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Zen, el estado mental del haiku 7. Humor.

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Humor

El humor es un elemento indispensable de la poesía y la religión que tan a menudo se ha dejado de lado y olvidado, con desastrosos resultados. (La religión católica romana es una honrosa excepción a la regla de que el cristianismo carece de humor en todos sus credos y actitud general). No fue un mero accidente que el haiku surgiera de la “deportividad” de los poetastros y se volviera serio, se convirtiera en literatura de la mano de Bashō. La ligereza, la franqueza, la falta de sentimentalismo (el enemigo mortal de toda risa verdadera), la paradoja central que yace en algún lugar oculta en cada haiku, proviene, no de, sino a través de, poemas tan primitivos como los siguientes:

まん丸に出づれど長き春日かな[1]

Manmaru ni    izuredo nagaki    harubi kana

Emergiendo una esfera perfecta,
y sin embargo, qué largo es
el día de primavera.

Sōkan (1458-1546)

 

月に柄をさしたらばよき闘扉かな

Tsuki ni e wo sashitaraba yoki uchiwa kana

Un mango
en la Luna,
¡y qué abanico más estupendo!

(Sōkan)

 

歌軍文武二道の能かな

Uta ikusa    bunbu nidô no    kawazu kana

La rana
tiene ambas artes,
del canto y de la batalla.

Teishitsu (1609-1673)

 

森息の 嵐も自し今朝の冬

Hana-iki no    arashi mo shiroshi    kesa no fuyu

Hasta la tormenta de aliento
es blanca,
esta mañana de invierno.

Shō-i (Siglo XVII)

 

早乙女やよでれぬものは歌ばかり来山

Saotome ya    yogorenu mono wa    uta bakari

Mujeres plantando arroz,
todo en ellas sucio,
menos su canto.

Raizan (1653-1716)

 

El haiku delata su origen en uno de sus temas, extraño e indigno para la literatura, Los Amores de los Gatos.

設て起て大欠して猫の

Nete okite    ôakubi shite    neko no koi

Después de haber dormido, el gato se levanta,
y con grandes bostezos,
sale a hacer el amor.

(Issa)

 

猿につく飯さへ見 す猫の糖

Hige ni tsuku   meshi sae miezu   neko no koi

Amores de gatos;
se olvida hasta del arroz
pegado a sus bigotes.

(Taigi)

 

おそろしや石垣崩す猫の糖

Osoroshi ya   ishigaki kuzusu   neko no koi

¡Qué horror!
han roto el muro de piedra,
¡gatos enamorados!

(Shiki)

Lear comentó:

Había un anciano que dijo: “¡Silencio!

veo a un joven en este arbusto”.

Cuando le preguntaron: “¿Es pequeño?”, respondió:

“en absoluto: ¡es cuatro veces más grande que el arbusto!”.

 

Se trata de la incomprensibilidad general de las cosas, debido a su esencia aparentemente espacial, pero que en realidad no lo es; porque cuando lo expresamos con palabras, nadie, ni siquiera el escritor, sabe de qué está hablando. Cuando leemos el texto de Lear, inmediatamente sabemos algo, algo que no puede expresarse con palabras con sentido y validez lógica, sino que requiere otra expresión.

En el siguiente texto de Lear, la vaca es el universo, cuyo corazón tratamos de ablandar de diferentes maneras:

Había un anciano que dijo:

“¿Cómo huiré de esta horrible vaca?

Me sentaré en este escalón,

y si sigo sonriendo,

tal vez ablande el corazón de la vaca.”

Los senryū se originaron en el siglo XVIII con Karai Hachiemon, 1718-1790, cuyo seudónimo era Senryū. Son más cínicos y menos refinados que los haiku, pero lo que es más importante, carecen del elemento de interpenetración que es el aspecto religioso de todos los haiku. Hay líneas en The Housekeper, de Lamb, que pueden escribirse como un senryū. El tema es el caracol:

Dondequiera que vaya,
llama cuando quieras,
seguro que está en casa.

Los siguientes, están bastante por encima de la media en valor poético. Después de todo, son en cierta medida un asunto personal, especialmente el primero. Si enfatizas el humor, es un senryū, si miras más la poesía es un haiku:

 

道問へば一度にうごく田植笠

Michi toeba ichido ni ugoku

Al preguntar por el camino,
todos los sombreros de bambú
se mueven a la vez.

 

資少しあふ、いでして見む

Uchiwa-uri sukoshi aoide dashite mise

El vendedor de abanicos,
sacó uno
mostrando cómo airearse.

 

かみなをまねて魔やつとさ

Kaminari wo    manete haragake    yatto sase

Imitando el trueno,
por fin logra
ponerse el chaleco.

Un dicho afirma que si alguien está desnudo, un trueno se llevará su ombligo. Una madre lo utiliza para conseguir que su terco hijo se ponga la camiseta interior, haciendo un ruido imitando el trueno.

無きもののやうにとらヘるととろてん

Naki mono no yõ ni toraeru tokoroten

Sacar el agar-agar,
es como recoger
nada.

Esta gelatina del alga gelidium (agar-agar) es transparente y suele conservarse en agua, y cuando intentamos sacarla parece como si recogiéramos algo invisible, inexistente.

El humor del haiku y del zen es mucho más fundamental que el de este tipo bastante obvio. Desciende a algo más profundo que el inconsciente, donde las represiones aguardan con una mala disimulada impaciencia. Va más allá, al reino donde una cosa es y no es al mismo tiempo, y sin embargo al mismo tiempo es. Tomemos un ejemplo difícil de Bashō:

塚も動け我が泣く声は秋の風

tsuka mo ugoke   waga naku koe wa   aki no kaze

¡Muévete, oh tumba!
el viento de otoño
es la voz de mi lamento

Fue compuesto a la muerte de Isshō. Pensemos sobre esto. Nuestra fe mueve montañas. Nuestro amor mueve el sol y las otras estrellas. Con nuestro violento dolor la naturaleza misma es compasiva, y la tumba tiembla en la ráfaga otoñal que es una con nuestro lamento. Nuestra fe no mueve ni un grano de arena, y mucho menos una montaña. El sol brilla sobre justos e injustos. Esta contradicción, ya apareció antes:

El Señor es mi pastor:

nada me falta

con los hechos reales de la vida humana, debe su poder a la verdad, y a la propia falsedad, que expone. Por decirlo de otro modo, toda verdad contiene una especie de falsedad que nos atrae por su propio absurdo, por la incongruencia del hecho en su naturaleza contradictoria. Notamos en nuestros huesos que hay algo raro, algo extraño en todo, y cuando esta contradicción tiene un sentido profundo, religioso, poético, cuando todo se revela y vemos a través de él, lloramos con una alegría incontrolable o reímos con una pena irreprimible.

Toda verdadera risa, toda risa que sale de la barriga, es hasta cierto punto una comprensión de la verdad, verdad que la mente normal con su conciencia difusa y su prominente intelectualidad no sólo nunca puede alcanzar, sino que puede y de hecho evita u oculta continuamente. Lo extraño es que este mundo del que deseamos liberarnos es, sin embargo, aquel en el que realmente deseamos vivir, de un modo u otro. Y cuando se piensa en ello, ¿no es acaso la fuerza del paroxismo del deleite (se habla incluso de un hombre “muriéndose de risa”) que tenemos en los chistes y el ingenio, una evidencia de que estamos momentáneamente iluminados, Budas, elevados por encima de la moral y la religión, más allá de la vida y la muerte, en un reino sin tiempo ni espacio que rebosa de felicidad perpetua, que es, sin embargo, este mundo de esperanzas y temores, remordimientos y aprensiones.

Todas las variedades del humor pueden compararse con las experiencias Zen y con el haiku. He aquí algunos ejemplos que el lector debe descubrir por sí mismo:

  1. La risa de la desilusión

Cuando Rinzai se iluminó a manos de Obaku, dijo,

“No hay mucho en este budismo de Obaku”.

黄葉伸法無多子

晝見れば首筋赤き螢哉

Hiru mireba   kubisuji akaki   hotaru kana

A la luz del día,
la nuca de la libélula
es roja.

(Bashō)[2]

  1. La risa de la idiotez estudiada

Bashō[3] dijo a los monjes reunidos: “Si tienes un palo, te lo daré. Si no tienes un palo, te lo quitaré”.

芭さ煮和宵示衆五休有荘杖子我輿称控杖子、

休無控杖子我奪休控杖子。(無門闘、四ート四)

(Compárese el problema de la decapitación del gato sin cuerpo en Alicia en el País de las Maravillas visto con anterioridad).

蛇逃げて我を見し眼の草に競る

Hebi nigete    ware wo mnishi me no    kusa ni nokoru

La serpiente se deslizó,
pero los ojos que me miraban
permanecieron en la hierba.

(Kyoshi)

  1. Idiotez espontánea

Como el tejado tenía goteras, un maestro zen dijo a dos monjes que trajeran algo para recoger el agua. Uno trajo un balde, el otro una cesta. El primero fue severamente reprendido, el segundo fue muy elogiado.

柴の戸や錠の代りにかたつむり

Shiba no to ya    jô no kawari ni    katatsumuri

Una puerta de matorrales;
para el candado,
este caracol.

(Issa)

  1. Hipérbole

遊大地撮来如栗米粒大。

(Seppō) cogió el globo terrestre entre el índice y el pulgar, y encontró que no era más grande que un grano de arroz.

乞食かな天地を着たる夏衣

Kojiki kana tenchi wo kitaru natsu-goromo

El mendigo,
tiene cielo y tierra
¡para su ropa de verano!

(Kikaku)

  1. Dilema

風穴和宵因骨問。語獄沙離徴如何通不犯。

穴云、長憶江南三月襲、鶴鶴略階百花香。

(無門闘、ニ十四)

Un monje preguntó a Fuketsu: “Hablar y callar pertenecen a los mundos de lo absoluto y lo relativo; ¿cómo podemos escapar de ambos errores?” Fuketsu respondió,

“Siempre pienso en Konan en marzo;

las perdices pían entre las flores perfumadas”.

  1. Humor escatológico

特門因僧間、如何是俳。 門、乾尿概。 (無門闘、 ニチー)

Un monje preguntó a Unmon: “¿Qué es Buda?”.

“Un palo de mierda seca”, respondió Unmon.

驚が梅の小枝て養をして

uguisu ga   ume no koeda ni   fun wo shite

                            El uguisu
caga
en la esbelta rama del ciruelo

(Onitsura)

 

  1. Humor ácido

都。俺問法眠。 悲超春和荷。如何是師。 法説云。 該是慧超。

Cierto monje le dijo a Hōgen,

“Yo, Echō, te pregunto: ‘¿Qué es Buda?’ ”

Hōgen respondió: “¡Tú eres Echō!”

頼牛そろそろ登れ富士の山

Katatsumuri    soro soro nobore    fuji no yama

Oh caracol,
escala el monte Fuji,
¡pero despacio, despacio!

(Issa)

No puedo dejar de citar Reminiscencias de la vida y el carácter escocés, de Dean Ramsay:

Un caballero sentado en la diligencia en Berwick, se quejó amargamente de que el cojín sobre el que se sentaba estaba bastante mojado. Al mirar hacia el techo, vio un agujero a través del cual la lluvia descendía copiosamente, y de inmediato explicó la desgracia. Llamó al cochero y con gran ira le reprochó el mal que sufría, y le señaló el agujero que era la causa del mismo. Sin embargo, toda la satisfacción que obtuvo fue la tranquila e impasible respuesta: “Ay, muchos se han quejado de ese agujero”.

 

  1. Romper con lo convencional

Cuando Hyakujo llamó a los monjes ante él, puso una botella de agua en el suelo, y diciéndoles que no la llamaran botella de agua, les preguntó cómo la llamarían. Isan se acercó y le dio una patada.[4]

御幸にも織笠ぬが変案由子かな

Miyuki nimo   amigasa nuganu   kakashi kana

Ni siquiera ante Su Majestad,
el espantapájaros se quita
su sombrero trenzado.

(Dansui)

  1. Pasar de lo sublime a lo ridículo.

 

越飛限危間、菜甲宇入業林を驚指示、飛去、

実勢了也未。倍玉、勢了也州玉、洗鉢去。 其徴有省。

Un monje dijo una vez a Jōshu: “Acabo de entrar en este monasterio. Te ruego que me des alguna instrucción y guía”.
Jōshu le dijo: “¿has desayunado?”. El monje contestó. “lo he hecho”. Jōshu le dijo: “entonces lava tus cuencos”. El monje cayó en la cuenta.

 

夕顔の花で洟かむ娘かな

Yūgao no    hana de hana kamu   musume kana

La joven chica
se sonó la nariz
sobre la gloria de la tarde.

(Issa)

……………………………………………………

[1] Aquí hay un juego de palabras 日 =  “sol” y “día”

[2] NT.- Blyth atribuye este poema erróneamente a Bashō, pero su autoría es falsa. Así aparece indicado por varios académicos y en la web de la Universidad de Yamanashi, que recopila el hokku de Bashō:

https://www2.yamanashi-ken.ac.jp/~itoyo/basho/haikusyu/zongihen/Defaul.htm

[3] NT.- Aquí se refiere a un monje zen coreano, no al famoso haijin japonés

[4] Véase Mumonkan, 40

Mirta Gili

 

 

 

 

 

 

 

Sobre la autora

Mirta Gili nació y vivió en San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, Argentina, hasta su fallecimiento en los primeros meses de 2023.  Participó muy activamente en diversos momentos en los foros de El Rincón del Haiku y fue un miembro destacado de nuestra comunidad.

La selección que hemos realizado, quiere ser un homenaje y un reconocimiento al gusto que tantas veces demostró por el trabajo argumentado y colectivo.  Creemos que estos haikus de Mirta representan significativamente su manera de entender el haiku y han sido escogidos con el cariño y el respeto que merecen entre los recibidos para Autores Haiku-dô (de la revista ERDH) y entre su variada producción en el foro desde 2008 hasta 2021.

Mirta permanecerá siempre en el recuerdo de cuantos la conocimos.

 “No escribo como quiero sino como puedo”

                                                                                         Mirta Gili 

 

voces que ya no oiré…

un viento helado

atraviesa los frutos del arce

 

 

rozando el suelo,

toman color

las mandarinas

 

 

plaza soleada –

del bolsillo otra vez

saca semillas

 

 

sin huellas la nieve,

algunas hojas secas

cruzan el puente

 

 

amanece –

en la ventana del niño

un reno de felpa

 

 

otro aniversario…

oliendo a oscuras

las flores al ligustro

 

 

«Se Vende»…

y el malvón

se ha cubierto de flores

 

 

mañana helada –

el viento acerca

el murmullo de un grillo

 

 

semillas del fresno…

en vaivén

el brillo de la luna

 

 

sobre la tumba

del gato en el jardín,

mentas y ortigas

 

 

tarde de otoño,

esquivando a los niños

la mariposa

 

 

huele a claveles…

una mosca vuela

en la cara del muerto

 

 

llovizna –

el andar de una oruga

entre la menta

 

 

clavel del aire –

atrapan panaderos

sus flores secas

 

 

tenue sol…

podan

el lugar de los trinos

 

 

jacarandá,

el plac de una flor

en el silencio del alba

 

 

une las ramas

del rosal muerto:

la telaraña

 

 

rancho isleño –

ahumadas las ropas

del espantapájaros

 

 

antes de morir…

limpió sus alas

la cucaracha

 

 

bajo las tipas…

el abuelo matea

soplando pétalos

 

 

sin hojas…

el cielo entre las pajas

del nido vacío

 

 

ronda de niños –

un pechiblanco muerto

entre las flores

 

 

patio de luz,

al alba sube y baja

el chillar de golondrinas

 

 

lluvia nocturna,

los pétalos blanquean

el tronco del cerezo

 

 

bajo la parra…

mi abuela recoge

la araña que cae

 

 

en el lodo…

el brillo de una piña

a medio abrir

 

 

totoral,

se agrandan sobre el agua

los ojos del ternero

 

 

resuena un trueno –

vuelve en silencio un pato

bajo la lluvia

 

 

noche sin luna,

desde el cuarto mi madre

llama a su madre

 

 

primero de año –

cerca del nido roto

vuela el hornero

 

 

otra ráfaga,

mi sombra se mezcla

con la del ciprés

 

 

risas en el agua,

en el cuenco de rocas

los renacuajos…

 

 

desvainando arvejas

junto a mi madre;

el gallo canta también…

 

 

se pierde en la sombra

el sol en las alas

del alguacil

-.-

Noviembre 2023

CONSTRUIR

Cables eléctricos
Sobre el suelo mojado.
No pasa nadie.

DECONSTRUIR

Es un haiku urbano, hasta con cables eléctricos. Lo compuse anteayer, al pasear por un pequeño pueblo de la bella comarca de las Hurdes, en el norte de la provincia de Cáceres, poco antes de volver al hotel. Era el anochecer de un día lluvioso y el pavimento de la calle desierta estaba mojado, como se aprecia en la fotografía. Me impresionó la luz del crepúsculo tamizada por el amarillo de las farolas y, sobre todo, que entre las dos dimensiones de esta visión, los cables del tendido eléctrico y el suelo no hubiera nadie en ese momento. El momento y nadie.

Sobre el momento, como expresión de la transformación incesante de la vida, y de nadie, como expresión de la nada y del vacío, tuve la suerte de hablar el jueves de la semana pasada en la Facultad de Derecho de la UCLM, en Albacete. Ambos conceptos, dije en tal ocasión, me han parecido siempre dos pilares importantes para la composición del haiku. El primero, la transformación o el cambio, tal vez la única realidad perceptible de la existencia humana, representa para el haijin un desafío constante: cazar el instante, como el fotógrafo captura con su cámara el estatismo del momento, por medio de sus herramientas que no son otra cosa que sus sensaciones y su inspiración. En la charla hablé de recursos para tener éxito en esta caza: los verbos de movimiento e, igualmente y con mayor efecto muchas veces, la ausencia de tales verbos para apresar el estatismo y la inmovilidad. En este haiku, los dos primeros versos carecen de verbo. En el tercero, sí que hay uno. Este contraste, o similar, me ha parecido siempre de gran interés para un buen haiku.

   En segundo lugar, la nada. En el budismo, el estímulo espiritual más inspirador y constante en la cultura japonesa en la cual nace y crece el haikai, que hoy llamamos haiku, es un concepto central. La nada, vacío o vacuidad (sunyāta, creo que se dice en sánscrito), en el doble sentido del vacío de la realidad fenoménica, del mundo; y en el sentido de vacío del yo, de ese desasimiento espiritual no muy diferente al empleado por los místicos cristianos cuando escriben sobre vaciarse de uno mismo, empezando por abandonar la caverna tenebrosa del ego, gran enemigo del haiku, y salir a la luz del vacío.  La científica Ann L’Huiller (1958), nobel de Física de este año, afirma que el ser humano está compuesto básicamente de vacío. Me serví de las ideas de la nada oriental que expone el filósofo Shinichi Hisamatsu (1889-1990) para aplicarlas a la manufactura del haiku. La nada oriental es un estado de conciencia creativo, no nihilista, no pasivo, no imaginado, y por supuesto no dualista, originado de la convicción de que el ser y el no ser, lejos de ser realidades contrapuestas, son simples productos mentales. Bueno, no quiero aburrir a los amables lectores de El Rincón con ontologías.

   Solo me gustaría indicar que la analogía sobre el agua y la ola que emplea Hisamatsu para relacionar sujeto y objeto o, en términos de la creación poética que nos ocupa, creador y obra de arte, o haijin  y  haiku, me pareció muy pertinente y la comenté en la charla de Albacete. La ola, simple movimiento del agua provocado generalmente por el viento, no deja nunca de ser agua. En su resurgir como ola y en volver al agua de la que es parte, está su esencia y su devenir. Cité en la charla esta algunos recursos para dotar a nuestros haikus de esta atmósfera de la nada o del vacío: la enumeración, el silencio, la inmovilidad y, por supuesto, las menciones explícitas de términos “negativos” como «no», «nada», «nadie» y similares.

   En el haiku de este mes, hay un «nadie» en el verso final. He aquí dos buenos ejemplos. Son de Buson. En el primero, hay enumeración y un «no».

Bramó tres veces
Y no se le oyó más.
Ciervo en la lluvia.

 En el segundo , un «ni»:

 A la sombra del monte
Ni un pájaro se oye
Labrando en el campo.
 

Cité igualmente en Albacete como ilustración de este punto sobre la nada un magnífico haiku que obtuvo el accésit del Concurso Internacional de Haiku de este año convocado por la AGHA:

 Marea baja.
Al levantar la piedra,
No había nada.

 Lo firmó Alicia Céspedes, de Argentina. Por desgracia, Alicia, nos informaron, falleció a los pocos días de enviar este concurso al jurado del concurso. Por eso, un haiku, el suyo, doblemente impresionante. Vida y muerte fundidas en la nada. Vida-muerte; y no vida y muerte. Fusión. La del momento con la nada. Fundidas en un haiku.

Haiku 57

57

 

さしぬきを足でぬぐ夜や朧月

Sashinuki o/ ashi de nugu yo ya/ oboru zuki

De noche 
se quita el sashinuki con los pies;
la luna brumosa

 

El hakama (sashinuki) es un tipo de vestimenta tradicional japonesa. Consiste en unos pantalones anchos que se ponen sobre un triángulo recortado a los lados que muestra dicho kimono.

Según Blyth (A history of haiku, vol 1, 251) se trataría de un hombre perezoso que se quita los pantalones apoyando un pie en la parte inferior de uno y sacando la pierna mientras contempla la luna. Vicente Haya lo traduce como “a golpe de piernas” para indicar el movimiento.

En cualquier caso, el impacto ante la imagen de la luna primaveral es tan poderoso que evita cualquier distracción y un acto como el de quitarse el sashinuki se convierte en una acción secundaria, realizada por simple instinto mediante un movimiento de las extremidades inferiores.

El hombre no puede desviar su atención del luminoso satélite. Típica imagen de percepción pura donde un suceso del entorno conmociona al haijin.

7. Los cinco agregados del apego

El yo no es un entidad permanente. Se mantiene en cambio continuo, no solo como consecuencia del entrenamiento y la formación, sino por la naturaleza misma de los elementos que la componen, ellos mismos sujetos al cambio.

Según el budismo son cinco los elementos que se entremezclan para construir el yo, los cinco agregados (skandhas), según el budismo: formas materiales, sensaciones, percepciones, construcciones mentales y conciencia.

El mundo se nos revela a través de las puertas de los sentidos, A los cinco sentidos bien conocidos (ojos, oídos, lengua, nariz y piel), el budismo añade la mente en su condición de integradora y auto perceptora (propiocepción).

A través de cada uno de nuestros sentidos entramos en relación y conocimiento de nosotros mismos, de los seres que nos rodean y de los múltiples sucesos a través de los cuales nos manifestamos y encontramos, compartiendo nuestra presencia momentánea, transitoria.

A través de este contacto, mediado por nuestros sentidos, se produce el fulgor, la primera impresión que hace posible un haiku.

Este primer chispazo que nos depara el mundo enciende nuestra red neuronal donde se transforma en sensaciones, las que en un primer momento solo se definen en términos de un me gusta, no me gusta, o no me interesa. Importante para la vida, pues en el plano básico de la supervivencia, se requieren respuestas inmediatas.

Pero, al continuar su recorrido en nuestro interior, las sensaciones puras o los tonos emocionales se transforman en percepción, en paladeo, en reconocimiento, en identificación, en atribución… A este nivel, aún no se requiere una elaboración conceptual compleja, con ideas o pensamientos. Aquí funciona ante todo la memoria coloreada con las emociones que acompañan la formación de los recuerdos. Nuestras memorias han sido tejidas con hilos de palabras cargadas de significados fruto de acuerdos renovables en esta vida de interacciones sociales continuas. El espíritu es el lenguaje, como sugería bellamente Walter Benjamin.

Fruto de estos laboriosos acuerdos humanos, de manera provisoria, un árbol se percibe como árbol, una nube como nube, un mosquito como mosquito, etc. Sin pretender agotar todo los significados posibles, pues todo árbol o nube o mosquito siempre será mucho más que el nombre que los designa.

Es a este nivel en el que los practicantes de haiku-dô estamos invitados a esforzamos por depurar nuestra relación con el mundo, a reeducar nuestra percepción dada su cercanía con los sentidos y el mundo que se nos presenta. Pues lo que sigue, termina por convertirse en una compleja y pegajosa tela en la que indefectiblemente la mayoría de nosotros terminamos atrapados.

La arquitectura de nuestro sistema nervioso incluye un nivel superior de exquisita complejidad:  el neocórtex, la parte más externa y nueva de nuestro cerebro, que nos diferencia del resto de especies animales en las que no se han desarrollado los lenguajes verbales y simbólicos que nos caracterizan como seres humanos sapiens sapiens. En este nivel se da la interpretación final más elaborada de la información que recibimos del mundo y que procesamos inicialmente en las redes externas del sistema nervioso y en la base de nuestro cerebro (sistema límbico). En la corteza cerebral transformamos las sensaciones y percepciones en ideas, argumentos, historias, pensamientos, acciones programadas o voliciones… Este nivel corresponde al cuarto agregado, el de las fabricaciones mentales.

Fotografía: Luis Bernardo Cano Jaramillo

El quinto y último agregado es la conciencia o la mente que discierne, que discrimina, que se concreta y define como un yo separado, independiente… Es el lugar de la actividad incontrolada de la mente que se proyecta en el tiempo y el espacio, el lugar en el que se deposita y almacena la información procesada por los otros agregados, donde se establece una identidad, donde se visibilizan las ideas del “yo” que cada individuo construye y procesa a partir de su herencia genética y cultural tanto como de su experiencia personal en esta vida de paso.

Sin embargo, el proceso de manejo de la información es de doble flujo, del mundo va hasta la conciencia a través de nuestro árbol nervioso; pero, en sentido contrario, desde la conciencia todas las representaciones elaboradas y guardadas en nuestro cerebro-cuerpo van hacia el mundo a través de nuestras acciones, algunas de ellas racionales y consciente. El proceso es tan complejo y costoso vitalmente que hace todo lo posible por permanecer “cerrado” (ordenado) y coherente. Lo que apenas logra de forma modera, frágil.

He ahí la fuente de la creación del “yo”, esa máscara o máscaras que nos representan y que se sostienen a partir del reconocimiento (el elogio y la fama).

Por esta razón, en el haiku tanto como en el budismo, la invitación es a ser conscientes de esta tendencia endurecedora de la actividad mental, a cuidarnos de los mecanismos que nos fijan en un “yo”, en una sombra, en una especie de ser deforme que genera y se conforma al sufrimiento.

Comprender que el “yo” no es otra cosa que los procesos dinámicos con los que gestionamos nuestras relaciones con el mundo, que no hay nada permanente dentro ni fuera, que el apego o aferramiento a cualquier idea solo ocasiona oscuridad y confusión mental, dificultad para percibir lo que es como es, que este es el modo de crear el sufrimiento, etc., ese es el camino de liberación que siguen tanto los practicantes del dharma budista como los haijines de haiku-dô cuya elección es aprender a soltar, a estar presentes, a vivir atentos, con un corazón cálido y agradecido por todo lo que se nos ofrece, instante tras instante, conscientes de la impermanencia y de la interconexión de todo lo que existe.

*     *    *

No se mueve ni una hoja…
¡Qué temor siento!
La arboleda de verano

 Buson

La persona de Buson se encuentra atrapada en un momento dramático para todo el entorno, uno más que se ve amenazado por la intensidad del estío, por el temor y el respeto que infunde una intensa ola de calor. Se trata de un “yo” conmovido por el entorno, que está por debajo del suceso que el lector alcanza a apreciar como lo realmente significativo. 99 HAIKUS DE MU-I, traducción de Vicente Haya y Keiko Kawabe, p. 44, MANDALA Ediciones, Madrid, 2010.

A la sombra de la higuera

Unos higos pisados
en la entrada al huerto –
Llovizna

Gorka Arellano

Cerca del agua
el olor de los pinos
y las higueras

María Argentina

 

Abuela y nieta
despezonando higos
para el invierno

Mercedes Pérez

 

hoja de higuera
en su reverso avanza
el gusano medidor

José Luis Vicent

 

El primer trueno –
En los higos maduros
cientos de hormigas

Pilar Carmona

 

Sombra de higueras…
Un gato va pisando
la tierra arada

Mavi Porras

 

Remolinos de polvo
y el resplandor
de las higueras.

Genaro Ortega

 

sobre las cañas
donde secaban higos
suena la lluvia

Daigu Neko

 

Higos maduros –
incapaz de tocar
las hojas ásperas

Bibi Gibb

 

Salto de agua
a la sombra de la higuera
las mariposas

Robert Rodríguez

 

junto al camino,
unos pellejos de brevas
todavía frescos

Elías Rovira

 

sombra de higuera;
amamanta la gata
a un cachorrito

José Antonio González

 

pedaleando
contra el viento del norte
olor a higuera

Valle Oporto

 

Batir de alas…
La luz del sol alcanza
los higos verdes

Mari Ángels Millán

 

tarde sin viento –
al arrancar el higo
su gota de leche

Toñi Sánchez Verdejo

 

Sombra de higueras.
Mi abuelo lee
rodeado de hormigas.

Luis Elia

 

olor a lumbre
bajo la higuera.
Noche de agosto

Juan Carlos Moreno

Noviembre 2023

En el artículo de este mes les traigo un haiku que me produce una sensación de calma, silencio incluso. Pero que también habla de esa naturaleza siempre presente, en la que, si bien una especie ―planta, flor o árbol― puede brillar en una estación y cautivarnos con su belleza abrumadora, el resto del año sigue estando allí, aunque sean diferentes ejemplares los que toman el protagonismo. Al igual que el maestro, si estamos atentos, aún fuera de su apogeo nos puede cautivar.

El haiku del que les hablaré en esta ocasión lo compuso Bashou en Yoshino, en el camino de ida del viaje de nueve meses relatado en su diario Nozarashi kikou (1684) en el que recorrió Nara, Kyoto, Otsu y Nagoya, y el papel en el que fue escrito ―llamado 懐紙 kaishi, utilizado para escribir haikus, y que se podía subdividir en 8 短冊 tanzaku― fue regalado a su compañero de viaje, Chisato, y luego, heredado a los descendientes de este. Yoshino, en los alrededores de Nara, es un “名所 meisho o lugar famoso” desde la antigüedad para contemplar los cerezos, pero Bashou iba a contemplar las hojas otoñales o momiji 紅葉, y se encontró con que las hojas de los cerezos, que son muy livianas, ya estaban cayendo.

木の葉散る桜は軽し檜木笠

ko no ha chiru sakura wa karoshi hinoki gasa

caen las hojas del cerezo livianamente en el sombrero de ciprés

El uso de “軽し karoshi o liviano” está basado en un poema chino que aparece en el 詩人玉屑 Shijin gyokusetsu, compuesto por Wei Qingzhi a fines de la Dinastía Song del Sur (siglo XIII). Con un total de 21 volúmenes, además de teoría poética, incluía comentarios y anécdotas sobre poetas y poemas de esa dinastía. El poema es el siguiente:

笠ハ重シ呉天ノ雪、鞋ハ香シ楚地ノ花

kasa wa omoshi goten no yuki, ai wa kanbashi sochi no hana

el sombrero pesado con la nieve de Goten, las sandalias perfumadas con las flores de So

Goten se refiere a una región al sur de China; y So, al estado vasallo de la Dinastía Zhou, Chu, al centro del actual territorio de ese país. El poema describe el camino del peregrino a través de distintas regiones, al igual que a través del tiempo, en su búsqueda del conocimiento y la iluminación. En este 漢詩 kanshi o poema chino, la nieve hace pesado el sombrero. Bashou da vuelta la escena y las hojas se sienten livianas en el suyo. Y hablando del sombrero en cuestión, “檜木笠 hinoki gasa” se refiere a uno cónico hecho con listones de madera de ciprés y que los viajeros utilizaban para protegerse de la inclemencia del tiempo.

Espero disfruten de este haiku, y de toda la historia detrás de su composición. Siempre me maravilla todo el conocimiento literario, histórico y lingüístico de alguien como Matsuo Bashou, quien ponía todo ese tesoro a disposición de su poesía.

Me despido desde un Santiago lluvioso al que la primavera se niega a llegar, y deseándoles a todos un noviembre lleno de hermosos haikus.

Zen, el estado mental del haiku 6. Contradicción.

6

Contradicción

El zen se transmite a menudo mediante alguna contradicción intelectual, explícita o implícita, expresada en forma de paradoja o dilema, que se resuelve de algún modo mediante una experiencia vivida. En la Biblia y en otros lugares, estas contradicciones se aplican a los grandes problemas de la vida humana.

¿Existe un Dios?

El que se acerca a Dios debe creer que él existe.[Heb, 26.]

¿Qué es el hombre?

Dios dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.[Gen. 1, 6.]

En cuanto al hombre, sus días son como la hierba.[Ps. 104, 15.]

¿Que quién soy?

dice Lear hablando de sí mismo,

de cuerpo perfectamente esférico.

Con un sombrero rúnico.

 

¿Tenemos libre albedrío o todo está predeterminado?

Amarás.

La ley perfecta, la ley de la libertad.[Jas. 1, 26.]

 

¿Cómo podemos alcanzar la vida eterna?

Para preservar la vida, hay que destruirla;

cuando está completamente destruida, por primera vez hay descanso.

護生須殺 、 殺恋始居安。(確林旬集)

 

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Iluminación de Enō, de Shuai Weng

 

¿Cuál es la naturaleza de Dios?

Es como un tigre, pero con muchos cuernos;

como una vaca, pero no tiene cola.

似虎多使角、如牛欠尾円     (確林旬集)

 

¿Cómo podemos tener fe?

Señor, yo creo; ayuda mi incredulidad. [Marc. 9, 24.]

 

¿Cómo podemos iluminarnos?

Sólo el cielo se regala,

se puede tener a Dios con sólo pedirlo.[Lowell]

 

¿Qué es lo más importante que poseemos?

Nada es tan valioso que no podamos tirarlo. [Religious Perplexities, L.P. Jacks]

 

¿Cómo podemos salvarnos?

Y se hizo una última pregunta: ¿de qué y para qué podría salvarse este torbellino infinito?[El Hombre que murió.]

 

¿Qué hará el hombre ahora, y cuál será su su recompensa?

Su recompensa está con él, y su obra delante de él.[Is. 40, 0.]

 

¿Cómo evitaremos el sufrimiento?

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. [Gal. 6,2.]

Porque cada uno llevará su propia carga.[Gal. 6, 5.]

 

¿Cuál es la relación de Dios con el Universo?

Wer die ganze Welt mit Gott nähme, der hätte

nicht mehr, als wenn er Gott allein hatte.[Eckhart.]

(NT: Quienquiera que tomara el Mundo entero con Dios, no tendría más que si tuviera a Dios solo.)

 

¿Cuál debe ser nuestra relación con el prójimo?

Deja que los muertos entierren a sus muertos.[Mat. 8, 22.]

Ama a tu prójimo como a ti mismo.[Mat. 5, 43.]

 

El terrón y el guijarro, de Blake, cuenta la misma historia; es el tema de la Canción de los opuestos de Keats, pero se aprecia con mayor claridad en el siguiente famoso dilema:

El argumento del verdugo era que no se podía cortar una cabeza a menos que hubiera un cuerpo de…… El argumento del Rey era que cualquier cosa que tuviera cabeza podía ser decapitada, y que no debías decir tonterías.
El argumento de la Reina era que si no se hacía algo al respecto en menos de lo que canta un gallo ejecutaría a todo el mundo. (Fue este último comentario el que hizo que todo el grupo estuviera serio y ansioso.).[Alicia en el país de las Maravillas]

 

La paradoja y la contradicción sólo lo son para el intelecto, para el hombre maduro y civilizado. El niño, el salvaje, el poeta, el visionario, las toman de paso. Y por lo tanto no es extraño, sino característico de la poesía, que no sintamos la necesidad de “comprenderla” ni explicarla. No hay nada especial, nada misterioso, nada separado de nosotros mismos, nada separable de nuestra experiencia. Se le preguntó a Rinzai cuál es la enseñanza esotérica de Daruma. Él respondió,

若有意、自数不了。

“Si eso tiene algún sentido, yo mismo no estoy salvado”.

 

Y cuando el interlocutor refunfuñó,

飲無意何二龍存法

“Si no tenía sentido, ¿cómo fue que el segundo Patriarca (Eka) recibió la ley?

 

Rinzai sólo pudo gritar,

得者是不得。

“Este recibir es un no recibir”.

Si aspiramos a la coherencia, eso que Emerson llama “el duende de las mentes pequeñas”, toda la vida y la virtud en nosotros se secarán. En un Año Nuevo, Issa dijo:

めでたさも中位なりおらが着

Medetasa mo    chûgurai nari    ora ga haru

Es tiempo de felicitaciones;
más de lo habitual para mí:
esta es mi primavera.

Esto tiene el espíritu de las líneas de Matthew Arnold. Issa se sentía como las solemnes colinas, el mudo césped, el arroyo, el cielo solitario,

soportar más que alegrarse.

 

Pero en otra ocasión Issa dice todo lo contrario:

我が存も上上吉ぞ梅の花

Waga haru mo   jôjôkichi zo   ume no hana

Ciruelos en flor:
mi primavera
es un éxtasis.

Esto es de Browning:

Dios está en su Cielo;

¡Todo está bien en el mundo!

La verdad no está entre dos cosas, ni en una alternancia de ellas; la verdad es la contradicción misma. Así, Coleridge, al hablar del poeta, nos dice que él somete todas las facultades contradictorias de la humanidad a la imaginación, y este poder se muestra…

en el equilibrio o reconciliación de cualidades opuestas o discordantes; de igualdad, con diferencia; de lo general, con lo concreto; la idea, con la imagen; lo particular, con su representación; la sensación de novedad y frescura, con objetos antiguos y familiares; un estado de emoción mayor que el habitual con más orden de lo habitual.[Biografía Literaria, XIV.]

De hecho, esto es eminentemente cierto en el caso del haiku, y tiene su contrapartida en la Encarnación, donde, sin embargo, la inmanencia del “dios-todo-hombre” y del “dios-toda-cosa” de la filosofía Mahayana se restringe a la trascendencia del concepto “hombre-dios” de la teología cristiana.

Es una verdadera grandeza tener en uno la fragilidad de un hombre y la seguridad de un dios.[Palabras de Séneca, citadas por Bacon en Of Adversity.]

Para el poeta, su fragilidad pertenece a la ruptura y sacudida de las cosas, a la destrucción del arte y la cultura, a las paradojas de la moralidad, la necesidad del sufrimiento y de la muerte; su seguridad está en el libre fluir de la vida misma dentro de todos esos fenómenos.

Hay una hermosa paradoja oculta en un conocido pasaje de los Siglos de Meditación de Traherne, un pasaje que es una elaboración poética de las enseñanzas de Buda.

天上天下唯我猫章

Por encima de los cielos y por debajo de ellos,
yo sólo soy el Honrado,

pronunciado por él cuando nació.

 

Nunca disfrutarás del mundo correctamente, hasta que el Mar fluya por tus venas, hasta que estés vestido con los cielos, y coronado con las estrellas, y te percibas a ti mismo como el único heredero del mundo entero, y más aún, porque en él hay hombres que son todos herederos únicos al igual que tú.

La paradoja es la vida del haiku, porque en cada verso se ve algo en particular y, al mismo tiempo, sin perder esa individualidad y separación, su diferencia distintiva de todas las demás cosas, se le ve como una nada, como todas las cosas, como un todo. Coleridge, en su definición de poesía, presagia este estado paradójico cuando dice que un poema se propone a sí mismo

un deleite del conjunto, compatible con una gratificación distinta en cada parte componente.

Así como una parte de un largo poema debe disfrutarse mientras el todo se mantiene en la mente, de igual manera un haiku debe leerse con el objeto claramente ante los ojos, mientras que la estación, el mundo en una de sus cuatro formas, se debe leer ocupando toda la mente. Esto se debe a que cada objeto, cada flor, cada criatura es en sí misma lo es todo, mientras que al mismo tiempo es ella misma y nada más.

El poder de la imaginación es el poder de nuestra naturaleza búdica, nuestro instinto más profundo, un estado que los místicos indios llaman samadhi. Es esta condición de actividad la que Enō describe en el Rokusddangyo:

動静無心、凡聖忘, 能所倶渓、性相如

Tanto en actividad como en quietud, dejar que la mente no permanezca en ninguna parte, olvidar la diferencia entre sabio y tonto, no discriminar entre sujeto y objeto, ver la esencia y la forma como una sola: esto es estar siempre en samadhi.

Qué diferentes suenan las palabras de Thoreau:

A veces, mientras voy a la deriva en Walden Pond, dejo de vivir y empiezo a ser.

Sin embargo, esto también es samadhi.

Aquí hay algunos versos de Angelus Silesius (Johann Scheffler), 1624-1677. Se hizo católico en 1663 y compuso tanto textos religiosos sobre el sentimiento y la naturaleza, como versos en los que expresa con la mayor audacia las intuiciones filosóficas de Eckhart. En ellos, el elemento paradójico es tan fuerte, o mejor dicho, tan evidente, que el sentimiento poético se resiente. En otras palabras, la discordia se enfatiza demasiado a expensas de la armonía, sin embargo, es un profundo placer espiritual escuchar estos choques de poderoso contrapunto intelectual.

Bist du demiitiglich wie eine Jungfrau rein,

So wird Gott bald dein Kind, du seine Mutter sein.

Mensch, werde Gott verwandt aus Wasser, Blut und Geist,

Auf dass du Gott in Gott aus Gott durch Gott selbst!

O Wesen, dcm nichts gleich ! Gott ist ganz ausser mir,

Und inner mir auch ganz, ganz dort und ganz auch hier!

 

(NT: Si eres humildemente pura como una Virgen

pronto Dios será tu hijo y tú su madre.

Hombre, relaciónate con Dios desde el agua, la sangre y el espíritu,

¡para que seas Dios en Dios, desde Dios, y a través de Dios mismo!

¡Oh Ser, no hay nada igual! Dios está completamente fuera de mí,

¡y completamente dentro de mí también, completamente allí y completamente aquí también!).

 

Zen, el estado mental del haiku 4. Sin palabras y 5. No intelectualidad

4

Sin palabras

Nos referimos esencialmente a un estado sin palabras, en el que las que se utilizan, no son para expresar nada, sino más bien para despejar algo que parece interponerse entre nosotros y las cosas reales que (al no estar de hecho separadas de nosotros mismos) son entonces percibidas por el autoconocimiento.

Había un anciano que suponía,

que la puerta de calle estaba parcialmente cerrada

 pero algunas ratas muy grandes

se comieron su abrigo y sus sombreros,

mientras el inútil anciano dormitaba[1].

 

Este es el momento:

                                         Cuando la luz del sentido

se apaga, pero con un destello que ha revelado

el mundo invisible[2].

 

Otro ejemplo de Lear:

 

¡Ploffskin, Pluffskin, Pelican jee!

¡Creemos que no hay pájaros tan felices como nosotros!

¡Plumpskin, Ploshkin, Pelican jill!

¡Eso pensábamos entonces, y eso seguimos pensando!

 

Esto ilustra lo que dice Thoreau al final de Walden:

La volátil verdad de nuestras palabras debería traicionar continuamente la insuficiencia de la declaración residual. Su verdad se traduce instantáneamente; sólo queda su monumento literal.

Eckhart dice:

Gott hat keinen Namen… In ihrer Namenlosigkeit

sind Gott und Seele eins.

(NT: Dios no tiene nombre… En su falta de nombre

Dios y el alma son uno.)

 

Cristo, al tratar de encontrar un nombre para lo que esencialmente no tiene nombre, se llama a sí mismo puerta, rey, vid, pastor, ladrón en la noche. A este peligro de confundir las palabras con las cosas se une el de morir a manos de las mismas palabras de la vida:

                                                                         Ay de mí,

las palabras aladas en las que mi alma traspasaría

a las alturas del raro universo del Amor,

son cadenas de plomo alrededor de su vuelo de fuego[3].

 

Lawrence expresa el mismo pensamiento con una metáfora diferente:

Un mundo oscuro y quieto, donde el lenguaje

nunca alborotó las hojas en crecimiento y chamuscó sus bordes

como un mal viento[4].

 

Cristo se arrepiente de su predicación y enseñanza:

Qué pena que les prediqué. Un sermón

es mucho más probable que se convierta en barro

y cierre las fuentes, que un salmo o un cántico.

[El hombre que murió.]

Afirman dos de los más elocuentes hombres de genio que el mundo ha producido jamás, que la verdad es inexpresable:

Si el abismo pudiera vomitar sus secretos… pero falta una voz, la verdad profunda no tiene imagen.

(Dicho por Demogorgon en respuesta a la pregunta de Asia sobre el origen del Mal).

La Gran Vía no se expresa;

la Perfecta Elocuencia no habla[5].

Si esto es así, ¿cómo es posible que nos transmitamos unos a otros el hecho de nuestra percepción de la misma verdad? En su ensayo sobre Wordsworth, Matthew Arnold dice:

La poesía es nada menos que el discurso más perfecto del hombre.

 

¿Qué clase de discurso es éste?

ものいはず客と亭主と白菊と    蓼太

Mono iwazu    kyaku to teishu to   shiragiku to

No se dirigieron la palabra.
El visitante, el anfitrión,
y el crisantemo blanco.

(Ryōta)

 

Sin embargo, pueden ser tanto las palabras como el silencio:

タべの嬉しさ足洗ふ時の二言三言

Yūbe no ureshisa ashi arau toki no futakoto mikoto

Esta tarde… la felicidad,
mientras me lavaba los pies, …
esas dos o tres palabras.

(Kaito)

El haiku elimina el mayor número posible de palabras entre la cosa en sí y el lector. La poesía inglesa utiliza con demasiada frecuencia las palabras como vicegerentes de Dios. Esto es peligroso, y las palabras pueden convertirse en grilletes del espíritu. Cuando un haiku falla, nos quedamos con el objeto desnudo, desprovisto de significado, debido a una selección/rechazo poderosamente insuficientes. Cuando falla un poema inglés, nos quedamos con meras palabras, sílabas sin sentido. Algunos haikus, a pesar de su brevedad, son demasiado largos:

 

識ましや轟鳴く中に尼一人

Asamashi ya   mushi naku naka noi   ama hitori

¡Qué lamentable!
entre los insectos,
una monja solitaria.

(Gonsui)

Imagen 15

El canasto de carbón, de Ryōta.

La primera línea no sólo es redundante, sino que el patetismo de la escena desaparece cuando la mencionamos, cuando pensamos en ella. El chirrido de los insectos en el campo de otoño y la monja parada allí sola, esto es suficiente, y cualquier otra cosa es demasiado. Pero la mera brevedad no es poesía. Esto es especialmente cierto cuando se omiten elementos intelectuales. Por ejemplo,

創は花は見ね里ありけふの月

Tai wa hana wa   minu sato mo ari   kyô no tsuki

Hay aldeas
que no saben de besugos ni de flores,
pero todos tienen la luna de hoy.

(Saikaku)

Esto, de Saikaku, es literalmente “Besugo, flores, pueblos que no ven, también los hay, la luna de hoy”. Esto no es poesía porque los elementos intelectuales no están sometidos a la actitud poética. Hay un hiato, las palabras se interponen entre nosotros y el objeto. Podemos decir del buen haiku lo que Alcott dice del buen maestro, y lo que la gente debe tener en cuenta al imitar a Cristo,

El verdadero maestro defiende a sus alumnos contra su influencia personal. Les inspira confianza en sí mismos. Guía sus ojos desde sí mismo hacia el espíritu que lo anima. No tendrá discípulos.

Ciertos poetas, ciertos tipos de poesía, tienen un efecto intimidatorio sobre nosotros, y éste es un ejemplo del poder que ejercen las palabras. Nunca debemos permitir que sean más que herramientas y sirvientes. Humpty Dumpty dice:

“¡Hay gloria para ti!”

“No sé qué quieres decir con gloria”, dijo Alicia. Humpty Dumpty sonrió con desdén.

“Por supuesto que no… hasta que te lo diga. Quise decir que hay un buen argumento demoledor para ti”.

“Pero la gloria no significa un buen argumento demoledor”, objetó Alicia.

“Cuando uso una palabra”, dijo Humpty Dumty en un tono bastante desdeñoso, “significa exactamente lo que yo elijo que signifique… ni más ni menos”.

“La pregunta es”, dijo Alicia, “si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”.

“La pregunta es”, dijo Humpty Dumpty, “qué es ser Maestro… eso es todo”.[6]

Un ejemplo de esto puede ser tomado de Dombey e hijo. Dickens muestra cómo se utiliza la palabra “considerando” para revelar todo un mundo de la mente, un estado del alma:

“Estoy bastante bien, considerando”. La Sra. Pipchin siempre usaba esa forma de hablar. Significaba considerando sus virtudes, sacrificios y demás.

Debemos utilizar el lenguaje más fuerte, y decir que nada es más peligroso, más “parecido a un pulpo” e insidioso que las palabras. Un hombre dice: “El lugar apropiado para un perro es fuera de la casa” y yo le odio por ello, sin darme cuenta de que él y yo hablamos de dos cosas totalmente distintas con el mismo nombre. O para decirlo más exactamente, lo que él está mirando y lo que yo estoy mirando no son la misma cosa en absoluto. Lo que a él le disgusta, a mí también me disgustaría. Lo que me gusta, a él también le gustaría si pudiera verlo. Pero es la cruda y vaga palabra “perro” la que nos engaña, nos hace malinterpretar y sentir antipatía mutua. Si la palabra “perro”, aparentemente tan clara y concreta, es así de ambigua e inabarcable, ¿cuánto más lo son palabras como Dios, libertad, humanidad, música…? Se puede decir que el aumento de la sabiduría significa una liberación de las cadenas con las que cada vez estamos más atados a medida que aumenta nuestro vocabulario.

Las sombras de la prisión comienzan a cerrarse

sobre el joven que crece.

Hay momentos en los que las palabras pierden su propio poder y nos sirven en humildad y verdad, cuando nuestros pensamientos se ordenan pacíficamente de conformidad con el orden de las cosas. Sin embargo, sigue siendo cierto que el chirrido de la plumilla con la que escribo tiene más significado y menos error que cualquier cosa que pueda escribir. Después de todo, ¿a qué equivalen todos esos años de enseñanza de Buda? Como dice Dogen,

山の 色、谷のひじきるみなながら 我が覆迦雅尼の蜂と姿と

Yama no iro    tani no hibiki mo    mina-nagara

waga shakamuni no    koe to sugata to

Los colores de las montañas,

los ecos de los valles,…

todo, todo es

la forma y la voz

de Shakamuni.

 

5

No intelectualidad

El zen no es intelectual.

La filosofía cortará las alas de un ángel, dice Keats, y Eckhart da la razón de esto:

Der Mensch soil sich nicht mit einem gedachten Gott begniigen; wenn der Gedanke vergeht, so vergeht auch der Gott.

(NT: El hombre no debería asociarse con un Dios imaginario; cuando el pensamiento desaparece, también lo hace Dios.)

 

Lo que el hombre conoce, y lo único que conoce, es Dios. En la medida en que conoce a Dios, él es Dios, puesto que todo conocimiento es autoconocimiento. Esto es lo que queremos decir cuando afirmamos que todos tenemos la naturaleza de Buda. Lo que pensamos acerca de las cosas es muy diferente de lo que captamos como la cosa misma.

De nuevo Eckhart dice:

Alles was man von Gott erdenken kann ist all zusammen nicht Gott.

(NT: Todo lo que puedas pensar acerca de Dios no es Dios.)

El pensamiento, como la pasión, profundiza en la intuición, pero en ningún caso puede sustituirla. De ahí la inexplicabilidad de de la vida, de la poesía.

A partir de este hecho de la no-intelectualidad del Zen y el haiku, podemos ver un profundo significado en el dicho

Las comparaciones son odiosas

y esto explica el fracaso, como poesía, de haikus como el siguiente:

名月や草木にる人の影

Meigetsu ya    kusaki ni otoru   hito no kage

La brillante luna de otoño:
las sombras de los árboles y la hierba
¡y las de los hombres!

(Baishitsu)

 

Obsérvese además que, naturalmente, la luz de la luna no tiene relación (poética) con las sombras que se contraponen. El mismo error en otro verso del mismo autor:

さてはあの月が鳴いたか時鳥

Sate wa ano   tsuki ga naita ka   hototogisu

Por qué, ¿era la luna
la que lloraba?
¡Un cuco!

Estaba la intuición de la identidad, el primer pensamiento, 第一念, que se dejó anular por el segundo. Cuando utilizamos sólo el intelecto, no llegamos a ninguna parte. Como dice Alicia:

“Estoy segura de que no soy Ada, porque su pelo va en largos tirabuzones, y el mío no va en tirabuzones en absoluto, y estoy segura de que no puedo ser Mabel, porque sé todo tipo de cosas, y ella, ¡oh! ella sabe ¡tan poco! Además, ella es ella y yo soy yo y… ¡Oh querido, ¡qué desconcertante es todo!”

La poesía tiene como base filosófica (inconsciente) el hecho de que todas las cosas son cambiantes, indeterminadas, irreparables, contradictorias, que una montaña no es una montaña y, sin embargo, al mismo tiempo es una montaña.

手把鏡頭,歩行騎水牛。(碑林旬菓)

Sostiene el mango de la azada, pero sus manos están vacías;

cabalga a horcajadas sobre el búfalo de agua, pero va caminando.

 

De ahí que la poesía con la ciencia, la religión con la ciencia,  sean verdaderamente antipáticas. La ciencia objetiva, abstrae y generaliza. La poesía identifica, vive en y a través de la cosa, en definitiva, particulariza. En el marco de esta paradoja, el poeta se une con el objeto, que, como la burra de Baalam, habla con voz humana.

Además, está la cuestión del todo y la parte. El intelecto puede entender cualquier parte de una cosa como parte, pero no como un todo. Puede entender cualquier cosa que no sea Dios. La divinidad de una cosa se manifiesta en su totalidad. Entonces, dado que el amor es la personalidad en su conjunto, amamos a Dios y él nos ama; conocemos una cosa y la cosa nos conoce a nosotros; nos conocemos como un todo. Cualquier entendimiento parcial, la comprensión de parte de una cosa es mala, aunque no siempre es lo que llamamos específicamente el mal moral. Así, el conocimiento científico de una cosa es, en su divorcio de la talidad, la totalidad de esa cosa, potencialmente mala, y mala en realidad cuando la cosa se usa sin tener en cuenta su talidad, pero científicamente, parcialmente, intelectualmente. Eckhart dice,

Gott wili wohl dass die Seele auch das wahrnahme, was Gott selbst nicht ist. Er will aber nicht dass sie etwas liebhabe ausser ihn, denn er hat sie zur Einung mit sich geschaffen.

(NT: Dios quiere que el alma perciba lo que Dios mismo no es. Pero no quiere que ame nada más que a Él, pues Él la ha creado para que sea una con Él mismo.)

Y aquí, en relación con la cuestión del mal uso del intelecto, podemos hacer una advertencia. El intelecto no sólo complica, sino que generaliza. Cuidado con la simplificación excesiva. Si no podemos mantener el equilibrio, como lo hace la vida, entre variedad y unidad, elijamos, si es necesario, la variedad, como la menos peligrosa y la menos tentadora intelectualmente. Si intentamos forzar a toda la poesía a adoptar una teoría única (que podemos llamar Zen, pero no lo es), nos encontraremos sirvientes, no amos del intelecto; estaremos retorciendo significados tratando de retorcer la vida y seremos retorcidos por ella. La poesía puede utilizar no sólo el zen, sino su ausencia:

を資 りていとr寝られぬ蛙載

Ta wo urite    itodo nerarenu   kawazu kana

Vendí el campo,
ya no podía dormir
por las ranas.

(Hokushi)

Hacemos la voluntad de Dios incluso desobedeciéndole. La Iluminación y la ilusión no son dos cosas diferentes. El hombre ordinario es Buda. Tomemos la poesía de la misma manera que debemos tomar la vida, tal como viene, independientemente de las teorías y explicaciones preparadas. La unidad estará ahí, nunca lo dudes, pero si intentamos forzarla, nuestras interpretaciones muertas serán condenadas por la vida misma de la poesía. Este es el primer párrafo del ensayo de Pater sobre el Estilo, y de

No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Y del mismo modo que la poesía no puede explicarse, sino sólo repetirse, la religión, es decir, la vida en perfecto acuerdo con la realidad, no puede ser interpretada verbalmente:

遺順縦横時、 働赤不能排。(韓林旬菓)

El salmista dijo,

Al moverse en todas direcciones, ni siquiera el Buda puede disertar sobre él.

Al moverse en todas direcciones,
ni siquiera el Buda puede hablar sobre ello.

 

Dijo el Salmista,

El Señor es mi Pastor: nada me faltará.

Siempre que leemos esto sabemos, en el fondo de nuestro corazón, que es verdad. Pero cuando pensamos en ello, sobre todo, cuando los párrocos predican sobre ello, sabemos, intelectualmente hablando, que es falso.

Desde el punto de vista religioso, es evidente. Pero lo que sabemos por intuición es mucho más sutil que cualquier explicación que podamos dar al respecto. San Agustín dice,

Si nemo me quaerat, si quaerenti explicari

velim nescio.[Confesiones, XI, 14.]

(NT: Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicar a quien pregunta,

no lo sé.)

 

Las palabras de David no se refieren a cosas materiales, ya que es posible que lleguemos a carecer de alimento y calor, y estemos privados incluso de lo más básico para la vida. ¿Se refiere entonces sólo a cuestiones espirituales, al amor de Dios in vacuo, o a alguna otra abstracción similar? Esto difícilmente puede ser así, porque ¿qué clase de pastor es el que ama a sus ovejas pero no les da pasto ni protección contra los elementos? ¿Qué clase de protector es ese que cae sobre nosotros indiscriminadamente? ¿Pestes, terremotos, torbellinos y todas las formas de repentinas muertes por tierra y mar, por no hablar de la locura y la muerte prolongada en vida?

La verdad, la verdad profunda y dolorosa, la casi insoportable verdad de la que intuitivamente nos damos cuenta cuando leemos las palabras del Salmo, es que no queremos nada. Todas las alegrías y tristezas, los triunfos y agonías de la humanidad son nuestros. ¡ Son nuestra herencia como hombres, como hijos de Dios, como Buda!

La alegría y la aflicción están entretejidas finamente,

una prenda para el alma divina.

Desear únicamente la felicidad es el error cardinal del hombre. Para aceptar todo

                                           Con una mentalidad clara y heroica,[Sansón Agonista]

es el Camino. Y en cuanto a explicaciones de todo esto,

若識琴中趣、

何勢紋上撃。

Si conoces el significado del laúd,

¿Por qué preocuparse por el sonido de la cuerda?

 

Lo siguiente es un ejemplo de una “explicación”. Gaunt dice:

 

Todos los lugares que visita el ojo del cielo

son para un hombre sabio puertos y paraísos felices.

Enseña a tu necesidad a razonar así:

no hay virtud como la necesidad.

No pienses que el rey te desterró,

sino tú al rey: ¡Ay del que se siente peor

al percibir que apenas puede soportarlo!

Ve, di que te envié a comprar honor,

y no que el rey te desterró. O supón

que una peste devoradora flota en nuestro aire,

y tú vuelas a un clima más fresco.

Mira lo que  aprecia tu alma, imagínalo

mentir por dónde vas, nada de donde vienes.

Supón que los pájaros cantores son músicos.

La hierba sobre la que pisas está esparcida por la presencia;

las flores bellas damas, y tus pasos

un delicioso compás o una danza;

porque la pena retorcida, tiene menos poder para morder

al hombre que se burla de ella y no la toma en serio.[7]

 

Con excepción de las dos primeras líneas, que tienen algo de Zen en ellas, todo esto es bastante cierto, aunque falso. La experiencia más momentánea de la bondad del mal, la indiferencia de las circunstancias, la voluntad del destino, vale todo el filosofar del mundo. El error es visible en las palabras: “razona así”, “no pienses”, “supón que”, “di”, “imagínalo”. Una vez más, Gaunt se prolonga demasiado. En las enseñanzas del Zen, como ocurre con los sermones de Cristo, la brevedad es parte de su poder;

 

El agua que bebe una vaca se convierte en leche;

El agua que bebe una serpiente se convierte en veneno.

牛飲水成乳、蛇飲水成毒

Bienaventurados los limpios de corazón,

porque ellos verán a Dios.

 

Estas, como las de Gaunt

No hay virtud como la necesidad.

convencer, sin intentar persuadir. Bolingbroke responde a Gaunt en las siguientes líneas:

Oh, ¿quién puede sostener un fuego en la mano

pensando en el gélido Cáucaso?

¿O empalagar el borde hambriento del apetito

con sólo imaginar un festín?

¿O revolcarse desnudo en la nieve de diciembre

pensando en el fantástico calor del verano?

¡Oh, no! la aprehensión del bien

no hace más que aumentar la sensación de lo peor:

el diente del dolor nunca dolerá más

que cuando muerde, pero no hiere la llaga.

Quizás exista entonces un límite al alcance de

Nada es, pero el pensamiento lo hace.

Ninguna cantidad de pensamiento, es decir, de la fe y creencia más profunda, harán que un cuchillo afilado se desafile o que un hombre muerto viva. La fe no puede remover montañas. Pero puede mantener las montañas en su sitio, (siempre que permanezcan allí) y a medida que se mueven, las mueva. Este seguimiento de los acontecimientos, guiándolos, es instantáneo; está en la voluntad. No hace agradables las cosas dolorosas ni viceversa:

長者長法身、短者短法身。

(障部旬葉)

Una cosa larga es el cuerpo largo de Buda;

Una cosa corta es el cuerpo corto de Buda.

 

Cuando la mente está tranquila, puede aceptar tales afirmaciones y estar satisfecha con ellas, pero una vez que las elaboramos, la mente, la parte intelectual de la mente, se despierta para trabajar por sí misma. En el Ensayo sobre el Hombre, Pope dice,

Toda la naturaleza no es más que arte, desconocido para ti;

todo azar, dirección que no puedes ver;

toda discordia, armonía no comprendida;

todo mal parcial, bien universal.

Y, a pesar del orgullo, a pesar del error en la razón,

una verdad es clara: Todo lo que es, es correcto.

Todo esto es bastante cierto, pero se trata de una verdad muerta y fría que no tiene suficiente vida para entrar en el corazón. Cuando Shelley[8] repite esto sentimos una gran diferencia:

… la tensión plástica del Espíritu Único

barre el mundo denso y aburrido; obligando allí

a todas las nuevas sucesiones de las formas que adopta;

torturando a la escoria involuntaria que frena su vuelo

a su propia semejanza, como cada masa pueda soportar;

y estallando en su belleza y su poder

de los árboles, las bestias y los hombres hacia la luz del Cielo.

En estas palabras la verdad se desliza sin resistencia en nuestra mente, porque esa verdad se sublima en la forma que puede ser recibida instantáneamente por nuestro instinto más profundo, el problema para el haiku, tanto en composición como en apreciación, es el mismo que para la vida misma: cómo retener y asimilar los elementos intelectuales que distinguen a los animales superiores de los inferiores, en la vida instintiva común a todos. A veces, de hecho, podemos expresar mejor lo que queremos decir con nuestro silencio que de cualquier otra manera,

元日のこ、ろ営葉にあまりけり

Ganjitsu no   kokoro kotoba ni   amari keri

Día de Año Nuevo:
lo que siento, es demasiado
para las palabras.

(Daiō)

La amalgama incoherente y caótica de pensamiento-emoción, que es la fuente de nuestra existencia, a veces emerge cristalizada en palabras. Al expresarse, pierde algo de su vitalidad primitiva. Si tan sólo pudiéramos expresar sin expresar, podríamos tener nuestro pastel y comérnoslo también, y esto es lo que el poeta ha tratado de hacer en el verso anterior. Sin embargo, simplemente decir que una cosa es inexpresable no es expresarla. Pero nuestros sentimientos el día de Año Nuevo son particularmente difíciles de expresar con palabras, aunque sean muy insistentes. Mire el siguiente consejo de un antiguo profesor de Cambridge a un joven estudiante, quien le contó algunas dificultades y dudas que le torturaban:

“¡Dificultades! ¡Dudas!”, repitió el anciano caballero. “Tome un par de vasos de Oporto. Si eso no las disipa, tome dos más y continúe con la dosis hasta que se haya tranquilizado”.

Baring-Gould, The Rev. M.M.

 

Esta “tranquilidad mental” es lo que Spinoza llama la “eternidad” del hombre a diferencia de su inmortalidad en el tiempo, que Spinoza niega:

Si prestamos atención a la opinión común de los hombres, veremos que son conscientes de la eternidad de su mente; pero confunden la eternidad con la duración, y la atribuyen a la imaginación o a la memoria, que creen que permanecerá después de la muerte.

Ética, nota V, 34.

 

En otras palabras, cuando los hombres piensan, cuando usan su intelecto, suponen que la eternidad que sienten en ciertos momentos es una promesa, un anticipo de su inmortalidad en el tiempo. Por eso dice San Juan de la Cruz, en La noche oscura del alma:

Si un hombre quiere estar seguro del camino que pisa debe cerrar los ojos y caminar en la oscuridad.

Bashō dice lo mismo de forma menos poética:

 

稲妻に悟らぬ人の貴さよ

inazuma ni   satoranu hito no   tattosa yo

¡Qué admirable
el que no piensa “la vida es efímera,”
cuando ve el relámpago!

……………………………..

[1] Lear.

[2] Preludio VI, 610.

[3] Epipsychidion.

[4] El hombre que murió.

[5] Sōshi.

[6] Alicia en el espejo, Cap. VI.

[7] Rey Ricardo II, 1, 3.

[8] Adonais 43.