Archivo de la etiqueta: Traducción

03. Bashō: No hay alguien, por tanto hay alguien

Bashō es heredero de esta vocación poética de expresarse a sí mismo a través del entorno. Y la hereda por dos vías: el budismo chino y el estilo poético de Japón. Reconocido por la posteridad como el primer gran maestro del haiku, era un budista muy devoto. En su primer viaje acompañó a un amigo monje y de hecho se vistió como él: la cabeza rasurada y los hábitos. La apariencia de monje les daba una cierta seguridad en los caminos. Para entonces, la gente del común debía hacer sus viajes entre ciudades a pie y los caminos podían ser muy peligrosos: los ladrones abundaban. Con el tiempo, el gran poeta fue adquiriendo más confianza y continuó sus peregrinajes, de los cuales da testimonio en sus diarios. De ellos, el más célebre es Oku no hosomichi, traducido por primera vez al castellano como Sendas de Oku hace ya un buen tiempo.

En los diarios de viaje, Bashō apela a una prosa concisa y cargada de aire poético para narrar sus aventuras y expresar sus sentimientos. No los oculta. En la prosa va intercalando numerosos haikus. Esto ya sugiere lo que señalábamos al principio: el poeta no aparece habitualmente en ellos, no expresamente. Aun así, en su modo de no aparecer se manifiesta. Este fenómeno también se puede presentar en los haikus que no figuran en sus diarios. Veamos un ejemplo:

やがて死ぬ

気色は見えず

蝉の声

yagate shinu

ki iro wa miezu

semi no koe

Pronta a morir

Sin verse el paisaje

La voz de la cigarra

(Traducción propia)

El primer verso impone un tono dramático: se nos dice que alguien morirá pronto, pero no quién. Súbitamente, el segundo verso cambia el tono remitiéndonos al entorno circundante. Seguramente es un momento oscuro del día porque no se ve el paisaje. El tercer y último verso nos remite a la imagen de una cigarra cantando poderosamente. Ahora sabemos quién morirá.

El poema nos remite, pues, al crepúsculo un día de final de verano, que es cuando las cigarras se oyen en el bosque. No sobrevivirán al comienzo del otoño, que está a la vuelta de la esquina. En ningún momento Bashō dice “yo”, ni explícita ni implícitamente. En ningún momento presenta su personalidad ni sus sentimientos ante nosotros. Aun así, logra expresar su simpatía y pesar hacia la cigarra, seguramente ignorante de la proximidad de su trágico final. A la vez, la pieza puede evocarnos la fascinación del poeta por el esplendor de la vida, tan frágil pero a la vez tan contundente como el canto de la cigarra en un anochecer de final de verano. Así pues, podríamos calificar este haiku como un ejemplo de lo que más tarde Motoori Norinaga denominaría mono no aware, o el “pathos de las cosas”.

En la literatura más temprana del budismo mahāyāna, los sutras de la perfección de la sabiduría (compuestos en India entre los siglos I a.e.c. y IV e.c.) están repletos de fórmulas negativas como “no hay Buda, por tanto hay Buda”. Tan paradójica forma de expresión ayuda a evocar que como todas las cosas surgen en dependencia de causas y condiciones, están sostenidas por todo aquello que no son. El propio ser de la cosa va mucho más allá de ella. A lo mejor algunos haiku, como el que acabamos de comentar, emergen de una profunda apercepción de ese hecho y, a través de ella, se convierten en íntima y profunda expresión de un alguien que no se cree aislado de su entorno, sino todo lo contrario: reconoce su propio ser gracias a su íntima resonancia con el entorno.

Diciembre 2024

Escribo en un Santiago en el que ya no se sabe qué esperar al levantarse cada día. Puede que esté despejado y con una temperatura casi veraniega, o nublado y con lluvia, o abochornado con fuerte viento. E incluso durante el día, de un momento a otro, todo puede cambiar. Supongo que podemos considerar que estamos teniendo una primavera aventurera. Y presente, muy presente, recordándonos todos los días que las estaciones existen y que influyen en nuestra vida diaria, y que los poetas, como los cronistas de épocas y sentimientos que son, toman esas influencias y las dejan plasmadas en sus obras.

Con este artículo cumplimos un año de ‘El mundo del kigo’, donde he intentado, precisamente, dilucidar la forma en que el paso de las estaciones se refleja en palabras que, a su vez, nos hacen conscientes de ellas en este bello género poético japonés: el haiku.

Mi objetivo este primer año fue sentar las bases para introducirnos a un estudio más profundo del kigo, partiendo por las clasificaciones temporales y temáticas. Ya vimos las 5 estaciones y sus subdivisiones: primavera, verano, otoño, invierno y Año Nuevo. De las categorías nos faltaba una, que es la que veremos a continuación: 植物 shokubutsu o vegetación. Esta categoría hace referencia a plantas en general y todos los seres vivos que se clasificaban como plantas en la herboristería tradicional japonesa (principalmente hongos). Sin embargo, aquellas que pueden considerarse comestibles, que a primera vista se identifican de esta forma, a veces se clasifican también en la subcategoría de alimentos o 食物 tabemono. Veamos algunos ejemplos de 植物 shokubutsu: クリスマスローズ kurisumasu roozu; rosa navideña o hellebore. Planta ornamental de hoja perenne originaria de Europa, cuyas hojas sobresalen de los tallos subterráneos. A principios del invierno, los tallos crecen y se abren flores de unos 3 a 6 cm de diámetro. El color principal es el morado. En Inglaterra se cultivan en invernaderos para Navidad. Otra muestra sería 蝦蛄葉仙人掌 shakoba saboten; cactus navideño. Es una planta suculenta perenne de la familia de las cactáceas. El nombre proviene del hecho de que cada nudo del tallo se parece a un camarón: 蝦蛄葉 shako = camarón y ba = hoja. Las flores florecen alrededor de Navidad. Si se utiliza sólo 仙人掌saboten; cactus, es un kigo de verano. Shakoba saboten tiene 7 sonidos, por lo tanto, si un haijin la utiliza en un haiku ya tendrá todo un verso listo, sólo para indicar el momento preciso del año que quiere reflejar en su poema.

Y hablando de poemas, los haikus que les traigo en esta ocasión corresponden a 仲冬 chuutou o mitad del invierno; diciembre en el calendario actual y 霜月 Shimodzuki; Décimo Primer Mes en el calendario lunar tradicional.

Kigo: ポインセチア ponsechia; poinsettia. Arbusto de hoja perenne de la familia Euphorbiaceae originario de Centroamérica. A principios del invierno, la parte superior del tallo, llamada bráctea, se vuelve de color rojo brillante, dándole una apariencia vívida que se asemeja a una flor artificial. Se cultiva como pequeña planta en maceta y es indispensable para la decoración navideña. Pequeñas flores de color amarillo verdoso florecen en el centro de las brácteas, pero pasan desapercibidas.

Período: 仲冬 chuutou; mitad del invierno

Categoría: 植物 shokubutsu; vegetación

Haijin: Imai Tsurujo (1897-1992)

あまり赤きポインセチアに触れてみる

amari akaki poinsechia ni furete miru

palpo la poinsettia que aún no está roja

Kigo: 甘蔗の花 kansho no hana; flor de la caña de azúcar. Miembro de la familia de las gramíneas, se cultiva en regiones tropicales para la producción de azúcar. Crece hasta una altura de 2 a 4 metros. En Japón fue introducida en el continente desde las islas Ryukyu hace más de 200 años y se cultiva en Kyushu y Shikoku. En los trópicos, las flores florecen en finas espigas en invierno.

Período: 仲冬 chuutou; mitad del invierno

Categoría: 植物 shokubutsu; vegetación

Haijin: Nohara Masuko (¿?)

甘蔗の花摩文仁の丘に銀波なす

kansho no hana mabuni no oka ni ginpa nasu

flores de caña, como olas plateadas en el monte Mabuni

Kigo: 冬至梅 toujiume; ciruelos del solsticio invernal. Un tipo de ciruela que comienza a florecer alrededor del solsticio de invierno. Hay flores simples con flores blancas, pero hay muchas flores dobles de color rosa claro. El ciruelo Yae Touji es muy apreciado como bonsái de Año Nuevo.

Período: 仲冬 chuutou; mitad del invierno

Categoría: 植物 shokubutsu; vegetación

Haijin: Matsuse Seisei (1869-1937)

冬至梅夜は水月の宿りかな

toujiume yoru wa suigetsu no yadori kana

ciruelos del solsticio invernal, noche de agua y luna en el hostal

 

Y así completamos un año de esta columna. Para mí ha sido un placer compartir con ustedes toda mi investigación de las complejidades y maravillas del kigo. Estas palabras que llaman tanto la atención en Occidente, pero de las que, en realidad, sabemos poco. Espero ustedes hayan disfrutado también de esta travesía, así como de los haikus que presenté mes a mes. Agradezco profundamente a los amigos de El Rincón del Haiku por abrirme las puertas de esta maravillosa comunidad. Les deseo a todos un hermoso fin de año y nos leemos el 2025 con más de ‘El mundo del kigo’.

Fin del sin fin

Diciembre, 2024
Primavera-verano
Córdoba, Argentina

Fin del sin fin

En Santōka hay una poética del errar; el movimiento es clave por dos motivos. El primero tiene que ver con el errabundeo como modalidad de viaje. Como hemos observado durante la lectura, en Santōka no hay destino ni punto de partida; no va en busca de nada, su experiencia es paso a paso y sobre el camino. En la estancia, cuando se aquieta, no hay ningún gesto de hospitalidad. El alojamiento del poeta es la intemperie, un lugar que no hay que ir a encontrar, sino hacer presente en la escritura, ya sea en el vuelo sin dirección de la mariposa o en la profundidad de la montaña.

El segundo motivo se encadena al anterior. El errabundeo se pliega con otro tipo de errar, uno que se da estrictamente en la escritura. Su haiku nos permite fabular, imaginar una vida que no tenemos. Aunque no conozcamos ni el canto de la chicharra en verano, ni la diferencia entre la lluvia ligera de invierno y las pesadas lluvias del verano, aun así, Santōka, a través de sus haikus, de sus palabras y pensamientos, convoca una experiencia que nos conmueve el corazón: la de errar, pasar por el costado de las postas seguras de la vida sin siquiera tocarlas. Buscar la decencia pero entregarse al alcohol; seguir el camino de Buda, pero disfrazarse de monje para pedir una botella de licor.

En esas inconsistencias se articula un ir sin destino, sin objetivo; el mismo acto de ir es a prueba y error. El haiku será testimonio de lo visto o lo vivido, pero especialmente una forma escrita para estallar aquello que no puede decirse más que de manera breve, en voz baja, susurrándolo apenas para sí mismo. De ahí, para terminar este sin fin que es Santōka, les dejo esta confesión de la mano de un poeta errante, lleno de contradicciones pero que aun así, el haiku fue una forma de vivir, una forma de vencer el martirio de los días.

Confesiones

Día a día aumenta el tedio en mi vida. Entre ayer y hoy estuve de aquí para allá, llevando a mi boca lo poco que llega a mis manos. Tal vez mañana sea igual, o peor aún, tal vez mi vida sea así hasta el día de mi muerte.  Aun así, cada día y cada noche escribo haiku. Aunque no tenga que comer ni beber, no dejaré de escribir haiku. Dicho de otra forma, aunque tenga el estómago vacío voy a seguir escribiendo. Como el fluir del agua, mi gusto por el haiku emerge hasta desbordarse. Vivo de escribir haiku. Escribo haiku para vivir.

Tengo dos deseos. Solo dos. Uno es crear mi propio haiku, mi propio estilo. Y por otro lado, tener una muerte digna. Quiero una muerte agradable. Sin sufrir durante mucho tiempo y sin causar ningún problema. Creo que moriré por azar, de un ataque al corazón o de una hemorragia cerebral.

Estoy listo para morirme en cualquier momento. Siempre estoy dispuesto a morir en cualquier momento sin ningún arrepentimiento. Pero, lamentablemente, no hice ninguno de los preparativos funerarios aún.

Inútil. Tímido pero libertino. Vago pero honesto. Albergo todas estas contradicciones con vergüenza, pero no he encontrado otro modo de vivir. Mi falta de voluntad y la fuerza de mi codicia… ¡me han causado una herida fatal!

Hiroshima, 1938.

 

Santōka, Taneda (19 de mayo de 2008) “Carta a un amigo desde Hiroshima” 「広島逓友」. Aozora Bunko. Recuperado de: https://www.aozora.gr.jp/cards/000146/files/749_34457.html La traducción es nuestra.

 

 

 

 

Ebriedad

Noviembre 2024
Primavera
Córdoba, Argentina

Ebriedad

El que actúa fracasa;
el que aferra algo lo pierde.
Por eso el sabio no actúa
y de ese modo no fracasa;
nada aferra y de ese modo nada pierde.

Tao Te Ching, LXIV (2012, p. 157)

La ebriedad es como el Tao. El principio más importante del Taoísmo es el wu-wei (no-creación). Esto es, un principio originante de lo existente. El Tao comienza por reconocer que no hay entidades fijas ni un conocimiento convencional. Frente a ello, propone un principio de espontaneidad que implica un desasimiento mental. La mente humana no es una vacuidad pueril, sino que debe basarse en su inteligencia espontánea sin forzarla. En este sentido, se postula un modo de conocimiento parcial del mundo. Se trata de una espontaneidad original que recibe el nombre de tzu-jan y podría traducirse como “cualidad de ser uno mismo así” (Watts, 2010: 23). Dejando de lado la visión central de la percepción del mundo, el Tao apuesta al uso de la visión periférica o, como refiere Alan Watts, andar ebrio por el camino. Ese andar borracho es afín al Tao: término que significa vía, camino o hablar, es decir, que implica un modo de transitar y habitar el mundo.

Los ebrios caminan zigzagueantes; pueden estar ebrio de felicidad, de tristeza, exaltados o desanimados, aturdidos en los oídos o iluminados en un remolino infinito que trae la aceptación de las cosas tal como son. Los borrachos se enojan y dicen verdades. Todos conocemos algún tipo de borracho. Pero ¿quién podría emborracharse hasta el poema? Emborracharse de un shot de sake, de un shot de haiku.

ほろほろ酔うて木の葉ふる

horohoro youte konoha furu

 Como las hojas al caer, me emborracho lentamente

*

酔へなくなったみじめさはこほろぎがなく

yoi e nakunatta mijimesa wa kohorogi ga naku

 sin haberme emborrachado aún, los grillos suenan infelices.

*

食べる物はあって酔ふ物もあつて雑草の雨

taberu mono wa atte yoi fu mono mo a tsute zassō no ame

Hay comida, hay alcohol
Lluvia sobre la maleza

*

酔ざめの風のかなしく吹きぬける

yoi zamenofū no kanashiku fuki nukeru

 El viento sopla tristemente mi embriaguez.

 

Bibliografía

Lao-Tse. (2012). Tao Te Ching. (ed.; trad. I. Preciado Idoeta) Trotta: Madrid.

Watts, Alan. (2014). Budismo. Kairós: Barcelona.

Santōka, Taneda (16 de septiembre de 2014) 草木塔 [Pagoda vegetal (selección de haikus)]. Aozora Bunko. Recuperado de: https://www.aozora.gr.jp/cards/000146/files/749_34457.html La traducción es nuestra.

02. Dōgen: El entorno enseña

¿Quién soy yo? ¿Qué es todo esto? Como veíamos en la entrada anterior, Dōgen echa mano de una curiosa forma de contestar la primera de estas preguntas: el que pregunta desaparece de la escena y luego vuelve a aparecer a través de la escena. Mejor sería decir que aparece a través del entorno: el entorno nos muestra quiénes somos. Esta no es una idea original de Dōgen: él mismo parece rastrearla muy atrás en la tradición zen china. En general, la idea es que el entorno nos enseña, el entorno predica el Dharma. No es que la realidad de las cosas esté contenida en las enseñanzas budistas, sino que el sentido de las enseñanzas budistas es la realidad concreta y viva de las cosas.

En ningún otro lugar parece más clara esta manera de pensar que en el capítulo “Keisei sanshoku” del Shōbōgenzō, la más extensa y filosóficamente sofisticada obra del maestro Dōgen. El título de dicho capítulo puede traducirse como “La voz del valle y la forma de las montañas”. Allí el maestro asegura que los valles y las montañas predican el Dharma —en general, el entorno predica el Dharma, como ya decíamos—. Para ejemplificarlo, cita algunas historias de la tradición zen, comenzando por la del poeta laica So Tōba (en chino Su Dong Po), quien habría vivido entre 1036 y 1101. Un día, el laico Tōba contemplaba el paisaje e, inspirado por él, escribió así:

Las voces del valle del río son
La ancha y larga lengua [del Buda]
De noche 84 000 versos
Otro día, ¿cómo decírselo a otros? (Shōbōgenzō: The True Dharma-Eye Treasury. Tr. Nishijima Gudo Wafu Nishijima y Chodo Cross. Berkeley, Numata Center for Buddhist Translation and Research, 2009: p. 110; adición de los traductores)

Esta apertura a aprender de las cosas mismas lo que ellas son se extiende a la pregunta por uno mismo, es decir, el “quién soy yo”. Es decir, las diez mil cosas me muestran quién soy yo. Dōgen es claro al respecto en el capítulo “Genjōkōan” de su Shōbōgenzō: “Impulsarnos nosotros mismos a practicar y experimentar la miríada de fenómenos es ilusión. Cuando la miríada de fenómenos activamente nos practica y experimenta a nosotros mismos, ese es el estado de realización” (Ibíd., p. 41). Me parece que detrás de esta aseveración subyace una manera de pensar y de ejercitarse a uno mismo que hace posible lo que después ocurrirá en el haiku de figuras como Bashō o Issa: el individuo aparece en su mismidad en su modo de no aparecer, en su modo de dejar que una cierta escena gane todo el protagonismo. La escena me muestra quién soy. Eso, de hecho, ya lo ponía en práctica el mismo Dōgen. Él empleaba el waka para mostrarnos quién es.

Por ejemplo, en una ocasión escribió:

また見むと

思ひし時の

秋だにも

今宵の月に

ねられやはする

mata minto

omoishi toki no

aki da ni mo

koyoi no tsuki ni

nerareyawasuru

Cuando deseo

verla de nuevo

el otoño

la luna esta noche

me roba el sueño.

(Traducción propia, publicada en “La constitución de la subjetividad desde la interdependencia y los desafíos socioecológicos del siglo XXI: una aproximación desde Dōgen”. Theoría, n.º 41 (2021), p. 162)

Corría el año 1253. Para entonces, Dōgen ya era maestro y se había establecido en su templo, Eiheiji, pero debió viajar a su natal Kioto para buscar tratamiento a una grave enfermedad (que acabaría quitándole la vida no mucho después). El retorno a su patria chica, aunque temporal, le causaba sentimientos encontrados. El poema citado corresponde al momento en que él se encontraba en una cabaña cerca de la ciudad justo para el tiempo de la primera luna de otoño. Una ambigüedad gobierna el poema. ¿Qué es lo que Dōgen desea ver de nuevo: la luna de Kioto —que quizá recuerde con nostalgia—, o la luna de otoño —la última que, probablemente, tendrá ocasión de ver—? A lo mejor ambas cosas. Sentimientos encontrados… Esto se entreteje con el gozo que demuestra el maestro-poeta ante la visión de la luna de otoño. Melancolía y gozo caminan juntas, por paradójico que parezca —y no deja de ser una experiencia muy humana, como bien lo expresan los lusófonos con su saudade.

Es verdad que en el poema recién comentado poema, a diferencia de “El rostro original”, aparece el poeta: en el texto original no dice “yo” en ninguna parte, pero se presupone. Aun así, como es común en el género waka, el “yo” no es la clave de la expresión. ¿Cómo nos muestra Dōgen quién es? A través de la luna de otoño. Ella nos muestra quién nos habla.

Noviembre 2024

En Santiago estamos teniendo una primavera bastante inestable, algo usual para una estación intermedia, aunque en los últimos años nos habíamos acostumbrado a una suerte de mini verano. Pero más allá de la variación en temperatura y luz del sol, es hermoso ver las flores en su máximo esplendor e, incluso, algunas mariposas volando de aquí para allá en esta ajetreada capital.

Este mes veremos la última de las estaciones climatológicas: invierno o 冬 fuyu. Abarca, según el calendario actual en uso en Japón, desde 立冬 rittou o inicio del invierno (07 de noviembre) hasta el día anterior a 立春 risshun o inicio de la primavera (04 de febrero). Según el calendario tradicional o 旧暦 kyuureki, corresponde a los meses de 神無月 Kannadzuki o Décimo Mes, 霜月 Shimodzuki o Décimo Primer Mes y 師走 Shiwasu o Décimo Segundo Mes. Hace más de un milenio Minamoto no Muneyuki describió el alma de la estación en su famoso poema, compilado en el Kokin Wakashuu y en el Hyakunin Isshu:

 

山里は冬ぞさびしさまさりける人目も草もかれぬと思えば

yamazato wa fuyu zo sabishisa masarikeru hitome mo kusa mo karenu to omoeba

en la aldea de montaña invierno es cuando la soledad se acrecienta, el ruido de la gente y hasta la hierba han menguado, siento

 

Así, desde la antigüedad, el verdadero significado del invierno es la marchita soledad y el fin de todas las cosas. Japón tiene una de las mayores cantidades de nieve caída durante la estación invernal del planeta, por lo tanto, es fácil de comprender esta aseveración, sobre todo en tiempos antiguos, cuando las aldeas quedaban completamente aisladas durante los meses invernales.

En el mundo del kigo, el invierno se divide en cuatro períodos: 三冬 santou; tres inviernos, cuyas palabras se pueden utilizar en la composición de haikus durante toda la estación. Luego está 初冬 shotou o inicio del invierno, que corresponde a noviembre en el calendario solar, y a 神無月 Kannadzuki o Décimo Mes, en el lunar. Continuamos con 仲冬 chuutou o mitad del invierno; diciembre o 霜月 Shimodzuki; Décimo Primer Mes. Finalmente tenemos 晩冬 bantou o fin del invierno, que abarca enero o 師走 Shiwasu; Décimo Segundo Mes.

Los haikus que traduje para ustedes este mes corresponden a 三冬 santou; tres inviernos y 初冬 shotou o inicio del invierno.

 

Kigo: 冬ざれ fuyuzare; llega el invierno. Describe el sentimiento cuando llegando el invierno, las plantas y los árboles se marchitan, y el paisaje hasta donde alcanza la vista, incluidos el océano y las montañas, se vuelve desolado.

Período: 三冬 santou; tres inviernos

Categoría: 時候 jikou; estacional

Haijin: Yamazaki Hisao (1927)

冬ざれの景に旧軍港ありぬ

fuyuzare no kei ni kyuu gunkou arinu

en el paisaje invernal había un viejo puerto naval

Kigo: 短日 tanjitsu; días cortos. Se refiere a los días cortos del invierno. Después del equinoccio de otoño, el sol se pone más temprano en noviembre y diciembre, y las horas de luz son más cortas en el solsticio de invierno.

Período: 三冬 santou; tres inviernos

Categoría: 時候 jikou; estacional

Haijin: Takase Tetsuo (1958)

カステラのざらめ嚙みあて日短し

kasutera no zarame kamiate hi mijikashi

mordiendo la azúcar morena del queque, los días se van acortando

Kigo: 息白し ikishiroshi; blanco aliento. En las mañanas de invierno, cuando la temperatura es baja, el vapor de agua del aliento se enfría, haciéndolo parecer blanco.

Período: 三冬 santou; tres inviernos

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Kadokawa Teruko (1928-2004)

白息をかけて遺愛の眼鏡拭く

shiroiki wo kakete iai no megane fuku

limpia con el blanco aliento sus amados lentes

Kigo: 熊穴に入る kuma ana ni iru; entra el oso en el agujero. Los osos hibernan en agujeros de árboles o cuevas desde que se acumula la nieve hasta que se derrite en la primavera. Sin embargo, no hibernan por completo, sino que pasan el tiempo durmiendo mientras utilizan la grasa acumulada y otros nutrientes. Las hembras dan a luz y crían a sus crías durante este período.

Período: 初冬 shotou; inicio del invierno

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Nakatani Makaze (¿?)

熊穴に入るや孤独の風の音

kuma ana ni iru ya kodoku no kaze no oto

entra el oso en el agujero, el sonido del viento solitario

Espero disfruten de los haikus seleccionados en este artículo; incluso puede que les ayuden a refrescarse si están sufriendo del inicio del calor acá en el hemisferio sur. Nos vemos el próximo mes, ya terminando el primer año de ‘El mundo del kigo’.

Kyoraishō (Notas de Kyorai)

DESCARGA GRATUITA (79,3 Mb)

Otra nueva obra trascendental para entender el haiku que podemos ofrecer desde El Rincón del Haiku gracias a la labor de traducción de Jaime Lorente.

«Las obras teóricas sobre el haikai y el hokku en el siglo XVIII son Hitorigoto (1718), Sanzōshi (1768) y Kyoraishō (1775), aparte de algunos fragmentos teóricos escritos por Buson y diseminados en varias obras. Desde hace meses disponemos del primero en español (en Sabi-shiori y ERDH) y ahora presentamos el tercero, obra de Kyorai.

Bashō no realizó por escrito ninguna sistematización de sus teorías sobre el haikai y el hokku. Más allá de algunas menciones en sus numerosas cartas y en algún prólogo o epílogo de textos en prosa de sus discípulos, no disponemos de una fuente directa de conocimiento. Por ello, es tan importante esta traducción disponible gratuitamente en Sabi-shiori y ERDH, pues se trata además de una obra aún inédita en inglés (sólo hay unas páginas traducidas por Donald Keene), siendo la traducción francesa de René Sieffert base necesaria para la ejecución de dicho trabajo.

Como indicó entonces el especialista galo, Kyoraishō no estaba previsto para su publicación, sino que pretendía circular entre los miembros de la Escuela Shōmon a base de “conocimientos compartidos”. La clave de bóveda de este edificio se basa en la visión muy personal de Kyorai sobre el haikai y hokku, cómo lo vivió y cómo entendió las palabras de su maestro. Kyorai fue un discípulo tardío que se convirtió en líder de dicha escuela y el principal confidente del maestro (quien no deseaba revelar el conocimiento de forma general por escrito, consciente -como él mismo indica en Kyoraishō- de que el estilo “cambia cada cinco o siete años”). El flujo del tiempo obligó a Bashō a difundir su palabra por medio de la voz y Kyorai elaboró sus notas tras la muerte de su maestro.

Al margen de posibles imperfecciones y cuestionamientos, Kyoraishō nos abre el abanico del fluir de Shōmon en sus múltiples matices y, además, es el trabajo que reproduce con mayor fidelidad las sentencias del maestro. Kyoraishō es el testimonio del gran difusor del hokku clásico y sienta cátedra: es el vínculo confidente del maestro y el discípulo. El legado que Bashō quisiera transmitir hablando, susurrando su voz en el aire hasta nuestros oídos. Así que… oigámoslo».

Jaime Lorente

¡A disfrutarlo!

DESCARGA GRATUITA

KYORAISHŌ

de Kyorai

(Traducción original de René Sieffert y traducido al español por Jaime Lorente)

TRADUCIDO AL ESPAÑOL

Caligrafía

Octubre 2024
Primavera
Córdoba, Argentina

Caligrafía

Entre los libros más populares de divulgación de la tradición del haiku japonés, uno de los más interesantes es The Arts of Haiku (2012) de Stephen Addiss. Aunque no es una referencia común en los estudios académicos sobre haiku, el libro de Addiss explora las poéticas de los grandes maestros del haiku a través de sus recorridos biográficos, pero también investiga la relación del haiku con el haiga. El haiga es un estilo de pintura en el que caligrafía y haiku dialogan, según Addiss, en tres patrones. El primero es el retrato del poeta acompañado por uno de sus haikus. El segundo patrón es de apoyo, donde el dibujo ilustra el haiku a través de uno o dos de sus elementos (por ejemplo, un haiku que menciona la luna, acompañado por un dibujo de la luna en alguna parte del papel junto a la caligrafía). Y el tercer patrón, según Addiss, “el más intrigante de todos” (Addis, 2012: 23), es aquel donde la caligrafía y el dibujo no presentan ninguna relación aparente, ya que el dibujo conecta algo que el haiku no puede decir con las palabras para: “añadir más significados tanto al poema como a la imagen, estableciendo una resonancia especial que amplía el rango total de expresión.” (2012: 24). Así los tres elementos del que se combinan en la composición: haiku, caligrafía y pintura se correlacionan para producir un arte verbal-visual único.

            Llegado el caso de Santōka, Addis recoge ciertas anotaciones de los Diarios menciona su relación con la caligrafía:

La actitud de Santōka hacia la poesía y la caligrafía se resumió en su diario al discutir su admiración por la escritura infantil: “Para mí, más que cualquier otra cosa, amo la naturalidad. Odio la habilidad, pero aún más odio la falta de habilidad embellecida”. Esto significa que uno no debe involucrarse demasiado en la técnica, pero también evitar pretender ser amateur. En pocas palabras, la integridad es la cualidad más importante. (Addis, 2012: 398)

Solo, en silencio. Tinta sobre papel decorado tanzaku,
36 x 6 cm. (Addis, 2012: 281)

Hay dos aspectos clave en el estilo de Santōka: uno es la apuesta por la sonoridad del haiku y el corte del verso a partir de su ritmo, lo que incide en el sentido del poema, aportando profundidad en relación con su temática. Es decir, se trata de diferentes pliegues que influyen en la escritura: el sonido, el ritmo, la incidencia de estos con el sentido. Fijémonos en el siguiente haiku:

分け入っても分け入っても青い山
Wake haite mo wake haite mo aoi yama

Entro en lo profundo y más profundo, el verdor de la montaña

 En primer lugar la repetición marca los dos primeros segmentos del haiku. La reduplicación de wake haite mo funciona como un eco en su dimensión sonora, pero también en su dimensión de movimiento continuo que inmediatamente revela el adentramiento hacia la montaña pero, especialmente, hacia su verdor con aoi yama. Paso a paso, adentrándose en las profundidades de la montaña, se solapan el eco de los pasos, el eco del haiku, el verdor de la montaña y el cansancio de un poeta que ya no mira la extensión del camino, sino solo lo que aparece frente a él: el verdor. El contacto entre la visión del poeta y el entorno no tiene distancia: el verde inunda su visión. Y si ese sentido puede percibirse, es por la reduplicación con la que este haiku comienza, introduciendo un eco que, a su vez, corta el verso e incide en la percepción involucrada en este haiku, en la imagen que evoca y en su significado: adentrarse en lo profundo, en el corazón de la montaña, donde todo lo que se ve es verde, constituyendo un verdor abrumador. Como quien se ahoga en el azul del mar, Santōka se ahoga en el verde de la montaña.

En su caligrafía también podemos observar esta incidencia de aspectos estilísticos. Así como la sonoridad de las palabras alimenta la cadencia característica de Santōka, que parece análoga al sonido y a la imagen, en el caso de la caligrafía parece suceder lo mismo. El trazo comienza fuerte y se extingue hacia el final. Visto desde lejos, parecen líneas de humo que se elevan sutilmente y se condensan en la parte superior del papel de tanzaku. Esas líneas se elevan desde la firma del nombre de Santōka, la cima de fuego en la montaña.

Efectivamente, la imaginación introduce esta descripción, pero ¿por qué debería ser cancelada? Sigamos alimentando este espíritu imaginativo, basado en la materialidad escrita que se nos presenta: Santōka escribe, según Addis, solo y en silencio en un papel de tanzaku, esos papeles que se entregan en los templos para pedir deseos a los dioses. Un deseo muy propio de Santōka, la permanencia en la soledad y en la palabra. Aquí el haiku expresa su espíritu implosivo: decir solo para manifestar el silencio. Como el humo que se desvanece, se expresa para evanecerse y volver a ocultarse en el interior de las montañas, como alguien que ve desde el pie de la montaña la figura de un ser querido de quien se ha despedido y lo observa alejarse hasta que su tamaño se disminuye y se pierde en el verdor de las montañas, guiado por el cumplimiento del deseo pedido a los dioses.

 

Bibliografía

Addis, Stephen (2012) The Arts of Haiku. Shambala: Boston & London

Santōka, Taneda (16 de septiembre de 2014) 草木塔 [Pagoda vegetal (selección de haikus)]. Aozora Bunko. Recuperado de: https://www.aozora.gr.jp/cards/000146/files/749_34457.html La traducción es nuestra.

Octubre 2024

Mientras en el hemisferio sur acabamos de entrar a la primavera, y por contraste en el norte, al otoño, en el mundo del haiku octubre es el último mes de la estación otoñal. El otro día vi un artículo que hablaba, precisamente, de cómo el calentamiento global y el desplazamiento de las estaciones amenazaban al haiku. Pero si lo pensamos, cuando el haiku fue concebido se utilizaba otra forma de medir el tiempo y, como hemos visto en esta columna mes a mes, el calendario lunar presenta un desfase con el solar que utilizamos en la actualidad, sin embargo, con un poco de investigación, esto no impide que comprendamos y disfrutemos de los haikus tradicionales. Creo que depende de quienes amamos esta forma de expresión poética el mantenerla viva.

De las siete categorías en que se dividen los kigo, ya hemos visto cinco: 時候 jikou o estacional; 天文 tenmon o astronomía; 地理 chiri o geografía; 生活 seikatsu o vida diaria; 行事 gyouji o eventos. Nos quedan solamente dos, por lo que este mes le toca el turno a 動物 doubutsu o animales.

El uso de esta palabra es similar al de “fauna” en español: conjunto de animales (insectos, aves, invertebrados, etc.) que habitan una región concreta en un período temporal concreto. Ahora bien, al combinarlo con la división estacional pueden surgir ciertas confusiones o cuestionamientos. Es de conocimiento general que existen las aves migratorias, y los insectos también suelen ser estacionales, pero recuerdo que una vez, en clases, un alumno me dijo: “¿el ciervo es de otoño? ¡pero si hay ciervos todo el año!” Lo que me pareció una observación absolutamente válida. Pero en otoño el ciervo brama en busca de una pareja para aparearse, y la melancolía de ese sonido es lo que lo convirtió en un kigo que representa esta estación y puede ser utilizado durante todo el período. Si bien esta asociación se realizaba en poesía desde los tiempos del Manyoushuu (759), 鹿 shika; ciervo se establece como kigo propiamente tal en el Hanahigusa del año 1636, el primer tratado sobre haiku, redactado por Chikashige.

Otro ejemplo de algo que puede parecer cotidiano a primera vista, pero que en el mundo del haiku se considera específicamente de fines de otoño, es 雪迎へ o yuki mukae. Hace referencia a una pequeña araña colgando de su hilo y que es arrastrada hacia el cielo por el viento otoñal. Una teoría es que este fenómeno sucede para que la araña pueda expandir su territorio de reproducción.

Un caso en que la relación temporal con la estación es más obvia puede ser 菜虫 namushi o insectos de los vegetales, término general para las plagas que se alimentan de rábanos, nabos, etc. La oruga de la mariposa de la col es un ejemplo típico.

Ya que tenemos algo más clara la definición de la categoría 動物 doubutsu; animales, veamos sus kigos en acción. Como octubre en el calendario actual, que equivaldría a 長月 Nagadzuki o Noveno Mes en el lunar, corresponde a 晩秋 banshuu o fin del otoño, los haikus pertenecen a ese período.

Kigo: 雁 kari; gansos salvajes. Vienen a Japón desde Siberia a finales del otoño y regresan en primavera. En la antigüedad a los gansos se les llamaba 雁が音 karigane porque mucha gente admiraba sus voces (雁が音 literalmente el sonido de los gansos).

Período: 晩秋 banshuu; finales de otoño

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Imase Gouichi (1936 –)

 

雁よりも高きところを空といふ

kari yori mo takaki tokoro wo sora to iu

el lugar más alto que los gansos salvajes se llama cielo

Kigo: 秋刀魚 sanma; lucio caballa. Como sugiere su nombre (秋=otoño, 刀=espada, 魚=pez), se asemeja a una espada, largo y delgado, alcanzando una longitud de unos 30 centímetros. Tiene un dorso azul oscuro y un vientre blanco plateado. Migran desde el norte hacia el sur para alimentarse y desovar, llegando hasta la costa de Boso en octubre. Tiene un alto contenido en grasas y se come asado con sal. No se consideraba una palabra estacional durante el período Edo y solo se introdujo en tiempos modernos.

Período: 晩秋 banshuu; finales de otoño

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Ootsuki Chisa (1926 -)

 

秋刀魚焼くうたがひもなき妻の日々

sanma yaku utagai mo naki tsuma no hibi

grillando la caballa, sin duda los días de una esposa

Kigo: 猪 inoshishi; jabalí salvaje. Tienen el cuerpo cubierto de pelaje marrón, con un cuello grueso y corto. A veces destruyen los cultivos en los campos, causando daños a las aldeas rurales. Su carne es deliciosa y se le llama ‘yama kujira o ballena de montaña’. Se consume en sashimi o estofado. Se considera kigo otoñal ya que durante esta época los jabalíes deambulan activamente por las montañas en busca de bellotas y otros frutos secos.

Período: 晩秋 banshuu; finales de otoño

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Takarai Kikaku (1661 – 1707)

 

山畑の芋ほるあとに伏す猪かな

yamabata no imo horu ato ni fusu inoshishi kana

postrado luego de excavar por camotes en el campo, el jabalí

Kigo: 残る虫 nokoru mushi; insectos que quedan. Se refiere a los insectos que emiten sonidos a medida que se acerca el invierno. Su voz es débil ya que son pocos.

Período: 晩秋 banshuu; finales de otoño

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Tamaki Kazuko (¿?)

 

目をとぢてどこかで残る虫の声

me wo tojite dokokade nokoru mushi no koe

cierro los ojos y en algún lugar la voz de los insectos que quedan

Espero que disfruten del inicio de una nueva estación, y si acompañan este comienzo con poesía, de seguro el disfrute será aun mayor. Me despido hasta el próximo artículo de ‘El mundo del kigo’.

Muerte voluntaria

Septiembre 2024
Invierno – primavera
Córdoba, Argentina

Muerte voluntaria

生死の中の雪ふりしきる

Seishi no naka yuki furishi kiru

En la vida y la muerte nieva sin cesar

 

Este haiku de Santōka está precedido por una cita del Shushōgi: “Iluminar la vida, iluminar la muerte es uno de los principios más importantes del budismo”. Una cita que desbarata el ser para la muerte existencialista que conocemos tan bien en nuestra formación filosófica de base. Porque para el budismo, esa preparación para la muerte piensa menos esa muerte dignificada que en algo que podríamos explicar como una vida-muerta: la impermanencia de las cosas, la flor desprendida para condecorar un ikebana o las hojas de otoño al dispararse tienen la misma vitalidad que el brote de bambú o el volumen del grito de las chicharras en verano.

Tal vez me arriesgue mucho al afirmar que Santōka no quería morirse. Creo que deseaba intensamente la muerte pero le temía, o tal vez, se le burlaba. Para los últimos años de Meiji, el valor simbólico del suicidio seguía la estela del harakiri, aunque había dejado de lado su aspecto ético para enfatizar su aspecto estético. En La muerte voluntaria en Japón, Maurice Pinguet explica que, en los primeros años del siglo XX, la filosofía pesimista y el decadentismo se combinaron novelescamente en los jóvenes poetas japoneses, quienes se sentían seducidos por la aventura de la libertad en términos de la negación del vivir. Para los japoneses, hasta el modo de morir es una prueba de vitalidad. En la más profunda soledad, ciertos lugares como bosques, ríos y volcanes se vuelven prestigiosos, donde la muerte parece menos difícil: “uno se siente allí rodeado de presencias fraternales, el oscuro camino ha sido abierto” (2017: 375).

El haiku anterior da cuenta de esa gracia (en el doble sentido de la palabra) de vivir en la muerte y morir en la vida. Para Santōka, vivo o muerto, da igual. O bien podemos hacer otra interpretación teniendo en cuenta el haiku de Santōka que pareciera decir que no hay que tomarse la vida tan en serio. Santōka, poeta que no permanecía en ningún circuito literario, en tiempos en que el estilo libre todavía no era del todo legítimo en el mundo del haiku, decidió viajar a pie menos para reivindicar la tradición del hajiri que por falta de opciones, tal vez. ¿Puede un poeta pobre decidir morir? Y aún más, ¿puede un alcohólico anónimo en la montaña decidir morir hermosamente en el oscuro camino abierto lleno de muertos?

Paisajes de maleza

Durante la enfermedad: cinco versos

 

死んでしまへば雑草雨ふる

shindeshimaheba zassōu furu

Una vez que haya muerto lloverá sobre la maleza

 

死をまへに涼しい風

shi wo ma e ni suzushii kaze

Ante la muerte, sopla la brisa fresca

 

風鈴の鳴るさへ死のしのびよる

fūrin no narusa e shi no shinobiyoru

 Sigilosa, la muerte se anuncia en el viento entre los fūrin

 

おもひおくことはないゆふべの芋の葉ひらひら

Omohi oku koto wa nai yuube no imo no ha hirahira

Sin nada que pensar: las hojas de las batatas se ondulan mientras anochece

 

傷が癒えゆく秋めいた風となって吹く

kizu ga ieyuku akimeita kaze to natte fuku

Sopla el viento de otoño sanando las heridas

.

El paisaje debe convertirse en un resplandor. Así como el sonido se convierte en voz, la forma se convierte en figura, el olor se convierte en fragancia y el color se convierte en luz.

Yo no soy más que una existencia similar a la de una mala hierba, y con eso estoy satisfecho. Las malas hierbas, siendo malas hierbas, crecen, florecen, dan fruto y, cuando se marchitan, eso está bien.

Aunque a veces estoy claro y otras veces estoy turbio, ya sea claro o turbio, para mí, no hay duda de que cada verso es un desprendimiento de cuerpo y mente.

En este año, siento que he envejecido diez años (como si en diez años solo hubiera envejecido un año). Y no puedo evitar sentir que con la vejez vienen aún más confusiones. Al mirar atrás, solo puedo sentir vergüenza por la fragilidad de mi corazón y la pobreza de mis versos.

20 de diciembre de 1935
Recorriendo un largo camino.

Bibliografía

Pinguet, Maurice (2017) La muerte voluntaria en Japón. Adriana Hidalgo: Buenos Aires.

Santōka, Taneda (16 de septiembre de 2014) 草木塔 [Pagoda vegetal (selección de haikus)]. Aozora Bunko. Recuperado de: https://www.aozora.gr.jp/cards/000146/files/749_34457.html La traducción es nuestra.