidad con la naturaleza. A los nueve años, heredo la familia de su abuela y tomó su apellido, Takahama.

Siendo muy joven, a la edad de 17 años, Kyoshi comenzó a interesarse por el haiku y escribió una carta a Shiki Masaoka (1867-1902), que nació en la misma ciudad natal y tenía siete años más que él. Conoce a Shiki por Hekigodo Kawahigashi (1873-1937), un compañero y amigo de Iyo Jinjo Chugakko (Iyo Ordinary Middle School) en Matsuyama.

Shiki fue el que creó para él el seudónimo de Kyoshi, basado en su similitud con su nombre real, Kiyoshi. Pronto deja la universidad, a pesar de que Shiki le había aconsejado lo contrario, para trabajar como editor y crítico literario para la revista literaria Nihonjin. Mientras trabaja, también publica haikus. Se casa en 1897 con Ito Oshima, la hija de su casero, de cuyo matrimonio nacerían cinco hijos.

Kyoshi y su esposa Ito

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En aquella época conoce a Natsume Soseki, con quien compartiría una larga amistad.También se hace cargo de la columna de haiku del “Kokumin Shimbun” (Periódico Popular) mientras ayudaba a Masao Ikenouchi, su hermano mayor, a dirigir una casa de huéspedes.

En 1898, Kyoshi Takahama asumió la dirección de la revista haiku «Hototogisu» (El cuco) que Kyokudo Yanagihara y Shiki Masaoka habían cofundado el año anterior. En “Haiku Nyuhmon” (Un primer paso hacia el haiku), publicado en abril de ese mismo año, subrayó la importancia del ritmo musical de las palabras, describiendo cómo el haiku y la pintura se corresponden en muchos aspectos. Como el funcionamiento de “Hototogisu” se hizo más difícil, Kyoshi decidió trasladar su editorial a su propia casa.

En 1902 fallece Shiki. Kyoshi se encontraba en aquel momento con él:

Shiki yuku ya juhshichi nichi no getsumei ni

 

Shiki falleció.

La luna en su decimoséptimo día

serenamente brillante.

 

«Salí al jardín alrededor de la medianoche. La hermosa luna estaba arriba en el cielo, por encima de los enrejados de calabaza. Mirándola, mi corazón estaba lleno de una emoción inefable»

Kyoshi escribió principalmente novelas desde 1907 hasta 1912, con títulos como “Haikaishi” («El maestro de Haiku»), que apareció como una fotonovela en los periódicos, “Bonjin” («Una persona común») o “Chōsen” («Corea»).

En 1912 sufrió de fiebre tifoidea, lo que le hizo ser cauteloso con su salud, y por ello trató de no agotar sus fuerzas físicas escribiendo novelas. Sentía que escribir prosa requería mucha más fuerza que el haiku, así que decidió que la escritura haiku sería más adecuada para él.

Las diferencias de opinión en cuanto al haiku se hacen cada vez más notorias entre Hekigodo Kawahigashi y Kyoshi. En aquellos días, el grupo de poetas afines a Hekigodo defendía la composición del haiku sin el uso de palabras estación (kigo) o la regla de 17 sílabas fijas dispuestas en grupos de tres palabras de cinco, siete y cinco sílabas. Este tipo de haiku se llama jiyuhritsu (metro de estilo libre) -no se ajusta a la forma tradicional y justifica la composición hipermetrica e irregular. Seisensui Ogiwara, Hosai Ozaki y Santoka Taneda son el claro ejemplo de los que se comprometieron con este tipo de haiku.

A la edad de 39 años, en 1913, Kyoshi decidió volver a los círculos de haiku.

 

shimo fureba shimo wo tate to su nori no shiro

 

Si hay una helada

la usaré como escudo

en el castillo de la ley.

 

Escéptico ante la nueva tendencia impulsada por el grupo de Hekigodo, Kyoshi consideraba el haiku como un arte literario que estaba profundamente conectado con la tradición y las convenciones. Su teoría es que los poetas de haiku son capaces de producir obras originales y no deben poner en palabras lo que sea que vean. En su lugar, deberían hacer un esfuerzo por mirar más de cerca y añadir algo innovador. Publicó entonces “Haiku towa Donna Mono ka” (¿Qué clase de arte es el Haiku? 1914), “Haiku no Tsukuriyoh” (Cómo componer Haiku, 1914), y “Susumubeki Haiku no Michi” (El camino por el que el Haiku debe avanzar, 1918).

Además de esto, continúa escribiendo noticias, modifica “Hototogisu” y escribe otra novela, “Futatsu Kaki” («Dos caquis «, en 1915). También comienza a mostrar interés en el teatro tradicional Noh y él mismo escribe algunas obras de teatro.

El 1 de junio de 1927 Kyoshi, como parte de un discurso, definió el haiku como poesía de kachoh-fuhei (composiciones poéticas sobre pájaros y flores) – esto ha sido ampliamente aceptado por la mayoría. En su discurso, expuso su concepto general de kachoh-fuhei, las características de los materiales de haiku, y la diferencia entre haiku y otros géneros literarios.

Para Kyoshi, el haiku es una composición de poemas que describe los fenómenos de la naturaleza que tienen lugar de acuerdo con el cambio de estación, así como los fenómenos de los asuntos humanos que los acompañan. En segundo lugar, lo que ha sido comúnmente compartido por la mayoría de los poetas haiku es el arte de usar la belleza de la naturaleza como centro del tema. En tercer lugar, aunque las obras de teatro y las novelas son las más frecuentes en la literatura, se debe permitir la admisión de escritos de diversa índole en la extensa escena literaria. Entre ellos, el haiku tiene su propio valor como forma literaria en la que, distanciándose de los conflictos y enredos, se vierte amor por la naturaleza, se recibe afecto de la naturaleza en respuesta y se representa la naturaleza.

 

toshi wo motte kyojin to shitari ayumi saru

 

Considerando el año pasado

como un gigante.

Me marcho.

 

Mientras que el año pasado se personifica y se describe como un gigante que pasa, el poeta se aleja de su yo del año anterior, dándose cuenta de que la actividad de cada uno puede ser insignificante en comparación con el lapso de tiempo que constituye la Historia.

 

Muchos seguidores apoyaron su visión del haiku, y “Hototogisu” se convirtió en una importante revista a la que un gran número de poetas contribuyeron con sus haikus.

 

ikanago ni mazu hashi oroshi haha koishi

 

Para comer lanzón

primero pongo mis palillos en el suelo.

Anhelo a mi madre.

Lanzón: pez que habita en el Océano Atlántico y el Océano Pacífico.

 

En 1936 viaja a Europa. Durante su estancia en Londres escribe:

 

fumite sugu daisy no hana okiagaru

 

Justo después de pisar

las flores de las margaritas

se levantaron.

 

 

suzumera mo hito wo osorenu kuni no haru

 

Los gorriones

tampoco le temen a la gente-

La primavera en el campo

 

Ajeno a todo el debate generado en torno a su postura respecto al haiku, Kyoshi hizo todo lo posible para no estar involucrado en el mencionado debate ni desconcertado por las cosas que sucedieron en el mundo del haiku en aquellos años y Hototogisu alcanzó su edición número 500 en 1938.

Cuando se fundó Nihon Haiku Sakka Kyokai, la Asociación de Escritores Japoneses, Kyoshi asumió el cargo de presidente. Algunos poetas abogaron por el haiku de verso libre o ritmo interno sin la forma silábica de 5-7-5 y sin kigo. Aunque no estaba de acuerdo con ello, se vio obligado a incluir a estos escritores en la asociación, después de que las autoridades educativas del gobierno japonés le aconsejaran que lo hiciera. La presión surgió como resultado del movimiento contra la guerra, en el que participaron poetas de haiku en 1941.

 

ohzora ni mata waki-ideshi kotori kana

 

Una vez más en el cielo azul

comienzan a cantar.

Pajaritos

 

En 1942, Nihon Haiku Sakka Kyokai se convirtió en Nihon Bungaku Hokokukai Haiku-bu (División Haiku, la Asociación de Literatura Japonesa de Servicio Nacional), con Kyoshi como presidente.

En marzo de 1951, Toshio, hijo de Kyoshi, se hizo cargo de la columna de haikus de Hototogisu. Kyoshi se dedicó a “Tamamo”, la revista de haiku presidida por su hijaTatsuko, ya que la consideraba un lugar apropiado para su actividad tras su jubilación. Aunque Kusadao Nakamura y otros poetas de la generación más joven se dedicaron a publicar haikus de naturaleza y pensamiento social, Kyoshi, que no se sintió conmovido por la tendencia de la nueva era, persistió en su visión del haiku tradicional y no se avergonzó de hablar de sí mismo como un luchador de sumo yokuzuna del más alto rango en el mundo del haiku.

 

Sorame shite hitai ni ataru fuyubi kana

 

Una mirada hacia arriba,

en la frente

brilla el sol de invierno.

 

 

Aratamete taiko uchidasu uramatsuri

 

Después de un tiempo

empiezan a golpear el tambor de nuevo:

un festival a la orilla del mar

 

Kyoshi publicó “Kyoshi Jiden” (Kyoshi, una autobiografía, 1955), “650 Ku” (Una selección de 650 Haiku, 1955), y “Ku Nikki” (Un diario de Haiku, 1958), expresando los sentimientos de sus últimos años.

El famoso haiku sobre el viento otoñal es considerado por los críticos «un autorretrato del poeta en su vejez».

 

akikaze ya kokoro hagesite kuchi tomaru

 

El viento de otoño,

todo se desvaneció en mi corazón.

Ni una palabra que decir….

 

Takahama Kyoshi vivió su vida con dignidad y logró mantener su postura por encima de luchas de clases, de revoluciones artísticas, de la posguerra y la devastación. Entre los socios, amigos, discípulos y seguidores de la tradición de Hototogisu están los mejores haijines del siglo pasado.

 

Yamabuki no kuki no aosa ni hana imada

 

El color del tallo de la kerria japonesa

es verde:

Las flores no han salido

 

Mirando este haiku, que escribe ya anciano, es evidente que Kyoshi era un hombre de temple que todavía tenía un trabajo al que se dedicaba y que sentía como si lo mejor de su vida estuviera todavía oculto y que aparecería en los años venideros.

 

Fuyugare ni ware wa tatazumi hito wa yuku

 

En una desolada escena invernal

me quedo quieto

mientras que la gente pasa.

 

Desafortunadamente, el 1 de abril de 1959, en el año 34 de Showa, tuvo una hemorragia cerebral y cayó en coma. Justo antes de las 4 de la mañana del 8 de abril su corazón dejó de latir. Se celebró un funeral sólo para los miembros de la familia, y fue enterrado en el cementerio del Templo Jufukuji en Kamakura. Tenía 85 años.

Se le otorgó la Orden del Tesoro Sagrado de primera clase a título póstumo.

Hoy, Kyoshi sigue siendo referencia mundial para todos los amantes del haiku y sus poemas cautivan a cientos de seguidores.

yuragi miyu hayku no tsubaki ga sanbyaku ni

 

Viendo cien camelias

temblar ligeramente.

Veo trescientas

 

Gran amante de las camelias, Kyoshi tenía infinidad de ellas plantadas en el jardín de su casa de Kamakura.

 

LA SEGUNDA GENERACIÓN

Takahama Toshio: Hijo mayor de Kyoshi, nació el 16 de diciembre de 1900 en Tokio.

Se graduó en la Escuela Superior de Comercio de Otaru (más tarde Universidad de Comercio de Otaru) Animado por su padre, también destacó como haijin, fundando la revista “Haicai” (Haiku) (1938). Trabajó para popularizar el renku (poemas largos de haiku). Sucedió a su padre como director de “Hototogisu” en 1959 hasta su muerte en 1979. 

kawarake ni shimiyuku miki ya hatsumôde

 

           sake sagrado

           en la loza de barro.

           Santuario de Año Nuevo

 

“Prose with a poetic haiku flavor” (Takahama Toshio complete works) (1996) Tankobon Hardcover – Editor: Umezato Shobo

(“Prosa con un sabor poético, obras completas de Takahama Toshio”)

 

Tsukihanasu mizao ya iwa no sumiregusa

 

Íbamos a chocar,

el remo contra la roca

donde florece la sumiregusa.

 

Monumento de Takahama Toshio en Ishikari

 

Hoshino Tatsuko (1903​-1984) nació en Kōjimachi, Tokio, y era la segunda hija de Takahama Kyoshi. Después de casarse con el nieto de Hoshino Tenchi, fue animada por su padre a empezar a escribir haiku y pronto mostró un talento asombroso.

En 1930 Kyoshi funda la revista “Tamamo” exclusivamente para mujeres y le cede su dirección a Tatsuko. Dos años más tarde, ella se unió al círculo literario

de “Hototogisu” donde compartió la posición de liderazgo con Nakamura Teijo. A ambas se les unieron más adelante Hashimoto Takako y Mitsuhashi Takajo.

En 1937 Hoshino publicó su primera antología de haiku, a la cual siguieron otros volúmenes incluyendo “Kamakura”, “Sasame” y “Jitsui”. Su estilo permaneció fiel a la insistencia de su padre en las formas tradicionales, y en el uso del simbolismo natural, pero unido a su amor por la naturaleza y una aproximación suave y femenina a la vida diaria.

Después de la muerte de su padre, Hoshino se convirtió en la seleccionadora de haiku para el periódico “Asahi Shimbun”, y contribuyó en columnas de haiku en varios diarios y revistas.

 

La belleza del cielo

efímera como un vuelo

de ocas salvajes.

 

Además de haiku, publicó también documentales de viaje, incluyendo “Tamamo haiwa” («Historias del Grupo Tamamo») y “Yamato Seki-Butsu” («Budas de Piedra de Yamato»).

Hoshino empezó viviendo en Kamakura, en la prefectura de Kanagawa en 1911, siguiéndole un corto periodo en Tokio, volvió a Kamakura en 1931, creyéndolo un lugar ideal para criar a sus hijos. Falleció en 1984 a la edad de 80 años. Su tumba se encuentra en el templo de Jufuku-ji en Kamakura.

 

Tatsuko ya tuki o aogu

 

Mi nombre Tatsuko

me lo dio mi padre:

Miro a la luna.

 

Tatsuko significa “niño que está de pie

 

samushi to wa kono yo no koto yo haka ogamu

 

Frío

de eso se trata este mundo.

Rezo en su tumba

 

 

enpitsu de kaku oto shizuka chuurippu

 

El sonido silencioso

de escribir con lápiz.

Tulipanes

 

 

hatsu tsubame kyoo no tame naru chindonya

 

la primera golondrina –

una banda de Chindonya

sólo por hoy.

 

Chindonya ちんどん屋: Músico de la calle.

 

Haruko Takagi, tercera hija de Kyoshi, nació el 9 de enero de 1915 en la Prefectura de Kanagawa.

Al igual que su padre, fue miembro de “Hototogisu” y más tarde presidenta del grupo literario “Tamamokai” Publicó varios libros, algunos dedicados a su padre, así como una variada obra poética: “Kyoshi Takahama at kew”, publicado en 1960, “Seikyo: kushū” (1977), “Takagi Haruko shū” publicado en 1978 , “Harukanaru chichi Kyoshi” (1983), “Haruko kushū” o “Mihotori”

Falleció el 22 de Octubre del año 2000.

 

¡Ser un oso

invernando

al fondo de su cueva!

 

naga tsuyu ni arugamama naru koto wa yoki

 

Larga estación de lluvias.

Es bueno que las cosas sean

lo que son.

 

 

fukurô mo kitsune mo nakishi mukashi shiru

 

Conozco

los viejos tiempos

cuando un búho y un zorro lloraban

 

La cuarta hija de Takahama Kyoshi falleció de forma prematura. Esta fuerte experiencia se manifestó en el haiku y en la vida de Kyoshi, que siempre tuvo presente la fugacidad de ésta.

Este haiku lo compuso en aquel duro momento:

 

haruoshimu rinnenotsukihi madoniari

 

El sol y la luna,

transmigrando en la ventana.

Aprecio la primavera que se va.

 

 

Su otro hijo varón, Tomojirō Ikenouchi, nacido el 21 de octubre de 1906 en Tokio y fallecido en esa ciudad el 3 de marzo de 1991, fue compositor musical. Estudió música en el Conservatorio de París, a donde llegó en 1927 y allí estudió con Lazare Lévy piano y con Henri Büsser composición. Tuvo una gran influencia como profesor en la Universidad de las Artes de Tokio. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1952. Fue el único que no se dedicó al haiku en la familia.

 

LA TERCERA GENERACIÓN

Hoshino Tsubaki, hija de Tatsuko, nieta de Kyoshi, nació en 1930 en Tokio.

Una de las haijines más influyentes de Japón, Tsubaki es una haijin neoclásica por excelencia.

 

El mar se extiende

hasta donde se puede ver.

el cielo azul de mayo

 

Su nombre, Tsubaki, significa camelia, claro homenaje a su abuelo Kyoshi.

 

 

 

hototogisu naku kata no mado akete oku

 

Dejo la ventana abierta

donde un cuco

está cantando

 

 

yuuu-Fuji ni eda sashi-nobete kaeri-bana

 

Una rama que se estira

hacia el monte Fuji,

un florecimiento fuera de temporada

 

 

Kamakura wa nami no oto yori ake yasushi

 

En Kamakura

el amanecer rompe con el sonido de las olas,

cada vez más temprano

 

Kamakura es donde Kyoshi vivió y trabajó la mayor parte de su vida después de dejar su ciudad natal, Matsuyama. Tsubaki y su hijo, Takashi, han fundado allí un museo de haiku en honor de Kyoshi y de la madre de Tsubaki, Tatsuko. El museo se ha convertido en un centro de estudios y composición de haiku. Como indica el haiku, los residentes de este pueblo costero siempre están conscientes del mar.

 

higurashi no soroeba tsuki mo noborikeri

 

cuando las cigarras de la tarde

están todas allí

la luna empieza a salir

 

 

Inahata Teiko, nace el 8 de enero de 1931 en Yokohama. Hija de Takahama Toshio y nieta de Kyoshi, comenzó a escribir haiku desde su más tierna infancia, al igual que todos los niños de su familia.

“Crecí en una casa donde escuchaba la reuniones de poetas escribiendo haiku o reunidos para estudiar el Sarumino, un libro de Bash, bajo la dirección de mi padre. Yo también lo acompañaba a ginko o a salidas a contemplar la naturaleza y hacer haiku. Intentaba copiar a los poetas en sus gestos y en su forma de escribir haiku. Siempre me he sentido muy agradecida de ese ambiente favorable de mi vida” cuenta Teiko de su infancia.

Se casó en 1956 y ha tenido dos hijos y una hija.

Sus haikus, escritos durante todos estos años, fueron recopilados y publicados en 1976 en el libro “Teiko Kushu” (The collected haiku of Teiko) en 1976.

Tras la muerte de su padre ella asumió su lugar en “Hototogisu”. En el año 1985 publica “Teiko Daini Kushu” (The Second collected haiku of Teiko).

Dos años después funda la Asociación Japonesa de Haiku Tradicional, de la que es directora. Desde entonces ha viajado incansablemente por toda Europa, Norteamérica y China. Es la directora del Kyoshi Memorial Museum, dedicado a la figura de su abuelo y miembro de la Asociación Internacional de Haiku. Además es la encargada de la publicación de haiku en el prestigioso periódico Asahi Shinbun.

Ha publicado entre otras obras “Teiko Daisan Kushu” (The Third Collected Haiku of Teiko) en 1990, “Shoji Akari” (Light trough the screens) en 1996, y “Sayuragi” (Suave Balanceo) en 2001.

Además ha intentado acercar el haiku a todo tipo de personas a través de sus libros “Shizen to katariau yasashii haiku” (Haiku fácil para hablar con la Naturaleza) 1978, y “Haiku ni shitashimu” (Crecimiento familiar con el haiku) 1985.

En uno de sus textos, “Invitación al haiku”, dice:

Una flor es hermosa, luego cae y muere… La naturaleza nos ofrece la belleza y la emoción por un lado, pero por otro la fealdad y el terror. Cuando tu corazón, tocado por la naturaleza, aprende a pensar, a sentir, a agradar, a lamentarse, a anhelar, a compadecerse, es donde nace el haiku. Las hierbas desconocidas al borde del camino muestran la fuerza de la vida mientras una cáscara vacía de cigarra habla de la maravilla de la vida. La compasión por lo que sucede en cada una de las cuatro estaciones da a luz al haiku”.

 

tada inoru rakka utsukushi karishi hi ni

 

nada como una oración

en este día cuando las flores de cerezo

caen bellamente

 

 

kyô nanimo kamo nanimo kamo haru rashiku

 

Hoy,

todo, en todas partes

dice primavera.

 

 

sora to iu jiyû tsuru maiyamazaruwa

 

en la libertad del cielo

las grullas

vuelan incesantemente.

 

 

LA CUARTA GENERACIÓN

Hoshino Takashi: Nació en la Prefectura de Kanagawa en 1952. Hijo mayor de Tsubaki Hoshino, nieto de Tatsuko Hoshino, y bisnieto de Kyoshi Takahama. Comenzó a escribir haiku en su adolescencia, estudiando con su abuela Tatsuko. Es presidente de la revista haiku «Tamamo», director del Kamakura Kyoshi Tatsuko Memorial Museum, miembro de la Asociación de Haiku Clásico Japonés, miembro de la Asociación de Escritores Japoneses, conferenciante del Centro Cultural Asahi y miembro de la revista Hototogisu. Ha publicado muchas colecciones de haiku, incluyendo “Zankyo”.

Durante un viaje a España en 2014 comentó: “He oído que actualmente se está produciendo un boom del haiku en España, y que la población de haiku ha alcanzado hasta 10.000 personas. También han publicado varias revistas de haiku”

 

乾鮭や顔半分は無表情

 

Un salmón seco:

La mitad de su cara

no tiene expresión

“El buen haiku no puede ser producido simplemente usando palabras que son difíciles de entender; el haiku que se compone de palabras que se usan en conversaciones regulares es mucho más fácil de entender por los lectores. Para ello, en lugar de dejar la interpretación en manos del lector, es importante componer pensando en el público. Mi objetivo es escribir haiku que de alguna manera pueda traer alegría y felicidad al lector”

 

ame no na mo iroiro arishi kure no aki

 

Tantos nombres diferentes

para la lluvia….

final del otoño

 

shûsei ya rinchû ni aru ikoi ishi

 

Voz de otoño-

una piedra relajante

en el bosque

 

 

mitubishi no kamon ni tomari akatombo

 

Sobrevolando

el escudo de la familia Mitubishi

una libélula roja

 

akikaze no ushiro ni zôkibayashi ari

 

Detrás

del viento otoñal,

un matorral

 

soretonaku umi o miteori iwashigumo

 

Indirectamente

observando las nubes de sardinas

del océano.

 

hoshizora ni daishô wa naku hi’iragi sasu

 

Estrellas en el cielo

no hay diferencia de tamaño

una rama de acebo en la puerta

El último día de invierno, aproximadamente el 3 de febrero, los japoneses ponen una rama de acebo con cabeza de sardina en la entrada para defender su casa de espíritus malignos.

 

akatombo yûyake wa mada saki no koto

 

Libélula roja

un montón de tiempo todavía

antes de la puesta del sol

 

 

Toshiki Bohjoh, nació el 7 de julio de 1957. Es nieto de Toshio y bisnieto de Kyoshi.

Toshiki se graduó en la Universidad de Gakushuin, es el editor de la revista de haiku “Flores y pájaros” Kachoo 花鳥 y miembro del Grupo Hototogisu Haiku y a menudo modera programas de haiku de la NHK. Editor en jefe de la revista de haiku «Hanatori» y director de la Asociación de Haiku Tradicional de Japón, al igual que su bisabuelo, es partidario de escribir haikus sencillos con kigo.

 

ushi mitsu no kuriya no banana magaru nari

 

En la oscuridad de la noche

el plátano en la vieja cocina

está doblado.

 

Su madre es Nakako Bojhoh la nieta a quien Kyoshi dedicó este haiku para animarla cuando entró en la escuela de enfermería:

 

shunchohni tatoirokaiwa omokutomo

 

Incluso si el remo es pesado

a contracorriente

de la marea primaveral

 

Kyoshi ujoo kyoshi ki hihijoo namu amida

 

Misericordioso Kyoshi

no el misericordioso Día de Recuerdo a Kyoshi.

Namu Amida.

 

Kyoshi había escrito a los ochenta años:

 

akeyasushi kachoo fuuei namu amida

 

Temprano en la mañana de verano.

componiendo haikus de naturaleza

Namu amida.

 

  • namu amida es un sutra budista que significa “Creo en Amida Buda””.
  • Amida es una de las figuras salvadoras más elevadas del budismo japonés, y la fe de Amida se ocupa principalmente de la vida por venir, la vida en el más allá. Amida es también uno de los Cinco Tathagata de la Sabiduría. La mundialmente famosa estatua del Gran Buda (Daibutsu) en Kamakura, de unos 15 metros de altura, es Amida. Para los seguidores de las sectas de la Tierra Pura de Japón (Joodoshuu) Amida ha eclipsado al Buda Histórico como la divinidad más popular en las tradiciones Mahayana de Japón.

 

El día 8 de Abril se celebra el Memorial de Kyoshi en Japón.

 

SELECCIÓN DE HAIKUS DE TAKAHAMA KYOSHI

 

haru-same no ikoh ni omoshi koi-goromo

Lluvia de primavera,

pesadas en un vestidor

las ropas de amor

dotoh iwa wo kamu ware wo kami ka to oboro no yo

Las olas crecientes baten las rocas

como si pensara que soy un dios,

en una noche de luna brumosa

sono naka ni chiisaki kami ya tsubo sumire

En el medio de esto,

un pequeño dios:

una violeta en el jarrón

umi ni irite umare kawaroh oboro-zuki

Sumergiéndose en el mar

la Luna nebulosa-

Podría renacer

kaya goshi ni kusuri niru haha wo kanashimi tsu

Sentir pena por mamá

que está hirviendo a fuego lento

la medicina fuera del mosquitero.

choh-choh no mono kuu oto no shizukasa yo

Una mariposa comiendo algo

un sonido que es

silencio

hebi ana wo dete mireba Chou no tenka nari

Saliendo del agujero

una serpiente ha descubierto

¡Ese Chou se ha convertido en el gobernante de la nación!

mimi tohki ukiyo no koto ya fuyu-gomori

Cansado de oír

cosas mundanas:

confinamiento de invierno

kame naku ya mina orokanaru mura no mono

Una tortuga está llorando:

Toda la gente es

estúpida en el pueblo

bara kurete seisho kashitaru onna kana

Regalando rosas,

una mujer

me prestó una biblia.

haru no yo ya tsukue no ue no hiji-makura

Noche de primavera,

una almohada de codos

sobre el escritorio.

tohyama ni hi no ataritaru kareno kana

Una montaña lejana.

Visto a la luz del sol:

un campo desolado.

 

utsukushi hito ya kogai no tama-dasuki

Una bella mujer criadora de gusanos.

Las mangas de su kimono

retiradas con una faja blanca.

hada nuide kami suku niwa ya boke no hana

En el jardín, desnuda,

ella peina su cabello;

flores de membrillo japonés.

Uchi-mizu ni shibaraku fuji no shizuku kana

La glorieta regada.

Las flores de la glicinia están goteando

por un corto tiempo.

shohsetsu ni ono-ga tenchi ya roka okoru

Una novela crea

mi propio universo,

el fuego del hogar se caldea.

kyohdai no kokoro kotonaru samusa kana

La diferencia en los corazones

de los hermanos

me hace sentir frío.

horohoro to naki-au ama ya wasabi-zuke

Derramando grandes gotas de lágrimas

las monjas están comiendo juntas,

wasabi-zuke*

*Rábanos picantes japoneses cortados en rodajas y mezclados con sobras de sake.

gyohzui no onna ni horeru karasu kana

Una mujer dándose una baño.

Un cuervo se enamora

¡de ella!

Éste es un haiku ingenioso e irónico en el que no se puede saber si el poeta es serio o está bromeando. Al situar el cuervo negro a su lado, resalta eficazmente la llamativa blancura de la piel de una mujer desnuda.

ai-shitau mura no hi futatsu mushi no koe

Dos luces del pueblo

Anhelando el uno al otro

Canto de insectos

hirune samete sono-mama kumo wo mi-iru nari

Habiendo despertado de una siesta por la tarde

me quedé allí

para observar las nubes

za wo agete koi honomeku ya uta-karuta

Toda la compañía se entusiasma

con el latir de los corazones de los amantes

jugando karuta.

El Uta-garuta es un juego de cartas tradicional de Japón basado en una antología de poemas llamada Hyakunin Isshu (百人一首 «Cien personas, un poema»?), en la que hay cien autores y cada uno de ellos tiene escrito un poema waka. Se juega habitualmente en Año Nuevo. También es llamado habitualmente かるた karuta, que es más corto. Se trata de memorizar las parejas de cartas. Un jugador leerá poemas y otros buscarán su pareja. Memorizando los poemas, antes se podrá coger la pareja que le corresponde a cada poema.

sutare-yuku machi ya kohmori hito ni tobu

 

Una ciudad en ruinas:

los murciélagos están volando

alrededor de la gente

shuh-sen ya sabishiki kao no ken-fujin

Un abanico otoñal:

el rostro solitario

de una dama astuta.

kimi to ware uso ni horeba ya aki no kure

Tú y yo desearíamos

haber amado las mentiras del otro.

Finales de otoño

akizora wo futatsu ni tateri shii taiju

Dividiendo el cielo otoñal

en dos

un enorme árbol chinquapin.

roh-soh no hone sashi ni kuru yabu-ka kana

Mosquitos rayados

vienen a morder los huesos

¡de un viejo sacerdote!

oyoso tenka ni Kyorai hodo no chiisaki haka ni mairi keri

¡Visité la modesta tumba

de Kyorai, famoso

como poeta haiku en todo el mundo!

inago tobu oto osa ni nite hikuki kana

Las langostas

hacen un ruido parecido

al de un telar manual

ohdera wo tsutsumite wameku konome kana

Envolviendo el gran templo

las yemas de los árboles

¡Chillan!

kusamoyuno daichiniyuruki jishinkana

Un suave terremoto

la hierba brotando

en la tierra

kamakura wo odorokashitaru yokan ari

El frío aún persiste

lo que fue una sorpresa

para Kamakura.

budo no tane haki-dashite koto wo kesshitari

Una semilla de uva

que se escupe,

una decisión tomada

tsuyu no miki shizukani semi no aruki ori

El tronco húmedo.

Una cigarra está caminando

silenciosamente.

kisogawa no imakoso hikare wataridori

Ah, el río Kiso,

brilla en este mismo momento:

aves migratorias.

no wo yaite kaereba tohka haha yasashi

Regresar después de quemar un campo

la luz está encendida:

mamá es dulce en casa

A principios de la primavera, los agricultores eliminan las malas hierbas y queman la hierba seca de los campos para exterminar las plagas de insectos. después de echar una mano, un niño regresa a casa y se encuentra cómodo allí. Los lectores seguramente sentirán el afecto que el niño y su madre comparten.

shuhten no shita ni nogiku no kaben kaku

Bajo el cielo otoñal

un pétalo de un crisantemo silvestre.

Extrañado

doka to toku natsu-obi ni ku wo kake to koso

Con un ruido sordo, ella desató

su ancha faja, diciéndome

escribe un haiku en ella.

Presumiblemente esto describe una escena de un lujoso restaurante en el que una geisha que estaba quizás ligeramente borracha pidió un haiku al poeta y se desabrochó la cintura de su obi para que lo escribiera en él.

ningyoh mada ikite ugokazu kairaishi

Una marioneta no ha estado viva todavía.

Para moverse en el escenario:

un titiritero

atarashiki bohshi kaketari kabi no yado

Ponerse

un sombrero nuevo

en la pensión mohosa.

Durante la temporada de lluvias en japón, es común que el moho crezca en las paredes. En una ocasión en que el poeta se hospedaba en una posada, tuvo que colgar su sombrero recién comprado en la estaca de la pared que notó que tenía parches de moho en desarrollo.

saezuri no taiju no shita no chamise kana

Una tienda de té

bajo el gran árbol

donde los pájaros pían.

 

manjushage areba kanarazu muchi utare

Los lirios de la araña roja

no pueden

ser azotados.

Estas flores, lirios de araña roja, que pertenecen a la familia de las amarilis, también se llaman higan-bana (la flor de la otra orilla), son rojas o blancas y tienen una apariencia espeluznante. Cuelgan cabeza abajo, como si les hubiera azotado el viento.

harusamu no yorisoi yukeba hito-me aru

Sentir frío en primavera.

Caminamos cerca el uno del otro

y la gente nos mira.

haku-botan to iu to iedomo koh honoka

Aunque se llama

peonía blanca

el rosa es ligeramente perceptible.

tatazumeba ochiba sasayaku hinata kana

Estar quieto por un rato.

Las hojas caídas susurran

en el lugar soleado.

megumu naru taiju no miki ni mimi wo yose

Al tronco de un gran árbol

del que brotan hojas

se acercan los oídos.

ohzora ni nobi katamukeru fuyugi kana

Bajo el cielo abierto

un árbol de invierno se está extendiendo

y se inclina hacia un lado.

Unari otsu hachi ya daichi wo ikari hau

Una abeja zumba y cae:

enfurecida, se arrastra

en la tierra.

nagare-yuku daikon no ha no hayasa kana

La hoja de rábano japonés

se desvanece

¡qué rápido!

metsumureba wakaki ware ari haru no yoi

Cerrando mis ojos

hallo a un joven yo

encontrado en la tarde de primavera.

Kyoshi rememora en este haiku un episodio de su infancia cuando se perdió un día de primavera.

kohbai no beni no kayoeru miki naran

El rosa pálido de las flores rojas de ume*

posiblemente podría atravesar

el tronco del árbol.

*Albaricoque japonés.

yagaku susumu kyohshi no koe no hikuki mama

El estudio nocturno está progresando

con un profesor hablando

en voz baja.

yukata kite shohjo no chibusa takakarazu

Los pechos de una chica

llevando un kimono de algodón

están tumbados suavemente.

tohdai wa hikuku kiribue wa sobadateri

El faro está bajo.

Un silbido en la niebla.

Torres altas.

ohzora ni hane no shirotae todomareri

En el azul

el blanco de un volante*

se queda quieto

*volante: pluma, proyectil utilizado en bádminton.

ki-kazarite Malay onna no hadashi kana

Una mujer malasia

bellamente vestida:

sus pies están descalzos

hito ni haji kami niwa hajizu hatsu-mohde

Visita al santuario al inicio del nuevo año

me hace sentir vergonzoso a los ojos de los demás

no a los ojos de un dios.

rohjin to kodomo to ohshi aki-matsuri

Ancianos y niños pequeños

son tan numerosos

en la fiesta de otoño.

rakkasei kui tsutsu yomu ya Tsumi to Batsu

Comiendo cacahuetes

leo:

“Crimen y Castigo”

akibare ya kokoro yurumeba kumoru beshi

Un hermoso y claro día de otoño:

se nublará

si el espíritu se relaja.

yoroyoroto sao ga noborite kaki hasamu

Una vara se tambalea hacia arriba

para elegir

un caqui.

daikon wo arau te ni mizu shitagaeri

Mis manos lavan un rábano japonés

siguiendo el movimiento

del agua.

kanri no itteki shitaru chikara kana

Una carpa fría

saltó:

su fuerza.

yuki fukaku kokoro hazumite tada aruku

En lo profundo de la nieve

sólo sigo caminando

con el espíritu en alto.

joh-heki ni motarete hana-mi zukare kana

Apoyado en la muralla del castillo

me siento cansado

de ver los cerezos en flor.

yamaguni no choh wo arashi to omowazu ya

¿No crees

que las mariposas de montaña

son ásperas?

aki-zemi mo naki minomushi mo naku nomi zo

Ambas, cigarras de otoño

y gusanos de bolsa

no puede hacer nada más que gritar.

tagayasu ni tsuke yomu ni tsuke tada hitori

Arar y leer

en cualquier caso

estoy solo.

hatsu-choh ku nani-iro to tou ki to kotau

La primera mariposa ha llegado:

preguntado por su color

respondí: amarillo.

 

waga sei no kyoh no hirune mo ichi-daiji

En mi vida

la siesta de la tarde de hoy también es

un asunto de gran importancia.

amari akaruki tsuki ni ne oshimu onna kana

La luna es demasiado brillante

para que una mujer

se vaya a la cama.

nanigoto mo nowaki ikka no kokoro kana

En todo momento

mi forma de pensar es

que el estallido del otoño pasará.

ranranto hiru no hoshi mie kinoko hae

 

La estrella del alba

se ve deslumbrante-

crecen hongos

ama totemo riku koso yokere momo no hana

Incluso una mujer buscadora de perlas

admira la tierra

con melocotoneros en flor.

kyoshi hitori ginga to tomoni nishi e yuku

Kyoshi solo,

junto con la galaxia

va hacia el oeste.

naigoto mo shirazu to kotae oi no haru

“No sé nada»

es mi respuesta:

la primavera en mi vejez

homura tomo waga kokoro tomo botan no me

¿Es una llama

o mi corazón?

El brote de la peonía.

entei no nata no kire-aji kare-e tobi

El filo

del hacha del jardinero:

varas secas volando.

shakufu kuru hitori-mushi yori kitanaki ga

Una mujer vino a servir sake:

uno que es más feo

que una polilla tigre.

shin-ryoh ya michi yuku hito no koe futatsu

El fresco de principios de otoño:

dos voces de personas

yendo por el camino.

yoki sumi no yoki hai to naru awaresa yo

Buen carbón volviéndose

buenas cenizas:

¿no es una pena?

 

futoshitaru koto ni awatete toshi no kure

Agitado

por algo bastante trivial:

los días finales del año.

tajikara-o-no-mikoto tohjoh hatsu-hinode

El Señor Tajikara*

hace su aparición:

amanecer en el día de Año Nuevo

*Una deidad masculina de enorme fuerza física en la mitología sintoísta.

yamabuki no kuki no aosa ni hana imada

El color del tallo de la kerria japonesa

es verde:

las flores no han salido.

muresuzume narukonitomaru asaborake

En un espantapájaros

los gorriones posándose,

luz del amanecer.

erimoto-o naguruyohnari akinokure

Me siento como si

me golpearan en el cuello,

la tarde de otoño

nantonaku atarisabishiki rowo hiraku

Abro el hogar

inexplicablemente solitario

a su alrededor.

arutokiwa tanifukakuoru gebanakana

Flores de gebana,

llevado a lo profundo de un valle

en un momento dado

 

fumi yomu wa mui no hitotsu ya okigotatsu

Me pregunto si leer un libro

es una forma de matar el tiempo.

Un kotatsu móvil.

*Kotatsu es una mesa de calefacción japonesa.

keibatsuno ishioseoute natsunokana

Alguien llevando

una piedra de castigo en la espalda

el campo de verano.

kimitoware usonihorebaya akinokure

Tú y yo,

¿Qué tal fingir amor?

noche de otoño

shinryohno odoroki gaoni kitarikeri

El fresco de principios de otoño

apareció en la mirada de

una persona sorprendida

bakushokaze tsuyoshi akahontonde kinpiraikaru

Un fuerte viento en la exposición de libros,

un libro de cuentos de tapa roja volteado

exponiendo al héroe Kinpira enfadado

gyohshunno hakamomizohmo chiisakere

La tumba y la estatua

ambas pequeñas,

la primavera que se va.

Escrito a los 39 años. Su cuarta hija había fallecido prematuramente.

kusatsumishi kyohnonoitami yosamekuru

Una lluvia nocturna

de luto por los campos de hoy

donde se recogían las hierbas.

funekishini tsuke bayangini hoshi hitotsu

el barco llegó a la orilla

un sauce allí,

una estrella sobre él.

ishinoueno hokorinifuruya akinoame

sobre el polvo que cubre la piedra,

cae

la lluvia de otoño

tokimono-o kaiketsusuruya haruomatsu

El tiempo resolverá

algunos problemas.

Esperaré la primavera.

amano gawanoshitani tenjitennohto shinkyoshito

Bajo la Vía Láctea,

el emperador Tenji

y su súbdito Kyoshi

shuusenni dakinosete kutsuniseppunsu

En un columpio,

pongo a mi bebé

y beso sus calcetines

giohjino rusunotobiraya osebahiraku

Templo Giohji

la puerta se abre al empujar

cuando no hay nadie allí

benisashite nebienokao-o tsukuroinu

Poniéndose colorete,

ella arregló

su cara helada en el sueño.

konomichio wareragayukuya tanbaiko

Este camino tomaremos,

encontrar

flores de ciruelo

ippenno rakkamiokuru sizukakana

Viendo un pétalo de flor de cerezo

caer.

¡Qué silencio!

sakimichite koboruruhanamo nakarikeri

Flores de cerezo

en plena floración-

no caen pétalos

hina yorimo mihotoke yorimo kawairashi

¡Lindo bebé!

más que

una muñeca Hina o Buda

Las muñecas Hina son muy valiosas y especiales, normalmente el primer juego se las regalan los abuelos a las niñas en su primer Hina Matsuri, que recibe el nombre de hatsuzekku. Otras veces las muñecas son heredades de madres a hijas y las niñas las van decorando cada año con cosas nuevas.

 

hishoyadono kabeni haritaru kodomonoe

Dibujos escritos por niños

puesto en la pared de

una casa de verano.

tomaritaru haeoukotomo tadanemushi

Simplemente demasiado somnoliento

para apartar

una mosca que se posa

tsuepperin tobikishikunino bonnotsuki

El Zeppelin

voló a mi país_

la luna del festival Bon.

yabunohono ugokuakikaze miteiruka

Podrías quedarte

mirando el viento otoñal,

matorrales en movimiento.

keichitsuno tsuchiouruosu amenaramu

La lluvia empapará

el suelo de

keichitsu

keichitsu’ es un kigo de primavera, que significa el día en que los insectos emergen de la hibernación subterránea; alrededor del 6 de marzo en el calendario solar.

shunchoto iebakanarazu mojio-omou

Hablando de la marea de primavera

me recuerda

el puerto de Moji

hahakigini kagetoiumono arinikeri

Los árboles de escoba

tenían

supuestas sombras

Este haiku parece ser una especie de juego de palabras hecho en asociación con el segundo capítulo de “Genji monogatari” (La historia de Genji) donde aparecen los “hahakigini” («árbol de retama») un arbusto con el que se hacían escobas y que tenía la reputación poética de ser visible desde lejos y desaparecer cuando uno se aproximaba.

tatekakete atarimononaki hamayakana

Una flecha “hamaya”

reposa contra la pared –

nada a su alrededor

La flecha hamaya (破魔矢) es un amuleto japonés en forma de flecha para ‘destruir los demonios’, según su traducción literal. Se vende en los templos sintoístas durante las festividades de Año Nuevo, para alejar la desgracia de quien la compra, atraer la buena suerte y proteger de los malos espíritus durante todo el año.

warenohoshi moeteorunari hoshizukiyo

Noche estrellada y brillante –

luciendo está

mi estrella

dansahno hadakanoueno kawagoromo

Un vestido de piel

simula

una bailarina desnuda

sujibeini soutegekohno sakurakana

Flores de cerezo

brotando hacia abajo

a lo largo del muro sujibei

“sujibei” es una pared techada que rodea un templo o una residencia de samuráis.

kuwaremosu yakumo kyuukyono akinokani

Mordido a propósito

por un mosquito de otoño

de la antigua casa de Yakumo

La expresión «kuwaremosu» puede ser tomada como expresión de la voluntad de Kyoshi de permitir que un mosquito pique, porque el mosquito estaba en la antigua casa de Yakumo (Lafcadio Hearn), que amaba la cultura japonesa y se nacionalizó japonés adoptando el nombre de Yakumo Koizumi.

itechohno onogatamashii outetobu

Una mariposa congelada,

volar persiguiendo

su propio espíritu

 

kaminimaseba makotouruwashi nachinotaki

Encarnación de dios

¡qué sublimidad!

Cascada Nachi

tohdaiwahikuku mutekiwa sobadateri

El faro está bajo,

prominente es el sonido de

la sirena de niebla.

erimakino kitsunenokaowa betsuniari

La cara de la estola de zorro

descansa

en otra posición

Este haiku da a entender que la persona que llevaba la estola de zorro tenía una cara parecida a la de este animal.

asagao no utsuri nettaigyowashizumu

Una flor de asagao

reflejada,

un pez tropical sumergido.

hasuikeni kamiaraioru onnakana

Una mujer,

lavando su pelo

en el estanque de loto

kawaomiru banananokawawa teyoriochi

La cáscara de plátano

cayó de mi mano,

mirando el río.

tsubakimazu yuretemisetaru harunokaze

Una camelia

tiembla por primera vez al mostrarse –

brisas primaverales

gyobetsuiru mizuofumaete mizusumashi

un escarabajo perinola pisa

en el agua donde

los peces y las tortugas viven.

El escarabajo perinola es un pequeño escarabajo negro en la familia Gyrinidae. Estos escarabajos por lo general viven en la superficie del agua y se denominan así por su tendencia a nadar rápidamente en círculos cuando se asustan.

michi nobeni awa no henro no hakaaware

¡Qué lástima!!

en el borde del camino,

una tumba de peregrino “Awa”

Awa Kokubunji se encuentra en la localidad de Tokushima y es el templo número 15 de los 88 que visitan los peregrinos en su viaje por la ruta Shikoku Henro, una ruta de 1200 kms.

tatoureba komanohajikeru gotokunari

Como dos peonzas

nosotros salimos despedidos

al más ligero roce.

Kawahigashi Hekigotou, gran amigo de Kyoshi, había fallecido poco antes. A pesar de su gran amistad, los dos poetas chocaban a menudo debido a sus distintas maneras de pensar, de ahí que Kyoshi utilice este kigo de Año Nuevo (peonza) y el lance del juego para homenajear a su amigo.

inazumao fumitehadashino onnakana

Pisando un relámpago

una mujer

descalza.

nanigashi ni funshite tsuki ni arukiori

Bajo la luna,

caminando con un disfraz

de cierta persona.

daikanno hokori nogotoku hitoshi nuru

La gente muere

como polvo

de pleno invierno

yamagawani hitori kamiarau kamizoshiru

 

Dios sabe –

En un arroyo de montaña

una mujer sola lavándose el pelo.

tsurumodoki nasakewamotsure yasukikana

La compasión

se enreda fácilmente-

celastrus.

Celastrus, comúnmente conocido como enredadera de mesa, árbol de mesa o agridulce, es un género de la familia de las Celastraceae que comprende alrededor de 30-40 especies de arbustos y vides. Tienen una amplia distribución en Asia Oriental, Australasia, África y América.

haitataki tenimochiwareni taishinashi

Con un matamoscas

en mi mano

No tengo grandes ambiciones.

kumoniare amiokakeneba naranukana

Nacida como araña

no le queda más remedio que tejer

su teleraña.

ohzakura korenikasizuki ohtsubaki

Un gran cerezo

a su lado

una gran camelia

hitori kunosuikoh-o-shite osokihio

Solo,

componiendo haikus-

alargando los días de primavera

shiraumeni sumifuritarito iunomizo

Flores de ume,

simplemente digo

viví para ser venerablemente viejo.

Fuentes consultadas para confeccionar este artículo

  • One hundred and one exceptional haiku poems by Kyoshi Takahama, translated by Hiromoto Katsuya, 2007©
  • The Quiet Joy of Peace and Harmony: Kyoshi Takahama’s Life and Literature. Hiromoto Katsuya ©
  • http://knt73.blog.enjoy.jp/blog/ Satoshi Kinoshita ©
  • One hundred haiku of Kyoshi, by Inahata Teiko ©

Leticia Sicilia, 2019 ©

Haiga 12

“La pintura es poesía muda;
la poesía pintura ciega”
         Leonardo Da Vinci

         Cerramos con esta entrega, una serie mensual que humildemente, y también con cierto descaro, pretendió acercar algunos elementos del sumie y de la pintura japonesa en relación con el haiku. El objetivo fue el de generar al menos la curiosidad para animar al lector a esbozar algunas pinceladas. Descubrir lo que se siente cuando se practica el sumie y encontrar también una posibilidad más de transitar el camino.

 

         Chantal Maillard, en el prólogo de “El monje desnudo” 100 haikus de Taneda Santoka, al referirse al haiku expresa:

         “A partir de entonces, no pudo desligarse de este tipo de sabiduría. De hecho se integró de tal manera en las prácticas del zen que llegó a ser una de las tres artes más apreciadas en sus monasterios junto al tiro con arco y la caligrafía o la pintura sumie. Las tres artes eran, en efecto, idóneas para instruir y poner a prueba a los adeptos en aquello que más se valoraban en las escuelas zen: la comprensión de la inmediatez, la fugacidad de lo real.

El haiku, la pincelada o el tiro con arco responden inmejorablemente a la necesidad de expresar lo fugaz con la misma inmediatez con que puede captarse; una expresión que, lejos de ser apresurada, ha de ser el resultado de un largo entrenamiento, y la pericia adquirida no es el fruto de la repetición del gesto sino una toma de contacto profundo con aquello que se quiere representar.

La sencillez, la limpieza, el despojamiento de un trazo de pincel sobre un papel que embebe se hayan Igualmente en la línea que sigue la flecha al atravesar el aire o en las palabras que han de expresar también el blanco: la realidad compleja es el centro en el que convergen el cazador y su presa, el observador y lo observado.“

         Haiga: sumie más haiku, haiku más sumie. Tomando la frase de Leonardo, la pintura le da al haiku las palabras y el haiku al sumie, la imagen. Esto adquiere sentido cuando entre ambas hay un verdadero complemento, cuando es posible plasmarse en un haiga que es capaz de conmovernos. De no ser así tan solo sería un collage entre letras y dibujos.         Quisiera cerrar con un relato que Samuel Wolpin utilizó para finalizar su libro “El zen en la literatura y la pintura”.

         “Se cuenta que a Okubo Shibun, famoso por pintar el bambú, se le encargó un trabajo que representase un bosque. Pintó un cuadro en el que todas las plantas eran rojas. El cliente, al recibirlo, se maravilló ante el extraordinario arte con que había sido ejecutada la obra y acudiendo a la residencia del artista le dijo:

-Maestro, vine a agradecerte el cuadro; pero, discúlpame, al bambú lo has pintado de rojo. -Bien -gritó el maestro- ¿de qué color lo hubieras deseado?

-De negro, por supuesto.

-¿Y quién -preguntó el artista- vio jamás un bambú de hojas negras? “

 

Hasta un próximo encuentro en el camino.