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HAIKU Y POESÍA: HAIKU Y POESÍA (2 de 2), HAIKU Y POESÍA INGLESA, Y POESÍA

Haiku y poesía: Viene de la parte 1

EL HAIKU Y LA POESÍA (2 de 2)

Los momentos con visiones llegan cuando menos se esperan, sin ser solicitados, y en la mayoría de los hombres, pasan al olvido, desapercibidos y sin ser recordados:

A veces, cuando el alma menos lo piensa, y cuando menos lo desea, Dios la toca divinamente, provocando ciertos recuerdos de Sí mismo. A veces, también, los toques divinos son repentinos, ocurriendo incluso mientras el alma está ocupada en otra cosa, y a veces de manera poco importante.

白菊にしばしたゆたふはさみかな

Shiragiku ni    shibashi tayutau    hasami kana

Las tijeras dudan
ante los crisantemos blancos,
por un momento.

(Buson)

(NT: De este haiku existen numerosas traducciones, muchas de ellas han causado gran controversia. La que ofrecemos aquí es la que hacemos de la versión de Blyth)

 

かなしさや釣の糸ふく秋の風

Kanashisa ya    tsuri no ito fuku    aki no kaze

¡Ah, pena y tristeza!
el sedal tiembla
en la brisa de otoño.

(Buson)

Esta visión de la vida de las cosas puede provenir de causas físicas, por ejemplo, un simple roce, una leve sensación de calor y resistencia:

Hizo una pausa, como si estuviera pensando, mientras su mano descansaba sobre el cuello arqueado del caballo al sol. Vagamente, en su cansada alma de mujer joven, una antigua comprensión pareció invadirla.[1]

 

畑を打っ鈴が頭 巾ゆがみけり

Hatake wo utsu    okina ga zukin   yugami keri

El viejo
arando el campo,
tiene el sombrero torcido.

(Kitō)

 

森んだる案山子の笠に雨急なり

Nusundaru    kakashi no kasa ni    ame kyū nari

Qué pesada es la lluvia
sobre el kasa robado
al espantapájaros.

(Kyoshi)

Proviene de algún área primitiva de sonido, que nos llama de regreso a algo que hemos perdido, algunos recuerdos que tienen indicios de inmortalidad:

Cuando él alzaba la cabeza y relinchaba desde lo más hondo de su pecho, como si resonaran profundas campanas de viento, a ella le parecía oír los ecos de otro mundo, más oscuro, más espacioso, más peligroso, más espléndido que el nuestro, que estaba más allá de ella, y al que ella quería ir.[2]

El poeta inglés dice esto, pero todo esto ya se da por sentado en el haiku:

村々の深こころ更けぬ落し水

Muramura no    negokoro fukenu    otoshi mizu

La noche se hace más profunda
y se duerme en las aldeas;
los sonidos del agua cayendo.

(Buson)

Para escuchar estos matices de significado, no sólo se requiere altruismo (desinterés) sino también una extrema sensibilidad. En verdad significa

Sobre la tortura de la mente para mentir

en inquieto éxtasis.[3]

Ésta, es la condición del extrovertido, que el introvertido expresa con más moderación;

Simpatías silenciosas y discretas

y suaves agitaciones de la mente

de múltiples distinciones, diferencias

percibidas en las cosas, donde para el ojo distraído

no hay diferencia.[4]

Un ejemplo de la extrema delicadeza de percepción de los poetas japoneses:

自菊の高う見えけり朝阿らけ

Shiragiku no    takō miekeri    asaborake

Los crisantemos blancos
parecen más altos de lo que son
al amanecer.

(Yasen)

De lo que la mayoría de la gente no se da cuenta es que la poesía, al igual que la religión y la moralidad, es algo continuo; esa sensibilidad poética nunca cesa mientras dura la vida. Emerson dice,

Pasamos por lo que somos. El carácter se muestra por encima de nuestras voluntades. Los hombres se imaginan que comunican su virtud o su vicio sólo por acciones manifiestas, y no ven que la virtud o el vicio emiten un soplo a cada instante.

Lo único contra lo que un poeta de haiku está instintiva y conscientemente en guardia es contra la poesía «explicativa». Lo que Spengler dice de sí mismo como historiador, podría tomarse como un manifiesto del poeta haiku, el Camino del Haiku:

Somos escépticos con respecto a todos y cada uno de los modos de pensamiento que «explican» las cosas causalmente. Dejamos que las cosas hablen por sí mismas y nos limitamos a sentir el Destino inmanente en ellas y a contemplar la forma de manifestaciones en las que nunca penetraremos. El extremo al que podemos llegar es el descubrimiento de formas puramente existentes, sin causa y sin propósito, que subyacen a la cambiante imagen de la naturaleza.[5]

 

El poeta de haiku no sólo no se esfuerza por comprender nada de lo que oye y ve, sino que frena con severidad la fatal tendencia del intelecto a juzgar la totalidad de las cosas.

 

Matto è chi spera che nostra ragione

Possa trascorrer la infinita via

Che tiene una sustanza in tre persone.

State conteati, umana gente al quia?

Loco es aquel que espera que nuestro intelecto

pueda recorrer el camino infinito

que tres personas en sustancia sostienen;

conténtate, oh humanidad, de que así sea.[6]

 

おのづから頭が下るなり前路

Onozukara    atama ga sagaru nari    kamijiyama

Monte Kamiji:
mi cabeza inclinada
por sí sola.

(Issa)

 

El Monte Kamiji es la colina consagrada en el interior del recinto del Santuario de Ise. Issa sin duda creía que este lugar era intrínsecamente sagrado, pero es que para los poetas, cualquier lugar que se siente que es, o se ha sentido que es un lugar sagrado, también es sagrado para ellos, porque es el pensamiento lo que lo hace, el «pensamiento» de la humanidad desarrollado por ellos, los poetas.

El objetivo del haiku es otorgar a las cosas la vida poética que ya poseen por derecho propio. Como ocurre con la conducta moral, lo material es indiferente; cualquier momento, cualquier lugar, cualquier cosa servirá.

¿Qué importa si esas cosas son de esta clase o de aquella, para que la forma que le des sea heroica, sea poética?[7]

Esta poesía de las cosas no es algo que se superpone a ellas, sino que surge de ellas como el sol y la lluvia sacan la hoja tierna de los duros brotes. Hay una poesía independiente de rima y ritmo, de onomatopeya y revitalización poética, de cadencia y paralelismo, de cualquier forma. Carece de palabras y es irreflexiva incluso cuando se expresa en palabras y conceptos, y vive una vida separada de la llamada poesía. Es lo que vemos cuando una mariposa blanca revolotea a nuestro lado valle abajo, para nunca regresar:

He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.

Pero no sólo las cosas bellas de la vida, ni siquiera la belleza de las cosas bellas, sino su significado, el papel que desempeñan en el todo, su actividad fluida, ya sea de relámpagos o de rocas aparentemente eternas, deben ser los temas del haiku. Marco Aurelio dice,

Así como las mazorcas de maíz que se inclinan hacia la madre tierra; las desgreñadas cejas del león, la espuma que gotea de las fauces del jabalí, y objetos innumerables de ese mismo tipo, considerados por sí mismos están bastante lejos de la belleza, pero siendo secuelas de la intervención de la naturaleza, sirven para engalanarla, y alegran el corazón del espectador.

El progreso de la poesía debe realizarse en dos direcciones opuestas, ampliando su alcance hacia lo remoto y hacia lo cercano; hacia lo infinito y hacia lo finito.

江月照松風

La luna brilla en el arroyo, la brisa sobre los pinos.

Esto requiere una cierta vaguedad de visión “shelleyana” para comprenderlo en su sentido realmente concreto.

自馬入蔵花

El caballo blanco se mete entre las flores blancas de los juncos.

La blancura siempre nos lleva hacia lo absoluto.

草むらや名も知らぬ花の白

Kusa mura ya    na mo shiranu hana no    shiroki saki

Entre las hierbas,
florece una flor blanca,
de nombre desconocido.

(Shiki)

Por otro lado, la poesía debe dar voz a las cosas más incongruentes:

HOLOFERNES. ¡Vía, bravo! Durante este tiempo no has abierto la boca.

DULL. No he entendido nada absolutamente.

HOLOFERNES. ¡Vamos, te daremos faena!

DULL. Bailaré o algo así, o tocaré el tambor para los mandatarios y los dejaré bailar sobre el heno.

HOLOFERNES. Honrado Dull, obtuso Dull, a nuestra representación, ¡adelante!.

(NT: Se trata de un inconexo texto de Shakespeare en el que usa el caractónimo Dull -aburrido-).

En sus cuentos, O. Henry y, aún más Ring Lardner (muerto en 1933) presentan individuos incongruentes que componen la “multitud de muchas cabezas”, tan expresivos de su vida interior como Hamlet o Macbeth. Sin embargo, a menudo se ha intentado ampliar el alcance del haiku, no tanto por una necesidad consciente de incluir todas las cosas, incluso las más recalcitrantes, bajo el influjo de la poesía o por el deseo de verlo todo en el tiempo sub specie aeternitatis, sino porque los poetas se cansaron de decir lo mismo sobre la misma gama limitada de temas. Una forma de revitalizar la poesía es ampliar las relaciones del sujeto. En una carta a su alumno Kitō, Buson dice que, en lo que respecta a las flores de ciruelo, los poetas han agotado sus aspectos convencionales, y hay que hacer nuevos esfuerzos para obtener nuevos significados de ellas. A continuación, cita sus propios versos para mostrar lo que quiere decir con el viejo y el nuevo estilo de pensamiento poético.

Poemas con enfoque habitual (よのつねにおもひこ 旬):

かはほり のふためき飛ぷ や祥の月

Kawahori no    hutameki tobu ya    ume no tsuki

El murciélago revolotea y revolotea
en la Luna
sobre las flores de ciruelo.

(Buson)

 

散るや螺鋼こぼる卓の上

Ume chiru ya    raden koboruru    taku no ue

Cayendo las flores del ciruelo,
la madreperla
extendida sobre la mesa.

(Buson)

Imagen 21

Sauce al amanecer, de Tanehiko

Poemas que buscan un enfoque diferente (別に趣向をもとむろ旬):

しら梅や北野の茶店にすまひ取

Shira-ume ya    kitano no chamise ni    sumai-dori

Flores blancas de ciruelo;
en una casa de té de Kitano,
un luchador.

(Buson)

 

梅映て買ふ室の遊女かな

Ume sakite    obi kau heya no    yūjo kana

Cortesanas
comprando obis en sus dependencias;
florece el ciruelo.

(Buson)

Los dos últimos versos unen al hombre y a la naturaleza

大門の重き扉や春の暮

Ōmon no    omoki tobira ya    haru no kure

Qué pesadas
las puertas de la Gran Entrada;
una tarde de primavera.

(Buson)

¿Cuál es la relación entre el final de la primavera y el peso de las puertas de la Gran Entrada (Gran Puerta)? Las flores de los cerezos están cayendo; las hojas están llenando los cielos que ahora se están oscureciendo. Las pesadas puertas con clavos de hierro que hay que arrastrar por el suelo para abrirlas y cerrarlas han dejado surcos a su paso. El mundo entero está melancólico y apesadumbrado por la llegada del verano.

Podemos tomar un ejemplo del mismo tipo, cosas que se unen en secreta armonía:

看屋が入つた門は柳かな

Sakana-ya ga    haitta mon wa    yanagi kana

Por la puerta
entró el pescadero,
un sauce.

(Roka Shonin)

Un par de versos de Shiki pueden ponerse uno al lado del otro para ilustrar dos campos de la armonía:

雲の絡自帆南に群がれり

Kumo no mine    shiraho minami ni    muragareri

Nubes ondulantes;
velas de barco blancas
se aglomeran en el sur.

(Shiki)

 

雲の峰観に蝦の上りけり

Kumo no mine    suzuri ni ari no    nobori keri

Nubes ondulantes;
una hormiga sube
a la piedra de tinta.

(Shiki)

Podemos decir que hay tres tipos de haiku, igual que tres formas de combinar el obi (o faja) con el kimono. Primero, concordancia de color, sentimiento o forma. Segundo, discordancia y contraste de color o sentimiento. Estos dos tipos están ilustrados por los versos de Shiki. El tercero es bastante inexplicable pero inconfundible, una armonía interior y secreta que la intuición crea y recrea en la apreciación. Por ejemplo, de Buson:

菜の花や鯨もよらず海暮れぬ

Na-no-hana ya    kujira mo yorazu    umi kurenu

Flores de colza;
ninguna ballena se acerca,
el mar se oscurece.

(Buson)

Lo que nosotros llamamos «armonía» como objeto de la vida poética y vida poética y religiosa, el hombre de cultura amplia y profunda lo llama «uniformidades»:

¿Quién de los historiadores se da cuenta de que entre el Cálculo Diferencial y el principio dinástico de la política en la época de Luis XIV, entre la Ciudad-Estado clásica y la geometría euclidiana, entre la perspectiva espacial de la pintura y la conquista del espacio por el ferrocarril, el teléfono y las armas de largo alcance, entre la música de contrapunto y la economía crediticia, existen uniformidades profundas?[8]

El espíritu del haiku busca percibir clara y profundamente tales uniformidades dondequiera que se encuentren, y en todas partes. Podemos decir, entonces, que el objetivo del haiku es

afirmar la Eterna Providencia

y justificar los caminos de Dios ante el hombre.

A continuación, se ofrecen algunos ejemplos de Concordancia:

 牛部屋の牛のちなりや龍月

Ushibeya no    ushi no unari ya    oborozuki

Una vaca muge
en el establo,
bajo la luna brumosa.

(Shiki)

 

輝なくやつくづく赤い風車

Semi naku ya    tsuku zuku akai    kazaguruma

Chirría una cigarra:
el molino de viento de juguete
es rojo brillante.

(Issa)

 

端山の目 玉にうつる蜻蛉かな

Tōyama ga    medama ni utsuru    tombo kana

Reflejadas
en el ojo de la libélula,
las colinas lejanas.

(Issa)

 

忙子立つて人驚かす帖呼かな

Kiji tatte   hito odorokasu    kareno kana


Sobre el páramo marchito,
el sobresalto
por el vuelo de un faisán

(Issa)

 

六道の辻に立ちけり枯野かな

Rokudō no    tsuji ni tachi keri    kareno kana

Parado en la encrucijada
de los Seis Caminos[9],
¡el páramo marchito!

(Issa)

豊年の撃を界げけり門の蝋

Hōnen no    koe wo agekeri    kado no hae

Las moscas en la puerta
alzan el sonido
de un año fructífero.

(Issa)

管の低き馬に乗る日の霞かな

Se no hikuki    uma ni noru hi no    kasumi kana

En la neblina,
un día,
montando un caballo de patas cortas.

(Buson)

山寺や 描きぞこないの鐘霞む

Yamadera ya    tsuki-zokonai no    kane kasumu

Un templo de montaña:
el sonido de la campana tocada torpemente,
desaparece en la bruma.

(Buson)

 

低き木に驚鳴 くや書さがり

hikuki ki ni    uguisu naku ya    hiru sagari

Ha pasado el mediodía;
el uguisu
canta en un árbol bajo.

(Buson)

 

風齢の鳴りつつ葱をそよぎけり

Fūrin no    naritsutsu negi wo    soyogi keri

Las campanas de viento suenan,
mientras se mecen
los puerros.

(Shosei)

 

わら葺の法輩の寺や鶏頭花

Wara-buki no    hokke no tera ya    keitô-bana

En el templo de paja
del Saddharma Pundarika,
florecen las crestas de gallo[10].

(Shiki)

 

人形をきざむ小店や菊の花

Ningyō wo    kizamu komise ya    kiku no hana

En una pequeña tienda
muñecas talladas…
crisantemos.

(Shiki)

 

寺見えて小道の曲る野菊哉

Tera miete    komichi no magaru    nogiku kana

En la curva del camino
el templo a la vista:
crisantemos silvestres.

(Shiki)

 

解雲天にひろどり萩喚けり

lwashi-gumo    ten ni hirogori    hagi sakeri

Las nubes se extienden
por el cielo aborregado:
el arbusto de tréboles está floreciendo.

(Shūōshi)

 

Los ejemplos de Discordancia o Contraste son varios, pero en todos, la colisión de pensamientos o imágenes proporciona el estímulo que anima a la mente a esforzarse por superar la dificultad de unir lo que Dios ha separado.

居消屋の噴嘩むしだす龍月

Izakaya no    kenka mushidasu    oborozuki

La pelea
en la taberna,
revivida por la luna brumosa.

(Shiki)

 

市中は物の旬いや夏の月

Machinaka wa    mono no nioi ya    natsu no tsuki

En el mercado,
el olor de una cosa u otra,
la luna de verano.

(Bonchō)

 

猫の徹やむ時ねやの臓月

Neko no koi    yamu toki neya no    oborozuki

Amores de gatos;
al terminar, la luna brumosa
cubrió la alcoba.

(Bashō)

 

投げ出した足の先ょり 雲の峰

Nagedashita    ashi no saki yori    kumo no mine

Sobre mis piernas,
estiradas a gusto,
las nubes ondulantes.

(Issa)

 

露や竹の子飯に老を鳴く

Uguisu ya    take no koyabu ni    oi wo naku

El uguisu
en la espesura de los brotes de bambú,
canta a la vejez.

(Bashō)

 

慶館に鶏遊ぶ美蓉かな

Haioku ni    niwatori asobu    fuyō kana

Junto a la mansión en ruinas,
aves errantes
entre los hibiscos.

(Shiki)

 

雷に小家は焼かれて瓜の花

Kaminari ni    koya wa yakarete    uri no hana

Alrededor de la casa
golpeada por un rayo,
flores de melón.

(Buson)

El tercer tipo de haiku es aquel en el que la concordancia y la discordancia están ocultas a nuestros ojos, pero la mente las percibe; no se dan ejemplos aquí porque forman la mayor parte de los haikus de los volúmenes siguientes.

Imagen 22

La ladera de Osaka, de Senna.

 

Referencias del apartado «haiku y poesía 2».-

[1] St. Mawr.

[2] St. Mawr.

[3] Macbeth, 3, 2.

[4] Preludio, I, 400.

[5] Grupo de las Culturas Superiores, 3.

[6] Purgatorio, 3, 34-37.  Goethe versifica esto:

Wie? Warum? Und Wo?

Die Gotter bleiben stumm!—

Du halte dich an’s Weil,

Und frage nicht Warum.

NT: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Y dónde?

¡Los dioses callan!

Tú quédate con el porque,

y no preguntes el por qué.

[7] Sartor resartus.

[8] The Decline of the West, Introducción.

[9] Los Seis Caminos son las seis condiciones de la vida sensible: el infierno, los fantasmas hambrientos, los animales, los espíritus de la naturaleza, los seres humanos y los dioses.

[10] La flor del Dharma, es decir, el Sutra del Loto.

 

EL HAIKU EN LA POESÍA INGLESA

 En Zen in English Literature se dieron ejemplos de toda la literatura inglesa con el espíritu del Zen que la impregna. Dondequiera que esté el espíritu del haiku, está el Zen, pero lo contrario no es cierto, ya que el Zen puede difundirse a lo largo de extensos pasajes o, por el contrario, estar contenido en una sola palabra o frase que, por su brevedad y la longitud del contexto trasciende el poder de las diecisiete sílabas del haiku.

Los proverbios, en ciertas frases poéticas, en una frase suelta en prosa… corresponden al haiku en el sentido de ser cumbres del sentimiento y la perspicacia poéticas. Coleridge dice en Biographia Litteraria:

Un poema de cualquier longitud no puede ser, ni debe ser, todo poesía.

Pater, en su ensayo sobre Wordsworth, después de señalar la necesidad de una selección de los poemas de Wordsworth, habla de sus muchos poemas prosaicos, que sin embargo contienen

los pocos versos perfectos, la frase, la palabra única, tal vez,

representan el momento de entusiasmo, de posesión divina. Además de la cuestión de la longitud, está la del objetivo, y encontramos algo en gran parte de la poesía inglesa que es ligeramente repelente para un sentimiento delicado. Especialmente cuando se busca el efecto, el epíteto exquisito, la última línea que remueve los intestinos, sentimos el deseo de abandonar toda la literatura y volver a las cosas mismas, cosas que nunca dicen más de lo que son, que nunca se quedan cortas con un motivo oculto.

Sólo nos sentaremos sobre la hierba

y oiremos a las alondras y veremos pasar a las golondrinas;

sólo viviremos un rato, como juegan los niños,

sin mañana, sin ayer.[1]

Los haiku no son esas cimas de extenuante esfuerzo poético; no son la flor y nata del verso occidental. Hay algo espontáneo, sin esfuerzo, algo incluso plano en ellos; pero esa llanura tampoco es buscada. Es emoción recogida en momentos de tranquilidad, esto es lo que pasan por alto muchos poetas. Esta tranquilidad del poeta es un elemento esencial, pues corresponde a la tranquilidad, al punto de reposo de todos los seres vivos. El poeta del haiku también

recuerda la belleza del fuego a partir de la belleza de las brasas[2]

Los siguientes son «haikus» tomados de diversas formas de literatura. No se han modificado las palabras ni su orden; sólo se ha hecho una división en tres líneas para aproximarlo a la forma del haiku. En muchos de ellos, la estación es arbitraria o depende del estado de ánimo en el verso. No por ello, si se tradujeran en verso japonés, serían todos aceptables según las normas del haiku; muchos se omitirían por redundantes e innecesarios, por demasiado intelectuales o abstractos. (NT.– Las fuentes figuran entre corchetes.)

PRIMAVERA

El sol brilla cálido

y el bebé salta

del brazo de su madre.

[Wordswoth, Intimations]

 

Las ramitas en ciernes

extienden su frondoso abanico

para atrapar la brisa.

[Wordsworth, escrito en Early Spring]

 

La alondra

 

Toda la naturaleza le escucha,

y el terrible sol

se detiene sobre la montaña.

[Blake, Milton]

 

La alondra comienza su vuelo,

y cantando, sobresalta la aburrida noche

desde su atalaya en los cielos.

[Milton, L’ Allegro]

 

Flotas y corres

como una alegría incorpórea

cuya carrera apenas comienza.

[Shelley, The skylark]

 

La alondra deja ahora su nido

y trepando,

agita sus alas cubiertas de rocío.

[Davenant, Who look for day]

 

La alondra de la tierra hosca,

al amanecer

canta himnos a las puertas del cielo.

[Shakespeare]

 

El estridente pífano de la alondra

puede venir

desde el barbecho.

[Scott, The lady of the lake]

 

A plena luz del día

no se te ve,

pero oigo tu estridente deleite.

[Shelley, The skylark]

 

El Gallo

Sobre sus pies sube y baja;

él no negó

apoyar sus pies en el suelo.

[Chaucer, The nun’s priest’s tale]

 

¡Padre de las luces!

Qué semilla de sol, qué mirada de día

¡has confinado en este pájaro!

[Herbert, Cockcrowing]

 

El gallo con vivo estruendo

dispersa la retaguardia

de la tenue oscuridad.

[Milton, L’Allegro]

 

Cuando las mariposas den saltos laterales,

como si hubieran escapado de la mano de la naturaleza

serás perfecto

[Davies, The kingfisher]

 

Una joven haya,

en la linde del bosque

permanece inmóvil al atardecer.

[Aldington, Images]

 

Un estanque solitario,

y deja que un árbol

suspire estrechamente sobre mí.

[Davies, The kingfisher]

 

El más hermoso de los árboles,

el cerezo lleno de flores

a lo largo de la rama.

[Housman, A Shropshire Lad]

 

Mi corazón salta

cuando veo

un arco iris en el cielo.

[Wordsworth]

 

Tocaré

cien flores

y no escogeré ni una.

[Mitlay, God’s world]

 

La flexible campanilla.

Balanceándose en la brisa

en alguna roca gris.

[Wordsworth, The Prelude]

 

Tiernas campanillas azules,

en cuyo nacimiento

el césped apenas se agitó.

[Shelley, A dream of the Unknown]

 

Narcisos,

con el mundo verde

en el que viven.

[Keats, Endymion, bk, 1, 11. 15,16]

 

El ganado pasta,

sus cabezas nunca se levantan,

hay cuarenta alimentándose como una.

[Wordsworth, The Cock is Crowing]

 

Como palabras de aire,

la vida hace de la tierra estrellada,

dulces rostros encantados del alma.

[Abercrombie, Hymn to Love]

 

¿Hacia dónde,

oh espléndida nave,

se agolpan tus blancas velas?

[Bridges, A passer-by]

 

En él estaba la vida.

Y la vida

era la vida de los hombres.

[Juan, 1, 4]

 

Tres marineros de Gotham;

¿en qué lugar de un cuenco tan libre?

para sacar la luna del mar.

[Peacock, Three Men of Gotham]

 

Mi corazón estaba lleno;

no hice votos,

pero los votos fueron hechos para mí.

[Wordsworth, The Prelude]

 

VERANO

Pasamos en silencio.

y el lago

se quedó sin nombre.

[E.G.Scott, The unnamed lake]

 

Suave sol,

y el sonido de viejos bosques

resonando alrededor.

[Shelley, Written among the Euganean Hills]

 

Sobre nosotros, el mediodía azul,

y las múltiples olas

murmuran a nuestros pies.

[Shelley, The invitation]

 

La cima de la colina,

donde el cielo se ensancha

y donde el sol se pone rojo.

[Blunt, The old squire]

 

En campos y prados,

estaba toda la dulzura

de un amanecer común.

[The Prelude]

 

Ese cielo incierto

recibido en el seno

del lago firme.

[Wordsworth, There was a boy]

 

Te desvaneces

como si el último de los días se desvaneciera,

y todas las guerras hubieran terminado.

[Robinson, The Dark Hills]

 

El retintín del sediento arroyo

que no se ha oído en todo el día,

asciende de nuevo.

[Arnold, Bacchanalia]

 

Éstos a medida que cambian,

¡Padre todopoderoso!

éstos no son más que una variación de Dios.

[Thomson, Hymn]

 

Dame el espléndido sol silencioso

con todos sus rayos

deslumbrantes.

[Henley, In a Hospital, Vigil]

 

Los dioses son felices;

giran hacia todos lados

sus ojos brillantes.

[Arnold, The strayed reveller]

 

Para inclinarse una vez más

sobre las altas montañas,

la quietud de una mirada cariñosa.

[Byron, The Prisoner of Chillon]

 

Aún me amas, pero no sabes por qué

así que aún tienes la misma razón

para adorarme siempre.

[Anónimo]

 

Aniquilando todo lo que se ha hecho,

en un pensamiento verde

en un tono verde.

[Marvell, Thoughts in a Gardon]

 

Un arco iris y un cuco, ¡Señor!

qué grandes y ricos

son ahora los tiempos.

[Davies, A Great Time]

 

¡Oh cuco!

¿Debo llamarte pájaro

o sólo una voz errante?

[Wordsworth]

 

Sobre su propia dulce voz,

la paloma

cría.

[Wordsworth, Resolution and Independence]

 

El murciélago de ojos débiles,

con un chillido corto y estridente.

revolotea con sus alas de cuero.

[Collins, Ode to Evening]

 

¡Oh felices seres vivos!

ningún idioma

podría declarar su belleza.

[The ancient mariner]

 

El avetoro:

suena su tambor retumbando

desde la sedosa superficie.

[Scott, The Lady of the Lake]

 

Algunos cantaron alto,

y otros cantaron bajo,

pero todos cantaron al unísono.

[Chaucer, The book of the Duchness]

 

Deja que mi profundo silencio hable por mí,

más que por ellos,

sus notas más dulces.

[Davies, The Moon]

 

Cómo podéis cantar,

pequeños pájaros,

y yo tan cansado, ¡no importa!

[Burns, The Banks of Doon]

 

Por el alto mástil

corre

el pájaro carpintero.

[Emerson]

 

El ocupado pájaro carpintero

hizo más tranquilo su sonido,

la quietud inviolable.

[Shelley, The Recollection]

 

Algún pájaro desde fuera de los helechos

empieza a cantar un momento,

luego se queda quieto.

[Byron, Childe Harold’s Pilgrimage]

 

Me gustan los faisanes,

y las cosas que les dan de comer,

de la mañana insospechada.

[Blunt, The Old Squire]

 

Los prados

bebían a sus anchas;

las ranas se sentaron a meditar.

[Thoreau, a week]

 

Lejos en la quietud,

un gato

languidece ruidosamente.

[Whitman]

 

La flor del verano

es para el dulce verano,

aunque, para sí misma, sólo vive y muere.

[Shakespeare, The that have power to hurt]

 

Podría sentarme aquí

solo,

y contar los robles uno por uno.

[Davies]

 

Cada hoja y cada flor,

perlados

con la misma lluvia.

[Keats, The Realm of Fancy]

 

En tonos naranja brillante,

como lámparas doradas,

en una noche verde.

[Marvell, Song of the Emigrants]

 

Una violeta

junto a una piedra musgosa,

medio oculta al ojo.

[Wordsworth, Lucy]

 

OTOÑO

La luna

mira a su alrededor con deleite

cuando los cielos están desnudos.

[Wordsworth, Intimations]

 

La luz de la luna

impregnada de silencio.

La veleta firme.

[The ancient mariner]

 

La luna inocente

que nada hace,

pero brilla.

[Francis Thompson, Sister Songs]

 

Junto al mar,

bajo la amarilla

y flácida luna.

[Whitman, Out of the Cradle]

 

Gran resplandor,

la luna de otoño

flota en el tenue cielo.

[A.Lowell, Wind and Silver]

 

Mientras el follaje profundamente bruñido del cielo

astillaba

las flechas plateadas de la luna.

[Arnold, Mycerinus]

 

El largo día mengua,

la luna lenta asciende,

la profundidad gime con múltiples voces.

[Tennyson, Ulysses]

 

Con qué tristes pasos,

oh luna

trepas por los cielos.

[Shelley]

 

Solo sale el sol

y solo

brotan los grandes arroyos.

[Arnold, In Utrumque Paratus]

 

Fríamente,

tristemente cae

la tarde de otoño.

[Arnold, Rugby Chapel]

 

Por el viejo puente de madera

no cruzó

ningún viajero.

[Thoreau, A week]

 

El crepúsculo oscurecía el día;

otra noche

para los vivos y los muertos.

[Susan Gaspell, The Morning is near us]

 

Mira por última vez

todas las cosas hermosas,

cada hora.

[De La Mare, Farewell]

 

El puente del ferrocarril

es una canción triste

en el aire.

[Langston Hughes, Homesick Blues]

 

No lo amaba,

y sin embargo, ahora se ha ido,

siento que estoy sola.

[Landor, The Maid’s Lament]

 

Eres demasiado joven para dormirte para siempre,

y cuando duermes

me recuerdas a los muertos.

[Sassoon, The Dug-out]

 

La luz apagada de su cabaña solitaria,

la propia cabaña abandonada en la decadencia,

y ella olvidada en la tumba silenciosa.

[The Excursion]

 

Los pesados olmos esperan

inquietos y fríos,

el viento turbulento se levanta.

[Morris, Summer Dawn]

 

Las aves acuáticas

El desierto y el aire sin fin

vagando solitarios,

pero no perdidos.

[Bryant, to a Waterfowl]

 

Imagen 23

Un reyezuelo, de Hakuin.

 

INVIERNO

El viento gélido,

se arrastraba por encima;

por debajo, la corriente helada.

[Shelley]

 

La inconmensurable altura

de los bosques en descomposición,

para nunca descomponerse.

[The Prelude]

 

La serpentina de hiedra,

con sus oscuros brotes y hojas,

vagando sin rumbo.

[Wordsworth, Written in Early Spring]

 

El único árbol maldito,

y la música sombría

de ese viejo muro de piedra.

[The Prelude]

 

Los cielos más antiguos,

a través de ti

son frescos y fuertes.

[Wordsworth, Ode to Duty]

 

Vuelve a lo antiguo;

las cosas no cambian,

nosotros cambiamos.

[Thoreau, Walden]

 

Calenté ambas manos ante el fuego de la Vida;

se hunde,

y estoy listo para partir.

[Landor]

 

Fue porque

no lloraste,

que lloré por ti.

[C.French, Hidden Sorrow]

 

¡Extraño poder!

confío en tu fuerza;

confía en mi constancia.

[C.Bronte, The Visionary]

 

Veo a mi alrededor

cosas

 que tú no puedes ver.

[The Excursion, 409]

 

Los viejos saben

cuando un viejo

se muere.

[Odgen Marsh, 0ld Man]

 

Y entonces el reloj recogió en la torre

su fuerza,

y sonó.

[Housman, Eight O’clock]

 

Ven, ven, gritan las campanas;

estoy enfermo, debo morir,

¡Señor, ten piedad de nosotros!

[Thoman Nash, Litany in Time of Plague]

 

Minuto a minuto

el reloj

hace tictac al corazón.

[Masefield, On Growing Old]

 

Un motor lejano silba,

o el suelo

cruje.

[ibíd]

 

El viento nocturno

golpea

una puerta.

[ibíd]

 

Los grandes y gentiles muebles han permanecido

en simpático silencio

todo el día.

[H. Monroe, Solitude]

 

Así que deja que el barco me lleve;

mañana

será otro día.

[Lawrence, The Man Who Died]

 

El haiku, o algo parecido, puede encontrarse disperso en la prosa inglesa, quizá con más frecuencia que en la poesía, donde la tensión y la intención son mucho mayores. He aquí algunos ejemplos de la obra de A Week on the Concord y Merrimack, de Thoreau. Menos conocido que Walden, recuerdan a las breves prosas poéticas de los poetas de haiku conocidas como haibun.

Vemos hombres segando heno lejos, en el prado, sus cabezas ondean como la hierba que cortan. A lo lejos, el viento parecía curvarlos a todos por igual.

A medida que se hacía de noche, tal frescura se extendía y cada brizna de hierba cortada parecía que rebosaba de vida.

Durante todo el día, las luciérnagas guardaron para la noche su luz bajo la hierba y las hojas.

Los ladridos de los perros domésticos, desde el más fuerte y ronco ladrido, hasta el más débil pálpito aéreo, bajo los aleros del cielo.

Había varias especies de helechos, cuyas suaves púas se alzaban estrechamente agrupadas y ordenadas como en un jarrón, mientras que sus partes más altas se extendían varios pies a cada lado.

La quietud era intensa y casi consciente, como si fuera un sabbath natural.

Nuestros pensamientos también empezaron a agitarse.

Las cigüeñas, con destino a alguna pradera del norte, mantenían su majestuoso y estacionario vuelo.

 

Referencias del apartado «haiku y poesía inglesa».-

[1] A. Mary P. Robinson, Let us Forget.

[2] Masefield, On Growing Old.

 

POESÍA

La poesía es uno de los cuatro “caminos” o valores, religioso, moral, estético e intelectual. Cualquier hombre camina sobre todos ellos, aunque predominantemente sobre uno, pero a menudo sucede que un hombre supone que está procediendo por uno cuando, en secreto, su corazón camina por otro.

Muchas catástrofes se deben a este error. El problema no es cuál de los cuatro es el mejor, sino cuál de ellos es el camino por el que la mayoría de los hombres caminan de hecho, independientemente de lo que supongan y afirmen de sí mismos.

De todos ellos, el camino de la belleza, el camino de la poesía parece a primera vista el menos común. Hay que recordar, sin embargo, que biológicamente hablando es con mucho el más antiguo. Mucho antes de la idea de un universo en la mente del hombre, mucho antes de que sus labios formaran las palabras con las que pensar, cuando sus relaciones incluso con sus compañeros y descendientes eran casi totalmente egoístas, ya la forma, el color y el sonido le hacían temblar por el significado que tenían para él. En el lenguaje darwiniano, la selección sexual ya estaba en marcha.

De nuevo, sólo en el camino de la belleza, hay poca hipocresía y no hay autoengaño. En cuanto a la vida moral, los estoicos y los cristianos nos han dicho qué hacer, pero nosotros pretendemos no entender lo que dicen; lo alegorizamos, o decimos que es anticuado. Sus mandatos son claros e inequívocos:

Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres.

Un buen hombre; es uno que acepta con alegría su suerte en el conjunto de las cosas, y considera la dicha suficiente si sus propias acciones son justas y su naturaleza bondadosa.[1]

Ama a la humanidad y sigue los pasos de Dios.[2]

 

Nuestros problemas religiosos e intelectuales, aunque realmente distintos, se confunden de manera recíproca. En nuestra juventud se nos plantean problemas llamados religiosos, pero en realidad son intelectuales, ya que por su naturaleza no tienen respuestas religiosas. ¿Quién hizo el universo? ¿Son inmortales nuestras almas? ¿Cuál es la naturaleza del mal? ¿Cómo pudo Dios hacerse hombre? A medida que envejecemos obtenemos las respuestas a preguntas que nunca podrán ser formuladas. El misterio sube y baja en oleadas dentro y fuera de nosotros, nuestra vida individual-universal, nuestra existencia, está sin espacio ni tiempo en el tiempo y en el espacio.

El camino de la belleza, el camino de la poesía, decía Wordsworth, no es nada tangible o definible; es la expresión de la humanidad en busca de la verdad. La poesía es ese exceso, esa sobreabundancia que hace soportable la moralidad y la virtud:

Si alguien te obliga a ir una milla, ve con él dos.

Es lo que hace verdad la falsedad que dijo un hombre lejano y hace mucho tiempo:

Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar.

Hace verdadero lo falso de lo que se dijo de lo que está por encima del espacio o del ser,

Padre nuestro que estás en los cielos.

La poesía es un saikeirei, una reverencia tan profunda y completa que no hay nadie que se incline ni nada a lo que se incline, un estado casi alcanzado en el siguiente famoso waka de Saigyō:

何事のあほしますかは知らねども

かたじけなさに涙こぼるい

Nanigoto no owashi masu ka wa shirane domo

katajike nasa ni namida koboruru

Qué es

no lo sé;

pero con gratitud, mis lágrimas caen.

Es un sentimiento de nuestra separación, de nuestra unidad, de nuestra identidad con la Divinidad. Somos Dios y no somos Dios; a veces sentimos lo uno, a veces lo otro. Por un lado,

todas las criaturas son Dios en Dios.[3]

por otro,

ninguna esencia creada puede fundirse con la Esencia de Dios y desaparecer de su propia sustancia.[4]

Así pues, la poesía no es sólo el espíritu de la maravilla, sino que es ese estado autosuficiente más allá de él.

La poesía es simpatía. Quien camine un trecho sin simpatía camina hacia su propio funeral, envuelto en su mortaja. Lo que Whitman dice aquí a su manera vasta, abarcadora del mundo, repite lo que Saigyō sintió sobre los cerezos en flor del Monte Yoshino:

身を分けて見ぬ桁なくつくさ ばや 高の山の花の盛りを

Mi wo wakete minu kozue naku tsukusaba ya yorozu no yama no hana no sakari wo

 

¡Si pudiera dividirme

y ver cada rocío,

en las innumerables colinas,

de flor en flor!

Hay otro waka de Saigyō donde la simpatía es tan profunda que el poeta se convierte él mismo en el viejo árbol:

わきて見む老木は花るあはれなり

今幾度か春に逢ふ、べき

Wakite mimu oiki wa hana mo

Ima ikutabi ka haru ni au beki

Mirando sobre todo a este viejo árbol,

las flores también están llenas de patetismo;

¿Cuántas veces más

saludarán a la primavera?

La poesía es un retorno a la naturaleza: a nuestra propia naturaleza, a la de cada cosa y a la de todas las cosas. De estas tres, la primera es la más difícil para el hombre moderno. Volver al pasado irracional y supersticioso, sentir como siente un animal o una planta, para llegar a ser desinteresado y despreocupado; esto requiere de una voluntad fuerte, imaginación, y de un organismo delicado y sensible.

En el siguiente poema de Bashō, la vida poética se encuentra en un reino extraño:

旧里や臍の緒に泣く年の暮

furusato ya     heso no o ni naku     toshi no kure

En mi antigua casa,
llorando sobre el cordón umbilical[5]
termina el año

(Bashō)

El amor y la gratitud a su madre se remontan a las épocas en que todas las partes del cuerpo del hombre, pelo, piel e incluso las heces eran consideradas como él, como el cuerpo de la impermanencia que está ante nosotros. Igual que un supuesto salvaje piensa que quemar las uñas de un enemigo le causará dolor, así Bashō se aflige por el cordón físico que una vez le unió a su madre y siente que la virtud fluye a través de él como lo hizo hace mucho tiempo.

La poesía es interpenetración. Marco Aurelio dice:

Todas las cosas están entrelazadas entre sí;

el lazo es sagrado, y nada, o casi nada es ajeno a todo lo demás.

“El lazo es sagrado”. La poesía es ese lazo, la poesía en el sentido de la vida de su poeta. Es él y sólo él quien crea el mundo del caos y es su vida en las cosas lo que las une. Marco Aurelio de nuevo:

Todas las cosas que participan de un elemento común se apresuran a reunirse con sus parientes…. En proporción a su superioridad sobre el resto es su disposición a mezclarse con todo lo que proviene de un tronco común y a fundirse con él.

El elemento intelectual en este pasaje mantiene la vida fría y latente. En el siguiente pasaje, de My Antonia, de Willa Catcher’s  la función racional es absorbida por la experiencia física:

La tierra estaba caliente debajo de mí, y caliente mientras la desmenuzaba entre mis dedos. Pequeños bichitos rojos salían y se movían en lentos escuadrones a mi alrededor. Sus espaldas eran de color bermellón pulido, con manchas negras. Me quedé tan quieto como pude. No ocurrió nada. No esperaba que pasara nada. Yo era algo que yacía bajo el sol y lo sentía, como las calabazas, y no quería ser nada más. Era completamente feliz. Tal vez nos sentimos así cuando morimos y nos convertimos parte de algo completo, ya sea el sol y el aire o la bondad y el conocimiento. En cualquier caso, eso es la felicidad, disolverse en algo completo y grande. Cuando le llega a uno, viene tan naturalmente como el sueño.

La poesía no son las palabras escritas en un libro, sino el modo de actividad de la mente del poeta. Del mismo modo, las escrituras no son pensamientos muertos fosilizados en la escritura, sino el funcionamiento de la mente de Buda, la naturaleza de Buda. Ikkyu dice:

何にあらはし文字に書きうつしたるを心

経といふ、に非す 此の紙は則ち自心を指

していふ、なり。文字に書きたるは文学撃

若なり、自心をはなれて外に文字にて書

きたる級 求めなば、 是ち愚痴の心な

り。 はんにやの知慧にそむくなり。 念々

皆撃若経なり。(一体の韓者網唱)

Algo meramente expresado en palabras o escrito en letras, no puede llamarse Shingyō[6], es algo que apunta a la propia mente; escrito en palabras es un Hannya[7], buscar un sutra de palabras fuera de nosotros mismos, y esto es el colmo de la locura, un rechazo de la sabiduría del Hannya. Cada pensamiento es el Hannya Sutra.

La poesía es belleza. Por mucho que nos liberemos de todas las cosas, algunas de ellas tienen un encanto que va más allá de su significado puramente poético; en otras palabras, algunas cosas son tan poéticas en el sentido ordinario, más superficial de la palabra, que nos arrastran, por mucho que nos resistamos, al cielo.

Así dice Saigyō, pensando en sus votos sacerdotales de renuncia:

花に染む心のいかで陵bけむ

捨ではでいきと思ふ我が身に

Hana ni somu    kokoro no ikade    nokori ken    sutehateteki to    omou wagami ni

Con todo renunciado como había pensado,

todavía queda un corazón

teñido con las flores.

La poesía es zen. Es nuestra vida. Cuando estamos realmente vivos, cuando vemos de verdad, cuando lo que vemos se ve a sí misma con nuestros ojos, se ve a sí misma en el espejo de nuestras mentes, cualquier cosa que se le presente, vicio o virtud, belleza o fealdad, gloria o miseria, todo tiene ese significado que es un no-significado, porque nunca puede expresarse, sólo experimentarse. El haiku es poesía, pero hay poesía que no es haiku. El haiku se ocupa de lo ordinario, de lo cotidiano. No tiene nada que ver con cosas excepcionales, veladas de extraordinaria magnificencia y esplendor. Se vuelve hacia el interior, hacia lo infinitamente pequeño y sutil, no hacia lo vasto y sublime. No busca el movimiento, sino el movimiento que está en el reposo, el reposo que está en el movimiento.

El viejo estanque;
una rana salta dentro;
el sonido del agua.

Enseguida se vio que esto personificaba el objetivo del haiku. Existe el movimiento de la rana y la perturbación del agua, pero lo importante está en algo que el sonido del agua transmite, el silencio que hay detrás y dentro de ella. Además, no es el sonido de un millón de ranas, sino de una sola, aunque todas las ranas, todas las criaturas del mundo, todo el mundo mismo está contenido en esa única rana. La inmensidad de la imaginación se ha reducido a una pequeña partícula, un grano de arena, pero ha ganado, y no perdido, en profundidad y amplitud de significado espiritual.

La poesía o, mejor dicho, el haiku, es una percepción y expresión de unidad, aunque sea en su forma más elevada, particular, concreta; y una enumeración de diferencias, siendo la más mínima de infinita importancia. Las diferencias deben expresarse directamente, sin vaguedad ni ambigüedad. La unidad, en cambio, no debe nunca expresarse: debe oírse por casualidad, verse en un cristal oscuro, sentida como un soplo de aire errante. Así está bien dicho:

北の一致を親じて後に多くの不一致を観

す、是詩人なり

Hay que ver la unidad: después, todas las diferencias. Esta es la función de un poeta.[8]

Los ciruelos en flor y los melocotoneros en flor son por igual e indiferentemente la primavera en su manifestación más intensa. Pero las flores del ciruelo y las flores del melocotón son completamente diferentes entre sí en todos los aspectos, y estas diferencias no pueden enfatizarse demasiado. La identidad de ambos, sin embargo, sólo puede ser revelada por el silencio,

con una mirada de reojo y medio invertida.[9]

Concluyamos esta sección con una exposición de la naturaleza y función de la poesía desde el punto de vista del haiku, y un breve relato del “sabi”.

Cuando un actor de Nō va por el escenario o un maestro del té entra y sale de la habitación, hay dos cualidades que pertenecen al pensamiento más profundo del budismo Mahayana. En primer lugar, es inconsciente de su caminar, camina como un niño o un animal. En segundo lugar, camina como si no caminara. Hay movimiento, pero su actividad es la del perfecto reposo. La naturaleza de la poesía también incluye en sí misma una doble función. Expresa lo que es y lo que no es, lo particular y lo universal, lo minucioso y lo vago. Casi siempre tenemos en la poesía uno de estos pares (porque lo absoluto también existe gracias a lo relativo), y el poeta implica el otro; el lector aporta el implícito. El tiempo y el espacio son respectiva y mutuamente telescópicos, pero sin embargo, el tiempo concreto, el objeto concreto, conserva todo su significado y valor. El lector debe hacer de nuevo lo que el poeta ha hecho una vez por todas, unir y llenar con su energía mental estos fragmentos contradictorios de la vida. Así, en el haiku de Onitsura:

大且背吹きにし松の

O-ashita mukashi fukinishi matsu no kaze

La Gran Mañana:
vientos de antaño
soplan a través del pino.

(Onitsura)

El día de Año Nuevo, cuando oímos el viento en los pinos, oímos los vientos de hace mil años, todos los vientos que han soplado o que soplarán. Y sin embargo es sólo este viento de este momento el que suspira sobre nosotros. En religión decimos, “inconscientemente,”:

Dios es amor.

Dios es una persona, pero cuando se le equipara al amor, una abstracción, se despersonaliza en cierta medida. El amor es un principio, pero cuando se nos dice que Dios es amor, se personaliza.

Así dice Wordsworth:

La luna se deleita

mira a su alrededor cuando los cielos están desnudos.

Si tomamos esto como que el poeta se deleita en la luna en un cielo sin nubes, estamos negando la existencia de la poesía. La luna es un mundo muerto, y no siente nada; pero también siente pena y alegría como nosotros y porque nosotros las sentimos.

Thoreau dice en Una semana en los ríos Concord y Merrimac:

Por el viejo puente de madera

no cruzó

ningún viajero.

Este “ningún viajero” es muy diferente de nada en absoluto. No es que haya un puente y nada más. El puente es cruzado por este fantasmal no-viajero. Shelley, en el primer verso de La Alondra, dice de ella:

ave que nunca fuiste.

La alondra es un pájaro, pero tampoco es un pájaro. Hardy dice de un hombre que era superlativamente bueno plantando árboles:

Tenía la mano verde.

Su mano era marrón o roja. En Bliss, Katherine Mansfield dice de los tulipanes:

Parecían apoyarse en el crepúsculo.

“Parecía” se inserta porque es una historia corta, pero ¿cómo puede una flor apoyarse en la oscuridad? Muy a menudo, en la poesía o en la gran literatura de cualquier tipo, el escritor nos presenta una mitad, un aspecto de la verdad y se nos pide que añadamos, inconscientemente, con nuestra mente fluida y dinámica, la otra mitad, el otro aspecto.

Por ejemplo, Macbeth dice de la vida:

es un cuento

contado por un idiota, lleno de ruido y furia;

no significa nada.

Es cierto, la vida no tiene sentido. No tiene objeto, ni propósito, ni ningún principio rector. Pero es igualmente cierto decir que es profundamente significativa, rebosante de propósito, con significado en el más pequeño incidente. Esta última verdad es lo que añadimos, inconscientemente, al leerlo, y entonces nuestro caminar por la vida es como si no camináramos; la euforia que sentimos en lugar del abatimiento que se supone. Es común explicar esta extraña sensación de aumento de poder y de vida, diciendo que estamos inspirados por la habilidad con que se expresa el pesimismo. Esto no es sólo una manera más superficial de decir lo mismo, a saber, que cuando la vida se ve en lo particular, manifiesta lo universal; lo universal sólo tiene sentido, sólo tiene existencia cuando florece en lo particular, y es la “energía” (es decir, la “destreza”) que permite al poeta y a nosotros completar el todo que sólo puede satisfacernos. Para recapitular, nuestra composición y apreciación de la poesía (y de hecho, de todo el arte y religión) es como el caminar del hombre del Té y del actor Nō, es inconsciente y es un suministro de todo lo que es no dicho, no pintado, no tallado, no vivido, a lo que se nos da en la expresión exterior y parcial de un poema o acto. Los haikus son el registro de experiencias de lo que parecen ser cosas particulares y sensaciones, pero que nos exigen una universalización que, sin embargo, no renuncia a un átomo de la singularidad y diferencialidad de la cosa. Para lograr la fusión completa del ejemplo y la ley, la creación y la apreciación debe ser instantánea, en el sentido de que ningún elemento racional, ningún pensamiento lógico como tal debe interferir o interponerse entre nosotros y la cosa, que es a la vez una y la misma cosa y, sin embargo, incluye todas las demás cosas. En el Lankavatara Sutra se dice, en alabanza al Buda:

Cuando examinas el mundo con tu conocimiento trascendental y tu compasión, es para ti como una flor etérea, de la que no se puede decir si nace o se destruye, ya que la categoría de ser y no ser no le es aplicable.

Para el poeta, el mundo es como esta flor etérea. La categoría del ser y del no ser no se aplica, y sin embargo él afirma que esto es y aquello no. El artista pinta los bambúes negros, porque sabe que no son verdes.

孝を煮る鍋の中まで月夜かな

Imo wo niru nabe no naka made tsukiyo kana

Incluso en la cacerola
donde hierven las patatas,
una noche de luna.

(Kyoroku)

 

Sólo cuando nos damos cuenta de que la luna está en la cacerola con las patatas conocemos la grandeza de la luna en el cielo más alto. Sólo cuando vemos una parte sabemos el conjunto.

Se escribe poco sobre el sabi en Bashō y su escuela, no por su poca importancia, sino precisamente por la razón contraria; no hablamos fácilmente de lo que es todo para nosotros.

En el Diario de Saga 韓峨日記, Bashō dice:

寂しさなくば愛からましと西上人の 詠み

待るは寂しさをあるじなるべし。

“Donde no hay sabishisa habrá tristeza”. Esto es lo que dice Saigyō Hōshi en un waka. Sabishisa, “soledad”, debe ser el Señor de Todo.

Esta sabishisa tiene una conexión profunda e (históricamente) distante con el Nirvana, que es el estado de libertad en el que todas las cosas se ven como “vacías”, tal como realmente son. Un ejemplo del sabi de Bashō es el siguiente:

秋深き隣は何する人ぞ

Aki fukaki tonari wa nani wo suru hito zo

En este otoño profundo
mi vecino
¿Cómo vive?

(Bashō)

En este verso, el yo ha desaparecido por completo, el yo que aún permanece en:

この道や行く人なしに秋の暮

Ko no michi ya    iku hito nashi ni    aki no kure

Por este camino
no va nadie,
cae la víspera de otoño.

Desde la Edad Media llegó a Bashō una cierta concepción de wabi o sabi expresada en waka, renga y el Arte del Té, que deriva en última instancia del Zen y sus semejantes formas de budismo. Es decir, se dice que el objetivo del waka puede ser el mismo que el del haiku; la forma sola, sin embargo, aparte de la imprecisión y la vaguedad del objetivo de los poetas waka, les hizo imposible alcanzar el sabi de Bashō y sus seguidores. Miramos en vano a través del Shinkokinshū con respecto a lo que encontramos en cada verso de Oku no Hosomichi. De hecho, hay más frescura, energía y libertad en el Manyōshū que en las sucesivas antologías de waka. Carece, sin embargo, de profundidad; por ejemplo, en un poema anónimo tenemos la sabishisa que luego se convertiría en sabi:

さじれ波たぎちて流る迫瀬川|

よるべなき硬のさきがさぶしさ

Sazare-nami tagichite nagaru tomase-gawa yorube naki iso no saki ga sabushisa

Olas ondulantes

fluyen hirvientes por el río Tomase;

solitaria es la orilla

a la que se acercan.

Entonces nosotros vamos, por ejemplo, al waka de Saigyō citado anteriormente:

こころなき身にもあはれはしられけり

鳴立つ落の秋のタぐれ

Kokoro naki mi nimo aware wa shirare keri

shigi tatsu sawa no aki no yūgure

Incluso en la mente

del insensato

surge el dolor,

cuando la agachadiza levanta sus alas

en la tarde de otoño sobre los pantanos.

Tenemos aquí lo que se llama 物の哀れ, mono no aware, lachrimae rerum. Esto para el sabi de Bashō es demasiado explícito. Lo que se puede decir no es sabi. Los poetas de renga no añadieron nada a este mono no aware de los poetas waka. Esto también es cierto para los predecesores de Bashō, Sōkan, Moritake, Teitoku, Sōin. Parecen estar marcando un tiempo o retroceder. Nadie podría haber dicho que algo extraordinario iba a suceder a manos de Bashō y Onitsura, como que de este mono no aware vendría el sabi. Fue el florecimiento en poesía de lo que ya había aparecido en renga (Sōgi), en pintura (Sesshū), el Arte del Té (Rikyū), el Nō (Seami), y esto ocurrió por primera vez con el propio Bashō, en su vida diaria, desde la mañana hasta la noche. En ello puso el significado de las cosas, su “soledad”, su sabi.

 

Referencias del apartado «Poesía».-

[1] Marco Aurelio IV, 25.

[2] Marco Aurelio, VII, 31.

[3] Suso, The Book of Truth.

[4] Adornment of the Spiritual Marriage.

[5] Los japoneses conservan el cordón umbilical de sus hijos. Bashō habla del suyo, que su madre, ya muerta, había conservado.

[6] Corazón del sutra, es decir, Hannya Shingyō.

[7] Prajna, sabiduría.

[8] 北村透谷. Kitamura Tokoku (1868-1894).

[9]The Old Cumberland Beggar.

PARTE 3. HAIKU Y POESÍA. HAIKU Y POESÍA (1 de 2)

PARTE 3

HAIKU Y POESÍA

HAIKU Y POESÍA

En Biographia Litteraria (capítulo XIV), Coleridge nos da una definición de la poesía que difícilmente encajará con el haiku, aunque puede aplicarse a otras formas de poemas:

Poesía es aquella especie de composición que se opone a las obras de la ciencia, por proponerse como su objeto inmediato el placer, no la verdad.

Es extraño que un crítico que también era poeta, no se diera cuenta de que la poesía es algo que, por su naturaleza, no puede definirse. Cuando tenemos la experiencia de la poesía sentimos,

A través de todo este vestido de carne,

brotes brillantes de eternidad.

No es placer; o si lo es, es placer poético, y estamos en la misma dificultad que antes.

La vida es una llama pura, y vivimos por un sol invisible de nuestro interior.[1]

Es invisible, pero sabemos que la llama está ahí. No vemos la luz; vemos por ella.

El haiku es la expresión de una iluminación temporal, en la que vemos la vida de las cosas.

稲妻にこぼるる音や竹の露

inazuma ni    koboruru oto ya    take no tsuyu

¡Un relámpago!
el sonido de las gotas
cayendo entre los bambúes.

(Buson)

Imagen 20Alcaudón chillando en una rama muerta,
de Miyamoto Musashi

No hay distinción entre el momento de la composición y el de la apreciación, entre lo interior y lo exterior. La vida discurre tan libremente entre ambas partes que percibimos las cosas mediante introspección, y nuestras experiencias del mundo exterior tienen la misma inmediatez, validez y certeza que los estados de pura autoconciencia. Mientras Hōjō (法常) agonizaba, una ardilla voladora (麗鼠) chilló. Entonces dijo:

御物、 非他物。北等諸人普護持之, 春今題

Lo inmediato es esto; no es eso. Todos ustedes, monjes, aférrense a esto (la inmediatez). Ahora me marcharé.

De la misma manera Confucio dice:

二三子以我盛呼、春無隠平。

(龍番七、ニ十三)

Amigos míos, ¿creéis que os oculto algo? No os oculto nada.

Este es el trabajo de un poeta, no ocultarnos nada. Cuando lo hace, se ve claramente la naturaleza búdica de una cosa.

Cada cosa predica incesantemente la ley, pero esta ley no es algo diferente de la cosa misma. Haiku es la revelación de esta predicación, al presentarnos algo desprovisto de toda nuestra distorsión mental y decoloración emocional; o más bien, muestra la cosa tal como existe al mismo tiempo fuera y dentro de la mente, perfectamente subjetiva, nosotros inseparados del objeto, el objeto en su unidad original con nosotros mismos.

傘におしもどさるいしぐれ設

Karakasa ni oshimodosaruru shigure kana

Caminando bajo la lluvia invernal,
el paraguas
me empuja hacia atrás.

(Shiseijo)

El haiku, por tanto, plantea la mayor exigencia a nuestra pobreza interna. Shakespeare derrama su alma universal y nos humillamos ante su omnisciencia y su poder desbordante. Los haiku exigen de nosotros que nuestra alma encuentre su propia infinidad dentro de los límites de algo finito. En este sentido, nada se nos oculta. El haiku es el resultado del deseo, del esfuerzo, de no hablar, de no escribir poesía, de no oscurecer más la verdad y la talidad de una cosa con palabras, con pensamientos y sentimientos. De estas cosas, digo con Emerson,

Lo que eres habla tan alto, que no puedo oír lo que dices.

Las cosas deben hablarnos tan alto, que no podemos oír lo que los poetas nos dicen de ellas.

Un haiku no es un poema, no es literatura; es una mano que señala, una puerta entreabierta, un espejo limpio. Es una manera de regresar a la naturaleza, a nuestra naturaleza lunar, a nuestra naturaleza de flor de cerezo, a nuestra naturaleza de hoja que cae, en definitiva, a nuestra naturaleza de Buda. Es una manera en la que la fría lluvia invernal, las golondrinas de la tarde, incluso el mismo día en su calor y la duración de la noche cobran verdadera vida, comparten nuestra humanidad, hablan su propio lenguaje silencioso y expresivo.

舟と岸と話してねる日永かな

Fune to kishi to    hanashi shiteiru    hinaga kana

Qué largo el día:
el barco está hablando
con la orilla.

(Shiki)

Es un lenguaje silencioso porque sólo llama a una determinada área y no explica por qué, dónde ni cómo. En el poema anterior de Shiki, el simple significado de que el hombre en el bote está hablando con el hombre en la orilla no es, a pesar de su brevedad poética, el punto realmente significativo del poema. Esto se encuentra en un ámbito completamente diferente, donde los barcos y las costas hablan libremente entre sí y continúan sus eternas conversaciones, indiferentes a nuestra prosaica e intelectual protesta.

¿Qué es un poeta? Un poeta es un espíritu que habla a los espíritus.

相見阿阿笑

園林落葉多

(頑林旬集)

Al encontrarse, los dos amigos ríen en voz alta:

en la arboleda, las hojas caídas son muchas.

Confucio no está pensando en un poeta, pero sus palabras son válidas:

唯天下至誠、能索共性、能恭其性、 能盛人之性、 能憲人之性、則能輩物之性、 能哉物之性、則可以賛天地之化育、 可以 質天地之化育、 則可以奥天地参夫。

                                                                               (中庸中ニ)

Sólo aquel que ha alcanzado la sinceridad (perfecta) bajo el Cielo puede agotar (las infinitas potencialidades de) su naturaleza. Quien hace esto, puede agotar la naturaleza del hombre y, por tanto, la naturaleza de (todas las demás) cosas, logrando así (el poder de) participar en la (actividad) transformadora y vivificante del Cielo y la Tierra, y como Hombre, haciendo un tercero con ellos.

¿En qué idioma se hablan los poetas entre sí?

No se expresan ni con palabras ni con silencio. En esa condición que no es ni palabras ni silencio, se capta su naturaleza. (Sōshi, 25).

¿Qué dicen los poetas de los que no lo son?

道郎太禁道

貝道得八成。

(碧、八十九)

Cuando hablas, hablas bien,

pero tu hablar es incompleto.

Por eso es tan agotador leer poesía, por eso la evitamos instintivamente. Entrar en estrecho contacto con cosas o personas es a menudo una tarea dolorosa. Incluso con Dios esto es así.

Dios ama todas las cosas por igual.

Gott ist in allen Dingen und an allen Orten gleich, und ist uberall gleich bereit sich dem Menschen zu schenken, so weit es an ihm liegt.

(NT: Dios es el mismo en todas las cosas y en todos los lugares, y está igualmente dispuesto a entregarse a los hombres en todas partes, en la medida que a él le corresponde.)

La intuición de Eckhart se expresa de un modo típicamente zen:

虚容無脊面

鳥道紙東西

(障林旬集)

En la vasta inanidad, no hay detrás ni delante;

el camino del pájaro conquista el Oriente y el Occidente.

Pero todas las cosas no reciben ni pueden recibir ese amor por igual, Dios está en todas las cosas por igual, pero las cosas no lo manifiestan en el mismo grado. Eckhart dice,

Nun habe ich schon oft gesagt: wenn ich von Gleichheit spreche, so meine ich nicht, dass man alle Werke und alle Orte und alle Leute fur gleich halten soll. Das ware unrecht; denn Beten ist ein besser werk als Spinnen, und die Kirche ist ein edlere Statte als die Strasse. Aber du sollst in den Werken ein gleiches Gemut und ein gleiches Zutrauen und einen gleichen Ernst zu deinem Gott haben.

(NT: Ahora bien, he dicho muchas veces: cuando hablo de igualdad, no quiero decir que se deban considerar iguales todas las obras, todos los lugares y todas las personas. Eso estaría mal; porque mejor trabajo es orar que hilar, y la iglesia es un lugar más noble que las calles. Pero debéis tener el mismo espíritu, la misma confianza y la misma seriedad hacia vuestro Dios en vuestras obras.)

Y estas diferencias en las cosas, estas limitaciones son, de la manera más asombrosa, las mismas cualidades que manifiestan a Dios. Es en virtud de la falta de algo, que una cosa tiene valor.

樹呈風態

波弄月神

(林句集)

El árbol manifiesta el poder corporal del viento;

la ola exhibe la naturaleza espiritual de la luna.

Si el árbol fuera lo suficientemente fuerte no manifestaría nada. Si la ola fuera rígida, la naturaleza de la luna no se podría expresar en ella. Esta fuerza perfeccionada en la debilidad es lo que Eckhart llama convertirse en hijo, alguien que no rechaza nada, que deja de lado todo lo que dificulta la unión perfecta con todas las cosas, buenas y malas, provechosas y no rentables, puras e impuras.

Sollt ihr also ein Sohn sein, so müsst ihr ablegen und von euch scheiden alles, was eine Besonderheit an euch ausmacht.

(NT:Por eso, si queréis ser hijos, debéis descartar y separar de vosotros mismos todo lo que tenéis de especial.)

Un poeta ve las cosas como son, en la medida en que es desinteresado.

Mi juicio es justo porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.

En relación con cada circunstancia, debemos ser como los sirvientes en la fiesta de Caná:

Todo lo que Él os diga, hacedlo.

Las flores dicen “¡Florece!” y florecemos con ellas. El viento sopla y nos balanceamos entre las hojas. Lawrence describe al poeta con las siguientes palabras:

El hombre animal puro sería tan hermoso como un ciervo o un leopardo, ardiente como una llama alimentada directamente desde abajo. Y sería parte de lo invisible, como lo es incluso un ratón. Y no dejaría de maravillarse, respiraría silencio y asombro invisible, como lo hacen las perdices que corren entre los rastrojos. Sería todos los animales, por turnos, en lugar de la cosa fija y automática que es ahora, machacado por los nervios.[2]

Podemos llegar a la misma conclusión desde el otro extremo de la escala. En la medida en que existe un tomate, existe Dios. Cuando un tomate se pudre, Dios se pudre. Dios florece en las flores del verano, cae en las hojas del otoño, yace tranquilo y frío en la nieve y el hielo del invierno.

青山元不動

白雲自去楽

(碑林句集)

Las colinas azules son por naturaleza inamovibles;

las nubes blancas van y vienen por sí mismas.

De nuevo decimos: Dios ama a todas las cosas por igual, al ratón que atrapa el gato, el agua que engulle al marino, el hombre que mata a golpes a su madre. Sustitúyase la palabra “Dios” por la palabra “poeta”, y las afirmaciones anteriores serán igualmente verdaderas. Si usted piensa que el universo le es hostil, es simplemente un reflejo de su enemistad con el universo. Si usted piensa que

estoy tan contento de que Jesús me ame

eso es un reflejo de tu amistad con él. De hecho, no es ni hostil, ni amistoso, ni indiferente. Eres tú, tu verdadero yo. La vida poética, la religiosa, es la de los ángeles

que siempre contemplan el rostro de su Padre en el Cielo.

Así, aunque la vida del poeta es de dolor, también es de paz. La interpenetración de la vida con la vida es un asunto agonizante, pero es como la punción de un forúnculo, como el nacimiento de un niño, en el lenguaje de Dante,

com’ acqua recepe

raggio di luce, permanendo unita.[3]

como el agua recibe

un rayo de luz, permaneciendo íntegra.

Lo siguiente, es obra de Bashō

古池ふるいけや蛙飛びこむ水の音

Furuike ya     kawazu tobikomu     mizu no oto

El viejo estanque;
una rana salta dentro;
el sonido del agua.

Es de muy dudosa autenticidad, y en cierto modo estropea la sencillez y aparente espontaneidad del original. De hecho, se siente una tendencia a arrancar del inconsciente y lo instintivo lo que debería quedar allí, una cierta artificialidad y convencionalismo esotérico que es repulsivo para la mente poética. No obstante, ilustra una de las formas en que el zen y el haiku están relacionados y, además, muestra una cierta forma del pensamiento poético que ha acompañado al haiku desde la aparición de Bashō.

Bucchō, (柳頂), del Templo Komponji, (常州島根本寺), un monje de amplia lectura y profunda iluminación, se convirtió en el maestro de Bashō. Tras trasladarse al templo Chōkeiji, (長慶寺), en Fukagawa, cerca de Edo, un día visitó al poeta, acompañado por un hombre llamado Rokusō Gohei, (六前五兵衛). Este último, al entrar por primera vez en la ermita, gritó: “¿Cómo es la Ley Budista en este tranquilo jardín con sus árboles y hierbas?”

如包なるか是れ庭草木中の仰法。

Bashō respondió: “Las hojas grandes son grandes, las pequeñas son pequeñas”.

葉に大は大、小底は小な

Bucchō entró entonces y dijo: “¿qué ha conseguido recientemente?”.

近日何の有る所ぞ。

Bashō respondió: “Se acabó la lluvia, el musgo verde está fresco”.

雨過ぎで青苔を洗よ.。

Bucchō le preguntó además: “¿Cuál era esta ley budista antes de que creciera el musgo verde?”

如何なるか是れ青昔未生前の働法。

En ese momento, al oír el sonido de una rana que saltaba al agua, Bashō exclamó: “El sonido de la rana que salta al agua”.

駐飛び込む水の音

Bucchō se llenó de admiración ante esta respuesta, considerándola una prueba del estado de iluminación de Bashō…… En ese momento Sampū (杉風) felicitó respetuosamente a Bashō por haber compuesto este verso, reconocido por Bucchō, añadiendo al arte la gloria de la religión; Ransetsu (嵐雪) dijo: “Puede decirse que esta frase del sonido del agua representa plenamente el significado del haiku, pero falta la primera parte del poema. Por favor, complételo”. Bashō respondió: “Yo mismo estaba pensando en ello, pero me gustaría escuchar sus opiniones primero y luego decidiré”. Varios de sus alumnos lo intentaron; Sampū sugirió

宵闇や  El crepúsculo de la tarde;

como las cinco primeras sílabas;

Ransetsu,

林しさに En la soledad,

Kikaku,

山吹や    La rosa de la montaña

Bashō, mirándolos, dijo: “Todos y cada uno de ustedes en su primera línea expresaron un aspecto del asunto y compusieron un verso de calidad por encima de lo común; especialmente el de Kikaku es brillante y fuerte. Sin embargo, no seguiré el modo convencional, lo haré solo por esta noche,

古池や     El viejo estanque

Todos quedaron impresionados y con un profundo asombro. En este poema, el Ojo del Haiku se abre por completo. Conmueve al Cielo y la Tierra y a todos los Dioses y Demonios que hay en ellos hasta la admiración. De hecho, este es el camino de Shikishima, equivalente a la creación de un Buda. El Dharani de Hitomaru (人丸) y el Alabando la Venida del Buda (来迎和讃) de Saigyō, están contenidos en estas diecisiete sílabas.

De alguna manera todo esto no me importa. En mi opinión, el haiku y la práctica del Zen deberían mantenerse separados. El Zen como ejercicio que conduce a la iluminación es una cuestión de vida o muerte para el alma. El haiku sólo se ocupa de la vida. Es la flor de la vida. Es bastante cierto que en el Zen nos esforzamos por ver el mundo como un poeta ve un árbol en flor, pero para llegar a ese estado se necesitan esfuerzos violentos, convulsiones espirituales extremadamente antipoéticas, muy diferentes de las que se ven en el Zen, es la

emoción recogida en la tranquilidad,

que es el flujo de entrada y salida del objeto y la mente en momentos de percepción poética. Un mejor ejemplo de la relación entre Zen y haiku es el siguiente. Cuando Sotōba (蘇東坡), el gran poeta chino de la dinastía Sung, estaba estudiando el problema de la Predicación Insensible (無情説法), en el templo Ryukōji, (りゅこう寺), en Rozan, (蕗山), bajo la dirección de Jōchō (常張), saliendo del templo al amanecer, de repente se iluminó y expresó su comprensión en el siguiente poema muy conocido;

演弊便是度長舌、山色登非非清浄身。

夜来八高四千優、他日如何撃示人。

El torrente de la montaña es la lengua ancha y larga de Buda;

los colores de las montañas, ¿no son su Cuerpo Puro?

Toda la noche, ochenta y cuatro mil versos budistas,

pero en días venideros, ¿cómo mostraré esto a los demás?

Este es también el problema del poeta: transmitir algo de lo que ha visto, transmitir más bien el poder de ver, la vida creativa que forma la parte esencial de lo que aparece en palabras, rima y ritmo.

Esta misma identidad de poeta y santo la tenemos en los versos de Sotōba, en los que describe su experiencia en los montes de Ro (魔:):

虚山姻雨所江潮、不到千般恨未、

到得師楽無別事、虚山蝦雨所江潮。

Lluvia brumosa en el monte Ro, sube la marea en Sekkō,

te arrepientes mucho por no haber estado antes;

cuando ya has estado allí y regresas,

es simplemente una lluvia brumosa en el monte Ro, subiendo la marea en Sekkō.

Esta experiencia de Sotōba, el hombre, es más profunda de lo que el lector podría suponer, pero también lo es la de Sotōba el poeta. La diferencia entre los dos es que la experiencia poética puede estar, y generalmente está, confinada a esa área de la mente que se ocupa de las cosas particulares, mientras que la del iluminado se extiende, quiera o no, por toda la personalidad, por toda la actividad. En Sotōba tenemos la combinación de hombre y poeta en uno, y desde ambos puntos de vista se puede intuir su experiencia total. Los picos vistos a través de la lluvia que parece humo, el poeta los percibe como la deidad manifiesta; el agua creciente del arroyo es Dios mismo, pero sólo si así se percibe inmediatamente; cuando hay un mínimo de separación entre ellos, entre la cosa y Dios, entre él mismo y Dios, tenemos una división intelectual que ninguna pasión puede volver a unir. Cuando pensamos que esto es eso, no es así, y ninguna intensidad de pensamiento lo hará así, porque es el resultado de nuestra inmediatez de percepción que sea así. Además, cuando se percibe este estado de las cosas, es con éxtasis, pero tan pronto como se ha convertido en una experiencia cotidiana y ha perdido su primer impacto de sorpresa, ese mundo recién creado se convierte en el mundo cotidiano en el que vivimos, y este mundo no es el del hombre práctico, apoético, no iluminado, desprovisto de religión o poesía. Esto es lo que Sotōba quiere decir cuando dice que estas montañas brumosas y estas olas agitadas no son nada especial, nada fuera de lo común. Las personas que viven en el Cielo, aquellos que tienen una paz sin deseos, que miran las cosas sin tener en cuenta las ganancias y pérdidas para ellos mismos, encuentran sus vidas bastante ordinarias y aburridas.

Para el lector, cada haiku es un kōan, una pregunta zen, una puerta abierta que parece cerrada, que conduce a ¿…? A nada ni a ninguna parte, porque la puerta es aquello a lo que te conduce y aquello de lo que se sale. Ni siquiera es diferente lo que la atraviesa, que no tiene existencia real alguna. Todo a lo que nos enfrentamos es a un kōan, un examen en el que podemos fracasar o aprobar, cosas del pasado, del presente y del futuro, cosas cercanas y cosas lejanas, reales e irreales, abstractas y concretas. Y todas estas cosas son en sí mismas poemas como esas flores de agua artificiales secas (水造花) que se abren cuando se sumergen en el agua de la mente. Nosotros damos a las cosas su vida, ellas nos dan nuestra vida.

No debemos ser ni esclavos ni amos de las cosas. Hoy es Año Nuevo, y cuando salimos al pozo por la mañana temprano y vemos los rayos del sol brillar en el agua mientras la vertemos en el cubo, decimos:

汲上る水に春たつ光りかな

Kumiageru    mizu ni haru tatsu    hikari kana

En el agua que saco,
brilla el comienzo
de la primavera.

(Ringai)

Pero

Cada día es un Buen Día, 日々是好日

o como lo expresa el poeta:

やつと家た元且も只ひと日哉

Yatto kita    gantan mo tada    hitohi kana

Este día de Año Nuevo
que ha llegado por fin;
es sólo un día.

(Hōrō)

La luz en el agua no es diferente a la de cualquier otra mañana. Nos debatimos entre el sentimiento de que es especialmente brillante y significativo, y la certeza de que no lo es. Aférrate a ambos; no dividamos lo que se da de lo que damos. Todo es como es, pero todo es maravilloso. Todo es ley, pero somos libres. Por un lado, las cosas son como son:

El mar estaba tan mojado como podía estarlo,

las arenas estaban secas …secas.

No podías ver una nube, porque

no había ninguna nube en el cielo:

ningún pájaro volaba sobre nuestras cabezas;

no había pájaros para volar.

Por otra parte, nada es lo que parece, todo es tremendamente improbable y contradictorio. Sentimos nuestro profundo parentesco espiritual con el Caballero Blanco:

“Dijo: Busco ojos de abadejos

entre los brezos brillantes,

y los transformo en botones de chaleco

en la noche silenciosa.

A veces busco panecillos con mantequilla,

o pongo ramitas encaladas en busca de cangrejos,

a veces busco las lomas cubiertas de hierba

buscando ruedas de carruajes.”

Estamos con Puck en que

 las cosas absurdas

son las que más me gustan

Es decir, las cosas son impredecibles, únicas, sin ley. Sin embargo, las cosas son simplemente lo que son, sin ningún significado ulterior. Las cosas tienen un significado infinito; pero también son decepcionantes, son finitos y limitados. Pero en el fondo, en el fondo de nuestra existencia, no pedimos nada, ni siquiera que las cosas sean como son. A pesar de todos nuestros deseos y odios, nuestro instinto más profundo es:

元且や何ももとめぬ宿のさき

Ganjitsu ya    nanimo motomenu    yado no saki

Día de Año Nuevo;
la cabaña tal como está,
nada que pedir.

(Nanshi)

Fin primera parte: Continúa

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[1] Browne, Hydriotaphia.

[2] St. Mawr.

[3] Paradiso, 2, 85-56.

ZEN, EL ESTADO MENTAL DEL HAIKU 11. NO MATERIALIDAD, 12. AMOR Y 13. CORAJE

11

Materialidad

El Zen, como el haiku, enfatiza lo material frente a lo llamado espiritual. No hay argumentos abstractos ni principios generales. Todo es concreto. Si echamos un vistazo a una serie de haikus, descubriremos que tratan enteramente de cosas: nieve, flores de cerezo, gente bailando, ranas, el viento. A Walden le pasa lo mismo. Hablando de él mismo, Thoreau dice

Sentí que algunas bayas que había comido en la ladera de una colina habían alimentado mi genio.

Lawrence nos dice, en El Hombre que Murió, que Cristo se dio cuenta, después de su muerte, con respecto a María Magdalena, que su enseñanza, su vida misma, había sido demasiado espiritual.

Les pedí a todos que me sirvieran con el cadáver de su amor. Y al final les ofrecí sólo el cadáver de mi amor.

Estas palabras parecen una llamada muy alejada de aquellas palabras en las que Chora se describe a sí mismo, pero hay una profunda afinidad entre ellas:

夜はうれしく素は静かや春の雨

Yo wa ureshiku    hiru washizuka ya    haru no ame

Por la noche, felicidad;
de día, tranquilidad,
lluvia primaveral.

(Chora)

 

冷永にせんべい二枚様良が夏

Hiyamizu ni    senbei ni-mai    chora ga natsu

Agua fría,
dos galletas:
el verano de Chora.

 

El segundo de estos dos poemas nos recuerda las palabras de reproche a Marta,

Pero una cosa es suficiente.

Es un error suponer que en la poesía hemos de percibir lo absoluto en lo relativo, lo eterno, lo infinito en lo finito, lo espiritual en lo material. Si hay alguna antítesis al Zen, es este tipo de zoroastrismo, en el que es tan fácil caer, porque es de la propia naturaleza del intelecto funcionar dicotómicamente. Nuestra vida poética, nuestra vida religiosa es una larga e interminable lucha contra esta tendencia. La naturaleza del alma, sin embargo, es simple; el ojo del alma es único. Eckhart dice:

Ein Meister spricht: “Die Seele ist ein Punkt oder eine Ecke, wo sich Zeit und Ewigkeit treffen. Die Seele aber ist weder von Zeit noch von Ewigkeit gemacht, sondern sie hat eine Natur aus Nichts geschaffen zwischen beiden.” Ware sie von Zeit gemacht, so ware sie verganglich; ware sie dagegen von Ewigkeit geschaffen, so ware sie unwandelbar. (NT: Un maestro dice: “El alma es un punto o una esquina donde se encuentran el tiempo y la eternidad. Pero el alma no está hecha ni de tiempo ni de eternidad, sino que tiene una naturaleza creada de la nada entre ambas”. Si fue hecha de tiempo, fue transitoria; si fue creada de la eternidad, fue inmutable.

La materialidad del Zen se manifiesta en el hecho de que la vida religiosa está en su punto más bajo en la iglesia, donde todo está dispuesto para inclinar la mente hacia algún otro lugar, el Cielo o el Infierno, algún otro tiempo, el pasado o el futuro. Hay más religión en una taberna o en un campo de batalla. Es por eso que, como dice Cristo,

los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios

Los hombres viven según el Zen. Todo lo que desean es verlo y sentirlo. Van al cine por ello. Los romances de vaqueros están llenos de fracasos para conseguirlo. Cuando el “asesino” entra en el salón de baile con las manos preparadas para desenfundar, es en su Zen en lo que se fijan nuestros ojos. Pero este llamado “Zen” no existe como tal. No hay nada de simbólico en él. Goethe dice,

Alles Vergangliche ist nur ein Gleichnis.

(NT: Todo lo que es transitorio es sólo una parábola).

Pero no nos dice de qué es un símbolo, porque no puede. Es “un símbolo propiamente dicho”, como lo llama Carlyle, lo que significa, como diría Rinzai, un no-símbolo. En este sentido podemos recordar los versos de Keats:

Es un defecto

en la felicidad ver más allá de nuestra frontera,

nos obliga a lamentarnos en los cielos de verano,

estropeando el canto del ruiseñor.

En poesía, al menos tal como la entienden los poetas de haiku, simplemente no se puede prescindir de las cosas. Contraste el primero de los siguientes poemas con los otros tres, todos sobre el tema del cambio de sirvientes, que en la antigüedad tenía lugar el quinto día del tercer mes del calendario lunar:

出がはりや幼心に物はれ

Degawari ya    osana-gokoro ni    monoaware

Cambio de sirvientes:
el patetismo
de su corazón infantil.

(Ransetsu)

 

出がはりや傘提げてタながめ

Degawari ya    karakasa sagete    yū nagame

El criado que se va;
paraguas en mano,
contempla el atardecer.

(Kyoroku)

 

出代や農へ落す涙かな

Degawari ya    tatami e otosu    namida kana

El cambio de sirvientes;
sus lágrimas
salpican el tatami.

(Taigi)

 

紙屑や出代のあとの物淋し

Kamikuzu ya    degawari no    ato no mono sabishi

Algunos trozos de papel,
Después de que ella se haya ido:
Un sentimiento de soledad.

(Senna)

La poesía se ocupa mucho de los paraguas, los tatamis, los trozos de papel. Goethe, con la valentía que le caracteriza, parece contradecir sus propias palabras sobre el carácter “simbólico” de todas las cosas:

No busques, te lo ruego, no hay nada detrás de los fenómenos. Ellos mismos son su propia lección. (Sie selbst sind die Lehre.) (NT: Tú mismo eres la enseñanza).

En el conocido poema estadounidense Little Boy Blue, de Eugene Field, se nos cuenta la lección que las cosas guardan para nosotros; pero las cosas (los juguetes) son tan fuertes que son capaces de superar el peso muerto de su propia lección y hablar por sí mismas:

El perrito de juguete está cubierto de polvo,

pero se mantiene firme y robusto.

El soldadito de plomo está rojo de óxido,

y su mosquete se amolda en sus manos.

Hubo un tiempo en que el perrito de juguete era nuevo,

y al soldadito le pasaba igual,

y fue en aquel tiempo cuando nuestro Pequeño Niño Azul,

los besó y los puso allí.

“Ahora no te vayas hasta que yo venga”, dijo,

“y no hagas ningún ruido”.

Así que, caminando a su cama nido,

soñaba con sus bonitos juguetes.

Y mientras soñaba, la canción de un ángel,

despertó a nuestro Pequeño Niño Azul.

Ah, los años son muchos, los años son largos,

pero nuestros amiguitos de juguete son fieles.

¡Ay!, fieles al Pequeño Niño Azul permanecen,

cada uno en el mismo viejo lugar,

esperando el toque de una pequeña mano,

y la sonrisa de una carita.

Y se preguntan, mientras esperan todos estos largos años,

en el polvo de esa pequeña silla,

“qué ha sido de nuestro Pequeño Niño Azul,”

desde que los besó y los puso allí.

(Rompecabezas: señala la línea donde está el Zen). Esta es la fidelidad de las cosas, aquello a lo que el salmista se refiere indirectamente en los versos tantas veces citados:

El Señor es mi pastor;

nada me falta.

Se ve en lo siguiente;

あろし置く笑に地震る夏野哉

Oroshi oku    oi ni naefuru    natsuno kana

El altar ambulante acaba de posarse,
sacudido por un terremoto,
en el páramo de verano.

(Buson)

 

夕風や水青鷺の麗をうつ

Yûkaze ya    mizu aosagi no    hagi wo utsu

Con la brisa de la tarde,
el agua choca
contra las patas de la garza.

(Buson)

 

蝋打に花さくも打たれけり

Hae uchi ni    hana saku kusa mo    utare keri

Golpeando la mosca,
he golpeado también
una planta en flor.

(Issa)

Otro poeta estadounidense nos ofrece una lista de las cosas que más valora un poeta, especialmente un poeta de haiku, valora más:

sombras, colores, nubes, brotes de hierba y restos de orugas, ramas donde se posan las abejas silvestres, ¡colores que manchan el pétalo de la violeta.[1]

Esta es la practicidad del haiku. La practicidad del Zen resulta de la constitución del mundo en que vivimos. Cualquier creencia que tengamos carece de sentido excepto en la medida en que motiva nuestra vida interior, con la necesaria expresión en la forma y los actos:

Pero en verdad la convicción, que nunca fue tan excelente, ¿es inútil hasta que se convierte en conducta?[2]

Esta “sentida certeza indudable de la experiencia” debe ser sentida dentro y a través del cuerpo:

Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, se la dio diciendo: Bebed de ella todos.[3]

En la Ceremonia del Té, es el olor, el sabor del té, el sonido del agua hirviendo, el tacto de la tetera lo que da al devoto el significado que ningún pensamiento abstracto, ninguna observación de la ceremonia del té podrá transmitir jamás.

La duda de cualquier tipo no puede ser eliminada, excepto la acción.[4]

¿Qué tipo de acción es esta? Es la actividad física de escuchar al higurashi mientras las sombras caen en el cielo. Era el olor de la flor que Buda mostró ante la congregación de monjes. Es el sabor de la lágrima que cae, no sabemos por qué, el tacto del torno del dentista, la visión de las personas feas que amamos.

Suponemos que el cuerpo es una máquina y que el alma lo conduce a voluntad de aquí para allá, pero es al revés. Nuestro presumido autocontrol, confesión y penitencia, reforma, conversión, salvación, … todo está determinado físicamente, en nuestros cuerpos. Estos tienen la verdadera vida oscura. Es la raíz la que en la tierra fría y silenciosa decide qué flores han de florecer al viento y al sol. Spengler lo ha descrito a su manera, con su pensamiento característico, casi físico, su violencia intelectual:

El ser cósmico vegetal, cargado de destino, sangre, sexo, posee un inmemorial dominio y lo conserva. Es la vida. El otro sólo es un sirviente de la vida. Pero este otro quiere, no servir, sino gobernar; más aún, cree que gobierna, pues una de las pretensiones más decididas del espíritu humano es su pretensión de tener poder sobre el cuerpo, sobre la “naturaleza”. Pero la pregunta es: ¿no es esta misma creencia un servicio a la vida? ¿Por qué nuestro pensamiento piensa así? Tal vez porque el “ello” cósmico quiere que así sea. El pensamiento muestra su poder cuando llama al cuerpo al movimiento, cuando establece la miseria del cuerpo y ordena a las voces de la sangre que callen. Pero en verdad la sangre gobierna, en el sentido de que, silenciosamente, ordena que la actividad del pensamiento comience y cese.[5]

Incluso cuando el tema no admite un tratamiento muy burdo o terrenal, es bueno volver a lo material aunque sólo sea por un momento, no sea que perdamos el contacto con el terreno firme:

“Entonces dime”, dije, “¿de dónde crees que vienen estos momentos?” ¿Y me darás la mitad de tu cebolla? “Con mucho gusto”, y respondió, “porque ningún hombre puede comerse una cebolla entera; y en cuanto a ese otro asunto; bueno, creo que la puerta del cielo está entreabierta de vez en cuando, y esa luz brilla sobre nosotros por un momento entre su apertura y su cierre”.[6]

雷晴れて一樹の夕日蝉の撃

Rai harete    ichiju no yūhi    semi no koe

La tormenta ha amainado,
el sol del atardecer brilla en un árbol
donde canta una cigarra.

(Shiki)

Por este aspecto de materialidad, las cosas animadas e inanimadas pierden gran parte de su diferencia, como también lo hacen las humanas y las no humanas. El hombre pierde su dignidad de señor de la creación, las cosas se ven con su naturaleza de Buda plenamente desplegada:

Era tan grande que no pudo evitar sentirse un poco tímida con él, como le había sucedido con el cordero; sin embargo, venció su timidez con un gran esfuerzo, cortó un trozo y se lo entregó a la Reina Roja.

“¡Qué impertinencia!”, dijo el Budín. “Me pregunto qué te parecería si cortara una rebanada de ti, criatura!”

Imagen 19

La Calabaza, de Mushakoji Saneatsu

Esta igualdad de las cosas y de nosotros mismos, nuestra naturaleza común, es recíproca. Sólo existimos si ellas existen. No serán despreciadas. Somos iguales y podemos convivir armoniosamente, sólo si se reconoce nuestra independencia y dependencia, nuestra separación y continuidad. Las cosas ya han hecho su parte; nos corresponde a nosotros hacer la nuestra:

“Bueno, ahora que nos hemos visto”, dijo el Unicornio, “si tú crees en mí, yo creeré en ti. ¿Es un trato?” “Sí, si quieres”, dijo Alicia.

 

12

Amor

El zen es amor al universo. Sin este “amor”, la alegría es incierta, el dolor es inevitable, todo carece de sentido. Otelo dice,

Cuando no te quiero,

¡el caos vuelve!

Este amor debe ser completo, …… no es que apunte al universo como un todo, sino que la personalidad como un todo debe debe concentrarse en la cosa; la cosa debe estar impregnada con la personalidad. Luego tenemos el estado, descrito abstractamente por el Dr. Suzuki en las siguientes palabras:

Cuando se coge un objeto, todo lo demás, Uno y Todo, viene junto con él, no a modo de sugestión, sino de manera omniinclusiva, en el sentido de que el objeto es completo en sí mismo.

Dickens nos ofrece lo mismo, pero vivo y palpitante:

Los caballos y los perros son el capricho de algunos hombres. Para son las bromas … el alojamiento, esposa e hijos… lectura, escritura y aritmética… rapé, tabaco y sueño.

Obtenemos el mismo amor completo y desinteresado por el universo, concentrado en una cosa descrita en el Caso 19 del Hekiganroku:

Cualquiera que fuera la pregunta que le hicieran a Gutei,

él simplemente levantaba un dedo.

Debe ser sin calificaciones ni reservas, tomando el universo en buena salud y en mala salud, para bien y para mal, sin miedo a la muerte.

Si debo morir,

me encontraré con la oscuridad como con una novia,

¡y la abrazaré entre mis brazos![7]

Debe ser sin apego a la vida. El ejemplo clásico de esto en la literatura inglesa es la escena de la muerte del viejo Euclio, de Pope:

“¿Su dinero, señor?”— “Mi dinero, señor, ¿eso es todo? Por qué —si es necesario—(entonces llora) se lo doy a Paul”— “¿La mansión, señor?”— “¡La mansión! ¡sostenedme! Eso no, no puedo separarme de eso”, y murió.

En la medida en que dudamos de la “paternidad” de Dios, de su amor por el gorrión, los gusanos y los gérmenes de las enfermedades, no tenemos tranquilidad, porque no podemos evitar amarlo por la belleza de las hojas y las flores, de la lluvia que cae, las montañas brumosas y

“¡oh, qué condenados minutos cuenta el que idolatra y, no obstante duda; sospecha y, sin embargo, ama profundamente!”.[8]

La relación entre el amor y la poesía puede ser fácil de identificar, pero la relación con el Zen es mucho más difícil. Míralo así. Si estamos sin amor propio, sin avaricia, sin deseo de ganancia, de felicidad, de vida misma, toda esta energía debe desbordarse en alguna parte. Se desborda en todas las cosas, incluido en uno mismo, de modo que ahora ninguna acción es egoísta o desinteresada, buena o mala, sino que es como la luz del sol o la lluvia, pero con mente en lugar de sin mente.

Decimos que vemos la belleza de las finas gotas de lluvia, el brillo de las hojas al sol, las estrellas en su calma, pero lo que realmente vemos es la mente del hombre, nuestra propia mente, en todas estas cosas. A través de nuestra actividad y cooperación, estas cosas inanimadas adquieren mente y afecto. Las olas ahogan con pesar al náufrago, el sol abrasa con remordimiento al viajero cansado,

Sosteniendo su pañuelo de bolsillo

ante sus ojos llorosos.

A cambio, nos convertimos en criaturas ventosas, lluviosas, estrelladas, soleadas, que viven en todas las cosas, en todos los tiempos y lugares. Un hombre que existe así, ayuda a su prójimo como se ayuda a sí mismo; porque le produce el mismo placer. Si se le pide que camine una milla, con gusto camina dos, pero también, como dice Goldsmith,

El desnudo se viste todos los días

cuando se pone la ropa.

El hecho es que, como señaló una vez Bernard Shaw, no podemos persuadirnos a nosotros mismos de amar a lo desagradable, a los enemigos, a aquellos que nos dañan, ya sean cosas o personas. Aquí ambos, el cristianismo y el budismo, fallan. Pero lo que podemos hacer es vaciar nuestra mente del amor propio al darnos cuenta de un hecho: el hecho de que no hay un yo al que amar ni un amante al que amar. Nadie nos alaba, nadie nos culpa, nadie mata, nadie mató. Son sólo innumerables Budas que se inclinan unos ante otros, hombres, criaturas y cosas que alaban a Dios de común acuerdo.

Este tipo de “amor”, entonces, no es el primer paso ni es el medio, sino el fin, el objetivo y la consumación de nuestra peregrinación aquí. Se expresa de maneras muy distintas al altruismo y la abnegación. Es continuo y sin esfuerzo, inconsciente y sin nombre, pero lo sentimos y lo conocemos en nosotros mismos y en los demás como la salud del alma.

澁いとこ母が喰ひけり山の柿

Shibui toko    haha ga kui keri    yama no kaki

Caquis de montaña;
la madre está comiendo
las partes astringentes.

(Issa)

El Zen no puede cambiar el carácter innato de un hombre. (Lo que llamamos “carácter innato” es la Budeidad universal e idéntica en su manifestación físicamente limitada y específica). Nada puede hacerlo. No puede convertir un corazón frío y egoísta en uno cálido y amoroso. Lo que sí hace es cambiar la dirección de la energía interior, sacar a la luz todo el poder latente, para mostrar cosas interesantes que no se notaron o que se consideraban insignificantes o repulsivas:

山門をぎいと鎖すや秋の暮

Sanmon wo    gli to tozasu ya    aki no kure

Cerrando la puerta del gran templo,
¡un crujido!:
tarde de otoño.

(Shiki)

 

吾行けば共に歩みぬ遠案山子

Ware yukeba    tomo ni ayuminu    tōkakashi

Caminaba conmigo
mientras yo caminaba,
el espantapájaros a lo lejos.

(San-in)

Este amor es de Aquel que es tan libre como podríamos ser nosotros mismos, si tan sólo lo deseáramos. Hacemos nuestras solemnes e inútiles preguntas, y obtenemos nuestras respuestas, pero difícilmente son de nuestro agrado, pero

¡No estoy obligado a complacerte con mis respuestas![9]

Sin embargo, en nuestro corazón secreto amamos el universo tal como es, las cosas cortas tan cortas, las cosas largas tan largas, e interiormente detestamos ese mundo falsamente justo y superficialmente perfecto que pretendemos esperar o en el que pretendemos creer.

Así como el Zen es amor, el haiku puede denominarse poemas de amor y el Chushingura una historia de amor. El amor apasionado entre los sexos no está implícito aquí, y debe admitirse como una debilidad fundamental tanto del budismo como del cristianismo, que nunca han abordado el amor entre hombres y mujeres, sino que han ignorado todo el asunto, como si todos hubiéramos venido al mundo por generación espontánea, en lugar de como resultado del amor de nuestros padres.

El haiku es una expresión de la alegría de nuestro reencuentro con las cosas de las que nos hemos separado por la autoconciencia, tan fuerte y tierna en el acto sexual, más difusa, pero igualmente poderosa y delicada en nuestros momentos poéticos. Aunque nuestro amor por las cosas sea tan débil, todos deseamos ser amados ardientemente de la manera equivocada, la no budista, la no cristiana. Keats dice,

A ti mismo, tu alma, por piedad, dámelo todo,

no retengas ni un átomo de ningún átomo, o moriré,

y aquí, como siempre, es difícil evitar tirar al bebé con el agua del baño, especialmente porque desde el punto de vista zen, el bebé es el agua del baño; sin bebé, no hay agua para el baño; sin agua para el baño, no hay bebé. En verdad, es difícil amar como Dios ama al justo y al injusto, al violador y a la violada, a la babosa y a la lechuga.

 

 

13

Coraje

La última de estas manifestaciones del Zen es la valentía. Aunque no es una de las virtudes especialmente enfatizadas por un moralista, incluye las otras doce características mencionadas anteriormente: altruismo, soledad, aceptación agradecida, silencio, no intelectualidad, contradicción, humor, libertad, no moralidad, materialidad y amor. Todos estos elementos están de alguna manera presentes cuando se realiza un acto de valentía. Puede que sea difícil, sin embargo, es posible ver cómo el coraje es una parte esencial, incluso la más esencial, de un poeta. Podemos considerar el asunto de la siguiente manera.

Cuando oímos hablar de alguna calamidad que nos afecta a nosotros mismos, nuestros padres o familiares, la mente se esfuerza instantáneamente por encontrar alguna compensación barata, algún beneficio en la pérdida, algo que nos consuele de la inevitable pena. Esto no es malo en sí mismo. Es un elemento necesario en un universo que, aunque nos apoya constantemente, no deja de atacarnos y amenazarnos sin un momento de respiro; el mundo, la carne y el diablo nos atacan todo el tiempo. Pero esta división en pérdidas y ganancias debe entenderse y considerarse superficial; puede que incluso fuerte y profundamente superficial, siendo sólo las olas en la superficie de un profundo abismo de aguas. En nuestra timidez y egoísmo preguntamos con recelo: “Supongamos que pudiera asumir, y de hecho lo hiciera, todos los males y alegrías de toda la Creación, ¿cómo puedo saber si ese es un estado bendito o no?” En otras palabras; ¿El universo es bueno o no? ¿Sería mejor que nunca hubiera existido? O para decirlo de otra manera, ¿preferirías ser un terrón, un guijarro al borde del camino, o tomarías lo amargo con lo dulce, serías un hombre de dolores y experimentado en quebrantos, además de regocijarte siempre en el camino, en la presencia de Dios?

Es en respuesta a esta pregunta donde se muestra el coraje del poeta, y el coraje es, por tanto, la mayor de las virtudes, porque sin él la verdadera vida poética, la verdadera vida religiosa, es imposible:

​Dios no hará que su obra se manifieste por cobardes.

Sin coraje, ni siquiera se puede llegar a primera base, como dicen los americanos. Este coraje es de dos clases, que se corresponden aproximadamente con la división popular en coraje físico y coraje mental. Ambos son importantes; la falta de cualquiera de ellos es fatal para una vida de perfección. Por valor físico se entiende el valor en relación con el dolor físico y la muerte. Por coraje mental, la voluntad de mirar los hechos a la cara, la capacidad de comprender la inutilidad, el sinsentido de las cosas,[10] el poder de percibir la propia falta de autoestima, la carencia de cualquier derecho, la ausencia del llamado “amor de Dios” por nosotros,[11] es decir, la “indiferencia” del universo. Spengler dice,

Por comprender el mundo me refiero a ser igual al mundo.

El coraje es vida, vivir. Vida es cambio; el cambio es sufrimiento; la voluntad de sufrir es coraje. El mundo es, por un lado, un mundo de derecho, y

La naturaleza está escrita en lenguaje matemático,

pero la vida es incalculable.

Cuando Raleigh navegó hasta Cádiz y todos los fuertes y barcos abrieron fuego contra él a la vez, se negó a disparar también y respondió con un toque de trompetas insultantes. Prefiero esta bravuconería a las más sabias disposiciones para asegurar la victoria; ¡Viene del corazón![12] y va hacia ello.[13]

Goethe le dijo una vez a Eckermann,

La Divinidad es eficaz en los vivos y no en los muertos, en el devenir y en el cambiar, no en el devenir y el fijarse, y por eso, de manera similar, la razón (Vernunft) sólo se preocupa de aspirar a lo divino a través del devenir y el vivir; y la comprensión (Verstand) sólo para hacer uso del devenir y del fijarse.

Este “luchar hacia lo divino” es vida, es coraje. Cada animal y cada planta, en la medida en que hace este esfuerzo, tiene este coraje. Es una luz que, por muy baja que sea, arde hasta el final y sólo se apaga con la muerte. No sólo los hombres, sino todas las cosas son

debilitadas por el tiempo y el destino, pero fuertes en la voluntad de esforzarse, buscar, encontrar sin ceder.[14]

Es la voluntad de vivir que en las cosas inanimadas es la voluntad de existir. En el budismo se llama el “así de las cosas” que a su vez es el “devenir” de las cosas de Goethe.

Se requiere valor para dar cuerda al reloj antes de ser ejecutado. Hace falta valor para descartar todo lo que colorea la mente y la emoción de una cosa, para desdeñar todo lo que pasa por poesía pero que es ornamento superfluo, palabras que atascan el alma. El valor religioso y poético son una y la misma cosa en sus manifestaciones más elevadas. En la siguiente cita de Spengler podemos aplicar sus palabras con facilidad:

Con el despertar del alma, también la dirección alcanza primero expresión viva, la expresión clásica en la firme adhesión al presente próximo y la exclusión de lo lejano y futuro, la expresión fáustica en la dirección-energía que sólo tiene ojos para los horizontes más lejanos; la expresión china en el libre vagabundeo de aquí para allá que, sin embargo, se dirige a la meta; egipcio en la marcha decidida por el camino una vez iniciado.[15]

Otra cita de Spengler pondrá aún más de manifiesto que la poesía es coraje.

Consideremos su tratamiento (de Hebbel) de la historia de Judith. Shakespeare la habría tomado tal cual era y habría olido un secreto del mundo en el encanto fisonómico de la pura aventura.[16]

Este “secreto del mundo” está en la mente del propio Shakespeare. Él debe sacar los esqueletos de su propio armario y, cuando esto se haga, todo lo sombrío y horroroso aparece como “encanto fisionómico”, lo que Schiller llama “diversión”; la historia sórdida y brutal se convierte en “pura” aventura. Es el coraje del poeta el que efectúa esta transformación. Emerson dice:

El heroísmo siente y nunca razona, y por lo tanto siempre tiene razón.

Es el heroísmo del poeta lo que hace que cada palabra poética que Cristo pronunció sea perfectamente verdadera y eternamente válida.

De la valentía viene la falta de palabras y el silencio:

si tienes un dolor, no se lo digas al enemigo,

díselo a tu montura, y cabalga cantando.[17]

 

De él se deriva la abnegación:

Tuve una sensación singular al estar en su compañía. Porque apenas podía creer que estaba presente en la muerte de un amigo, y por lo tanto no me compadecí de él.[18]

Da libertad:

格に入りて、格を出て始めて自在を得べし。

Acata las reglas, luego tíralas por la borda, y por primera vez alcanzarás la libertad.[19]

La sencillez es su acompañante invariable:

道のほとりのあだどとの中に我が

一念の養心を築しむ。                    鴨長明

Cosas triviales dichas al borde del camino alegran la fe de mi corazón despierto.[20]

Nos permite aceptar contradicciones y absurdos sin cuestionarlos:

高山重から市君恩重し。

一髪艦からす、我が命軽し。

                                                                大石良離

Diez mil montañas no son pesadas, pero la benevolencia de mi señor sí. Un solo cabello no es, pero mi vida sí.[21]

El valor da esa “soledad” que desafía toda definición:

人を相手にせす、 天を相手にせよ

No trates con los hombres; trata con el Cielo.[22]

 

Nos hace intimar con las cosas materiales:

養水を汲まざれしば善農となること能はナ。 大宰春

A menos que un hombre sirva con cucharón, no puede ser un buen agricultor.[23]

 

Es totalmente no intelectual:

あしはらの, みずほの図はかんながら

ことあげせぬ戦。

                                                         人旅

Japón es un país donde la gente no discute contra la voluntad de los dioses.[24]

El coraje es lo que nos dota del poder de aceptar con gratitud todo lo que sucede; dice Bashō:

見るととろ花cあらすと云ととなし、

思よととろ月にあらすと云ふととなし。

No hay nada que veas que no sea una flor; no hay nada en lo que puedas pensar que no sea la luna.

Debemos tener esa audacia que no se acobarda ante lo absurdo.

La Reina Roja dijo: “Esa es una pobre y delgada manera de hacer las cosas. Aquí, la mayoría de las veces tenemos días y noches dos o tres a la vez, y a veces en el invierno tomamos hasta cinco noches juntas, para entrar en calor”.

“¿Son cinco noches más cálidas que una noche, ¿entonces?” se aventuró a preguntar Alicia.

“Cinco veces más calientes, por supuesto”.

“Pero deberían ser cinco veces más frías, por la misma regla”.

“¡Eso es!”, gritó la Reina Roja.

“Cinco veces más caliente, aun cinco veces más frío, así como yo soy cinco veces más rica que tú, y cinco veces más lista”.

Sin coraje, nunca seremos capaces de comprender… el hecho de que todas las cosas, todos los acontecimientos son vehículos de algo que está muy por encima y más allá de las reglas de la moralidad:

El sol poniente se refleja tanto en las ventanas de las casas de beneficencia como en la morada del rico.

Por último, el amor y el valor son una sola cosa en las siguientes líneas del final de Woodnotes I de Emerson:

Cuando el bosque me engañe

cuando la noche y la mañana yazcan,

cuando el mar y la tierra se nieguen a alimentarme,

será tiempo suficiente para morir:

entonces mi madre me dará

una almohada en su campo más verde,

ni las flores de junio despreciarán cubrir

la arcilla de su amante difunto.

:::::::::::::::::::::::::::

 

[1] Emerson, Woodnotes, I.

[2] Sartor Resartus.

[3] Matt, 26, 27.

[4] Sartor Resartus.

[5] Lo cósmico y el microcosmos.

[6] Belloc, El comedor de cebollas.

[7] Medida por medida, III, 1.

[8] Othello, 3, 3.

[9] El Mercader de Venecia, IV, 1, 65

[10] Goethe dice: Lo importante en la vida es la vida, no el resultado de la vida.

[11] El cansancio no demuestra que tiene dónde descansar. Arnold, Empédocles.

[12] La naturaleza de Buda.

[13] Stevenson, Los Almirantes Ingleses.

[14] Tennyson, Ulises.

[15] Simbolismo y espacio, IV.

[16] Destino y Causalidad, XI.

[17] Proverbios de Alfred, 1246-50.

[18] Phaedo, 58.

[19] Bashō.

[20] Kamo no Chōmei, siglos XII-XIII.

[21] Oishi Yoshio, 1659-1703.

[22] Saigō Takamori, 1827-1877.

[23] Dazai Shuntai, 1680-1747.

[24] Kakinomoto-no-Hitomaro, c.662-c.709.

ZEN, EL ESTADO MENTAL DEL HAIKU 9. NO MORALIDAD Y 10. SENCILLEZ

9

No moralidad

El Zen no es moral. Sobre la moralidad como tal, la moralidad pura, hay algo duro, mecánico y muerto que a menudo… nos hace desear prescindir de ella. Las llamadas «buenas» acciones son, en lo que a su moralidad se refiere, frías, y nos mueven a una admiración meramente fría. Es en la manera, más que en la acción o en sus resultados, en la manera de la persona que lo hace, donde reside el valor. Esto tiene muy poco que ver con los «modales» de la persona, con la amabilidad de la acción. En The Revolutionist’s Handbook, Shaw dice,

Si pegas a tu hijo, asegúrate de que lo haces con rabia.

En el fondo, esta “manera” es la poesía de la acción. No tiene nada que ver con la moralidad. Por ejemplo,

 

むむつとして戻れば庭に柳かな

Mutto shite     modoreba niwa modoreba niwa ni    yanagi kana

Enojado y ofendido,
regresé:
el sauce del jardín.

(Ryōta)

Esto no es poesía en absoluto. Sin embargo, aquí, como siempre, nos topamos con la misma dificultad en el tratamiento de cualquier problema. La poesía es una cosa, la moral es otra, y sin embargo son una cosa,… y sin embargo son dos cosas. Sea como fuere el problema, tanto si consideramos la poesía y la moral como una o como dos cosas, estamos obligados a caer en algún error u otro, simplemente porque, como tú y yo, esto y aquello, es y no es, son tanto una cosa como dos cosas.

Por un lado, la moral es de tal importancia que Eckhart en uno de sus dichos la califica por encima de la religión, por encima de Dios mismo:

Dem gerechten Menschen ist es so ernst um die Gerechtigkeit: ware Gott nicht gerecht, sie achteten nicht eine Bohne auf Gott.

(NT.- Traducción: El hombre justo se toma muy en serio la justicia: si Dios no fuera justo, no le prestaría ni puñetero caso.)

Thoreau en Walden dice,

Toda nuestra vida es asombrosamente moral. No hay ni un instante de tregua entre la virtud y el vicio.

Matthew Arnold dice en su ensayo sobre Wordsworth,

Una poesía de rebelión contra las ideas morales, es una poesía de rebelión contra la vida; una poesía de indiferencia hacia las ideas morales es una poesía de indiferencia hacia la vida.

Buda enseñó que mediante el cumplimiento de las leyes morales un hombre puede entrar en el Nirvana. Nunca sugirió que fuera posible por otro medio. La enseñanza de Cristo es exactamente la misma. El joven rico fracasa como candidato al Reino de los Cielos porque su moralidad no llega lo suficientemente lejos. La justicia de los escribas y fariseos debe ser superada, … pero por la justicia, no por nada que supuestamente la trascienda.

Entonces Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer el bien; pero a mí no siempre me tendréis.[1]

Engo plantea la cuestión de un modo aún más llamativo:

若是本分人、須是有照耕夫之牛、 奪飢人之食底手脚。

(碧巌録、 第三則)

Si eres un hombre de verdad, puedes ahuyentar libremente el buey del granjero, o arrebatarle la comida a un hombre hambriento.

Maquiavelo ha dicho lo que todos los maestros de moral y hombres buenos profesionales temían decir:

Entre las maravillosas hazañas de Aníbal se enumera ésta: que habiendo dirigido un enorme ejército, compuesto de varias razas de hombres, a luchar en tierras extranjeras, no surgieron disensiones ni entre ellos ni contra el príncipe, ni en su mala o buena fortuna. Esto se debía nada menos que a su crueldad inhumana, que, junto con su valor sin límite, lo hacía reverenciado y terrible a los ojos de sus soldados, pero sin esa crueldad, sus otras virtudes no serían suficientes para producir este efecto.[2]

Dos capítulos antes de este, Maquiavelo nos ha dado la regla general de la que ésta es una ilustración particular:

Por lo tanto, es necesario que un príncipe desee mantener su propio saber sobre cómo hacer el mal, y hacer uso de él o no según la necesidad.[3]

Imagen 17

Daitō Kokushi, de Hakuin

 

Cuando un perro del pueblo le ladró de camino a casa, Taigi dijo,

 

犬を打つ石のさてなし冬の月

Inu wo utsu   ishi no sate nashi   fuyu no tsuki

Ni una sola piedra
para tirar al perro;
luna invernal.

(Taigi)

 

Esto es poesía, por muy inhumano que sea también. El punto radica en el hecho de que Cristo y Engo no fueron impedidos por su moralidad para hacer la voluntad de Dios. Eckhart dice lo mismo, contradiciendo gustosamente lo que comenta en otra parte:

Wer aber Gott nicht allein sucht, liebt und im Sinne hat den hindert niche nur schlechte Gesellschaft, sondern auch gute, und nicht allein die Strasse, sondern auch die Kirche und auch nicht nur bose Worte und Werke, sondern ich behaupte: auch gute Worte und Werke. Denn das Hindernis liegt in ihm.

(NT.- Traducción: Pero el que no busca, no ama y no tiene en cuenta sólo a Dios, es estorbado no sólo por las Malas Compañías, sino también por las Buenas Compañías, y no sólo por la Calle, sino también por la Iglesia, y no sólo por las Malas Palabras y Obras, sino también, sostengo, por las Buenas Palabras y Obras. Porque el Obstáculo está en él.)

Este es el tema de St. Mawr, en el que Lawrence habla de

personas que realizan actos externos de lealtad, piedad, abnegación. Pero interiormente están empeñados en socavar, traicionar. Dirigen toda su sutil y malvada voluntad contra cualquier ser vivo positivo. Se hacen pasar por lo ideal, para envenenar lo real.

Un ejemplo sutil de esto, lo da Lawrence en El hombre que Murió:

Porque el destello del triunfo había brillado en sus ojos: la codicia de dar.

No es una visión meramente superficial la que considera esto algo que está por encima de la moralidad como destructivo. La vida sólo es posible a través de la muerte.

A menos que un grano de maíz caiga al suelo y muera …

Pero el lado positivo del asunto está en la vida misma.

Trata de aferrarte a lo vivo que destruye a su paso, pero sigue siendo dulce.[4]

Lo extraño es que debido a, o a pesar de, o independientemente de la moralidad, todas las cosas ayudan para bien, todo lo que contemplamos está lleno de bendiciones:

Perseguimos un fin mezquino, muy aparte del bien público, pero nuestro acto se organiza por un magnetismo irresistible en línea con los polos del mundo.[5]

La última palabra la tiene Spinoza, quien en sus conversaciones con Blyenburg explica lo mejor que puede su convicción de que el bien y el mal son distinciones humanas:

…….la ausencia del bien existe sólo con respecto al entendimiento del hombre, no con respecto al de Dios.

“El entendimiento de Dios” es lo que tenemos en momentos de iluminación, de inspiración. Lo que sigue, le da al hombre la comprensión (es decir, la mía) del problema del mal y del problema práctico de cómo adaptarse a él. Si algo va a existir, si el universo va a existir, debe haber actividad:

Im Anfang war die Tat

(NT: En el principio, fue el hecho.)

Para la actividad debe haber tiempo, una cosa debe seguir a la otra; debe haber un cambio. Así surgen en nuestra mente comparaciones entre lo bueno y lo malo, lo simple y lo complicado, aquí y allá, entonces y ahora. En cierto sentido, todas las cosas son iguales, indiferenciadas. En otro sentido, más fácilmente percibido, las cosas son diferentes, desiguales; uno es largo, el otro es corto, uno es negro y el otro es blanco. Si nos gusta un color y no nos gusta otro, el que nos disgusta nos resulta doloroso, deseamos que desaparezca del universo, nos esforzamos por explicarlo, por explicar su presencia.

Sigo defendiendo una orilla equivocada e imposible.[6]

Lo mismo ocurre con los juicios morales. Lo que es angustioso, moralmente se considera una ilusión o se descarta como un misterio sagrado. Lo que, por supuesto, deberíamos hacer es ponernos en la pizarra en la que deseamos que suceda todo lo que sucede. Pero el dolor y la pena por nosotros mismos, por aquellos a quienes amamos,… ¿cómo pueden ser tan deseados como se desea la felicidad y la alegría? La respuesta es que no lo son, no pueden serlo y no deberían desearse tanto.

Hay dos tipos de deseo,[7] uno desde nuestras mentes superficiales y temporales, otro desde nuestro yo más profundo, el cual, porque es originalmente y en esencia, uno con la naturaleza de todas las cosas, desea que lo que fue, lo que es y lo que será sea así. Por un lado, deseamos poder comer en exceso sin pagar el sufrimiento; por otro, deseamos (con nuestro cuerpo) lo que debe suceder, el consiguiente malestar y la mala salud. Esta importancia del cuerpo se realiza en el dogma cristiano. Froude dice en “La filosofía del cristianismo”:

La doctrina carnal de los sacramentos… ha sido durante mucho tiempo un obstáculo para los protestantes. Era la esencia misma del cristianismo. A menos que el cuerpo pudiera ser purificado, el alma no podría salvarse, o mejor dicho, como desde el principio el alma y la carne eran un solo hombre e inseparables, sin su carne el hombre se perdía o dejaría de existir.

Spinoza hace hincapié en el cuerpo de un modo inesperado en un filósofo tan puramente intelectual:

Aún no sabemos lo que el cuerpo puede o no puede hacer, o lo que de forma natural se desprendería de su estructura… La estructura del cuerpo excede infinitamente cualquier artificio de la habilidad humana, y una infinidad de cosas, como he demostrado, deberían derivarse de ella.

El deseo del cuerpo es el verdadero deseo, lo que Dios desea, y este deseo debe filtrarse, abrirse paso desde el cuerpo y llegar a la mente reacia.

La carne está dispuesta, pero el espíritu es débil.

La única manera de llegar al estado de aceptación voluntaria de todas las cosas es a través del sufrimiento. Este sufrimiento puede ser voluntario o involuntario; puede ser la causa de la iluminación o no. El sufrimiento profundo puede ser el pedagogo «que nos conduce a Cristo», puede llevarnos a la aceptación de la voluntad de Dios, por la cual nos convertimos en Buda, y conocemos la verdad del universo por mera introspección.

Sin embargo, si la vida aún no nos ha atormentado con el dolor que la iluminación nos impone, debemos, por algún medio, de otro modo padecer ese sufrimiento vicario que se simboliza en el Yuimakyō por la enfermedad de Yuima, que está enfermo porque, y sólo porque el mundo está enfermo.

¿Por qué el sufrimiento debe ser el requisito indispensable para la iluminación? Tal pregunta no puede plantearse porque se refiere al universo en su conjunto. Sólo podemos preguntar y recibir respuesta sobre la relación de las partes. Una pregunta del “¿por qué?” relativa al universo implicaría algo fuera de él. Es así porque es así. Por eso Cristo cuelga contorsionado en la cruz, y debe colgar allí para siempre. Ya sea en la carne, en el tiempo, o en el espíritu compasivo, en la eternidad, el hombre debe sufrir.

El infierno no tiene límites, ni está circunscrito

en un solo lugar; porque donde estamos es el Infierno,

y donde está el infierno, allí debemos estar siempre.[8]

Si el hombre debe sufrir, Dios debe sufrir; este sufrimiento más profundo es la divinidad de las cosas. Así dice Saigyō,

心なき身にもあわれは知られけり、

しぎ立つ澤の秋の夕ぐれ

Kokoro naki     mi nimo aware wa    shirare keri

Shigi tatsu sawa no          aki no yūgure.

Incluso en la mente
del insensato
surge el dolor,
cuando la agachadiza levanta sus alas
en la tarde de otoño sobre los pantanos.

Es en este sentido en el que decimos que el Zen no es moral. Vive una vida más profunda que la moral como tal, ni abatido por el pecado ni exultante por la acción virtuosa, una vida de dolorosa alegría sin cesar.

10

Simplicidad

El zen tiene una sencillez extrema y la volubilidad del idioma japonés ha sido completamente superada en el haiku. Cuando decimos “pensamiento oriental”, es decir, la manera de aprehender el mundo por parte de japoneses, chinos, coreanos e indios, nos referimos a una unidad de practicidad china, simplicidad y sencillez japonesas, independencia coreana y no egoísmo indio. Semejante sencillez, sin embargo, implica una extraordinaria agudeza, como la que encontramos, por ejemplo, en lo siguiente:

  • Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros.[9]
  • Lo que sea que interese, es interesante.[10]
  • Ist Gottes Gottheit mir nicht inniglich gemein, wie kann ich dann sein Sohn und er mein Vater sein? (NT: Si no aprecio la deidad de Dios, ¿cómo puedo ser yo su hijo y él mi padre?).[11]
  • 天下皆知求其所不知。
    而莫知求其所日知者。(荘子、外常、駄錠、第十)
    Personas de todo el mundo intentan saber lo que no saben, en lugar de intentar saber lo que ya saben.[12]
  • Was Gott liebt das ist; was Gott nicht liebt, das ist nicht  (NT: Lo que Dios ama es, lo que Dios no ama, no es).[13]
  • 門逢葬迦、 入門逢踊物。
    (林旬集)
    Sal, y conocerás a Shakamuni;
    Ve a casa, y conocerás a Miroku.
  • Vaya donde vaya, el sabio está en casa.[14]
  • Gott ist namenlos. (NT: Dios no tiene nombre.)[15]
  • Y si Dios no muriera por los hombres y no se entregara eternamente por el hombre, el hombre no podría existir.[16]

No hay nada misterioso, nada sutil y complicado, nada «poético» en el mundo:

Nunca hubo misterio,

pero figura en las flores;

nunca hubo historia secreta,

pero los pájaros la cuentan en los bosques.[17]

Uno de las frases registradas de Bashō es:

Para escribir haikai, conseguid un niño de un metro de alto.

                                                         俳譜は三尺の前にさせよ

Como ejemplo de ello podemos tomar uno de los versos del propio Bashō:

道のベの木植は馬てくはれけり

Michi no be no mokuge wa uma ni kuware keri.

La rosa de Sharon
al borde del camino,
fue devorada por el caballo.

(Bashō)

Lo que Bashō quiere decir es algo que pertenece al Zen, a saber, que no debemos desear hacer algo inteligente, escribir un buen poema, sino hacerlo tan naturalmente, tan libremente, tan despreocupadamente como un niño lo hace todo. Tomemos, por ejemplo, el poema que Bashō compuso un día de nieve cuando Sora lo llamó:

君火をけ好き物見せん雪まろげ

Kimi hi take     yoki mono miseru    yukimaroge

Tú enciende el fuego;
Te mostraré algo bonito:
¡Una gran bola de nieve!

(Sora)

Compara esta sencillez con la de Issa;

うまさうな雪がふはりふうはりと

Umasōna     yuki ga fiwari     fawari to

¡Podría comérmela!
Esta nieve que cae
Tan suave, tan suave

(Issa)

Un ejemplo de non plus ultra:

時雨れけり走り入りけり時れにけり俺

Shigure keri     hashiriiri keri     hare ni keri

Llegó un chaparrón;
corriendo hacia adentro,
se despejó.

(Izen)

Spengler cita a Goethe de la siguiente manera:

Lo más alto que el hombre puede alcanzar es el asombro; y si el fenómeno principal (la lluvia, el correr hacia adentro y el despeje) le hace maravillarse, que se contente, nada más elevado se le puede ofrecer, y nada más se debe buscar detrás de eso; aquí está el límite.

Spengler explica este «fenómeno primordial» como

aquel en el que la idea del devenir se presenta neta.[18]

Imagen 18Pino de Ryōto            Pino de Gijōen

La vida del Zen es aquella en la que la idea de devenir se presenta en la actividad, la actividad de la mente, del cuerpo o de ambos. El objetivo del haiku es expresar los fenómenos primordiales con palabras. La idea del devenir se presenta con el menor material posible. Esta escasez de material es la causa de la engañosa sencillez del haiku, y esta sencillez es en sí misma un atractivo para el lector por toda su delicadeza y profundidad de sentimiento poético. Como ejemplo de esto, podemos tomar el siguiente;

桜散る日さヘタとなり にけり

Sakura chiru     hisae yûbe to     nari ni keri

Este día
en el que cayeron las flores de cerezo
ha llegado a su fin.

(Chora)

Durante todo el día las flores de cerezo se han ido cayendo, y esta leve sensación de inevitable pérdida y abatimiento se profundiza cuando el día empieza a oscurecerse y se hace de noche. En el crepúsculo, las ramas están casi desnudas y el suelo está cubierto de los pétalos brillantes que una vez fueron tan hermosos.

名月や只美しく登み渡る

Meigetsu ya     tada utsukushiku    sumiwataru

La luna llena,
sencillamente encantadora,
impecablemente clara.

(Chora)

見れば登り見ねぱ晴れゆく月見かな

Mireba kumori     mineba hareyuku     tsukimi kana

Contemplando la luna:
al mirar, se nubla;
sin mirar, se aclara.

(Chora)

Conocido ejemplo de Bashō, en alabanza del más bello lugar de Japón:

松島や ああ松島や松島や

Matsushima ya     aa matsushima ya     matsushima ya

¡Matsushima!
¡Ah, Matsushima, ah!
¡Matsushima, ah!

(Bashō)[19]

Bashō y Chora son los mayores poetas de la sencillez:

初秋や海も黄田の一みどり

Hatsu-aki ya    umi mo aota no    hito midori

Comienza el otoño;
el mar y los campos,
todo un mismo verde.

(Bashō)

とのあたり目見ゆるものは皆涼し

Ko no atari    me ni miyuru mono wa    mina suzushi

Todo alrededor,
eso se ve a simple vista,
es fresco y puro.

(Bashō)

Donde parece haber menos Zen, puede haber más.

La simplicidad es el trasfondo filosófico de toda la poesía asiática, como lo es de toda la ciencia europea. Shiki dice:

衣車すぎて煙うづまく若葉かな

Kisha sugite    kemuri uzumaku    wakaba kana

El tren pasa;
¡cómo se arremolina el humo
alrededor de las hojas jóvenes!

(Shiki)

Esta simplicidad en el ámbito del pensamiento y del sentimiento aparece como brevedad en el de la forma. El silencio es más profundo que el habla; del silencio nace el habla y a él vuelve. ¿Cómo representar la actividad que está más allá de la palabra y del habla y del silencio? La brevedad del haiku tiene su origen en el intento de apelar desde el inconsciente de un ser humano. Spengler da por una vez una ilustración práctica de ello en una pareja de ancianos sentados al sol del atardecer en completa armonía de silencio:

Cuanto más profunda e íntima es una comunión espiritual, más fácilmente prescinde de signos y vínculos a través de la conciencia despierta. Una verdadera camaradería se hace entender con pocas palabras, una verdadera fe calla por completo. El ejemplo más puro de una comprensión que va más allá del lenguaje es la vieja pareja de campesinos sentada al atardecer frente a su cabaña y se entretienen mutuamente sin palabra, ya que cada uno sabe lo que el otro piensa y siente. Las palabras sólo perturbarían la armonía. Desde tal estado de comprensión recíproca, algo se remonta mucho más allá de la existencia colectiva del mundo animal superior, en lo más profundo de la historia primitiva de la vida en libre movimiento. Aquí la liberación de la conciencia despierta está, por momentos, muy cerca de lograrse.[20]

Walter de la Mare tiene un poema que repite este pensamiento:

Cuando todo está en paz, dos amigos a gusto solos

hablan con todo su corazón, pero aún así

entre las notas de gracia

de la voz del amor

de cada uno a cada uno

tiembla un discurso más raro,

y su presencia llena cada pausa.[21]

La sencillez del tema, que es una de las marcadas características del haiku, la elección de los aspectos pacíficos y de la naturaleza, la evitación de todo lo confuso y violento, tanto en el hombre como en la naturaleza, se debe a una delicada sensibilidad que no soporta lo dramático y lo hiperbólico. No se debe de ninguna manera a la superficialidad:

El mar es tan profundo en calma como en tormenta.[22]

Como dice Johnson, (que podría tomarse como el lema de todos los haiku),

Nada es poco para quien lo siente con gran sensibilidad.

::::::::::::::::::::::

[1] Mc, 14:6-7.

[2] El Príncipe, Crueldad y Clemencia. Véase también su ensayo sobre Castruccio Castracani.

[3] Sobre el elogio o la culpa.

[4] St. Mawr.

[5] Emerson.

[6] Matthew Arnold, Una noche de verano.

[7] Compare los dos significados de «disfrute». Cuando Schiller dice. «Todo arte está dedicado al disfrute” se refiere a algo muy diferente del disfrute ordinario, más bien lo que Wordsworth expresó con “El pensamiento no lo fue; en el disfrute expiró”, y Spinoza en “Beatitudo non est virtutis pretium sed ipsa virtus NT: La felicidad no es el precio de la virtud, sino la virtud misma.”

[8] Marlowe, Fausto.

[9] Wesley.

[10] Hazlitt.

[11] Silesius.

[12] Sōshi.

[13] Eckhart.

[14] Emerson, Woodnotes I.

[15] Eckhart.

[16] Blake, Jerusalem.

[17] Emerson, La Apología.

[18] Fisionomía y Sistemática.

[19] NT: No se ha podido demostrar la autoría del haiku, no aparece recogido entre los 980 poemas del Maestro, tampoco en la web de la Universidad de Yamanashi ken, de tal modo que atribuirlo a Bashō es pura leyenda.

[20] Pueblos, razas, lenguas, IV.

[21] Silencio.

[22] Donne, Sermons, Mundus Mari.

ZEN, EL ESTADO MENTAL DEL HAIKU 8. LIBERTAD.

8

 Libertad

La libertad del Zen se manifiesta de formas muy diversas. ¿Qué es la verdadera libertad?

Pero, ¿qué debo hacer? dijo Alice. “Lo que quieras”, dijo el lacayo,
y empezó a silbar.

La libertad no es hacer lo que te gusta, sino que te guste lo que haces. Cuando sentimos dolor, pena y soledad, estamos a salvo. Nosotros podemos pensar como Satanás en el Infierno,

Aquí al menos

seremos libres; el Todopoderoso no ha construido

aquí por su envidia, no nos echará de aquí.

Esta es la libertad que Buson sintió un día, sentado solo en la oscuridad, recordando el rostro de su padre, la voz de su madre:

父母のことのみ思ふ秋の暮        蕪村

Chichi-haha no   koto nomi omō   aki no kure

Es de noche, otoño;
sólo pienso
en mis padres.

(Buson)

Es libertad para gustos y aversiones, no en el sentido de que nos volvemos indiferentes o insensibles, sino de que las cosas agradables no se sentimentalizan ni se falsifican:

遣羽子にまけし美人の総かな

Yaribane ni  makeshi bijin no  ikari kana

Vencida en el juego de pala y volante,
la bella doncella
¡muy enojada! 

(Shiki)

Del mismo modo, las cosas desagradables, feas o repugnantes resultan interesantes y significativas. El haiku se esfuerza por quitar lo que Coleridge llamaba

La película de la familiaridad y la solicitud egoísta.

Más difíciles de superar y de liberarse son las costumbres del lenguaje y las asociaciones de palabras. La palabra “roncar”, con su connotación humorística, abruma la poesía de los dos haiku siguientes, el primero con su extraña mezcla de lo inmaterial, lo humano y el mundo de los insectos; el segundo con su patetismo:

秋の夜や夢と新ときりぎりす

Akino yo ya    yume to ibikı to    kirigirisu

Una noche de otoño;
sueños, ronquidos,
el canto de los grillos.

 

(Suiō)

其人の鼾さへなし秋の輝

Sono hito no    ibiki sae nashi   aki no semi

Incluso sus ronquidos
ya no se oyen:
las cigarras de otoño.

(Kikaku)

Escrito tras la muerte de Kōsai, 工斎, discípulo de Bashō, el segundo verso significa que, aunque las cigarras siguen cantando en otoño, el menos inteligente e inteligible de los sonidos humanos, sus ronquidos, ahora son inaudibles en la muerte.

Es la libertad de lo que los hombres consideran ordinariamente posible e imposible.

間至人不知利子。 王促日。 至人陣 。大

深焚。而不能熱。河漢選面不能塞。疾雷破山。

 原振形,而不能驚。 若然者乗雲気。騎日月。而

遊学四海之外。死生無髪於己, 而況利害之端

(荘子内篇二。)

“¿Sabe un hombre de verdad lo que son pérdidas y ganancias?” dijo Ogei. “El Hombre Real es un ser espiritual- una entidad absoluta, por encima de la relatividad. Si el Gran Océano se secara por el calor, él no sentiría calor; si la Vía Láctea se congelara, él no sentiría frío. Aunque los truenos desgarraran las montañas y las tempestades sacudieran los mares, él permanecería impasible. Un hombre así puede subir a las nubes, cabalgar sobre el sol y la luna, navegar más allá de los cuatro océanos. La vida y la muerte no pueden cambiarle. ¿Cómo podrían entonces afectarle las ganancias y las pérdidas?”.

Un hombre así es como Dios, con quien todo es posible. En tal estado de ánimo iluminado, Cristo gritó,

             Os digo que, aun de estas piedras, Dios es capaz de darle hijos a Abraham.

Confucio, con toda su sobriedad, tiene un pasaje en armonía con el espíritu de las palabras de Cristo:

唯天下至誠、 鶴能漆其性、 能書其性、 則能恋

人之性、能霊人之性、 則能霊物之性、 能憲

物之性、則可以賞天地之化育、可以費天地

之化育、 則可以奥天地参笑。 (中席甘ニ)

Sólo quien ha alcanzado la (perfecta) sinceridad bajo el Cielo puede agotar (las infinitas posibilidades de) su naturaleza. Quien lo hace, puede agotar la naturaleza del hombre, y con ello la naturaleza de (todas las demás) cosas, alcanzando así (el poder de) tomar parte en la (actividad) transformadora y vivificadora del Cielo y de la Tierra, y como Hombre, hacer un Tercero con ellos.

Hay libertad frente al miedo a los resultados de las propias acciones:

生不受天党、死不伯地獄。 (障林句集)

Vivo, no me recibirán en los Salones Celestiales;

muerto, no temo al Infierno.

Hay libertad de los límites de tiempo y lugar

Alles was noch künftig ist in tausend und aber tausend Jahrenwenn denn die Welt so lange steht, das hat Gott jetzt gemacht, und alles was manch tausend Jahr veryanges ist, das soll er heute noch machen.[1]

(NT.- Traducción: “Todo lo que todavía estará en el futuro dentro de miles y miles años, cuando el mundo dure tanto tiempo, Dios lo ha hecho ahora, y todo lo que es muy antiguo, de hace muchos miles de años, debería seguir haciéndolo hoy”).

¿Cómo vamos a conseguirlo?

Dios no está atado al Tiempo ni al Lugar, está en todas partes al mismo tiempo; y esto lo sabremos en la medida en que seamos capaces, si dondequiera que estemos, nuestros deseos son estar con Él.[2]

“Estar con Él” no significa estar en ningún tipo de Cielo en el espacio o en el tiempo. Significa sentir el dolor y el placer igual que Dios, pero sin temor a que el dolor llegue o el placer huya, ya que son la trama y el tejido de nuestra existencia temporal y espacial. Significa estar libre de la vida y de la muerte, en el sentido de que sabemos que

empezamos a morir cuando vivimos, y la larga vida no es más que una prolongación de la muerte…. Lo que no tiene principio puede estar seguro de no tener final.[3]

Esta es la libertad deseada fervientemente por los estoicos, expresada por Virgilio en las palabras,

“Felix qui potuit rerum cognoscere causas,

atque metus omnes, et inexorabile fatum

subjectis pedibus, strepitumque acherontis avari” [Geórgicas, 2, 490].

(NT.- Traducción: Feliz el que ha sabido conocer las causas de las cosas,

y ha puesto fin a todo miedo, al destino implacable,

y al ruido del codicioso Aqueronte, bajo sus pies).

Pero en lugar de en tonos tan solemne, esto lo dice mejor Stevenson en Aes Triplex, expresado con la misma vivacidad y vitalidad, el dinamismo y la diversión que implica esta libertad:

Si nos aferráramos con tanta devoción como algunos filósofos pretenden que lo hacemos a la idea abstracta de la vida, o si tuviéramos la mitad de miedo que ellos pretenden que tenemos al accidente subversivo que acaba con todo, las trompetas podrían sonar a cada hora y nadie las seguiría a la batalla; el “blue-peter” podría volar hasta en un camión, pero ¿quién subiría? ¿un barco en alta mar? Piensa (si esos filósofos tuvieran razón) con qué espíritu debemos afrontar el peligro cotidiano de la mesa del comedor; ¡un lugar más mortífero que cualquier campo de batalla de la historia, donde la mayor parte de nuestros antepasados han dejado miserablemente sus huesos!

笠もなき我を時雨るる何となんと

Kasa mo naki    ware wo shigururu    nanto nanto

Que llueva, en invierno,
y ni siquiera un sombrero-paraguas,
¡Vaya, vaya!

(Bashō)

La libertad de credos, declaraciones generales, -ismos y -ologías, puede parecer que empobrece la vida intelectual. Puede parecer que ataca la raíz del cristianismo. Pero no es así:

“Su templo, fundado hace unos dieciocho siglos, yace ahora en ruinas, cubierto de selva, morada de lúgubres criaturas: no obstante, aventúrate; en una cripta baja, arqueada con fragmentos caídos, ¡encuentras el altar todavía allí, y su Lámpara sagrada perennemente encendida!”.[4]

只たのめ花もはらはらあの通り

Tada tanome    hana mo hara hara    ano tôri

Simplemente confía:
¿No revolotean los pétalos hacia abajo
así, sin más?

(Issa)

Libertad de la moral, de las nociones de progreso, de todos los ideales abstractos, de los valores preconcebidos que la mente está supuesta a otorgar a las cosas; y ¿qué queda? Spengler dice:

“Para el hombre que en estas cosas ha conquistado su libertad incondicional de perspectiva más allá de todo interés personal, no hay dependencia, ni prioridad, ni relación de causa-efecto, ni diferenciación de valor o importancia. Lo que asigna rangos relativos entre los detalles-hechos individuales es simplemente la mayor o menor pureza y fuerza de su forma-lenguaje, su simbolismo, más allá de toda cuestión de bien y mal, alto y bajo, útil e ideal”.[5]

Debemos liberarnos de la idea, y liberarnos del hecho de buscar la felicidad, de buscar la belleza o la importancia. Así que Buson dice:

さびしさのちれしくもあちの夢

Sabishisa no   ureshiku mo ari   aki no kure

Una víspera de otoño,
hay alegría también
en la soledad.

(Buson)

Escapar del sentimiento de que la felicidad es un fin en sí misma, es una tarea de toda la vida. Pero al menos podemos librarnos de la noción, implantada en nosotros indirectamente desde niños, que tenemos derecho a ciertas cosas, entre ellas y quizás la principal, la felicidad. En Sartor Resarlus, Carlyle dice:

“Pero el capricho que tenemos de la Felicidad es algo así. Mediante ciertas valoraciones y promedios de nuestros propios golpes, llegamos a una especie de suerte terrestre media: creemos que nos pertenece por naturaleza y por derecho imprescriptible. Es el simple pago de nuestros salarios, de nuestros merecimientos; no requiere ni agradecimiento ni queja; en el excedente que pueda haber contamos la Felicidad; cualquier déficit es de nuevo Miseria”.[6]

Thomas Jefferson lo expresó con palabras que nunca dejan de conmovernos y que, sin embargo, son casi universalmente malinterpretadas:

“Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

Pero Carlyle tiene una palabra que rompe todos los sofismas:

No ames el placer: ama a Dios.

Ama todo lo que fue, es y debe ser. Ama las cosas.

Este es el Sí Eterno, donde toda contradicción se resuelve: donde quien camina, está bien dentro de él.

 

Matthew Arnold lo expresa de forma más sombría y no menos enfática que Carlyle:

“Podrías, Pausanius, aprender cuán profunda es esta falta:

podrías discernir, tan sólo una vez, que no tienes derecho a la dicha…”[7]

Cuando aprendamos esto sin amargura ni arrepentimiento, cuando consintamos, estemos de acuerdo o incluso deseemos que así sea, comprenderemos por primera vez el significado de la libertad.

……………………

[1] San Agustín, citado por Eckhart.

[2] William Penn.

[3] Hydriotaphia.

[4]  Sartor Resartus.

[5] Introducción, 11.

[6] Capítulo IX.

[7] Empédocles.

Zen, el estado mental del haiku 7. Humor.

7

Humor

El humor es un elemento indispensable de la poesía y la religión que tan a menudo se ha dejado de lado y olvidado, con desastrosos resultados. (La religión católica romana es una honrosa excepción a la regla de que el cristianismo carece de humor en todos sus credos y actitud general). No fue un mero accidente que el haiku surgiera de la “deportividad” de los poetastros y se volviera serio, se convirtiera en literatura de la mano de Bashō. La ligereza, la franqueza, la falta de sentimentalismo (el enemigo mortal de toda risa verdadera), la paradoja central que yace en algún lugar oculta en cada haiku, proviene, no de, sino a través de, poemas tan primitivos como los siguientes:

まん丸に出づれど長き春日かな[1]

Manmaru ni    izuredo nagaki    harubi kana

Emergiendo una esfera perfecta,
y sin embargo, qué largo es
el día de primavera.

Sōkan (1458-1546)

 

月に柄をさしたらばよき闘扉かな

Tsuki ni e wo sashitaraba yoki uchiwa kana

Un mango
en la Luna,
¡y qué abanico más estupendo!

(Sōkan)

 

歌軍文武二道の能かな

Uta ikusa    bunbu nidô no    kawazu kana

La rana
tiene ambas artes,
del canto y de la batalla.

Teishitsu (1609-1673)

 

森息の 嵐も自し今朝の冬

Hana-iki no    arashi mo shiroshi    kesa no fuyu

Hasta la tormenta de aliento
es blanca,
esta mañana de invierno.

Shō-i (Siglo XVII)

 

早乙女やよでれぬものは歌ばかり来山

Saotome ya    yogorenu mono wa    uta bakari

Mujeres plantando arroz,
todo en ellas sucio,
menos su canto.

Raizan (1653-1716)

 

El haiku delata su origen en uno de sus temas, extraño e indigno para la literatura, Los Amores de los Gatos.

設て起て大欠して猫の

Nete okite    ôakubi shite    neko no koi

Después de haber dormido, el gato se levanta,
y con grandes bostezos,
sale a hacer el amor.

(Issa)

 

猿につく飯さへ見 す猫の糖

Hige ni tsuku   meshi sae miezu   neko no koi

Amores de gatos;
se olvida hasta del arroz
pegado a sus bigotes.

(Taigi)

 

おそろしや石垣崩す猫の糖

Osoroshi ya   ishigaki kuzusu   neko no koi

¡Qué horror!
han roto el muro de piedra,
¡gatos enamorados!

(Shiki)

Lear comentó:

Había un anciano que dijo: “¡Silencio!

veo a un joven en este arbusto”.

Cuando le preguntaron: “¿Es pequeño?”, respondió:

“en absoluto: ¡es cuatro veces más grande que el arbusto!”.

 

Se trata de la incomprensibilidad general de las cosas, debido a su esencia aparentemente espacial, pero que en realidad no lo es; porque cuando lo expresamos con palabras, nadie, ni siquiera el escritor, sabe de qué está hablando. Cuando leemos el texto de Lear, inmediatamente sabemos algo, algo que no puede expresarse con palabras con sentido y validez lógica, sino que requiere otra expresión.

En el siguiente texto de Lear, la vaca es el universo, cuyo corazón tratamos de ablandar de diferentes maneras:

Había un anciano que dijo:

“¿Cómo huiré de esta horrible vaca?

Me sentaré en este escalón,

y si sigo sonriendo,

tal vez ablande el corazón de la vaca.”

Los senryū se originaron en el siglo XVIII con Karai Hachiemon, 1718-1790, cuyo seudónimo era Senryū. Son más cínicos y menos refinados que los haiku, pero lo que es más importante, carecen del elemento de interpenetración que es el aspecto religioso de todos los haiku. Hay líneas en The Housekeper, de Lamb, que pueden escribirse como un senryū. El tema es el caracol:

Dondequiera que vaya,
llama cuando quieras,
seguro que está en casa.

Los siguientes, están bastante por encima de la media en valor poético. Después de todo, son en cierta medida un asunto personal, especialmente el primero. Si enfatizas el humor, es un senryū, si miras más la poesía es un haiku:

 

道問へば一度にうごく田植笠

Michi toeba ichido ni ugoku

Al preguntar por el camino,
todos los sombreros de bambú
se mueven a la vez.

 

資少しあふ、いでして見む

Uchiwa-uri sukoshi aoide dashite mise

El vendedor de abanicos,
sacó uno
mostrando cómo airearse.

 

かみなをまねて魔やつとさ

Kaminari wo    manete haragake    yatto sase

Imitando el trueno,
por fin logra
ponerse el chaleco.

Un dicho afirma que si alguien está desnudo, un trueno se llevará su ombligo. Una madre lo utiliza para conseguir que su terco hijo se ponga la camiseta interior, haciendo un ruido imitando el trueno.

無きもののやうにとらヘるととろてん

Naki mono no yõ ni toraeru tokoroten

Sacar el agar-agar,
es como recoger
nada.

Esta gelatina del alga gelidium (agar-agar) es transparente y suele conservarse en agua, y cuando intentamos sacarla parece como si recogiéramos algo invisible, inexistente.

El humor del haiku y del zen es mucho más fundamental que el de este tipo bastante obvio. Desciende a algo más profundo que el inconsciente, donde las represiones aguardan con una mala disimulada impaciencia. Va más allá, al reino donde una cosa es y no es al mismo tiempo, y sin embargo al mismo tiempo es. Tomemos un ejemplo difícil de Bashō:

塚も動け我が泣く声は秋の風

tsuka mo ugoke   waga naku koe wa   aki no kaze

¡Muévete, oh tumba!
el viento de otoño
es la voz de mi lamento

Fue compuesto a la muerte de Isshō. Pensemos sobre esto. Nuestra fe mueve montañas. Nuestro amor mueve el sol y las otras estrellas. Con nuestro violento dolor la naturaleza misma es compasiva, y la tumba tiembla en la ráfaga otoñal que es una con nuestro lamento. Nuestra fe no mueve ni un grano de arena, y mucho menos una montaña. El sol brilla sobre justos e injustos. Esta contradicción, ya apareció antes:

El Señor es mi pastor:

nada me falta

con los hechos reales de la vida humana, debe su poder a la verdad, y a la propia falsedad, que expone. Por decirlo de otro modo, toda verdad contiene una especie de falsedad que nos atrae por su propio absurdo, por la incongruencia del hecho en su naturaleza contradictoria. Notamos en nuestros huesos que hay algo raro, algo extraño en todo, y cuando esta contradicción tiene un sentido profundo, religioso, poético, cuando todo se revela y vemos a través de él, lloramos con una alegría incontrolable o reímos con una pena irreprimible.

Toda verdadera risa, toda risa que sale de la barriga, es hasta cierto punto una comprensión de la verdad, verdad que la mente normal con su conciencia difusa y su prominente intelectualidad no sólo nunca puede alcanzar, sino que puede y de hecho evita u oculta continuamente. Lo extraño es que este mundo del que deseamos liberarnos es, sin embargo, aquel en el que realmente deseamos vivir, de un modo u otro. Y cuando se piensa en ello, ¿no es acaso la fuerza del paroxismo del deleite (se habla incluso de un hombre “muriéndose de risa”) que tenemos en los chistes y el ingenio, una evidencia de que estamos momentáneamente iluminados, Budas, elevados por encima de la moral y la religión, más allá de la vida y la muerte, en un reino sin tiempo ni espacio que rebosa de felicidad perpetua, que es, sin embargo, este mundo de esperanzas y temores, remordimientos y aprensiones.

Todas las variedades del humor pueden compararse con las experiencias Zen y con el haiku. He aquí algunos ejemplos que el lector debe descubrir por sí mismo:

  1. La risa de la desilusión

Cuando Rinzai se iluminó a manos de Obaku, dijo,

“No hay mucho en este budismo de Obaku”.

黄葉伸法無多子

晝見れば首筋赤き螢哉

Hiru mireba   kubisuji akaki   hotaru kana

A la luz del día,
la nuca de la libélula
es roja.

(Bashō)[2]

  1. La risa de la idiotez estudiada

Bashō[3] dijo a los monjes reunidos: “Si tienes un palo, te lo daré. Si no tienes un palo, te lo quitaré”.

芭さ煮和宵示衆五休有荘杖子我輿称控杖子、

休無控杖子我奪休控杖子。(無門闘、四ート四)

(Compárese el problema de la decapitación del gato sin cuerpo en Alicia en el País de las Maravillas visto con anterioridad).

蛇逃げて我を見し眼の草に競る

Hebi nigete    ware wo mnishi me no    kusa ni nokoru

La serpiente se deslizó,
pero los ojos que me miraban
permanecieron en la hierba.

(Kyoshi)

  1. Idiotez espontánea

Como el tejado tenía goteras, un maestro zen dijo a dos monjes que trajeran algo para recoger el agua. Uno trajo un balde, el otro una cesta. El primero fue severamente reprendido, el segundo fue muy elogiado.

柴の戸や錠の代りにかたつむり

Shiba no to ya    jô no kawari ni    katatsumuri

Una puerta de matorrales;
para el candado,
este caracol.

(Issa)

  1. Hipérbole

遊大地撮来如栗米粒大。

(Seppō) cogió el globo terrestre entre el índice y el pulgar, y encontró que no era más grande que un grano de arroz.

乞食かな天地を着たる夏衣

Kojiki kana tenchi wo kitaru natsu-goromo

El mendigo,
tiene cielo y tierra
¡para su ropa de verano!

(Kikaku)

  1. Dilema

風穴和宵因骨問。語獄沙離徴如何通不犯。

穴云、長憶江南三月襲、鶴鶴略階百花香。

(無門闘、ニ十四)

Un monje preguntó a Fuketsu: “Hablar y callar pertenecen a los mundos de lo absoluto y lo relativo; ¿cómo podemos escapar de ambos errores?” Fuketsu respondió,

“Siempre pienso en Konan en marzo;

las perdices pían entre las flores perfumadas”.

  1. Humor escatológico

特門因僧間、如何是俳。 門、乾尿概。 (無門闘、 ニチー)

Un monje preguntó a Unmon: “¿Qué es Buda?”.

“Un palo de mierda seca”, respondió Unmon.

驚が梅の小枝て養をして

uguisu ga   ume no koeda ni   fun wo shite

                            El uguisu
caga
en la esbelta rama del ciruelo

(Onitsura)

 

  1. Humor ácido

都。俺問法眠。 悲超春和荷。如何是師。 法説云。 該是慧超。

Cierto monje le dijo a Hōgen,

“Yo, Echō, te pregunto: ‘¿Qué es Buda?’ ”

Hōgen respondió: “¡Tú eres Echō!”

頼牛そろそろ登れ富士の山

Katatsumuri    soro soro nobore    fuji no yama

Oh caracol,
escala el monte Fuji,
¡pero despacio, despacio!

(Issa)

No puedo dejar de citar Reminiscencias de la vida y el carácter escocés, de Dean Ramsay:

Un caballero sentado en la diligencia en Berwick, se quejó amargamente de que el cojín sobre el que se sentaba estaba bastante mojado. Al mirar hacia el techo, vio un agujero a través del cual la lluvia descendía copiosamente, y de inmediato explicó la desgracia. Llamó al cochero y con gran ira le reprochó el mal que sufría, y le señaló el agujero que era la causa del mismo. Sin embargo, toda la satisfacción que obtuvo fue la tranquila e impasible respuesta: “Ay, muchos se han quejado de ese agujero”.

 

  1. Romper con lo convencional

Cuando Hyakujo llamó a los monjes ante él, puso una botella de agua en el suelo, y diciéndoles que no la llamaran botella de agua, les preguntó cómo la llamarían. Isan se acercó y le dio una patada.[4]

御幸にも織笠ぬが変案由子かな

Miyuki nimo   amigasa nuganu   kakashi kana

Ni siquiera ante Su Majestad,
el espantapájaros se quita
su sombrero trenzado.

(Dansui)

  1. Pasar de lo sublime a lo ridículo.

 

越飛限危間、菜甲宇入業林を驚指示、飛去、

実勢了也未。倍玉、勢了也州玉、洗鉢去。 其徴有省。

Un monje dijo una vez a Jōshu: “Acabo de entrar en este monasterio. Te ruego que me des alguna instrucción y guía”.
Jōshu le dijo: “¿has desayunado?”. El monje contestó. “lo he hecho”. Jōshu le dijo: “entonces lava tus cuencos”. El monje cayó en la cuenta.

 

夕顔の花で洟かむ娘かな

Yūgao no    hana de hana kamu   musume kana

La joven chica
se sonó la nariz
sobre la gloria de la tarde.

(Issa)

……………………………………………………

[1] Aquí hay un juego de palabras 日 =  “sol” y “día”

[2] NT.- Blyth atribuye este poema erróneamente a Bashō, pero su autoría es falsa. Así aparece indicado por varios académicos y en la web de la Universidad de Yamanashi, que recopila el hokku de Bashō:

https://www2.yamanashi-ken.ac.jp/~itoyo/basho/haikusyu/zongihen/Defaul.htm

[3] NT.- Aquí se refiere a un monje zen coreano, no al famoso haijin japonés

[4] Véase Mumonkan, 40

Zen, el estado mental del haiku 6. Contradicción.

6

Contradicción

El zen se transmite a menudo mediante alguna contradicción intelectual, explícita o implícita, expresada en forma de paradoja o dilema, que se resuelve de algún modo mediante una experiencia vivida. En la Biblia y en otros lugares, estas contradicciones se aplican a los grandes problemas de la vida humana.

¿Existe un Dios?

El que se acerca a Dios debe creer que él existe.[Heb, 26.]

¿Qué es el hombre?

Dios dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.[Gen. 1, 6.]

En cuanto al hombre, sus días son como la hierba.[Ps. 104, 15.]

¿Que quién soy?

dice Lear hablando de sí mismo,

de cuerpo perfectamente esférico.

Con un sombrero rúnico.

 

¿Tenemos libre albedrío o todo está predeterminado?

Amarás.

La ley perfecta, la ley de la libertad.[Jas. 1, 26.]

 

¿Cómo podemos alcanzar la vida eterna?

Para preservar la vida, hay que destruirla;

cuando está completamente destruida, por primera vez hay descanso.

護生須殺 、 殺恋始居安。(確林旬集)

 

Imagen 16

Iluminación de Enō, de Shuai Weng

 

¿Cuál es la naturaleza de Dios?

Es como un tigre, pero con muchos cuernos;

como una vaca, pero no tiene cola.

似虎多使角、如牛欠尾円     (確林旬集)

 

¿Cómo podemos tener fe?

Señor, yo creo; ayuda mi incredulidad. [Marc. 9, 24.]

 

¿Cómo podemos iluminarnos?

Sólo el cielo se regala,

se puede tener a Dios con sólo pedirlo.[Lowell]

 

¿Qué es lo más importante que poseemos?

Nada es tan valioso que no podamos tirarlo. [Religious Perplexities, L.P. Jacks]

 

¿Cómo podemos salvarnos?

Y se hizo una última pregunta: ¿de qué y para qué podría salvarse este torbellino infinito?[El Hombre que murió.]

 

¿Qué hará el hombre ahora, y cuál será su su recompensa?

Su recompensa está con él, y su obra delante de él.[Is. 40, 0.]

 

¿Cómo evitaremos el sufrimiento?

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. [Gal. 6,2.]

Porque cada uno llevará su propia carga.[Gal. 6, 5.]

 

¿Cuál es la relación de Dios con el Universo?

Wer die ganze Welt mit Gott nähme, der hätte

nicht mehr, als wenn er Gott allein hatte.[Eckhart.]

(NT: Quienquiera que tomara el Mundo entero con Dios, no tendría más que si tuviera a Dios solo.)

 

¿Cuál debe ser nuestra relación con el prójimo?

Deja que los muertos entierren a sus muertos.[Mat. 8, 22.]

Ama a tu prójimo como a ti mismo.[Mat. 5, 43.]

 

El terrón y el guijarro, de Blake, cuenta la misma historia; es el tema de la Canción de los opuestos de Keats, pero se aprecia con mayor claridad en el siguiente famoso dilema:

El argumento del verdugo era que no se podía cortar una cabeza a menos que hubiera un cuerpo de…… El argumento del Rey era que cualquier cosa que tuviera cabeza podía ser decapitada, y que no debías decir tonterías.
El argumento de la Reina era que si no se hacía algo al respecto en menos de lo que canta un gallo ejecutaría a todo el mundo. (Fue este último comentario el que hizo que todo el grupo estuviera serio y ansioso.).[Alicia en el país de las Maravillas]

 

La paradoja y la contradicción sólo lo son para el intelecto, para el hombre maduro y civilizado. El niño, el salvaje, el poeta, el visionario, las toman de paso. Y por lo tanto no es extraño, sino característico de la poesía, que no sintamos la necesidad de “comprenderla” ni explicarla. No hay nada especial, nada misterioso, nada separado de nosotros mismos, nada separable de nuestra experiencia. Se le preguntó a Rinzai cuál es la enseñanza esotérica de Daruma. Él respondió,

若有意、自数不了。

“Si eso tiene algún sentido, yo mismo no estoy salvado”.

 

Y cuando el interlocutor refunfuñó,

飲無意何二龍存法

“Si no tenía sentido, ¿cómo fue que el segundo Patriarca (Eka) recibió la ley?

 

Rinzai sólo pudo gritar,

得者是不得。

“Este recibir es un no recibir”.

Si aspiramos a la coherencia, eso que Emerson llama “el duende de las mentes pequeñas”, toda la vida y la virtud en nosotros se secarán. En un Año Nuevo, Issa dijo:

めでたさも中位なりおらが着

Medetasa mo    chûgurai nari    ora ga haru

Es tiempo de felicitaciones;
más de lo habitual para mí:
esta es mi primavera.

Esto tiene el espíritu de las líneas de Matthew Arnold. Issa se sentía como las solemnes colinas, el mudo césped, el arroyo, el cielo solitario,

soportar más que alegrarse.

 

Pero en otra ocasión Issa dice todo lo contrario:

我が存も上上吉ぞ梅の花

Waga haru mo   jôjôkichi zo   ume no hana

Ciruelos en flor:
mi primavera
es un éxtasis.

Esto es de Browning:

Dios está en su Cielo;

¡Todo está bien en el mundo!

La verdad no está entre dos cosas, ni en una alternancia de ellas; la verdad es la contradicción misma. Así, Coleridge, al hablar del poeta, nos dice que él somete todas las facultades contradictorias de la humanidad a la imaginación, y este poder se muestra…

en el equilibrio o reconciliación de cualidades opuestas o discordantes; de igualdad, con diferencia; de lo general, con lo concreto; la idea, con la imagen; lo particular, con su representación; la sensación de novedad y frescura, con objetos antiguos y familiares; un estado de emoción mayor que el habitual con más orden de lo habitual.[Biografía Literaria, XIV.]

De hecho, esto es eminentemente cierto en el caso del haiku, y tiene su contrapartida en la Encarnación, donde, sin embargo, la inmanencia del “dios-todo-hombre” y del “dios-toda-cosa” de la filosofía Mahayana se restringe a la trascendencia del concepto “hombre-dios” de la teología cristiana.

Es una verdadera grandeza tener en uno la fragilidad de un hombre y la seguridad de un dios.[Palabras de Séneca, citadas por Bacon en Of Adversity.]

Para el poeta, su fragilidad pertenece a la ruptura y sacudida de las cosas, a la destrucción del arte y la cultura, a las paradojas de la moralidad, la necesidad del sufrimiento y de la muerte; su seguridad está en el libre fluir de la vida misma dentro de todos esos fenómenos.

Hay una hermosa paradoja oculta en un conocido pasaje de los Siglos de Meditación de Traherne, un pasaje que es una elaboración poética de las enseñanzas de Buda.

天上天下唯我猫章

Por encima de los cielos y por debajo de ellos,
yo sólo soy el Honrado,

pronunciado por él cuando nació.

 

Nunca disfrutarás del mundo correctamente, hasta que el Mar fluya por tus venas, hasta que estés vestido con los cielos, y coronado con las estrellas, y te percibas a ti mismo como el único heredero del mundo entero, y más aún, porque en él hay hombres que son todos herederos únicos al igual que tú.

La paradoja es la vida del haiku, porque en cada verso se ve algo en particular y, al mismo tiempo, sin perder esa individualidad y separación, su diferencia distintiva de todas las demás cosas, se le ve como una nada, como todas las cosas, como un todo. Coleridge, en su definición de poesía, presagia este estado paradójico cuando dice que un poema se propone a sí mismo

un deleite del conjunto, compatible con una gratificación distinta en cada parte componente.

Así como una parte de un largo poema debe disfrutarse mientras el todo se mantiene en la mente, de igual manera un haiku debe leerse con el objeto claramente ante los ojos, mientras que la estación, el mundo en una de sus cuatro formas, se debe leer ocupando toda la mente. Esto se debe a que cada objeto, cada flor, cada criatura es en sí misma lo es todo, mientras que al mismo tiempo es ella misma y nada más.

El poder de la imaginación es el poder de nuestra naturaleza búdica, nuestro instinto más profundo, un estado que los místicos indios llaman samadhi. Es esta condición de actividad la que Enō describe en el Rokusddangyo:

動静無心、凡聖忘, 能所倶渓、性相如

Tanto en actividad como en quietud, dejar que la mente no permanezca en ninguna parte, olvidar la diferencia entre sabio y tonto, no discriminar entre sujeto y objeto, ver la esencia y la forma como una sola: esto es estar siempre en samadhi.

Qué diferentes suenan las palabras de Thoreau:

A veces, mientras voy a la deriva en Walden Pond, dejo de vivir y empiezo a ser.

Sin embargo, esto también es samadhi.

Aquí hay algunos versos de Angelus Silesius (Johann Scheffler), 1624-1677. Se hizo católico en 1663 y compuso tanto textos religiosos sobre el sentimiento y la naturaleza, como versos en los que expresa con la mayor audacia las intuiciones filosóficas de Eckhart. En ellos, el elemento paradójico es tan fuerte, o mejor dicho, tan evidente, que el sentimiento poético se resiente. En otras palabras, la discordia se enfatiza demasiado a expensas de la armonía, sin embargo, es un profundo placer espiritual escuchar estos choques de poderoso contrapunto intelectual.

Bist du demiitiglich wie eine Jungfrau rein,

So wird Gott bald dein Kind, du seine Mutter sein.

Mensch, werde Gott verwandt aus Wasser, Blut und Geist,

Auf dass du Gott in Gott aus Gott durch Gott selbst!

O Wesen, dcm nichts gleich ! Gott ist ganz ausser mir,

Und inner mir auch ganz, ganz dort und ganz auch hier!

 

(NT: Si eres humildemente pura como una Virgen

pronto Dios será tu hijo y tú su madre.

Hombre, relaciónate con Dios desde el agua, la sangre y el espíritu,

¡para que seas Dios en Dios, desde Dios, y a través de Dios mismo!

¡Oh Ser, no hay nada igual! Dios está completamente fuera de mí,

¡y completamente dentro de mí también, completamente allí y completamente aquí también!).

 

Zen, el estado mental del haiku 4. Sin palabras y 5. No intelectualidad

4

Sin palabras

Nos referimos esencialmente a un estado sin palabras, en el que las que se utilizan, no son para expresar nada, sino más bien para despejar algo que parece interponerse entre nosotros y las cosas reales que (al no estar de hecho separadas de nosotros mismos) son entonces percibidas por el autoconocimiento.

Había un anciano que suponía,

que la puerta de calle estaba parcialmente cerrada

 pero algunas ratas muy grandes

se comieron su abrigo y sus sombreros,

mientras el inútil anciano dormitaba[1].

 

Este es el momento:

                                         Cuando la luz del sentido

se apaga, pero con un destello que ha revelado

el mundo invisible[2].

 

Otro ejemplo de Lear:

 

¡Ploffskin, Pluffskin, Pelican jee!

¡Creemos que no hay pájaros tan felices como nosotros!

¡Plumpskin, Ploshkin, Pelican jill!

¡Eso pensábamos entonces, y eso seguimos pensando!

 

Esto ilustra lo que dice Thoreau al final de Walden:

La volátil verdad de nuestras palabras debería traicionar continuamente la insuficiencia de la declaración residual. Su verdad se traduce instantáneamente; sólo queda su monumento literal.

Eckhart dice:

Gott hat keinen Namen… In ihrer Namenlosigkeit

sind Gott und Seele eins.

(NT: Dios no tiene nombre… En su falta de nombre

Dios y el alma son uno.)

 

Cristo, al tratar de encontrar un nombre para lo que esencialmente no tiene nombre, se llama a sí mismo puerta, rey, vid, pastor, ladrón en la noche. A este peligro de confundir las palabras con las cosas se une el de morir a manos de las mismas palabras de la vida:

                                                                         Ay de mí,

las palabras aladas en las que mi alma traspasaría

a las alturas del raro universo del Amor,

son cadenas de plomo alrededor de su vuelo de fuego[3].

 

Lawrence expresa el mismo pensamiento con una metáfora diferente:

Un mundo oscuro y quieto, donde el lenguaje

nunca alborotó las hojas en crecimiento y chamuscó sus bordes

como un mal viento[4].

 

Cristo se arrepiente de su predicación y enseñanza:

Qué pena que les prediqué. Un sermón

es mucho más probable que se convierta en barro

y cierre las fuentes, que un salmo o un cántico.

[El hombre que murió.]

Afirman dos de los más elocuentes hombres de genio que el mundo ha producido jamás, que la verdad es inexpresable:

Si el abismo pudiera vomitar sus secretos… pero falta una voz, la verdad profunda no tiene imagen.

(Dicho por Demogorgon en respuesta a la pregunta de Asia sobre el origen del Mal).

La Gran Vía no se expresa;

la Perfecta Elocuencia no habla[5].

Si esto es así, ¿cómo es posible que nos transmitamos unos a otros el hecho de nuestra percepción de la misma verdad? En su ensayo sobre Wordsworth, Matthew Arnold dice:

La poesía es nada menos que el discurso más perfecto del hombre.

 

¿Qué clase de discurso es éste?

ものいはず客と亭主と白菊と    蓼太

Mono iwazu    kyaku to teishu to   shiragiku to

No se dirigieron la palabra.
El visitante, el anfitrión,
y el crisantemo blanco.

(Ryōta)

 

Sin embargo, pueden ser tanto las palabras como el silencio:

タべの嬉しさ足洗ふ時の二言三言

Yūbe no ureshisa ashi arau toki no futakoto mikoto

Esta tarde… la felicidad,
mientras me lavaba los pies, …
esas dos o tres palabras.

(Kaito)

El haiku elimina el mayor número posible de palabras entre la cosa en sí y el lector. La poesía inglesa utiliza con demasiada frecuencia las palabras como vicegerentes de Dios. Esto es peligroso, y las palabras pueden convertirse en grilletes del espíritu. Cuando un haiku falla, nos quedamos con el objeto desnudo, desprovisto de significado, debido a una selección/rechazo poderosamente insuficientes. Cuando falla un poema inglés, nos quedamos con meras palabras, sílabas sin sentido. Algunos haikus, a pesar de su brevedad, son demasiado largos:

 

識ましや轟鳴く中に尼一人

Asamashi ya   mushi naku naka noi   ama hitori

¡Qué lamentable!
entre los insectos,
una monja solitaria.

(Gonsui)

Imagen 15

El canasto de carbón, de Ryōta.

La primera línea no sólo es redundante, sino que el patetismo de la escena desaparece cuando la mencionamos, cuando pensamos en ella. El chirrido de los insectos en el campo de otoño y la monja parada allí sola, esto es suficiente, y cualquier otra cosa es demasiado. Pero la mera brevedad no es poesía. Esto es especialmente cierto cuando se omiten elementos intelectuales. Por ejemplo,

創は花は見ね里ありけふの月

Tai wa hana wa   minu sato mo ari   kyô no tsuki

Hay aldeas
que no saben de besugos ni de flores,
pero todos tienen la luna de hoy.

(Saikaku)

Esto, de Saikaku, es literalmente “Besugo, flores, pueblos que no ven, también los hay, la luna de hoy”. Esto no es poesía porque los elementos intelectuales no están sometidos a la actitud poética. Hay un hiato, las palabras se interponen entre nosotros y el objeto. Podemos decir del buen haiku lo que Alcott dice del buen maestro, y lo que la gente debe tener en cuenta al imitar a Cristo,

El verdadero maestro defiende a sus alumnos contra su influencia personal. Les inspira confianza en sí mismos. Guía sus ojos desde sí mismo hacia el espíritu que lo anima. No tendrá discípulos.

Ciertos poetas, ciertos tipos de poesía, tienen un efecto intimidatorio sobre nosotros, y éste es un ejemplo del poder que ejercen las palabras. Nunca debemos permitir que sean más que herramientas y sirvientes. Humpty Dumpty dice:

“¡Hay gloria para ti!”

“No sé qué quieres decir con gloria”, dijo Alicia. Humpty Dumpty sonrió con desdén.

“Por supuesto que no… hasta que te lo diga. Quise decir que hay un buen argumento demoledor para ti”.

“Pero la gloria no significa un buen argumento demoledor”, objetó Alicia.

“Cuando uso una palabra”, dijo Humpty Dumty en un tono bastante desdeñoso, “significa exactamente lo que yo elijo que signifique… ni más ni menos”.

“La pregunta es”, dijo Alicia, “si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”.

“La pregunta es”, dijo Humpty Dumpty, “qué es ser Maestro… eso es todo”.[6]

Un ejemplo de esto puede ser tomado de Dombey e hijo. Dickens muestra cómo se utiliza la palabra “considerando” para revelar todo un mundo de la mente, un estado del alma:

“Estoy bastante bien, considerando”. La Sra. Pipchin siempre usaba esa forma de hablar. Significaba considerando sus virtudes, sacrificios y demás.

Debemos utilizar el lenguaje más fuerte, y decir que nada es más peligroso, más “parecido a un pulpo” e insidioso que las palabras. Un hombre dice: “El lugar apropiado para un perro es fuera de la casa” y yo le odio por ello, sin darme cuenta de que él y yo hablamos de dos cosas totalmente distintas con el mismo nombre. O para decirlo más exactamente, lo que él está mirando y lo que yo estoy mirando no son la misma cosa en absoluto. Lo que a él le disgusta, a mí también me disgustaría. Lo que me gusta, a él también le gustaría si pudiera verlo. Pero es la cruda y vaga palabra “perro” la que nos engaña, nos hace malinterpretar y sentir antipatía mutua. Si la palabra “perro”, aparentemente tan clara y concreta, es así de ambigua e inabarcable, ¿cuánto más lo son palabras como Dios, libertad, humanidad, música…? Se puede decir que el aumento de la sabiduría significa una liberación de las cadenas con las que cada vez estamos más atados a medida que aumenta nuestro vocabulario.

Las sombras de la prisión comienzan a cerrarse

sobre el joven que crece.

Hay momentos en los que las palabras pierden su propio poder y nos sirven en humildad y verdad, cuando nuestros pensamientos se ordenan pacíficamente de conformidad con el orden de las cosas. Sin embargo, sigue siendo cierto que el chirrido de la plumilla con la que escribo tiene más significado y menos error que cualquier cosa que pueda escribir. Después de todo, ¿a qué equivalen todos esos años de enseñanza de Buda? Como dice Dogen,

山の 色、谷のひじきるみなながら 我が覆迦雅尼の蜂と姿と

Yama no iro    tani no hibiki mo    mina-nagara

waga shakamuni no    koe to sugata to

Los colores de las montañas,

los ecos de los valles,…

todo, todo es

la forma y la voz

de Shakamuni.

 

5

No intelectualidad

El zen no es intelectual.

La filosofía cortará las alas de un ángel, dice Keats, y Eckhart da la razón de esto:

Der Mensch soil sich nicht mit einem gedachten Gott begniigen; wenn der Gedanke vergeht, so vergeht auch der Gott.

(NT: El hombre no debería asociarse con un Dios imaginario; cuando el pensamiento desaparece, también lo hace Dios.)

 

Lo que el hombre conoce, y lo único que conoce, es Dios. En la medida en que conoce a Dios, él es Dios, puesto que todo conocimiento es autoconocimiento. Esto es lo que queremos decir cuando afirmamos que todos tenemos la naturaleza de Buda. Lo que pensamos acerca de las cosas es muy diferente de lo que captamos como la cosa misma.

De nuevo Eckhart dice:

Alles was man von Gott erdenken kann ist all zusammen nicht Gott.

(NT: Todo lo que puedas pensar acerca de Dios no es Dios.)

El pensamiento, como la pasión, profundiza en la intuición, pero en ningún caso puede sustituirla. De ahí la inexplicabilidad de de la vida, de la poesía.

A partir de este hecho de la no-intelectualidad del Zen y el haiku, podemos ver un profundo significado en el dicho

Las comparaciones son odiosas

y esto explica el fracaso, como poesía, de haikus como el siguiente:

名月や草木にる人の影

Meigetsu ya    kusaki ni otoru   hito no kage

La brillante luna de otoño:
las sombras de los árboles y la hierba
¡y las de los hombres!

(Baishitsu)

 

Obsérvese además que, naturalmente, la luz de la luna no tiene relación (poética) con las sombras que se contraponen. El mismo error en otro verso del mismo autor:

さてはあの月が鳴いたか時鳥

Sate wa ano   tsuki ga naita ka   hototogisu

Por qué, ¿era la luna
la que lloraba?
¡Un cuco!

Estaba la intuición de la identidad, el primer pensamiento, 第一念, que se dejó anular por el segundo. Cuando utilizamos sólo el intelecto, no llegamos a ninguna parte. Como dice Alicia:

“Estoy segura de que no soy Ada, porque su pelo va en largos tirabuzones, y el mío no va en tirabuzones en absoluto, y estoy segura de que no puedo ser Mabel, porque sé todo tipo de cosas, y ella, ¡oh! ella sabe ¡tan poco! Además, ella es ella y yo soy yo y… ¡Oh querido, ¡qué desconcertante es todo!”

La poesía tiene como base filosófica (inconsciente) el hecho de que todas las cosas son cambiantes, indeterminadas, irreparables, contradictorias, que una montaña no es una montaña y, sin embargo, al mismo tiempo es una montaña.

手把鏡頭,歩行騎水牛。(碑林旬菓)

Sostiene el mango de la azada, pero sus manos están vacías;

cabalga a horcajadas sobre el búfalo de agua, pero va caminando.

 

De ahí que la poesía con la ciencia, la religión con la ciencia,  sean verdaderamente antipáticas. La ciencia objetiva, abstrae y generaliza. La poesía identifica, vive en y a través de la cosa, en definitiva, particulariza. En el marco de esta paradoja, el poeta se une con el objeto, que, como la burra de Baalam, habla con voz humana.

Además, está la cuestión del todo y la parte. El intelecto puede entender cualquier parte de una cosa como parte, pero no como un todo. Puede entender cualquier cosa que no sea Dios. La divinidad de una cosa se manifiesta en su totalidad. Entonces, dado que el amor es la personalidad en su conjunto, amamos a Dios y él nos ama; conocemos una cosa y la cosa nos conoce a nosotros; nos conocemos como un todo. Cualquier entendimiento parcial, la comprensión de parte de una cosa es mala, aunque no siempre es lo que llamamos específicamente el mal moral. Así, el conocimiento científico de una cosa es, en su divorcio de la talidad, la totalidad de esa cosa, potencialmente mala, y mala en realidad cuando la cosa se usa sin tener en cuenta su talidad, pero científicamente, parcialmente, intelectualmente. Eckhart dice,

Gott wili wohl dass die Seele auch das wahrnahme, was Gott selbst nicht ist. Er will aber nicht dass sie etwas liebhabe ausser ihn, denn er hat sie zur Einung mit sich geschaffen.

(NT: Dios quiere que el alma perciba lo que Dios mismo no es. Pero no quiere que ame nada más que a Él, pues Él la ha creado para que sea una con Él mismo.)

Y aquí, en relación con la cuestión del mal uso del intelecto, podemos hacer una advertencia. El intelecto no sólo complica, sino que generaliza. Cuidado con la simplificación excesiva. Si no podemos mantener el equilibrio, como lo hace la vida, entre variedad y unidad, elijamos, si es necesario, la variedad, como la menos peligrosa y la menos tentadora intelectualmente. Si intentamos forzar a toda la poesía a adoptar una teoría única (que podemos llamar Zen, pero no lo es), nos encontraremos sirvientes, no amos del intelecto; estaremos retorciendo significados tratando de retorcer la vida y seremos retorcidos por ella. La poesía puede utilizar no sólo el zen, sino su ausencia:

を資 りていとr寝られぬ蛙載

Ta wo urite    itodo nerarenu   kawazu kana

Vendí el campo,
ya no podía dormir
por las ranas.

(Hokushi)

Hacemos la voluntad de Dios incluso desobedeciéndole. La Iluminación y la ilusión no son dos cosas diferentes. El hombre ordinario es Buda. Tomemos la poesía de la misma manera que debemos tomar la vida, tal como viene, independientemente de las teorías y explicaciones preparadas. La unidad estará ahí, nunca lo dudes, pero si intentamos forzarla, nuestras interpretaciones muertas serán condenadas por la vida misma de la poesía. Este es el primer párrafo del ensayo de Pater sobre el Estilo, y de

No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Y del mismo modo que la poesía no puede explicarse, sino sólo repetirse, la religión, es decir, la vida en perfecto acuerdo con la realidad, no puede ser interpretada verbalmente:

遺順縦横時、 働赤不能排。(韓林旬菓)

El salmista dijo,

Al moverse en todas direcciones, ni siquiera el Buda puede disertar sobre él.

Al moverse en todas direcciones,
ni siquiera el Buda puede hablar sobre ello.

 

Dijo el Salmista,

El Señor es mi Pastor: nada me faltará.

Siempre que leemos esto sabemos, en el fondo de nuestro corazón, que es verdad. Pero cuando pensamos en ello, sobre todo, cuando los párrocos predican sobre ello, sabemos, intelectualmente hablando, que es falso.

Desde el punto de vista religioso, es evidente. Pero lo que sabemos por intuición es mucho más sutil que cualquier explicación que podamos dar al respecto. San Agustín dice,

Si nemo me quaerat, si quaerenti explicari

velim nescio.[Confesiones, XI, 14.]

(NT: Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicar a quien pregunta,

no lo sé.)

 

Las palabras de David no se refieren a cosas materiales, ya que es posible que lleguemos a carecer de alimento y calor, y estemos privados incluso de lo más básico para la vida. ¿Se refiere entonces sólo a cuestiones espirituales, al amor de Dios in vacuo, o a alguna otra abstracción similar? Esto difícilmente puede ser así, porque ¿qué clase de pastor es el que ama a sus ovejas pero no les da pasto ni protección contra los elementos? ¿Qué clase de protector es ese que cae sobre nosotros indiscriminadamente? ¿Pestes, terremotos, torbellinos y todas las formas de repentinas muertes por tierra y mar, por no hablar de la locura y la muerte prolongada en vida?

La verdad, la verdad profunda y dolorosa, la casi insoportable verdad de la que intuitivamente nos damos cuenta cuando leemos las palabras del Salmo, es que no queremos nada. Todas las alegrías y tristezas, los triunfos y agonías de la humanidad son nuestros. ¡ Son nuestra herencia como hombres, como hijos de Dios, como Buda!

La alegría y la aflicción están entretejidas finamente,

una prenda para el alma divina.

Desear únicamente la felicidad es el error cardinal del hombre. Para aceptar todo

                                           Con una mentalidad clara y heroica,[Sansón Agonista]

es el Camino. Y en cuanto a explicaciones de todo esto,

若識琴中趣、

何勢紋上撃。

Si conoces el significado del laúd,

¿Por qué preocuparse por el sonido de la cuerda?

 

Lo siguiente es un ejemplo de una “explicación”. Gaunt dice:

 

Todos los lugares que visita el ojo del cielo

son para un hombre sabio puertos y paraísos felices.

Enseña a tu necesidad a razonar así:

no hay virtud como la necesidad.

No pienses que el rey te desterró,

sino tú al rey: ¡Ay del que se siente peor

al percibir que apenas puede soportarlo!

Ve, di que te envié a comprar honor,

y no que el rey te desterró. O supón

que una peste devoradora flota en nuestro aire,

y tú vuelas a un clima más fresco.

Mira lo que  aprecia tu alma, imagínalo

mentir por dónde vas, nada de donde vienes.

Supón que los pájaros cantores son músicos.

La hierba sobre la que pisas está esparcida por la presencia;

las flores bellas damas, y tus pasos

un delicioso compás o una danza;

porque la pena retorcida, tiene menos poder para morder

al hombre que se burla de ella y no la toma en serio.[7]

 

Con excepción de las dos primeras líneas, que tienen algo de Zen en ellas, todo esto es bastante cierto, aunque falso. La experiencia más momentánea de la bondad del mal, la indiferencia de las circunstancias, la voluntad del destino, vale todo el filosofar del mundo. El error es visible en las palabras: “razona así”, “no pienses”, “supón que”, “di”, “imagínalo”. Una vez más, Gaunt se prolonga demasiado. En las enseñanzas del Zen, como ocurre con los sermones de Cristo, la brevedad es parte de su poder;

 

El agua que bebe una vaca se convierte en leche;

El agua que bebe una serpiente se convierte en veneno.

牛飲水成乳、蛇飲水成毒

Bienaventurados los limpios de corazón,

porque ellos verán a Dios.

 

Estas, como las de Gaunt

No hay virtud como la necesidad.

convencer, sin intentar persuadir. Bolingbroke responde a Gaunt en las siguientes líneas:

Oh, ¿quién puede sostener un fuego en la mano

pensando en el gélido Cáucaso?

¿O empalagar el borde hambriento del apetito

con sólo imaginar un festín?

¿O revolcarse desnudo en la nieve de diciembre

pensando en el fantástico calor del verano?

¡Oh, no! la aprehensión del bien

no hace más que aumentar la sensación de lo peor:

el diente del dolor nunca dolerá más

que cuando muerde, pero no hiere la llaga.

Quizás exista entonces un límite al alcance de

Nada es, pero el pensamiento lo hace.

Ninguna cantidad de pensamiento, es decir, de la fe y creencia más profunda, harán que un cuchillo afilado se desafile o que un hombre muerto viva. La fe no puede remover montañas. Pero puede mantener las montañas en su sitio, (siempre que permanezcan allí) y a medida que se mueven, las mueva. Este seguimiento de los acontecimientos, guiándolos, es instantáneo; está en la voluntad. No hace agradables las cosas dolorosas ni viceversa:

長者長法身、短者短法身。

(障部旬葉)

Una cosa larga es el cuerpo largo de Buda;

Una cosa corta es el cuerpo corto de Buda.

 

Cuando la mente está tranquila, puede aceptar tales afirmaciones y estar satisfecha con ellas, pero una vez que las elaboramos, la mente, la parte intelectual de la mente, se despierta para trabajar por sí misma. En el Ensayo sobre el Hombre, Pope dice,

Toda la naturaleza no es más que arte, desconocido para ti;

todo azar, dirección que no puedes ver;

toda discordia, armonía no comprendida;

todo mal parcial, bien universal.

Y, a pesar del orgullo, a pesar del error en la razón,

una verdad es clara: Todo lo que es, es correcto.

Todo esto es bastante cierto, pero se trata de una verdad muerta y fría que no tiene suficiente vida para entrar en el corazón. Cuando Shelley[8] repite esto sentimos una gran diferencia:

… la tensión plástica del Espíritu Único

barre el mundo denso y aburrido; obligando allí

a todas las nuevas sucesiones de las formas que adopta;

torturando a la escoria involuntaria que frena su vuelo

a su propia semejanza, como cada masa pueda soportar;

y estallando en su belleza y su poder

de los árboles, las bestias y los hombres hacia la luz del Cielo.

En estas palabras la verdad se desliza sin resistencia en nuestra mente, porque esa verdad se sublima en la forma que puede ser recibida instantáneamente por nuestro instinto más profundo, el problema para el haiku, tanto en composición como en apreciación, es el mismo que para la vida misma: cómo retener y asimilar los elementos intelectuales que distinguen a los animales superiores de los inferiores, en la vida instintiva común a todos. A veces, de hecho, podemos expresar mejor lo que queremos decir con nuestro silencio que de cualquier otra manera,

元日のこ、ろ営葉にあまりけり

Ganjitsu no   kokoro kotoba ni   amari keri

Día de Año Nuevo:
lo que siento, es demasiado
para las palabras.

(Daiō)

La amalgama incoherente y caótica de pensamiento-emoción, que es la fuente de nuestra existencia, a veces emerge cristalizada en palabras. Al expresarse, pierde algo de su vitalidad primitiva. Si tan sólo pudiéramos expresar sin expresar, podríamos tener nuestro pastel y comérnoslo también, y esto es lo que el poeta ha tratado de hacer en el verso anterior. Sin embargo, simplemente decir que una cosa es inexpresable no es expresarla. Pero nuestros sentimientos el día de Año Nuevo son particularmente difíciles de expresar con palabras, aunque sean muy insistentes. Mire el siguiente consejo de un antiguo profesor de Cambridge a un joven estudiante, quien le contó algunas dificultades y dudas que le torturaban:

“¡Dificultades! ¡Dudas!”, repitió el anciano caballero. “Tome un par de vasos de Oporto. Si eso no las disipa, tome dos más y continúe con la dosis hasta que se haya tranquilizado”.

Baring-Gould, The Rev. M.M.

 

Esta “tranquilidad mental” es lo que Spinoza llama la “eternidad” del hombre a diferencia de su inmortalidad en el tiempo, que Spinoza niega:

Si prestamos atención a la opinión común de los hombres, veremos que son conscientes de la eternidad de su mente; pero confunden la eternidad con la duración, y la atribuyen a la imaginación o a la memoria, que creen que permanecerá después de la muerte.

Ética, nota V, 34.

 

En otras palabras, cuando los hombres piensan, cuando usan su intelecto, suponen que la eternidad que sienten en ciertos momentos es una promesa, un anticipo de su inmortalidad en el tiempo. Por eso dice San Juan de la Cruz, en La noche oscura del alma:

Si un hombre quiere estar seguro del camino que pisa debe cerrar los ojos y caminar en la oscuridad.

Bashō dice lo mismo de forma menos poética:

 

稲妻に悟らぬ人の貴さよ

inazuma ni   satoranu hito no   tattosa yo

¡Qué admirable
el que no piensa “la vida es efímera,”
cuando ve el relámpago!

……………………………..

[1] Lear.

[2] Preludio VI, 610.

[3] Epipsychidion.

[4] El hombre que murió.

[5] Sōshi.

[6] Alicia en el espejo, Cap. VI.

[7] Rey Ricardo II, 1, 3.

[8] Adonais 43.

Zen, el estado mental del haiku 3. Aceptación agradecida.

3

Aceptación agradecida

Es un monumento de aceptación agradecida todo lo que hay dentro y fuera de nosotros, nuestros propios defectos y los de los demás. Este es el pensamiento al que se acerca George Herbert cuando dice que a menudo

No soy agradecido, cuando me place,

como si Tus bendiciones tuvieran días libres.

En todo debemos aceptar alegremente la inevitabilidad de

Primero la hoja, luego la mazorca,

después el maíz entero.

西吹けば東にたまる落葉かな

nishi fukeba   higashi ni tamaru  ochiba kana

Soplando desde el oeste,
las hojas caídas se juntan
en el este.

(Buson)

Lo que Cristo señala en el crecimiento de las hierbas del campo, y Buson en las hojas caídas del invierno, Dante lo representa en los tonos y cadencias del siguiente pasaje:

“Questo misero modo

Tengon l’anime triste di coloro

Che visser senza infamia e senza lodo.

Mischiate sono a quel cattivo coro

Degli angeli, che non furon ribelli

Ne fur fedeli a Dio, ma per se foro.

Caccianli i Ciel per non esser men belli,

Ne lo profoundo inferno gli riceve.

Che alcuna gloria i rei avrebber d’elli.”

Ed io: “Maestro, che e tanto greve

a lor, che lamentar gli fa si forte?”

Rispose: “Dicerolti molti breve.

Questi non hanno speranza di morte,

E la lor cieca vita e tanto bassa,

che invidiosi son d’ogni altra sorte.

Fama di loro il mondo esser non lassa,

misericordia e giustizia gli sdegna;

non ragioniam di lor, ma guarda e passa.”

Inferno, III, 34-51.

(NT: Blyth no traduce este texto en su obra original. Para facilitar la lectura, sí que lo hacemos aquí. Se hará del mismo modo en sucesivas ocasiones: se dejará el texto original que tenga la obra De Blyth, sea cual sea su idioma, y a continuación se traducirá como NT.)

“Reciben este miserable trato

las desgraciadas almas de quienes

vivieron sin infamia ni alabanzas.

Mezcladas con el malvado grupo

de los ángeles, que no fueron rebeldes

ni fueron fieles a Dios, pero sí a ellos mismos.

Los cielos los ahuyentan para no ser menos bellos,

ni el infierno más profundo los acoge,

que los culpables obtendrían de ellos ciertas vanaglorias”.

Y yo: “Maestro, qué es eso es tan penoso

¿qué les hace quejarse tan fuerte?”

Él respondió: “te seré muy breve.

Estos ni siquiera tienen la esperanza de la muerte,

Y su nula vida es tan lamentable,

que envidian cualquier otro destino.

El mundo no conserva su recuerdo,

la misericordia y la justicia los desprecian;

no hablemos de ellos, sino mira y continúa”.

Infierno, III, 34-51.

En este pasaje sentimos, al margen de la moralidad, la probabilidad o la verdad de los hechos relatados, la inevitabilidad de lo que sucede. La religión y la poesía tienen que ver con la realidad del universo. La falsa religión, que no es más que magia disfrazada, retuerce el pasado, el presente y el futuro, los construye más cerca del deseo del corazón. La falsa poesía hace lo mismo, aunque con resultados desastrosos. También es un mundo de evasión, un mundo de literatura, pero no de la vida. Si esto es así, podría parecer que la ciencia puede ser nuestra única salvación de la irrealidad. Esto es cierto hasta cierto punto. Puede salvarnos de lo irreal, pero no puede darnos más que un universo mecánicamente en lugar de la fantasía. No puede decirnos qué es la vida, ni puede ahondar más. Esta es la función de la poesía, pero como en el pasaje del Infierno antes citado, tenemos que buscar esa poesía, es decir, la realidad, en los lugares más inverosímiles también, en los meros sonidos de los versos, en la perversa negación de la verdad, y en los deseos imposibles de los seres humanos, en los tremendos castillos en el aire intelectual que han erigido, en las mentiras y sofismas que no son más que verdades invertidas.

Pero en todos los extremos del pensamiento y del sentimiento surge la percepción de que la aceptación activa de lo inevitable es la vida, la vida de la perfección. En los pasajes siguientes, de todas las razas y épocas, en todos los estados de ánimo y encarnaciones verbales, sentimos la misma actitud alegre que caracteriza al santo y al sabio:

Das Notwendige verletzt mich nicht: amor fati ist meine innerste Natur[1].

(NT: Lo necesario no me hace daño: amor fati es mi Naturaleza más íntima.)

年暮れぬ 笠きて草鞋 はきながら     芭蕉

Toshi kurenu    kasa kite waraji    hakinagara

El año llega a su fin;
pero sigo llevando
mi kasa y mis sandalias de paja.

(Bashō)

Aquel cuya mente está fija en el verdadero ser, no tiene tiempo para despreciar los pequeños asuntos de los hombres, o para llenarse de celos y enemistad en la lucha contra ellos; su mirada se dirige siempre hacia principios fijos e inmutables, que no dañan ni perjudican unos a otros, sino que todos se mueven en orden a la razón: a éstos imita, y a éstos quiere, en la medida de sus posibilidades[2].

たふるれはたふる. の庭の草    良寛

Taorureba    taoruru mama no    niwa no kusa

Las hierbas del jardín;
caen
y yacen como caen

(Ryōkan)

Para soportar todas las verdades desnudas,

y para prever las circunstancias, tranquilidad:

ésa es la cima de la soberanía[3].

Un hombre libre sólo piensa en la muerte; y su sabiduría es una meditación no sobre la

la muerte, sino en la vida[4].

Él ve las cosas bajo una cierta especie de eternidad[5].

Ya sea ahora, o dentro de mil años, se siente satisfecho[6].

 

ともかくもあなた任せのとしの暮    一茶

Tomokaku mo    anata makase no   toshi no kure

Aun así,
sometido al Más Allá;
el fin del año.

(Issa)

 

Hablando de la necesidad de la muerte (dice Sōshi):

“Bueno, gobernador, todos debemos llegar a ella, un día u otro”.

“Así debe ser, Sammy”, dijo el viejo señor Weller.

“Hay una providencia en todo esto”, dijo Sam.

“Por supuesto que la hay”, respondió su padre con un asentimiento de grave aprobación. “¿Qué sería de los enterradores sin ella, Sammy?”

Perdido en el inmenso campo de conjeturas abierto por esta reflexión, su pipa estaba sobre la mesa y removió el fuego con aire meditabundo[7].

Cuando Rotan[8] murió, Shinshitsu vino a darle el pésame. Él (simplemente) levantó la voz tres veces y se marchó. Un discípulo preguntó: “¿No eras amigo suyo?”, “¡Lo era!”, “Entonces, ¿te pareció bien darle el pésame de esa manera?” “Antes le llevaba a ser un Hombre; ahora (me doy cuenta) no lo era. Entré y le di el pésame. Los viejos lloraban como por sus propios hijos, los jóvenes se lamentaban como por su propia madre.

La razón de esto debe haber sido que él pronunció… palabras inoportunas, lloró lágrimas inoportunas.

Esto era huir del Cielo, multiplicar las emociones, olvidando de dónde había recibido (su naturaleza). Los antiguos llamaban a esto ‘el castigo de no estar de acuerdo con el Cielo’.

Era el momento adecuado para que el Maestro viniera; fue el momento adecuado cuando se fue”.[9]

老期死、秦失 弔之、 三 而出。弟子日、

非夫子之友耶。日然。然則弔惑若此可子。

 日然。 始也吾以露其人也。而今非也。向

吾入面鶏。有老者突之。如突其子。少

 者笑之、如突其母。彼其所以食之。 必有

不薪言而言。不薪突面者、 是近天倍情、

 忘其所受。古者調之近天之刑。適楽夫子

時也, 適去来夫子順也。

                                                                                      (内富養生主第三)

Debajo están los brazos eternos[10].

Es su desapego y su aceptación de algo en el destino que la gente no puede aceptar. Justo en medio de ello aceptó algo del destino que le dio la cualidad de la eternidad[11].

…….como, por ejemplo, que un atizador al rojo vivo te quemará si lo sostienes demasiado tiempo, y que si te cortas el dedo profundamente con un cuchillo, suele sangrar[12].

地車のとじろと響く丹かな

Jiguruma no    todoro to hibiku    botan kana

El carro pesado
retumba:
las peonías tiemblan.

(Buson)

¿Quieres que gobierne, o que viva en privado, o que me quede en casa, o que me exilie, o que sea pobre o rico? En todas estas condiciones seré tu abogado ante los hombres. La naturaleza de cada una de ellas, cuál es [Epíteto].

Cuando Chi-tzu de Godasan se iluminó, expresó su comprensión del Zen diciendo, “Las monjas son naturalmente mujeres”.

(尼さんは元来女がなるものです。)(停、 一)

Puede ser que lo que dice el Padre sea verdad;

si las cosas son así, no importa por qué [Charlotte Mew, The Quiet House.]

有漏ちより無蒲ちへかへる一やすみ

あめふ。らはふし風ふかばふふけ              一体

Un descanso en el camino

del Camino que Gotea

al Camino que Nunca Gotea;

si llueve, que llueva;

si sopla el viento, que sople.

(Ikkyū)

Una de las muchas lecciones que uno aprende en prisión es que las cosas son lo que son, y serán lo que serán [De profundis].

稲妻や昨日は東今日は西   其角

Inazuma ya kinō wa higashi kyō wa nishi

¡Relámpagos de verano!
ayer en el Este,
hoy en el Oeste.

(Kikaku)

Aquí hay un hombre de servicio; no sabe cómo ni por qué, y no necesita saberlo; no sabe para qué está aquí y no debe preguntar. [Stevenson]

Le encantó que sucediera. (φιλεῖ τοῦτο γίνεσθαι) [Marcus Aurelius, X, 21].

El zen, como el haiku, es una actitud mental. Aunque expresada negativamente, podemos decir: “Nunca te niegues a dar nada. Nunca te niegues a recibir nada”. Sea lo que sea, tómalo, “porque es todo lo que Dios ofrece”. Es esta manera de hacer las cosas o no hacer las cosas, en la que la poética, la vida religiosa viene a ser vivida. Por eso dice Eckhart:

Gott sieht nicht an, was du fur Werke tust, sondem nur, welche Liebe, welche Andacht, und welche Gemut du bei deinen Werken hast.

(NT: Dios no mira lo que haces por Obras, sino sólo qué Amor, qué Devoción, y qué Mente tienes en tus Obras.)

Una vez, cuando Ikkyū fue a Sumiyoshi (que significa “Bueno-para-vivir”) y vio un funeral allí, dijo,

索てみればこいも火宅の宿なるを

なに住吉と人のいふらん

Cuando venimos y vemos,

aquí también

la casa está en llamas;

¿por qué la gente dice

“Bueno-para-vivir”?

A esto respondió un anciano,

 

よしあしと思、 心をふ、 りすで\

た何もなく住めば性みよし

Yoshi ashi to    omou kokoro o furi-sutete

 tada nani mo naku sumeba sumiyoshi

Deshazte de la mente que piensa

esto es bueno, aquello es malo;

simplemente vive

sin tales pensamientos,

y eso es “Bueno-para-vivir”

Este sentimiento de agradecimiento es algo raro en el mundo. Nada diferencia mejor a las personas que ser gente agradecida o ser gente ingrata. Johnson dice en su Viaje a las Hébridas,

La gratitud es fruto de un gran cultivo; no la vas a encontrar entre la gente grosera.

Cuando este sentimiento de gratitud se aplica a las cosas, es poesía; cuando se aplica a todas las cosas en su conjunto, se le llama religión, pero el haiku y el zen se diferencian de ambos en que tratan cada cosa como un todo. Cuando una cosa se concentra en la mente, todas las cosas deben estar allí presentes. El sentimiento que acompaña a tal estado es la gratitud. Al expresarlo, hablamos como si nosotros y el universo fuéramos dos cosas distintas:

El mundo que había antes de que yo naciera,

el mundo que permanecerá cuando yo muera,

nunca fue amigo de nadie.

No prometió amor que no pudiera dar.

Pero encendió para todos su sol generoso,

y vivió y nos hizo vivir. [Arnold, Un deseo.]

Pero esta palabra “generoso” expresa un cálido sentimiento de unidad en el que el dar y el recibir son la misma cosa. El sol que brilla fuera de nosotros vive dentro de nosotros; nuestra calidez de sentimiento no es algo diferente del calor del sol. Y así, con toda razón, podemos ordenar al sol que brille y a las flores que florezcan. No sólo aceptamos con gratitud, sino que ordenamos gentilmente que sucedan las cosas que deben suceder. Cuando Michizane estuvo en su jardín por última vez antes de su exilio a Kyushu, en 901, dijo:

 

東風吹かばてほいおてせよ梅の花

あるじなしとて春を忘るな

Kochi fukaba nioi okoseyo aruji nashi tote ume no hana

aruji nashi tote haru wo wasuru na

 

Cuando sopla el viento del Este,

¡deja que lleve el aroma

de las flores de ciruelo!

Aunque tu maestro se haya ido,

no te olvides de la primavera.

Este sentimiento lírico hacia la naturaleza, Issa lo convierte en una experiencia más cercana y cotidiana:

 

山水に米をつかせて昼寝かな

Yama mizu ni kome wo tsukasete hirune kana

Me echo la siesta,
dejo al agua de la montaña
que pele el arroz.

(Issa)

Obtenemos la acción inversa en lo siguiente, también de Issa:

最にてをとらせる牡丹かな

shaku wo toraseru botan kana

La peonía
me hizo medirla
con mi abanico.

Vemos entonces que esta aceptación agradecida puede y debe pasar de una cooperación meramente pasiva a una cooperación activa con algo que en realidad no es diferente de nuestra propia naturaleza esencial. En efecto, existen cuatro actitudes ante el mundo (dependiendo de nuestra actitud hacia nuestro propio ser): oposición, resignación, cooperación y dominación. Nos movemos continuamente entre ellas. El zen es la última. Es el espíritu con el que Wordsworth habla a los pájaros que ya cantan y a los corderos que retozan en primavera,

Entonces ¡cantad, pájaros, cantad, cantad una alegre canción!,

y mientras los corderitos que salten

¡como al sonido del tambor!

[1] Nietzsche, Ecce Homo.

[2] Platon, La República, 500.

[3] Keats, Hyperion II, 203.

[4] Spinoza, Ética, iv, 67.

[5] lb. II, 44.

[6] Whitman.

[7] Pichwick papers

[8] Literalmente “Orejas viejas sin orejas”, es decir, Rōshi.

[9]  Shōsi.

[10] Deut. 33, 27.

[11] St. Mawr.

[12] Alicia en el país de las Maravillas.

Zen, el estado mental del haiku 2, Soledad.

2

 Soledad

Otro aspecto del estado zen es la soledad. El ritmo subyacente del pensamiento más que el pensamiento en sí, de las siguientes líneas de In Utrumque Paratus, expresa el sentimiento de Matthew Arnold sobre este estado:

Los picos son solemnes, pero a las estrellas les son conocidos,

pero a las estrellas, y a los fríos rayos lunares;

solo les sale el sol, y solo

les brotan los grandes arroyos.

En algún momento de nuestra vida debemos llegar a conocer a Sue,

Soy una de las Vírgenes eternas, sirviendo al fuego eterno (St Mawr),

y sentir con el Cristo resucitado,

Qué bueno es haber cumplido mi misión y estar más allá de ella. Ahora puedo estar solo y dejar todas las cosas a su suerte, y la higuera puede quedar estéril si así lo desea, y los ricos pueden ser ricos. Mi camino es sólo mío (El hombre que murió).

Esta es la verdadera soledad, pero necesita ir un paso más allá

Noli me tangere,

(NT: No me toques)

en el contexto

Y, sin embargo, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

En este punto, quizá convenga señalar el uso de las palabras en el Zen, la forma en que el silencio y el habla son una sola cosa. En todo verdadero lenguaje y conversación Zen, es decir, siempre que dos mentes están realmente en comunión, cualquier palabra dada connota también su opuesto lógico. Así, si decimos “abnegación”, significa, conjuntamente, “egoísmo”. La “soledad” es también un estado de interpenetración con todas las demás cosas. Así dice Bashō, aspirando a estar en este estado:

憂きわれを寂しがらせよ秋の寺

Uki ware wo    sabishi garaseyo    kankodori

Ah, kankodori,
profundiza
mi soledad

(Bashō)

El kankodori es un ave que vive entre las montañas lejos de las moradas de los hombres, por lo que su forma y figura son casi desconocidas. Su voz es parecida a la de la paloma torcaz y siempre se oye a lo lejos. Se dice que anuncia con su grito la llegada de la lluvia y su cese. En el haiku, es kigo de verano.

Sabishisa, soledad, es el equivalente haiku de Mu en el Zen, un estado de absoluta pobreza espiritual en el que, no teniendo nada, lo poseemos todo. Es un estado en el que nos alegramos con los que se alegran y lloramos con los que lloran, regocijarse con la alegría del asesino y llorar con los familiares del asesinado. No es un estado en el que elegimos con qué nos alegramos y con qué lloramos. No es un estado de olímpica indiferencia en el que los sentimientos positivos y negativos se anulan. Tomemos las conocidas líneas:

Entonces los dos hermanos y su hombre asesinado

pasaron por la bella Florencia, hasta donde fluye el arroyo Arno.

Gorjea a través de orillas estrechas, …

… pasaron el agua

en un bosque tranquilo para la matanza[1].

Todos los hombres son hombres muertos, y yo, que escribo esto. Y en la medida en que somos uno con Dios, no sólo aceptamos este asesinato, sino que somos nosotros mismos los hermanos asesinos de Isabel y su amante asesinado.

Imagen 13

Un Pájaro pa-pa en una rama de pino, de Mokkei

Pero existe el peligro de que, al tomar ejemplos de la poesía o el teatro, que nos convenzamos de que no es con el asesinato real con lo que simpatizamos, sino con los elementos artísticos del conjunto. Las siguientes observaciones de Stevenson, en A Gossip on Romance (Un cotilleo sobre el romance), nos dan una pista de cómo debemos ver las cosas:

Todos, cada uno con su gusto particular, leemos libros de cuentos en la infancia, no por elocuencia, carácter o pensamiento, sino por alguna cualidad de un incidente brutal. Esa cualidad no era un mero derramamiento de sangre o algo asombroso. Aunque cada cosa era bienvenida en su lugar, el hechizo por el cual leíamos dependía de algo diferente de cada caso… Crusoe retrocediendo ante la huella, Aquiles gritando frente al troyano, Ulises tensando el gran arco, Christian corriendo con los dedos en los oídos, son momentos culminantes de leyenda.

Estos “momentos culminantes” son puntos de ruptura en la línea del Mu; son momentos de “Soledad”, de abnegación, de vida universal en los que, sin embargo, el individuo no está desbordado, sino que sigue siendo claro y distinto.

¿Cómo se puede alcanzar este estado de soledad? Este es el estado habitual de tristeza solitaria en el que aún se encontraba Bashō. うき我 para ser transformado en aquello de lo que también podemos decir de todas las cosas y de todas las personas, como dice Virgilio a Minos,

Non impedir lo suo fatale andare:

vuolsi cosi cola dove si puote

cio che si vuole, e piu non diman dare.

 

No impidáis su fatal destino:

así lo queremos donde podamos

lo que quieras, y no pidas más.

Bashō nos dice que para él, es la arrulladora voz en la distancia del kankodori lo que puede obrar este milagro de gracia en su corazón. Wordsworth dice lo mismo:

Aunque sólo sea un balbuceo al Valle

de sol y de lluvia,

me traes un cuento

de horas visionarias.

¡Tres veces bienvenida, querida primavera!

aunque para mí

no eres un pájaro, sino algo invisible,

¡una voz, un misterio!

En Naturaleza dice de Lucy,

Las nubes flotantes prestarán su estado

a ella, por ella se inclinará el sauce;

no dejará de ver

incluso en los movimientos de la tormenta

la gracia que moldeará la forma de la doncella

por silenciosa simpatía.

 

En su Diario, en 1840, Thoreau escribe sobre sí mismo y una gota de lluvia:

Mientras estas nubes y esta llovizna nos encierran,

nosotros dos nos acercamos y nos conocemos.

 

La expresión poética china de la soledad puede ejemplificarse en el siguiente poema de Ilakurakuten:

閱            タ

一聲阜蟬歇、數點新螢度。

蘭紅耿無煙、筠草清有露。

未歸後房寢、且下前軒步。

斜月入低廊、凉風滿高樹。

放懷常自適、遇境多成趣。

何法便使之然,心中無細放

 

SILENCIO VESPERTINO

Las cigarras tempranas dejan de trinar;

puntos de luz, nuevas luciérnagas, pasan de un lado a otro.

La vela arde clara y sin humo;

gotas de rocío brillante cuelgan de la estera de bambú.

Aún no entraré en casa a dormir,

sino que caminaré un rato bajo el alero.

Los rayos de la luna se cuelan en el bajo porche;

la brisa fresca llena los altos árboles.

Dejando sueltos los sentimientos, la vida fluye con facilidad;

la escena entró profundamente en mi corazón.

¿Cuál es el secreto de este estado?

no tener nada pequeño en la mente.

Ilakurakuten comete aquí el error Wordsworthiano de decir demasiado. Aquí es donde entra la genialidad del haiku, con su aparente pobreza de forma y material. Los haiku son solitarios por su apariencia y su falta de riqueza tonal y rítmica.

牛つんで渡る小舟や夕しぐれ   子規

Ushi tsunde      wataru kobune ya     yū-shigure.

Con un toro a bordo,
una pequeña barca cruza el río
a través de la lluvia de la tarde.

(Shiki)

Soledad y pobreza, la pobreza de “Bienaventurados los pobres de espíritu”, son casi sinónimos. Es por esta razón que Sócrates dijo y ejemplificó en su vida y muerte,

Los que quieren menos cosas están más cerca de los dioses.

San Juan de la Cruz, m. 1591, en La Subida al Monte Carmelo, da instrucciones sobre cómo mortificar y calmar las cuatro pasiones naturales: alegría, esperanza, temor y dolor:

 

Procura siempre inclinarte:

no a lo más fácil, sino a lo más dificultoso;

no a lo más sabroso, sino a lo más desabrido;

no a lo más gustoso, sino antes a lo que da menos gusto;

no a lo que es descanso, sino a lo trabajoso.

no a lo que es consuelo, sino antes al desconsuelo;

no a lo más, sino a lo menos;

no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciable.

no a lo que es querer, sino a no querer nada…

 

La soledad del haiku no es la del poeta como recluso, no la de los lugares desolados y los hombres olvidados, aunque pueda ser inducida por ellos o estar en resonancia con ellos:

梨さくや戦のあとの崩れ家      子規

Nashi saku ya    ikusa no ato no    kuzure-ie.

Junto a una casa derrumbada,
florece un peral:
aquí se libró una batalla.

(Shiki)

Está en la ausencia de cosas que nunca fueron:

菜の花や 鯨もよらず 海暮れぬ    蕪村

Na-no-hana ya     kujira mo yorazu    umi kurenu

Flores de colza:
ninguna ballena se acerca;
oscurece sobre el mar.

(Buson)

Está en las cosas dolorosas que suceden cuando somos felices, en las cosas agradables que suceden cuando estamos tristes:

苦の娑婆や桜が咲けば咲いたとて     一茶

Ku no shaba ya sakura ga sakeba saita tote

Un mundo de pena y dolor:
las flores florecen;
incluso entonces…

(Issa)

Es sobre todo en un reino sin nombre donde lo humano y lo lo no humano, el amor y la ley, se encuentran y son uno:

秋の暮  灯やともさんと 問ひに来る    越人

Aki no kure    hi ya tomosan to    toi ni kuru

Una víspera de otoño;
ella llega y pregunta,
“¿enciendo la lámpara?”

(Etsujin)

Compárese esto con el caso de Tokusan:

 

一タ於案。外默坐。龍潭間。何不歸來。

山對日黑。潭點燭與山。山還接。

龍使吹滅。山乃禮拜。(傳燈錄ト五)

Tokusan estaba sentado fuera haciendo Zazen.

Ryutan le preguntó por qué no volvía a casa.

Tokusan respondió: “Porque está oscuro”.

Ryutan encendió una vela y se la dio. Cuando

Tokusan iba a cogerla, Ryutan la apagó. Tokusan[2] se postró.

Imagen 14

Tokusan y Ryutan, de Sengai

La iluminación de Etsujin es débil, difusa, temporal, en sólo una parte de la personalidad, pero sigue siendo una percepción de la verdad en su forma viva, no abstracta, sin palabras, inexpresable pero inconfundible. Es una entrada en la soledad a través de la soledad del atardecer, la soledad del otoño. Veamos una explicación del haiku (no es que esto vaya a dar la experiencia poética a quien no la haya vivido).

El poeta se sienta a contemplar el día que agoniza rápidamente, el último de todos los días, que tan rápido, tan lentamente está pasando. La tarde de otoño se oscurece y la esposa del poeta viene a preguntarle si debe llevarle una luz; no la lleva consigo, sólo viene a preguntar. Se inclina, y mientras levanta la cabeza y le mira con sus dulces ojos, él piensa en la lámpara con su débil luz en perspectiva. La tenue y cotidiana bondad y ternura de su esposa, la irrevocabilidad de la caída del día, se ven en la llama que aún no está presente, pero que debe llegar. También es bello, pero distante, y en la luz que ilumina su mente, el poeta percibe, como una sola cosa, la inevitabilidad de la naturaleza y la bondad amorosa del hombre.

La soledad común del jardín que todos sentimos no es algo completamente diferente de la “soledad” que hemos estado ilustrando aquí. Puede ser un preludio de la otra; puede ser la causa; puede ser la otra, cuando la energía de la vida religiosa y poética la impregna.

Y Jesús le dijo:

Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo tienen nidos,

pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza.

この道や行く人なしに秋の暮     芭蕉

Ko no michi ya    iku hito nashi ni    aki no kure

Por este camino
no va nadie,
esta víspera de otoño

 (Bashō)

[1] Isabella, XXVI. NT: Unos versos de John Keats.

[2] The-shan, 779-865.