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Entrega nº 75. 26 de julio

– Alguien me preguntó que qué significa resignarse al propio destino. Parece que he adoptado posturas contradictorias: por un lado, he afirmado que uno puede resignarse a una cuestión como la de la vida y la muerte, pero por otro lado, refiriéndome a una prestigiosa publicación de Chômin, expliqué que sabía lo que significa la resignación, pero que no sabía si existe algo más elevado. Ahora, entonces, la pregunta es qué es lo que yo entiendo por ello. Para explicarlo con la ayuda de un ejemplo, imaginemos un niño. Sus padres le dicen que le aplicarán moxas porque es bueno para su crecimiento. En tal situación, el niño quedará asustado, llorará o huirá, y no se resignará a su destino. Pero llegado un momento, cualquiera que sea su deseo, si el niño siente que no puede escapar de ninguna manera, entonces sabiamente aceptará que las moxas le sean aplicadas tal y como lo han ordenado sus padres. Ahí, ya se resignó a su destino. Pero si este niño, incapaz de soportar el dolor de las moxas, siente un tormento espiritual continuo durante todo el tiempo de su aplicación, significará que solo ha renunciado parcialmente a su destino y que está ahí porque no puede alejarse. Si a este niño ahora, se le aplican las moxas sabiamente, tal y como lo han ordenado sus padres, y durante la sesión, realiza alguna actividad, como leer un libro o garabatear sus propias fantasías sin sufrir lo más mínimo, significará que está más allá de la resignación. Al escribir Un año y medio de vida (Ichinen yûhan), el respetado Shômin se resignó a su destino con respecto a la vida y la muerte, pero creo que no alcanzó del todo ese estado, pues habiéndolo hecho, se es capaz de aceptar plenamente el destino.

Cayendo enfermo, con frecuencia escuchaba las recitaciones de Gidayu y las criticaba, demostrando que había comenzado a entender, pero todavía no lo suficiente. Si hubiera estado dos o tres años en la situación de un enfermo, tal vez me habría adentrado un poco más en el territorio del placer de poder disfrutarlas. Cuando uno está condenado a la enfermedad, no hay interés en vivir si no es con su aprobación.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Ya se habló de Nakae Chômin en la entrega 23. Chômin murió en diciembre de 1901. Shiki habla de él usando una designación respetuosa, a menudo utilizada en nombres budistas póstumos (añadiendo a su nombre el término Koji). Shiki ya había tocado la cuestión de la “renuncia” (akirame) – “renuncia”, “aceptación”, “consentimiento al mundo” – en la novena entrega de 18 de mayo, y especialmente en la entrega 42 de 23 de junio. Esta no es la primera vez que reacciona al libro de Nakae Chômin, Un año y medio (Ichinen yûhan), publicado en Septiembre de 1901, que fue un gran éxito de la época. Con un cáncer de garganta, Chômin había recibido en abril de 1901 un pronóstico de un «año y medio» de vida. Luego se había embarcado frenéticamente en la escritura de este trabajo que lo había ocupado todo el verano.

Murió en diciembre. Shiki reaccionó fuerte y negativamente a este texto. Habló de ello en su diario privado y en Notas dispersas de un hombre tumbado, escribiendo un extenso relato, en tres entregas, publicado el 20, 23 y 30 de noviembre de 1901 en el diario Nihon bajo el título “Un excedente de vida” (Inochi no amari).

– En “Un año y medio” (Zoku ichinen yûhan, de 1901, traducido del japonés al francés por Romain Jourdan, Les Belles Lettres, 2011), Nakae Chômin también dibuja una imagen muy crítica de las élites japonesas (puede leerse on line en francés –o traducirlo- desde aquí, o puede descargarse clicando aquí).

– Con las moxas se realiza la moxibustión. La RAE define moxa como:

Del ingl. moxa, y este del jap. mókusa; literalmente “hierba para quemar”.

1. f. Med. Mecha de algodón, estopa u otra sustancia inflamable que, con objeto medicinal, se quema sobre la piel.

2. f. Med. Cauterización de la piel por medio de una moxa.

–  Como ya se ha comentado en alguna ocasión, el Gidayû Bushi es un tipo de narración cantada dentro del estilo Jôruri empleado en Kabuki y en el teatro de títeres Bunraku.

Entrega nº 74. 25 de julio

– Ôsaka siempre ha sido un lugar de comercio, no de literatura. Eso no quita para que, ocasionalmente, surjan hombres generosos como Kenkadô o Muchôshi, pero cuando uno piensa en los literatos que han ejercido su actividad, generalmente provienen de otros lugares.

Entre los haijines, son de Ôsaka: Sôin, Saikaku, Raizan, Tantan y Ôemaru, pero cuando piensas que Ôsaka es una de las tres grandes ciudades del país, me parece que esta es una cosecha escasa. Por supuesto, si agregamos a Buson a la lista, es una gran figura, fuera de lo común, pero resulta que pasó la mayor parte de su vida entre Edo y Kioto, tal vez porque no le gustaba Ôsaka.

Pero si pensamos en aquellos que han estado activos recientemente en la nueva escuela de haiku, el número de los que se han comprometido seriamente con él, como Seisei, es excepcional para una ciudad como esta. Y eso no es todo, acaba de aparecer un grupo de jóvenes haijines, que se reúnen en un grupo numeroso, sin rival por su vivacidad y descaro, ya sea por los versos en sí o por las pequeñas piezas en prosa descriptiva. Y si echamos un vistazo a las revistas de haiku de cualquier procedencia, está claro que están repletos de prosa y poemas de gente de Ôsaka, lo que sugiere que esta ciudad está viviendo su apogeo. Sin embargo, cuando considero a este grupo de jóvenes, veo que, si bien todos están dotados de ciertas habilidades, sufren de una gran falta de conocimientos, y por eso el talento que manifiestan es muy superficial. En sus textos en prosa, uno puede observar insolencias, cosas de moda llenas de banalidad, vulgares y frívolas, impertinentes, descaradas, inmaduras… y podría multiplicar las calificaciones, pero entonces podría quedar a la altura de su mal gusto.

Pero actuar de esta manera, conseguir que quienes los leen quieran vomitar, no es bueno para ellos, porque eso obstaculizaría el desarrollo de su talento con el paso del tiempo. La causa de todo esto es, por un lado, el carecer de un Maestro que los guíe, y por otro lado, la falta de conocimientos. Si se me permite hacer una recomendación a todos estos jóvenes, les aconsejo que sean modestos, que sean discretos y que se entreguen a estudiar muy seriamente.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Shiki deja entrever de nuevo la rivalidad este-oeste de Japón, ya lo hizo en la entrega 3 de 7 de mayo.

Kimura Kenkadô (1736-1802) era un culto fabricante de saque, amante de las artes y de las ciencias. Ueda Akinari (1734-1809), conocido como Muchôshi, era un poeta, novelista y erudito. Ambos actuaron como mecenas de su época.

Nishiyama Sôin (1605-1682), maestro de renga y haikai, nació en Kyûshû, vivió en Ôsaka, y fundó la reconocida Escuela Danrin. Tanto Matsuo Bashō como el novelista Ihara Saikaku fueron al inicio de sus carreras literarias miembros de esta escuela. Hay autores que creen que el haikai de Sôin (tipo renga con toque cómico) se convirtió en la transición entre el haikai ligero e intelectual de Matsunaga Teitoku y el definitivo haiku más serio y estético de Matsuo Bashô.

Ihara Saikaku (1642-1693), fue un poeta y novelista japonés, prolífico haijin y una de las más brillantes figuras de la literatura japonesa del período Edo en la historia de Japón.

Konishi Raizan (1654-1716), Matsuki Tantan (1674-1761) y Yasui Ôemaru (1722-1805) fueron haijines.

– De Seisei, Shiki tomó un haiku para comentar hace tan solo tres días, en la entrega 71. Matsuse Seisei (1869-1937), colaborador de Hototogisu y encargado de la sección de haiku del Ôsaka Asahi Shinbun, que en 1883, era el periódico de mayor circulación de Japón, con más de 21 000 ejemplares diarios, y hoy con 7 millones de ejemplares diarios, el segundo periódico de mayor tirada de Japón y del mundo, tras el Yomiuri Shimbun, el de mayor tirada del mundo.

– Cuando Shiki critica tan duramente a ese grupo emergente de jóvenes de Ôsaka, lo hace en base a que escriben haikus con el mismo procedimiento de los “escritores mensuales”, sistema que tanto ha criticado y criticará. Lo hizo en la entrega 45, en la entrega 61, y aún cargará contra ellos en las futuras entregas 82 y 102.

Entrega nº 73. 24 de julio

– Para reducir las tareas domésticas, se ha sugerido crear una “Empresa de arroz cocinado”. ¡Es una gran idea! Para cocinar el arroz, necesitas una sirvienta, un horno, … en otras palabras, se debe gastar mucho dinero y energía. En una familia como la nuestra, que no puede pagar una sirvienta, son las mujeres de la casa las que cocinan el arroz, y como requiere mucho tiempo y energía, es necesario dedicarse a ello al mismo tiempo que también se brinda atención al paciente, y esto resulta una carga demasiado pesada. Si es necesario atender a la persona enferma con urgencia mientras se cocina el arroz, puede suceder que se pegue o que quede medio cocido, en resumen, que se eche a perder. Por eso, si hubiera una empresa de este tipo, a la que se le pudiera confiar esta tarea, sería extremadamente práctico, y hoy, además, cuando se pide la opinión de los comerciantes, a todos les parece estupendo. A veces hemos querido recurrir a este método, pero es difícil abandonar las viejas costumbres, y las mujeres de la casa lo detestan y prefieren hacer ellas el arroz la mayoría de las veces. Cuando tienes tiempo, está bien, pero cuando te faltan los brazos, aunque te dé algo de vergüenza, es una muestra de ignorancia querer cocinar el arroz ellas mismas. Todo viene del hecho de que piensan que se pueden ahorrar ese dinero y satisfacer otras necesidades. Pero es evidente que estas necesidades pueden ser diferentes según qué familia. Por poner un ejemplo, puede ser más útil volcar el trabajo en cocinar las guarniciones en vez de cocinar el arroz, pues así lo apreciaremos mucho mejor. En una casa donde hay una persona enferma, estar junto a su cama y contarle historias interesantes, o leerle lo que pida, es mucho más inteligente. Se objetará que el arroz japonés no es como el pan occidental, que no hay dos familias a las que les guste igual, algunos prefieren un poco más duro, otros un poco más blandito, pero deberíamos poder resolver eso. Si se creara una empresa, podría hacer arroz duro y arroz blando, arroz de alta calidad y arroz de menor calidad bajo demanda. Así, en lugar de cocinar arroz en pequeñas cantidades en casa, sería mucho más conveniente pedirlo por encargo.

 

Notas del traductor y las fuentes

Shiki ya adelantó esta idea de una “empresa de cocinar arroz” en la entrega 66.

– El arroz japonés es el elemento esencial de la comida japonesa, hasta tal punto que su denominación gohan, sirve tanto para «arroz blanco» como para «comida».

– En la actualidad, el problema que plantea Shiki sigue existiendo y en Japón se intenta dar solución a través del arroz instantáneo, cada día más popular a medida que aumenta la demanda, especialmente por parte de personas de la tercera edad y gente que vive sola.

Entrega nº 72. 23 de julio

– Entre los poemas enviados a la revista Shûhô (Despachos semanales), encontramos este:

Kyôgoku ya

Yomise ni izuru

Shichô-uri

 

Kyôgoku.

En su puesto nocturno aparece

el distribuidor de mosquiteros

 

que Hekigotô ha seleccionado. Mientras me preguntaba por qué este último había aceptado tal poema, pensé mucho y finalmente me di cuenta de que las siete moras del verso central (Yo-mi-se ni i-zu-ru / en su puesto nocturno aparece) no eran algo común. Mientras que normalmente se habría escrito «yomise dashitaru» (abrió su puesto nocturno), la expresión aquí se ha transformado en «yomise ni izuru» (en su puesto nocturno aparece). Si decimos «yomise dashitaru» (abrió su puesto nocturno), objetivamente solo vemos un negocio nocturno en Kyôgoku, contemplamos desde afuera que se trata de un distribuidor de mosquiteros; pero si decimos «yomise ni izuru» (en su puesto nocturno aparece), entonces nos colocamos ya en la posición del distribuidor de mosquiteros de una manera más subjetiva, exactamente como haría un novelista que describe el personaje que creó, y obtenemos así que nos sitúa del lado del distribuidor de mosquiteros. En otras palabras, es una forma de decir que estamos a su lado y hemos ganado ya cierta familiaridad con él. En el teatro, tendríamos el placer de ver subirse el telón con un panorama de un mercado con puestos nocturnos en Kyôgoku, y en medio, un apuesto comerciante de mosquiteras: el actor Kikugorô; ya conocido por sus apariciones previas en otras escenas y ahora convertido en un distribuidor de mosquiteros. Pero todavía tengo que continuar mi reflexión sobre este poema.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Kyôgoku es un barrio de Kioto, y en la actualidad sigue siendo un lugar referente para las compras.

Onoe Kikugorô V (1844-1903) era uno de los más célebres actores de la época y ya se habló de él en la entrega 37.

Entrega nº 71. 22 de julio

– En un reciente número de la revista Takarabune, encontramos el siguiente poema de Seisei:

Amazake-ya

Uchide no hama ni

Oroshikeri

 

Un vendedor de sake dulce,

en la playa de Uchide

ha descargado

 

Hekigotô lo ha elogiado. Yo empecé a considerarlo cuidadosamente, y muchos puntos me parecieron muy dudosos. Primero, como no entendía el sentido de «ha descargado» (oroshikeri), le pregunté a Hekigotô, quien me explicó que se trataba de una plataforma con sus barriles de sake dulce. Pero seguí sin entenderlo porque no creo que se deba designar de esta forma básica tal acción. Como Hekigotô y Seisei están muy dedicados y puestos en este tipo de técnica poética, y yo soy de desestimar las cosas con rapidez, pensé que podría aprovechar la oportunidad para darle otra vuelta y profundizar en mi reflexión, también, admitiendo provisionalmente que mi primera pregunta está resuelta, de forma que planteo entonces un segundo problema. Colocar «un vendedor de sake dulce» (amazake-ya) en la cabeza del poema no me parece inteligente. La respuesta de Hekigotô fue que, precisamente por esta razón, este poema era fuera de lo común. Lo esperaba: dado que su técnica es aburrida y torpe, sé que Hekigotô siempre tiene y defiende versos que son inaceptables para mí. Sin embargo…, el verso de Seisei sí que parecía un poco diferente de los demás y lo he estado pensando.

Así, como la idea de un comerciante de sake dulce depositando su carga en la playa de Uchide provoca una fuerte impresión, decidí aceptar al menos temporalmente este «descargado» (oroshikeri), y poco a poco me fui diciendo que ese, era un verso extremadamente interesante. Pasaron una o dos noches y pensé que sin duda era mejor de lo que había imaginado. Incluso llegué a la conclusión de que era un golpe brillante haber colocado al principio «Un vendedor de sake dulce». Fue un poco como comenzar así, directamente con el tema del poema, estableciendo de esta manera el protagonista de la historia. Si lo comparamos con el teatro, es como imaginar a un actor principal cruzando por la pasarela a través de toda la sala, con un montón de sake dulce en el hombro: ¿qué va a hacer? De momento, no sabemos dónde está. Su posición, luego, queda especificada por «En la playa de Uchide / descargando», y por lo tanto, si uno estuviera en el teatro, sería necesario imaginar, un poco a la izquierda de la escena, barriles de sake dulce colocados a la sombra de unos pinos. Lo que sucederá después no es preciso aclararlo aquí, pero haber logrado ponerlo en situación con ese «descargando», para luego mantenerlo quieto, es una proeza. Si en lugar de «ha descargado», hubiera escrito para terminar el poema «ha dejado su carga» (ni o oroshu), habría quedado algo inestable y agitado. Y si además, el poema hubiera comenzado con «En la playa de Uchide» (Uchide no hama), en otras palabras, si el poema hubiera sido

 

Uchide no hama ni

Ni o oroshikeri

Amazake-ya

 

En la playa de Uchide

ha dejado su carga

el vendedor de sake dulce

 

entonces solo habría aparecido una pequeña parte de la playa, y habríamos perdido el sutil encanto de ese vasto paisaje. Así, comenzamos fijando el personaje (el comerciante de sake dulce), luego el lugar (la playa de Uchide), luego en qué situación se halla el personaje en ese lugar (ha descargado), lo que da la sensación de que el vendedor de sake ocupa toda esa enorme playa. Eso es lo interesante. Si estuviéramos en el teatro, tendríamos el placer de ver al protagonista ocupar toda la escena al desempeñar el papel de comerciante de sake dulce. Para obtener esto, no había otra solución que esta técnica que, al principio, me resultaba incómoda. Entonces, si decidimos aceptar este «ha descargado», ya que no hay otra forma de decirlo, entonces consideramos este poema sobre un vendedor de sake dulce como una rareza única, en cualquier época, tanto por su inspiración como por su técnica.

 

Notas del traductor y las fuentes

Matsuse Seisei (1869-1937), un haijin, se convirtió en uno de los colaboradores que fomentaban la participación y los debates de la revista Hototogisu. Desde 1899 trabajó para el diario Ôsaka Asahi Shinbun, donde pronto se hizo cargo de la sección de haiku. En 1901 fundó la revista Takarabune.

– Uchide es un lugar de Osaka, ciudad de Seisei.

– El nombre de esta revista, frecuente en la poesía japonesa que refiere el año nuevo, hace referencia a la leyenda que cuenta que durante los tres primeros días del Año Nuevo, los Siete Dioses de la Fortuna (Shichi Fukujin) bajan de los cielos embarcados en el Takarabune (el Barco del Tesoro). Cargados de tesoros, se dirigen hacia los puertos de los humanos para repartir fortuna.

El sake dulce (amazake) es una bebida baja en alcohol hecha de arroz fermentado, con un fuerte sabor dulce. Los vendedores ambulantes de sake dulce lo llevaban en barriles, a menudo unidos a ambos extremos de un palo de madera.

– Lozerand, hace notar su extrañeza por “la expresión japonesa que se traduce por <<ha descargado>> por consistir solo en el verbo oroshikeri, sin adjuntar ningún objeto adicional”. Entendemos que al haberse empezado con el verso “un vendedor de sake dulce”, eso es precisamente lo que ha descargado, aunque no se añada nada al verbo. En la variante que realiza Shiki, se añade la palabra “carga” (ha dejado su carga), implícita ya en el verbo descargar. Pequeños matices cuya interpretación se complica con la doble traducción.

Hekigotô es discípulo y muy amigo de Shiki. Lo visita, apenas hace dos días atendió al llamado del maestro y le fabricó un artilugio para que pudiera ventilarse. Aún así, Shiki ejerce de maestro y no duda nuevamente en criticar en el periódico, pública y muy duramente los haikus y el trabajo de Hekigotô y las correcciones que le hace a los alumnos.

– De la pasarela del teatro que refiere Shiki, ya se habló en la entrega 52. Es el hanamichi (literalmente camino de flores), un dispositivo escénico que consiste en una pasarela elevada que cruza el patio de butacas, desde el escenario principal a la platea, por en medio de los espectadores, hasta el escenario. Es lateral en el teatro Nô (Puente Nô); o bien central, en el teatro Kabuki.

Entrega nº 70. 21 de julio

Una curruca en un ciruelo, un gorrión en un bambú y, del mismo modo, un martín pescador en un sauce: de tales asociaciones se ha abusado mucho, especialmente en los bosquejos, hasta el punto de convertirlas en imágenes muy trilladas. Es cierto que en los últimos tiempos, al mirar libros ilustrados, a menudo me he encontrado con estos patrones gastados, pero, a pesar de todo, sentí profundamente la sensación de su belleza y les he venido prestando una atención cada vez mayor. Así que me he entretenido componiendo diez poemas sobre el tema «Martín pescador en un sauce». También recordé que el año pasado compuse diez poemas sobre el tema «Carpas en aguas de manantial» e intenté nuevamente este tipo de ejercicio:

Kawasemi no

Uo o ukagau

Yanagi kana

 

Un martín pescador

espiando al pez

desde el sauce

-.-

Kawasemi o

Kakusu yanagi no

Shigeri kana

 

Un martín pescador

se esconde en el tupido espesor

de un sauce

-.-

Kawasemi no

Kitaru yanagi o

Ai-su kana

 

Un martín pescador

llega a este sauce

tan querido para mí

-.-

Kawasemi ya

Ike o megurite

Mina yanagi

 

Martines pescadores.

Alrededor del estanque

solo unos sauces

-.-

Kawasemi no

Konu hi yanagi no

Arashi kana

 

Tormenta en el sauce:

el martín pescador

no viene hoy.

-.-

Kawasemi mo

Sagi mo kite iru

Yanagi kana

 

Un martín pescador

y una garza, llegando

al sauce

-.-

Yanagi kitte

Kawasemi tsui ni

Kozunarinu

 

Talaron el sauce.

El martín pescador

ya no ha vuelto

-.-

Kawasemi no

Ashiba o erabu

Yanagi kana

 

El martín pescador

busca donde posarse…

¿en el sauce?

-.-

Kawasemi no

Satte yanagi no

Yûhi kana

 

El martín pescador…

ha dejado el sauce

al atardecer

-.-

Kawasemi no

Tonde shimaishi

Yanagi kana

 

El martín pescador

ha volado

¿habrá abandonado el sauce?

-.-

Mientras las palabras se me amontonaban para escribir en el ejercicio de «Carpas en agua de manantial», hasta el punto de paralizarme, me siento menos limitado con el de «Martín pescador en un sauce». Esto me permite algunas variaciones. Y en términos de resultados, parece que el martín pescador suele ser más propicio para desarrollar peor gusto. Es cierto que este tipo de ejercicios son solo una diversión pasajera, pero, al realizarlo, entendí que era la mejor manera de profundizar en mi técnica de composición. De hecho, cuando escribimos versos de esta manera, los elementos de la asociación propuesta no nos resultan suficientes, y finalmente, las técnicas de composición también acaban por hacer que los poemas sean mejores o peores, esto al menos es lo que he creído entender al ponerme a realizar el presente intento… y me ha parecido muy interesante.

 

Notas del traductor y las fuentes

– En la entrega 9, Shiki escribía un haiku sobre una curruca, y se hablaba de ellas.

– El ejercicio de «Carpas en agua de manantial”, lo realizó y publicó en su anterior diario Una gota de tinta, en la entrega del 26 de marzo de 1901.

Entrega nº 69. 20 de julio

– Entre los cuidados que requiere una enfermedad, hay dos tipos: el cuidado espiritual y el cuidado físico. El cuidado espiritual es el cuidado de la persona que atiende al paciente enfermo al hacerlo con compasión. El cuidado físico es realizar un tratamiento hábil con el paciente, como proporcionar bien su medicamento, cambiar sus vendajes, frotar su espalda, masajear sus pies, cuidar su ropa y la ropa de cama, o por supuesto, ponerle enemas y cuidar su higiene y lavarlo, así se podría decir que debe prestar las atenciones para todo su bienestar corporal. Complacer al paciente con un buen menú es uno de los aspectos esenciales de este trabajo. Si los dos tipos de cuidado se administran juntos, no hay nada de qué quejarse, pero si tuviera que elegir uno, creo que sería más necesario un cuidado lleno de compasión, el espiritual. Por supuesto, es esencial comer cosas buenas, pero si la cuidadora las prepara sin compasión, a menudo son muy desagradables. Al contrario, si está lleno de afecto, incluso aunque no se sea una gran cocinera, no desencadenará el enfado.

Pero si bien es cierto que es difícil conseguir un cuidador compasivo, no está claro en qué medida una persona calificada para la atención física calmará al paciente. En general, en muchos lugares, las «enfermeras», como se les llama ahora, hacen parte de este cuidado físico formal, pero es muy raro que se encarguen de todo. Por supuesto, si al menos una enfermera fuera asignada continuamente a cada paciente, ella podría completar toda la atención; pero si no es lo suficientemente ingeniosa, será difícil satisfacerlo. Trabajar como enfermera en un hospital es ser como el asistente de un médico, y en este caso es una actividad muy diferente a la de cuidar al paciente. Cuidar a un paciente no es más que darle bienestar, por lo que se debe prestar atención a todo un conjunto de pequeños detalles que no se pueden aprender. Por ejemplo, si la colcha cubre demasiado la cara del paciente, debe bajarse un poco. Si parece demasiado pesada, reemplazarla por una más ligera o suspenderla con unos cables. Si se cree que la presencia puede estar molestando al paciente, se debe ir a la habitación contigua y permanecer oculto allí. Si, por el contrario, parece que el paciente sufre por permanecer solo, no debe abandonarse ni por un momento, o se puede llamar a alguien para que mantenga una conversación agradable y tranquila. También se puede alegrar al paciente llevándole una hermosa flor inesperadamente. O imaginar qué le gustaría comer y preparar una buena comida. Por lo tanto, incluso si se habla de cuidado físico, se trata de penetrar en los sentimientos del paciente y encontrar los medios apropiados para apaciguarlo, lo que implica que la persona que lo cuida comienza a comprender su carácter y sus manías. Pero creemos que serán raras las cuidadoras comunes capaces de este tipo de cosas. En muchos casos, las mujeres que estarán en mejores condiciones para actuar son las mujeres de la familia: la madre, la esposa, la hermana mayor o la menor, que viven con la persona enferma a diario y que lo conocen mejor y su estado de ánimo. Pero aunque están mejor posicionadas para actuar, la realidad es que a menudo no actúan como él quisiera y entonces él se queja. Cuando un enfermo aparece en una familia, es exactamente como cuando un país va a la guerra, no podemos aprender a hacer las cosas antes de que aparezca el problema, pero la calidad de lo que finalmente se haga, dependerá del ingenio de quienes son responsables.

 

Notas del traductor y las fuentes

– La Enfermería era una profesión incipiente en aquel momento y su surgimiento, gracias a, como ya se dijo en la entrega 65, Florencia Nightingale, surge de la necesidad de que el personal que brindase los cuidados y sirviese de apoyo a la Medicina, estuviese debidamente formado. Shiki es fiel reflejo de la visión que de esta nueva profesión se tenía en la época. Hoy, pasadas las décadas, hablamos de una rama de la salud, un arte y una ciencia, con cuerpo disciplinar y de conocimientos propio. El campo de acción de la Enfermería, lo define clara y técnicamente OMS, pero sigo prefiriendo la definición que dio Virginia Henderson: la labor enfermera consiste en “Ayudar al individuo sano o enfermo en la realización de actividades que contribuyan a su salud y su bienestar, recuperación o a lograr una muerte digna; actividades que realizaría por sí mismo si tuviera la fuerza, voluntad y conocimientos necesarios”.

– Al comienzo de la era Meiji, se usaban en Japón varias palabras para designar la nueva profesión de enfermera/enfermero, sin distinción de sexo. A medida que la figura de la enfermera se desarrolla a fines de la década de 1880, en japonés se fija una palabra específica, kangoju, que es la usada por Shiki.

Entrega nº 68. 19 de julio

– Como apenas puedo soportar el calor en los últimos tiempos, expresé el deseo de tener un “artilugio para producir viento”, y Hekigotô ha colocado uno junto a mi cama, que, por cierto, lo ha hecho él mismo. Le doy el nombre de «tabla de viento» (kazaita). Esta palabra debiera entrar en la lista de los kigos de verano.

 

Kazaita hike

Hachiue no hana

Chiru hodo ni

 

Al tirar de la cuerda de la tabla de viento

la flor en su maceta

pierde sus pétalos

 

Recientemente, Josui y su gente se reunieron para hacer una actuación de Nô en ropa de calle. ¡Como me gusta imaginarlos sin maquillaje debajo de sus sombreros de junco!

 

Suzushisa no

Mina idetachi ya

Hakama Nô

 

Como hace fresco,

todos han salido

para un Nô sin vestuario

 

Con las elecciones generales acercándose, leo todos los días la prensa llena de polémicas:

 

Shika o ou

Natsuno no yumeji

Kusa shigeru

 

Ir tras un corzo.

Senda de ensueño de un campo en verano

de hierba espesa

 

Notas del traductor y las fuentes

  • El artilugio que Hekigotô ha desarrollado, eso que Shiki llama tabla de viento, por sus propias palabras, podría ser una especie de pequeño abano (una especie de abanico grande que con una cuerda y a través de una polea, va y viene moviendo el aire).
  • Cuando se dice “kigo de verano”, se hace referencia a que desde el siglo XVIII, el haikai japonés implica el uso de «palabras estacionales» llamadas originalmente kigo. De forma elemental, se puede explicar que estos, se van relacionando en listados (saijiki) renovados constantemente por cada Escuela, y los haijines recurren a ellos para escribir sus haikus. Cada haiku contiene un kigo que nos ubica en qué estación del año se está desarrollando la acción.
  • Momokawa Josui (1873-1906) fue pintor y poeta.
  • Las séptimas elecciones generales se celebraron el 10 de agosto de 1902 (veinte días después de que Shiki escribiera esto), y las primeras tuvieron lugar el 1 de julio de 1890.

Entrega nº 67. 18 de julio

– La educación en el hogar es necesaria para los niños, por supuesto, pero también es particularmente necesaria para las niñas. Esta educación en el entorno familiar se imparte sin que se note, por lo que los niños a menudo imitan a sus padres incluso cuando ellos no les dedican demasiada atención. Por lo tanto, esta educación es necesaria para desarrollar el carácter de los niños y niñas, y además requiere, claro, de la educación formal regulada. En sus dimensiones más desapercibidas, se aprenden cosas que no se enseñan en la escuela. Por poner un ejemplo, cuando un niño debe saludar a extraños, son sus padres quienes deben enseñarle cómo recibir a un visitante. Las mujeres en particular, la mayoría de las veces, de acuerdo con la educación recibida de sus madres, aprenden a dirigir la familia, que es lo que más valoran, con mayor o menor éxito. Buscan mantener la paz y la alegría de la casa. Pero en los hábitos que han prevalecido en Japón hasta hoy, la paz y la alegría de la casa, casi nunca se han tenido en cuenta. Se entenderá fácilmente si conocemos la falta de importancia que se le viene dando al círculo familiar.

– Por lo general, la forma más fácil de disfrutar de la familia es a la hora de la comida, pero las familias que ni siquiera se benefician de esto no son pocas. Primero, todos los miembros de la familia deben reunirse para la comida. Luego, se debe hablar de cosas mientras el resto come. Terminamos la comida. Seguimos hablando. Si logramos hacerlo, siempre mantendremos el hogar en paz, y siempre habrá felicidad. Y si se alega que las viejas costumbres no recomiendan hacerlo así, es porque los miembros de la familia, y especialmente las mujeres, no saben lo que significa disfrutar del círculo familiar. Por lo tanto, incluso cuando ingresan como esposas en otra nueva familia, no saben qué es un círculo familiar y llevan una vida triste. En casos extremos, hay quienes no le encuentran absolutamente ningún interés, incluso cuando el esposo intenta en vano lograr que lo disfruten. En tales circunstancias, no se puede decir que estén cumpliendo sus tareas como esposas y amas de casa. Por esta razón, el primer paso a seguir es probablemente comenzar enseñando cómo disfrutar de la paz del círculo familiar.

Este último no solo tiene la virtud de llevar a cada miembro de la familia a disfrutar de esta paz, sino que también permite dar una educación en el hogar. Si una familia es tranquila y pacífica, los niños naturalmente tendrán un carácter tranquilo y pacífico. Si las conversaciones entre el padre, la madre, el hermano y la hermana mayor son instructivas, los niños, al escucharlas, recibirán una influencia beneficiosa. Con discusiones a cara de perro, no es posible abordar debates morales complejos, sin embargo, cuando las personas hablan con un carácter noble, hasta las palabras más superfluas necesariamente revelan su altura de visión, y los hijos que las escuchan, por lo tanto, están positivamente influenciados por ellos. Y esta influencia no se ejerce particularmente a través de la enseñanza reglada: está mucho más imbuida en la familia que en el entorno escolar. Por ello, no es exagerado decir que, en algunos casos, la educación en el entorno familiar tiene un valor muy superior al de la educación escolar.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Según afirma el traductor francés, Shiki ha usado el término “Ikka no danran” que refiere la nueva ideología de «hogar» (katei), difundida incluso por la prensa, y que despierta una vida familiar restringida, centrada en la pareja y los hijos, y que se supone que proporciona una intimidad cálida y armoniosa; algo que resultaba una visión muy extraña para muchos japoneses de la época.

– Sobre la tradición de la comida en familia: En la manera clásica del Japón más rural, era frecuente que primero comiera el varón, y cuando este acababa, podía comer ya la esposa. Se cuenta una anécdota en medios epidemiológicos para explicar lo que son los factores de riesgo. Así, se refiere que hace ya años, las cifras de cáncer de esófago en Japón eran mayores entre varones que entre mujeres, cuando lo habitual, es que sean similares. La explicación era que, en las zonas rurales, al comer el varón primero, la esposa servía la clásica sopa muy caliente, a fin de que cuando fuera a comer ella, llegara todavía con calor y evitar tener que volver a ponerla al fuego. Dado que la comida extraordinariamente caliente y de forma continuada, es un factor de riesgo para padecer tumores del tracto digestivo alto, pues eso explicaría esa diferencia de valores entre sexos. Se puede añadir en clave de humor que es una clara demostración de que “el machismo produce cáncer”.

 

Entrega nº 66. 17 de julio

-Si digo que la educación de las niñas es necesaria para cuidar a los enfermos, puede haber alguien que malinterprete y crea que hablo de que hagan estudios superiores de Enfermería; pero esa no es mi intención. Estoy hablando de educación ordinaria. Estoy hablando del conocimiento común que debe enseñarse a todas las chicas. Esta es, por supuesto, la educación que se imparte en las escuelas primarias superiores, y eso no quita para que, en la medida de lo posible, sería bueno que las mujeres vayan accediendo a unos mayores niveles de educación, a los impartidos en las Universidades para mujeres.

Normalmente, las mujeres lo hacen lo mejor que pueden y van sacando todo para adelante, pero cuando hay un paciente, el conocimiento necesario para tratarlo es totalmente deficiente, lo cual es extremadamente molesto. Las mujeres tienen muchas tareas domésticas que hacer, y cuando de buena mañana se reencuentran con una persona enferma, tienen que priorizar las emergencias y centrarse en lo que es más importante, porque si no posponen lo que no es urgente, no pueden atender los cuidados. Ciertamente es necesario hacer las tareas del hogar, pero cuando alguien ignora el lamento de un enfermo para ponerse a limpiar cada rincón, no pueden pretender que están cumpliendo debidamente sus tareas. Dependiendo del diseño de las instalaciones, podemos abandonar la limpieza diaria y hacerlo cada dos o tres días. Puedes cocinar el arroz de una vez o cocinarlo en dos veces, o incluso puede traerse el arroz de una tienda cercana.

No es preciso preparar las guarniciones, se pueden comprar algunas en el vecindario. Pero también puede suceder, para seguir los gustos del paciente, que sea necesario cocinar cosas especiales en casa. En tales casos, se debe tener cuidado al sazonar, o si el enfermo está impaciente, se debe poder cocinar rápidamente. ¡Supongamos que un paciente dice que quiere comer esto o aquello, y además que necesita comerlo de inmediato! Si faltan los brazos, y nadie en particular está vinculado al trabajo en la cocina, puede ser necesario preparar la comida mientras se permanece cerca del paciente. No parece particularmente difícil, pero creo que pocas mujeres son capaces de superar esa tarea. ¿Por qué? Porque carecen de los conocimientos necesarios, conocimientos comunes.

Cuando observamos lo que están haciendo las mujeres, nos damos cuenta de que se pasan mucho tiempo en tareas poco resolutivas, y eso es porque sus formas de hacer las cosas son ineficientes. Cuando mueve algo del punto A al punto D, no necesita ponerlo necesariamente primero en el punto B, luego llevarlo al punto C, y finalmente llegar al D, pero eso es lo que hacen las mujeres. Por lo general, eso no supone un problema, pero en caso de emergencia la cosa no funciona en absoluto. Con los estudios ordinarios, podrían hacer frente. Y para desarrollar este conocimiento, nada mejor que la educación ordinaria.

Aún así, siempre habrá algunos que todavía se seguirán preguntando que “para qué puede venir bien dar a las mujeres acceso a los estudios: como no es habitual que leer un libro sea inmediatamente útil, es suficiente por ahora el darles los conocimientos básicos”.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Shiki plantea el viejo conflicto entre lo urgente y lo importante: no todo lo urgente siempre es importante, ni todo lo importante siempre es urgente. A veces sí, coinciden ambas cosas, claro.

– Los intelectuales del comienzo del período Meiji, como Fukuzawa Yukichi, habían sido llamados para organizar la educación de las mujeres, que habían tenido acceso a la educación primaria en 1872, pero no fue hasta 1899 que se publicó el Decreto sobre los Centros de estudios superiores para mujeres, cuyo número aumenta en el momento en que Shiki escribe.

– Shiki volverá a hablar sobre la cocción del arroz en la entrega 73.